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Mercado, S. (2011). MOdernidad, modernidad tardia e individualización.

Documento no publicado, FES-Z, UNAM, Distrito Federal, México, 1-8.

La modernidad es un proceso y un proyecto cuyos cortes temporales varían de


autor en autor, sin embargo hay un acuerdo bastante consolidado de que surge
a partir del siglo XVIII, con acontecimientos tales como la Revolución Industrial
y la Revolución Francesa. Es un proyecto occidental de origen europeo, que no
se podría definir como homogéneo, pero sí como expansivo, que poco a poco
va ganando terreno e instalándose en diferentes países europeos, para
después extenderse a otras latitudes generando modernidades diferentes de
acuerdo a las culturas particulares donde se inserta, pero con algunas
características generales homogéneas en cuanto a la visión del mundo, de la
sociedad y su organización (Beriain, 2002, p. 3)

Los cambios fundamentales que implicó el proyecto moderno en Europa así


como sus contradicciones las podemos analizar a partir de los tres ideales de la
revolución francesa: la libertad, la igualdad y la fraternidad.

La libertad es uno de los principales argumentos del proyecto moderno, ya que


se da el surgimiento del individuo sujeto de derechos y obligaciones, pero que
está en posibilidad de elegir sobre su propio destino, aspecto muy importante
con respecto de épocas premodernas en que el origen determinaba su vida y
en el que siempre se era en relación a otros, estando sujeto de manera muy
fuerte a una colectividad tradicional con una estratificación rígida y escasa
movilidad social tanto horizontal (ocupaciones) como vertical (ascenso o
descenso en la escala social).

Este aspecto está vinculado a la economía y se da en términos de la relación


entre patrones y trabajadores. La producción se organiza a partir de hombres
formalmente libres, no de siervos como en la época premoderna. El arraigo a la
tierra como forma de subsistencia cambia por la producción en la fábrica (esto
debido al desarrollo de la ciencia y la tecnología), lo cual implica una nueva
forma de organización del trabajo, así se desliga al trabajador del producto
elaborado, pues éste vende su fuerza de trabajo al mejor postor. El ser humano

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es dueño de sí mismo y responsable de su subsistencia, por lo que la
propiedad viene siendo un elemento fundamental que lo posibilita a ejercer su
libertad respecto de su propia vida y que le permite una movilidad social que no
se conocía en las etapas premodernas (Castel, 2003 p. 2,3).

Las nuevas rutinas de trabajo reguladas a través de una organización


burocrática, vienen a romper con las normas antes establecidas, creando
nuevas formas de vivir y relacionarse e incluyendo la idea de que somos lo que
hacemos, el trabajo viene a jugar un papel fundamental en la vida de los seres
humanos y a ser más importante su cumplimiento que cualquier otra cosa de
índole personal (Beriain, 2002, p. 12).

El factor de la racionalidad instrumental juega un papel muy importante y la


economía hace suyos los ideales de productividad eficiente (Weber, 1978, cap.
4), objetiviza las relaciones no sólo de producción sino incluso las personales,
los ritmos se adaptan a los del trabajo y su organización, siendo éste un eje
importante de la vida moderna, pero que a la vez genera problemas como la
anomia de acuerdo con Durkheim (Ramos, 1999) y alienación como bien lo han
señalado los marxistas y la Escuela de Frankfurt (Horkheimer y Adorno, 1969,
15-99). La vida personal se ve limitada a un horario establecido, a reglas y
normas institucionales, lo cual señala una primera contradicción del discurso de
la modernidad: libertad personal o autodeterminación contra regulación
institucional de la sociedad sobre los individuos (Wagner, 1997). Es decir la
libertad humana debe ser regulada para que la sociedad pueda desarrollarse,
pero si se llega a los excesos, el individuo pierde su calidad de tal en tanto no
puede realmente llevar a cabo su propio proyecto de vida.

Estos excesos se han dado, la forma de producción capitalista vigente dentro


del proyecto de la modernidad, conduce a la contradicción de ver una gran
cantidad de personas sometidas a las decisiones de los que detentan la
propiedad de los medios de producción para poder sobrevivir, es decir la
libertad individual se acota solo a los que pueden tener ciertos soportes,
recursos o posiciones dentro del campo social, que les permiten visualizar y
llevar a cabo metas individuales. Aunque los derechos individuales estén

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plasmados en las constituciones nacionales y a nivel internacional, su ejercicio
deja mucho que desear, dadas las condiciones económicas vigentes.

