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FRAUDE EN EL ACTO JURIDICO

El fraude civil en el acto jurídico se le conceptua como disminución

intencionada de su patrimonio que hace el deudor, para causar perjuicio al

acreedor y no pagarle su crédito.

El fraude es el acto real con efectos queridos, no es un acto jurídico simulado

efectos de certeza subjetiva de actitud hacia. El fraude consiste en la

enajenación de bienes a titulo oneroso o gratuito, que realiza un un deudor

para evitar que su acreedor pueda ejecutarlo, haciéndose pago con el producto

del remate de ese patrimonio.

Según Messineo: Por fraude debe entenderse en sentido malicioso y desleal

obrar en daño ajeno, en el cual debe apreciarse, agravada, la figura de la mala

fe en sentido objetivo. La figura del fraude se presenta, asi, cuando una

persona enajena sus bienes a fin de sustraerlos a la ejecución de sus

acreedores, pero con una voluntad real, lo que distingue el acto jurídico

fraudulento del acto jurídico simulado.

El acto jurídico fraudulento como lo dice Vidal Ramirez es un acto verdadero y

realmente querido por el fraudator, quien puede o no actuar en concilio con el

sujeto en cuyo favor dispone de sus bienes; no se trata de un engaño a su

acreedor o acreedores sino en un perjuicio de su derecho a ser pagados.

REQUISITOS.

CREDITO ANTERIOR: tradicionalmente se considera que el crédito debe ser

preexistente al acto fraudulento porque el perjuicio al acreedor sólo puede

1 Acto Jurídico Fraudulento


producirse cuando éste tiene un crédito ya existente a la fecha que el fraudator

realiza el acto calificado de fraudulento.

GARANTIA QUIROGRAFARIA Y GARANTIA PRIVILEGIADA.

Vidal Ramirez parte diciendo en principio que el acto de disposición o el acto

abidcativo es inoponible no a todos los acreedores sino únicamente a los que

no tienen garantizado su crédito por cualquiera de las garantías reconocidas en

el Derecho, sea por una garantía personal, como es la fianza (artículo 1868) o

con una garantía real como son las prendas, hipotecas o anticresis,

constituidos sobre bienes de propiedad del deudor o de terceros.

Estos acreedores los que no tienen garantizados sus créditos forman parte de

las llamadas garantías quirografarias, estos acreedores quirografarios son

los que para hacer efectivo su crédito tienen que irse contra el patrimonio del

deudor , pues su crédito solo está respaldado por los bienes que conforman su

patrimonio, y en disputa con los demás acreedores quirografarios al no haber el

deudor constituido garantías reales sobre bienes propios o de otro. Mientras

que en las garantías privilegiadas están los acreedores privilegiados estos

tienen garantizados su crédito con una prenda o una hipoteca,y, por ello,

asegurado el pago ejecutando con derecho excluyente y persecutorio las

garantías, el acreedor quirografario, es decir, el que carece de garantías

personales y garantías reales, está al descubierto y no tiene más posibilidad de

obtener el pago que ejecutando al deudor en los bienes que conforman su

patrimonio. Es por está razón que, en principio, solo el acreedor quirografario

goza del derecho de impugnar mediante la acción pauliana los actos que

realice el deudor y que califique de fraudulentas, a fin de que tales actos

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queden sin efecto. La acción pauliana viene ser un medio que la ley otorga a

los acreedores quirografarios para la reconstitución del patrimonio del deudor.

Sin embargo, en algunas circunstancias también los acreedores privilegiados

pueden hacer ejercicio de la acción pauliana. Como expresan Ospina y Ospina:

bien puede ocurrir que el producto de la venta de los bienes gravados resulte

insuficiente para cubrir el monto total de los créditos específicamente

garantizados, en cuyo caso los respectivos acreedores privilegiados pueden

pretender ejecutar los demás bienes del deudor. De ahí, que el código civil no

distingue sobre la calidad de los acreedores ya sean quirografarios o

privilegiados, que pueden interponer la acción contra el acto jurídico

fraudulento.

ACTOS DE DISPOSICIÓN DEL DEUDOR.

Primeramente debemos entender como explica Juan Espinoza: “ el acto de

disposición implica el sacrificio patrimonial relevante que se diferencia

claramente de los actos de administración destinados a la conservación del

patrimonio”

En cuanto a los actos de disposición del deudor es la acción consistente en

una venta, transferencia a título oneroso o gratuito con intención o no de causar

perjuicio al acreedor en su derecho de crédito.

