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TALLER 1 REGIMEN Y SISTEMA POLITICO I

1. Nacimiento de la modernidad

RESPUESTA: Para poder responder a esta pregunta queremos definir que es la


modernidad.
La modernidad es una compleja estructura de valores, conocimientos,
comportamientos, contextos culturales y fenómenos sociales que manifiesta una
sociedad a lo largo de un período de tiempo histórico, en el que se construye su
identidad.

Históricamente hablando la modernidad es un periodo histórico caracterizado


por un conjunto de ideas y cambios profundos en la sociedad occidental, que
se manifestó en los ámbitos de la filosofía, la ciencia, la política y el arte y en los
modos de vida en general.
La modernidad comprende uno de los tres grandes periodos en que se divide la
historia de la humanidad: Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna, además
de la Edad Contemporánea, presente.
Tradicionalmente se asocia la modernidad con la idea de la ruptura, pues esta
representó con el Renacimiento una ruptura con los paradigmas dominantes en la
Edad Media en términos de pensamientos filosófico, político, artístico, etc

La modernidad inicia en el siglo XV, marcada por un conjunto de eventos de gran


significación: como la llegada de los españoles a América, la invención de la impresa,
la reforma protestante de Lutero o la revolución científica.

En la modernidad se producen cambios importantes en relación con la concepción


del mundo para el ser humano: la razón se impone por sobre la religión
(Ilustración, racionalismo), el mito deja de ser la explicación del universo y se empieza
a buscar las causas de todo fenómeno a través de la ciencia, el ser humano pasa a
ocupar el centro del pensamiento (antropocentrismo, humanismo) que antes pertenecía
a Dios (teocentrismo).

En la modernidad, las naciones ven transformada su organización: el Estado, antes


en manos de la monarquía y la Iglesia, se seculariza, permitiendo la aparición del
poder republicano, guiado por la racionalidad y la justicia.

La Modernidad surge en el siglo XV después de que se provocaran cambios


emblemáticos a nivel mundial como: la Conquista de América por los europeos, el
desarrollo de la imprenta, la Reforma Protestante, el Renacimiento y la Revolución
Científica. Según qué acepciones, solo se alcanza plenamente tras la transformación de
la sociedad preindustrial, rural, tradicional, en la sociedad industrial y urbana moderna
que se produce con la Revolución industrial y el triunfo del capitalismo.

En este periodo, también se establecen constituciones, donde son recogidas las leyes
que regulan a la sociedad. Es creado un conjunto de instituciones para garantizar la
protección de las libertades y los derechos de los ciudadanos, para lo cual el poder
público es dividido en tres diferentes instancias: el poder ejecutivo, el legislativo y el
judicial, para controlarse mutuamente.

La revolución industrial traerá consigo el triunfo del modelo del capitalista, que se


reflejará en la vida social y en las nuevas dinámicas a que dará lugar; en este contexto
surgirá dos nuevas clases, la burguesía, dueña de los medios de producción, y el
proletariado, clase explotada que aporta la fuerza de trabajo, dejando atrás las viejas
estructuras de la sociedad feudal.

De estas dinámicas también surgirá una respuesta ideológica con planteamientos


doctrinarios en lo político y lo económico que derivará en el socialismo y
el comunismo, basadas en el marxismo, sistema de pensamiento opuesto al capitalismo
que proponía la lucha de clases para el acceso al poder por parte del proletariado.
Existen diversas posturas en torno al final de la modernidad como periodo
histórico-filosófico. Algunos consideran que termina con el final de la primera guerra
mundial, momento a partir del cual surgiría una nueva sociedad postindustrial y un
periodo conocido como la postmodernidad o posmodernidad.

Durante la modernidad también tiene lugar la revolución industrial y el posterior


proceso de industrialización, con todos los adelantos tecnológicos que trajo consigo,
que tendría lugar en buena parte del mundo. Esto modifica profundamente en el seno
de las sociedades las relaciones económicas y productivas entre los individuos, dando
paso a la emergencia de una sociedad industrial y urbana, que rompe con la antigua
sociedad preindustrial, rural y tradicional.
Tomado de: https://www.significados.com/modernidad/

La visión más común sobre la modernidad –si bien no exenta de problemas– mantiene
que este término hace referencia a un nuevo tipo de sociedad que surge a partir de las
grandes transformaciones producidas en Europa y América del Norte, que culminaron
con las revoluciones industriales y democráticas, iniciadas a finales del siglo XVIII y
principios del XIX. Peter Wagner, a través de su artículo, revisa los modos en que la
Sociología y la Filosofía han intentado entender la modernidad, con el fin de
ayudarnos a comprender nuestra propia modernidad.

La modernidad se inicia a partir de la ruptura de pensamientos y de ataduras, trae


libertad de pensamientos y conocimientos, aunque estos deben ser manejados con
responsabilidad, porque el hecho de tener pensamiento diferente no me autoriza a
pasar por encima de otros

2. Nacimiento de los estados nación


El Estado-nación es la combinación de dos entidades. La nación es un pueblo o
un conjunto de personas que comparten una identidad colectiva llamada
nacionalidad y el propósito de seguir formando parte de ella, mientras que el
Estado se configura cuando ese pueblo ejerce su soberanía en un territorio y
bajo un gobierno propio.

El Estado, pues, es un país independiente, y la nación es producto de la


autopercepción de una colectividad: es necesario que cada persona perciba en
sí misma un común denominador que la une a otras, sea una lengua, una etnia,
una cultura en general, un pasado común, una serie de valores, un proyecto de
futuro o una combi- nación de esos factores. Una vez que un conjunto de
hombres y mujeres se imaginan como poseedores de la misma identidad
nacional, entonces hay una nación. Se trata, en cierto sentido, de una
comunidad imaginaria, de una suma de subjetividades que, estable- cida en un
Estado, da como resultado una objetividad. (Vale aclarar, sin embargo, que
Estado y nación no siempre coinciden: hay Estados que contienen varias
naciones y naciones que se esparcen por varios Estados.)

Esas subjetividades, sin embargo, no nacen al azar. Si bien no es necesario que


un conjunto de personas sean idénticas entre sí para que puedan imaginarse
como una comunidad, sí es indispensable que tengan un común denominador
que las enlace. Es decir, aunque ese conjunto puede estar formado por
individuos muy diferentes o por subconjuntos de personas cuyos integrantes se
parezcan entre sí pero sean muy distintos a los integrantes de otros
subconjuntos, todos deben tener algo en común, algo que dé pie a que se
asuman como parte del conjunto.

Un Estado nación es una forma de organización política1 que se caracteriza por


tener un territorio claramente delimitado, una población relativamente
constante y un gobierno. Si no cumple con estos requisitos no se considera
Estado nación.

El Estado nación surge mediante el tratado de Westfalia, al final de la guerra de


los Treinta Años (1648). Con este tratado se acababa con el antiguo orden
feudal y se daba paso a organizaciones territoriales definidas en torno a un
gobierno que reconocía sus límites y poder.
3. Modernidad, Modernismo y Modernización

Hubo un tiempo en el que era común pensar en una única y singular


“sociedad moderna”, originada en Occidente, pero llamada a fundar una
nueva y mejor época en la historia de la humanidad. Hoy necesitamos
reflexionar sobre esas ideas a la luz de la actual condición globalizada de la
modernidad.

Las pretensiones y esperanzas modernas se han vuelto imprescindibles en


cada vez más ámbitos de la vida, y para muchas más personas que nunca.
En el curso de su realización y difusión, sin embargo, esas pretensiones y
esperanzas han sido también radicalmente transformadas. Han aparecido
nuevas cuestiones, algunas de las cuales son centrales en nuestro tiempo, y
que procedemos a enumerar a continuación.

En primer lugar, sociólogos y filosófos sostuvieron con tenacidad que hay


–y que sólo puede haber– un único modelo de modernidad. Sin embargo,
las instituciones y prácticas modernas no han permanecido invariables en el
tiempo y, por añadidura, ha surgido ahora una variedad de formas modernas
de organización socio-política.
¿Qué conlleva esto para nuestra idea de progreso o, en otras palabras, para
nuestra esperanza de que el mundo futuro puede ser mejor que el presente?
En segundo lugar, la modernidad se ha basado en la esperanza de la
libertad y la razón, pero ha creado las instituciones del capitalismo
contemporáneo y de la democracia. ¿Cómo se relaciona en la actualidad la
libertad de los ciudadanos con la libertad de los compradores y
vendedores?, ¿y cómo afecta el descontento que suscitan el capitalismo y la
democracia en la sostenibilidad de la modernidad?
En tercer lugar, nuestro concepto de modernidad está inextricablemente
ligado a la historia de Europa y de Occidente. ¿Cómo debemos entonces
comparar las diferentes formas de la modernidad global contemporánea de
un modo “simétrico”, no sesgado ni eurocéntrico?, ¿de qué manera cabe
desarrollar la sociología del mundo moderno?
Una revisión de los modos en que la Sociología y la Filosofía han intentado
entender la modernidad, puede ayudarnos a comprender nuestra propia
modernidad.
La visión más común sobre la modernidad –si bien no exenta de
problemas– mantiene que este término hace referencia a un nuevo tipo de
sociedad que ha surgido a partir de una sucesión de grandes
transformaciones producidas en Europa y América del Norte, que hubieron
de culminar con las revoluciones industriales y democráticas iniciadas a
finales del siglo XVIII y principios del XIX. No en vano, esta visión
presupone que dichas transformaciones catapultaron a Europa (o bien a
Occidente en su conjunto) a la primera posición de la historia Un
acontecimiento clave en la formación de lo que ahora consideramos como la
Europa moderna fue el, así llamado, descubrimiento de las Américas con
sus poblaciones hasta entonces desconocidasuniversal, y que gracias a ello,
a su inherente superioridad, habría sido difundido el modelo occidental de
comprender el mundo. Pensar en la modernidad significaba así pensar en la
globalización, por más que estos términos solo hayan empezado a ser de uso
frecuente a partir de los años 80 y 90, respectivamente.
Obtener una significación global –o universal– era una aspiración de la
modernidad europea ya desde sus inicios. Un acontecimiento clave en la
formación de lo que ahora consideramos como la Europa moderna fue el,
así llamado, descubrimiento de las Américas con sus poblaciones hasta
entonces desconocidas. Este evento suscitó las reflexiones europeas sobre la
naturaleza de la humanidad, proporcionando un marco de referencia para las
especulaciones filosóficas sobre el “estado de naturaleza”, como en
el Segundo tratado sobre el gobierno civil (1690) de John Locke. Desde
el Discurso del método (1637) de René Descartes en adelante, la Ilustración
ha pretendido erigir el conocimiento universal a partir de unos fundamentos
mínimos, pero absolutamente firmes y basados ante todo en la libertad y la
razón. La revolución americana y la revolución francesa eran vistas como
una inevitable entrada de la humanidad en la democracia liberal, sustentada
en los derechos humanos y en la soberanía popular. Ya en su Democracia
en América de 1830, Alexis de Tocqueville consideraba el sufragio
universal igualitario como el punto de llegada hacia el que la historia
política habría de aproximarse. Y desde La riqueza de las naciones (1776)
de Adam Smith hasta la primera mitad del siglo XIX, los economistas
políticos se atribuyeron el descubrimiento de la autorregulación del
mercado como una forma inequívocamente superior de organización
económica. En el Manifiesto comunista (1848), Karl Marx y Friedrich
Engels proporcionaron una imagen de la globalización económica cuyo
poder evocador todavía no ha sido igualado.
Una comprensión básica y común de la modernidad subyace en este debate,
que se extiende por más de dos centurias, alcanzando múltiples facetas de la
vida social. La modernidad es la creencia en la libertad de los seres
humanos –natural e inalienable, según muchos filósofos de la época–, así
como en la capacidad de raciocinio de los hombres, combinada con la
inteligibilidad y asequibilidad del mundo para la razón humana. Este
compromiso se traducía en los principios de la autodeterminación individual
y colectiva, La modernidad es la creencia en la libertad de los seres
humanos –natural e inalienable, según muchos filósofos de la época–, así
como en la capacidad de raciocinio de los hombres, combinada con la
inteligibilidad y asequibilidad del mundo para la razón humana, junto con la
esperanza de un aumento del dominio de la naturaleza y de una interacción
racional entre los seres humanos. Por su parte, la Declaración de los
derechos del hombre y de los ciudadanos (1793) y los tratados de libre
comercio pueden entenderse como aplicaciones de aquellos principios
subyacentes de la modernidad, como las transformaciones técnicas que
vienen recogidas en el término “Revolución industrial”.

