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LA VICTORIA DE LOS DIRECTIVOS HUMILDES

Podríamos decir que la humanidad es una virtud atribuida a aquellas personas


que han desarrollado conciencia de sus propias limitaciones, debilidades y
consecuencias de sus obras. Cuando un directivo es humilde, su equipo está
más dispuesto a colaborar para alcanzar los objetivos de la empresa.
Un líder humilde nunca está conforme, siempre busca expandir sus horizontes
ya que como dijimos antes este conoce sus límites y da lo mejor de si para
sobrepasar estos. Los líderes humildes no solo se enfocan en el crecimiento
propio, si no, alientan a los demás a superarse, reconocen el talento en otras
personas y los saben impulsar.
Practican dentro de su estilo de vida el respeto por sus trabajadores y
tienen detalles que por simples que parecen marcan la diferencia. Desde
saludar a todos por igual, conocer el nombre de quienes laboran junto a él,
hasta pedir las cosas con un “por favor” dentro de la frase, incluso cuando
exhortan a mejorar algo. Estos líderes exigen con criterio pues son conscientes
de la labor que se desempeña, practican la empatía con sus funcionarios.
Los líderes humildes en las organizaciones son vitales ya que paran en
constante empatía con sus colaboradores y generando un ambiente cómodo
para estos, aparte son buenos a la ora de trabajar en equipo ya que son de
mente abierta, de tal manera que la empresa realiza un trabajo más eficaz
    

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