Está en la página 1de 9

TEMA 4. EL SIGLO XVIII.

ANTIGUO RÉGIMEN, REFORMISMO E ILUSTRACIÓN

1. LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL CAMBIO DE DINASTÍA


Con la muerte sin descendencia de Carlos II en 1700, último rey de la casa de Austria, se desató una
disputa entre las monarquías europeas para quedarse con el trono español, en base a derechos de
parentesco: de un lado Francia, con Felipe de Anjou; y del otro Austria, con el archiduque Carlos.

Carlos II, antes de morir y con el consejo de Portocarrero, nombró sucesor a Felipe de Borbón,
duque de Anjou y nieto del rey Luis XIV de Francia, para evitar la desarticulación de la monarquía
hispánica. Así, en noviembre de 1700, Felipe fue proclamado rey (Felipe V), juró las leyes del reino
en las Cortes de Castilla y se dirigió a Aragón para jurar sus fueros.

Sin embargo, el conflicto sucesorio tendrá lugar debido a las pretensiones de Austria al trono
español y a las desacertadas decisiones políticas y económicas de Luis XIV (presencia de tropas
francesas en Flandes, reconocimiento de los derechos de Felipe V al trono francés, cesión de España
del asiento de negros a la Compañía de Guinea francesa, etc.). Ante esto y para evitar la hegemonía
francesa en Europa y mantener el equilibrio, en 1702 Holanda, Inglaterra, Prusia, Saboya, Portugal
y Austria formaron la Gran Alianza de La Haya para apoyar al archiduque Carlos (quien también se
proclama rey, reconociendo los fueros y privilegios de todos los reinos de España) y declararon la
guerra a España y Francia.

1.1 DESARROLLO DEL CONFLICTO


La Guerra de Sucesión (1701-1714) se desarrollo como un conflicto de doble dimensión:
·Civil, pues la Corona de Castilla apoyó a Felipe de Borbón y la de Aragón a Carlos de Habsburgo.
·Internacional, por la lucha entre las casas de Borbón y Austria y sus respectivos aliados. Además,
se añadieron las posibles repercusiones marítimas y coloniales, en las que estaban muy interesadas
Holanda e Inglaterra.

Por todo ello, la guerra tendrá diferentes escenarios en Flandes, Viena y las posesiones españolas en
Italia; así como Inglaterra aprovechará para tomar Gibraltar. Con todo, al principio la guerra es
favorable a Carlos, pero ya en territorio español, Felipe se impone en las batallas de Almansa
(1707), Brihuega y Villaviciosa (1710).

No obstante, el hecho más influyente para el fin del conflicto será la muerte del hermano de Carlos,
que lo convertía en heredero del Imperio Austríaco en 1711. Así, ante el peligro de reconstruir el
Imperio de Carlos I, Holanda e Inglaterra le retiraron su apoyo.

La paz internacional llegó con los Tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714), que establecieron
un nuevo equilibrio en Europa occidental y el Mediterráneo:
·Felipe V es reconocido rey, se queda con España y las Indias, y renuncia a unirse con Francia.
·Carlos recibe los Países Bajos españoles y los territorios italianos.
·Inglaterra se queda con Gibraltar, Menorca y Terranova; y obtiene el asiento de negros por 30 años
y el navío de permiso.
·Saboya, obtiene Sicilia que volvería a España en caso de falta de sucesión masculina; y se acuerda
la sucesión saboyana al trono español si se extingue la rama española de los Borbones.
·Portugal consigue la colonia de Sacramento y una compensación económica por perder el asiento.
·Holanda sólo obtiene pequeñas concesiones comerciales.

En definitiva, según el historiador Antonio Domínguez Ortiz: “puede decirse que la pérdida de los
dominios europeos extra-peninsulares creó a España como entidad política definida”.
1.2 EL NUEVO ORDEN
Felipe V (1701-1746) emprende grandes reformas en la administración, inspirándose en el modelo
centralista y absolutista francés.

