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Analía Henríquez Cross

Las cinco personas que encontrarás en el cielo

–Ninguna vida es inútil –dijo el Hombre Azul–. Lo único que es inútil es el tiempo que
pasamos pensando que estamos solos... Constantemente nos vemos en la encrucijada de, ¿Para
qué estoy vivo? ¿Acaso mi vida vale la pena? Las palabras del Hombre Azul reflejan una
perspectiva simple y realista de cómo podríamos percibir nuestra propia vida.

En este caminar constante, donde cada día vamos forjando nuestra identidad, donde
vamos creando redes sociales que nos orientan a la vida o al vacío, muchas veces nos detenemos,
haciéndonos preguntas que, o pueden generar en nosotros culpa y vergüenza, o nos pueden llevar
al objetivo que nos hemos marcado. Lo observamos en Eddie, quien cuando llega al cielo, hace
un recorrido en su historia de la mano de aquellos que lograron marcar un antes y un después en
su vida, unos directamente, otros, desde lejos.

Este gran corazón escondido, va observando cómo, en aquellas pequeñas acciones que
fue teniendo, aunque él no lo creía, existía una vida maravillosa. Toda esta aventura de conocer
el verdadero sentido de su vida hace en Eddie sanar viejas heridas que él se fue haciendo. Desde
su relación distante con su padre, hasta aquella niña llamada Tala, que no pudo salvar en el
incendio.

En definitiva, este viaje hacia el interior de Eddie, termina siendo una invitación hacia el
interior de nosotros mismos, a buscar aquella historia que nos retiene, que nos ciega,
impidiéndonos sanar y crecer. Es también, una invitación a observar cuales son mis actitudes
frente a aquel que tengo a mi lado, pues como escribe el autor Albom, ninguna historia encaja
por sí sola. A veces las historias se tocan en los bordes y otras veces se tapan completamente
una a otra, como piedras debajo de un río.

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