Esos principios fueron considerados universales, por un lado, porque


portaban un valor normativo con el que –así se pensaba al menos– todo ser
humano podía estar de acuerdo y, por otro lado, porque permitían la
creación de estrategias funcionalmente superiores con las que hacer frente a
diferentes aspectos clave de la vida social, el más importante de los cuales,
quizá, era la satisfacción de las necesidades humanas en la producción de
bienes de mercado y el gobierno racional de los asuntos colectivos a través
de una administración basada en la ley y jerárquicamente organizada. Estos
principios, además, eran vistos como globalizables en su aplicación debido
al poder intepretativo y práctico de su normatividad y funcionalidad.

Modernismo: Se conoce como modernismo a un movimiento artístico que


tuvo lugar a partir del siglo XIX y cuyo objetivo era la renovación en la
creación; valiéndose de los nuevos recursos del arte poético, y dejando las
tendencias antiguas a un costado, por no considerarlas eficientes.
Si bien el término es aplicable a los diversos movimientos que se basan en lo
expuesto anteriormente, especialmente se encuentra relacionado con la
corriente de renovación artística que se originó entre finales del siglo
XIX en América Latina en el ámbito de la poesía. El cual se diseminó por todo
el continente y llegó a ser adoptado por muchos poetas europeos durante el
siglo siguiente.
Este movimiento se conoció en español como modernismo, pero en otros
idiomas recibió el nombre de art nouveau, modern style y jugendstil, por
ejemplo. En cada país, por otra parte, el modernismo tuvo sus propias
características.

El modernismo tuvo manifestaciones en diversas ramas del arte y en la


arquitectura.
El concepto en el ámbito de la religión

En la religión cristiana, como modernismo se denominó al movimiento religioso de


carácter intelectual que, a finales del siglo XIX, propuso la puesta a tono de la doctrina
de Jesucristo con los tiempos que corrían en términos filosóficos y científicos.

En este sentido, afirmaba que los contenidos religiosos no tenían por qué ser leídos al
pie de la letra, sino que favorecían una interpretación de ellos subjetiva y sentimental,
en consonancia con la historia.

De allí que fuera un movimiento fundamentalmente renovador y reformador de la


institución de la Iglesia, y que fuera visto, en su momento, como un movimiento
herético, pues pretendía transformar el legado sagrado de Jesucristo.
En el campo de la religión, el modernismo fue un movimiento teológico de finales del
siglo XIX que intentó conciliar la doctrina cristiana con la ciencia y la filosofía de la
época.

Para esto se dedicó a interpretar de forma subjetiva e histórica los contenidos


religiosos, considerándolos como un producto humano dentro de un contexto histórico.

El modernismo en la literatura

Como movimiento literario, el modernismo tuvo su origen en 1880 en América Latina;


fue el primer movimiento dentro de este arte que adquiriría tal fuerza que contagiara a
muchos países, contándose los principales núcleos de creación literaria de Europa,
como lo eran España y Francia.

El principal referente de este movimiento fue Ruben Darío, un poeta nacido en


Nicaragua, quien tras publicar en 1888, «Azul», inició una corriente a la que sumarían
otros importantes poetas de su continente, como José Martí y Manuel Gutiérrez
Nájera.
El objetivo de este nuevo estilo literario, era desprenderse de los modelos españoles y
se apoyaron mayoritariamente en modelos de corriente subversiva como el simbolismo
y el parnasianismo francés. Algunos de los autores más seguidos por los modernistas
eran Théophile Gautier, Paul Verlaine, Walt Whitman y Edgar Allan Poe.

Al modernismo también se lo conoce como art nouveau.

Sus objetivos

La base del modernismo se encontraba en una intención rupturista con los estilos
predominantes de la época. La búsqueda de una nueva estética, inspirada en la
naturaleza y con elementos de la revolución industrial, marcó el cambio
de paradigma.
El modernismo buscaba impulsar el cultivo del arte más natural, separado de las
construcciones burguesas. De hecho el culto a la belleza y la utilización de imágenes
armoniosas son una de las características más destacadas de este giro literario. Se
buscaba el acercamiento de la belleza artística a los objetos cotidianos, de modo tal
que el arte fuera accesible a todas las clases sociales. No apelaba, de todas formas, a
las técnicas de producción masiva.
Otras características del modernismo fueron el uso de líneas curvas, la asimetría,
la utilización de motivos exóticos y la tendencia a la sensualidad y a los placeres de
los sentidos. En este movimiento, el tema del amor adquirió un tono más erótico y
sensual, alejándose de las imágenes románticas, tan de moda en aquella época.

Otras características del modernismo

Otra cuestión bastante significativa en la creación poética fue la evocación de lugares


lejanos y de tiempos arcaicos, y la utilización de elementos propios de la mitología
greco-latina, así como también de personajes de épocas pasadas.
Por otro lado, se hizo hincapié en la perfección de la forma y el esteticismo, así como
también en el lenguaje culto. Todas herencias del parnasianismo. En lo que respecta a
la musicalidad de los versos, solían utilizarse como recursos poéticos el ritmo, la
aliteración y la onomatopeya.
Entre los autores más destacados del modernismo hispanoamericano podemos
mencionar a Delmira Agustini, Julián del Casal, José Asunción Silva, Julio Herrera y
Reissig, Amado Nervo, Leopoldo Lugones y los citados Martí y Gutiérrez Nájera.

La modernización:

La teoría de la modernización es una teoría utilizada para explicar el proceso de


modernización en las sociedades. La modernización se refiere a un modelo de una
transición progresiva desde una sociedad "pre-moderna" o "tradicional" a una
"moderna". La teoría analiza los factores internos de un país, con el supuesto de que,
con ayuda, los países "tradicionales" pueden alcanzar el "desarrollo" de la misma
manera que tienen actualmente los países más desarrollados. La teoría de la
modernización trata de identificar las variables sociales que contribuyen al progreso
social y al desarrollo de las sociedades, y trata de explicar el proceso de la evolución
social. La teoría de la modernización está sujeta a la crítica que se origina entre las
ideologías de libre mercado y las socialistas y de los teóricos del sistema-mundo, de
la globalización y de la dependencia, entre otros. La teoría de la modernización no
solo hace hincapié en el proceso de cambio, sino también las respuestas a este cambio.
También analiza la dinámica interna, al referirse a las estructuras sociales y culturales
y a la adopción de las nuevas tecnologías.

La teoría de la modernización intenta identificar las variables sociales que contribuyen


al progreso social y el desarrollo de las sociedades y trata de explicar el proceso
de evolución social. La teoría de la modernización está sujeta a la crítica originada
entre las ideologías socialistas y de libre mercado, los teóricos de la sistemas del
mundo, los teóricos de la globalización y los teóricos de la dependencia, entre otros.
La teoría de la modernización enfatiza no solo el proceso de cambio sino también las
respuestas a ese cambio. También analiza las dinámicas internas al referirse a las
estructuras sociales y culturales y la adaptación de las nuevas tecnologías.1
Una teoría de la modernización encuentra como punto de referencia la asunción de
Estados Unidos como potencia mundial. La modernización, a diferencia de la
acumulación europea, se entiende como una categoría holística en la cual
el fordismo fue elemento central para su construcción estética y analítica. Pero la
modernización traspasaría las fronteras norteamericanas y provocaría impulsos
capitalistas similares en Europa, Rusia y Japón y, en menor escala, algunos países
emergentes. Se pueden entender como cambios estructurales básicos en esta fase de la
modernidad cuatro elementos claros:

 Diferenciación de la estructura política (complejidad social)


 Secularización de la cultura política (democratización)
 Aumento de la capacidad del sistema político de una sociedad
(burocratización)
 Promoción de prácticas de acumulación capitalista (crecimiento y auto-
dependencia)

De conformidad con la teoría del desarrollo económico de Rostow, para una sociedad
en particular existen cinco etapas. Resumiendo, estas cinco etapas son:

1. La sociedad tradicional;
2. Recondición para el despegue;
3. El proceso de despegue;
4. El camino hacia la madurez;
5. Una sociedad de alto consumo masivo.

Estas tesis fueron tomadas para el plan de ayuda del Gobierno de Estados Unidos en
Latinoamérica en los años 1960 (Alianza para el Progreso), cuyo fin era evitar
el comunismo en el sub-continente. Si el problema que enfrentan los países del Tercer
Mundo es la falta de inversiones productivas, entonces la solución para estos países
está en que se les provea de ayuda en forma de capital, tecnología, y experiencia. Sin
embargo, la poca inversión en ayuda hizo que el plan fracasara
y Latinoamérica construyera redes políticas singulares, muchas veces
políticamente hostiles a Estados Unidos.
Latinoamérica tendría una teoría al respecto a través de la Teoría de la
dependencia donde entre los principales autores estaban Andre Gunder Frank, Raúl
Prebisch, Celso Furtado, Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini, Fernando
Henrique Cardoso, entre otros. La teoría de la dependencia combinaba elementos neo-
marxistas con la teoría económica keynesiana en la que se construyeron teorías de gran
impacto como las de centro-periferia y la educación popular. El grupo de intelectuales
latinoamericanos, que operaba en Santiago de Chile, se desarmó tras el golpe de
Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende y la intensificación de las
persecuciones políticas en Latinoamérica.

La sociología funcionalista también se interesó por una teoría de la modernización, en


la cual enfatiza la interdependencia de las instituciones sociales, la importancia de
variables estructurales en el ámbito cultural, y el proceso de cambio inherente a través
del equilibrio homeostático.

