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Ley de Protección Integral de la Mujer

los planteos pertinentes para la adecuada defensa de los derechos de


sus representados, lo que torna pasible de nulidad las actuaciones se-
guidas en tales condiciones14.

LEY 26.485 DE PROTECCIÓN INTEGRAL PARA PREVENIR,


SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS
MUJERES EN LOS ÁMBITOS EN QUE DESARROLLEN SUS
RELACIONES INTERPERSONALES, Y DECRETO
REGLAMENTARIO 1011/2010

La ley bajo análisis se encuentra vigente desde el 14 de abril de


2009, y el decreto reglamentario fue firmado el 19 de julio de 2010.
Entre sus aciertos pueden señalarse la recepción expresa del con-
cepto de “género” y la transversalidad en el abordaje de la violencia
de género para su prevención y tratamiento.
Resalta también la tipificación de diversos tipos de violencia, la
obligatoriedad de su aplicación en todo el territorio nacional, el énfasis
puesto en el detalle de las políticas públicas necesarias para el cum-
plimiento de sus propuestas, la gratuidad del asesoramiento y actua-
ciones judiciales, la recepción de figuras especiales como la de vio-
lación en el matrimonio.
Lo que debe tenerse muy presente es que su efectiva aplicación
dependerá principalmente de la asignación de recursos económicos
suficientes por parte del Estado, a fin de garantizar el cumplimiento
de las políticas públicas dispuestas.

Antecedentes históricos relevantes


1. Documentos internacionales
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discri-
minación contra la Mujer (ONU, 1979, ley 23.179/85); Declaración

14
Conf. CNCiv., Sala F, 30-6-97, “Cortez de Pacheco, Graciela c/Cons. de Pro-
pietarios Complejo Soldati Av. Roca 3555 s/Beneficio de litigar sin gastos”, E.D.
Supl. Esp. del 15-9-98, Base de datos de la Secretaría de Jurisprudencia de la Cámara
Civil, boletín Nº 1-1998, p. 38.

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Ley de Protección Integral de la Mujer

y Programa de Acción de Viena, 1993; Convención sobre los Dere-


chos del Niño (ONU, 1989, ley 23.849/90); Convención de Belém do
Pará para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mu-
jer (OEA, 1994, ley 24.632/96); Cuarta Conferencia Mundial sobre
la Mujer (Beijing, 1995); Protocolo de Palermo (ley 25.632/2002);
Protocolo Facultativo de la CEDAW (ley 26.171/2006); Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006,
ley 26.378/2008).

2. Otros países
Puerto Rico dictó la ley 54/1989; Ecuador la Ley 103/1995 para
reprimir la Violencia contra la Mujer y la Familia; Guatemala el De-
creto 97/1996 para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intra-
familiar; Perú lo hizo mediante la ley 27.306/2000; Uruguay dictó la
Ley 17.514/2002 de Violencia Doméstica; España sancionó la Ley
Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia
de Género; Chile la Ley 20.066/2005 de Violencia Intrafamiliar; Brasil
la ley 11.340/2006, llamada Ley María da Penha; la Asamblea Nacional
de Venezuela aprobó la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia en el año 2006; México promulgó en
el 2008 la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia.

3. Legislación nacional y local


Constitución Nacional de 1994, con la especial incorporación de
los tratados internacionales de derechos humanos (art. 75, inc. 22);
Ley nacional 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar, dictada
en el año 1995; Ley 23.592 de Actos Discriminatorios; Ley 25.087
de Delitos contra la Integridad Sexual; Ley 25.673 de Salud Se-
xual y Procreación Responsable; Ley 25.929 de Parto Humanizado;
Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños
y Adolescentes; Ley 26.364 de Prevención, Sanción y Asistencia a
las Víctimas de la Trata de Personas; y leyes ratificatorias de pactos
y convenciones internacionales sobre derechos humanos.
Las provincias fueron sancionando sus respectivas leyes para la

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Ley de Protección Integral de la Mujer

protección contra la violencia –especialmente en el ámbito familiar–


desde la ley 039 del año 1992 en Ushuaia hasta la actualidad

Bibliografía
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Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales,
en elDial.com – DC1211; BIDART CAMPOS, Germán J., Manual de la
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Ley de Protección Integral de la Mujer

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Derechos sexuales y reproductivos en la reciente Ley 26.485 de Protección
Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres, en elDial.com – DC10DE; SEGATO, Rita, La argamasa jerár-
quica: violencia moral, reproducción del mundo y la eficacia simbólica
del Derecho, en Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre
género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos,
Prometeo-UNQ, Buenos Aires, 2003; SILVA, Cristina Isabel, La Ley Nº
26.485 sobre Protección Integral a las Mujeres para prevenir, sancionar
y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desa-
rrollen sus relaciones interpersonales. Un largo camino recorrido y por
transitar, en elDial.com – DC10D1; SOLARI, Néstor E., Violencia contra
la mujer y algunas consecuencias patrimoniales previstas en la ley 26.485,
en L.L. Supl. Act. del 2-7-2009, 1; Adla 2009-D-4090.

TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES

Art. 1º Ámbito de aplicación. Orden público. Las disposiciones de la


presente ley son de orden público y de aplicación en todo el
territorio de la República, con excepción de las disposiciones de
carácter procesal establecidas en el Capítulo II del Título III
de la presente.

Doctrina y jurisprudencia
A diferencia de la ley 24.417 de 1995 (art. 9º) –que permanece
vigente en los términos del artículo 42 de esta nueva ley–, ésta impone
su vigencia y obligatoriedad automática en todo el territorio nacional,
sin que sea necesario el dictado de normas de igual naturaleza en las
provincias (arts. 7º y concs. de la misma ley), dejando a salvo única-
mente las disposiciones de carácter procesal indicadas en el artículo,
cuya incumbencia corresponde a las jurisdicciones provinciales, y sin

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Ley de Protección Integral de la Mujer

perjuicio de que los gobiernos locales adhieran al régimen procesal


previsto en esta ley (art. 19).
Sin embargo, y pese a lo afirmado en este artículo, hay algunas
normas comprendidas en el Capítulo II del Título III que son aplicables
en todo el país (ver infra, comentarios al art. 35 de esta ley).
Se remarca, además, que sus disposiciones son indisponibles para
los particulares y para los gobiernos locales, consagrando expresamente
el orden público –irrenunciable– de su contenido.

Art. 2º Objeto. La presente ley tiene por objeto promover y garantizar:


a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones
en todos los órdenes de la vida;
b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;
c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar
y erradicar la discriminación y la violencia contra las mu-
jeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos;
d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitu-
cional sobre violencia contra las mujeres;
e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y
sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder
sobre las mujeres;
f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;
g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia
en las áreas estatales y privadas que realicen actividades
programáticas destinadas a las mujeres y/o en los servicios
especializados de violencia.

Doctrina y jurisprudencia
Distinguiéndose esta nueva ley de su anterior 24.417, el ámbito de
protección a la mujer no se limita al familiar o doméstico sino que,
como su nombre lo indica, pretende una protección integral para pre-
venir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en todos
los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Abarca
la problemática de la violencia contra la mujer con una dimensión
transversal, proyectando su influencia sobre todos los ámbitos de la
vida (ver considerandos del decreto reglamentario). La transversalidad

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Ley de Protección Integral de la Mujer

o mainstreaming impone la adopción de todas las políticas públicas


desde una perspectiva de género. No es una simple sumatoria de me-
didas, sino la posición que debe adoptar el gobierno y la sociedad
para advertir, regular y erradicar todas las relaciones de desigualdad
entre hombres y mujeres, con el objetivo de asegurar la vigencia en
los hechos de la igualdad de oportunidades para las mujeres.
La Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre
la Mujer –Beijing, 1995– propuso la transversalidad de todas las po-
líticas públicas e instó a los gobiernos para ponerla en práctica (Ane-
xo I, puntos 19, 38 y concs.).
El Grupo de Expertos del Consejo de Europa ha definido al mains-
treaming de género como “la organización (reorganización), la mejora,
el desarrollo y la evaluación de los procesos políticos, de modo que
una perspectiva de igualdad de género se incorpore en todas las po-
líticas, a todos los niveles y en todas las etapas, por los actores nor-
malmente involucrados en la adopción de medidas políticas” (Instituto
de la Mujer, Madrid, 1999).
Vale recordar que el género es una construcción cultural, que ha
sido definido con claridad al decirse que es “el conjunto de prácticas,
creencias, representaciones y prescripciones sociales que surgen entre
los integrantes de un grupo humano en función de una simbolización
de la diferencia anatómica entre hombres y mujeres [...] La cultura
marca a los sexos con el género y el género marca la percepción de
todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano” (Lamas).
Por eso, el género es una categoría transdisciplinaria, que desarrolla
un enfoque globalizador y se construye sobre roles y funciones atri-
buidas a hombres y mujeres en una sociedad de un lugar y una época
determinados (Gamba). Hay que vencer la “extraordinaria inercia que
resulta de la inscripción de las estructuras sociales en el cuerpo” (Pierre
Bourdieu), erradicar los estereotipos que hemos aprendido desde las
épocas más lejanas de la historia y que tenemos como “inscriptos” en
nuestro propio ser, lo que conlleva un trabajo largo y paciente que
incluye tareas de aprendizaje, de formación de conciencias y desarrollo
de amplias políticas de Estado para revertirlos.
El decreto reglamentario 1011/2010 enuncia ejemplos de expresión
contrarios a la propuesta del inciso e, y entre ellos es interesante citar

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Ley de Protección Integral de la Mujer

a “referirse a las mujeres como objetos” –artículo 2º, inciso e, 5–, que
es un concepto antes no utilizado en la legislación específica interna15.
Pese al título de la ley, la misma está proyectada para combatir
no sólo la violencia sino también la discriminación contra la mujer.
Este alcance se advierte desde este artículo 2º y a lo largo de su texto.
El concepto de discriminación ha sido precisado en el decreto re-
glamentario, cuando en su artículo 3º, inciso a, dice: “Se entiende por
discriminación contra las mujeres a toda distinción, exclusión o res-
tricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado me-
noscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por las mujeres,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad
del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fun-
damentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil
o en cualquier otro ámbito, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 1º de la Convención sobre Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer”.
El concepto de violencia, en cambio, ha sido dado en la misma
ley (art. 4º, primera parte): “Se entiende por violencia contra las mujeres
toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta,
tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación
desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su
seguridad personal”.
No debe minimizarse la importancia que el Derecho tiene para el
mantenimiento o el cambio de los estereotipos vigentes en una socie-
dad. “Como todo discurso, la ley tiene el poder simbólico de dar forma
a la realidad social, un poder que reside en su legitimidad para dar
nombres [...] Desde la perspectiva de los minorizados, el discurso del
Derecho [...] tiene el poder de agitación, el carácter de propaganda,
aun apuntando en la dirección de lo que todavía no existe, que no es
aún posible adquirir en la vida social” (Segato).
La ley establece expresamente el objeto de “promover y garantizar”

15 Trib. Oral Nº 9 de Buenos Aires, 4-4-2001, causa 1055, “T. R. A. s/Abuso

sexual”; CNFed.CCorr., 25-6-2009, causa 37.167, “U., E. L. s/Abuso sexual”, elDial


digital.

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Ley de Protección Integral de la Mujer

la labor que pueda realizarse en áreas privadas de la sociedad civil


(inc. g). Ésta es una decisión política importante, que obliga al Estado
al apoyo de las actividades que las ONG y otras agrupaciones civiles
puedan llevar adelante para brindar una “asistencia integral a las mu-
jeres que padecen violencia”.
Nos parece útil marcar que esta ley ha tenido en mira principalmente
la protección de mujeres jóvenes. Véanse sus numerosas disposiciones
que protegen la libertad reproductiva, los derechos sexuales, la atención
obstétrica sin violencias, la vida laboral sin violencias, etcétera. Tam-
bién ha tenido presente la protección de las niñas y jóvenes, con su
especial convocatoria de las normas de la ley 26.061.
Pero no hay normas que se refieran específicamente a las mujeres
ancianas, salvo la posible aplicación del artículo 24, inciso c. Por ello,
deberemos prestar atención a ese universo de mujeres mayores que
en muchas ocasiones sufren actos de violencia – especialmente psíquica
y/o patrimonial– a fin de adecuar las peticiones y las medidas de
protección que resulten adecuadas para ese tipo de situaciones. Hay
organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la protección a la
ancianidad que padece violencia (ej., CEPRAM en la ciudad de Cór-
doba, con un acompañamiento telefónico a mayores)16.

Art. 3º Derechos protegidos. Esta ley garantiza todos los derechos re-
conocidos por la Convención para la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención In-
teramericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños
y la Ley 26.061 de Protección Integral de los derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes y, en especial, los referidos a:
a) Una vida sin violencia y sin discriminaciones;
b) La salud, la educación y la seguridad personal;
c) La integridad física, psicológica, sexual, económica o patri-
monial;
16 Art. 2º: para mayor información ver URRUTIA, Marcela; DABOVE, María

Isolina y URRUTIA, Andrés, Violencia, vejez y género. El acompañamiento telefónico


del CEPRAM: una estrategia posible de prevención, ponencia presentada al I Congreso
Internacional sobre Violencia hacia la Mujer y II Congreso Internacional sobre Delitos
Contra la Integridad Sexual, Córdoba, agosto de 2010.

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Ley de Protección Integral de la Mujer

d) Que se respete su dignidad;


e) Decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos
y cuándo tenerlos, de conformidad con la Ley 25.673 de
Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Pro-
creación Responsable;
f) La intimidad, la libertad de creencias y de pensamiento;
g) Recibir información y asesoramiento adecuado;
h) Gozar de medidas integrales de asistencia, protección y se-
guridad;
i) Gozar de acceso gratuito a la justicia en casos comprendidos
en el ámbito de aplicación de la presente ley;
j) La igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre
varones y mujeres;
k) Un trato respetuoso de las mujeres que padecen violencia,
evitando toda conducta, acto u omisión que produzca re-
victimización.

Doctrina y jurisprudencia
El enunciado del artículo implica el debido cumplimiento de las
disposiciones internacionales ratificadas por la Argentina, que conlle-
van un seguimiento que se realiza a través de los Comités internacio-
nales respectivos. Este seguimiento involucra los informes periódicos
que cada país signatario debe elevar sobre la efectiva aplicación de
los tratados y convenciones ratificados, la evaluación de dichos infor-
mes por los Comités y la pronunciación posterior de éstos, haciendo
saber a cada Estado en particular cuáles son las observaciones positivas
y negativas que han merecido esos informes.
Resultan especialmente importantes en este tema las Observaciones
que han venido realizando a nuestro país los Comités de seguimiento
de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discri-
minación contra la Mujer (CEDAW), del Comité de Expertos de Belém
do Pará (CEVI) y de la Convención Interamericana de Derechos Civiles
y Políticos de la Mujer.
El inciso j, resume el objeto del enunciado del artículo: propender
a “la igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones
y mujeres”. En el marco de la ONU funciona una organización espe-

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Ley de Protección Integral de la Mujer

cífica dedicada al impulso de la igualdad de género y el empodera-


miento de las mujeres –ONU Mujeres– cuya propuesta es: “La igualdad
de género debe convertirse en una realidad tangible”. El 24 de febrero
de 2011 fue celebrada la Ceremonia de Inauguración de ONU Mujeres,
bajo la Dirección Ejecutiva de Michelle Bachelet (ex presidenta de
Chile), quien en su discurso remarcó cinco objetivos principales que
se propone este nuevo organismo17.
Los principales bienes protegidos en este artículo 3º son la vida
sin violencia ni discriminación, y los derechos fundamentales o per-
sonalísimos de las mujeres, incluyendo especialmente el derecho a
decidir sobre su vida reproductiva.
A nivel jurisprudencial, es interesante la resolución del caso por
el a quo de una niña perteneciente a la comunidad indígena wichi que
fuera reiteradamente violada por su padrastro, quedando finalmente
embarazada. Pero recurrida la resolución de la Sala Tercera de la Cá-
mara de Acusación Penal de Salta, la Corte de Justicia de esa provincia
anuló la resolución y el auto de procesamiento antes dispuesto contra
el denunciado, haciendo pie en la falta de consideración adecuada de
las pruebas producidas en relación con la etnia de ambas partes y por
no haber efectuado mejor la tarea de armonización de las normas cons-
titucionales sobre el respeto a la identidad cultural y los derechos
humanos de la menor18. En distinto sentido fue resuelto otro caso en
el que un hombre musulmán había cometido graves actos de violen-
cia contra su esposa y su hija menor de edad, y el tribunal intervi-
niente hizo prevalecer la debida vigencia de la legislación argentina
y de los derechos humanos en juego por sobre las tradiciones del
actor19.

