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Tabla de contenido

 Qué es la acción pauliana.


 Requisitos de la acción pauliana.
 ¿Contra quién se ejerce la acción pauliana?
 ¿Qué se debe probar cuando interpone una acción pauliana?
 Diferencia entre la acción pauliana y a acción de simulación.
 Prescripción de la acción pauliana.
La acción pauliana es una acción civil revocatoria o rescisoria que busca proteger
a los acreedores cuando sus deudores se insolventan para no cumplir con el pago
de la deuda.

¿Qué es la acción pauliana?


Cuando una persona no quiere pagar sus deudas uno de los caminos que toma es
vender sus propiedades para que el acreedor no pueda embargarlos, lo que
constituye una especie de fraude en perjuicio del acreedor.
La ley previendo esa realidad, creó esta figura contenida en el artículo 2491 del
código civil.
Si esta acción civil prospera, los bienes enajenados por el deudor «tramposo»
regresan a su patrimonio a fin de que con ellos garantice el pago de la deuda.
La acción pauliana procede no importa la forma en que el deudor haya enajenado
sus bienes, ya sea mediante una venta, permuta, donación, etc.
La sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia del 21 de junio de 2005,
expediente 7804  expuso:
«Obvio que legítimo derecho asiste al acreedor de velar porque su crédito sea
pagado; por lo que estará siempre atento a que el deudor tenga con qué hacerlo.
Y sin pretender reanudar controversias que se antojan hoy superadas en torno al
fundamento, contenido y alcance del modo como ejercerá ese poder de vigilancia,
el caso es que tendrá puesta la mirada en el patrimonio del deudor, su única
prenda general de garantía desde cuando, en una evidente humanización del
Derecho, el sujeto obligado dejó de responder con su propia persona. Cierto que
no podrá exigir, ni entender que a ello se compromete un deudor, una
administración exitosa o próspera de sus negocios; tampoco podrá restringir su
libertad contractual para obrar conforme a sus designios. Pero, eso sí, le cabrá
interés en que esa administración sea cuando menos diligente y leal. De modo de
pensar que cuando así no se conduce el deudor, dispone el acreedor de
herramientas varias para proteger su crédito y evitar que se hunda en lo ilusorio.
Así, cuando lo que sucede es que su deudor, el mismo que tiene el deber jurídico
y moral de satisfacer el crédito, en la celebración de sus negocios produce o
agrava desviadamente su insolvencia, de tal suerte que haga imposible o más
gravoso el cobro del acreedor (fraus creditorum), tiene éste la potestad de pedir
que se deshagan negocios tales, precisamente porque experimenta que su
acción de cobro ha sido debilitada. Dispone en tal caso el acreedor de la
denominada acción pauliana. Su deudor, acá por acción, y no por pasividad u
omisión como acontece en otros campos, verbi gratia, el de la acción
subrogatoria, es merecedor de reproche, y lugar hay entonces para que el
acreedor intente remediar la situación, trayendo de nuevo al patrimonio
insuficiente de aquél lo que sagazmente había sacado.»

Una vez vuelto el patrimonio al deudor puede ser objeto de medidas cautelares
para garantizar el pago de la deuda.

Requisitos de la acción pauliana.


Para que la acción pauliana prospere  y se logre la revocación de los negocios o
actos mediante los cuales el deudor si insolventó,  se deben cumplir algunos
requisitos que expondremos de forma general.
1. Que exista un crédito a favor del demandante y a cargo del demandado.
Ello resulta obvio. Pedro le prestó a Juan y Juan no pagó y se insolventó.
Hay un crédito a favor de Pedro a cargo de Juan, que Juan no pagó.

2. Que el acto del cual se busca la revocación haya constituido fraude, haya
perjudicado al acreedor (demandante), o lo que es lo mismo, que haya
causado la insolvencia del deudor. Un ejemplo es la finca que vendió Juan,
único bien que podía embargar Pedro para recuperar su dinero. Pedro se
vio perjudicado por la venta de  la finca que hizo Juan, puesto que se hizo
más difícil si no imposible, que Pedro recuperara su dinero, y por supuesto
que esa ha sido lo intención de Juan.

3. Que exista mala fe, o como lo ha definido el artículo 2491 del código civil,
conociendo ambos (otorgante y adquirente) el mal estado de los negocios
del primero.

La sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia del 24 de julio de 2002,


expediente 5887 los ha explicado de la siguiente forma:
 Que el demandante sea titular de un crédito preexistente al acto
cuestionado, a cargo del deudor demandado.
 Que el negocio impugnado, que ha de ser real, cause perjuicio a sus
acreedores (eventus damni), en cuanto haya determinado o agravado la
insolvencia del deudor.
 Que éste, por ser conocedor del mal estado de sus negocios, actúe con la
intención de defraudarlos; pero si el acto se realizó a título oneroso, es menester
que el tercero contratante tenga conocimiento del mal momento del deudor
(consilium fraudis).