Para Messineo el concepto de acto de disposición debe entenderse en su

mayor amplitud, en el sentido de sustracción, aun virtual, de elementos al

patrimonio del deudor.

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En resumen los actos de disposición del deudor abarcan todos los actos

jurídicos que tienen plena validez y surten sus efectos contra los cuales

procede la acción pauliana y que están genéricamente considerados en el

código civil, pues se refiere a ellos como actos de disposición gratuita u

onerosa (art. 195) y como actos de disposición de garantías ( art. 196)

ACTOS DE DISPOSICION ANTES DEL CREDITO:

Para los actos de disposición antes del crédito se puede ejercitar la acción

revocatoria dicho supuesto están regulados en el art. 195 del C.C , tratándose

de acto de disposición anterior al nacimiento del crédito, sí se requiere que

haya sido celebrado con el propósito de perjudicar la satisfacción del futuro

acreedor, presumiéndose la intencionalidad cuando el deudor ha dispuesto de

bienes de cuya existencia había informado por escrito al futuro acreedor.

Cuando se trate de otros bienes o no exista evidencia de información escrita,

será preciso que el acreedor pruebe la intencionalidad.

En este supuesto no es suficiente el simple deber de conocimiento que el

deudor ha omitido; es menester la consciente y premeditada reflexión. Pero la

ley la presume cuando el deudor informó de sus bienes al acreedor, de tal

manera que, en virtud de dicha información, obtuvo el crédito. Asimismo, es

menester que el tercero tenga que haber participado en la maquinación dolosa

que se ha pergeñado en detrimento del futuro acreedor, pero el ordenamiento

lo presume cuando el tercero conocía o estaba en aptitud de conocer el futuro

crédito y que el deudor carece de otros bienes registrados". Es decir, en la

presunción se reclama una conjunción de requisitos: conocibilidad y carencia

de otros bienes registrados.

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DESPUES DEL CREDITO.

Tratándose de acto de disposición posterior al crédito, el artículo 195 dispone

en su parte final que corresponde al deudor la carga de la prueba sobre la

inexistencia del perjuicio. No exige que el deudor tenga en mente la

determinación resuelta y de mala fe (en suma, intención de dañar) mediante la

ocultación de su patrimonio, escondiéndolo y poniéndolo fuera del alcance del

acreedor. No se requiere que el acto se haga ex profeso para perjudicar.

Inclusive, pu~ehaber procedido el deudor de buena fe, no obstante lo cual el

acto es impugnable, si fuera gratuito, o de ser oneroso, si el adquirente actúa

de mala fe (porque conociendo el perjuicio no lo ha impedido sino que ha

colaborado con ello). Acaso no hay intención de dañar, pero el deudor debe

saber que tal vez puede dañar.

A diferencia del deudor, a quien se impone un deber de conocimiento por su

especial relación con el acreedor y porque tal deudor debe conocer mejor que

nadie su propia situación económica, solo son impugnables los actos a título

oneroso cuando el tercero tiene efectivamente conocimiento del perjuicio al

derecho del acreedor o haya estado en razonable situación de conocer y no

ignorarlo. Tampoco en este supuesto es necesario perjuicio causado es decir,

ya producido

ACTOS DE DISPOSICION GRATUITA

Los actos de disposición gratuita implica la disminución del patrimonio del

deudor en la que existe desplazamiento de valores, como la donación donde

hay empobrecimiento del donante y un enriquecimiento del donatario.

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Los actos gratuitos son susceptibles del remedio pauliano porque producen un

empobrecimiento como es el caso de la donación, también la condonación de

obligaciones y la constitución de renta vitalicia, entre otros. El articulo 195 se

refiere a ellos como los actos gratuitos con los que el deudor disminuya su

patrimonio y perjudiquen el cobro del crédito, bastándole al acreedor que insta

la demostración de la gratuidad, pues conforme al aforismo non debet lucrari ex

alieno damno, no debe lucrarse en daño ajeno, el órgano jurisdiccional tiene

que sacrificar el lucro del adquirente para evitar el daño al acreedor.

Lohmann Luca De Tena: La regla general respecto de los actos a título

gratuito es que todos son ineficaces aunque no haya propósito doloso en el

deudor y también prescindiendo de si el adquirente actúa de buena o mala fe.

Basta, y tal debe ser la conclusión de la lectura del artículo, la disminución del

patrimonio conocido y el perjuicio que causa la disposición gratuita.

Por argumento a contrario del artículo 196, se consideran gratuitas las

garantías que se otorgan por deudas ajenas o propias cuando su constitución

no sea simultánea al crédito que garantizan.