17 1) Expandir las voces, el liderazgo y la participación de las mujeres; 2) Eliminar


la violencia contra las mujeres; 3) Fortalecer la plena participación de las mujeres en
la resolución de conflictos y en los procesos de paz; 4) Aumentar el empoderamiento
económico de las mujeres; y 5) Hacer que las prioridades en materia de género estén
reflejadas en los planes y presupuestos nacionales, incluyendo las capacidades de
ayudar en todo lo relacionado con la CEDAW. Ver www.unwomen.org.
18 C.J. Nº 2 de Salta, expte. CJS 28.526/2006, “C. c/Ruiz, J. F. s/Recurso de

casación”, reg. t. 109:389/430, www.ela.org.ar, Observatorio de Sentencias Judiciales.


19 CNCCorr., Sala IV, 23-11-2009, “G. J. S. s/Delito de acción pública”, www.

ela.org.ar.

745
Ley de Protección Integral de la Mujer

En lo particular, este artículo se detiene también en el derecho al


suministro de información adecuada y suficiente, a la aplicación de
medidas integrales de asistencia y al acceso a la justicia20. Merece
citarse para su consulta un fallo de San Rafael (Mendoza), donde la
Cámara se explayó sobre el incumplimiento cometido por las autori-
dades antes intervinientes con relación a la debida información a las
mujeres involucradas de los derechos que les asisten21.
El inciso i, garantiza el acceso gratuito a la justicia cuando sean
casos comprendidos en esta ley, premisa que se repite en los artícu-
los 7º, inciso c, 16, inciso a, y 20.
Seguramente puede ser un tema debatible si esta gratuidad se ex-
tiende a todas las actuaciones necesarias para estos fines o si, en cambio,
solamente puede referirse al cobro de los emolumentos que son del
resorte nacional, respetándose lo que en ese tema los gobiernos locales
decidan atento a la distribución de competencias tributarias que en el
tema impone la Constitución Nacional (arts. 75, 121, 126 y concs.,
Const. Nac.).
Resulta muy útil la referencia a un fallo de la Corte Suprema de
la Nación que data del año 1927, donde al tratar un caso de doble
imposición dijo que, además de los supuestos de poderes delegados
a la Nación o reservados a las provincias, estas últimas no podrán
imponer impuestos provinciales si “hay una directa y absoluta incom-
patibilidad en el ejercicio” por ellas22. Algunas reflexiones del notable
constitucionalista nacional acerca del poder impositivo provincial son
que “otras prohibiciones para el poder impositivo provincial surgen
de limitaciones que puede establecer el Congreso en uso de compe-
tencias que la Constitución le otorga”, entre las cuales cita las leyes

20
En el año 2008 comenzó a funcionar la Oficina de Violencia Doméstica creada
por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (acordada 33/2004) con sede en la
Ciudad de Buenos Aires, cuya labor efectiva durante las 24 horas de todos los días
del año permite brindar información y asistencia a las víctimas de violencia. Algunas
provincias han ido reproduciendo la instalación de oficinas similares en sus territorios,
y seguramente lo irán incrementando a partir de la sanción de esta ley.
21 CCrim. de San Rafael, Mendoza, Sala II, 14-8-2009, “Fiscal C. E. s/Coacción”,

www.ela.org.ar.
22 “S. A. Simón Mattaldi Ltda. c/Provincia de Buenos Aires”, cit. en BIDART

CAMPOS, Manual de la Constitución reformada, t. 2, p. 179.

746
Ley de Protección Integral de la Mujer

destinadas a promover determinada política social, por las cuales se


puede eximir no sólo al Estado nacional sino hasta a particulares y
en territorio de las provincias cuando sean actividades atinentes al
cumplimiento de esas políticas federales (Bidart Campos).
Tratándose la gratuidad del acceso a la justicia de una herramienta
indispensable para el ejercicio real de los derechos reconocidos en
esta ley, y teniendo en cuenta además que se ha autodeclarado “de
orden público y de aplicación en todo el territorio de la República”
en su artículo 1º, corresponde exigir esta gratuidad en cualquier ju-
risdicción del país.
El decreto reglamentario 1011/2010 es confuso al respecto. Con
relación al inciso f, del artículo 2º dice que es obligatorio ofrecer
todos los recursos necesarios para el acceso a la justicia “en todas las
esferas de actuación del Estado nacional”. Luego, en la reglamentación
del inciso i, del artículo 3º dice, en cambio, que “el acceso a la justicia
es gratuito”, sin acotarlo como obligación del Estado nacional. Final-
mente, el artículo 16, inciso a, ordena que los Ministerios pertinentes
en cada provincia celebren convenios con los colegios de abogados y
organismos públicos y privados que correspondan en sus jurisdicciones,
a fin de asegurar la gratuidad del “asesoramiento y patrocinio jurídico”
a las mujeres víctimas de violencia.
El inciso e, hace mención especial del derecho de las mujeres a
“decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo
tenerlos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable”. Esta remisión
debe entenderse como la aplicación armoniosa de los acuerdos inter-
nacionales que protegen los derechos reproductivos de las mujeres
con la ley 25.673 y la presente23. Sobre esta premisa, y su vinculación
con el inciso c, y el artículo 4º, ampliaremos en el comentario al
artículo 6º.

23 CEDAW (art. 12); Convención Internacional sobre Derechos de las Personas

con Discapacidad (arts. 25.a y concs.). Otros documentos internacionales específicos


aunque no encuadren en el art. 75, inc. 22, de la Const. Nac.: Conferencia Mundial
de Derechos Humanos de Viena, 1993; Conferencia Internacional sobre Población y
Desarrollo en El Cairo, 1994 (párrafo 7.3); Plataforma de Acción de la Cuarta Con-
ferencia Mundial sobre la Mujer, 1995 (párrafo 26).

747
Ley de Protección Integral de la Mujer

Podemos citar como antecedentes algunas conclusiones de congresos


nacionales donde se aprobó, por ejemplo, el reconocimiento del derecho
de la mujer sobre su propio cuerpo, su carácter de derecho personalísimo
y como tal ajeno a toda consulta al cónyuge o a la pareja estable para
su ejercicio, y la propuesta de derogación de todas las normas que exijan
autorización judicial para la ligadura de trompas24. Asimismo, se propició
el reconocimiento de la adolescente como titular de su derecho a la
salud reproductiva y procreación responsable, no resultando conculcada
la patria potestad por las normas de la ley 25.67325.
Nótese que esto fue receptado por la ley 26.130 en el año 2006,
cuyo artículo 1º consagró que “Toda persona mayor de edad tiene
derecho a acceder a la realización de las prácticas denominadas ‘li-
gadura de trompas de Falopio’ y ‘ligadura de conductos deferentes o
vasectomía’ en los servicios del sistema de salud”.
El inciso j, refiere expresamente a la protección de la igualdad real
de derechos, oportunidades y de trato entre varones y mujeres. La
igualdad de oportunidades está asociada al concepto de discriminación
del artículo 4º de la ley. Pueden citarse algunas decisiones jurispru-
denciales recientes vinculadas a este tema que han hecho lugar a re-
clamos para que las mujeres puedan acceder a trabajos para los cuales
estaban capacitadas y sin embargo no eran empleadas por su carácter
de mujeres. Dos casos paradigmáticos han sido el de Heladerías Freddo
en Buenos Aires y el de empresas de transportes en Salta –conocido
como el caso de “las colectiveras”–, aunque fueron resueltos con fun-
damentos distintos26.
El inciso k, prohíbe las conductas revictimizantes hacia la mujer.
Los organismos estatales en sus distintas órbitas son los destinatarios

24
Primer Congreso Internacional de Derecho y Familia, Bahía Blanca, junio
de 2005.
25 19ª Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Rosario, 2003.
26 “Fundación Mujeres en Igualdad y otro c/Freddo SA s/Amparo”, de la CNCiv.,

Sala H, 16-12-2002, elDial digital; “Sisnero, M. G. y otras c/Tadelva SRL y otros


s/Amparo”, con fallo favorable de fecha 18-11-2009 dictado por la Sala V de la CCC
de Salta, revocado por la C.J. de Salta en junio de 2010, y a su vez recurrido ante
la C.S.J. de la Nación, aún no resuelto. Comentario realizado por M. Puga y R. Otero
en el Informe Anual del Observatorio de Sentencias Judiciales, año 2009: Derechos
de las mujeres y discurso jurídico, ELA, Buenos Aires, 2010.

748
Ley de Protección Integral de la Mujer

principales de esta prohibición, permitiendo el reclamo especial del


cambio de conductas en los procedimientos cuando actúen con mujeres
víctimas de violencia, a fin de no someterlas a una nueva victimización.
El decreto reglamentario ejemplifica diversos supuestos que con-
figuran revictimización: demoras, derivaciones, declaraciones reitera-
das, consultas inconducentes, revisaciones médicas repetidas o exce-
sivas, etcétera.

Art. 4º Definición. Se entiende por violencia contra las mujeres toda


conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta,
tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una
relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad,
integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial,
como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas
las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.
Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente
ley, toda conducta, acción, omisión, disposición, criterio o prác-
tica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con
respecto al varón.

Doctrina y jurisprudencia

Es acertado el acento puesto en la relación desigual de poder, ya


que es uno de los elementos básicos sobre los cuales se asientan los
distintos tipos de violencias, y también que en estas conductas pueden
incurrir no sólo particulares, sino también el Estado y sus agentes.
Resulta novedosa la incorporación del concepto de “violencia in-
directa”, caracterizada como toda discriminación que ponga a la mujer
en desventaja con respecto al varón. No es necesaria la demostración
de haberse afectado su vida, libertad, etcétera, sino que es suficiente
la exhibición de una situación de desventaja con relación al hombre,
lo cual amplía notoriamente el campo de protección.
Nos parece pertinente citar aquí un caso real de una deportista que
fue excluida de los premios que le correspondían, así como de su
carácter de ganadora en certámenes de tiro en los que había sido au-
torizada por los organizadores a participar y había obtenido los mayores

749
Ley de Protección Integral de la Mujer

puntajes. Hubo discriminación, violencia psicológica, moral y patri-


monial hacia la participante, y generó las sentencias condenatorias
para el club demandado, por la comisión de daños ocasionados por
estas actitudes discriminatorias y violentas27.

Art. 5º Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del


artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la
mujer:
1. Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer pro-
duciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra
forma de maltrato o agresión que afecte su integridad física.
2. Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de
la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo
personal o que busca degradar o controlar sus acciones,
comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza,
acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra,
descrédito, manipulación o aislamiento. Incluye también la
culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obedien-
cia, sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indife-
rencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización,
explotación y limitación del derecho de circulación o cual-
quier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica
y a la autodeterminación.
3. Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en to-
das sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de la
mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o
reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza
o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio
o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no
convivencia, así como la prostitución forzada, explotación,
esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.
4. Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un
menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de
la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de
sus bienes;

27 Art. 4º: JN1ªInst.Civ. Nº 42, 12-7-2004 (120.963/99 sobre daños) y otros por

amparos interpuestos por la misma actora (exptes. 133.190/96 y 79.545/97).

750
Ley de Protección Integral de la Mujer

b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distrac-


ción indebida de objetos, instrumentos de trabajo, do-
cumentos personales, bienes, valores y derechos patri-
moniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a
satisfacer sus necesidades o privación de los medios in-
dispensables para vivir una vida digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la per-
cepción de un salario menor por igual tarea, dentro de
un mismo lugar de trabajo.
5. Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, men-
sajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca domi-
nación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales,
naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.

Doctrina y jurisprudencia
Si bien la ley 24.417 no lo hizo, varias provincias argentinas san-
cionaron leyes de protección contra la violencia familiar en las que
tipificaron diversas violencias. En Santa Fe, la reglamentación de la
ley 11.529/97 (dec. 1745/2001) definió los conceptos de violencia fí-
sica, psicológica, sexual y patrimonial (art. 1º).
Se señalan nítidamente la violencia patrimonial, la psicológica, la
sexual, etcétera, cerrando las divergencias que pudieran subsistir en
cuanto a las variadas conductas que configuran actos de violencias
sin acudir al uso de la fuerza física. Del mismo modo, se acoge ex-
presamente la violación en el matrimonio, la indiferencia, el aisla-
miento, la explotación, los actos de menoscabo en los recursos eco-
nómicos de la mujer, etcétera, figuras todas sobre las que se ha trabajado
especialmente en la doctrina y jurisprudencia de los últimos años,
como configurativas de violencias.
La recepción en el inciso 3º de la violación dentro del matrimonio
tiene como antecedente importante la recomendación formulada por
el Comité de Derechos Humanos en el año 2000 (órgano de control
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) sobre la ne-
cesidad de que los Estados aprueben leyes específicas contra la vio-
lencia doméstica que tipifiquen como delito la violación conyugal.

751
Ley de Protección Integral de la Mujer

En nuestro país, la Ley de Delitos contra la Integridad Sexual


–25.087/99– permite la penalización del abuso sexual con acceso carnal
cuando la víctima no haya podido consentir libremente la acción, sin
distinguir en cuanto al vínculo que pueda unirla al agresor (art. 2º),
por lo que resulta aplicable la figura de violación en el matrimonio.
En cuanto al final del inciso 3º, solamente diremos aquí que debe
distinguirse entre la trata y el tráfico de mujeres. En el tráfico es
necesario al menos un cruce de fronteras, y se comete principalmente
contra los Estados afectados, violando las leyes migratorias del país
respectivo. En tanto que la trata es un delito cometido directamente
contra la persona, que enmarca en la violación a los derechos humanos,
y que se vale de distintos ardides omitiendo o violando la voluntad
de la víctima.
La trata es claramente un comercio de seres humanos, donde los
universos más vulnerables –cuando se comete con fines sexuales– son
los niños, niñas, adolescentes y mujeres. Para el estudio de este tema
específico debe tenerse en cuenta la vigencia de la Ley de Preven-
ción, Sanción y Asistencia a las Víctimas de la Trata de Personas
(26.364/2008).
El decreto reglamentario aclara el alcance de la violencia económica
del inciso 4.c, incluyendo también las necesidades de los hijos/hijas
menores que convivan con la mujer víctima de violencia, incorporán-
dose éstas a los medios indispensables para que la mujer tenga una
vida digna.
Es novedosa y plausible la incorporación de la violencia simbólica
en el inciso 5º. Este enunciado se complementa con el inciso f, del
artículo 6º (violencia mediática), con los incisos a, d, y e, del punto 2º
del artículo 11, y cubre un amplio espectro de conductas que induzcan
a la perpetuación de la desigualdad y discriminación de la mujer en
la sociedad. Quedan comprendidos especialmente los medios masivos
de comunicación en todas sus formas, que mediante el uso de la palabra
escrita u oral, y/o de las imágenes, puedan colaborar al mantenimiento
de estos patrones culturales estereotipados, o a su profundización, y/o
induzcan a la violencia contra las mujeres. Asimismo, quedan incluidos
los materiales didácticos y libros de textos que se utilicen en la edu-
cación formal.

752
Ley de Protección Integral de la Mujer

Art. 6º Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por modali-


dades las formas en que se manifiestan los distintos tipos de
violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos, quedando
especialmente comprendidas las siguientes:
a) Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida con-
tra las mujeres por un integrante del grupo familiar, inde-
pendientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que
dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física, psicoló-
gica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, compren-
diendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno desa-
rrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el ori-
ginado en el parentesco sea por consanguinidad o por afi-
nidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o
noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no
siendo requisito la convivencia;
b) Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada
por las/los funcionarias/os, profesionales, personal y agentes
pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública,
que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las
mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los
derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, ade-
más, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, or-
ganizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;
c) Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina
a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados
y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso,
estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos
sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la
realización de test de embarazo. Constituye también violen-
cia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el
derecho de igual remuneración por igual tarea o función.
Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sis-
temática sobre una determinada trabajadora con el fin de
lograr su exclusión laboral;
d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere
el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente
el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos,
de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;

753
Ley de Protección Integral de la Mujer

e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud


sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres,
expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medi-
calización y patologización de los procesos naturales, de con-
formidad con la Ley 25.929;
f) Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación
o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través
de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera
directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o
sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille
o atente contra la dignidad de las mujeres, como así tam-
bién la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en men-
sajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad
de trato o construya patrones socioculturales reproductores
de la desigualdad o generadores de violencia contra las mu-
jeres.