-Los Decretos de Nueva Planta: se aplican a los territorios de la Corona de Aragón, según se van
conquistando: Valencia (1707), Aragón (1711), Mallorca (1715) y Cataluña (1716); como castigo
por haber apoyado al candidato austríaco. Fue la medida más radical, pues supuso la disolución de
la Corona de Aragón como conjunto orgánico, modificando el carácter plural de la monarquía de los
Austrias e imponiendo un modelo centralizado y unitario que finiquitaba el sistema pactista. El
objetivo era reducir todos los reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos,
costumbres y tribunales según el modelo castellano. Por todo ello:
·Se suprimieron los fueros e instituciones (virreyes, Cortes, Diputaciones, Generalitat, etc.), excepto
las Cortes de Navarra.
·Los territorios quedaron controlados por un Capitán General, asesorado por los magistrados de la
Audiencia en cuestiones administrativas y por un superintendente en las finanzas, y con una
administración territorial y local militarizada.
·Se introdujo un nuevo sistema impositivo para que los territorios forales contribuyeran como los
castellanos, estableciendo un impuesto único que gravaba las propiedades rústicas y urbanas,
además de un tributo personal del que quedaba excluida la nobleza, sobre las rentas derivadas del
trabajo personal y los beneficios de las manufacturas y el comercio (talla en Mallorca, equivalente
en Valencia, catastro en Cataluña, Única Contribución en Aragón).
·Proceso de castellanización: supresión del derecho de extranjería, permitiendo a los castellanos
obtener cargos; uso institucional de la lengua castellana; aplicación del derecho criminal castellano;
e implantación del régimen municipal castellano, con la figura del corregidor.
·Sólo se respetaron los fueros de vascos y navarros por su apoyo a Felipe V.

-La política exterior:


Tras el matrimonio de Felipe V con Isabel Farnesio (su segunda esposa), se intentan paliar los
efectos negativos del Tratado de Utrecht:

·Primera etapa: Alberoni aconseja recuperar los territorios italianos, para poder instalar allí como
reyes o duques a los hijos de ésta con Felipe V (Carlos y Felipe), pero las potencias europeas lo
impiden.
·Segunda etapa: Patiño reconstruye de la Marina española. Pero lo más destacable son las firmas de
dos Pactos de Familia con Francia (al ser ambos países de la dinastía Borbón), por los que España
ayuda a Francia en las Guerras de Sucesión Polaca y Austríaca. Gracias a esto, en los tratados de
paz de ambas guerras se revisa el Tratado de Utrecht, y España obtiene: el nombramiento del
infante don Carlos como rey de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia) y los ducados de Parma,
Piacenza y Guastalla para el infante don Felipe.

2. EL REFORMISMO BORBÓNICO
A Felipe V le sucede Fernando VI (1746-1759), quien continuó la restauración de la potencia naval
y mantuvo una política exterior de neutralidad, alentada por sus ministros Carvajal (anglófilo) y
Ensenada (francófilo), quien realiza un catastro con fines fiscales.

A su muerte sin descendencia, le sucede su hermano Carlos III (1759-1788), quien ya era rey de
Nápoles, y por ello se acompaña de un séquito del lugar, donde ya había aplicado diversas reformas
políticas y económicas.
2.1 EL IMPULSO REFORMADOR
Felipe V y Carlos III impulsaron las reformas ilustradas en los aspectos político, social y
económico; siguiendo el modelo francés para racionalizar la administración y fortalecer al Estado.
En esta misma línea se fomentan los conceptos de patriotismo y nación, tratando de uniformar
desde el punto de vista jurídico y lingüístico.