Sobre los donatarios que disponen del bien donado e imposibilitan el cobro del

acreedor pesa una carga de indemnización que, sin embargo, tiene un

fundamento autónomo del pauliano.

ACTOS DE DISPOSICION ONEROSA

Los actos onerosos son los que de su celebración se consigue efectos y

ventajas económicas para ambas partes. El sacrificio para cada una de las

partes se compensa con la ventaja que recibe, siendo un caso típico la compra

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venta donde el vendedor empobrece del bien que transfiere, pero al mismo

tiempo se enriquece con la cantidad de dinero que recibe a cambio.

Los actos de disposición onerosa también pueden dar lugar al ejercicio de la

acción pauliana cuando comportan un daño al acreedor y el adquirente tiene

conocimiento de ese daño o adquiere en connivencia con el fraudator para

perjudicar al acreedor, el articulo 195 así lo establece, pero preceptúa además

que deben concurrir los requisitos que precisa en sus incisos 1 y 2.

REMEDIO JURIDICO CONTRA EL FRAUDE.

LA ACCION PAULIANA.

Primeramente hay que saber que la acción pauliana tiene su origen en el

derecho romano y aparecen como remedio contra el fraus creditorum o fraude

de acreedores cuando la responsabilidad de los deudores se fue tornando

patrimonial.

La acción Pauliana ha evolucionado en su naturaleza y caracteres desde que

hizo su aparición en el escenario jurídico de Roma. Se le atribuyo orginalmente

una naturaleza punitiva y, en consecuencia, individual, posteriormente a lo

largo del tiempo ha oscilado entre acción individual y acción colectiva, entre

acción real o acción creditoria y entre acción de nulidad, acción revocatoria o

acción de ineficacia.

La naturaleza jurídica de la acción pauliana, como ya hemos podido apreciar,

desde su origen en el derecho romano ha generado siempre opiniones

discordantes en cuanto a su naturaleza y caracteres. Su recepción en el

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derecho moderno tampoco la libró del debate doctrinario y la codificación civil

ha asumido diversas posiciones.

En la actualidad se concluye que la acción pauliana es creditoria ya que de ser

real el acreedor tendría que tener un derecho específico sobre un bien que

sería el que lo legitima para accionar. El acreedor acciona en virtud de una

relación obligacional que ha dado lugar a la constitución del crédito, por lo que

la acción que se deriva es de carácter creditorio. Y no está demás señalar que

este es el carácter que le ha dado nuestra codificación civil, tanto la de 1936

como la actual.

Para Espinoza Espinoza la acción revocatoria o pauliana es un instrumento de

control creditorio que tutela el legitimo interés del acreedor sobre la actividad

dispositiva del deudor, a efectos que no se perjudique su derecho de crédito y

se traduce en el ejercicio de una pretensión procesal de ineficacia ( relativa o

limitada) de los actos jurídicos que realiza el deudor en los cuales peligra dicho

legítimo interés.

La acción pauliana en el código civil esta conceptuada como una acción

creditoria y declarativa de ineficacia. sin embargo el código no ha incorporado

una noción del fraus creditorum, sino que su noción se infiere de los articulo

195 y 196 que establecen los requisitos para el ejercicio de la acción pauliana y

que, junto con los demás que estructuran el título VII del libro II, sus resultados.

El articulado ha innovado el tratamiento que le dispensaba el código civil de

1936 y acusa como fuente del código civil italiano.

REQUISITOS PARA LA ACCION PAULIANA

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La doctrina tradicionalmente ha exigido y sigue exigiendo dos requisitos para el

ejercicio de la acción pauliana, el perjuicio al acreedor y el designio fraudulento.

Josserand, ha escrito que las condiciones requeridas para el ejercicio y el

estilo de la acción pauliana gravitan alrededor de esas dos nociones esenciales

y tradicionales, agregando que es presiso que el acto en cuestión haya

producido un perjuicio al acreedor y es indispensable que presente con

respecto a el un carácter fraudulento, esto es, que haya sido realizado en

fraude de sus derechos.

a) El perjuicio al acreedor: esto es, el eventos damni, es un requisito

objetivo, un acto de disposición se considera perjudicial a los acreedores,

según indica Josserand, cuando determina su insolvencia y que mientras el

deudor sea solvente, y lo es en tanto sus bienes embargables sean suficientes

para responder frente a los acreedores, estos no están legitimados para actuar

interfiriendo en los actos de disposición que realice, salvo que con tales actos

se produzca una disminución patrimonial que afecte su solvencia y se presente

el eventos damni que , como hemos indicado , es e requisito que legitma a los

acreedores a ejercitar la accio pauliana. Según Barbero, el eventus damni es

un presupuesto de la acion pauliana porque el acreedor, después del acto de

disposición, ya no encuentra en el patrimonio del deudor los medios suficientes

para satisfacerse.