Doctrina y jurisprudencia
Se sistematizan diversas modalidades de la violencia teniendo en
cuenta distintos ámbitos de actuación de las mujeres, deteniéndose en
cinco de ellos: la familia, las instituciones, el trabajo, la vida repro-
ductiva en sus distintos momentos vitales, y su consideración o par-
ticipación en los medios masivos de comunicación.
En el ámbito doméstico amplía su aplicación a las relaciones de
“noviazgos”, y expresamente a las relaciones “vigentes o finalizadas”,
no siendo requisito la convivencia. Esta disposición es sumamente útil
en la práctica, impidiendo la diversidad de criterios judiciales sobre
su aceptación. Ya algunas legislaciones provinciales habían incorpo-
rado parte de estas expresiones o supuestos (ej., ley 1265/2004, Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires –art. 3º–; ley 12.569/2001, Provin-
cia de Buenos Aires –art. 2º–; ley 9283/2006, Provincia de Córdoba
–art. 4º–: “relaciones afectivas”), pero ahora en todo el país ha quedado
unificado el criterio sobre estos aspectos. Se reproduce la ley anterior
en cuanto a la comprensión de las uniones de hecho en el concepto
de grupo familiar (inc. a)28.

28 CCC de Salta, Sala III, 1-6-2010, “M., A. E. c/A., M. G. s/Exclusión del

754
Ley de Protección Integral de la Mujer

Se han incorporado la violencia laboral y el acoso laboral en el


inciso c, último párrafo, que antes no tenía consagración legal nacional
salvo en el ámbito administrativo del poder público (ley 25.164 y
decretos 1421/2002 y 214/2006).
Con razón se ha observado que el hostigamiento psicológico puede
darse sin que sea necesario perseguir como fin la exclusión de la
trabajadora, y que el agregado de la finalidad estaría obligando a la
mujer a demostrar la existencia de ese fin para acreditar el hostiga-
miento, todo lo cual podría haberse evitado suprimiendo esta última
expresión (Barbado, Blanco). Así lo ha hecho la jurisprudencia en-
cuadrando situaciones de violencia laboral como violencia psicológica,
reconociendo derecho a indemnización por el daño causado a la tra-
bajadora29.
Lamentablemente, la ley ha perdido la oportunidad de tipificar como
modalidad especial al acoso sexual laboral en este artículo, pese a la
tarea previa de la doctrina, y desconociendo normas locales y proyectos
legislativos sobre el tema30 (leyes 13.168/2004 de la Provincia de Bue-
nos Aires; 1225/2004 de la Ciudad de Buenos Aires; 7232/2002 de
la Provincia de Tucumán; 12.434/2005 de la Provincia de Santa Fe;
4148/2005 de la Provincia de Misiones; 9671/2006 de la Provincia de
Entre Ríos; decreto nacional 214/2006).
El artículo 11, en su inciso 1.a, trata de las políticas públicas a
adoptarse para combatir el acoso sexual pero solamente en la admi-

hogar”, en un caso de exclusión del hogar del concubino, la Sala no mencionó siquiera
la ley 26.485, pese a que se prevé expresamente este supuesto de la aplicación del
art. 6º, inc. a, y las normas locales sobre medidas preventivas urgentes. El fallo hizo
lugar a la medida aplicando por analogía la ley 24.417 y el art. 231 del Cód. Civ.
según ley 23.515.
29 CNAT, 18-9-2008, “B. A. L. c/Italfina SA y otro s/Despido”.
30 En un Proyecto de Diputados presentado por el partido político “Ari” en el

año 2006 se distinguían claramente las figuras de violencia laboral, acoso sexual,
maltrato físico, psíquico y social y trato discriminatorio. Asimismo, imponía sanciones
concretas a las personas que cometieran estos actos, y responsabilidad solidaria al
empleador cuando hubiere habido aviso anterior. Detallaba la indemnización debida
al/la trabajador/a, y el deber de restituirlo/a a su lugar de trabajo. Todas sus dispo-
siciones tenían aplicación en los lugares de trabajo de los gobiernos de todas las
provincias.

755
Ley de Protección Integral de la Mujer

nistración pública nacional y el empleo público, y luego el mismo


artículo 11, en su inciso 6.b, encomienda al Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social de la Nación “Promover, a través de pro-
gramas específicos la prevención del acoso sexual contra las mujeres
en el ámbito de empresas y sindicatos”.
Sin embargo, y aunque hay Estados locales que han dictado le-
yes específicas sobre el acoso laboral (ej., Tucumán, ley 7232; Jujuy,
ley 5349; Ciudad de Buenos Aires, ley 1225; Provincia de Buenos
Aires, ley 13.168), no debe olvidarse que todos disponen de normas na-
cionales contenidas en el Código Penal (arts. 20 bis, inc. 1º; 248; 89
a 91; 149 bis, 2º párr., figura agravada por el art. 149 ter), o en el
Código Civil (art. 1071), o en la ley nacional antidiscriminatoria 23.592,
para poder reclamar en los casos que se presenten (Blanco).
El inciso b, consagra expresamente la violencia institucional
como modalidad específica que puede darse en el ámbito de cual-
quier ente, órgano o institución pública, pero que se extiende a los
partidos políticos, sindicatos, empresas y organizaciones de la socie-
dad civil.
En orden al inciso d, el decreto reglamentario ha especificado que
“incurren en violencia contra la libertad reproductiva los/as profesio-
nales de la salud [...] que se niegan a realizar prácticas lícitas atinentes
a la salud reproductiva”.
Esto nos lleva de la mano al tema de los abortos no punibles y la
interpretación del artículo 86 del Código Penal. El Comité de Derechos
Humanos de la ONU sobre Argentina, en sus Observaciones finales
de marzo de 2010 –punto 13– expresa “su preocupación por la legis-
lación restrictiva del aborto contenida en el artículo 86 del Código
Penal, así como por la inconsistente interpretación por parte de los
tribunales de las causales de no punibilidad contenidas en dicho ar-
tículo”. La reglamentación de la ley en este aspecto alude puntualmente
a la obligación de realizar las prácticas lícitas atinentes a la salud
reproductiva sin necesidad de intervención ni autorización judicial, so
pena de incurrir en actos de violencia los profesionales de la salud
que se nieguen a ello.
Tenemos en el país una larga y triste historia en este tema, en la
que se han expuesto y se han perdido vidas de mujeres jóvenes por

756
Ley de Protección Integral de la Mujer

la mala praxis médica-hospitalaria31, unida a veces a las erróneas de-


cisiones judiciales32. Esta situación ha mejorado recientemente: en el
primer aspecto, por la puesta en vigencia efectiva de la Guía Técnica
para la Atención Integral de los Abortos No Punibles, que si bien data
del año 2005 según resolución 989 MSAN, fue llamada a aplicarse
en el año 2010 por resolución 1184 MSN, y en el segundo aspecto,
por el dictado de fallos señeros y protectores de la salud de las mu-
jeres33.
Se cita la ley 25.929 del año 2004 –llamada de Parto Humanizado–.
En lo que concierne al inciso e, que refiere a la violencia obstétrica,
es evidente la remisión al artículo 2º de la ley 25.929 que enuncia los
derechos que tiene la mujer en estas especiales etapas de su vida (con-
sentimiento informado, trato respetuoso, intimidad, participación en el
proceso como persona sana, recibir asesoramiento, estar acompañada
por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto
y posparto, etcétera).

31 Caso “Ana Belén” en la ciudad de Santa Fe, quien murió en el Hospital Itu-

rraspe por falta de atención médica y de intervención judicial (v. Rosario/12, del
11-4-2010).
32 Dictamen de la procuradora general de la Ciudad de Buenos Aires –Daniela

Ugolini–, donde dice que se requiere autorización de una junta médica y del cónyuge
para obtener una ligadura de trompas (expte. 5421/2000); fallo de la Ciudad de Buenos
Aires, año 2000, donde en primera instancia, Cámara y Corte locales, se denegó la
interrupción del embarazo de un feto anencefálico, y recién la C.S.J. de la Nación re-
solvió favorablemente el pedido en fecha 11-1-2001 (J.A. 2001-II-417); en el año 2001
en la Provincia de Buenos Aires –Quilmes–, ante análogo pedido se resolvió favo-
rablemente en primera instancia, se denegó la interrupción del embarazo por la Corte
provincial, y recién con el fallo de la C.S.J. de la Nación se obtuvo la autorización para
realizarlo (el 7-12-2001, publ. en L.L. Supl. de Derecho Constitucional del 15-7-2002).
Pueden citarse también decisiones judiciales ilegítimamente restrictivas para la
aplicación del art. 86, inc. 2º, del Cód. Pen.: SCBA, 27-6-2005, LLBA (julio) 2005,
p. 629, donde se exigió que hubiera peligro para la vida y no solamente para la salud
de la madre; el dictamen del procurador general de la Nación en el fallo “T. S.”
(C.S.J. de la Nación, Fallos: 324:10), exigiendo que el peligro para la vida o salud
de la madre debe ser “grave”; CApel. 1ª Circ. de Comodoro Rivadavia, 25-2-2010,
que no admitió el peligro para la vida psíquica de la menor violada como razón
suficiente –con el voto en disidencia de la Dra. Melero– (www.despenalizacion.org.ar).
33 El JCCorr.Trans. de Mar del Plata (a cargo del Dr. Pedro F. Hooft) dictó ya

en el año 1996 una sentencia haciendo lugar a la interrupción del embarazo por

757
Ley de Protección Integral de la Mujer

Estas disposiciones deben también ser armonizadas con la ley 26.529,


que trata sobre los derechos del paciente, la historia clínica y el con-
sentimiento informado.
En sus Observaciones finales a la Argentina, del 13 de julio de 2010,
el Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW) instó a nuestro país a que asegure el ac-
ceso de las mujeres y las adolescentes a los servicios de salud, inclui-
dos los servicios de salud sexual y reproductiva, a que adopte todas
las medidas necesarias para reducir aún más la elevada tasa de mor-
talidad materna, y a que revise la legislación vigente que penaliza el
aborto, que tiene graves consecuencias para la salud y la vida de las
mujeres.
En cuanto a la violencia mediática, el decreto reglamentario
1011/2010 aclara que “se entiende por medios masivos de comunica-
ción todos los medios de difusión, gráficos y audiovisuales, de acceso
y alcance público”.
Los medios masivos de comunicación, como instituciones sociales

causa de anencefalia del feto (fallo inédito y firme del 30-12-96, “G. A., A. L. s/Ac-
ción de amparo”, cit. en fallo publicado en rev. Derecho de Familia 2005-I, con
nota de Andrés Gil Domínguez); del mismo Juzgado y en caso análogo, el fallo del
24-9-2004 (rev. Derecho de Familia 2005-I); SCBA, en el fallo del 25-7-2002, J.A.
2003-I-768. Es importante en los fallos favorables citados el especial hincapié que
se hiciera en la aplicación de los principios bioéticos de autonomía, consentimiento
informado y no maleficencia.
En torno a la interpretación jurisprudencial de la ley 25.673 es útil consultar el
fallo del JCCorr.Trans. Nº 1 de Mar del Plata, “H. R. A. s/Amparo”, del 10-5-2004,
donde se autorizó una ligadura tubaria bilateral (J.A. 2004-III), en base primordialmente
a la protección de la salud emocional de la mujer y a la aplicación de principios
bioéticos y constitucionales.
Notable ha sido un fallo del S.T. de Chubut, del 8-3-2010, por el cual se auto-
rizó un aborto de una menor de edad violada y sin discapacidad, encuadrándolo
en el art. 86, inc. 2º, 1ª parte, del Cód. Pen. (“F. A. L. s/Medida autosatisfactiva”,
expte. 21.912-F-2010).
Recomendamos también el fallo de condena penal para los médicos que intervi-
nieron en el caso “Ana María Acevedo” dictado por el Dr. Eduardo Pocoví, titular
del J1ªInst.Pen.Corr. 5ª Nom. de Santa Fe, en autos “Requerimiento de Instrucción
Fiscal Nº 1 referido a la muerte de Ana María Acevedo”, expte. 2165, año 2007,
comentado en www.womenslinkworldwide.org/es/nominations/2010.

758
Ley de Protección Integral de la Mujer

y con alto grado de credibilidad, producen significados que se graban


poderosa e indeleblemente en la conciencia, imprimen conocimientos
que se reafirman en todo el entramado simbólico de la cultura, ocupan
un lugar central en la socialización de los seres humanos y en la
construcción de la identidad de género.
El periodismo organizado ha venido trabajando sobre estos temas:
así, la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG)
que nació en noviembre de 2005 en la ciudad de Morelia, capital de
Michoacán (México), y donde periodistas de 14 países (Argentina entre
ellos) concibieron esta Red como un espacio en el que periodistas de
diferentes lugares del mundo comparten el propósito de promover un
periodismo con perspectiva de género. Argentina forma parte de esta
Red y PAR (Periodistas de Argentina en Red) es uno de sus coordi-
nadores, según lo resuelto en el Encuentro de Bogotá de 2009. Puede
consultarse el Decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia
contra las mujeres elaborado por la Red PAR –año 2010– en www.re-
dpar.com.ar.
En Argentina, el Observatorio de la Discriminación en Radio y Te-
levisión, dirigido por el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER),
el INADI y el CNM, produjo un informe en el año 2008 basado en
un muestreo de publicidades recogidas durante 2007, donde dijo: “Se
constata una marcada tendencia hacia la utilización de estereotipos
negativos con relación a la mujer, asociados a mensajes y apelaciones
que fomentarían la desigualdad entre los géneros”.

TÍTULO II

POLÍTICAS PÚBLICAS

CAPÍTULO I

PRECEPTOS RECTORES

Art. 7º Preceptos rectores. Los tres poderes del Estado, sean del ámbito
nacional o provincial, adoptarán las medidas necesarias y ra-
tificarán en cada una de sus actuaciones el respeto irrestricto
del derecho constitucional a la igualdad entre mujeres y varones.

759
Ley de Protección Integral de la Mujer

Para el cumplimiento de los fines de la presente ley deberán


garantizar los siguientes preceptos rectores:
a) La eliminación de la discriminación y las desiguales rela-
ciones de poder sobre las mujeres;
b) La adopción de medidas tendientes a sensibilizar a la so-
ciedad, promoviendo valores de igualdad y deslegitimación
de la violencia contra las mujeres;
c) La asistencia en forma integral y oportuna de las mujeres
que padecen cualquier tipo de violencia, asegurándoles el
acceso gratuito, rápido, transparente y eficaz en servicios
creados a tal fin, así como promover la sanción y reeducación
de quienes ejercen violencia;
d) La adopción del principio de transversalidad estará presente
en todas las medidas así como en la ejecución de las dispo-
siciones normativas, articulando interinstitucionalmente y
coordinando recursos presupuestarios;
e) El incentivo a la cooperación y participación de la sociedad
civil, comprometiendo a entidades privadas y actores públi-
cos no estatales;
f) El respeto del derecho a la confidencialidad y a la intimidad,
prohibiéndose la reproducción para uso particular o difusión
pública de la información relacionada con situaciones de vio-
lencia contra la mujer, sin autorización de quien la padece;
g) La garantía de la existencia y disponibilidad de recursos
económicos que permitan el cumplimiento de los objetivos
de la presente ley;
h) Todas las acciones conducentes a efectivizar los principios
y derechos reconocidos por la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
las Mujeres.