El marxismo entendía la modernización al alero de la experiencia de los socialismos


reales; pero desde los años 60 entró en una crisis en la cual ya no podía explicar la
modernización sin la estructura del capitalismo liberal.

Tomado de Wikipedia

3. Que indígenas se encontraban en Colombia a la llegada de los españoles


Cuando llegaron los españoles en el siglo XV tres grandes familias de
indígenas poblaban el territorio colombiano:
La cultura Chibcha, ubicada en los altiplanos y zonas frías del centro del país y
en la "Sierra Nevada de Santa Marta". 
la Caribe, localizada en el litoral del Océano Atlántico y 
la Arwac, en las regiones de los ríos Amazonas, Putumayo y Caquetá. 
La familia Chibcha, una de las más numerosas y con mayor grado de desarrollo
intelectual, tuvo un avanzado conocimiento en las matemáticas, empleó un
calendario que le permitió manejar la agricultura y celebrar las fiestas
religiosas y utilizó la escritura jeroglífica. Debido a su dispersión no formaron
un pueblo único. Dentro de la familia Chicha se destacaron los grupos Muiscas
y Tairona. La base de la organización social de estos grupos era el clan o
familia extensa. Varios clanes formaban una tribu cuyo jefe era el cacique. La
unión de tribus denominada confederación, estaba comandada por el Zipa o
Zaque, con funciones políticas administrativas y religiosas. La organización
socio-política se regía por las normas de una cultura matriarcal. Formaron una
organización basada en leyes y preceptos religiosos, ordenada por el código de
Nemequene, transmitido oralmente y con un sistema de sentencias bastante
fuerte. 
Los Muiscas se ubicaron en altiplanos y zonas frías o templadas del centro del
país (Cundinamarca, Boyacá y Santander) en una extensión de 30.000
kilómetros cuadrados. Era un pueblo esencialmente agrícola mientras que la
caza y la pesca fueron actividades secundarias. Su alimentación era
básicamente vegetariana. Fueron ceramistas y extraordinarios orfebres
especializados en la elaboración de adornos personales y representaciones de
dioses, animales sagrados y seres de la mitología aborigen. El pueblo Muisca
era muy religioso. Sus divinidades estaban encarnadas en fuerzas de la
naturaleza. Rendían culto al sol a quien denominaban Xué, Chía a la luna,
Chiminigagua al principio creador o fuerza suprema, Bachué a la madre de la
humanidad y Bochica al rey civilizador. 
Los Tairona se ubicaron en la Sierra Nevada de Santa Marta, lugar en donde
los españoles encontraron una cultura avanzada con grandes concentraciones
de población. Dicha cultura se especializó en la construcción de muros de
contención, terrazas, acueductos, puentes y bases para vivienda, las cuales
estaban unidas por caminos. En sus obras emplearon la piedra, principal
característica de este grupo. 
La familia Caribe aunque seguía se tendencia al nomadismo ocupó el litoral
Atlántico. Era un pueblo esencialmente guerrero y comerciante. Fueron estos
quienes presentaron la más tenaz resistencia a los conquistadores. Al igual que
los Chibchas centraron su alimentación en el maíz. 
La cultura Arwac, se localizó en la vertiente este de la cordillera oriental y en
las llanuras orientales de Colombia. Su organización social giraba en torno al
matriarcado y patriarcado. Estos pueblos tenían economía mixta: agrícola, de
recolección, de caza y pesca. Su arquitectura superó a la de las culturas
precedentes. 
 
 

4. QUE VIRRENATO EXISTIA EN LO QUE HOY ES COLOMBIA,


PRINCIPALES ACTORES INDIGENAS

Que eran los virreinatos?  virreinato constituyó la máxima expresión territorial y político-admin
América española y estuvo destinado a garantizar el dominio y la autoridad de la monarquía p
recientemente descubiertas.

El primer virreinato otorgado en América recayó en don Cristóbal Colón como parte


de las concesiones que la Corona le hizo en las Capitulaciones de Santa Fe, antes de
iniciar su primer viaje rumbo a las Indias. Sin embargo, el virreinato colombino fue de
corta duración, extinguiéndose definitivamente en 1536. En cambio, se establecieron en
1535 y 1543, los dos grandes virreinatos de Nueva España y del Perú, unidades que
subsistieron durante todo el período colonial.

Los cuatro virreinatos establecidos en América fueron

Virreinato de Nueva España

Virreinato del Perú

Virreinato de Nueva Granada

Virreinato del Rio de la Plata

El virreinato establecido en el territorio de lo que hoy es Colombia era el Virreinato de


Nueva Granada.

Instituido en el año de 1717, suprimido en 1723 y restablecido definitivamente en el año


de 1739, hasta que la salida de los españoles de nuestro territorio, su capital fue Santafé
de Bogotá con jurisdicción sobre los territorios actuales correspondiente a Venezuela,
Colombia, Ecuador y Panamá.

Las consideraciones que tuvo la corona española para su creación eran que se
observaba la zona como la mas importante del continente en cuanto a la producción de
oro y además su posición geográfica entre dos océanos, la volvía privilegida y al ser la
puerta de entrada a la América del Sur, se hacía necesario controlar el contrabando y
los ataques piratas.

En cuanto a su población iba en constante aumento, estimando una tasa de


crecimiento para el último cuarto del siglo del orden del 1,5 por 100 anual. Según
el censo de 1778, la población del virreinato, con exclusión de los territorios
integrados en la Audiencia de Quito, ascendía a 742.759 habitantes.
W.P.McGreevey estimó que la población de los territorios que forman la actual
Colombia ascendía a 940.000 habitantes". Finalmente, la mayor concentración de
población (62%) se encontraba en los altiplanos andinos colombianos.

Principales actores indígenas


https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-
247/los-indigenas-en-la-independencia
Con la única excepción de Cartagena, las provincias caribeñas de la Nueva Granada
fueron proclives al mantenimiento del régimen monárquico. Desde 1813 el gobierno
realista instalado en Santa Marta afrontó el permanente asedio de los ejércitos
insurgentes de Cartagena y Santafé, que en más de una ocasión fueron rechazados
gracias al apoyo de los indios que residían en los pueblos vecinos de Mamatoco,
Gaira, Bonda y Ciénaga. Fue tan importante el respaldo de los indios que en 1816 el
gobierno español nombró capitán de los reales ejércitos al cacique de Mamatoco. Tal
fue la lealtad y la constancia de estos indios, que todavía en 1823 guerrillas indígenas
fueron capaces de tomarse a Ciénaga y a Santa Marta. El 4 de enero de ese año se izó
la bandera española en el castillo del Morro, último foco de la resistencia realista en el
Caribe neogranadino. Un comportamiento similar asumieron los indios guajiros de
Riohacha. E incluso en tierras de la insurgente Cartagena hubo levantamientos de
indios realistas en las Sabanas de Corozal en 1813.
En la región andina, cuya población indígena era mucho más numerosa, la mayoría de
los pueblos de indios se declararon adictos a la causa del rey. Particularmente fieles a
la monarquía se manifestaron la mayoría de los pueblos indios de las extensas
provincias de Tunja y Cundinamarca. Incluso en Antioquia, varias comunidades
expresaron su disposición a servir al rey con abastos, animales y hombres. Pero sin
duda fue Pasto el distrito colonial más fiel a la monarquía. Desde 1809 y hasta 1823
los pastusos, con el apoyo entusiasta de los 21 pueblos de indios que moraban
alrededor de la ciudad, constituyeron el bastión realista más obstinado. En los
primeros años de la lucha emancipadora, y en defensa del rey, se enfrentaron primero
a los quiteños, luego a los caleños y poco después al ejército santafereño comandado
por Antonio Nariño. Años más tarde lo harían con Simón Bolívar, durante la célebre
Campaña del Sur. Y dando muestras de una lealtad y una capacidad de combate y
resistencia a toda prueba, aun después de la caída de Guayaquil y Quito en manos de
los ejércitos republicanos, en 1823 los pastusos, comandados por Agustín Agualongo,
tuvieron los arrestos suficientes para encarar a Bolívar en Ibarra, y al coronel Tomás
Cipriano de Mosquera en Barbacoas. Es decir, que cuando ya todo en Nuevo Reino de
Granada y la Presidencia de Quito estaban en manos de los patriotas, en Pasto seguía
tremolando la bandera española y el rey Fernando seguía siendo proclamado como “El
Deseado”.
Los indios "Patriotas”
Curiosamente, en la historia escrita sobre la independencia de la Nueva Granada se ha
dedicado más espacio a los indios “realistas”, que a aquéllos que se alistaron en los
ejércitos patriotas o combatieron a su lado. Este silencio bien podría deberse a la
ausencia de grandes movilizaciones colectivas o acciones militares destacables de
parte de los indígenas en favor de la independencia. No obstante, en la Nueva Granada
los ejércitos de uno y otro bando reclutaron indistintamente a indios, negros y
mestizos. Así, indígenas de las provincias de Tunja y Santa Fe debieron servir como
cargueros, proveedores, enfermeros o soldados tanto en los ejércitos patriotas como en
los realistas.
Existen, por lo demás, claros indicios de que en aquellas regiones en las cuales la
población indígena era mayoritaria o tenía un importante peso demográfico, los
dirigentes patriotas hicieron todo lo posible por obtener su apoyo, ya fuese éste
logístico (alojamiento, alimentos, bestias) o militar, mediante la recluta de cargadores
o combatientes. Y en más de una ocasión lo lograron. Tal fue el caso, por ejemplo, de
Antonio Nariño, quien antes de emprender su infortunada expedición al sur del año
1813, que lo llevaría a su derrota y prisión en Pasto, solía pasearse por las calles de
Santa Fe acompañado del cacique del pueblo de La Plata, Martín Astudillo, quien le
había ofrecido el apoyo de los indios de su comunidad para cruzar el temible páramo
de Guanacas, en su paso hacia Popayán y Pasto. También los paeces de Tierradentro
jugaron un papel muy destacado en las luchas emancipadoras del lado patriota. La
reconocida beligerancia de estos indios y la localización de su pueblo en la vía de paso
de las tropas patriota hacia el sur, llevó a que sus hombres fueran reclutados como
soldados en importante número, y que incluso algunos de ellos alcanzaran alguna
prestancia, como el coronel Agustín Calambás, quien al mando de los suyos fue
apresado y fusilado por los realistas en Pitayó, en medio de la campaña de reconquista.
Igualmente destacada fue la participación de los paeces en otros hechos de guerra
como la toma de Inzá en 1811, o las batallas del Bajo Palacé y Alto Palacé, Calibío,
Río Palo, Cuchilla del Tambo y Pitayó.
De los indios “patriotas” de la región Caribe se sabe menos. No obstante, hay indicios
de que algunos pueblos fueron incendiados por sus propios moradores antes que
entregarlos a las tropas del ejército español de reconquista, como fue el caso de
Turbana, en las goteras de Cartagena. En otros lugares de esta misma provincia, los
indios resistieron activamente a las tropas de Morillo, tal como sucedió en los pueblos
de Malambo, Usiacurí, Baranoa y Galapa, cercanos a la insurgente villa de
Barranquilla, en algunos de los cuales se formaron guerrillas de apoyo a los ejércitos
patriotas.
Como el resto de la población americana, las etnias subalternas dividieron sus
simpatías políticas entre quienes defendían la lealtad a la monarquía española, y
quienes proclamaban la necesidad de romper el yugo colonial y constituir naciones
independientes y soberanas en América. En uno y otro bando se alinearon gentes de
todas las capas y estamentos que integraban la sociedad colonial: hubo españoles
patriotas y criollos realistas, por supuesto. Y hubo indios, negros y mulatos patriotas y
realistas. Pero la mayoría de los miembros de estos grupos étnicos, o al menos los más
activos políticamente, mostraron una clara propensión al realismo en todo el territorio
americano. En ese contexto, los indios neogranadinos no fueron la excepción. Aunque
sus motivos fueran distintos en cada región y en cada momento, en términos generales,
se ha dado por supuesto que los indios preferían estar sujetos a un rey lejano y a una
monarquía paternalista que los había reconocido desde el comienzo como "vasallos
libres", y que había producido una profusa legislación protectora de sus comunidades
y pueblos. Ello fue así hasta el punto de que los revoltosos indios mexicanos que se
alistaron en los movimientos insurgentes comandados por los curas Hidalgo y
Morelos, decían combatir bajo el comando compartido de la Virgen de Guadalupe y el
Rey Fernando VII.
 