El articulo 195 ha establecido el requisito del eventos damni en cuando lo

precisa como los actos del deudor , por los que renuncie a derechos o con los

que disminuya su patrimonio conocido y perjudiquen el cobro del crédito, como

hemos ya indicado, el acotado el articulo 195 se inspiró en el articulo 2901 del

código civil italiano y, al no registrar antecedente en el código civil de 1936, se


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aleja del dato objetivo de la insolvencia del deudor que ese código utilizó,

sustituyéndolo por un concepto más genérico, como es el de que perjudiquen el

cobro del crédito, que es el eventos damni del Derecho Romano. De esta

manera, no solamente la insolvencia del deudor es causal para la procedencia

de la acción pauliana sino que se incluyen determinados actos que, sin colocar

al deudor en estado de insolvencia, perjudican al acreedor al poner en peligro

la efectividad de su crédito por razón del decrecimiento del patrimonio del

deudor. Por ello, en relación con el articulo 195 cuando estaba proyectado,

Leon Barandiaran advirtió que hablaba de perjuicio ocasionado al acreedor; y

no de insolvencia, como lo hacían los articulo 1098 y 1099 del código civil de

1936.

El código civil ha abandonado, pues, el criterio de la insolvencia para la

configuración del fraus creditorum y como requisito de la acción pauliana,

optando tan solo por el requisito del perjuicio al acreedor, aun cuando en la

mayoría de las voces el remedio pauliano tiene su razón de ser en la

insolvencia del deudor, en cuanto ella significa que el acreedor no puede

obtener el pago íntegro de su crédito. Pero puede haber perjuicio contra el

acreedor, realizado con fraude, sin que represente insolvencia en términos

absolutos, siendo justo en este caso someter en acto perjudicial al remedio

pauliano, por cuanto aquel, de todos modos, viene a afectar desfavorablemente

al acreedor.

El criterio adaptado es, entonces, de una mayor amplitud y abarca, en todo

caso, a la insolvencia, pues reducirse a este estado es una manera de

perjudicar al acreedor. Además, hay diversas modalidades como se puede

causar perjuicio al derecho del acreedor.


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El mismo criterio adoptado nos debe llevar a la interpretación de que la acción

pauliana puede ejercitarse, con mayor razón cuando se trata de actos de

disposición gratuita con solo el requisito del eventos damni, fundándose la

interpretación en el aforismo romano non debet lucrari ex aliene damno y en el

criterio de que debe sacrificarse el lucro para evitar el daño. Lo que si debe

quedar en evidencia es la existencia de una imprescindible relación de

causalidad entre el acto de disposición practicando por el deudor y el perjuicio

sufrido por el acreedor, por lo que la acción pauliana procede si es que al

momento de ejercitarse el deudor no ha repuesto su patrimonio.

El requisito del eventus damni es suficiente para la incorporación de la acción

pauliana cuando el acto de disposición es a titulo gratuito, pero, tratándose de

los actos de disposición onerosa es imprescindible adicionar y hacer concurrir

el requisito del designio fraudulento.

Ahora bien para que exista el perjuicio al acreedor es obvio que debe existir un

crédito, que es el derecho del acreedor que la ley tutela mediante el remedio

pauliano. Tradicionalmente se consideraba que el crédito debía ser

preexistente al acto fraudulento porque el perjuicio al acreedor solo podría

producirse cuando este tenia un crédito ya existente a la fecha que el fraudator

realizaba el acto de disposición.

La doctrina justificaba este requisito en razón de que siendo el fundamento de

la acción pauliana el derecho de a ejecutar al deudor en los bienes que

conforman su patrimonio y sobre los cuales recta la prenda general en favor de

los acreedores, los bienes dispuestos con anterioridad a la constitución del

crédito no integraban la prenda general y , en consecuencia, tal disposición no

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podía causar perjuicio a los acreedores. Asi Josserand, al considerar las

condiciones requeridas para el acreedor demandante con acción pauliana,

señala que es preciso que el crédito del demandante haya preexistido al acto

atacado, sin lo cual no se puede decir que este haya causado un perjuicio al

querellante, el ha habido fraude, solo lo han sufrido los que eran ya acreedores

en el momento en que fue cometido.