2.2 LA CENTRALIZACIÓN DEL ESTADO


-El modelo político absolutista: los Decretos de Nueva Planta fueron las primeras medidas
centralizadoras, a las que siguieron otras en la misma línea:

·Desapareció el sistema polisinodial: sólo el Consejo de Castilla conservó su importancia como


órgano jurisdiccional supremo. Además, las Cortes se redujeron a funciones protocolarias.
·Surgió el sistema de secretarías: modelo más ágil y directo, a partir de un sistema ministerial de
Secretarías de Estado especializadas, donde el monarca decide directamente asesorado por un grupo
de técnicos elegidos por él. En 1721 se establecen seis Secretarías distintas (Estado, Guerra,
Hacienda, Indias, Marina y Gracia y Justicia), siendo habitual en los primeros años que algunos
ministros ocuparan dos o más Secretarías, como Patiño o Ensenada.

-La administración del territorio: la organización del conjunto del reino se inspiró en la tradición
de Castilla y la Francia de Luis XIV:
·Los capitanes generales tenían las competencias militar y administrativa de los territorios.
·Las audiencias administraban la justicia.
·La administración local implantó los corregidores en la antigua Corona de Aragón, siempre
nombrados por el rey.
·La reforma municipal estableció al síndico personero y los diputados del común para dar una cierta
sensación de participación popular en las decisiones municipales, además de limitar el acceso de los
privilegiados a la esfera local. También ser crearon los alcaldes de barrio para la ciudad de Madrid,
encargados de registrar a los vecinos del barrio, velar por el cumplimiento de los bandos, limpiar las
calles de ociosos y vagos, etc.
·La provincia pasó a ser la entidad territorial básica, dependiente de un intendente, figura que
apareció durante la guerra y continuó después. Éste aunaba competencias en materia de justicia
municipal, política, recaudación y asuntos militares. Ya en 1749 incorporaron las funciones del
corregidor, para preparar el Catastro.

2.3 REFORMA AGRÍCOLA Y DESARROLLO POBLACIONAL


-Población y poblamiento: en el siglo XVIII se produjo una recuperación demográfica al disminuir
la mortalidad por las mejoras agrarias al aumentar las roturaciones y la ausencia de epidemias como
la peste. Así se realizarán los primeros censos poblacionales (Aranda 1769, Floridablanca 1787,
Godoy 1797), fortaleciéndose en asentamiento periférico de la población y apareciendo ciudades de
más de 100.000 habitantes (Cádiz, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada).

-La política agraria: ilustrados como Olavide, Floridablanca, Campomanes y Jovellanos (Informe
sobre la Ley Agraria, 1795) deseaban modernizar las estructuras de propiedad y tenencia de la
tierra, para incrementar la producción agraria y evitar los amotinamientos por hambrunas. Éstos
culpabilizaban del atraso agrario a los latifundios nobles y eclesiásticos, cuyos dueños se opusieron
a las reformas con la ayuda de la Inquisición.

Así, el 80% de las tierras pertenecían a los nobles y al clero, estando vinculadas por mayorazgo a
los primeros (no se podían dividir) y amortizadas (pertenencia perpetua) para los segundos. Éstas se
explotaban de manera extensiva, con bajísimos rendimientos para los nobles, los cuales sólo se
conformaban con las rentas obtenidas en especias o en metálico, muy alejados de una mentalidad
empresarial que llevase a una producción orientada al comercio. Por su parte, la roturación de las
eclesiásticas era casi inexistente. Además, los bienes municipales y baldíos no podían parcelarse,
privatizarse o explotarse eficientemente, debido a que aún continuaban los enormes privilegios de la
Mesta frente a los labradores.

Por tanto, como las mejores tierras pertenecían a la nobleza y el clero, no podían capitalizarse, algo
contraproducente al crecimiento poblacional, que aumentaba la demanda ante una oferta estancada.
Todo ello provocaba subidas de precios en años de malas cosechas, dando crisis de subsistencia.