Con todo, ya fuera por convicción, pero sobre todo por conveniencia, muchos indios
se alistaron en los ejércitos patriotas, generalmente inducidos a ello por los curas, los
corregidores o protectores de indios, o por sus propios caciques y capitanes.
 
No obstante, en más de una ocasión, impulsados por intereses comunitarios o étnicos
particulares, o dando rienda suelta a antiguas rencillas y enemistades, algunas
comunidades indígenas optaron por enrolarse en los ejércitos adversarios de realistas o
patriotas en contra sus propios congéneres, con el fin de procurar la reivindicación de
viejos agravios o de ratificar pretendidas hegemonías étnicas. Fue así como en las
regiones de población mayoritariamente indígena, los ejércitos contendientes
estuvieron en buena medida integrados por indios adscritos a grupos étnicos
diferentes, como lo demuestran palmariamente no solo los casos paradigmáticos de
Perú o México, sino los que en el actual territorio colombiano se han puesto de
presente en casos como el de diferentes comunidades de la Guajira, estudiado por José
Polo Acuña, o el de los "pastos" de Túquerres y sus alrededores, enfrentados a los
"quillacingas" vecinos de la ciudad de Pasto, alineados los unos con los "patriotas" y
los otros con los "realistas".
 
Población y acción política
 
En el Nuevo Reino de Granada el proceso de mestizaje fue tan intenso durante el
periodo colonial que para fines del siglo XVIII la población indígena censada no
alcanzaba al 10%, con una concentración muy desigual a lo largo del territorio
neogranadino. La mayor parte de quienes fueron considerados "indios" por los
realizadores del censo general de 1778 habitaba en la zona central del país, entre las
provincias de Santa Fe y Pamplona (cerca del 41%). En la Región Caribe se
contabilizó el 18% de los indios neogranadinos, y en la provincia de Pasto el 10% de
la población era indígena.
 
En esas zonas, alejadas y diversas entre sí, fue donde la presencia indígena en las
guerras de Independencia tuvo mayor relevancia. En cuanto a lealtades o afinidades
políticas, en dos de esas regiones, la caribeña y la pastusa, los indios fueron acérrimos
defensores de la monarquía; y en la tercera, la región centro-oriental, la lealtad de sus
pobladores indígenas fue más flexible, acomodándose en cada momento a las
circunstancias predominantes.
 
La inestable situación política que caracterizó los años turbulentos de la independencia
necesariamente afectó las relaciones entre los indígenas y los diversos gobiernos que
se sucedieron muy rápidamente unos a otros ¿Cómo actuaron los indígenas en medio
de la consiguiente inestabilidad normativa, política y social? Algunos grupos
adecuaron su conducta y su discurso a las cambiantes circunstancias de la guerra y la
política, como ocurrió en la región central, vecina a Santa Fe. Otros, en cambio,
optaron por una posición más consecuente u obstinada a lo largo de todo el proceso,
como fue el caso de los indios realistas de las provincias de Santa Marta y Pasto.
 
Los veleidosos indios de Santa Fe y Tunja
 
Hacia 1810, el discurso y la práctica política de los indios conservaban mucho de su
forma y contenido colonial. A fines de la Colonia sus reclamos se centraban en la
defensa de sus tierras y sus pueblos, el rechazo a las innovaciones, el mantenimiento
de las normas tradicionales de administración étnica, y los abusos continuos de sus
curas y corregidores. En los años subsiguientes a la Independencia, en cambio, no
fueron escasos los reclamos de los derechos pregonados por el bando republicano de
"igualdad ciudadana", reclamos que en ocasiones se tradujeron en insubordinación y
desórdenes en procura de reivindicar los derechos hasta entonces desconocidos de
libertad, igualdad y ciudadanía. Ese notable cambio de actitud ocasionado por la
Primera República, es un indicio claro de la nueva conciencia política surgida
tempranamente entre las comunidades de indígenas próximas a la capital.
 
Poco tiempo después la Reconquista española impuso la necesidad de una
reorientación estratégica de los pueblos indios, pues Morillo y su ejército tenían como
misión no sólo restablecer el poder absolutista del rey de España y someter a los
súbditos rebeldes, sino también restaurar la totalidad de las leyes, las instituciones y
los usos propios del antiguo régimen. Y entre ellos se incluían las relativas a la
administración étnica, agravadas por nuevas cargas personales y gravámenes
extraordinarios a favor de las tropas realistas. Los indígenas, por consiguiente,
debieron olvidarse por lo pronto de sus pretensiones de ciudadanía y volver a asumir
su antiguo estatus de tributarios y súbditos del rey de España.
 
La nueva situación se reflejó de inmediato en los reclamos dirigidos a los "nuevos"
gobernantes. Así, en 1818, los indios de Boavita y el Cocuy, en la provincia de Tunja,
le solicitaron a sus curas y a su corregidor que certificasen cuánto habían servido, en
trabajo y en especie, al sostenimiento del ejército del rey, y cómo esta demostrada
fidelidad al monarca no había sido justamente correspondida. No les faltaban razones
para quejarse. A la restauración del tributo se le añadió una nueva exacción fiscal: la
"mensualidad", mucho más onerosa y expeditiva en su cobro, como quiera que éste se
hacía manu militari. Pero además se les extorsionaba con gravosas contribuciones en
especie: bestias de carga y silla, ganados, vendas, camas, alimentos. Y por si fuera
poco, se restableció el trabajo personal, requiriéndolos el Ejército Expedicionario
como porteadores y peones en la construcción de caminos, sin remuneración y con la
obligación de alimentarse por su propia cuenta. A todo esto había que agregar la
pretensión de cobrarles los tributos atrasados. Comprensiblemente desesperados y
molestos por su situación, los indios recurrieron al rey, "su protector", a quien Morillo
pretendía suplantar abusando de sus atribuciones.
 
Una vez derrotado el ejército realista, ya en 1820, salta a la vista la intención de los
indígenas de pasar cuanto antes las cuentas de cobro al recién instalado gobierno
republicano por los sufrimientos ocasionados por la guerra emancipadora. Ése pareció
ser el mejor momento para tomarle la palabra al nuevo régimen y reivindicar sin más
dilaciones la tan proclamada igualdad. Así, las solicitudes más frecuentes en el
decenio 1820-1830, fueron las relacionadas con en detestado tributo de indios. Son
igualmente llamativas en este periodo las solicitudes que invocaban los recién
adquiridos derechos de ciudadanía, las quejas contra curas y funcionarios civiles por
sus malos tratos, el repudio manifiesto al derrocado régimen colonial, y los reclamos
sustentados en los derechos inherentes a su estatus de ciudadanos.
 
Pero, no obstante sus protestas y reclamos permanentes, los indios de Santa Fe y Tunja
nunca tomaron las armas por su propia iniciativa, ya fuera para defender al rey o a la
patria.
 
Los indios realistas del Caribe y los Andes
 
En la región caribe neogranadina, asolada desde comienzos del siglo XVI por las
expediciones de conquista y saqueo, sobrevivieron, no obstante, un buen número de
grupos indígenas, algunos de ellos muy beligerantes y defensores a ultranza de su
autonomía, como los guajiros, los chimilas o los motilones; y otros parcial o
totalmente sometidos a la dominación colonial, pero debidamente asentados en sus
pueblos y resguardos y, por consiguiente, poseedores del poderoso elemento
identitario y cohesionante constituido por sus cabildos o "repúblicas de indios". Esta
población se encontraba dispersa y desconectada en el amplio territorio caribeño, y
quizás por eso durante las guerras de Independencia solo es posible seguir, aunque con
dificultad, la actuación de los indios de las cercanías de algunas de sus ciudades
principales: los puertos de Santa Marta y Riohacha. Curiosamente, y a pesar de
contener una importante población indígena en su jurisdicción, la actuación de los
indios resulta en Cartagena mucho menos visible que la de los negros y mulatos,
seguramente por la mayor concentración urbana de estos últimos, y sin duda por su
notable actuación en los acontecimientos políticos locales.
 
En los casos de Santa Marta y Riohacha, en cambio, desde las obras más clásicas,
como la de José Manuel Restrepo, hasta las más recientes se ha resaltado siempre la
importancia de los indios en la resistencia contra los sucesivos embates republicanos
que sufrieron ambas ciudades, tanto en la fase inicial de las guerras de Independencia
(1810-1814), como en su etapa definitiva (1818-1820).
 
En la primera fase, en medio de la encarnizada guerra civil por la hegemonía
provincial que libraron los puertos de Cartagena y Santa Marta, el uno en procura de
someter al otro a su propio gobierno y jurisdicción, y el otro defendiendo su
autonomía arropado bajo el manto del rey, la actuación de los indios de los pueblos
próximos a Santa Marta fue notoria. A fines de 1812, los cartageneros, animados por
la llegada de un importante grupo de militares venezolanos y franceses, decidieron
someter a Santa Marta por la vía de las armas. Esta ciudad, que había establecido una
junta patriótica en agosto de 1810, había vuelto a manos de los realistas en diciembre
del mismo año. Desde entonces, una abierta hostilidad había caracterizado las
relaciones entre ambas ciudades, hasta llegar a su punto culminante con la invasión
comandada por el francés Pedro Labatut, quien a comienzos de 1813 inició su ofensiva
por el pueblo de San Juan de la Ciénaga, en las proximidades de Santa Marta. Allí fue
recibido por una menguada tropa de indios que, "armados con arcos y flechas, unas
pocas pistolas y un par de cañones, esperaban listos a defender el pueblo contra los
barcos y las tropas de la provincia de Cartagena". Después de una corta resistencia, los
republicanos se tomaron el pueblo, y el 6 de enero entraron a Santa Marta.
 