Esto nos lleva a la segunda gran contradicción, la modernidad proclama la


igualdad, refiriéndose a las oportunidades, todos los individuos tienen en teoría,
la misma oportunidad de acceder a formas de vida que les plazca, sólo es
necesario el esfuerzo, el trabajo, la creatividad, es decir depende de las
capacidades individuales el poder sortear los obstáculos para la
autorrealización. Esto por supuesto no es así, las oportunidades, cómo bien
han señalado los críticos reproduccionistas culturales (Bourdieu, Passeron,
entre otros), están mediadas por estructuras económicas y culturales que si
bien no determinan, si limitan la posibilidad de acceder a ellas.

Sin embargo el discurso del progreso sigue vigente: El ser humano dominará el
entorno que le rodea a partir de los desarrollos científicos y tecnológicos, de
ahora en adelante la mirada cambia hacia el futuro (Koselleck, 1993, p. 314 Y
sigs.) y la idea de progresar individual y socialmente es un aliciente continuo y
un sufrimiento de la vida moderna (en el sentido de que nunca se está
conforme, nunca se es suficientemente bueno, exitoso y por consiguiente feliz).

Esto se liga justamente con la idea de fraternidad, es decir con la idea de un


individuo que si bien es libre, independiente, autónomo, que busca el progreso
y ve hacia el futuro, también tendría que ser un individuo arraigado
socialmente. Es decir que a través de su progreso personal, también busque el
mejoramiento de su sociedad, que logre integrar su proyecto de vida con el de
la sociedad en la que se inserta, un individuo con conciencia social.

La contradicción radica en el surgimiento no de una individualidad sana y


creativa, sino de un individualismo egocéntrico y narcisista que hace caso
omiso del papel social que está llamado a jugar para poder generar armonía y
progreso en su entorno, es decir la fraternidad como ideal de la modernidad, se
ve socavada por una nueva forma de vida urbana en la que las muchedumbres
son solitarias, pues no existe una solidaridad y reconocimiento del otro. Esto ha
sido relacionado por algunos pensadores con la sociedad de masas en la que

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el ser humano se homogeiniza, pierde creatividad, deja de hacer de la razón el
instrumento que guíe su actuar (Horkheimer, op. cit.), y se convierte en uno
más, que no se distingue, que se "traga" lo que dicen los medios de
comunicación masiva y por lo tanto pierde su función crítica, reflexiva. Es decir
la sociedad de masas y el individuo se oponen en la búsqueda de la solidaridad
social.

Modernidad tardía, posmodernidad o segunda modernidad.

Hablar sobre si existe una nueva etapa de la modernidad, ha generado grandes


discusiones, sobre todo en lo que al término posmodernidad se refiere, sin
embargo me parece que si bien los términos podrían ser o no adecuados, creo
que no podríamos hablar de modernidad sin tener historicidad, como algo
general y aplicable en cualquier tiempo y espacio. Aunado a lo anterior
tendríamos que reconocer que la sociedad es dinámica y que los procesos que
refiere en cuanto a las relaciones sociales son cambiantes, por lo que es
necesario reconocer que el momento actual de la modernidad tiene sus propias
características teóricas y empíricas, aún cuando estas puedan adoptar una
forma particular de acuerdo a cada cultura tal como lo sostiene Berian (2003:
3).

¿Cuáles son las características de esta modernidad tardía?

