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INFORME Nº 25/01

CASO 12.144
ALVARO JOSÉ ROBELO GONZÁLEZ
NICARAGUA
5 de marzo de 2001

I. RESUMEN DE LOS HECHOS DENUNCIADOS

1. El 26 de enero de 1999, el Dr. Alvaro José Robelo González (en adelante “el
peticionario”), presentó su denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(en adelante "la Comisión" o “CIDH”) en contra de la República de Nicaragua (en adelante "el
Estado nicaragüense" o "Nicaragua"), en la cual denuncia que el Estado de Nicaragua violó su
derecho a la nacionalidad y sus derechos políticos, al declararlo extranjero, inhibiéndolo así de
presentarse como candidato a la presidencia en las elecciones generales del 20 de octubre de
1996. Señala que posteriormente también se le inhibió de presentarse como candidato a
diputado y más tarde se le impidió votar en las elecciones, dado que la Oficina de Verificación
Electoral se negó a entregarle su cédula de identidad ciudadana. En consecuencia, interpuso
recurso de amparo ante la Suprema Corte de Justicia, la cual falló a su favor; sin embargo, no
se acató la decisión.

2. La Alianza Nicaragüense, partido político que presentó al Sr. Robelo como


candidato a la presidencia del país, refutó los hechos ante el Consejo Supremo Electoral,
argumentando que el Sr. Robelo era ciudadano nicaragüense, nacido en la ciudad de León, de
padre y madre nicaragüense. Por otra parte, el Sr. Robelo manifestó que adquirió la ciudadanía
italiana al casarse con una ciudadana italiana, pero que nunca renunció a su nacionalidad
nicaragüense.

3. El peticionario denuncia también la existencia de un error judicial en la


sentencia dictada por el Consejo Electoral Supremo y una persecución política en su contra. En
síntesis, el peticionario impugna las elecciones celebradas en Nicaragua en octubre de 1996 y
alega que el Estado es responsable por la violación de sus derechos a la integridad personal
(artículo 5); al debido proceso (artículo 8); a una indemnización por error judicial (artículo 10);
a la nacionalidad (artículo 20); derechos políticos (artículo 23); a la igualdad ante la ley
(artículo 24) y a las garantías judiciales (artículo 25), contenidos en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.

4. El Estado nicaragüense controvirtió los hechos, alegando la falta del


agotamiento de los recursos internos, y señaló que la Suprema Corte de Justicia aprobó la
fabricación de la cédula, la cual debería ser retirada por el solicitante, previa presentación de
su status de nacionalidad. Sin embargo, el Sr. Robelo no impulsó el procedimiento para
recuperar su nacionalidad de origen.

5. Después de analizar los elementos de hecho y de derecho aportados por las


partes en la tramitación de la presente denuncia, la Comisión Interamericana, reunida durante
su 110º período de sesiones, del 20 de febrero al 9 de marzo de 2001, decidió declarar
inadmisible el caso 12.144.

II. TRÁMITE ANTE LA COMISIÓN

6. El 7 de mayo de 1999 la Comisión abrió el caso 12.144 y transmitió las partes


pertinentes de la denuncia al Estado nicaragüense, otorgándole un plazo de 90 días para
presentar su respuesta. En la misma fecha comunicó al peticionario la apertura del caso.

7. Durante los meses de mayo, junio y agosto de 1999, el peticionario remitió


información adicional a la Comisión reiterando los hechos denunciados.

8. El Estado presentó su respuesta el 2 de agosto de 1999, señalando que en el


presente caso no se habían agotado los recursos internos, por lo que solicitaba a la Comisión
que lo declarase inadmisible.

9. El 6 de octubre de 1999, el peticionario informó a la Comisión que la Dirección de


Migración y Extranjería había anulado su pasaporte nicaragüense. Asimismo denunció ante la
Comisión que había recibido amenazas de muerte por vía telefónica, y por ello solicitaba
medidas cautelares para él y su esposa Lucía Raffone.

10. El 7 de octubre de 1999, el Estado de Nicaragua envió a la CIDH copia de la


Resolución 095/99 de la Dirección de Migración y Extranjería, relativa al caso del Sr. Robelo,
mediante la cual resolvió denegar el certificado de nacionalidad nicaragüense.

11. Tomando como base los documentos aportados por el Sr. Robelo González, la
Comisión, reunida en su 104º período de sesiones, decidió requerir las medidas cautelares al
Estado de Nicaragua el 7 de octubre de 1999.

12. El 12 de octubre de 1999, el Estado nicaragüense comunicó a la Comisión que


había transmitido el pedido de medidas cautelares ante el Ministerio de Gobernación para que
en consulta con los interesados procediese a dar cumplimiento a lo solicitado por este
organismo internacional.

13. El peticionario confirmó a la Comisión que el 25 de octubre de 1999, el Ministro


de Gobernación se reunió con él y su esposa, con el fin de concertar de común acuerdo las
medidas cautelares. Como resultado de dicha reunión, le fue asignada al Sr. Robelo una
escolta policial en su casa habitación.

14. Mediante comunicación del 2 de marzo de 2000, el Estado informó a la


Comisión acerca de la reforma parcial a la Constitución Política Nicaragüense, a través de la
cual se establecía que: “Ningún nacional puede ser privado de su nacionalidad. La calidad de
nacional nicaragüense no se pierde por el hecho de adquirir otra nacionalidad”.