Doctrina y jurisprudencia
Responsabiliza a los tres poderes del Estado de cada jurisdicción
por el desarrollo de políticas que aseguren el respeto a la igualdad de
derechos entre hombres y mujeres, debiendo impulsar la participación
en tal sentido de todas las instituciones, y en un marco de transversalidad
que abarque todos los ámbitos de acción de las mujeres, coordinando
el trabajo interinstitucional y los recursos presupuestarios disponibles.

760
Ley de Protección Integral de la Mujer

Es dable recordar las Observaciones finales del Comité de Derechos


Humanos de la ONU de marzo de 2010, en las que se reclamó a la
Argentina por una pronta reglamentación de esta ley y por una dotación
presupuestaria que permita su aplicación efectiva en todo el territorio
del país.
La reglamentación llegó en julio del año 2010 con el decreto 1011,
y la dotación presupuestaria efectiva y suficiente –prevista en el inciso
g, de este artículo– aún no se advierte como tal.
En este artículo 7º y sus complementarios se ha plasmado la re-
cepción de las directivas del Derecho Internacional de Derechos Hu-
manos que han sido impartidas desde la ONU, la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, y difundidas por diversos canales, entre ellos
especialmente Amnistía Internacional34.
El decreto reglamentario hace referencia a la protección especial
que debe prestarse a las mujeres que redoblan su vulnerabilidad con
agregados tales como la edad, la condición socioeconómica, la etnia,
raza o religión35.
Desde hace más de veinte años36 los organismos internacionales
vienen reclamando de los Estados no solamente la incorporación de
normas del Derecho Internacional e interno, sino en especial la adop-
ción de políticas públicas que hagan realidad lo que dicen las leyes.
En ese sentido, tanto la Corte Interamericana como el Comité de De-
rechos Humanos de la ONU han ido remarcando la responsabilidad
de los Estados para hacer efectivos los derechos humanos consagrados,
con especial atención en las mujeres, y abarcando en este ámbito a
la responsabilidad no solamente por los actos cometidos por los Estados
sino también por las omisiones de los Estados al no adoptar medidas
efectivas para prevenir la violación de los derechos humanos, e incluso
por los actos cometidos por particulares o entidades no gubernamen-
tales, donde hubo negligencia u omisiones del Estado37.

34 Hacer los derechos realidad. El deber de los Estados de abordar la violencia

contra las mujeres, Amnistía Internacional (EDAI), Madrid, 2004.


35 Ver notas 4 y 5.
36 Art. 7º: Corte IDH, serie C, Nº 4, “Velázquez Rodríguez”, fallo del 29-7-88.
37 Comité de Derechos Humanos de la ONU, Observación general 31, sobre el

art. 2º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del 29-3-2004.

761
Ley de Protección Integral de la Mujer

CAPÍTULO II
ORGANISMO COMPETENTE

Art. 8º Organismo competente. El Consejo Nacional de la Mujer será


el organismo rector encargado del diseño de las políticas pú-
blicas para efectivizar las disposiciones de la presente ley.

Doctrina y jurisprudencia
El decreto reglamentario auspicia la creación de una comisión in-
terinstitucional integrada con representantes de todas las áreas del Poder
Ejecutivo nacional a fin de articular las acciones entre el Consejo y
los distintos Ministerios y Secretarías, y exhorta a las provincias y a
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a actuar a semejanza y con
iguales fines. En las provincias, el organismo competente es el que
cumpla las funciones equivalentes al Consejo Nacional de la Mujer.

Art. 9º Facultades. El Consejo Nacional de la Mujer, para garantizar


el logro de los objetivos de la presente ley, deberá:
a) Elaborar, implementar y monitorear un Plan Nacional de
Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la
Violencia contra las Mujeres;
b) Articular y coordinar las acciones para el cumplimiento de
la presente ley, con las distintas áreas involucradas a nivel
nacional, provincial y municipal, y con los ámbitos univer-
sitarios, sindicales, empresariales, religiosos, las organiza-
ciones de defensa de los derechos de las mujeres y otras de
la sociedad civil con competencia en la materia;
c) Convocar y constituir un Consejo Consultivo ad honórem,
integrado por representantes de las organizaciones de la so-
ciedad civil y del ámbito académico especializadas, que ten-
drá por función asesorar y recomendar sobre los cursos de
acción y estrategias adecuadas para enfrentar el fenómeno
de la violencia;
d) Promover en las distintas jurisdicciones la creación de ser-
vicios de asistencia integral y gratuita para las mujeres que
padecen violencia;
e) Garantizar modelos de abordaje tendientes a empoderar

762
Ley de Protección Integral de la Mujer

a las mujeres que padecen violencia que respeten la natu-


raleza social, política y cultural de la problemática, no
admitiendo modelos que contemplen formas de mediación
o negociación;
f) Generar los estándares mínimos de detección precoz y de
abordaje de las situaciones de violencia;
g) Desarrollar programas de asistencia técnica para las distin-
tas jurisdicciones destinados a la prevención, detección pre-
coz, asistencia temprana, reeducación, derivación interins-
titucional y a la elaboración de protocolos para los distintos
niveles de atención;
h) Brindar capacitación permanente, formación y entrena-
miento en la temática a los funcionarios públicos en el ámbito
de la Justicia, las fuerzas policiales y de seguridad, y las
Fuerzas Armadas, las que se impartirán de manera inte-
gral y específica según cada área de actuación, a partir de
un módulo básico respetando los principios consagrados en
esta ley;
i) Coordinar con los ámbitos legislativos la formación espe-
cializada, en materia de violencia contra las mujeres e im-
plementación de los principios y derechos reconocidos por
la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra las Mujeres destinada a le-
gisladores/as y asesores/as;
j) Impulsar a través de los colegios y asociaciones de profe-
sionales la capacitación del personal de los servicios que, en
razón de sus actividades, puedan llegar a intervenir en casos
de violencia contra las mujeres;
k) Diseñar e implementar registros de situaciones de violencia
contra las mujeres de manera interjurisdiccional e interins-
titucional, en los que se establezcan los indicadores básicos
aprobados por todos los Ministerios y Secretarías compe-
tentes, independientemente de los que determine cada área
a los fines específicos, y acordados en el marco de los Con-
sejos Federales con competencia en la materia;
l) Desarrollar, promover y coordinar con las distintas juris-
dicciones los criterios para la selección de datos, modalidad
de registro e indicadores básicos desagregados –como míni-
mo– por edad, sexo, estado civil y profesión u ocupación de

763
Ley de Protección Integral de la Mujer

las partes, vínculo entre la mujer que padece violencia y el


hombre que la ejerce, naturaleza de los hechos, medidas
adoptadas y sus resultados, y sanciones impuestas a la per-
sona violenta. Se deberá asegurar la reserva en relación con
la identidad de las mujeres que padecen violencias;
m) Coordinar con el Poder Judicial los criterios para la se-
lección de datos, modalidad de registro e indicadores
que lo integren que obren en ambos poderes, inde-
pendientemente de los que defina cada uno a los fines que
le son propios;
n) Analizar y difundir periódicamente los datos estadísticos y
resultados de las investigaciones a fin de monitorear y ade-
cuar las políticas públicas a través del Observatorio de la
Violencia Contra las Mujeres;
ñ) Diseñar y publicar una guía de servicios en coordinación
y actualización permanente con las distintas jurisdicciones,
que brinde información sobre los programas y los servicios
de asistencia directa;
o) Implementar una línea telefónica gratuita y accesible en for-
ma articulada con las provincias a través de organismos
gubernamentales pertinentes, destinada a dar contención,
información y brindar asesoramiento sobre recursos exis-
tentes en materia de prevención de la violencia contra las
mujeres y asistencia a quienes la padecen;
p) Establecer y mantener un registro de las organizaciones no
gubernamentales especializadas en la materia en coordina-
ción con las jurisdicciones y celebrar convenios para el de-
sarrollo de actividades preventivas, de control y ejecución
de medidas de asistencia a las mujeres que padecen violencia
y la rehabilitación de los hombres que la ejercen;
q) Promover campañas de sensibilización y concientización so-
bre la violencia contra las mujeres informando sobre los
derechos, recursos y servicios que el Estado garantiza e ins-
talando la condena social a toda forma de violencia contra
las mujeres. Publicar materiales de difusión para apoyar
las acciones de las distintas áreas;
r) Celebrar convenios con organismos públicos y/o institucio-
nes privadas para toda acción conducente al cumplimiento
de los alcances y objetivos de la presente ley;

764
Ley de Protección Integral de la Mujer

s) Convocar y poner en funciones al Consejo Consultivo de


organizaciones de la sociedad civil y redactar su reglamento
de funcionamiento interno;
t) Promover en el ámbito comunitario el trabajo en red, con
el fin de desarrollar modelos de atención y prevención in-
terinstitucional e intersectorial, que unifiquen y coordinen
los esfuerzos de las instituciones públicas y privadas;
u) Garantizar el acceso a los servicios de atención específica
para mujeres privadas de libertad.

Doctrina y jurisprudencia
Al marcar las principales tareas a abordar por el Consejo Nacional
de la Mujer en este tema, se hizo a través de dos líneas principales:
la formulación de un plan específico de acción con alcance nacional,
y el impulso del trabajo en red y coordinado entre las distintas áreas
–del ámbito nacional, provincial o regional, tanto público como pri-
vado–, exhortando especialmente a las universidades, sindicatos, em-
presas y organizaciones de la sociedad civil a participar en el trabajo
para prevenir, asistir y erradicar la violencia contra las mujeres.
Dentro de esta línea, propone la formulación de modelos comunes
de abordaje, la creación de servicios de asistencia integral, la deter-
minación de pautas mínimas para la detección precoz, la capacitación
en todos los ámbitos (judicial, legislativo, policial, asociaciones de
profesionales, etc.), la implementación de registros de situaciones de
violencia en base a pautas predeterminadas en cuanto a los datos básicos
para tener en cuenta, la coordinación con el Poder Judicial para la
selección de los datos y el funcionamiento de los registros, el releva-
miento de las organizaciones no gubernamentales para el trabajo ar-
ticulado con las mismas, la difusión amplia y permanente de estos
temas para profundizar la formación de conciencias, la elaboración de
datos estadísticos a fin de poder ir ajustando las políticas públicas
según las realidades relevadas, la elaboración de una guía de servicios,
la instalación de una línea telefónica gratuita –de funcionamiento du-
rante las 24 horas, según el inciso o, del decreto reglamentario– y
articulada con los organismos gubernamentales de las provincias, la
creación de un Consejo Consultivo ad honórem integrado con repre-

765
Ley de Protección Integral de la Mujer

sentantes de la sociedad civil y del ámbito académico para asesorar


al Consejo sobre las estrategias y cursos de acción a seguir.
Sin embargo, en las Observaciones finales hechas a la Argentina
por el Comité de seguimiento de la CEDAW en el año 2010, se re-
comendó a nuestro país que “siga fortaleciendo los actuales mecanis-
mos nacionales, subsanando los déficits estructurales que impiden su
funcionamiento eficaz” y “aportando suficientes recursos financieros
y humanos” para la mayor eficacia de las políticas públicas. Se señala
asimismo que si bien se ha aumentado la asignación de recursos para
el Consejo Nacional de las Mujeres, “el Comité observa que no se ha
incorporado plenamente una perspectiva de género en el diseño y la
aplicación de estas políticas”.
Finalmente, el inciso u, garantiza el acceso a los servicios de aten-
ción específica a las mujeres que se encuentren privadas de su libertad,
otra novedad acertada de la ley. Comprende el derecho a la informa-
ción sobre la protección que brinda esta ley y el derecho a la asisten-
cia integral adecuada en el mismo lugar donde se encuentre detenida
(inc. u, puntos 1, 2 y 3 del decreto reglamentario).

CAPÍTULO III

LINEAMIENTOS BÁSICOS PARA


LAS POLÍTICAS ESTATALES

Art. 10 Fortalecimiento técnico a las jurisdicciones. El Estado nacio-


nal deberá promover y fortalecer interinstitucionalmente a
las distintas jurisdicciones para la creación e implementa-
ción de servicios integrales de asistencia a las mujeres que
padecen violencia y a las personas que la ejercen, debiendo
garantizar:
1. Campañas de educación y capacitación orientadas a la co-
munidad para informar, concientizar y prevenir la violencia
contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus
relaciones interpersonales.
2. Unidades especializadas en violencia en el primer nivel de
atención que trabajen en la prevención y asistencia de hechos
de violencia, las que coordinarán sus actividades según los

766
Ley de Protección Integral de la Mujer

estándares, protocolos y registros establecidos y tendrán un


abordaje integral de las siguientes actividades:
a) Asistencia interdisciplinaria para la evaluación, diagnós-
tico y definición de estrategias de abordaje;
b) Grupos de ayuda mutua;
c) Asistencia y patrocinio jurídico gratuito;
d) Atención coordinada con el área de salud que brinde
asistencia médica y psicológica;
e) Atención coordinada con el área social que brinde los
programas de asistencia destinados a promover el desa-
rrollo humano.
3. Programas de asistencia económica para el autovalimiento
de la mujer.
4. Programas de acompañantes comunitarios para el sosteni-
miento de la estrategia de autovalimiento de la mujer.
5. Centros de día para el fortalecimiento integral de la mujer.
6. Instancias de tránsito para la atención y albergue de las
mujeres que padecen violencia en los casos en que la per-
manencia en su domicilio o residencia implique una amenaza
inminente a su integridad física, psicológica o sexual, o la
de su grupo familiar, debiendo estar orientada a la integra-
ción inmediata a su medio familiar, social y laboral.
7. Programas de reeducación destinados a los hombres que
ejercen violencia.

Doctrina y jurisprudencia
Esta disposición comprende dos aspectos: el primero, la obligación
asumida por el Estado nacional de brindar apoyo a las distintas juris-
dicciones del país –provincias y municipalidades– a fin de que puedan
cumplir con la asistencia integral a las mujeres que padecen violencia;
el segundo es la especificación de cómo hacerlo, detallando en los
incisos 1º a 7º las distintas acciones que deben llevarse a cabo para
cumplir el objetivo propuesto, a las que nos remitimos.
La ley otorga el debido valor al proceso de empoderamiento de la
mujer, a su protección y asistencia mediante equipos especializados,
y también a la reeducación de los hombres violentos. Esto último es
esencial si queremos lograr un cambio cultural en la sociedad.