-Primeras tentativas de reforma agraria: los cultivos fundamentales eran los cereales de secano,
introduciéndose el maíz y la patata, y potenciándose la industria del vino, comenzando en Jerez la
exportación al mercado británico. También se desecaron zonas de Cataluña (Ampurdán), Valencia
(Albufera y Elche) y Andalucía (Marismas del Guadalquivir) para fomentar la agricultura y prevenir
enfermedades como el paludismo. Además se realizaron obras hidráulicas como el Canal de
Castilla, y se construyeron pósitos.

Desde mediados del XVIII se aplicaron medidas para liberalizar el mercado de la tierra, pues se
pensaba que el progreso del país estaba en el acceso del campesinado a la propiedad de la tierra y la
desamortización eclesiástica. Por ello, Carlos III repartió tierras comunales a los campesinos de
Extremadura, Andalucía y La Mancha, dándoles ayudas económicas para aperos y viviendas, y
pagando éstos censos bajos. El objetivo era crear una clase campesina dependiente, alejada de la
conflictividad social.

-El plan de Olavide: Olavide es el representante más importante del reformismo de Carlos III,
destacando por sus planteamientos para la asistencia pública, la eficacia de la gestión y la
fisiocracia. Su etapa como intendente por Andalucía es las más destacada por su obra de las
colonizaciones de Sierra Morena.

Consciente de la despoblación española por la emigración a América, de la elevada tasa de soltería


y clérigos y de la penosa situación del campo; planteó la idea de una colonización de las extensas
zonas despobladas existentes en torno a la proyectada carretera general de Andalucía, para mejorar
la situación campesina y evitar el bandolerismo. Así, se dictó el Fuero de Nuevas Poblaciones
(1767), repartiendo los territorios incultos entre labradores españoles y extranjeros católicos
(holandeses y alemanes) que crearían unidades productivas de pequeña escala (32 hectáreas de
tierra de secano), recibiendo también instrumentos para manufacturas y cabezas de ganado para
complementar su economía. Además, se prohibieron los mayorazgos y las manos muertas, se
suprimieron los privilegios de la Mesta y se establecieron escuelas de enseñanza general y
asistencia obligatoria para sus hijos. Las zonas colonizadas se hallaban entre el Viso y Bailén y
entre Écija y Córdoba, destacando La Carolina, La Carlota y La Luisiana.

No obstante, en 1775 la Iglesia y los nobles arrinconaron la reforma, al iniciar la Inquisición un


proceso en contra de Olavide.

2.4 DESARROLLO DE LAS INFRAESTRUCTURAS Y LA INDUSTRIA


-Las infraestructuras: durante los reinados de Felipe V y Fernando VI, Ensenada emprendió una
profunda mejora de las comunicaciones, para posibilitar un mercado nacional de productos
agrícolas y paliar las crisis de subsistencias sin tener que recurrir a la importación. Ya con Carlos
III, Esquilache proyectó una red de carreteras reales con criterio radial, para comunicar Madrid con
los principales puertos comerciales, pero fracasó por su coste y la orografía. Igualmente, se intentó
enlazar ríos navegables con canales, destacando el Canal de Castilla.

-Recuperación de las flotas comercial y militar: en las comunicaciones marítimas, Felipe V


aprueba el Proyecto para flotas y galeones, que concede explotaciones forestales peninsulares y en
América, mientras que Carlos III crea nuevos astilleros y se logra un importante desarrollo naviero.

-El impulso del Estado: las Reales Fábricas: se crean con Felipe V, siguiendo el modelo francés,
para proporcionar productos de calidad a una clientela acomodada, fomentar la industria, reactivar
el empleo y evitar la dispersión manufacturera. Así, la corona creaba, financiaba y gestionaba las
empresas, empleando materias primas nacionales pero técnicos extranjeros en su mayoría. Destaca
la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara (1720).

Las manufacturas reales redujeron la importación de productos de lujo, pero no dieron buenos
resultados económicos y sólo sobrevivieron por las ayudas estatales que malacostumbraron. Éstas
se concentraron en Castilla y Andalucía, que eran las regiones más afectadas por el parón del XVII
y que asentaban el mayor número de consumidores (Madrid y el eje Sevilla-Cádiz-América).