Respecto al tercer y último requisito, es importante anotar que se presenta una


diferencia cuando el acto o contrato cuestionado ha sido a título oneroso o
gratuito.
Respecto a la diferencia de la mala fe cuando el contrato es oneroso o gratuito, la
Corte suprema de justicia, en la misma sentencia arriba referida expuso:
«En efecto, por sabido se tiene que mediante la referida acción los acreedores
pueden demandar la revocación de los negocios jurídicos realmente ajustados por
su deudor, pero que han sido otorgados por éste fraudulentamente y en perjuicio
de los derechos de aquellos; por supuesto que la ley distingue, además, los actos
onerosos de los gratuitos, para exigir, en los primeros, que el tercero con quien
contrató el deudor también sea de mala fe (consilium fraudis) y, respecto de los
segundos, que exista solamente el animus nocendi del deudor, de manera que el
tercero adquirente pueda ser de buena fe.»
En resumen, se puede decir que tratándose de negocios onerosos, debe existir
mala fe tanto del otorgante como del adquiriente, y tratándose de contratos
gratuitos, basta la mala fe del otorgante, es decir, del demandado.

Caracteriza a la acción pauliana el hecho de que,  para que proceda es necesario


que el deudor se encuentre insolvente, ya que de lo contrario, si este posee otros
bienes, al acreedor le corresponde perseguir estos, pues no cabría rescindir
negocios realizados por el deudor a través de la acción pauliana, cuando tal
circunstancia no cause ningún perjuicio al acreedor.
Por otro lado para que se configure la facultad de iniciar la acción pauliana, el
deudor debe haber enajenado, comprometido o haberse despojado de los bienes
que se pretenden conservar en cabeza de este,  para que el acreedor pueda por
medio de estos cobrarse la deuda;  incluso, cuando el deudor haya perdonado una
deuda a su favor (remisión),  dicho acto en virtud de la acción pauliana también
podrá ser rescindido.

¿Contra quién se ejerce la acción pauliana?


La acción pauliana se interpone o se ejerce cuando el deudor ha enajenado sus
bienes para no responder por le deuda, de modo que en ese negocio jurídico hay
dos partes; el vendedor y el comprador. ¿Contra cuál de los dos se debe ejercer la
acción?
La respuesta no la da la sala civil de la Corte suprema de justicia:
«Esta breve remembranza de la acción pauliana tiene por objeto resaltar cómo es
verdad lo que con tanto ahínco proclama el recurrente.  Tal acción no puede
ejercerse,  en efecto,  sino contra quien tiene la condición de deudor.  Es una
verdad irrecusable.  Empero,  el tribunal,  antes que desentenderse de esa regla, 
ajustóse enteramente a ella.  Vio en Luis Antonio un deudor,  y no un fiador.»

Quien comete el fraude es el deudor que decide vender sus bienes para no pagar
sus obligaciones, de modo que es al deudor a quien se debe demandar, a fin de
revocar el negocio jurídico que culminó con la enajenación del bien.

¿Qué se debe probar cuando interpone una acción pauliana?


Cuando se interpone una acción pauliana el demandante debe probar lo siguiente:
 Debe demostrar que el deudor ha efectuado ciertos actos o contratos
causándole perjuicios con dicha situación, actos tales como despojarse de sus
bienes.
 Es menester demostrar en la acción pauliana la mala fe del deudor.
 También se debe probar la mala fe del adquirente, cuando se trate de
contratos onerosos, hipotecas, prendas y anticresis; existe mala fe del adquirente
cuando este tenga conocimiento de la situación del deudor.

Esta acción en todo caso permite la rescisión de cualquier acto o contrato, que el
deudor haya  efectuado en fraude de su acreedor; lo importante es demostrar la
mala fe del deudor y el perjuicio causado al acreedor o acreedores.
Pero tratándose de enajenaciones a título gratuito no es necesario probar la mala
fe del tercero beneficiado con la enajenación.

Al respecto, la sala laboral de la Corte suprema de justicia, en sentencia del 14 de


marzo de 2008, expediente 00601 ha dicho:
«Sobre el particular la Corte tiene explicado que el acreedor, cuando demanda la
revocación de un acto fraudulento a título gratuito, está tratando de evitar un daño,
sin que la revocación implique para el tercero adquirente un perjuicio, sino la
privación de un lucro; por tanto, nada interesa la buena o mala fe con que actuó
este último.»
Es natural que habiendo sido la transferencia del dominio gratuita, el tercero
adquiriente no resulta perjudicado de manera efectiva si el juez ordena revocar la
escritura pública o el contrato de compraventa, ya que ese tercero nunca dio nada
a cambio, así que nada perderá. El único perjuicio que recibirá será la
imposibilidad de seguir usufructuando gratuitamente un bien, que en contrapartida
está afectando gravemente al deudor que se ha visto imposibilitado para recuperar
su crédito.