767
Ley de Protección Integral de la Mujer

Art. 11 Políticas públicas. El Estado nacional implementará el desarro-


llo de las siguientes acciones prioritarias, promoviendo su ar-
ticulación y coordinación con los distintos Ministerios y Secre-
tarías del Poder Ejecutivo nacional, jurisdicciones provinciales
y municipales, universidades y organizaciones de la sociedad
civil con competencia en la materia:
1. Jefatura de Gabinete de Ministros – Secretaría de Gabinete
y Gestión Pública:
a) Impulsar políticas específicas que implementen la nor-
mativa vigente en materia de acoso sexual en la admi-
nistración pública nacional y garanticen la efectiva vi-
gencia de los principios de no discriminación e igualdad
de derechos, oportunidades y trato en el empleo público;
b) Promover, a través del Consejo Federal de la Función
Pública, acciones semejantes en el ámbito de las juris-
dicciones provinciales.
2. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación:
a) Promover políticas tendientes a la revinculación social y
laboral de las mujeres que padecen violencia;
b) Elaborar criterios de priorización para la inclusión de
las mujeres en los planes y programas de fortalecimiento
y promoción social y en los planes de asistencia a la
emergencia;
c) Promover líneas de capacitación y financiamiento para
la inserción laboral de las mujeres en procesos de asis-
tencia por violencia;
d) Apoyar proyectos para la creación y puesta en marcha
de programas para atención de la emergencia destinadas
a mujeres y al cuidado de sus hijas/os;
e) Celebrar convenios con entidades bancarias a fin de fa-
cilitarles líneas de créditos a mujeres que padecen vio-
lencia;
f) Coordinar con la Secretaría Nacional de Niñez, Adoles-
cencia y Familia y el Consejo Federal de Niñez, Adoles-
cencia y Familia los criterios de atención que se fijen
para las niñas y adolescentes que padecen violencia.
3. Ministerio de Educación de la Nación:
a) Articular en el marco del Consejo Federal de Educación
la inclusión en los contenidos mínimos curriculares de

768
Ley de Protección Integral de la Mujer

la perspectiva de género, el ejercicio de la tolerancia, el


respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, la
igualdad entre los sexos, la democratización de las rela-
ciones familiares, la vigencia de los derechos humanos y
la deslegitimación de modelos violentos de resolución de
conflictos;
b) Promover medidas para que se incluya en los planes de
formación docente la detección precoz de la violencia
contra las mujeres;
c) Recomendar medidas para prever la escolarización in-
mediata de las/os niñas/os y adolescentes que se vean
afectadas/os, por un cambio de residencia derivada de
una situación de violencia, hasta que se sustancie la ex-
clusión del agresor del hogar;
d) Promover la incorporación de la temática de la violencia
contra las mujeres en las currículas terciarias y univer-
sitarias, tanto en los niveles de grado como de postgrado;
e) Promover la revisión y actualización de los libros de texto
y materiales didácticos con la finalidad de eliminar los
estereotipos de género y los criterios discriminatorios,
fomentando la igualdad de derechos, oportunidades y
trato entre mujeres y varones;
f) Las medidas anteriormente propuestas se promoverán
en el ámbito del Consejo Federal de Educación.
4. Ministerio de Salud de la Nación:
a) Incorporar la problemática de la violencia contra las mu-
jeres en los programas de salud integral de la mujer;
b) Promover la discusión y adopción de los instrumentos
aprobados por el Ministerio de Salud de la Nación en
materia de violencia contra las mujeres en el ámbito del
Consejo Federal de Salud;
c) Diseñar protocolos específicos de detección precoz y aten-
ción de todo tipo y modalidad de violencia contra las
mujeres, prioritariamente en las áreas de atención pri-
maria de salud, emergencias, clínica médica, obstetricia,
ginecología, traumatología, pediatría y salud mental, que
especifiquen el procedimiento a seguir para la atención
de las mujeres que padecen violencia, resguardando la
intimidad de la persona asistida y promoviendo una prác-

769
Ley de Protección Integral de la Mujer

tica médica no sexista. El procedimiento deberá asegurar


la obtención y preservación de elementos probatorios;
d) Promover servicios o programas con equipos interdisci-
plinarios especializados en la prevención y atención de
la violencia contra las mujeres y/o de quienes la ejerzan
con la utilización de protocolos de atención y derivación;
e) Impulsar la aplicación de un registro de las personas
asistidas por situaciones de violencia contra las mujeres,
que coordine los niveles nacionales y provinciales;
f) Asegurar la asistencia especializada de los/as hijos/as tes-
tigos de violencia;
g) Promover acuerdos con la Superintendencia de Servicios
de Salud u organismo que en un futuro lo reemplace, a
fin de incluir programas de prevención y asistencia de
la violencia contra las mujeres, en los establecimientos
médico-asistenciales, de la seguridad social y las entida-
des de medicina prepaga, los que deberán incorporarlas
en su cobertura en igualdad de condiciones con otras
prestaciones;
h) Alentar la formación continua del personal médico sa-
nitario con el fin de mejorar el diagnóstico precoz y la
atención médica con perspectiva de género;
i) Promover, en el marco del Consejo Federal de Salud, el
seguimiento y monitoreo de la aplicación de los proto-
colos. Para ello, los organismos nacionales y provinciales
podrán celebrar convenios con instituciones y organiza-
ciones de la sociedad civil.
5. Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de
la Nación:
5.1. Secretaría de Justicia:
a) Promover políticas para facilitar el acceso de las
mujeres a la Justicia mediante la puesta en marcha
y el fortalecimiento de centros de información, ase-
soramiento jurídico y patrocinio jurídico gratuito;
b) Promover la aplicación de convenios con Colegios
Profesionales, instituciones académicas y organiza-
ciones de la sociedad civil para brindar asistencia
jurídica especializada y gratuita;
c) Promover la unificación de criterios para la elabo-

770
Ley de Protección Integral de la Mujer

ración de los informes judiciales sobre la situación


de peligro de las mujeres que padecen violencia;
d) Promover la articulación y cooperación entre las
distintas instancias judiciales involucradas a fin de
mejorar la eficacia de las medidas judiciales;
e) Promover la elaboración de un protocolo de recep-
ción de denuncias de violencia contra las mujeres
a efectos de evitar la judicialización innecesaria de
aquellos casos que requieran de otro tipo de abor-
daje;
f) Propiciar instancias de intercambio y articulación
con la Corte Suprema de Justicia de la Nación para
incentivar en los distintos niveles del Poder Judicial
la capacitación específica referida al tema;
g) Alentar la conformación de espacios de formación
específica para profesionales del derecho;
h) Fomentar las investigaciones sobre las causas, la
naturaleza, la gravedad y las consecuencias de la
violencia contra las mujeres, así como de la eficacia
de las medidas aplicadas para impedirla y reparar
sus efectos, difundiendo periódicamente los resul-
tados;
i) Garantizar el acceso a los servicios de atención es-
pecífica para mujeres privadas de libertad.
5.2. Secretaría de Seguridad:
a) Fomentar en las fuerzas policiales y de seguridad,
el desarrollo de servicios interdisciplinarios que
brinden apoyo a las mujeres que padecen violencia
para optimizar su atención, derivación a otros ser-
vicios y cumplimiento de disposiciones judiciales;
b) Elaborar en el ámbito del Consejo de Seguridad
Interior, los procedimientos básicos para el diseño
de protocolos específicos para las fuerzas policial y
de seguridad a fin de brindar las respuestas ade-
cuadas para evitar la revictimización, facilitar la
debida atención, asistencia y protección policial a
las mujeres que acudan a presentar denuncias en
sede policial;
c) Promover la articulación de las fuerzas policial y
de seguridad que intervengan en la atención de la

771
Ley de Protección Integral de la Mujer

violencia contra las mujeres con las instituciones


gubernamentales y las organizaciones de la sociedad
civil;
d) Sensibilizar y capacitar a las fuerzas policial y de
seguridad en la temática de la violencia contra las
mujeres en el marco del respeto de los derechos
humanos;
e) Incluir en los programas de formación de las fuer-
zas policial y de seguridad asignaturas y/o conte-
nidos curriculares específicos sobre los derechos hu-
manos de las mujeres y en especial sobre violencia
con perspectiva de género.
5.3. Secretaría de Derechos Humanos e Instituto Nacional
contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo
(INADI):
a) Promover la inclusión de la problemática de la vio-
lencia contra las mujeres en todos los programas
y acciones de la Secretaría de Derechos Humanos
de la Nación y del INADI, en articulación con el
Consejo Federal de Derechos Humanos.
6. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Na-
ción:
a) Desarrollar programas de sensibilización, capacitación e
incentivos a empresas y sindicatos para eliminar la vio-
lencia laboral contra las mujeres y promover la igualdad
de derechos, oportunidades y trato en el ámbito laboral,
debiendo respetar el principio de no discriminación en:
1. El acceso al puesto de trabajo, en materia de convo-
catoria y selección;
2. La carrera profesional, en materia de promoción y
formación;
3. La permanencia en el puesto de trabajo;
4. El derecho a una igual remuneración por igual tarea
o función.
b) Promover, a través de programas específicos la preven-
ción del acoso sexual contra las mujeres en el ámbito de
empresas y sindicatos;
c) Promover políticas tendientes a la formación e inclusión
laboral de mujeres que padecen violencia;
d) Promover el respeto de los derechos laborales de las mu-

772
Ley de Protección Integral de la Mujer

jeres que padecen violencia, en particular cuando deban


ausentarse de su puesto de trabajo a fin de dar cumpli-
miento a prescripciones profesionales, tanto administra-
tivas como las emanadas de las decisiones judiciales.
7. Ministerio de Defensa de la Nación:
a) Adecuar las normativas, códigos y prácticas internas
de las Fuerzas Armadas a la Convención para la Elimi-
nación de todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer y la Convención Interamericana para Preve-
nir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mu-
jeres;
b) Impulsar programas y/o medidas de acción positiva ten-
dientes a erradicar patrones de discriminación en per-
juicio de las mujeres en las Fuerzas Armadas para el
ingreso, promoción y permanencia en las mismas;
c) Sensibilizar a los distintos niveles jerárquicos en la te-
mática de la violencia contra las mujeres en el marco
del respeto de los derechos humanos;
d) Incluir en los programas de formación asignaturas y/o
contenidos específicos sobre los derechos humanos de las
mujeres y la violencia con perspectiva de género.
8. Secretaría de Medios de Comunicación de la Nación:
a) Impulsar desde el Sistema Nacional de Medios la difusión
de mensajes y campañas permanentes de sensibilización
y concientización dirigida a la población en general y en
particular a las mujeres sobre el derecho de las mismas
a vivir una vida libre de violencias;
b) Promover en los medios masivos de comunicación el res-
peto por los derechos humanos de las mujeres y el tra-
tamiento de la violencia desde la perspectiva de género;
c) Brindar capacitación a profesionales de los medios ma-
sivos de comunicación en violencia contra las mujeres;
d) Alentar la eliminación del sexismo en la información;
e) Promover, como un tema de responsabilidad social em-
presaria, la difusión de campañas publicitarias para pre-
venir y erradicar la violencia contra las mujeres.

773
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia

Con esta norma la ley persigue: 1) promover la capacitación de


todos los agentes involucrados en las diversas áreas de gobierno, con
una perspectiva de género; 2) instar a cada área de gobierno al desa-
rrollo de programas tendientes a erradicar en la práctica los actos de
violencia y discriminación contra las mujeres; 3) articular el trabajo
del gobierno nacional con los gobiernos locales para combatir la vio-
lencia y discriminación contra las mujeres; 4) instar a las empresas a
cargo de medios masivos de comunicación al cuidado de la información
y publicidades, para prevenir y eliminar el sexismo y la violencia
contra las mujeres.
El decreto reglamentario dispone que “se entenderá por ‘sexismo’
toda expresión, oral, escrita, gráfica o audiovisual, que naturalice las
diferencias construidas social e históricamente entre los sexos, justi-
ficando situaciones de desventaja y discriminación de las mujeres,
fundadas en su condición biológica”.
Se advierten algunas disposiciones especialmente positivas, tales
como: a) la creación de un registro de atención de la salud a mujeres
que padecen violencia, que coordine los niveles nacionales y provin-
ciales, lo que a su vez implica que estén interconectados todos los
centros de atención; b) la formulación de protocolos específicos para
la atención de la salud, de la asistencia judicial, de la actuación de la
policía y fuerzas de seguridad, de modo que se brinden atenciones
eficaces y se eviten revictimizaciones, permitiéndose asimismo la ini-
ciación de la elaboración de datos estadísticos; c) la incorporación de
los temas de prevención y detección de la violencia contra las mujeres
en forma transversalizada en todos los niveles de la educación, en los
centros y a los agentes de salud, en los organismos judiciales y poli-
ciales, en los Ministerios de Trabajo y de Defensa, y en la Secretaría
de Medios de Comunicación; d) la incorporación detallada de medios
de asistencia directa a las mujeres y niños y adolescentes víctimas de
violencia que incluye lugares específicos adonde alojarlos y facilitar
la escolaridad inmediata de los que sean afectados, así como la pro-
moción de capacitación y financiamiento para la inserción laboral de
las mujeres asistidas por violencia.

774
Ley de Protección Integral de la Mujer

Algunas provincias ya han adoptado medidas acordes a las políticas


públicas propuestas desde esta ley nacional –por ejemplo, en el área
de la salud38 o de justicia39–.
En el inciso 3º es importante el detenimiento de la ley en las tareas
que deberá desarrollar el Ministerio de Educación, ya que la educación
formal en todos sus niveles puede ser reproductora o correctora de
los estereotipos arraigados en la sociedad con relación a los derechos
de las mujeres. En el área de educación no había medidas a nivel
nacional que impusieran este tratamiento de género y en forma trans-
versal desde mediados de la década de los 90. Entre los años 1990 y
1995 funcionó el “Programa de Igualdad de Oportunidades para la
Mujer en el área Educativa” (PRIOM), impulsado por el CNM, pero
cerca de la fecha en que se reunió la Conferencia Mundial en Beijing
dejó de funcionar debido a fuertes presiones ejercidas por sectores
conservadores de la sociedad que trataban de modificar la postura de
Argentina en los eventos preparatorios de aquel importante encuentro
internacional (Pinkasz y Tiramonti, 2006)40.
En el área de formación laboral, en enero de 2011 se dictó una
resolución a nivel nacional a fin de promover la igualdad de oportu-
nidades de las mujeres a través de la capacitación en nuevos oficios41,
que es un importante recurso para impulsar el empoderamiento de las
mujeres.
El decreto reglamentario agrega que los distintos Ministerios y Se-
cretarías del Poder Ejecutivo nacional deberán desarrollar, además de

38 La resolución 280/2010 (APS.Sal) crea el Programa de Asistencia Sanitaria


Integral a las Víctimas de Violencia Familiar en la Provincia de Córdoba.
39 Acuerdo reglamentario A 1019/2010 (TSJ) del T.S.J. de Córdoba, por el cual

se creó la Oficina de la Mujer para integrarse a la red nacional de las Oficinas de la


Mujer.
40 Ver ELA, Informe sobre género y derechos humanos. 2005-2008, p. 397, y

cita del trabajo de PINKASZ, D. y TIRAMONTI, G., Las oportunidades educativas


de las mujeres en la modernización de los 90 en Argentina, en Equidad de género
y reformas educativas: Argentina, Chile, Colombia y Perú, FLACSO-IESCO-Univer-
sidad Central de Bogotá, Santiago de Chile, 2006.
41 Resolución 1553/2010 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social,

Programa de Equidad e Igualdad de Oportunidades en la formación laboral, Nuevos


oficios para mujeres, en L.A. 2011-A-11, fasc. 3.

775
Ley de Protección Integral de la Mujer

las acciones detalladas en el artículo 11 de la ley, todas aquellas que


se hallan establecidas en el Plan Nacional de Acción para la Prevención,
Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres42.

CAPÍTULO IV
OBSERVATORIO DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

Art. 12 Creación. Créase el Observatorio de la Violencia contra las Mu-


jeres en el ámbito del Consejo Nacional de la Mujer, destina-
do al monitoreo, recolección, producción, registro y sistemati-
zación de datos e información sobre la violencia contra las mu-
jeres.
Art. 13 Misión. El Observatorio tendrá por misión el desarrollo de un
sistema de información permanente que brinde insumos para
el diseño, implementación y gestión de políticas públicas ten-
dientes a la prevención y erradicación de la violencia contra
las mujeres.
Art. 14 Funciones. Serán funciones del Observatorio de la Violencia
contra las Mujeres:
a) Recolectar, procesar, registrar, analizar, publicar y difundir
información periódica y sistemática y comparable diacrónica
y sincrónicamente sobre violencia contra las mujeres;
b) Impulsar el desarrollo de estudios e investigaciones sobre
la evolución, prevalencia, tipos y modalidades de violencia
contra las mujeres, sus consecuencias y efectos, identificando
aquellos factores sociales, culturales, económicos y políticos
que de alguna manera estén asociados o puedan constituir
causal de violencia;
c) Incorporar los resultados de sus investigaciones y estudios
en los informes que el Estado nacional eleve a los organismos
regionales e internacionales en materia de violencia contra
las mujeres;
d) Celebrar convenios de cooperación con organismos públicos

42
El decreto 1836 del 24-11-2009 creó dentro del Consejo Nacional de la Mujer
una Unidad de Coordinación Nacional para la prevención, asistencia y erradicación
de la violencia contra las mujeres, con el objeto de elaborar, implementar y monitorear
un Plan Nacional de Acción en esta área.