Asi Espinoza Espinoza sobre el perjuicio económico afirma que es el elemento

fundamental en la estructura de la acción pauliana, en este orden de ideas,

posible objeto de la acción revocatoria es el acto de disposición patrimonial,

con el cual el deudor ocasiona conscientemente perjuicio al acreedor.

Tal perjuicio se tiene cuando haya sido puesto en peligro la posibilidad para el

acreedor de obtener lo que se le debe a través de la ejecución forzosa . ello

puede derivar de un acto que disminuya la consistencia del patrimonio del

deudor ( donación, renuncia, alienación por una contraprestación insuficiente);

pero puede derivar también de una venta a justo precio, si tiene por objeto un

bien fácilmente ubicable por los acreedores, el cual sea sustituido con dinero,

que es fácilmente ocultable. En todo caso, se requiere que el patrimonio

remanente del deudor no ofrezca suficiente garantía, de otra forma no hay

daño al acreedor

b) El designio fraudulento.

El designio fraudulento es un estado subjetivo que conduce al deudor a

celebrar actos fraudulentos con la finalidad de perjudicar a sus acreedores y el

código civil lo ha previsto como un requisito adicional para el ejercicio de la

acción pauliana para atacar los actos de disposición onerosa.

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Consiste el designio fraudulento en la intención del deudor de causar perjuicio

a su acreedor o acreedores y en el conocimiento del perjuicio por el adquirente

de los bienes, quien actua con conscuis fraudis, o en el actuar del adquirente

de los bienes de consuno con el fraudator para el perjuicio a su acreedor, a

quien le alcanza también la acción pauliana por actuar en concilium fraudis.

Este requisito no fue considerado en el código civil de 1936 y por eso Vidal

Ramirez señala que el articulo 195 no registra antecedente en el código

derogado, siendo su fuente, el articulo 2091 del código civil italiano.

La doctrina italiana ve en este requisito un estado anímico del deudor que lo

motiva a perjudicar a su acreedor o acreedores, deviniendo en fraudator, con

relación al adquirente o adquirentes de los bienes, la misma doctrina italiana

distingue el designio fraudulento en scientia fraudis o conscius fraudis y en

concilium fraudis. Barbero explica el conscius fraudis como la conciencia o

conocimiento del perjuicio que el acto irroga al acreedor, cuando dicho acto ha

sido cumplido con posterioridad al origen del crédito, y, el consilium fraudis

como la preordenacion dolosa del acto en perjuicio de la satisfacción del

crédito, esto es, cuando el acto perjudicial es anterior al crédito. Pero, en este

punto, nuestro código civil se aleja del modelo italiano en virtud de la

modificación introducida al artículo 195 por el código procesal civil (primera

disposición modificatoria).

En efecto, el articulo 195, luego de la modificación acotada, deja como único

requisito para el ejercicio de la acción pauliana cuando el acto fraudulento es

gratuito el del eventus damni, prescribiendo el requisito del designio fraudulento

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para los actos fraudulentos celebrados a título oneroso. El articulo 195 ha

quedado estructurado en dos partes: la primera dedicada a los actos

fraudulentos gratuitos y la segunda, a los actos fraudulentos onerosos, los

cuales requieren necesariamente para su declaración de ineficacia del requisito

del designio fraudulento, sea como conscius fraudis o como concilium fraudis.

Proscribe el texto vigente de la segunda parte del articulo 195 : “Tratándose de

acto a título oneroso deben concurrir, además, los siguientes requisitos:

1.- Si el crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero

haya tenido conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que,

según las circunstancias, haya estado en razonable situación de conocer o de

no ignorarlos y el perjuicio eventual de los mismos.

2.- Si el acto cuya ineficacia se solicita fuera anterior al surgimiento del crédito,

que el deudor y el tercero lo hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar

la satisfacción del crédito del futuro acreedor. Se presume dicha intención en el

deudor cuando ha dispuesto de bienes de cuya existencia había informado por

escrito al futuro acreedor. Se presume la intención del tercero cuando conocía

o estaba en aptitud de conocer el futuro crédito y que el deudor carece de otros

bienes registrados.

Como puede apreciarse, cada una de los dos incisos transcritos se ocupa de

situaciones diferentes.