III. POSICIONES DE LAS PARTES


A. Posición del peticionario

15. El peticionario alega que el Consejo Supremo Electoral, mediante resolución


del 5 de julio de 1996, lo declaró extranjero. Como consecuencia de ello, fue inhibido de
presentarse como candidato a la Presidencia de la República de Nicaragua. Posteriormente se
le inhibió para presentarse como candidato a diputado y finalmente se le impidió votar en las
elecciones de 1996. En su denuncia el peticionario impugna, con base en lo anterior, las
elecciones celebradas en Nicaragua en octubre de 1996.

16. El peticionario indica que el 10 de julio de 1996 interpuso un recurso de


amparo ante la Corte Suprema de Justicia, la cual dictó sentencia el 20 de noviembre de 1996,
resolviendo que el Consejo Supremo Electoral no tenía facultades para privar de su
nacionalidad a ningún ciudadano del país y que el Ministerio de Gobernación no había tramitado
ni privado de la nacionalidad nicaragüense al Sr. Robelo.

17. El peticionario alega que la Oficina de Verificación Electoral se negó a


entregarle, el 14 de octubre de 1996, su cédula de identidad ciudadana, fundamentándose en
el hecho de que él había renunciado a la ciudadanía nicaragüense y adoptado la italiana.

18. El peticionario señala que recurrió a la Corte Suprema, la cual falló a su favor
el 3 de febrero de 1998, ordenando que el Consejo Supremo Electoral girara las instrucciones
necesarias para que la Dirección General de Cedulación cumpliera con respecto al recurrente
lo establecido en los artículos 2 y 3 de la Ley de Identificación Ciudadana. Indica además que
no obstante el fallo emitido por la Corte Suprema, el Consejo Electoral no acató las órdenes y
le negó la entrega de la cédula de identidad. Igualmente, el peticionario alega que la sentencia
dictada por el Consejo Electoral contiene un error judicial e implica una persecución política en
su contra.

19. Por último, el peticionario señala que el artículo 2 de la Ley 205 establece que
el recurso de amparo no procede contra las resoluciones dictadas en materia electoral. De tal
manera que tanto la Ley de Amparo como la Constitución Política de Nicaragua no permiten
ningún tipo de recurso contra las decisiones del Consejo Supremo Electoral.

B. Posición del Estado

20. El Estado nicaragüense sostiene que la denuncia presentada por el Sr. Alvaro
Robelo González ante la Comisión Interamericana carece de fundamentos de hecho y de
derecho. El Estado niega la existencia de violaciones a los derechos humanos del Sr. Robelo,
y de que sea objeto de persecución por parte del Consejo Supremo Electoral o de otra autoridad
del Gobierno nicaragüense. El Estado alega que la denuncia presentada por el peticionario
adolece de defectos formales dado que los recursos internos de Nicaragua no se han agotado.

21. El Estado indicó que el 3 de febrero de 1998, la Sala de lo Constitucional de la


Corte Suprema de Justicia de Nicaragua había resuelto el examen del recurso de amparo
interpuesto por el Sr. Robelo contra el Consejo Electoral Supremo, ordenando que el Consejo
Supremo Electoral girara las instrucciones necesarias para que la Dirección General de
Cedulación cumpliera con respecto al recurrente, de acuerdo a lo establecido en los artículos 2
y 3 de la Ley de Identificación Ciudadana. El Estado señaló, además, que el Consejo Electoral
había comunicado a la Sala de lo Constitucional, en fecha 25 de mayo de 1998, la orden de
entregar el documento de identidad al peticionario, previo cumplimiento de los requisitos
establecidos por la Ley de Cedulación.

22. Por otra parte, el Estado alega que el peticionario no ha agotado el


procedimiento previsto en la Ley de Amparo en sus artículos 49 y 50[1] con el objeto de dar
cumplimiento a la sentencia de la Corte Suprema. Agrega que el Sr. Robelo pudo haber
interpuesto recurso de amparo en contra de la Dirección General de Cedulación, por la negativa
de entregarle su cédula de identidad.

23. El Estado sostiene que de acuerdo a la legislación nicaragüense, en el caso sub-


judice no se trata de una privación arbitraria o ilegal de la nacionalidad, sino de la adquisición
de la nacionalidad italiana y en consecuencia, de acuerdo a la legislación vigente en el
momento, la pérdida de la nacionalidad de origen. El Estado señala que actualmente, dada la
reforma parcial a la Constitución Política de Nicaragua, en enero de 2000, es posible tener
ambas nacionalidades, la italiana y la nicaragüense; sin embargo, hasta la fecha, el Sr. Robelo
no ha iniciado ningún trámite relacionado con la recuperación de su nacionalidad nicaragüense.

IV. ANÁLISIS SOBRE LA ADMISIBILIDAD

A. Competencia de la Comisión

24. La Comisión es competente prima facie para examinar la petición presentada


por el Sr. Alvaro José Robelo González (ratione personae), por tratarse de hechos que
ocurrieron dentro de la jurisdicción del Estado nicaragüense (ratione loci) y por tratarse de
presuntas violaciones de derechos reconocidos en la Convención Americana (ratione materiae):
derecho a la integridad (artículo 5), derecho al debido proceso (artículo 8), derecho a una
indemnización (artículo 10), derecho a la nacionalidad (artículo 20), derechos políticos (artículo
23), derecho a la igualdad ante la ley (artículo 24), derecho a las garantías judiciales (artículo
25), tal y como lo dispone el artículo 44 de la misma Convención, de la cual Nicaragua es
Estado Parte, desde el 25 de septiembre de 1979.

25. La Comisión procede a analizar si la presente petición reúne los requisitos


formales de admisibilidad previstos en los artículos 46 y 47 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.