Ulrich Beck apunta que "la primera modernidad se basa en una sociedad del
tipo Estado-Nación, en identidades colectivas dadas, como las clases, las
familias, las etnicidades. Para todo ello era esencial el principio del pleno
empleo (auque no se llevara a la práctica necesariamente) y un modo de
producción basado en la explotación de la naturaleza. Esta modernidad se está
viendo desafiada por cuatro tipos de desarrollo: en primer lugar, la
individualización; en segundo lugar, la globalización como fenómeno
económico, sociológico y cultural, en tercer lugar, el subempleo o el
desempleo, no sólo como consecuencia de la política gubernamental o de un
retroceso de la economía, sino como desarrollo estructural que no puede
superarse fácilmente, yen cuarto lugar la crisis ecológica. En esta segunda

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modernidad nos enfrentamos no solo a cambios de poca importancia, sino a
una forma diferente de capitalismo, un nuevo orden global, un tipo de vida
cotidiana diferente." Beck (2003: 344-345) Esto lleva a que vivamos en una
sociedad con una gran carga de incertidumbre y de ambigüedad, es una
sociedad de riesgo y el papel que juega el proceso de individualización en su
configuración es esencial.

Por su parte lipovestsky (198?) plantea la conmoción de la sociedad, de las


costumbres, del individuo contemporáneo de la era del consumo masificado, la
emergencia de un modo de socialización y de individualización inédito que
rompe con el instituido desde los siglos XVII y XVIII. Dice que se vive una
nueva revolución individualista principalmente en las sociedades democráticas
avanzadas, quienes encuentran su inteligibilidad a la luz de una lógica nueva:
el proceso de personalización que no cesa de remodelar el conjunto de los
sectores de la vida social, aún cuando no todas las esferas se han ido
reestructurando de la misma forma.

El proceso de personalización arranca a las sociedades del orden disciplinario-


revolucionario-convencional que prevaleció hasta los años cincuenta del siglo
pasado. Así a lo que él denomina sociedad posmoderna es al cambio de rumbo
histórico de los objetivos y modalidades de la socialización, actualmente bajo
dispositivos abiertos y plurales; el individualismo hedonista y personalizado se
ha vuelto legítimo y ya no encuentra oposición, la era de la esperanza futurista,
de la revolución, ha concluido. En la sociedad posmoderna reina la indiferencia
de masa. La sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, en la
ciencia, en la técnica, en la sociedad posmoderna no hay futuro, se vive el aquí
y el ahora, hay desencanto y banalización de lo nuevo, de la ciencia, ninguna
ideología política es capaz de entusiasmar a las masas, no hay proyecto
movilizador, tan sólo un gran vacío.

Por su parte Bauman (2003), habla de una modernidad tardía, que es líquida,
fluida a diferencia de la anterior etapa de la modernidad, que pretendía derretir
"sólidos" que eran pertenecientes a la tradición, como los estamentos, pero que
reemplazaba por otros más flexibles pero igual de sólidos como la clase social.

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Es decir se tenía la tarea de construir un nuevo orden mejor para reemplazar el
viejo y defectuoso. Sin embargo, esto no forma parte del momento actual y los
sólidos que han sido sometidos a disolución son los vínculos entre las
elecciones individuales y los proyectos y acciones colectivas. Los puntos de
orientación estables de la primera modernidad como la clase, las normas y
códigos de conducta comunes, se han derretido, ahora la ambivalencía hace su
aparición, el orden se pierde, hay indeterminación y tan sólo queda el individuo
y sus elecciones, al menos de manera aparente, pues en el discurso de esta
modernidad tardía, se hacen invisibles las cuestiones estructurales que
atraviesan y en muchos casos determinan las posibilidades de elección de
estos individuos.

Los tres autores coinciden en que el proceso de individualización es un factor


de gran peso en las nuevas formas de vida en sociedad que viene a fragmentar
relaciones y acciones colectivas y que propicia que categorías antaño muy
utilizadas pierdan su sentido, o como diría Beck, se conviertan en categorías
zombis, en el sentido de que son muertos vivientes, tales como la familia, el
vecindario, la clase social, Pero, ¿a qué se le denomina proceso de
individualización?

El proceso de individualización.

Quien más claramente responde a esta pregunta es Beck, quien dice: "el
concepto de individualización se aborda en el sentido sociológico de
individualismo institucionalizado. Las instituciones cardinales de la edad
moderna-los derechos civiles, políticos y sociales básicos, pero también el
empleo remunerado y la formación y movilidad que conlleva- están orientados
al individuo y no al grupo. En la medida en que los derechos básicos se
internalizan y todo el mundo quiere o debe estar económicamente activo para
poder ganarse el sustento, la espiral de la individualización destruye los
fundamentos existencia les de la coexistencia social. Así individualización
significa desincrustar sin reincrustar. La individualización está conviertiéndose
en la estructura social de la segunda sociedad moderna, lo cual significa un

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desequilibrio institucionalizado entre el individuo desincrustado y los problemas
globales de una sociedad del riesgo global". Beck (2003: 30-31)

Beck, considera que la individualización puede darse no sólo de una manera


egoísta, sino que también existe un individualismo altruista pues quien quiera
vivir una vida propia debe ser también socialmente sensible en grado elevado.