El inciso 1 está referido al acto fraudulento celebrado con posterioridad al acto

jurídico que originó el crédito que precisa que para el ejercicio de la acción

pauliana el tercero, es decir, el adquirente a titulo oneroso, debe haber actuado

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conscius fraudis, esto es, con conocimiento del perjuicio a los derechos del

acreedor o haber estado en razonable situación de conocer o de no ignorarlos,

la justificación de la declaración de ineficacia radica, en este caso, en el

conscius fraudis , sancionándose la mala fe del adquirente que conocía o no

ignoraba el perjuicio que se causaba al acreedor.

El inciso 2 está referido al acto fradulento anterior al acto jurídico que originó el

crédito y precisa que para el ejercicio de la acción pauliana se requiere que el

fraudator y el tercero, es decir, el adquirente de los bienes a título oneroso,

hayan celebrado el acto perjudicial en concilium fraudis, esto es , con el

propósito de perjudicar el crédito del fututo acreedor. La justificación de la

declaración de ineficacia radica en el concilium , sancionándose la mala fe del

adquirente por haberse prestado al propósito del fraudator de engañar al futuro

acreedor con la existencia de bienes que ya estaban fuera de su ámbito

patrimonial.

EFECTOS DE LA ACCION PAULIANA.

La acción pauliana o revocatoria tiene como efecto principal el que sean

declarados judicialmente ineficaces los actos jurídicos realizados por el deudor

conjuntamente con terceros en detrimento del legítimo interés que tiene el

acreedor sobre la actividad dispositiva del deudor. Sin embargo, se advierte

que también existe un efecto subsidiario indemnizatorio. En efecto , si el tercero

que participó en el acto de disposición que afectó el legítimo interés del

acreedor, hubiese transmitido a otra persona ( se entiende de buena fe) el bien

materia de este acto, no cabría la pretensión procesal de ineficacia; pero si la

indemnizatoria, si se configura un supuesto de responsabilidad civil, incluso, en

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el caso que si proceda la ineficacia, cabría una pretensión adicional

indemnizatoria si se cumplen los requisitos del mencionado supuesto de

responsabilidad civil.

El efecto de la acción revocatoria se encuentra estrictamente limitado al interés

del acreedor que la ha ejercitado; el bien no ingresa al patrimonio del deudor,

sin embargo, el acreedor podrá accionar ejecutivamente sobre este, porque la

enajenación no le es oponible. Se trata, por consiguiente, no de una invalidez,

sino de una ineficacia relativa. Por ello, no habrá provecho de las partes, en el

caso que el acreedor no logre la ejecución forzosa y la una o la otra tenga

interés en desvincularse del contrato impugnado. Además, la eficacia del acto

entre las partes implica que el adquirente conservará lo que quede después de

la acción ejecutiva del acreedor; en fin, el adquirente que ha sido afectado con

la acción revocatoria podrá interponer una acción contractual contra el deudor

enajenante, justo porque el contrato se considera valido. El carácter relativo de

la ineficacia se manifiesta también a favor del acreedor que ha actuado, el cual

podrá proceder ejecutivamente sobre el bien sin ser afectado por el concurso

con otros acreedores.

Puede darse que el adquirente, contra el cual ha sido promovida la acción

revocatoria, a su vez haya enajenado el bien a un tercero. Se re propone aquí

el problema de la tutela de la confianza, en los mismo términos que ya

habíamos visto a propósito de otras impugnaciones. La solución es la misma

que aquella adoptada a propósito de la anulación del contrato, no se perjudican

los derechos adquiridos a título oneroso por los terceros de buena fe, salvo que

los efectos de la transcripción de la demanda de revocación ( ultimo parrado de

art. 2901 cc.ita).


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Como se advirtió se sostiene que la ineficacia revocatoria ( relativa y limitada)

es asi una suerte de reparación in natura puesto que elimina, frente a el, y en la

medida precisa, los efectos del acto impugnado, le coloca para el cobro

coactivo en la misma situación de garantía patrimonial que si dicho acto para

él, no existiera, no se hubiese realizado) del perjuicio económico que el acto

impugnado causó al acreedor actor ( a través de los efectos nocivos que

produjo en el patrimonio del deudor: causando o agravando la insolvencia de

este). La ineficacia es relativa porque favorece ( a diferencia de la ineficacia

concursal) solo al acreedor que la interpone y es limitada porque solo se

circunscribe a perjuicio económico ocasionado a dicho acreedor. Un sector de

la doctrina nacional afirma que la sustracción del bien a cualquier posibilidad de

una acción ejecutiva acompaña necesariamente a una ideal adquisición, y

constituye un efecto necesario y deseado para cualquier acto dispositivo, pero

accesorio en la medida que acompaña al efecto principal y típico del acto de

disposición.