B. Agotamiento de los recursos internos

26. La Convención Americana establece en su artículo 46(1)(a) lo siguiente:

Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 ó


45 sea admitida por la Comisión, se requerirá:

a. que se hayan interpuesto y agotado los recursos de la jurisdicción interna,


conforme a los principios del Derecho Internacional generalmente
reconocidos;

27. La Comisión ha señalado de manera reiterada el carácter “coadyuvante y


complementario” del sistema interamericano de protección de los derechos humanos. Este
carácter se refleja en el artículo 46(1)(a) de la Convención, el cual permite a los Estados
solucionar previamente las cuestiones planteadas dentro de un marco jurídico propio antes de
verse enfrentados a un proceso internacional.

28. En el presente caso, el peticionario alegó haber denunciado las presuntas


violaciones de derechos humanos ante las autoridades de la jurisdicción interna previstas por
la legislación nicaragüense; sin embargo, la interposición de los recursos internos fue
infructuosa.

29. Por su parte, el Estado de Nicaragua controvirtió expressis verbis los hechos
alegados por el peticionario con respecto al agotamiento de los recursos internos. El Estado
hizo valer la condición del agotamiento previo de los recursos internos, en el momento en que
recibió la comunicación formal de la petición, como medio para oponerse a la admisibilidad de
la misma. El Estado respondió a todos los requerimientos de información que le fueron
dirigidos por la Comisión, incluso los relativos a los recursos internos.

30. Relación de hechos sobre los recursos internos invocados por las partes:

Recursos relativos a los derechos políticos:

i) El 5 de julio de 1996, el Consejo Supremo Electoral emitió una resolución,


mediante la cual se inhibía al Sr. Robelo como candidato a la Presidencia
de la República de Nicaragua, y contra la cual interpuso recurso de
revisión y recusación por implicancia. El Consejo Supremo Electoral
entregó al Sr. Robelo González, el 10 de julio de 1996, una certificación
de resolución declarándolo extranjero e inhibiéndolo para presentarse
como candidato.

ii) El 10 de julio de 1996, el peticionario presentó un recurso de amparo ante


la Corte de Apelaciones de León en contra de la resolución del Consejo
Supremo Electoral que lo había declarado extranjero. El Tribunal de
Apelaciones de León dio lugar al recurso de amparo y envió las diligencias
a la Corte Suprema de Justicia.

iii) El 20 de noviembre de 1996, la Corte Suprema, en su Sentencia Nº 159,


expresó en cuanto a la solicitud del recurrente de ampliar el Recurso a
todos los Magistrados del Consejo Supremo Electoral por tener
conocimiento que ese Tribunal intentaba privarlo de su nacionalidad, lo
siguiente: “Este Supremo Tribunal considera que, aunque la ampliación
del Recurso a otros funcionarios distintos de los originalmente recurridos
es inadmisible, la afirmación del recurrente carece de fundamento legal
pues el Consejo Supremo Electoral no tiene facultades para privar de su
nacionalidad a ningún ciudadano del país, competencia que le
corresponde exclusivamente al Ministerio de Gobernación (…) y el
Ministerio de Gobernación no ha tramitado ni privado de su nacionalidad
nicaragüense al Dr. Alvaro Robelo González”.

iv) En la misma Sentencia Nº 159, el Alto Tribunal agrega que: “La


resolución del Consejo Supremo Electoral (…) no ordena cancelar la
nacionalidad del Dr. Alvaro Robelo González ni podría hacerlo como en
efecto no le ha privado de su nacionalidad nicaragüense, sino lo que
determina, es incapacitarlo como candidato a la Presidencia de la
República por no cumplir los requisitos establecidos especialmente en la
Constitución y las leyes de rango constitucional, todo lo cual es materia
eleccionaria”. La Corte señala también que: “en Nicaragua la materia
electoral es competencia de otro poder independiente del Estado, que es
el Poder Electoral, organismo autónomo con naturaleza dual
administrativa-jurisdiccional, cuyas decisiones finales en esa materia no
admiten recurso alguno”. Por último, la Corte indica que no da lugar el
recurso de amparo con respecto a la pretensión del Dr. Robelo de dejar
sin efecto la resolución emitida por el Consejo Supremo Electoral.

Recursos relativos a los derechos a la integridad física y libertad

v) El Sr. Robelo interpuso un recurso de exhibición personal ante la sala de


la Corte de Apelaciones de Managua, el 15 de julio de 1996, por
amenazas de detención ilegal en contra del Ministro de Gobernación,
Director de Migración y Extranjería y los Magistrados del Consejo
Electoral. La Corte falló a su favor el mismo día, ordenando respetar la
libertad y seguridad personal del Sr. Robelo.

vi) El 2 de junio de 1999, el Sr. Robelo interpuso un recurso de amparo ante


el Juez Primero del Crimen de Managua, por amenazas de detención ilegal
de parte de las autoridades de la Dirección General de Migración y
Extranjería. Mediante resolución del 25 de junio de 1999, el juez declaró
procedente dicho recurso, ordenando respetar la libertad y seguridad
personal del Sr. Robelo.
Recursos relativos al derecho de nacionalidad:
vii) Paralelamente a los otros recursos, el 23 de enero de 1996, el
peticionario presentó ante la Dirección General de Cedulación una
solicitud de cédula de identidad ciudadana. El 14 de octubre de 1996,
esa Dirección comunicó al Sr. Robelo la Resolución Nº 1, mediante la cual
negó la entrega de su cédula por no ser nicaragüense.

xiii) En contra de la Resolución Nº 1, el Dr. Robelo interpuso, el 15 de


noviembre de 1996, un recurso de apelación ante el Consejo Supremo
Electoral. Ante la falta de respuesta, el 19 de junio de 1997, el
peticionario recurrió nuevamente ante el Tribunal de Apelaciones, el cual
dio curso al mismo y remitió las diligencias a la Corte Suprema. La Corte
Suprema falló, el 3 de febrero de 1998, ordenando al Consejo Supremo
Electoral que girara las instrucciones necesarias para que la Dirección
General de Cedulación cumpliera con respecto al recurrente lo establecido
en los artículos 2 y 3 de la Ley de Identificación Ciudadana.