Fue a raíz de esta invasión y de las desacertadas medidas tomadas por el comandante
francés que se dio lugar al protagonismo de los indios de los pueblos vecinos a la
ciudad. Según José Manuel Restrepo, la insurrección realista comenzó en Santa Marta
cuando, el 5 de marzo de 1813, los indios de Mamatoco y Bonda se amotinaron y
marcharon hacia la ciudad con el fin de liberar a un indígena lugareño, preso por
Labatut. Aprovechando la circunstancia, los realistas samarios se unieron al
movimiento indígena. Y el comandante francés, al ver al amenazante grupo que se
reunía en la plaza, salió apresuradamente de la ciudad dejando abandonadas a sus
tropas que se rindieron sin resistencia. Lo más llamativo de este episodio es que hayan
sido los indios los que encabezaran la reconquista de la ciudad, así el éxito de su
intento debiera mucho a la casualidad. El hecho es que los propios habitantes no indios
de la ciudad ponderaron ante el comandante del ejército de reconquista, el general
Pablo Morillo, los méritos de su cacique y sus seguidores. Morillo admitió que el
cacique de Mamatoco, don Antonio Núñez, había hecho gala de un extraordinario
valor y ascendiente sobre sus subordinados y demás vecinos de la ciudad, por lo que
decidió condecorarlo e informó al rey de los honores conferidos a Núñez, hecho que
fue considerado en el Consejo de Indias, el cual no sólo confirmó la condecoración,
sino que le concedió al cacique de Mamatoco el grado y el salario de Capitán de los
Reales Ejércitos y la Orden de la Cruz de Isabel, y a su hijo Juan José Núñez le otorgó
una medalla de oro y el derecho de heredar el cacicazgo cuando su padre muriera.
 
De esta manera, los samarios liberaron su ciudad de la invasión cartagenera a muy
bajo costo, se proclamaron leales al rey, y reclamaron el apoyo inmediato de los jefes
españoles de los puertos de la Panamá, La Habana, Puerto Rico y Maracaibo.
 
Ante la vergonzosa defección de su comandante, los cartageneros procuraron negociar
en buenos términos con los samarios. Pero ya era demasiado tarde para buscar un
arreglo amistoso. El 20 de abril desembarcó en Santa Marta su nuevo gobernador, el
coronel Pedro Ruiz de Porras, un veterano oficial que llegó acompañado de tropas de
línea de Maracaibo y Riohacha. Ante esta disyuntiva los cartageneros prepararon un
nuevo ataque. Esta vez pusieron al frente a otro comandante francés, el coronel Luis
Fernando Chatillon, quien inició su campaña a comienzos del mes de mayo, y después
de amenazar con su flotilla el puerto de Santa Marta, optó por desembarcar, al igual
que su antecesor Labatut, en el cercanías de San Juan de la Ciénaga, donde suponía
que lo esperaban los hombres mandados por el presidente de Cartagena Manuel
Rodríguez Torices. Pero uno y otro fueron derrotados completamente el 11 de mayo
por los indios de Ciénaga. Como resultado del combate, murieron cerca de
cuatrocientos republicanos, y entre ellos el coronel Chatillon y otros seis oficiales. Los
samarios hicieron un centenar de prisioneros y se apoderaron de la artillería,
municiones y armamento, como había ocurrido cuatro meses antes, y una vez más con
la decisiva participación de los indios.
 
El 30 de mayo de 1813 llegó a Santa Marta Francisco Montalvo, recién designado
capitán general del Nuevo Reino de Granada, por lo que la ciudad se convirtió en la
capital efectiva del reino, y consolidó su carácter de bastión del realismo. Dos años
después llegó la expedición "pacificadora" de Morillo, y entonces llegó el momento de
las felicitaciones y las condecoraciones, como ya hemos visto.
 
Pero llegó el año de 1820, y con él las peores noticias. Tras la derrota del ejército
español en Boyacá y la subsiguiente ocupación de Santa Fe por los republicanos,
estalló la revolución liberal en España, lo que incrementó aún más el entusiasmo de los
patriotas neogranadinos, dispuestos a acabar cuanto antes con los focos de resistencia
realista, de modo que, por orden directa de Bolívar, la ciudad de Santa Marta fue
atacada nuevamente a fines de año por tierra y mar. Una vez más los indios de Ciénaga
defendieron con denuedo su territorio. Pero ahora las circunstancias eran otras, y en
esta ocasión fueron arrasados y masacrados por la caballería republicana, lo que
facilitó el sitio de Santa Marta que fue ocupada el 11 de noviembre de 1820 por las
tropas del almirante Brion. La desconfianza que le generaba la población realista de la
ciudad, hizo que Bolívar dispusiera la extracción de 2.000 hombres para enviarlos al
ejército de Venezuela. Ante esta decisión, muchos hombres huyeron a los bosques,
prontos a formar partidas de guerrillas antirrepublicanas.
 
En los años siguientes, y en curiosa sincronía con los levantamientos indígenas de
Pasto, en Ciénaga y Santa Marta los indios refugiados en los montes comenzaron a
actuar como guerrillas realistas con una eficacia tal que, comandados por el indio
Jacinto Bustamante, se tomaron el cuartel de Ciénaga el 31 de diciembre de 1822 a la
media noche, y el 2 de enero de 1823, reforzados con indios y otros simpatizantes de
San Juan de la Ciénaga, Puebloviejo y Gaira, marcharon hacia Santa Marta. Ocuparon
el pueblo de Gaira y más tarde entraron en Santa Marta sin encontrar mayor
resistencia. El 4 de enero se izó la bandera española en el castillo del Morro, último
foco de la resistencia realista en el Caribe neogranadino.
 
La respuesta no se hizo esperar. El general Mariano Montilla movilizó sus tropas
desde Riohacha, sitió el puerto samario y, con el apoyo de los cartageneros, organizó
una poderosa expedición punitiva que se encargó de doblegar primero a los indios de
Ciénaga, los más empecinados realistas de la provincia, y luego marchó sobre Santa
Marta, ciudad que fue ocupada el 22 de enero, con la única resistencia de los indios de
Mamatoco y Bonda, que pretendieron vanamente rescatar la ciudad. Ante su fracaso,
muchos huyeron nuevamente a los bosques cercanos, desde donde continuaron el
asedio guerrillero a los republicanos. Con el tiempo, algunos de ellos fueron muertos,
y los que se lograron apresar con vida fueron conducidos al presidio de Chagres en
Panamá o al ejército que combatía en el Perú. No obstante, una cuadrilla de indios
realistas encabezados por Jacinto Bustamante sostuvo por algún tiempo la guerra de
guerrillas en los alrededores de Ciénaga y Santa Marta, como lo harían el indio
Agualongo y sus seguidores en los alrededores de Pasto.
 
Los indios realistas de Pasto
 
Situada en el otro extremo de la actual Colombia, sobre los altiplanos andinos que
limitan con Ecuador, a comienzos del siglo XIX la provincia de Pasto albergaba 67
pueblos de indios, y de su población calculada en algo más de 30.000 habitantes, más
de la mitad eran indios, cuya participación en las guerras de Independencia fue, por
consiguiente, de gran importancia y notoriedad. Como los de Ciénaga y Santa Marta,
los indios de Pasto se alinearon desde el comienzo del lado de los realistas. Al
comienzo de la mano de la élite lugareña, pero en la fase final, haciendo gala de una
notable autonomía.
 
Al igual que en Santa Marta, las guerras de Independencia se iniciaron en la provincia
de Pasto como resultado de la invasión de un ejército insurgente que pretendía su
subordinación. En este caso se trataba de una expedición enviada por la primera Junta
de Quito, en 1809. Quito había sido por muchos años la más fuerte competidora de
Pasto en el aspecto económico, y a ella estaba subordinada en lo judicial y lo
eclesiástico.
 
Sin pensarlo dos veces los notables de Pasto rechazaron las pretensiones de la junta
como una patraña de los quiteños, inventada para facilitar un asalto a su autonomía y a
su integridad territorial. La invasión de las tropas quiteñas tuvo como resultado la
resistencia armada de los pastusos y consolidó el acendrado sentimiento realista que
caracterizó a la región, pues mientras otras ciudades como Quito y Cali esperaban que
el republicanismo les permitiera alcanzar una mayor prominencia en la jerarquía
regional, Pasto afincó sus esperanzas en el realismo.
 
La primera Junta de Quito tuvo corta duración, pero el 19 de septiembre de 1810 los
revolucionarios quiteños establecieron una nueva junta que sobrevivió hasta finales de
1812. Los quiteños decidieron invadir nuevamente a Pasto, y en septiembre de 1811
atacaron y saquearon la ciudad. Las tropas quiteñas permanecieron en Pasto por varios
meses.
 
Curiosamente, en la historia escrita sobre la Independencia de la Nueva Granada se ha
dedicado más espacio a los indios "realistas", que a aquellos que se alistaron en los
ejércitos patriotas o combatieron a su lado. Este silencio bien podría deberse a la
ausencia de grandes movilizaciones colectivas o acciones militares destacables de
parte de los indígenas en favor de la independencia. No obstante, en la Nueva Granada
los ejércitos de uno y otro bando reclutaron indistintamente a indios, negros y
mestizos. De hecho, indígenas de todas las provincias debieron servir como cargueros,
proveedores, enfermeros o soldados tanto en los ejércitos patriotas como en los
realistas.

5. CUAL FUE EL LEGADO COLONIAL


6. ¿EL LEGADO COLONIAL?
https://hahr-online.com/el-legado-colonial/
 
Una de las trampas del quehacer histórico es apelar al uso de generalidades, tal
es el caso de lo que suele denominarse: la herencia colonial o legado
colonial. Dentro de este, se suele ubicar a la economía, así como las estructuras
sociales y mentales. Su rasgo más característico es siempre poseer un
significado negativo. La etapa virreinal es el periodo sobre el que quizás
existen más prejuicios; su imagen suele ser oscura o gris, predomina así
una historia negra de la colonia (1). Lo cual, quizás se deba a que a la colonia o
virreinato se le suele atribuir los grandes males republicanos.
 