Diferencia entre la acción pauliana y a acción de simulación.


Tanto la acción pauliana como la acción de simulación son acciones revocatorias,
que persiguen un mismo objetivo: revocar el negocio llevado a cabo para enajenar
un bien y regresarlo al patrimonio del deudor.
Pero si bien el objetivo es el mismo, las dos proceden por situaciones distintas.
Una venta puede ser real o ficticia, y dependiendo de ello procede una u otra
acción como lo recuerda la sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia
00307 del 20 de agosto de 2014, con ponencia de la magistrada Margarita
Cabello:
«El interés jurídico del acreedor se halla representado en la necesidad de
defender la prenda común que puede ser menoscabada por conductas del deudor
en connivencia con terceros, sea mediante actos reales o ficticios, pudiendo
ejercitar, respecto de los primeros, la acción pauliana y, con relación a los últimos,
la de simulación, puesto que la celebración de actos ficticios crea una situación de
verdadero peligro capaz de comprometer el derecho del accipiens en forma
irreparable.»

Cuando la venta es real, procede la acción pauliana, y cuando la venga es


simulada, procede la acción de simulación.

Prescripción de la acción pauliana.


La acción pauliana está contenida en el artículo 2491 del código civil colombiano,
y ese mismo artículo en su numeral tercero  señala que «las acciones concedidas
en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la fecha del
acto o contrato».
Quiere decir esto que la demanda respectiva se debe interponer dentro del año
siguiente a la fecha en que se perfecciona el contrato o escritura que traspasa  los
bienes, lo que en algunos casos puede ser poco tiempo, y de allí la importancia
que el acreedor esté pendiente de los negocios del deudor si es que sospecha que
este no le pagará y/o que puede tratar de insolventarse para evitar el pago de la
deuda mediante el embargo de sus bienes.

Jurisprudencia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil, sentencia de 26 de agosto de 1938, M.P.: Liborio Escallón,
G.J. t XLVII, p. 61 - 67.
Sala de Casación Civil, sentencia de 27 de junio de 1941,M.P.: Liborio Escallón,
G.J. t LI, p. 600 - 605.
Sala de Casación Civil, sentencia de 31 de enero de 1949, M.P.: Hernán
Salamanca, G.J. t LXV, p. 324.
Sala de Casación Civil, sentencia de 17 de abril de 1951,M.P.: Manual José
Vargas , G.J. t LXIX, p. 528 - 539.
Sala de Casación Civil, sentencia de 13 de agosto de 1964, M.P.: Enrique Coral
Velasco, G.J. t CVIII, p. 182 - 194.
Sala de Casación Civil, sentencia de 22 de agosto de 1967 ,M.P.: Gustavo Fajardo
Pinzón, G.J. t CXIX, p. 191 - 200.
Sala de Casación Civil, sentencia de 13 de noviembre de 1968, M.P.: Flavio
Cabrera Dussan G.J. t CXXIV, p.369
Sala de Casación Civil, sentencia de 18 de julio de 1977, M.P.: Ricardo Uribe
Holguín, G.J. t CLV, p. 192 - 204.
Sala de Casación Civil, sentencia de 14 de marzo de 1984, M.P.: Alberto Ospina
Botero, G.J. t CLXXVI, p. 85 - 102.
Sala de Casación Civil, sentencia de 26 de octubre de 2004, M.P.: Jaime Alberto
ArrublaPaucar, Exp: 0065.
Sala de Casación Civil, sentencia de 14 de marzo de 2008, M.P.: Jaime Alberto
ArrublaPaucar, Exp: 00601.
Sala de Casación Civil, sentencia del 1 de febrero de 2011, M.P: Ruth Marina Díaz
Rueda.
Sala de Casación Civil, sentencia del 14 de marzo de 2008, M.P Jaime Alberto
Arrubla Paucar, Exp: c-1100131030272001-00601-01.
Sala de Casación Civil, sentencia del 14 de junio de 2007, M.P: Pedro Octavio
Munar Cadena. Exp: 11001 02 03 000 2003001 2 9 01. Diferencia entre la acción
de simulación y la acción pauliana.
Sala de Casación Civil, sentencia del 25 de enero de 2010, M.P: Pedro Octavio
Munar Cadena, Exp: 11001 3103 031 1999 01041 01.

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