ix) El 31 de marzo de 1998, la Comisión Nacional de Cedulación, mediante la


Resolución Nº 2, decidió aprobar la continuación del trámite de emisión
de la cédula de identidad ciudadana del Sr. Robelo, ordenando presentar
en el acto y previo a la solicitud de entrega de la cédula, la certificación
del Ministerio de Gobernación, Dirección General de Migración y
Extranjería, que reflejase su status de nacionalidad.

x) El 30 de julio de 1999, el peticionario solicitó un certificado de nacionalidad


nicaragüense ante el Director General de Migración y Extranjería. El 27
de agosto de 1999, la Dirección de Migración y Extranjería, mediante la
Resolución 095/99, resolvió denegar al Sr. Robelo dicho certificado, dado
que, a pesar de haber nacido en Nicaragua, era “ciudadano italiano por
voluntad propia desde mil novecientos setenta y seis, nacionalidad que
se ha visto confirmada tanto por su petición de residencia como
ciudadano extranjero en Nicaragua,[2] como por el hecho de continuar
conservando la nacionalidad italiana y de no presentar ninguna petición
solicitando la recuperación de su nacionalidad de origen”.

xi) El 3 de septiembre de 1999, el peticionario presentó recurso de revisión


en contra de la Resolución Nº 095-99 ante la Dirección General de
Migración y Extranjería. Mediante comunicación del 27 de septiembre de
1999, el peticionario fue informado de que dicha Resolución se mantenía
firme ya que él había perdido la nacionalidad nicaragüense al haber
adquirido la nacionalidad italiana.

xii) La Dirección General de Migración y Extranjería comunicó al Sr. Robelo,


el 1o de octubre de 1999, que al quedar firme la Resolución Nº 095-99,
se anulaba su pasaporte nicaragüense #C-384586.

xiii) El 11 de noviembre de 1999, fue comunicada al peticionario la Resolución


Nº 042-99, mediante la cual el Ministerio de Gobernación decidió
confirmar la Resolución Nº 095-99 que deniega la solicitud de certificado
de nacionalidad nicaragüense presentada por el Sr. Robelo. En la misma
Resolución 042-99 se requería al Sr. Robelo legalizar su status
migratorio.

31. Después de analizar los diferentes recursos internos interpuestos por el Sr.
Robelo, la Comisión considera que con respecto al agotamiento de los recursos internos relativo
a las presuntas violaciones de los derechos políticos alegadas por el peticionario, éste invocó
los diversos recursos judiciales que establece la legislación nicaragüense, y las instancias
judiciales se pronunciaron a su vez, dando una decisión definitiva el 20 de noviembre de
1996. Por lo anterior, la Comisión concluye que se ha cumplido con el requisito del
agotamiento de los recursos internos, tal y como lo establece el artículo 46(1)(a) de
Convención.

32. En lo que se refiere al agotamiento de los recursos internos relativos a la


presunta violación del derecho a la integridad, la Comisión ha tomado nota de que el
peticionario interpuso un recurso de amparo y uno de exhibición personal por amenazas de
detención ilegal. En ambos recursos, el juez falló a favor del Sr. Robelo, ordenando respetar
su libertad y seguridad personal. Por lo anterior, la Comisión considera que los recursos
internos fueron agotados en conformidad al artículo 46(1)(a) de la Convención y además
demostraron ser eficaces.

33. Con respecto al agotamiento de los recursos internos relativo a las


presuntas violaciónes del derecho a la nacionalidad que alega el peticionario, la Comisión
observa que la Corte Suprema falló a favor del peticionario el 3 de febrero de 1998. En
consecuencia, el 31 de marzo de 1998, la Comisión Nacional de Cedulación decidió aprobar la
emisión de la cédula de identidad ciudadana del Sr. Robelo, ordenando presentar en el acto
previo a la solicitud de entrega de la cédula, la certificación del Ministerio de Gobernación y
Dirección General de Migración y Extranjería que reflejase su status de nacionalidad. Sin
embargo, el peticionario dejó transcurrir un año y cuatro meses antes de impulsar el
procedimiento requerido para obtener la certificación que reflejase su status. Finalmente,
cuando el peticionario solicitó el certificado de nacionalidad, el 30 de julio de 1999, éste le fue
denegado, toda vez que no siguió el procedimiento adecuado, es decir, no inició ningún trámite
relacionado con la recuperación de su nacionalidad de origen, requisito sine qua non para
reflejar su status de nicaragüense.

34. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado a este


propósito que: “el mero hecho de que un recurso interno no produzca un resultado favorable
al reclamante no demuestra, por sí solo, la inexistencia o el agotamiento de todos los recursos
internos eficaces, pues podría ocurrir, por ejemplo, que el reclamante no hubiera acudido
oportunamente al procedimiento apropiado”.[3]

35. Cabe señalar que la denuncia fue presentada a la Comisión aún cuando no se
habían terminado de agotar los recursos internos relativos a probar su derecho a la
nacionalidad nicaragüense, y en el transcurso de su tramitación se concluyó el proceso interno,
por lo que la Comisión procederá a analizar infra el fundamento de los alegatos presentados
por las partes en relación a este derecho. Sin perjuicio de lo anterior, la Comisión considera
que el peticionario tuvo acceso a los recursos internos que ofrece la legislación del país; sin
embargo, no agotó los recursos apropiados o idóneos en los términos que establece el artículo
46(1)(a) de la Convención Americana.