Es innegable que durante esta etapa existieron condiciones muy injustas y
despreciables; sin embargo, no podemos quedarnos con una mirada incompleta
sobre esta época de nuestra historia. Haciendo una analogía, vale recordar una
declaración del famoso historiador Jacques Le Goff, sobre el supuesto carácter
“oscurantista” de la Edad Media:
 
Aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una
idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna
nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a
legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era
oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada
por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad,
la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la
conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la
hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas y hasta la
Revolución Francesa. (2)
Salvando las distancias, creo que algo similar pasa con nuestra etapa virreinal.
El sesgo es siempre negativo y no se reconoce el valor de algunos elementos
recibidos desde la península ibérica. Vale la pena entonces mencionar algunos
de ellos, así como cuestionar las ideas equivocadas que existen sobre este
periodo. La intención no es construir una historia dorada o indulgente sobre la
colonia, sino tratar de escapar de los lugares comunes de la historia tradicional
y el imaginario peruano.
Instituciones del virreinato
Los hispanos trajeron numerosas instituciones a América. Se crearon también
instituciones ad hoc para la administración de las colonias o provincias. Tal es el
caso del Real y Supremo Consejo de Indias ubicado en la metrópoli española, y
cuyas leyes representaron una de las legislaciones más modernas de su época. En
los virreinatos por su parte, se crearon los cabildos o municipios, herederos de una
larga tradición europea de gobiernos locales: Roma, Germania, ciudades-república
italianas, etc. En España, los municipios de Castilla y León fueron totalmente
autónomos, se autogobernaron; representando una temprana y auténtica democracia
directa. Según Francisco Miró Quesada, antes de la conquista de América, los
hispanos ya habían logrado grandes avances en el gobierno de sus ciudades:
igualdad ante la ley, inviolabilidad del domicilio, garantías procesales, participación
de la cosa pública, derecho de los vecinos a elegir libremente a los magistrados
concejales y la responsabilidad política de los funcionarios municipales (3). Esta
estructura de gobierno local (ayuntamiento) se reprodujo en América, llegando
incluso a ejercer funciones de gobierno y administración de justicia.
Lamentablemente esta institución decaerá, a partir de la introducción de la nefasta
costumbre de vender los cargos públicos, en vez continuar con las tradicionales
elecciones. Sin embargo, lo que había sido una institución controlada por
peninsulares pronto se abrió a criollos y mestizos, haciéndolos parte del régimen
municipal.  Hacia 1812, gracias a la constitución liberal de Cádiz, se refundaron los
cabildos, y estos optaron nuevamente por la elección de sus autoridades. Estas
comunidades locales serán las que proclamen la independencia en los próximos
años, siendo por lo tanto los lugares donde se incubó la democracia y la libertad de
América. (Miró Quesada: 2007)

Una de las trampas del quehacer histórico es apelar al uso de generalidades, tal
es el caso de lo que suele denominarse: la herencia colonial o legado
colonial. Dentro de este, se suele ubicar a la economía, así como las estructuras
sociales y mentales. Su rasgo más característico es siempre poseer un
significado negativo. La etapa virreinal es el periodo sobre el que quizás
existen más prejuicios; su imagen suele ser oscura o gris, predomina así
una historia negra de la colonia (1). Lo cual, quizás se deba a que a la colonia o
virreinato se le suele atribuir los grandes males republicanos.
Es innegable que durante esta etapa existieron condiciones muy injustas y
despreciables; sin embargo, no podemos quedarnos con una mirada incompleta
sobre esta época de nuestra historia. Haciendo una analogía, vale recordar una
declaración del famoso historiador Jacques Le Goff, sobre el supuesto carácter
“oscurantista” de la Edad Media:
6. CUAL ERA LA CONCEPCION POLITICA Y CULTURAL CONCEPTOS
DE NACION, NACIONALISMO, CIUDADANIA, CRIOLLOS,
PENINSULARES, AMERTICANIDAD, POLITICA, NACION POLITICA,
NACION CULTURAL, PATRIOTAS,
Concepción Política:
Fue un ordenamiento jurídico establecido sobre estructuras que tenían autonomía
geográfica y una antigua tradición propia. Como consecuencia, su organización
política fue muy variable.

Su capital era Santa Fe de Bogotá, la actual capital de Colombia. Esta ciudad,


sumada a Tunja y Quito, eran las más importantes del virreinato. Por fuera de
ellas la población estaba establecida en áreas rurales, ciudades más modestas,
pequeñas localidades y pueblos de indios.

De este Virreinato formaron parte los territorios de las


actuales Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá y Guyana. La entidad quedó
conformada por las Audiencias de Santafé, Panamá y de Quito, y la Capitanía
General de Venezuela. La capital del virreinato fue Santafé,4 por ello su escudo
de armas fue heredado por Bogotá.

Concepción cultural
Los virreyes de Nueva Granada, se caracterizaron por la puesta en marcha de
numerosas políticas de carácter ilustrado, enmarcadas en el proceso de la
reforma borbónica, destinadas a modernizar las estructuras administrativas,
productivas y comerciales. Entre estas medidas, cabe destacar la fundación de
la Casa de la Moneda de Bogotá, la creación de la primera biblioteca pública de
Bogotá por parte del virrey Manuel de Guirior, y la implementación de
la Pragmática de Libre Comercio, que revitalizó el comercio entre puertos
americanos.

Es notable la influencia ejercida por los ilustrados, en Nueva Granada a lo largo


del siglo XVIII, siendo en el virreinato el principal referente de esta corriente de
pensamiento, José Celestino Mutis. Mutis, nacido en Cádiz en 1732 en el seno
de una familia burguesa, estudió filosofía, gramática, arte y medicina. Ejerció
como médico en el Hospital de la Marina de Cádiz, donde implementó los
nuevos métodos traídos desde el exterior. Se muda a Bogotá, donde funda y
dicta la cátedra de matemáticas en el Colegio Mayor. Es en esta época cuando
entra en contacto con los círculos ilustrados de la ciudad, con quienes defiende la
creación de una universidad ilustrada, escindida del control eclesiástico. Entre
sus contribuciones al saber de la época, destacan, la creación de una enorme
colección de dibujos de la flora colombiana, la elaboración de un diccionario con
palabras elementales utilizadas por los aborígenes de la zona, y numerosas
aportaciones en áreas tan diversas como la industria, la medicina, la minería y
la destilación de bebidas alcohólicas.

La organización que dió España a estos territorios tenía un carácter


acentuadamente centralista e interventor, pero el principio centralista fue
hábilmente combinado con un cierto grado de autonomía de las grandes
regiones impuesta por el aislamiento geográfico y por la deliberada voluntad
política de España. Como es sabido, sólo a partir de las Reformas borbónicas,
sobre todo bajo el reinado de Carlos III, al promulgarse el Reglamento de
comercio libre en 1778, fue posible un cierto grado de activo comercio e
intercambio entre los distintos virreinatos y entre los diferentes puertos del
Imperio.

No sólo en los orígenes del Imperio las autoridades españolas tuvieron la


percepción delas diferencias y rasgos comunes de virreinatos, audiencias y
capitanías. Tales diferencias fueron percibidas todavía con mayor claridad
hacia finales de la dominación española, cuando ya empezaban a soplar los
vientos de Independencia. El plan de establecer tres grandes monarquías bajo la
dirección de tres príncipes españoles, sobre la base de los territorios de México,
Perú y Nueva Granada, que tuvo el Conde de Aranda y luego confirmó Godoy
en el reinado de Carlos IV, no estaba animado por simples motivos políticos
circunstanciales, o por razones de espacio y sentido práctico administrativo,
sino por la convicción de que dichos territorios a pesar de sus elementos
comunes, tenían diferencias notables en su composición demográfica,
económica y social
NACION; En un sentido amplio, una nación es cualquier comunidad
histórica y cultural humana, capaz de brindar a los individuos un sentido de
identidad que los diferencie de los individuos pertenecientes a otras culturas.
Habitualmente cuenta con un territorio que considera propio.
En ese sentido, puede hablarse de una nación para significar un Estado, un país,
un territorio, una etnia, un pueblo o una raza, dependiendo de las
consideraciones del caso.
Lo que hoy por hoy entendemos como nación (las naciones-Estado), surgió en
la segunda mitad del siglo XVIII, junto al de patria y al nacionalismo. Se
considera su punto de nacimiento la Revolución Francesa de 1789, cuando
cayó el absolutismo del Antiguo Régimen que otorgaba a los monarcas poder
absoluto.
En contraposición, surgió la soberanía de los ciudadanos (el “pueblo” o la
“nación” de los franceses), de acuerdo a los lineamientos filosóficos de la
Ilustración: si antes el Rey era el Estado, ahora lo es “la nación”, y por ende se
habla del nacimiento del Estado-nación.
Con el nacimiento de la nación, nació también el amor a la misma, que es el
nacionalismo. Así se formó el concepto de lo nacional, en oposición a lo
foráneo.
NACIONALISMO: El nacionalismo es la ideología y movimiento político
que exacerba el sentido de pertenencia e identidad que un individuo o
grupo tiene sobre su nación. Mientras el patriota es aquel que siente amor
hacia su país, el nacionalista requiere de una postura política clara,
generalmente asociada a un partido y tendiente a la acción.
El nacionalismo defiende la unión de Estado y nación (entendiendo la
nación como base del Estado) y los rasgos comunes entre los individuos
que la habitan (idioma, cultura, costumbres, tradiciones). Además, postula
la necesidad de gobernar y habitar todo el territorio que se considera
propio de la nación, esto ha sido motivo de largos debates y guerras entre
naciones. -
CIUDADANIA: Ciudadanía se refiere al conjunto de derechos y
deberes a los cuales el ciudadano o individuo está sujeto en su relación con
la sociedad en que vive. El término ciudadanía proviene del latín civitas,
que significa 'ciudad'. Por tanto, ciudadanía es la condición que se otorga
al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada.
La ciudadanía implica derechos y deberes que deben ser cumplidos por el
ciudadano, sabiendo que aquellos serán responsables por la convivencia
del individuo en la sociedad.
Este concepto de ciudadanía está ligado al derecho, sobre todo en lo que se
refiere a los derechos políticos, sin los cuales el individuo no puede
intervenir en los asuntos del Estado, y que permiten la participación
directa o indirecta del individuo en el gobierno y en la consiguiente
administración a través del voto directo para elegir o para competir por
cargos públicos de forma indirecta.

Uno de los requisitos de la ciudadanía para que los ciudadanos puedan


ejercer sus derechos políticos es la nacionalidad. Pero también existen
personas que, a pesar de ser nacionales de un Estado, no tienen los
derechos políticos, porque pueden haber sido revocados o denegados. Por
ejemplo, los presidiarios no tienen derecho a votar, que puede obligatorio
para los mayores de 18 años.

CRIOLLOS: El término criollo era usado originalmente para designar a


los descendientes europeos o africanos nacidos y naturalizados en el continente
americano o también llamada erróneamente Indias orientales.
El origen de la palabra criollo difiere si la fuente es española o portuguesa:
 según las fuentes españolas, criollo viene de “crío” que es como designaban los
españoles a sus hijos nacidos en América. según las fuentes portuguesas,
criollo viene de “crioulo” que era la forma en que los portugueses designaban a
los esclavos nacidos en América.
Esta confusión en su origen ha sido clarificada por estudiosos que aceptan que criollo
deriva del verbo criar que significa también "engendrar" teniendo la misma raíz que
criado lo que explicaría el origen portugués para designar a sirvientes y esclavos.

Los criollos de la América colonial española eran discriminados por la corona


española ya que buscaban privilegiar a aquellos nacidos en España o aquellos que no
se naturalizaron en América confiando que actuarían en más en beneficio de la corona.
La discriminación de los españoles hacia los criollos fue cada vez más patente en el
siglo XVIII cuando comienza el auge de los negocios lucrativos entre ambos
continentes donde los criollos no eran permitidos participar.