776
Ley de Protección Integral de la Mujer

o privados, nacionales o internacionales, con la finalidad de


articular interdisciplinariamente el desarrollo de estudios e
investigaciones;
e) Crear una red de información y difundir a la ciudadanía
los datos relevados, estudios y actividades del Observatorio,
mediante una página web propia o vinculada al portal del
Consejo Nacional de la Mujer. Crear y mantener una base
documental actualizada permanentemente y abierta a la ciu-
dadanía;
f) Examinar las buenas prácticas en materia de prevención y
erradicación de la violencia contra las mujeres y las expe-
riencias innovadoras en la materia y difundirlas a los fines
de ser adoptadas por aquellos organismos e instituciones
nacionales, provinciales o municipales que lo consideren;
g) Articular acciones con organismos gubernamentales con
competencia en materia de derechos humanos de las mujeres
a los fines de monitorear la implementación de políticas de
prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres,
para evaluar su impacto y elaborar propuestas de actuacio-
nes o reformas;
h) Fomentar y promover la organización y celebración periódica
de debates públicos, con participación de centros de investi-
gación, instituciones académicas, organizaciones de la socie-
dad civil y representantes de organismos públicos y privados,
nacionales e internacionales con competencia en la materia,
fomentando el intercambio de experiencias e identificando
temas y problemas relevantes para la agenda pública;
i) Brindar capacitación, asesoramiento y apoyo técnico a or-
ganismos públicos y privados para la puesta en marcha de
los registros y los protocolos;
j) Articular las acciones del Observatorio de la Violencia con-
tra las Mujeres con otros observatorios que existan a nivel
provincial, nacional e internacional;
k) Publicar el informe anual sobre las actividades desarrolla-
das, el que deberá contener información sobre los estudios
e investigaciones realizadas y propuestas de reformas insti-
tucionales o normativas. El mismo será difundido a la ciu-
dadanía y elevado a las autoridades con competencia en la
materia para que adopten las medidas que corresponda.

777
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia
La ley crea un Observatorio Nacional de la Violencia contra las
Mujeres. Como antecedente puede citarse el Observatorio Nacional
de Salud Sexual y Reproductiva, establecido desde el 28 de mayo
de 2010 (puede verse información en el sitio www.ossyr.org.ar).
Su función puede sintetizarse en un monitoreo de la situación de
la violencia contra las mujeres en el territorio nacional, lo que incluye
la recolección de datos sistematizados, y la exhibición de los resultados
obtenidos en forma pública y masiva, incluyendo la herramienta de
Internet. Su trabajo es importante para contar con información de datos
reales, lo que permite el ajuste de las medidas de gobierno conforme
a las observaciones realizadas, y también para la elaboración de es-
tadísticas.
Se propone la articulación de este Observatorio con otros orga-
nismos gubernamentales o no gubernamentales, a fin de completar
la información y promover las investigaciones. Hay actualmente nu-
merosos observatorios regionales, entre ellos el Observatorio de Sen-
tencias Judiciales conducido por ELA (Equipo Latinoamericano de
Justicia y Género), con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
los Observatorios de Derechos Humanos y de Sentencias Judiciales
con visión de género, ambos en la ciudad de Santa Fe (con sedes en
la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Na-
cional del Litoral), el Observatorio de Publicidad Sexista en Rosario
(sede en la Universidad Abierta Interamericana de esa ciudad), el
Observatorio de Salud, Género y Derechos Humanos en Rosario, el
Observatorio de Violencia de Género –CESC– en Rosario, el Obser-
vatorio sobre Femicidios “Adriana Zambrano”, que funciona en La
Casa del Encuentro (ONG) en la Ciudad de Buenos Aires, el Obser-
vatorio por la Igualdad Real del Trato a la Mujer en La Rioja43,
etcétera.

Art. 15 Integración. El Observatorio de la Violencia contra las Mujeres


estará integrado por:
a) Una persona designada por la Presidencia del Consejo Na-
43 Creado en octubre de 2010, L.A. 2010-D.

778
Ley de Protección Integral de la Mujer

cional de la Mujer, quien ejercerá la dirección del Obser-


vatorio, debiendo tener acreditada formación en investiga-
ción social y derechos humanos;
b) Un equipo interdisciplinario idóneo en la materia.

Doctrina y jurisprudencia
Tanto en este Observatorio nacional como en los que se han ido
creando en jurisdicciones locales, se ha puesto la debida atención en
la presencia de equipos interdisciplinarios que integren el cuerpo para
la tarea de interpretación, análisis y categorización de los datos obte-
nidos: psicólogos, abogados, sociólogos, estadísticos, quienes a través
de sus trabajos ofrecen una información integral sobre las realidades
monitoreadas.

TÍTULO III
PROCEDIMIENTOS

CAPÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES

Art. 16 Derechos y garantías mínimas de procedimientos judiciales y ad-


ministrativos. Los organismos del Estado deberán garantizar a
las mujeres, en cualquier procedimiento judicial o administra-
tivo, además de todos los derechos reconocidos en la Constitu-
ción Nacional, los Tratados Internacionales de Derechos Hu-
manos ratificados por la Nación Argentina, la presente ley y
las leyes que en consecuencia se dicten, los siguientes derechos
y garantías:
a) A la gratuidad de las actuaciones judiciales y del patrocinio
jurídico preferentemente especializado;
b) A obtener una respuesta oportuna y efectiva;
c) A ser oída personalmente por el juez y por la autoridad
administrativa competente;
d) A que su opinión sea tenida en cuenta al momento de arribar
a una decisión que la afecte;
e) A recibir protección judicial urgente y preventiva cuando

779
Ley de Protección Integral de la Mujer

se encuentren amenazados o vulnerados cualquiera de los


derechos enunciados en el artículo 3º de la presente ley;
f) A la protección de su intimidad, garantizando la confiden-
cialidad de las actuaciones;
g) A participar en el procedimiento recibiendo información so-
bre el estado de la causa;
h) A recibir un trato humanizado, evitando la revictimización;
i) A la amplitud probatoria para acreditar los hechos denun-
ciados, teniendo en cuenta las circunstancias especiales en
las que se desarrollan los actos de violencia y quienes son
sus naturales testigos;
j) A oponerse a la realización de inspecciones sobre su cuerpo
por fuera del estricto marco de la orden judicial. En caso
de consentirlas y en los peritajes judiciales tiene derecho a
ser acompañada por alguien de su confianza y a que sean
realizados por personal profesional especializado y formado
con perspectiva de género;
k) A contar con mecanismos eficientes para denunciar a los
funcionarios por el incumplimiento de los plazos establecidos
y demás irregularidades.

Doctrina y jurisprudencia
Conforme lo dispone el artículo 1º de la ley, estas disposiciones
del Capítulo I del Título III son aplicables en todas las jurisdicciones
del país.
Nótese que el inciso a, de este artículo 16 garantiza la gratuidad
en todo el país tanto del patrocinio jurídico como de las actuaciones
judiciales y administrativas referidas a la protección de las mujeres
contra la violencia. Nos remitimos a los comentarios hechos en el
artículo 3º y señalamos la ubicación metodológica del artículo 16, ya
que las normas declaradas expresamente no aplicables al interior del
país en forma automática son las que se encuentran en el Capítulo II
de este Título III.
El decreto reglamentario aclara los alcances del inciso b, diciendo
que la respuesta a la víctima será oportuna cuando el trámite sea breve
y la resolución no sea tardía, mientras que será efectiva cuando logre
prevenir la repetición de los hechos y otorgue reparación a la víctima.

780
Ley de Protección Integral de la Mujer

En cuanto a la interpretación de cuándo los mecanismos son eficientes


en el supuesto del inciso k, el decreto 1011 lo centra en la no revic-
timización de la mujer evitando una excesiva burocratización en los
trámites, y señala: fácil acceso, atención inmediata y resolución en
plazos razonables.

Art. 17 Procedimientos administrativos. Las jurisdicciones locales po-


drán fijar los procedimientos previos o posteriores a la instancia
judicial para el cumplimiento de esta ley, la que será aplicada
por los municipios, comunas, comisiones de fomento, juntas,
delegaciones de los Consejos Provinciales de la Mujer o áreas
descentralizadas, juzgados de paz u organismos que estimen
convenientes.
Art. 18 Denuncia. Las personas que se desempeñen en servicios asis-
tenciales, sociales, educativos y de salud, en el ámbito público
o privado, que con motivo o en ocasión de sus tareas tomaren
conocimiento de un hecho de violencia contra las mujeres en
los términos de la presente ley, estarán obligados a formular
las denuncias, según corresponda, aun en aquellos casos en que
el hecho no configure delito.

Doctrina y jurisprudencia

El texto del artículo 18 de la ley obliga a todos los agentes de


estos servicios especiales a formular la denuncia por violencia sufrida
por cualquier mujer de la que hayan tomado conocimiento en ocasión
del cumplimiento de sus tareas. Al hacer la salvedad de que lo harán
“según corresponda”, debe armonizarse este artículo con lo dispuesto
en el decreto reglamentario que restringe este supuesto a los casos en
que la mujer otorgue su autorización para denunciar, cuando el hecho
no configure delito.
Doctrinariamente, hay quienes sostienen que tratándose de mujer
capaz y mayor de edad, debe requerirse su consentimiento para efectuar
la denuncia (Lamberti y Sánchez), o que en cambio esto no sería
necesario dadas las condiciones de vulnerabilidad en que se encuentran
las víctimas (Cadoche). Ahora resulta de aplicación específicamente

781
Ley de Protección Integral de la Mujer

el supuesto del artículo 24, inciso d, articulado con el resto de la


normativa para delimitar su correcto alcance.
En cuanto a la denuncia penal, los agentes que tomen conocimiento
en ocasión de su trabajo tienen la obligación de formularla cuando se
trate de un hecho de violencia que configure un tipo delictivo (conf.
art. 24, inc. e, y decreto reglamentario).

CAPÍTULO II
PROCEDIMIENTO

Art. 19 Ámbito de aplicación. Las jurisdicciones locales, en el ámbito


de sus competencias, dictarán sus normas de procedimiento o
adherirán al régimen procesal previsto en la presente ley.

Doctrina y jurisprudencia
Este Capítulo II, en principio, no resulta aplicable en las jurisdic-
ciones locales, salvo las observaciones que haremos más adelante.
Algunas provincias se han pronunciado por la adhesión a las normas
procedimentales, sin perjuicio de adoptar además otras reglas comple-
mentarias, como la Provincia de Chaco44.

Art. 20 Características del procedimiento. El procedimiento será gratuito


y sumarísimo.
Art. 21 Presentación de la denuncia. La presentación de la denuncia
por violencia contra las mujeres podrá efectuarse ante cualquier
juez/jueza de cualquier fuero e instancia o ante el Ministerio
Público, en forma oral o escrita.
Se guardará reserva de identidad de la persona denunciante.
Art. 22 Competencia. Entenderá en la causa el/la juez/a que resulte com-
petente en razón de la materia según los tipos y modalidades
de violencia de que se trate.
Aun en caso de incompetencia, el/la juez/a interviniente podrá
disponer las medidas preventivas que estime pertinente.

44 Ley 6689 de diciembre de 2010, L.A. 2010-D-47, fasc. 9.

782
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia

En los artículos 21 y 22 la ley distingue dos tipos de intervenciones


judiciales: la de la recepción de la denuncia y la de la tramitación de
la causa.
Para la primera puede intervenir cualquier juez, sin distinción de
fueros o instancias, y podrá prosperar una denuncia oral o escrita.
Este juez deberá recepcionar la denuncia y podrá ordenar medidas
preventivas. La sustanciación de la causa, en cambio, deberá llevarse
a cabo ante el juez que por razón de la materia resulte competente en
la respectiva jurisdicción.
Ya la Ley de Violencia Familiar de Santa Fe (11.529/97) distingue
entre los jueces intervinientes y los jueces competentes. Este criterio
es el seguido en la nueva ley nacional y resulta acorde a la urgencia
con que debe prestarse asistencia a la víctima, sin permitir dilaciones
por razones de competencia a fin de ordenar las primeras medidas
que puedan interrumpir la situación de peligro por la que atraviesan
las víctimas.
Por otra parte, la reglamentación del artículo 21 ha dispuesto que
las mujeres víctimas de violencia pueden efectuar las denuncias sin
asistencia letrada hasta que se encuentren funcionando los servicios
que les asegure el patrocinio jurídico gratuito e inmediato.
La misma reglamentación del artículo 21 dice que “...La reserva
de identidad se limitará a la etapa preliminar pero no se mantendrá
durante el proceso...” Creemos que es una disposición desacertada,
siendo desaconsejable dejar de lado la reserva de la identidad, como
regla, luego de cumplida la etapa preliminar.

Art. 23 Exposición policial. En el supuesto que al concurrir a un servicio


policial sólo se labrase exposición y de ella surgiere la posible
existencia de violencia contra la mujer, corresponderá remitirla
a la autoridad judicial competente dentro de las veinticuatro
horas.

783
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia

Esta disposición intenta terminar con la viejísima y nociva práctica


policial de no levantar denuncias sino exposiciones de las declaraciones
de las víctimas, y de ese modo evadir la intervención del Poder Judicial.
Ahora, tanto las denuncias como las exposiciones policiales deben
ser remitidas al juez competente, y dentro del perentorio plazo de 24
horas. Nótese que deben ser giradas al juez que tenga competencia
para entender luego en el proceso y que el plazo deberá contarse por
días corridos (art. 28 del Cód. Civ. y dec. regl., art. 16, último párrafo),
de modo que quedan comprendidos los días feriados.

Art. 24 Personas que pueden efectuar la denuncia. Las denuncias podrán


ser efectuadas:
a) Por la mujer que se considere afectada o su representante
legal sin restricción alguna;
b) La niña o la adolescente directamente o a través de sus
representantes legales de acuerdo a lo establecido en la Ley
26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes;
c) Cualquier persona cuando la afectada tenga discapacidad,
o que por su condición física o psíquica no pudiese formu-
larla;
d) En los casos de violencia sexual, la mujer que la haya pa-
decido es la única legitimada para hacer la denuncia. Cuan-
do la misma fuere efectuada por un tercero, se citará a la
mujer para que la ratifique o rectifique en veinticuatro ho-
ras. La autoridad judicial competente tomará los recaudos
necesarios para evitar que la causa tome estado público;
e) La denuncia penal será obligatoria para toda persona que
se desempeñe laboralmente en servicios asistenciales, socia-
les, educativos y de salud, en el ámbito público o privado,
que con motivo o en ocasión de sus tareas tomaren conoci-
miento de que una mujer padece violencia siempre que los
hechos pudieran constituir un delito.

784
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia
Se advierte un adelanto con relación al artículo 2º, primer párrafo,
de la ley 24.417, que había sido objeto de críticas por varios motivos
(Cadoche). Ahora este artículo 24 ya no habla de los ancianos (ancianas
en esta nueva ley) como personas que, por el solo hecho de serlo,
deban actuar a través de representantes.
Deben observarse los términos del inciso a, cuando menciona al
“representante legal” de la mujer, ya que es evidente que en este inciso
se refiere a mujeres capaces. Por lo tanto, no es posible la existencia
de representante legal sino de una representación voluntaria, expresada
mediante un mandato especial y suficiente.
Nos parece un acierto que el inciso c, habilite a efectuar la denuncia
a cualquier persona cuando la afectada no pudiese formularla por su
condición física o psíquica (aunque no padezca de discapacidad). Es
lo que en otros términos hemos dicho en trabajos anteriores, por cuanto
la mujer que sufre violencia puede no estar en condiciones aptas para
denunciar los hechos, aun siendo plenamente capaz.
En cuanto a la denuncia de violencia sobre una mujer incapaz, según
las normas del Código Civil esa denuncia no puede ser efectuada por
ella misma sino que debe ser efectuada por persona legitimada para
hacerla (dada su situación de incapacidad absoluta de obrar, y represen-
tación necesaria). Sin embargo, actualmente deberán tenerse en cuenta
las normas internacionales vigentes en nuestro país (especialmente la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad –ONU,
2006– ratificada por ley 26.378/2008) para valorar si es posible la for-
mulación de la denuncia por ella misma, o si necesita asistencia o re-
presentación. El concepto que marca más claramente el cambio de pa-
radigma en el ejercicio de la capacidad jurídica por parte de personas
con discapacidad es el de la “figura de apoyo” prevista en el inciso 3º
del artículo 12 de la CDPD45 y el cambio de la “incapacidad” jurídica
hacia la aceptación de distintos grados de discapacidad a fin de resolver
sobre la validez o nulidad de los actos realizados46.
45 Ver Conclusiones del 1er Congreso Internacional sobre Discapacidad y Derechos
Humanos, Buenos Aires (Aequitas), 10 y 11 de junio de 2010, en www.colescba.org.ar.
46 Ver en este sentido el tratamiento de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657/

2010.