C. Plazo para presentar la denuncia ante la CIDH

36. El artículo 46(1)(b) de la Convención Americana establece que para admitir


una petición es necesario: “que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la
fecha en que el presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la decisión
definitiva”.

37. En su denuncia, el reclamante alega que la Resolución del Consejo Supremo


Electoral, del 10 de julio de 1996, lo declaró extranjero y en consecuencia se vio impedido de
ejercer sus derechos políticos (artículo 23), razón por la cual impugna las elecciones celebradas
en Nicaragua en octubre de 1996.

38. A este respecto, la Comisión observa que dicha resolución fue comunicada al
peticionario el 10 de julio de 1996, y la sentencia definitiva de la Corte Suprema de Justicia,
que no da lugar al recurso de amparo interpuesto por el Sr. Robelo, data del 20 de noviembre
de 1996. Por otra parte, la denuncia presentada ante la CIDH data del 26 de enero de 1999,
es decir dos años y dos meses fuera del plazo de los seis meses que establece la Convención.

39. En consecuencia, la Comisión considera que los alegatos del Sr. Robelo sobre
las violaciones a los derechos políticos, así como los alegatos sobre violaciones conexas a los
derechos siguientes: debido proceso (artículo 8), indemnización por error judicial (artículo 10),
igualdad ante la ley (artículo 24) y garantías judiciales (artículo 25), son extemporáneos y por
tanto inadmisibles, en los términos establecidos en el artículo 46(1)(b) de la Convención
Americana.

40. En relación a los alegatos sobre las presuntas violaciones al derecho a la


integridad física (artículo 5), la Comisión observa que el peticionario presentó un recurso de
exhibición personal, el cual fue resuelto a su favor el 15 de julio de 1996. Tomando en cuenta
que la denuncia inicial fue presentada ante la CIDH el 26 de enero de 1999, el plazo de los seis
meses resulta extemporáneo. El recurso de amparo interpuesto ante la Corte Suprema de
Justicia fue presentado y fallado a favor del peticionario durante la tramitación del presente
caso. La Comisión observa, tal como se señala supra, que en ambos recursos, el peticionario
obtuvo un fallo a su favor, ordenando respetar su libertad y seguridad personal.

41. Con respecto a las presuntas violaciones al derecho a la nacionalidad (artículo


20), la Comisión observa que la resolución definitiva del Ministerio de Gobernación data del 11
de noviembre de 1999, fecha en que se comunicó al peticionario la denegación de su solicitud
de certificado de nacionalidad nicaragüense. Cabe señalar que la denuncia inicial fue
presentada ante la CIDH el 26 de enero de 1999, y en el transcurso de la tramitación se obtuvo
una resolución definitiva. Por ello, la Comisión procederá a analizar infra, la fundamentación
de los alegatos presentados por las partes en relación a este derecho.

D. Duplicación del proceso y cosa juzgada

42. El artículo 46(1)(c) de la Convención establece que para que una petición o
comunicación sea admitida por la Comisión, la materia de la misma no debe estar pendiente
de otro procedimiento internacional. Asimismo, el artículo 47(d) de la Convención establece
que la Comisión declarará inadmisible toda petición o comunicación cuando sea
substancialmente la reproducción de petición o comunicación anterior ya examinada por la
Comisión u otro organismo internacional.

43. De los alegatos de las partes y de los documentos contenidos en el expediente


no se demuestra que la petición esté pendiente de otro procedimiento o arreglo internacional,
o sea una reproducción de una petición anterior ya examinada por la Comisión u otro organismo
internacional. Por lo anterior, la Comisión considera que en el presente caso se ha cumplido
con los requisitos de admisibilidad contenidos en los artículos 46(1)(c) y 47(d) de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.

E. Fundamento de los hechos alegados

44. El artículo 47(b) de la Convención establece que la Comisión declarará


inadmisible toda petición o comunicación presentada cuando: “no exponga hechos que
caractericen una violación de los derechos garantizados por esta Convención.”

45. En la etapa inicial del procedimiento, el Estado alegó que la denuncia era
infundada y negó la existencia de violaciones a los derechos humanos del Sr. Robelo por parte
del Gobierno de Nicaragua.

46. Por su parte, el peticionario alegó que el 27 de agosto de 1999, el Estado de


Nicaragua, a través de la resolución 095/99 de la Dirección de Migración y Extranjería, resolvió
denegar el certificado de nacionalidad nicaragüense al Sr. Robelo González, violando así su
derecho a la nacionalidad establecido en el artículo 20 de la Convención Americana.

47. En consideración a ello, la Comisión se ve precisada a demostrar, por medio


de un examen preliminar sobre el fondo de la petición, si los alegatos contenidos en ella están
debidamente fundados y configuran violaciones al derecho a la nacionalidad del Sr. Robelo por
parte del Estado de Nicaragua.

48. La doctrina distingue entre nacionalidad sociológica o nacionalidad política.


El concepto varía según se adopte el sistema del jus soli, nacionalidad natural definida por el
lugar del nacimiento, o el jus sanguinis, la nacionalidad resulta de la nacionalidad de los
padres. Por último, la “nacionalidad por naturalización”, es la que se confiere al extranjero
que solicita, de acuerdo a determinadas condiciones fijadas por un Estado, su nacionalidad o
ciudadanía; esta última tiene un carácter eminentemente voluntario.