Además, en 1772 la corona acabó con el monopolio de los gremios que paralizaba la industria e
impedía la libertad del trabajo.

-La iniciativa privada: vino a cargo de las burguesías comerciales vasca, catalana, valenciana y
gallega; que siempre tropezaron con la excesiva regionalización mercantil y la baja demanda.

En el caso catalán, se transformó la artesanía textil, cambiando la lana por el algodón, acorde a la
demanda americana, con los capitales rurales y los privilegios reales. Esto sentó las bases de su
posterior apogeo industrial de la región catalana. Además, las medidas proteccionistas de Felipe V y
Carlos III prohibieron la importación de telas extranjeras y tejidos de algodón, que favorecieron a
esta industria, unido a la disponibilidad de capitales de la burguesía catalana para la inversión
técnica.

2.5 DESARROLLO DEL COMERCIO


-El proteccionismo: mediante las Sociedades Económicas de Amigos del País, economistas como
Ustáriz consideraron imprescindible frenar el déficit de la balanza de pagos y reanimar la demanda
interior, para crear un mercado nacional. Para ello era necesario una mayor legislación, basada en
pautas mercantilistas, gravando las importaciones y liberando la circulación interior de mercancías
(supresión de las aduanas entre Castilla y Aragón, e intento de eliminar las aduanas interiores de
Castilla, aunque en el País Vasco y Navarra seguirá el régimen foral). El proceso de unificación
arancelaria culminará con la promulgación del arancel general de 1782. .

Aparte, para afrontar los gastos crecientes el Estado creó el Banco de San Carlos en 1782, primer
banco nacional que no solucionó los problemas de la Hacienda Pública.

-Libre comercio con América: la Corona sabía de la importancia del comercio ultramarino para lo
que tomó una serie de medidas importantes:
·Traslado de la Casa de Contratación a Cádiz (1717) e impuestos sobre el volumen y valor de la
mercancía.
·Proyecto de flotas y galeones (1720) para establecer relaciones más directas con América, fomentar
la industria, aumentar los ingresos y defenderse de los ataques piratas.
·Entre 1765-1787 se acaba con el monopolio comercial de Cádiz con América y se impulsa el libre
comercio de los puertos españoles con los americanos, mediante decretos y reglamentos.
·Las regiones periféricas promueven industrias para satisfacer la demanda de los virreinatos, cuyas
sociedades criollas se habían enriquecido con el comercio de los productos tropicales y demandaban
manufacturas de alta calidad, bien de España o del contrabando con Holanda, Francia e Inglaterra.

2.6 LA REFORMA FISCAL


El Estado necesitaba una reforma fiscal profunda para asegurar los recursos económicos y fortalecer
los aspectos militar, naval y administrativo, evitando la bancarrota. Asimismo, era necesaria una
reestructuración y simplificación del sistema tributario, pues se obtenían tributos de diferentes
rentas, monopolios y los señores seguían recaudando en sus territorios. Además, con la política
exterior belicosa de Felipe V volvió la amenaza de bancarrota, por lo que se saneó la recaudación
encargándola a los empleados reales, suprimiendo los intermediarios y creando la Secretaria y
Superintendencia de Hacienda.

La reforma fiscal se planteó sabiendo que las fuentes de recaudación debían ampliarse de los
sectores más desfavorecidos a los grupos privilegiados. Por ello, la Real Ordenanza de 1749
pretendía crear la Única Contribución, basada en el criterio de las rentas y la propiedad (ingresos y
patrimonio). Para ello era necesario el Catastro de Ensenada (1749-1756) como paso previo para
conocer a la población y sus recursos. Dicho impuesto se implantó en 1770, pero la idea basada en
la progresividad fracasó por la falta de medios y experiencia técnica, y la resistencia de la
aristocracia civil y eclesiástica.