785
Ley de Protección Integral de la Mujer

Advertimos una contradicción en el inciso d, así como está dis-


puesto. Si la única legitimada para hacer la denuncia es la mujer que
ha sufrido violencia sexual, no se advierte la posibilidad de que sea
receptada siquiera la que quiera efectuar “un tercero”, y menos puede
admitirse que la mujer sea compelida a ratificar o rectificar esa de-
nuncia. Si es mujer capaz, la denuncia por un tercero –en este supuesto
especial de violencia sexual– es inadmisible y no debiera tener trámite
alguno. Si es mujer menor o discapacitada, deberán aplicarse las reglas
de la ley 26.061 o las atinentes a la discapacidad que correspondan,
por lo que parece estar reducida la posibilidad de la denuncia por
cualquier tercero cuando se trate de violencia sexual, solamente cuando
sea cometida sobre persona que –sin estar encuadrada en los supuestos
anteriores– no pudiese formularla por su condición física o psíquica.
Creemos que es el modo de armonizar los diversos supuestos tratados
en este artículo.
Finalmente, en el inciso e, se contempla la obligación de formular
denuncia penal por los miembros de los servicios mencionados, que
por lo dicho con anterioridad deberá interpretarse en tanto en cuanto
se trate de delito de acción pública, con prescindencia de la conformidad
o autorización de la mujer violentada. Tratándose de un deber de de-
nunciar, su incumplimiento configura un ilícito civil y la consiguien-
te obligación de reparar el perjuicio que se ocasione con la omisión
(Lamberti y Viar). Serán de aplicación a estos casos los artículos 1074,
1077, 1078, 1109 y siguientes del Código Civil.

Art. 25 Asistencia protectora. En toda instancia del proceso se admitirá


la presencia de un/a acompañante como ayuda protectora ad
honórem, siempre que la mujer que padece violencia lo solicite
y con el único objeto de preservar la salud física y psicológica
de la misma.

Doctrina y jurisprudencia

Se refiere seguramente a un acompañante especialmente capacitado.


Su actuación debe ser gratuita para la mujer, y podría ser solventado,
por ejemplo, por el mismo Estado mediante la afectación de partidas

786
Ley de Protección Integral de la Mujer

especiales o por las obras sociales –con las que podría acordar el
Estado– que incluiría esta atención dentro de lo que hoy son los acom-
pañantes terapéuticos en los casos necesarios por razones de salud,
teniendo en cuenta que el único objeto permitido para otorgarlo sería
la preservación de la salud física o psicológica de la víctima.

Art. 26 Medidas preventivas urgentes.


a) Durante cualquier etapa del proceso el/la juez/a interviniente
podrá, de oficio o a petición de parte, ordenar una o más
de las siguientes medidas preventivas de acuerdo a los tipos
y modalidades de violencia contra las mujeres definidas en
los artículos 5 y 6 de la presente ley:
1. Ordenar la prohibición de acercamiento del presunto a-
gresor al lugar de residencia, trabajo, estudio, esparci-
miento o a los lugares de habitual concurrencia de la
mujer que padece violencia;
2. Ordenar al presunto agresor que cese en los actos de
perturbación o intimidación que, directa o indirectamen-
te, realice hacia la mujer;
3. Ordenar la restitución inmediata de los efectos personales
a la parte peticionante, si ésta se ha visto privada de los
mismos;
4. Prohibir al presunto agresor la compra y tenencia de
armas, y ordenar el secuestro de las que estuvieren en
su posesión;
5. Proveer las medidas conducentes a brindar a quien pa-
dece o ejerce violencia, cuando así lo requieran, asistencia
médica o psicológica, a través de los organismos públicos
y organizaciones de la sociedad civil con formación es-
pecializada en la prevención y atención de la violencia
contra las mujeres;
6. Ordenar medidas de seguridad en el domicilio de la
mujer;
7. Ordenar toda otra medida necesaria para garantizar la
seguridad de la mujer que padece violencia, hacer cesar
la situación de violencia y evitar la repetición de todo
acto de perturbación o intimidación, agresión y maltrato
del agresor hacia la mujer.

787
Ley de Protección Integral de la Mujer

b) Sin perjuicio de las medidas establecidas en el inciso a) del


presente artículo, en los casos de la modalidad de violencia
doméstica contra las mujeres, el/la juez/a podrá ordenar las
siguientes medidas preventivas urgentes:
1. Prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir,
ocultar o trasladar bienes gananciales de la sociedad con-
yugal o los comunes de la pareja conviviente;
2. Ordenar la exclusión de la parte agresora de la residen-
cia común, independientemente de la titularidad de la
misma;
3. Decidir el reintegro al domicilio de la mujer si ésta se
había retirado, previa exclusión de la vivienda del pre-
sunto agresor;
4. Ordenar a la fuerza pública, el acompañamiento de la
mujer que padece violencia, a su domicilio para retirar
sus efectos personales;
5. En caso de que se trate de una pareja con hijos/as, se
fijará una cuota alimentaria provisoria, si correspondie-
se, de acuerdo con los antecedentes obrantes en la causa
y según las normas que rigen en la materia;
6. En caso que la víctima fuere menor de edad, el/la juez/a,
mediante resolución fundada y teniendo en cuenta la opi-
nión y el derecho a ser oída de la niña o de la adolescente,
puede otorgar la guarda a un miembro de su grupo fa-
miliar, por consanguinidad o afinidad, o con otros miem-
bros de la familia ampliada o de la comunidad;
7. Ordenar la suspensión provisoria del régimen de visitas;
8. Ordenar al presunto agresor abstenerse de interferir, de
cualquier forma, en el ejercicio de la guarda, crianza y
educación de los/as hijos/as;
9. Disponer el inventario de los bienes gananciales de la
sociedad conyugal y de los bienes propios de quien ejerce
y padece violencia. En los casos de las parejas convivien-
tes se dispondrá el inventario de los bienes de cada uno;
10. Otorgar el uso exclusivo a la mujer que padece violencia,
por el período que estime conveniente, del mobiliario de
la casa.

788
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia

Aunque la norma dice en su enunciado “Durante cualquier etapa


del proceso el/la juez/a interviniente”, debe entenderse que tanto el
juez interviniente como el juez competente están facultados para dis-
poner alguna/s de estas medidas preventivas urgentes, sea de oficio o
a pedido de parte.
El objetivo principal a perseguir con cualquiera de ellas es el ex-
presado en el inciso a.7: “garantizar la seguridad de la mujer que
padece violencia, hacer cesar la situación de violencia y evitar la re-
petición” de actos de violencia contra la mujer.
No compartimos el criterio adoptado en este artículo, inciso a.5,
en cuanto a que la orden judicial de asistencia médica o psicológica
a la víctima y al agresor solamente podría impartirse “cuando así [cual-
quiera de ellos] lo requieran”. Tampoco nos parece suficiente que sólo
en el caso de un segundo incumplimiento de las medidas ordenadas
por el juez se imponga la asistencia obligatoria del agresor a programas
tendientes a la modificación de conductas violentas (art. 32, inc. c).
El tratamiento, tanto del hombre violento –con el objeto de pro-
mover cambios en su conducta– como de la mujer víctima –a fin de
ayudar a su empoderamiento para enfrentar las acciones necesarias
para salir del círculo de violencia–, debiera ser una de las medidas
que el juez pueda disponer libremente y sin relacionarla –ni menos
condicionarla– a que sea pedida por ellos.
En el inciso b, se refiere a medidas preventivas, y entre ellas a la
“suspensión provisoria del régimen de visitas” que se formula en el
inciso b.7. Por la ubicación de este inciso y lo dispuesto en el inciso
b.6, suponemos que se refiere a los casos en que la víctima de la
violencia es una hija niña o adolescente menor de edad; pero dada de
este modo la redacción del inciso b.7, ¿se pretende abarcar también
los casos en que las visitas a los hijos constituyan un medio a través
del cual el agresor continúe ejercitando violencia contra la mujer?
Ante un reclamo de este tipo, la prudencia judicial orientará la decisión,
ya que es el interés de los menores el que debe prevalecer a fin de
decidir cambios en los regímenes de visita o comunicación con sus
padres.

789
Ley de Protección Integral de la Mujer

Se han agregado algunas posibles medidas preventivas referentes


a los bienes con relación a la legislación anterior. Así, el inventario,
la atribución preferente de algunos bienes a la mujer, prohibiciones
al agresor, que se detallan en los incisos b.1, b.9 y b.10. No se distingue
entre parejas matrimoniales o de hecho para la aplicación de estas
medidas.
En los casos previstos en los incisos b.1 y b.9 puede resultar di-
ficultosa en la práctica la concreción de esas medidas en cuanto a
parejas convivientes, ya que no hay normas del Derecho común que
permitan a priori distinguir bienes “comunes de la pareja” –salvo asien-
tos registrales– o bienes exclusivos de cada uno de ellos.
Una innovación interesante es la del inciso b.2. La jurisprudencia
ha sido vacilante en la exclusión del agresor de la vivienda –como
medida cautelar– cuando se trata de parejas convivientes no casadas,
aun pese a la existencia de hijos menores a cargo de la víctima47.
Ahora se consagran expresamente dos premisas en torno a la exclusión
del agresor de la residencia común: 1) debe decidirse con independencia
de la titularidad del inmueble, o sea que podría ser que sea excluido
el único titular dominial del mismo, y 2) no se impone como requisito
la existencia ni la atribución de la guarda de hijos menores a la víctima.
Afirmamos que esta norma es aplicable tanto en caso de matrimo-
nios como de parejas de hecho (Solari). No solamente porque el mismo
inciso b.2 no hace distinciones y porque éste es el espíritu general de
la ley y de las convenciones internacionales que rigen la materia, des-
tinadas a la protección de las mujeres sin distinciones de estado civil,
sino porque del estudio comparativo con otros incisos del mismo ar-
tículo –incisos b.1, b.9, b.10– y con el artículo 3º, inciso a, del decreto

47CNCiv., Sala H, 16-7-97, “B. S. M. c/R. G. R.”, L.L. 1998-B-147; CNCiv.,


Sala B, 29-12-92, “P. A. s/Medidas precautorias”, E.D. del 29-10-93, fallo 45.373,
rechazó la aplicación analógica del art. 231 del Cód. Civ.; CCC de La Plata, Sala III,
17-2-92, Revista de Jurisprudencia Provincial, 1993, año 3, Nº 2, p. 123, aplicó
analógicamente el art. 231 del Cód. Civ.; fallo de primera instancia de Neuquén que
hizo lugar a la cautelar en protección de los hijos menores (cit. en GROSMAN,
Atribución del hogar conyugal. Separación o divorcio, en Enciclopedia de Derecho
de Familia, t. I, p. 458); JCC Nº 1 de Mar del Plata, L.S. Nº 234, fs. 372/374 –inédito–
(cit. en KEMELMAJER DE CARLUCCI, Protección jurídica de la vivienda familiar,
p. 417).

790
Ley de Protección Integral de la Mujer

reglamentario, puede fácilmente concluirse que esta innovación del


inciso b.2 permite excluir al agresor de la vivienda común tanto en
casos de uniones matrimoniales como de hecho, y aunque no haya
hijos menores a cargo de la víctima. En este sentido puede citarse
resolución judicial de diciembre de 2010, pero por aplicación especial
de la Ley de Violencia Familiar de la Provincia de Buenos Aires48.
Hay varios supuestos incorporados que procuran dar mayor segu-
ridad personal a la mujer víctima: incisos a.4 y b.4, e inciso a.6.
Aunque la ley no dice nada en particular, sería posible que el juez
ordene medidas cuyo costo sea a cargo del agresor, si ellas son útiles
para reforzar la protección de la víctima. Por ejemplo: el pago de un
alquiler para que la víctima pueda mudarse, la reparación o reposición
de las cosas dañadas por el mismo, los tratamientos médicos y psi-
cológicos que pueda necesitar la víctima y no sean proveídos gratui-
tamente, los tratamientos al agresor para cumplir con el mandato legal
de “garantizar la seguridad de la mujer [...] y evitar la repetición de
las agresiones o maltrato, etcétera” (Grosman, Lamberti). Nótese que
estas medidas nada tienen que ver con las que puedan ordenarse como
indemnización de los daños causados, para lo cual nos remitimos a
los comentarios del artículo 35.
Las tareas de concientización, de educación, de cambio de para-
digmas en la sociedad, y del seguimiento del cumplimiento de las
sanciones impuestas, complementan las medidas necesarias para me-
jorar el panorama que sobre la violencia de género se viene dando en
nuestra sociedad.

Art. 27 Facultades del/la juez/a. El/la juez/a podrá dictar más de una
medida a la vez, determinando la duración de las mismas de
acuerdo a las circunstancias del caso, y debiendo establecer un
plazo máximo de duración de las mismas, por auto fundado.

Doctrina y jurisprudencia
Es importante que no se haya establecido cuál es el plazo máximo
48 CCC de Dolores, 2-12-2010, en autos “C. M. F. c/H. V. H. s/Exclusión del

hogar”, www.IJEditores.com.ar.

791
Ley de Protección Integral de la Mujer

de duración de las mismas, dejando su determinación a la autoridad


judicial interviniente conforme a las reglas de su sana crítica y según
el caso concreto.

Art. 28 Audiencia. El/la juez/a interviniente fijará una audiencia, la


que deberá tomar personalmente bajo pena de nulidad, dentro
de cuarenta y ocho horas de ordenadas las medidas del artícu-
lo 26, o si no se adoptara ninguna de ellas, desde el momento
que tomó conocimiento de la denuncia.
El presunto agresor estará obligado a comparecer bajo aper-
cibimiento de ser llevado ante el juzgado con auxilio de la fuerza
pública.
En dicha audiencia, escuchará a las partes por separado bajo
pena de nulidad, y ordenará las medidas que estime pertinentes.
Si la víctima de violencia fuere niña o adolescente deberá con-
templarse lo estipulado por la Ley 26.061 sobre Protección In-
tegral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Quedan prohibidas las audiencias de mediación o conciliación.

Doctrina y jurisprudencia
Se impone enfáticamente la inmediatez en el procedimiento, exi-
giendo la presencia del juez interviniente en la audiencia, bajo pena
de nulidad.
Se establece un plazo máximo dentro del cual debe realizarse la
misma y la modalidad de tomar las declaraciones por separado al
agresor y a la víctima bajo pena de nulidad.
Finalmente, se formula expresamente la prohibición de utilizar la
mediación o la conciliación como recurso para resolver el conflicto.
Desde el artículo 9º el legislador adopta el criterio más generalmente
aceptado, que es la descalificación de la mediación como alternativa
en los casos de violencia de género.

Art. 29 Informes. Siempre que fuere posible el/la juez/a interviniente


podrá requerir un informe efectuado por un equipo interdis-
ciplinario para determinar los daños físicos, psicológicos, eco-

792
Ley de Protección Integral de la Mujer

nómicos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situación de


peligro en la que se encuentre.
Dicho informe será remitido en un plazo de cuarenta y ocho ho-
ras, a efectos de que pueda aplicar otras medidas, interrumpir o
hacer cesar alguna de las mencionadas en el artículo 26.
El/la juez/a interviniente también podrá considerar los infor-
mes que se elaboren por los equipos interdisciplinarios de la
administración pública sobre los daños físicos, psicológicos,
económicos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situación
de peligro, evitando producir nuevos informes que la revicti-
micen.
También podrá considerar informes de profesionales de orga-
nizaciones de la sociedad civil idóneas en el tratamiento de la
violencia contra las mujeres.

Doctrina y jurisprudencia
Si bien es posible que el juez interviniente recabe un informe in-
terdisciplinario a distintos equipos especializados a fin de evaluar los
daños sufridos por la víctima y la situación o grado de peligro en que
se encuentre, deberá tratar en lo posible de evitar la repetición de los
mismos por diversos equipos. La razón es evitar la revictimización
de la mujer, y si fuere necesaria una ampliación habrá de pedirse
previamente al mismo equipo que intervino, en procura de no someter
a la víctima a nuevos exámenes si fueren evitables.

Art. 30 Prueba, principios y medidas. El/la juez/a tendrá amplias facul-


tades para ordenar e impulsar el proceso, pudiendo disponer
las medidas que fueren necesarias para indagar los sucesos,
ubicar el paradero del presunto agresor, y proteger a quienes
corran el riesgo de padecer nuevos actos de violencia, rigiendo
el principio de obtención de la verdad material.