49. La regulación y determinación de la nacionalidad es competencia de


cada Estado soberano; a éste le corresponde regular con sus leyes la adquisición de la propia
nacionalidad, como así también la nacionalidad por naturalización. En efecto, cada Estado
estipula, de manera soberana, la normativa sobre adquisición, pérdida y recuperación de la
nacionalidad.[4]

50. El peticionario alega ser ciudadano nicaragüense, nacido en la ciudad


de León, el 6 de enero de 1947, de padre y madre nicaragüense. Igualmente indica que
adquirió la ciudadanía italiana el 24 de abril de 1976, al casarse con una ciudadana italiana;
no obstante, nunca renunció a su nacionalidad nicaragüense.

51. De los elementos de prueba que obran en el expediente ante la CIDH, se


desprende que para el ordenamiento jurídico italiano, el Dr. Alvaro Robelo posee la
nacionalidad italiana, toda vez que la obtuvo de conformidad con el artículo 4, inciso 3 de la
Ley Nº 555 (italiana), del 13 de junio de 1912, que era la ley vigente al momento de
nacionalizarse. El mencionado artículo señala textualmente lo siguiente:

La ciudadanía italiana, que comprende el goce de los derechos políticos, puede otorgarse con
decreto del Jefe de Estado, después de haber escuchado el parecer del Consejo de Estado…al
extranjero que resida desde 2 años en el Estado y que haya brindado notables servicios a
Italia o haya contraído matrimonio con una ciudadana italiana.

52. En el caso en estudio, el peticionario alegó que para la ley italiana


nunca fue impedimento el hecho de mantener su ciudadanía nicaragüense, puesto que en Italia
no se le obligó a renunciar a la ciudadanía de origen.

53. El ordenamiento jurídico nicaragüense que regulaba la nacionalidad del


denunciante al momento de la adquisición de la ciudadanía italiana, está contenido en la
Constitución Política de 1974, la cual de conformidad con el artículo 21 disponía lo siguiente:

La nacionalidad nicaragüense se pierde: 1) Por naturalización voluntaria en el


país extranjero, que no sea de Centroamérica. El nicaragüense natural que así
la perdiere recobrará su calidad de nicaragüense si en cualquier momento
volviere a Nicaragua.

54. Cuando el Sr. Robelo adquirió la ciudadanía italiana, el 24 de abril de


1976, la Constitución Política de Nicaragua disponía la pérdida ipso iure de la nacionalidad
nicaragüense, con independencia de lo que pudiese disponer la ley italiana.

55. Posteriormente, el Sr. Robelo ingresó a Nicaragua el 7 de enero de 1993


utilizando su pasaporte italiano Nº 545752, tal y como se acredita en la lista de entradas al
país proporcionada por el Estado. Posteriormente, el 6 de junio de 1993, en su calidad de
ciudadano italiano solicitó cédula de residente extranjero en Nicaragua, la cual le fue
otorgada el 15 de junio de 1993, como Cédula de Residencia Temporal Nº 29151, con
vencimiento el 14 de julio de 1994.
56. En Nicaragua la Ley de Nacionalidad Nº 149, publicada en la Gaceta Oficial
el 30 de junio de 1992, dispone en su artículo 15 lo siguiente:

Los nacionales perderán la nacionalidad nicaragüense cuando en forma


voluntaria se nacionalicen en un Estado extranjero, excepto que adquieran la
nacionalidad de otro país centroamericano o se beneficien de un convenio de
doble nacionalidad.

57. El peticionario alega que de acuerdo con la Convención Italia-


Nicaragua sobre Ciudadanía,[5] del 20 de septiembre de 1917, y en vigor desde 1923, él
goza de la doble nacionalidad. Por lo tanto, la cuestión de la doble nacionalidad del Dr.
Alvaro Robelo debe verificarse también a la luz de dicha Convención.

58. El artículo 1º de la Convención de la Ciudadanía Italiana–


Nicaragüense establece que:

El ciudadano italiano residente en Nicaragua y el ciudadano nicaragüense


residente en Italia conservan y transmiten, según las respectivas leyes de la
Patria, la propia ciudadanía, salvo las disposiciones contenidas en la presente
Convención.

59. El artículo 4 de la misma Convención de Ciudadanía dispone que:

El ciudadano italiano que haya adquirido la ciudadanía nicaragüense y el


ciudadano nicaragüense que haya adquirido la ciudadanía italiana, readquieren
la ciudadanía de origen después de un bienio de residencia en el territorio del
Estado del que habían abandonado la ciudadanía.

60. En efecto, el artículo 1º de la Convención Italia-Nicaragua establece


que el ciudadano nicaragüense residente en Italia conserva y transmite su propia
ciudadanía,[6] pero cabe señalar que esa prerrogativa sólo se refiere a los ciudadanos
nicaragüenses que tienen status de residentes.[7] En el caso del Sr. Robelo esta disposición
no se aplica, toda vez que él no es residente, ya que al casarse con una ciudadana italiana,
adquirió la nacionalidad italiana. Esta tesis se ve reforzada con el artículo 4, citado
anteriormente, que señala claramente que el ciudadano nicaragüense que haya adquirido la
ciudadanía italiana, “readquiere” la ciudadanía de origen después de un bienio de residencia
en el Estado del cual había “abandonado” la ciudadanía. Queda claro que al adquirir una
nacionalidad se pierde la otra. Y para recuperar la nacionalidad de origen el interesado tiene
que cumplir con la condición de dos años de residencia en el país de origen. Esto
demuestra que la Convención de 1917 no es un Tratado de doble nacionalidad del que pueda
beneficiarse el Sr. Robelo. En su preámbulo, la Convención de 1917 expresa que su
propósito es establecer las normas relacionadas a la ciudadanía de los descendientes de las
personas que emigran de Italia a Nicaragua y viceversa. Del espíritu del tratado se infiere
que el mismo no puede aplicarse a la situación del Dr. Alvaro Robelo, quien no es
descendiente de italianos.