Asimismo, con Carlos III, Cabarrús creó los vales reales como modelo de deuda pública para
atender el déficit de la Hacienda e impulsó la creación del Banco de San Carlos (1782). También
apareció la ordenación urbanística (planimetría), con la división en cuarteles y barrios para
organizar la recaudación y recabar fondos de los alquileres y propiedades, delinear mapas urbanos,
nombrar calles y plazas, etc.

2.7 LOS LÍMITES DEL REFORMISMO


-Resistencia de la nobleza y el clero. El motín de Esquilache: en el plano político, el paquete de
reformas más importante correspondió a Esquilache, ministro napolitano de Carlos III, que
sobresalía por su gran capacidad de trabajo y ambición, y cuyo progresismo asustó a los
privilegiados. Por él se produjo en 1766 un decreto para la reforma urbana del país, el cual derivó
en el Motín de Esquilache en Madrid y otras localidades, conllevando connotaciones
socioeconómicas y un trasfondo político.

Tratando de reducir la inseguridad y la delincuencia de Madrid, el rey ordenó un plan de limpieza,


higiene y seguridad, que afectaba al orden público, las costumbres y la grave situación económica
de las familias: construcción de desagües; reglamentación del uso de las fuentes; prohibición del
embozo y las máscaras de Carnaval; normas para la Semana Santa; medidas que afectaban a la
prostitución, la mendicidad y juegos callejeros, etc. Todo ello se acompañó por una subida de los
precios por su liberalización, por lo que diversas poblaciones se amotinaron por la hambruna.

De todo ello, el pueblo responsabilizó a Esquilache y el rey se comprometió a destituirlo, nombrar


ministros españoles y rebajar el precio de los comestibles. Pero al mismo tiempo, se reformaron las
instituciones locales y se dio prioridad al mantenimiento del orden, al respeto de los privilegios y se
trató de garantizar el suministro de cereales.

Tras investigar el motín, se concluyó que se trató de una manipulación de las clases populares por la
nobleza y la Iglesia, como rechazo a la Ilustración. Pero sobre todo se responsabilizó a los jesuitas,
contrarios a las iniciativas reformista y las ideas desamortizadoras, cuyas riquezas y control de la
educación suscitaban recelos entre los ilustrados, que consideraban su obediencia al Papa una
deslealtad al Estado. Con la connivencia del resto del clero y los precedentes de Portugal y Francia,
Carlos III los expulsó a los Estados Pontificios en 1767, mientras que sus bienes fueron confiscados
y subastados. Además, durante todo el periodo dominó el regalismo, que consistía en el control y
sometimiento de la Iglesia al Estado, si bien ésta conservó bastante poder y el gobierno nunca se
atrevió a reformar la Inquisición.

-Debilidad de la Ilustración en España: contrario a las reformas ilustradas, surge un movimiento


reaccionario e inmovilista que se extendió por Europa y América, dentro de la nobleza e Iglesia para
mantener sus privilegios. En contraposición, los ilustrados perseveraron, apuntando al Liberalismo
y la Revolución como los elementos necesarios para el cambio.

A la muerte de Carlos III en 1788, sus reformas llevaban años estancadas o anuladas, aumentando la
distancia ideológica entre ilustrados liberales y conservadores, reformistas del agro y terratenientes,
ciudad industrial y campo rural; lo que augura los conflictos venideros.

3. LOS ILUSTRADOS ESPAÑOLES


Difundida por filósofos franceses, la Ilustración se extiende entre los burgueses, bastantes nobles y
varios monarcas absolutos europeos, dando lugar al Despotismo Ilustrado. Éste se pondrá en
marcha sobre todo a mediados del XVIII, bajo el reinado de Carlos III.

Así, el Despotismo Ilustrado consistía en una política reformista, por la que los monarcas absolutos
intervendrán en los campos económico, administrativo y cultural, usando la ideas ilustradas de
progreso, pero sin contar con la opinión del pueblo. Para ello argumentan el derecho divino de la
autoridad real, por el cual sólo deben rendir cuentas a Dios, a la vez que se fomenta una actitud
paternalista sobre el pueblo.