Los criollos lideraron las revoluciones que dieron fin al colonialismo e imperialismo


europeo y dieron comienzo a la ola de independencias de los países en América
(empezando en México y en Perú) otorgando a los criollos un nuevo estatus social al
pertenecer a la nueva clase política dominante.

PENINSULARES: En la América hispana, nombre que se daba al español que había


nacido en la península Ibérica, en contraposición al criollo.
AMERTICANIDAD: (AMERICANIDAD) En la América hispana, nombre que se
daba al español que había nacido en la península Ibérica, en contraposición al criollo.
POLITICA: La política es la ciencia de la gobernación de un Estado o nación, y
también un arte de negociación para conciliar intereses.

El término proviene del latín politicus y este término del griego politiká, una


derivación de polis que designa aquello que es público, o politikós, que significa 'civil,
relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano'.

El significado de política es muy amplio y está relacionado, en general, a lo que se


refiere al espacio público.
En la ciencia política, se trata de la forma de actuación de un gobierno frente a
determinados temas sociales y económicos de interés público: la política de educación,
la política de seguridad, la política salarial, la política de vivienda, la política de medio
ambiente, etc, las cuales se generalizan en el término políticas públicas.

El sistema político es una forma de gobierno que engloba las instituciones políticas
para gobernar una nación. La monarquía y la República son los sistemas políticos
tradicionales.

Dentro de cada uno de estos sistemas puede haber variaciones significativas a nivel de
organización. Existen varios tipos de ideologías políticas, como el totalitarismo, el
conservadurismo, el socialismo, el liberalismo, el nacionalismo, el anarquismo, etc.

NACION POLITICA: Nación política es una expresión que refiere estrictamente a la


delimitación jurídica y geopolítica sobre la que un Estado ejerce la soberanía, es decir,
sobre la que gobierna. En este sentido, la nación política es semejante al Estado.
Puede existir o no una correspondencia entre la nación cultural y la nación política. Esto
quiere decir que no siempre una nación política se corresponde a la reunión de una
sola nación cultural bajo un gobierno, sino que un Estado puede reunir bajo su
dominio jurídico varias naciones, y conformar una nación política “pluri-nacional”.
Como ejemplo de esto último podemos referir el caso de España, cuya nación política
reúne diferentes naciones culturales con tradiciones y lengua propias como Cataluña o
el País Vasco. Ejemplo de lo contrario pueden ser todos aquellos Estados nacionales
que abarcan naciones más o menos unificadas en términos lingüísticos y culturales.
Por ejemplo, Portugal en la actualidad.
El concepto de nación política, así como el de nación en general, ha dado lugar a toda
clase de teorías y procesos políticos. La discusión sobre estos temas se enmarca dentro
del nacionalismo, doctrina que tiene admiradores y detractores, pero que de cualquier
modo ha sido esencial para la configuración del Estado moderno (el Estado nacional).
Algunos esfuerzos históricos han estado dirigidos a hacer coincidir la nación política
con la nación cultural, lo que ha generado una serie de conflictos internacionales.
Estos han partido de la pretensión de unificar de manera absoluta todos los elementos
constitutivos de una nación cultural (etnia, raza, costumbres, lengua y religión) bajo un
orden político. Es el caso del nacional socialismo en Europa que provocó la II guerra
mundial.
Características de una nación política

Las naciones políticas se caracterizan por reunir los siguientes elementos:


 Conforman una estructura llamada Estado.
 La soberanía se ejerce en función del ordenamiento jurídico del Estado,
normalmente determinado en sus documentos fundacionales (constitución).
 Equiparable al Estado, la nación política se compone de territorio, población y
gobierno.
 La nación política funciona por medio de instituciones debidamente
estructuradas que fortalecen al Estado.

NACION CULTURAL: Nación cultural se denomina a la forma de organización


histórico y cultural que se origina a partir de la memoria compartida y escrita a lo
largo de generaciones.
Una nación cultural se define por aquellos que sienten pertenecer social y culturalmente
a un grupo o comunidad y que presenta los 3 elementos de una nación: una población,
un territorio y el ejercicio del poder. La nación cultural puede o no estar organizado
por un Estado.
La nación cultural se corresponde con la memoria, la identidad cultural y la vida
colectiva. En ella, se puede o no compartir el mismo idioma, religión o etnia.
En América del sur, por ejemplo, los grupos y comunidades indígenas forman una
nación cultural, ya que, comparten una historia, una identidad y existe un intercambio
colectivo activo. Se hablan varias lenguas y diversas creencias y etnias conviven en un
espacio a pesar de no estar delimitado formalmente.
Otro ejemplo de nación cultural son las comunidades autónomas españolas: País Vasco
(Euskadi), Cataluña y Galicia, que se identifican con una historia, cultura, sociedad y
lengua diferente al de la nación política bajo el gobierno del Estado español.
Nación cultural y política
Una nación cultural puede o no corresponder con una nación política.
La nación política está regida por el Estado que gobierna dicha nación, dicho de otra
manera, define formalmente políticas jurídicas, económicas y sociales sobre la
población, el territorio delimitado y la forma de organización del poder.
En la mayoría de los casos, la nación cultural y la nación política suelen coincidir.
Vea también Nación y Nación política.
Nación cultural y Estado
El Estado es la entidad que sostiene el poder soberano para gobernar una nación política
(definido por fronteras).
El Estado es la forma de organización política que puede o no adoptar una nación
cultural. A las naciones que escogen ser representados por un Estado se denominan
Estado nacional.
Nación cultural y la religión
Las naciones culturales pueden adoptar una o diversas religiones. Una de las
características de las naciones culturales es la multiculturalidad, donde históricamente
coexisten varias culturas y creencias.

PATRIOTAS: El patriota es aquella persona que se identifica con el patriotismo, es


decir, aquel que comparte las características definidas anteriormente y que ama a su
país. El patriotismo es algo muy común, en España el 85% de los españoles se siente
orgulloso o muy orgulloso de su país. Este porcentaje es aún mayor en casos como el
de Estados Unidos y en países latinoamericanos.

7. CUAL ES LA ESTRUTURA MONARQUICA HISPANICA

En la península el Reino se refiere a una comunidad humana, con territorio bien


definido, gobierno propio, identidad cultural y sentido de pertenencia por parte de sus
habitantes. En América, la mayoría de los Reinos son entidades más inciertas que
datan de las conquistas de los grandes imperios indígenas y su posterior incorporación
a la Corona de Castilla.

8. CUAL ERA LA ESTRUTURA DEL REINO DE INDIAS Y


PENINSULARES
Con la gran crisis de la monarquía de 1808 y de sus entidades Administrativas
salen a flote las comunidades políticas; nadie hablará en
nombre de la circunscripción de una audiencia, capitanía o corregimiento,
pues se es primero de un pueblo, villa o ciudad, después de una provincia o
reino y por último se pertenece a la monarquía o nación española como un
grado superior de unidad político religiosa fundamentada en la adhesión a los
valores de una monarquía católica impregnada de providencialismo – Dios la
ha escogido para defender a la cristiandad de sus enemigos: el Islam y el
protestantismo y para la expansión de la fe, de ahí que la lealtad al Rey sea
inseparable de la adhesión a la religión-, que es la que en última instancia
legitima el dominio español en América.

9. CUAL ES LA ESTRUCTURA DE LA ADMNISTRACION COLONIAL


12. LA AMERICANIEDAD COMO DISCURSO LEGITIMADOR DE LA
INDEPENDENCIA

Es necesario acudir a la americanidad, como nivel intermedio de identidad cultural


fundamentado en el sentimiento vivido y vital de lugar de nacimiento, de una patria
singular. Será ésta diferenciación con los peninsulares lo que definiría lo criollo.
La afirmación de la americanidad aparece ligada al ataque contra la naturaleza y el
hombre americano – indígena o criollo – considerado como “inferior” o “degenerado”,
temas que movilizan a las élites intelectuales criollas en una defensa apasionada del
continente. Este imaginario de la singularidad americana exalta un mundo joven con
una naturaleza virgen no corrompida llena de riquezas naturales; un mundo nuevo que
la divina providencia ha separado por una enorme distancia del viejo para protegerlo
de vicios como la impiedad y el despotismo político.
Se añade una revisión del pasado precolombino, con el fin de dar a los americanos un
pasado propio y glorioso que le permita distinguirse de los europeos a pesar que el
status social superior de los criollos proceda de su condición de descendientes de
conquistadores y pobladores españoles de las indias en contraposición con los pueblos
conquistados.
Teniendo como fundamento solamente el hecho de haber nacido en el mismo suelo, se
logra un discurso unificador de indígenas y criollos, habitantes de América por
oposición a los peninsulares, discurso que será utilizado con éxito en las guerras de
independencia.
El debate sobre la igualdad política entre los dos continentes pasa a un primer plano,
los criollos afirman con fuerza la igualdad de derechos entre los reinos de Indias y los
peninsulares, tal como queda expresado en el Memorial de Agravios de Camilo Torres
en el que se exigen los derechos políticos de los americanos, entre ellos el acceso a los
cargos públicos (Ver Anexo). Ante la desigualdad política a que eran sometidos, van
ahora a aceptar la apelación de colonias que hasta entonces habían rechazado con
indignación para fundamentar en ella sus derechos a la Independencia.
Hasta 1810 las elites criollas, en su empeño en la igualdad política se presentaban
como iguales a los peninsulares, pero a partir de ahora, la necesidad de distinguirse de
sus enemigos, lo lleva a poner en primer plano la identidad americana. Así los
términos “españoles americanos” y “españoles peninsulares” van siendo sustituidos
por otros más simples como “españoles” y “americanos”, que remiten a una oposición
conflictiva que le permite a los criollos presentar su empeño independentista como el
enfrentamiento de dos naciones diferentes y rivales: la española y la americana.
Para las autoridades realistas se trata de una lucha contra vasallos desleales a los que
había que reconquistar empleando como argumentos la inferioridad de los habitantes
del nuevo continente y una crítica general en la que resaltan con desprecio la
incapacidad y los “vicios” de indios, mestizos y criollos. Ante estos ataques los
insurgentes llevan la polémica al mismo terreno, asimilando la Conquista no como una
hazaña gloriosa, sino como una empresa injusta y sangrienta acudiendo para ello a la
leyenda negra y a la interpretación del Padre Bartolomé de las Casas, poniendo así en
duda la legitimidad de los títulos de la Conquista y reivindicando el justo derecho de
los pueblos

13. CRISIS EUROPEA - ESPAÑOLA E IDENTIDADES POLITICAS


AMERICANAS
14. LA NACION EN LOS ORIGENES DEL ESTADO NACIONAL
15. EXPRESIONES DE NACIONALIDAD – PATRIOTISMO, AMERICANIDAD –
SOBERANIA – CIUDADANIA
16. CARCATERISTICAS DE LA ADMNISTRACION COLONIAL
CARCATERISTICAS Centralismo., Reglamentarismo, Intervencionismo,
Uniformidad, Casuismo, Burocratismo, Concentración de Poderes,
Control Recíproco
17. ANALISIS DOCUMENTAL DE “CRONICAS DE UNA GENERACION
TRAGICA” LOS DERECHOS DEL HOMBRE VERSION DE GABRIEL GARCIA
MARQUEZ.
18. ANALIZAR EL MEMORIAL DE AGRAVIOS
19. ANALIZAR LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO
20. COMO SE EMPIEZA LA CONSTRUCCION DE LA NACION AL COMIENZO
DEL SIGLO XIX EN COLOMBIA.
El proceso de formación del Estado-Nación durante el siglo XIX en Colombia se
comprende como el trazado histórico-social de la institución del orden político, que
implica dinámicas de inclusión y exclusión, constituyentes de los elementos materiales
e inmateriales del Estado. Su materialidad se hace visible en el accionar de la
administración pública (burocracia), el mercado (comercio) y los partidos políticos
(elecciones), dentro del proceso de distinción social conducente a la privatización
(cierre) del sentido de lo público, mientras que su inmaterialidad se expresa
simbólicamente en la fijación de los imaginarios de integración territorial (fijación de
fronteras), legitimidad sistémica (ideología dominante) y pertenencia clasista
(diferenciación poblacional), tendientes a crear la identidad pública.