Doctrina y jurisprudencia
El impulso de oficio se asemeja al que caracteriza a los procesos
penales. Se impone una amplitud de acción al juzgador con relación
a la investigación de los hechos y a la toma de medidas protectoras.

793
Ley de Protección Integral de la Mujer

Se registran casos donde el juez interviniente se apresuró a cerrar


el procedimiento, pero la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Cri-
minal y Correccional, Sala V (causas 37.167 y 37.168), según fallos
de fecha 25 de junio de 2009, revocó las resoluciones del inferior que
habían sobreseído a los imputados sin haber agotado la investigación
necesaria, desconociendo las normas de la ley 26.485 en cuanto im-
ponen “la amplitud probatoria en el procedimiento, evaluándose las
pruebas ofrecidas de acuerdo al principio de la sana crítica y consi-
derando las presunciones que contribuyan a la demostración de los
hechos, siempre que sean indicios graves, precisos y concordantes, te-
niendo en cuenta las circunstancias especiales en las que se desarrollan
los actos de violencia y quiénes son sus naturales testigos (arts. 16,
inc. i, y 31)”49. Asimismo, es de resaltar alguna jurisprudencia reciente
que ordenó a los jueces inferiores la profundización de la investigación
y la modificación de las pautas de apreciación de las pruebas en casos
donde habían sobreseído a los autores de violencias contra mujeres,
apartándose de estos criterios50.

Art. 31 Resoluciones. Regirá el principio de amplia libertad probatoria


para acreditar los hechos denunciados, evaluándose las pruebas
ofrecidas de acuerdo con el principio de la sana crítica. Se
considerarán las presunciones que contribuyan a la demostra-
ción de los hechos, siempre que sean indicios graves, precisos
y concordantes.

49
Publicados digitalmente en edición de fecha 31-8-2009, bajo protocolos
A00126424367 y A00126425268 de Utsupra.com, Penal.
50 Los fallos de la Sala V de la CNCCorr., en autos “U., E. L. s/Abuso sexual”,

causa 37.167, y autos “A., A. M. s/Lesiones”, causa 37.168, ambos del 25-6-2009,
revocan dos sobreseimientos y la Sala señala que, en actuaciones en donde se invo-
lucran hechos de violencia como los investigados, corresponde prestar especial atención
a las pautas establecidas en la Ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres toda
vez que dicha normativa ha reconocido, como garantía de las víctimas, la amplitud
probatoria en el procedimiento, correspondiendo por ello evaluar las pruebas ofrecidas
de acuerdo al principio de la sana crítica y considerar las presunciones que contribuyan
a la demostración de los hechos, siempre que sean indicios graves, precisos y con-
cordantes (publicados digitalmente en edición de fecha 31-8-2009, bajo protocolos
A00126424367 y A00126425268 de Utsupra.com, Penal).

794
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia

Esta disposición, articulada con los artículos 3º, 16 y otros de la


ley, ha venido a reforzar el criterio de la amplitud probatoria en los
casos de violencia de género, así como a realzar el especial valor de
las presunciones y de los indicios graves, precisos y concordantes, a
fin de evitar la exigencia de pruebas directas generalmente difíciles
de producir en procedimientos de esta índole. La jurisprudencia se ha
hecho eco de esta política en fallos recientes, dando por acreditados
los hechos invocados “aun si no existiera prueba directa”51. Este modo
de evaluar las pruebas colectadas se ha ido abriendo paso con fallos
reveladores de una mayor conciencia sobre la dificultad en la demos-
tración de los hechos vinculados a la violencia de género, y la cate-
gorización que merecen las distintas pruebas producidas52.

Art. 32 Sanciones. Ante el incumplimiento de las medidas ordenadas,


el/la juez/a podrá evaluar la conveniencia de modificar las mis-
mas, pudiendo ampliarlas u ordenar otras.
Frente a un nuevo incumplimiento y sin perjuicio de las res-
ponsabilidades civiles o penales que correspondan, el/la juez/a
deberá aplicar alguna/s de las siguientes sanciones:
a) Advertencia o llamado de atención por el acto cometido;
b) Comunicación de los hechos de violencia al organismo, ins-
titución, sindicato, asociación profesional o lugar de trabajo
del agresor;
c) Asistencia obligatoria del agresor a programas reflexivos,
educativos o terapéuticos tendientes a la modificación de
conductas violentas.
Asimismo, cuando el incumplimiento configure desobediencia
u otro delito, el juez deberá poner el hecho en conocimiento
del/la juez/a con competencia en materia penal.

51 CNCiv., Sala D, 20-5-2010, “R. H. M. c/P. E. E.”, J.A. 2011-1-38, fasc. 3.


52 C.S. de Catamarca, 29-5-2009, “G. R. C. s/Abuso sexual simple y con acceso
carnal en concurso real”; T.J. de Chaco, 23-4-2009, “C. C. H. s/Abuso sexual con
acceso carnal agravado reiterado”; S.C. de Mendoza, 15-4-2009, “Fiscal V. C. O. J.
A. s/Abuso sexual con acceso carnal”, todos publicados en www.ela.org.ar.

795
Ley de Protección Integral de la Mujer

Doctrina y jurisprudencia

El incumplimiento otorga al juez amplias facultades para rever –aun


de oficio– las medidas preventivas que haya dispuesto.
Es interesante la recepción del supuesto del inciso b. Desde hace
mucho tiempo venimos bregando por este tipo de sanciones, porque
creemos que son de mayor relevancia para el agresor. La comunicación
de los hechos de violencia cometidos a otros ámbitos donde se de-
sempeña el agresor puede ser una ayuda efectiva para incitar no so-
lamente al cumplimiento de las medidas ordenadas en el proceso sino
también a la no repetición de los hechos violentos.
Es criticable que sea necesaria la repetición de incumplimientos
por parte del agresor para que sean aplicables algunas de las medidas
previstas en los tres incisos.

Art. 33 Apelación. Las resoluciones que concedan, rechacen, interrum-


pan, modifiquen o dispongan el cese de alguna de las medi-
das preventivas urgentes o impongan sanciones, serán apelables
dentro del plazo de tres días hábiles.
La apelación contra resoluciones que concedan medidas pre-
ventivas urgentes se concederá en relación y con efecto devo-
lutivo.
La apelación contra resoluciones que dispongan la interrupción
o el cese de tales medidas se concederá en relación y con efecto
suspensivo.

Doctrina y jurisprudencia

Es muy importante haber zanjado las dudas o diferencias en este


tema, disponiéndose el efecto devolutivo de la apelación de las medidas
preventivas concedidas, así como el efecto suspensivo de la apelación
para obtener la suspensión o cese de las mismas. Creemos que es lo
mejor para contribuir a la seguridad de las víctimas, impidiendo que
la sola interposición del recurso permita el incumplimiento de las me-
didas dispuestas.

796
Ley de Protección Integral de la Mujer

Art. 34 Seguimiento. Durante el trámite de la causa, por el tiempo que


se juzgue adecuado, el/la juez/a deberá controlar la eficacia de
las medidas y decisiones adoptadas, ya sea a través de la com-
parecencia de las partes al tribunal, con la frecuencia que se
ordene, y/o mediante la intervención del equipo interdiscipli-
nario, quienes elaborarán informes periódicos acerca de la si-
tuación.

Doctrina y jurisprudencia
Se impone a la autoridad judicial el deber de seguimiento, dispo-
sición innovadora de la ley53. Enuncia algunos de los modos que pueden
elegirse para hacerlo, sin perjuicio de cualquier otro que estime ade-
cuado el magistrado interviniente. La falta de seguimiento de las me-
didas adoptadas es además un modo de incumplimiento por omisión
de las obligaciones del Estado hacia las víctimas, que encuadra en
una violencia institucional.

Art. 35 Reparación. La parte damnificada podrá reclamar la reparación


civil por los daños y perjuicios, según las normas comunes que
rigen la materia.

Doctrina y jurisprudencia
En primer lugar, pese a que este artículo se encuentra en el Capítulo
II del Título III, su aplicación debe ser inmediata en todo el territorio
nacional. El tema que aborda –reparación civil por daños y perjuicios
ocasionados por episodios de violencia– corresponde al Derecho de
fondo y no es meramente procedimental (Herrera).
Pueden citarse antecedentes legislativos locales que acuerdan es-
pecíficamente este derecho54.
Se reconoce expresamente el derecho a indemnización por daños
causados en los casos de violencia, y además son abarcativos de los
distintos ámbitos de desarrollo de las relaciones interpersonales de las

53 Nos remitimos a lo comentado en el art. 26.


54 Ley 2466 de Violencia Familiar de Santa Cruz –art. 10–; decreto reglamentario
de la Ley 11.529 de Violencia Familiar santafesina –art. 5º–.

797
Ley de Protección Integral de la Mujer

mujeres (doméstico, laboral, en salud, etc.). Por el modo en que ha


sido concebido este artículo 35, se refiere a la promoción de un reclamo
autónomo por daños y perjuicios.
Pese a que hay una remisión a las normas comunes de indemni-
zación de daños y perjuicios del Derecho Civil, creemos que esta
norma era necesaria aunque hayan existido reglas generales internas
y en los instrumentos internacionales aplicables –nótese que la Con-
vención de Belém do Pará estableció la obligación de reparación de
los daños ocasionados por violencia hacia la mujer (art. 7º, inc. g)–,
porque la jurisprudencia ha sido vacilante55 y a veces errónea56, evi-
denciando desconocimiento sobre las particularidades de la violencia
de género.
La consagración explícita en esta ley del derecho a reclamar la
indemnización civil permite también resolver dudas sobre competen-
cias (que ahora corresponderá al juez que entendió en el proceso de
violencia), o sobre temas de prescripción o caducidad de la acción,
etcétera (Herrera).

Art. 36 Obligaciones de los/as funcionarios/as. Los/as funcionarios/as


policiales, judiciales, agentes sanitarios, y cualquier otro/a fun-
cionario/a público/a a quien acudan las mujeres afectadas, tie-
nen la obligación de informar sobre:
a) Los derechos que la legislación le confiere a la mujer que
padece violencia, y sobre los servicios gubernamentales dis-
ponibles para su atención;
b) Cómo y dónde conducirse para ser asistida en el proceso;
c) Cómo preservar las evidencias.

Doctrina y jurisprudencia
Según el decreto reglamentario, “Se considera adecuada la infor-
55 JN1ªInst.Civ. Nº 95, 3-12-2003, “C. S. M. c/S. R. s/Daños y perjuicios”, sentencia

revocada en la resolución de la CApel. del 4-8-2004, ambas publicadas en LAMBERTI


y VIAR, Violencia familiar. Sistemas jurídicos, ps. 284 y ss.
56 Ver CCC de Córdoba, Sala 8ª, 21-12-2000, Derecho de Familia. Revista In-

terdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, Nº 22, año 2002, ps. 153 y ss.; asimismo
en LAMBERTI y VIAR, ob. cit., p. 277.

798
Ley de Protección Integral de la Mujer

mación o asesoramiento, el que se brinda de manera detallada, sufi-


ciente, acorde a las condiciones subjetivas de la solicitante y a las
circunstancias en las que la información o el asesoramiento son soli-
citados, y en el lenguaje y con la claridad necesaria que permita su
comprensión” (texto art. 3º, inc. g, del decreto 1011/2010).
Pese a que la ley dice “servicios gubernamentales” disponibles,
debe entenderse que abarca también a los servicios no gubernamentales,
conforme a los acuerdos que debe realizar el Estado nacional según
lo dispuesto en el artículo 9º, incisos b, y f.

Art. 37 Registros. La Corte Suprema de Justicia de la Nación llevará


registros sociodemográficos de las denuncias efectuadas sobre
hechos de violencia previstos en esta ley, especificando, como
mínimo, edad, estado civil, profesión u ocupación de la mujer
que padece violencia, así como del agresor; vínculo con el agre-
sor, naturaleza de los hechos, medidas adoptadas y sus resul-
tados, así como las sanciones impuestas al agresor.
Los juzgados que intervienen en los casos de violencia previstos
en esta ley deberán remitir anualmente la información perti-
nente para dicho registro.
El acceso a los registros requiere motivos fundados y previa
autorización judicial, garantizando la confidencialidad de la
identidad de las partes.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación elaborará estadís-
ticas de acceso público que permitan conocer, como mínimo,
las características de quienes ejercen o padecen violencia y sus
modalidades, vínculo entre las partes, tipo de medidas adop-
tadas y sus resultados, y tipo y cantidad de sanciones aplicadas.

Doctrina y jurisprudencia
Los datos registrados deben ser remitidos por los juzgados nacio-
nales a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Del mismo modo
deberán actuar en las jurisdicciones locales, con la elevación respectiva.
La reserva de los datos e identidades está permanentemente señalada
en la ley para preservar la intimidad de las mujeres y su seguridad.
Tanto los registros como las estadísticas que elabora la Corte de-

799
Ley de Protección Integral de la Mujer

berán articularse con los de otros organismos públicos o privados,


centralizándose la información por el Consejo Nacional de la Mujer
(art. 9º, inc. k, y concs.) o por el organismo que haga sus veces en
las jurisdicciones locales.

Art. 38 Colaboración de organizaciones públicas o privadas. El/la


juez/a podrán solicitar o aceptar en carácter de amicus cu-
riæ la colaboración de organizaciones o entidades públicas o
privadas dedicadas a la protección de los derechos de las mu-
jeres.

Doctrina y jurisprudencia

La convocatoria al trabajo en red se advierte a lo largo de todo el


texto legal. La red incluye a los organismos públicos, privados, orga-
nizaciones no gubernamentales y particulares que trabajen en esta ma-
teria. Este modo de abordaje tiene grandes ventajas: favorece el apro-
vechamiento de las tareas realizadas en distintos ámbitos, su capita-
lización por los demás; y puede impedir la revictimización de las
víctimas, ya que se pueden utilizar las actuaciones, estudios, etcétera
que se hayan realizado antes, aunque sean en espacios diferentes, evi-
tando en lo posible su repetición.

Art. 39 Exención de cargas. Las actuaciones fundadas en la presente


ley estarán exentas del pago de sellado, tasas, depósitos y cual-
quier otro impuesto, sin perjuicio de lo establecido en el ar-
tículo 68 del Código Procesal, Civil y Comercial de la Nación
en materia de costas.

Doctrina y jurisprudencia

Nos remitimos al comentario al artículo 3º. Se agrega aquí el ne-


cesario análisis de las disposiciones procesales locales que sean aná-
logas a las del artículo 68 del Código ritual de la Nación, o sea, las
que se refieran a la imposición de costas.

800
Ley de Protección Integral de la Mujer

Art. 40 Normas supletorias. Serán de aplicación supletoria los regímenes


procesales que correspondan, según los tipos y modalidades de
violencia denunciados.

TÍTULO IV
DISPOSICIONES FINALES

Art. 41 En ningún caso las conductas, actos u omisiones previstas en


la presente ley importarán la creación de nuevos tipos penales,
ni la modificación o derogación de los vigentes.

Doctrina y jurisprudencia
La ley reafirma así su carácter de ley civil, sin pretender modificación
alguna sobre las tipificaciones ni sobre la vigencia de las leyes penales.

Art. 42 La Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar, será


de aplicación en aquellos casos de violencia doméstica no pre-
vistos en la presente ley.

Doctrina y jurisprudencia
La norma es clara en cuanto a que: 1) no se deroga la ley 24.417,
y 2) se mantiene la aplicación de ésta solamente en casos de violencia
doméstica y en cuanto no estén previstos en la nueva ley. Quedan
erradicadas las audiencias de convocatorias simultáneas a ambas partes,
así como el método de la mediación, ambas figuras previstas en el
artículo 5º de la ley 24.417.

Art. 43 Las partidas que resulten necesarias para el cumplimiento de


la presente ley serán previstas anualmente en la Ley de Pre-
supuesto General de la Administración Nacional.
Art. 44 La ley entrará en vigencia a partir de su publicación en el
Boletín Oficial de la Nación57.
Art. 45 Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.
57 Fue publicada en el Boletín Oficial de la Nación el día 14-4-2009.

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