En España, los ilustrados tratarán de desarrollar la ciencia y la técnica, en permanente conflicto con
la Iglesia y la Inquisición, promoviendo los primeros proyectos sociales y económicos. Los más
destacados serán los ministros del rey: Jovellanos, Feijoo, Olavide, Campomanes, etc.

3.1 EL PROYECTO DE MODERNIZACIÓN DE LOS ILUSTRADOS


Los ilustrados quisieron reformar todos los aspectos de la sociedad (economía, educación, cultura,
sociedad o gobierno americano), criticándolos, reflexionando y proponiendo soluciones y
alternativas.

Así, los intercambios comerciales, sobre todo en las ciudades portuarias, favorecieron la entrada de
las ideas y publicaciones enciclopedistas francesas, impulsando el espíritu reformador y práctico, y
calando sobre todo en las profesiones liberales. Por todo ello, las nuevas ideas fueron mejor
acogidas en las ciudades, ahondándose en la separación campo-ciudad.

-La renovación cultural: la minoría ilustrada renovó el panorama cultural a través de su tarea
divulgativa (Feijoo) y sus relaciones con la cultura europea (Mayans y Flórez). Otros como Olavide,
Campomanes, Jovellanos y Cabarrús intervendrán en el gobierno. Asimismo, la Ilustración se
plasmará en distintos campos literarios y científicos: historiografía (Padre Masdéu), filología
(Hervás y Panduro), economía (Ustáriz), botánica (Celestino Mutis), matemáticas (Jorge Juan),
descubrimiento del tungsteno (hermanos Elhuyar), etc.

-La política educativa: los ilustrados consideraron que la mejora de la enseñanza era esencial para
avanzar políticamente, siendo un factor de integración nacional que preparaba el camino para el
Liberalismo. Por ello, confiaron su instrucción al Estado, fundamentada en el pensamiento
científico y la investigación, pero el conservadurismo de las clases dominantes y de la Iglesia, que
acaparaba las instituciones de enseñanza, supusieron un obstáculo al cambio.

Los logros fueron la fundación de nuevas instituciones educativas, la reforma del Seminario de
Nobles y los planes de reforma universitaria para abolir los privilegios de los colegios mayores.
También se darán las primeras medidas para la inclusión de las mujeres en la educación, creando
escuelas de niñas, integrando a mujeres nobles en las Reales Sociedades de Amigos del País o con
las reivindicaciones de sus derechos sociales y educativos por Feijoo y Jovellanos.

-Nuevas instituciones culturales: las renovaciones culturales se difundieron por diversos cauces:

·Las Reales Academias: de la Lengua, Historia, Bellas Artes, etc.


·El Periodismo: como medio de divulgación masivo de las nuevas ideas y noticias extranjeras
(Diario de Madrid).
·Las Reales Sociedades de Amigos del País: agrupaciones de ilustrados que traducían y publicaban
obras extranjeras, promovían innovaciones técnicas, editaban periódicos, celebraban debates, etc.
Destaca la Sociedad Vascongada de Amigos del País de 1765. Todas ellas pretendían impulsar la
ilustración general de la sociedad, centrándose en el fomento y mejora de la agricultura, la industria,
el comercio y la sanidad, además de otorgar una especial atención a la educación y formación de la
juventud. Pero en la práctica estuvieron integradas por miembros de la nobleza y otros sectores
privilegiados urbanos, quedando muy lejos de sus pretensiones transformadoras.

3.2 LA NUEVA ESTÉTICA: LA CORTE DE LOS BORBONES


Con los Borbones se introdujo el modelo de corte versallesca. Ésta se centralizó en Madrid y
localidades aledañas, perdiendo la severidad protocolaria austríaca, acercándose a la naturaleza y
relajándose en la religiosidad tradicional al permitir conciertos, bailes y representaciones teatrales.