Interpuesta la acción revocatoria o pauliana y probados sus fundamentos, debe

ser declarada fundada por sentencia judicial y los efectos o resultados que esta

sentencia produce:

El resultado frente a los adquirentes: el acreedor accionante debe emplazar

con la demanda también al adquirente de los bienes, pues la sentencia va a

surtir efectos respecto de él, al declararse la ineficacia del acto jurídico que

celebró con el fraudator y va a afectar los derechos que adquirió con ese acto.

En efecto, según el articulo 199: “ El acreedor puede ejercitar frente a los

terceros adquirentes las acciones que le correspondan sobre los bienes objeto

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del acto ineficaz. El tercero adquirente que tenga frente al deudor derechos de

crédito pendientes de la declaración de ineficacia, no puede concurrir sobre el

producto de los bienes que han sido objeto del acto ineficaz, sino después que

el acreedor haya sido satisfecho. “ , como puede apreciarse , el acotado

articulo 199, en su primer párrafo, se refiere a las acciones que puede

promover el acreedor defraudado frente a los terceros adquirentes respecto a

los bienes objeto del acto jurídico cuya ineficacia ha sido declarada a su favor.

El segundo párrafo del mismo articulo 199 precisa la situación de subordinación

en que queda el adquirente respecto al acreedor accionante, ya que no puede

concurrir sobre el producto de los bienes que han sido objeto del acto eficaz

sino después que el acreedor haya cobrado lo suyo.

OBJETO DE LA ACCION PAULIANA

La acción revocatoria o pauliana, tiene por objeto proteger el crédito de un

determinado acreedor declarando la ineficacia del acto por el cual su deudor

disponga de su patrimonio, de manera que lo disminuya, o no acepte que

ingresen en él bienes o derechos que lo incrementen, buscando perjudicar el

cobro eventual que con dichos bienes pudiera efectuar el acreedor.

CONDICIONES PARA EJERCER LA ACCION PAULIANA.

La condiciones que establece la acción pauliana principalmente son:

Que se hubiera celebrado un acto jurídico de resultado del cual quedaba

empobrecido el deudor. La acción pauliana puede ejercitarse cualquiera que

sea la naturaleza del acto: una enajenación, una donación, una obligación, la

remisión de una deuda,etc. Dichos actos podían ser positivos o negativos, a

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título gratuito u oneroso, lo importante era que implicaran una efectiva

disminución patrimonial. “Los acreedores no pueden atacar aquellos actos por

los cuales no haya podido enriquecerse; por ejemplo, por haber repudiado una

sucesión o un legado.”

Que el empobrecimiento, o sea, los actos y omisiones del deudor, perjudiquen

a los acreedores. Los acreedores podían probar ese daño acreditando que los

bienes que quedaban en la cabeza del deudor eran insuficientes para cubrir el

crédito.

Que el acto atacado ha sido hecho en fraude de los acreedores (fraudationis

causa.) El fraude comprende dos elementos: el primero, el elemento material,

el perjuicio (eventus damni) por producir o agravar el estado de insolvencia del

obligado. El segundo es el elemento intencional o consilium fraudis. No es

necesario que el deudor haya tenido intención de lesionar a sus acreedores:

bastaba con probar que el deudor no podía pagar sus deudas porque, por

ejemplo, su pasivo era superior a su activo, o sea que haya tenido conciencia

del perjuicio que les causa.

Que el tercero a cuyo favor se otorgó el acto hubiera sido cómplice en el fraude

(conscius fraudis), es decir, que hubiese obrado de mala fe. Para probar que el

tercero era cómplice se usaba estas resoluciones: si se trata de un adquirente

a título oneroso, de un comprador, por ejemplo, solamente sucumbe si ha sido

conscius fraudis. Si es de buena fe, triunfa porque tiene la ventaja de la

posesión. Si se trata de un adquirente a título gratuito o de un donatario,

sucumbe aunque sea de buena fe. Sin embargo, si es de buena fe, sólo debe

cuenta de su enriquecimiento.

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La acción puede ser ejercitada por los acreedores anteriores al acto que les

haya causado un perjuicio, o en su nombre por el curador de los bienes del

insolvente. Los acreedores posteriores no podían quejarse porque el acto ya

estaba realizado cuando trataron con el deudor.

RETORNO DE LOS BIENES DISPUESTOS

¿Para qué y para quienes?