21. RELACIONES IGLESIA – ANTECEDENTES Y A PARTIR DEL SIGLO XIX


EL PROBLEMA RELIGIOSO
22. REFORMAS LIBERALES- DEL PATRONATO AL CONCORDATO
RESISTENCIA ECLESIASTICA, PROYECTO REGENERADOR
23. CRISIS DE LA IGLESIA NEOGRANADINA
24. EL LEGADO COLONIAL – ECLESIASTICO
El Legado Colonial

Junto a la lucha por el control del aparato educativo, el enfrentamiento entre la Iglesia
y el Estado se centró alrededor del Ejercicio del Patronato Eclesiástico. Las
administraciones anteriores a 1850 trataron de ratificarlo para obligar a la iglesia a
reconocer los derechos que le asistían al Estado, aspecto en el que la institución
eclesiástica no tenía interés alguno. Esta situación fue el principal punto de diferencias
entre las dos instituciones.
Dada la existencia del Patronato Eclesiástico, en la colonia el Monarca por su
condición de protector y patrono de la iglesia tenía derecho a presentar candidatos para
los cargos de obispos, arzobispo y párrocos, a su vez proveía la manutención de la
iglesia y el clero, mediante la imposición de cobro de tributos eclesiásticos como
censos - obligación contraída, generalmente por testamento, gravando un terreno o una
propiedad a perpetuidad con una suma de dinero para que, con el producto de sus
réditos se ejecutaran obras pías, misas, etc. Era una especie de hipoteca que creaba un
tributo a perpetuidad, restándoles movilidad en el mercado- y el diezmo que era una
obligación de los agricultores y ganaderos de entregar una décima parte de sus
cosechas o semovientes habidos en un año. Este impuesto se repartía en 4/5 para el
clero y 1/5 para el Estado el cual se encargaba de su recaudo.

25. LAS REFORMAS LIBERALES

12. QUE SON LAS MANOS MUERTAS


28. LA DESAMORTIZACION DE BIENES DE MANOS MUERTAS
Hasta 1860 los bienes raíces más valiosos y productivos no eran enajenables y
pertenecían a las corporaciones religiosas. La Iglesia poseía capitales en dinero o bien
en forma de censos, y su sostenimiento básicamente procedía del cobro del impuesto
del diezmo.(Villegas, 1981:24-27).
En 1861 la Ley sobre Rendición de Censos fue sancionada por tercera vez, pues ya
había sido propuesta por Mosquera en 1847 y decretada por José Hilario López en
1851. En este proyecto de Desamortización de Bienes de Manos Muertas, se exponía
que uno de los mayores obstáculos para la prosperidad y engrandecimiento de la
nación, era la falta de movimiento y de libre circulación de una gran parte de las
propiedades raíces. Rafael Núñez, autor intelectual de la desamortización, consideró
la medida como necesaria ya que permitiría dar una nueva organización a las rentas
nacionales; entendía que no se trataba de una acción partidista adversa a las
comunidades religiosas. Sin embargo estas medidas tomadas por el Presidente
Mosquera fueron interpretadas como una represalia contra aquellas por el apoyo que
le habían brindado al bando conservador durante la guerra civil de 1859

29. QUE ES LA TUICION DE CULTOS


30. EXPULSION DE LOS JESUITAS Y DEL DELEGADO PAPAL
31. EXTINCION DE LAS COMUNIDAS RELIOSAS - REACCION
ECLESIATICAS Y FUNDAMENTOS IDEOLOGICOS DE LA IGLESIA
32. EDUCACION SIGLO XIX INFLUENCIA DE LA IGLESIA
32. CENTROS DE ENSEÑANZA RELIOSA SEMINARIOS – JEREMIAS
BETHAN LECTURAS PROHIBIDAS, PRENSA

Para mantener el control de las nuevas generaciones la iglesia se dio a la tarea de


crear centros de educación católica en las parroquias en donde se impartiera la
doctrina cristiana. Para la formación de los jóvenes seminaristas aspirantes al
sacerdocio, se crearon Seminarios y se reorganizaron los ya existentes. El
funcionamiento de estos tuvo muchos inconvenientes por la persecución y el
destierro que sufrieron obispos y clérigos, algunos fueron invadidos y posteriormente
cerrados por las tropas del general Mosquera.

En 1858 Pío IX fundó un colegio en Roma para jóvenes suramericanos, con el fin de
formar eclesiásticos interesados en regresar a sus diócesis dando ejemplo de virtud y
capacidad doctrinal, auxiliando a los obispos en el ejercicio de los ministerios
apostólicos y en la instrucción de la juventud. La dirección de

éste establecimiento se le confió a la Compañía de Jesús, que garantizaba una


instrucción acorde a los preceptos de la Iglesia.

LECTURAS PROHIBIDAS.

No era menor el cuidado que la Iglesia recomendaba respecto a las lecturas que el
feligresado debía abstenerse de realizar; había que vigilar los periódicos, folletos,
novelas y otros escritos que según la iglesia tenían como único fin atacar las
doctrinas católicas y sembrar el error en la mente de los lectores.

Los obispos culpaban a “las malas lecturas” de ser responsables del indiferentismo
religioso y del caos reinante en la sociedad y como parte de las medidas tomadas para
contrarrestar esta situación, se prohibió a los católicos la lectura de algunos textos

PRENSA:

Desde mediados del siglo XIX la prensa se convirtió en uno de los medios más
utilizados para defender el dogma cristiano. El propio Papa Pío IX fue su principal
promotor : “ no podemos menos que elogiar el intento de publicar, divulgar,
comentar, e inculcar en los ánimos todo lo que esta Santa Sede tiene enseñado contra
las perversas doctrinas o al menos falsas doctrinas profesadas en tantas partes y
señaladamente contra el liberalismo católico”. (Unidad católica,350 , 1-X,1902:290).

33. CONCILIOS, VISITAS PASTORALES, REFORZAMIENTO DE LA


PIEDAD, LAS INDULGENCIAS LOS SACRAMENTOS Y LAS SOCIEDADES
CATOLICAS.
34. CENSURAS Y RETRACTACIONES, SUPRESION DE CULTOS PUBLICOS.
35. APOYO A LAS GUERRILLAS CONSERVADORAS
36. RESTABLECIMENTO DE LAS RELACIONES DE LA IGLESIA Y EL
ESTADO

Desde la administración de Julián Trujillo en 1878 se habían iniciado


negociaciones para derogar las leyes anticlericales y llegó a redactarse un
acuerdo previo, en el cual el Estado colombiano se comprometía a garantizar la
libertad a la iglesia e indemnizarla por los daños causados. Aunque el Congreso
no aprobó el acuerdo, este hecho dejaba entre ver la existencia en el gobierno de
un grupo de presión interesado en buscar un acercamiento con la Santa Sede.

El restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado, fue uno de los pilares


principales del movimiento regenerador de Rafael Núñez. La constitución de
1886 reconoció a la Iglesia católica como la única y oficial al ser un elemento de
identidad y unidad de la nación y le dio la responsabilidad de organizar la
educación; en 1887 se firmó un Concordato por el cual se le devolvía a la Iglesia
poder y se constituiría en principio fundamental para conservar el orden y la
estabilidad política en la República.

37. LOS LIBERALES RADICALES


38. CONSULTAR SOBRE EL CONCORDATO REALIZADO ENTRE
COLOMBIA Y LA SANTA SEDE
39. CUALES SON LAS MEDIDAS QUE OPTO LOS LIBERALES EN MATERIA
RELIGIOSA
40. LA CRISIS DE LA IGLESIA NEOGRANADINA
41. EL PROYECTO POLITICO Y LA REGENERACION, LA CULTURA
POLITICA COLOMBIANA DEL SIGLO XIX

• Durante el siglo XIX la Iglesia latinoamericana perdió buena parte de sus


luchas contra los gobiernos nacionales, debilitando su poderío económico y político.
• Las reformas liberales acentuadas durante los Estados Unidos de Colombia
(1860 – 1885), motivaron una gran reacción de la Iglesia a través de diversos
mecanismos como el fortalecimiento de la piedad, la educación religiosa, prensa,
administración de los sacramentos y la censura, por lo que surge el siguiente
cuestionamiento ¿acaso el nivel de resistencia de la Iglesia pudo haber ayudado a
debilitar el experimento liberal radical de la segunda mitad del Siglo XIX?.

• A partir del proyecto regenerador (1886) se armonizaron las relaciones entre la


Iglesia y el Estado en Colombia cuando la Iglesia recuperó su control sobre la
educación y fortaleció su influencia sobre el sistema político.

42. EL ASCENSO DEL PARTIDO LIBERAL AL PODER 1953 Y LA


ABOLICION DEL PATRONATO REPUBLICANO.
43. TUICION DE CULTOS Y SINODO.

Con esta medida se pretendía ejercer un estricto control por parte del Estado
sobre los miembros del clero, contemplaba que el poder ejecutivo de la Unión
ejercería en lo sucesivo el derecho de tuición respecto de todos los cultos del
territorio, lo que implicaba que ningún ministro religioso podría ejercer sus
funciones sin el respectivo pase o autorización del encargado del poder ejecutivo
– presidentes o gobernadores de los Estados- contemplando a su vez la expulsión
del territorio para los infractores.

Tuición de cultos: Para el caso colombiano en el siglo XIX, Se trató de una ley
que prohibía a los religiosos ejercer sus funciones sin autorización del Gobierno.

Sínodo: es una asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del


mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha
entre el Romano Pontífice y los Obispos. Si se trata de Sínodo diocesano se
refiere a una asamblea de sacerdotes de una diócesis, que prestan su apoyo al
Obispo para el bien de la comunidad diocesana.

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