61. La Convención de Ciudadanía no contempla la existencia de una doble


nacionalidad de tipo general. Solamente se refiere a la posibilidad de elegir entre una u otra
nacionalidad y ella se encuentra limitada a los descendientes de italianos o de nicaragüenses
que nacieran en el territorio del otro Estado y, aún en estos casos, se halla condicionada a la
minoridad de sus destinatarios. Esta interpretación se ve confirmada por el artículo 2,
párrafo segundo de la Convención de 1917, que establece que los descendientes de italianos
o de nicaragüenses, “dentro del año de la mayoría de edad, determinada según las propias
leyes, podrán elegir respectivamente la ciudadanía nicaragüense o italiana mediante
declaración formulada personalmente ante la autoridad del Estado respecto del cual declina
la ciudadanía”. Si la referida Convención fuera efectivamente de doble nacionalidad, tal
disposición carecería de sentido, pues sus destinatarios no tendrían que elegir, a su mayoría
de edad, entre una u otra nacionalidad.

62. La Comisión considera que la Convención de 1917 no es aplicable a la


situación del Sr. Robelo y que fundamentalmente la ley nicaragüense no permitía poseer la
nacionalidad italiana y la nicaragüense, simultáneamente, después de la mayoría de edad. La
adquisición de la nacionalidad italiana implicó en este caso la pérdida ipso iure de la
nacionalidad nicaragüense del Sr. Alvaro Robelo.

63. La Comisión considera que si el Sr. Robelo deseaba tener su


nacionalidad de origen debió haber iniciado el procedimiento establecido en la Ley de
Nacionalidad de 1992, la cual estipula que, para recuperar su nacionalidad, el nicaragüense
que la hubiera perdido debe cumplir con los requisitos del artículo 20, que señala lo
siguiente:

Los nacionales que hubieran cambiado de nacionalidad recuperarán su


nacionalidad nicaragüense si ante la Dirección de Migración y Extranjería del
Ministerio de Gobernación manifiestan que tal es su voluntad y renuncian a la
nacionalidad que actualmente tienen, de lo cual se levantará acta respectiva y
se le dará certificación al interesado.

64. Por otra parte, la Comisión observa que el procedimiento establecido


en el artículo 20 era el que tenía que agotar el Sr. Robelo, a fin de reflejar su status de
nacionalidad y obtener su cédula de identidad ciudadana. Sin embargo, a pesar de que la
Comisión Nacional de Cedulación ordenó, el 31 de marzo de 1998, presentar la certificación
del Ministerio de Gobernación, previo a la entrega de la cédula, el peticionario no impulsó el
procedimiento requerido durante los 16 meses siguientes. Finalmente, cuando el peticionario
solicitó, el 30 de julio de 1999, el certificado de nacionalidad nicaragüense ante la Dirección
General de Migración y Extranjería, éste le fue denegado, indicándole que para obtener el
certificado debería recuperar su nacionalidad de origen y renunciar a la que actualmente
tiene, conforme al artículo 20 de la Ley de Nacionalidad

65. El Estado señaló que la denegación del certificado de nacionalidad obedecía


al hecho de que: “a pesar de haber nacido en Nicaragua, el Sr. Robelo era ciudadano italiano
por voluntad propia desde 1976, nacionalidad que se ha visto confirmada tanto por su
petición de residencia como ciudadano extranjero en Nicaragua, como por el hecho de
continuar conservando la nacionalidad italiana y de no presentar ninguna petición solicitando
la recuperación de su nacionalidad de origen”.[8]

66. En efecto, de los documentos de prueba que obran en el expediente, la


Comisión constata que el Sr. Robelo ingresó a Nicaragua el 7 de enero de 1990, con
pasaporte italiano Nº 545752. Posteriormente, el 6 de junio de 1993, solicitó cédula de
residente extranjero en Nicaragua, para trabajar durante un año, la cual le fue expedida con
el Nº Q-29151, el 15 de junio de ese mismo año. Igualmente, la Comisión observa que entre
1990 y 1995, el Sr. Robelo entró y salió de Nicaragua 60 veces con su pasaporte italiano y
18 veces con pasaporte nicaragüense.[9]

67. De lo anterior se desprende que el Sr. Robelo no solamente no solicitó la


recuperación de su nacionalidad de origen, sino que al contrario, demostró un interés particular
en mantener su nacionalidad italiana y su status de residente extranjero en Nicaragua.

68. Actualmente la Constitución Política de Nicaragua[10] reformada


parcialmente, el 19 de enero de 2000, a través de la Ley 330[11], permite poseer la doble
nacionalidad. Con este propósito, el artículo 20 de la citada ley señala lo siguiente:

Ningún nacional puede ser privado de su nacionalidad. La calidad de nacional


nicaragüense no se pierde por el hecho de adquirir otra nacionalidad.

69. La Comisión considera que en el presente caso, no surge de la


exposición del peticionario los fundamentos o elementos de prueba suficientes que permitan
configurar la existencia de una violación al derecho a la nacionalidad del Sr. Robelo. No se
trata de una privación arbitraria o ilegal de la nacionalidad nicaragüense, sino de un caso de
adquisición de una nueva nacionalidad y en consecuencia, de acuerdo a la legislación vigente
en ese momento, la pérdida de la nacionalidad de origen. Es decir, que el Sr. Robelo perdió
la nacionalidad nicaragüense al haber adquirido la nacionalidad italiana.