Se exporta el estilo cortesano francés, construyendo con Felipe V el Palacio Real de Madrid por
Juvara y Sachetti en 1738, o el Palacio de La Granja de San Ildefonso (1724, Juan Román). Con
Carlos III penetra el estilo neoclásico, cuyas características de sobriedad, armonía y serenidad
conjugan perfectamente con los principios ilustrados de racionalidad, eficacia y claridad. Destaca el
Museo del Prado de Juan de Villanueva (1786).

4. LA AMÉRICA HISPANA EN EL SIGLO XVIII

4.1 EL CRECIMIENTO DE LAS COLONIAS AMERICANAS


Durante el siglo XVIII la población americana creció en un 50%, descendiendo el número de
indígenas y ascendiendo el de mestizos y blancos.

En el plano económico predominaban los grandes latifundios; si bien creció el tráfico mercantil con
Europa, del que se beneficiaba sobre todo la burguesía, retrocediendo las salidas de oro y plata e
imperando las exportaciones de cacao, azúcar y tabaco, a cambio de importaciones de artículos
industriales. Por otro lado, se crearon compañías comerciales que por concesión real obtenían el
monopolio del comercio con distintos puntos (Compañías de Caracas, La Habana, San Fernando y
Barcelona).

También se crearon nuevas universidades, progresaron la imprenta y la prensa y se dieron una serie
de expediciones científicas como la de Celestino Mutis y Alejandro Malaspina.
4.2 EL REFORMISMO AMERICANO
Al perder las posesiones europeas, España trató de lograr una mayor integración económica y
administrativa con América, coincidente con el aumento de la población criolla y su necesidad de
autonomía. Los líderes criollos se habían formado en universidades americanas, siendo reacios a
colaborar con la Hacienda española y críticos con el monopolio de Sevilla-Cádiz, por los mejores
precios de los mercaderes caribeños y sudamericanos.

En cualquier caso, los objetivos de la Corona en América fueron: mejorar la organización interna,
aumentar los ingresos y reforzar las defensas. Para ello realizaron una serie de medidas que
incomodaron a las élites criollas:
·Se crearon dos nuevos virreinatos a partir del de Perú: Nueva Granada (1717) y el de Río de la
Plata (1776); y cuatro capitanías generales autónomas: Chile, Venezuela, Guatemala y Cuba.
·Desde 1714 la Secretaría de Marina e Indias será la máxima institución para los asuntos indianos,
pues el Consejo de Indias ve reducidas sus competencias al asesoramiento y los temas judiciales.
·Aparecen las intendencias en sustitución de las gobernaciones, para asegurar la recaudación de los
impuestos, y se crean otros nuevos.

-Efectos de la libertad de comercio: la libertad comercial conseguida entre 1765 y 1787 sólo
favoreció a los comerciantes peninsulares, nunca a los americanos, a excepción de los cubanos.
Además, la avalancha de productos españoles inundó los mercados americanos, en detrimento de
las mercancías autóctonas. Así, algunas regiones se sumieron en el subdesarrollo, avivando el
resentimiento de amplias capas contra la corte de Madrid.

-Reacción de la sociedad colonial: todos contra el rey: a las cuestiones económicas se sumaron
las sociales y políticas. El proyecto de abolición de las encomiendas desagradó a los terratenientes,
deseosos de continuar con una mano de obra barata indígena; y el propósito ilustrado de mitigar las
discriminaciones raciales eliminando fronteras entre blancos y mestizos, disgustó a los criollos.

Además, la política reformista de Carlos III implicaba redoblar el control sobre el gobierno colonial
para sanear la burocracia, recortando el poder criollo e instalando a peninsulares en los principales
puestos de la administración y el comercio. Asimismo, a la Iglesia le afectó el regalismo del Estado,
que limitaba sus privilegios, pero aun así la alta jerarquía se mantuvo fiel a la monarquía, mientras
que el bajo clero empezó a distanciarse.

También podría gustarte