En este sentido Lipovestsky (1987) tiene otra postura, para él el proceso de


personalización, genera individuos altamente indiferentes, en parte por la gran
desilusión de las esperanzas que antaño prometía el mundo moderno y ante
las situaciones tan complejas que amenazan a la humanidad que no permiten
ver un futuro prometedor, pero también por un individualismo narcisista en el
que las personas desean realizarse continuamente en la esfera íntima, ávidos
de juventud, de deporte, de ritmo, siendo más importantes y esclarecedores los
deseos individualistas que los intereses de clase, la esfera privada es más
reveladora que las relaciones de producción, el hedonismo y psicologismo se
imponen más que los programas y formas de acciones colectivas por nuevas
que resulten. Y si existe la tolerancia al otro, no es por que se tenga una gran
conciencia y sensibilidad, sino porque el otro no importa, mientras lo que haga
no afecte a esa esfera privada.

Bauman (2001) por su parte aporta un aspecto muy interesante en su análisis


de la individualización, cuando habla de las narraciones que las personas
hacen de sus vidas, en las cuales hacen un retrato autobiográfico, en los que
los únicos responsables de lo que hicieron o dejaron de hacer son justamente
los individuos y las elecciones que tomaron, de las cuales pueden sentirse
orgullosos o culpables, pero en la que no se puede ver las condiciones
estructurales que permitieron o impidieron el desarrollo en los diferentes
aspectos de la vida de esa persona. Aquí lo importante es que el individuo se
asume con la responsabilidad total de su propia existencia y se siente dotado
de derechos, el más importante la libertad de elegir y actuar y ello sucede a
partir de un discurso hegemónico reforzado a partir de los medios de
comunicación masiva, que seduce de una manera suave e impregna su vida

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cotidiana. Así, la posible movilización colectiva se pierde a tal grado de pensar
que incluso es contraria a los principios "democráticos".

Este es el marco dentro del cual se encuentran nuestra sociedad mexicana, si


bien con sus particularidades e historicidad propia, el proyecto de la
modernidad está presente y afecta tanto en las estructuras macrosociales y sus
respectivas instituciones económicas, políticas, sociales y culturales, como en
el nivel microsocial, impactando por supuesto a la vida íntima de los sujetos.

Bauman, Zygmunt (2001). La sociedad individualizada. Cátedra, España.

Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad líquida. FCE, Argentina.

Beck, Ulrich et al (2003). La individualización. El individualismo institucionalizado y sus


consecuencias sociales y políticas. Paidós, España.

Beriain, Josetxo (2003). Modernidades múltiples y encuentro de civilizaciones. Página:


http://'w',WI.bib.uab.es/pub/oapers/021 0286?n68p31. oof.
Bourdieu, P. y J. Passeron (1998). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema
de enseñanza. Fontamara, México.
Castel, R. y C. Haroche (2003). Propiedad privada, propiedad social, propiedad de sí
mismo. Conversaciones sobre la construcción del individuo moderno. Homo sapiens,

Argentina.
Horkheimer, M. y T. Adorno. (1969). Dialéctica del iluminismo. Ed. Sudamericana, Buenos
Aires, Argentina.
Koselleck, Reinhardt (1993). Sobre el tiempo. F.C.E. , México.

Lipovestsky, Gilles (1987). La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo


contemporáneo. Anagrama, Barcelona, España.

Ramos, Ramón (1999). La sociología de Emile Durkheim. Patología Social. Tiempo y


Religión. CIS/Siglo XXI, Madrid, España.
Wagner, Peter (1997). Sociología de la modernidad. Herder, España.
Weber, Max. (1974). Economia y sociedad. F.C.E., México.

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