V. CONCLUSIONES

70. La Comisión concluye que con respecto a las presuntas violaciones a los
derechos políticos (artículo 23) del Sr. Alvaro Robelo, así como sus alegatos sobre violaciones
conexas a los derechos a la integridad personal (artículo 5), debido proceso (artículo 8),
indemnización por error judicial (artículo 10), igualdad ante la ley (artículo 24) y garantías
judiciales (artículo 25), son extemporáneos y por tanto inadmisibles, de acuerdo con los
términos establecidos en el artículo 46(1)(b) de la Convención Americana.

71. La Comisión concluye, en relación a las alegadas violaciones al derecho a la


nacionalidad (artículo 20), que el peticionario no impulsó el procedimiento idóneo en la
normativa interna, a fin de cumplir con el requisito del agotamiento previo de los recursos
internos establecido en el artículo 46(1)(a) de la Convención Americana.

72. Alternativamente, del análisis de los documentos aportados por las partes, la
Comisión concluye que no se exponen hechos debidamente fundamentados que configuren
violaciones al derecho a la nacionalidad (artículo 20), en los términos establecidos en el artículo
47 (b) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por parte del Estado de
Nicaragua.

73. Dadas las consideraciones de hecho y de derecho que anteceden,

LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,

DECIDE:

1. Declarar inadmisible el presente caso.


2. Notificar esta decisión a las partes.

3. Publicar la presente decisión e incluirla en su Informe Anual para la Asamblea


General de la OEA.

Aprobado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a los 5 días del mes
de marzo de 2001. (Firmado): Claudio Grossman, Presidente; Juan Méndez, Primer
Vicepresidente; Marta Altolaguirre Segunda Vicepresidenta; Comisionados Hélio Bicudo, Robert
K. Goldman, Peter Laurie y Julio Prado Vallejo.

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[1] El artículo 49 de la Ley de Amparo establece que: “Si dentro de las veinticuatro horas siguientes a la notificación
las autoridades o funcionarios responsables no dieren cumplimiento a la sentencia en el caso de que la naturaleza del acto lo
permita, la Corte Suprema de Justicia requerirá al superior inmediato de la autoridad o funcionario responsable, para que
obligue a éstos a cumplir sin demora la sentencia, si dicha autoridad o funcionario no tuviere superior jerárquico, el
requerimiento se hará directamente a ellos”.

El artículo 50 de la Ley de Amparo señala lo siguiente: “Cuando la sentencia no se obedeciese a pesar de los
requerimientos, la Corte Suprema de Justicia, pondrá los hechos en conocimiento de la Presidencia de la República para que
proceda a ordenar su cumplimiento e informará a la Asamblea Nacional, sin perjuicio de poner el caso en conocimiento de la
Procuraduría General de Justicia para que derive las acciones correspondientes. Esto mismo se observará en los casos en que
la suspensión del acto decretado por el Tribunal de Apelaciones o la Corte Suprema de Justicia no sea obedecido”.

[2] Obra en el expediente ante la CIDH copia de la solicitud de residencia como ciudadano extranjero del 6 de junio
de 1993.

[3] Corte Interamericana de Derechos Humanos, Serie C: Resoluciones y Sentencias Nº 4, Caso Velásquez Rodríguez.
Sentencia de 29 de julio de 1988, párrafo 39.

[4] La nacionalidad está relacionada con el concepto de Nación. El nacional de un Estado es el individuo que
pertenece a un grupo particular y comparte factores comunes como el origen, historia, costumbres, idioma, y la conciencia de
un destino común, aunque no necesariamente pertenezca al Estado. La nacionalidad es un lazo cultural e histórico que une
al individuo con la Nación. Existe un elemento de solidaridad racial, política e institucional que constituye a la Nación. Es el
estado propio de la persona nacida o naturalizada en una nación.

[5] La Convención de Ciudadanía de 1917 fue ratificada el 16 de octubre de 1923, ejecutada con la Ley Nº 2531,
del 18 de octubre de 1923, y publicada en la Gazzetta Officiale Nº 293, del 14 de diciembre de 1923.

[6] El ciudadano es el sujeto de derecho políticos que interviene, ejercitándolos en el gobierno de un país. Cuando
la soberanía pasa a ser del pueblo y éste es quien da el consentimiento y elige a los gobernantes, los Estados tienen que
decidir quiénes pueden disfrutar de esta soberanía. Así se crea el concepto de ciudadanía o ciudadano de un Estado que tiene
el poder de regirse a sí mismo. La ciudadanía es el lazo entre el individuo y el Estado, jurídicamente establecido en el que el
individuo perpetúa su soberanía como ente del Estado.

[7] Residente. Quien permanece en un sitio con idea de seguir indefinidamente en el mismo, con su familia y para
desenvolver sus actividades profesionales, o como retiro definitivo. Los términos ciudadano y residente se distinguen de la
manera siguiente: The words Citizen and resident are not interchangeable when other political entities (e.g., cities) are the
frame of reference, for citizen implies political allegiance and a corresponding protection by the state, whereas resident denotes
merely that one lives in a certain place.

[8] Véase comunicación del Estado nicaragüense del 7 de octubre de 1999. Resolución Nº 095-99.

[9] Obra en el expediente ante la CIDH, listado de entradas y salidas de Nicaragua. Véase comunicación del
Gobierno nicaragüense del 18 de octubre de 1999, carpeta 3.
[10] La Constitución Política de Nicaragua de 1987 establecía en el artículo 20: Ningún nacional puede ser privado
de su nacionalidad, excepto que adquiera voluntariamente otra; tampoco perderá su nacionalidad nicaragüense cuando
adquiera la de otro país centroamericano o hubiera convenio de doble nacionalidad.

[11] Ley 330 publicada en La Gaceta, Diario Oficial, el 19 de enero de 2000.

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