La restitución o el retorno de los bienes dispuestos del deudor es el principal

efecto de la acción pauliana y que es ejercitado por el acreedor. El patrimonio

(bienes fraudulentamente cedidos o enajenados) vuelve a la esfera del deudor

a través o por declaración del juez que da orden al demandado que se

restablezcan las cosas en el estado en que estaban. Su ejercicio favorece a

todos los acreedores, aunque no tengan los derechos reales aseguran de esta

manera el futuro pago del crédito, aun los de fecha posterior al acto

fraudulento, y alcanza al tercero adquirente de buena fe, cuando el acto

fraudulento sea a título gratuito. Los bienes retornados deben mantenerse o

conservarse en poder el deudor hasta el monto que cubra el crédito de esta

manera se garantiza el pago al momento del vencimiento del plazo.

Cuando se trata de una enajenación, debe ser restituida la cosa enajenada con

los productos y los frutos que se hayan producido eventualmente; pero si la

demanda es una remisión de deuda, el crédito remitido se restablece en toda

su plenitud. El demandado es absoluto, siempre que obedezca a la orden del

juez, si se niega a la restitución incurre en una condena y debe indemnizar lo

equivalente al perjuicio ocasionado

20 Acto Jurídico Fraudulento


EFECTOS DE LA ACCION PAULIANA, PARA TERCEROS

SUBADQUIRIENTES

Los subadquirentes son aquellos que adquirieron los bienes de quien, a la vez

lo adquirió del fraudator. Se trata de establecer, entonces, la situación de

quienes vienen a ser los subadquirentes o ulteriores adquirentes, pues la

dación del primera adquirente ha sido anteriormente considerada.

El código civil ha previsto la situación de los subadquirentes y plantea solución

en el articulo 197 : “ La declaración de ineficacia del acto no perjudica los

derechos adquiridos a título oneroso por los terceros subadquirientes de buena

fe”.

Aunque la primera transferencia fraudulenta pueda considerarse inoperante

(como si no se hubiera producido) ante el acreedor accionante, el artículo 197

dispone que a la segunda onerosa y de buena fe no le alcanza la declaración

de ineficacia. Corolario de ello es que el bien en poder del subadquirente no se

reputa reintegrado al patrimonio del deudor y el acreedor no podrá cobrarse

con ese bien.

Lo de los derechos adquiridos significa que se requiere del tercero una

titularidad firme, y no una expectativa de adquisición por sólida y documentada

que fuera. La precisión del concepto de derecho adquirido en sede pauliana, ha

de investigarse de modo derivado y una vez calificado si efectivamente ha

habido o no un acto de disposición.

No son derechos adquiridos a estos fines aquellos que no otorgan titularidad di-

recta sobre un bien. No es suficiente, en suma, haber adquirido un derecho a

21 Acto Jurídico Fraudulento


tener un derecho real. Por el contrario, se requiere un efectivo traslado

patrimonial, esto es, que se haya consumado la adquisición del bien en la

forma y con los requisitos que, dependiendo de la naturaleza de cada bien y

especie negocial, resulten necesarios.

Es polémico si puede el acreedor instar una pretensión pauliana contra un

subadquirente que hubiera procedido de mala fe y en complicidad con el

deudor, aunque hubiera adquirido sus derechos de un primer adquirente de

buena fe. En mi opinión, la buena fe del tercer adquirente y el carácter oneroso

de su adquisición no benefician al subadquirente si hubiera tenido conocimiento

del perjuicio al acreedor.

EFECTOS DE LA ACCION REVOCATORIA CUANDO SE TRATA DEL

CUMPLIMIENTO DE UNA DEUDA VENCIDA –REQUISITOS

Los actos de cumplimiento de obligaciones vencidas pueden determinar no

solo la entrega de suma de dinero sino también de bienes, como es el caso de

la dación de pago (art. 1265). De ahí, que la procedencia de la acción pauliana

contra los actos de cumplimiento de obligaciones vencidas este prevista en el

articulo 198, por interpretación a contrario, que establece: No procede la

declaración de ineficacia cuando se trata del cumplimiento de una deuda

vencida, si ésta consta en documento de fecha cierta” . la norma fue tomada

del proyecto de la comisión reformadora, a la que le agregó la comisión

revisora la referencia a la fecha cierta, siendo su fuente en el articulo 2901 del

código civil italiano, que no tiene la referencia de “fecha cierta”.

En relación con la norma del código italiano. Messineo explica, que la acción

pauliana no procede siempre que el cumplimiento se lleve a cabo de modo

22 Acto Jurídico Fraudulento


normal, porque se supone que la respectiva obligación haya sido asumida en

tiempo no comprendido en el periodo de sospecha y, sobre todo, porque el

vencimiento es un hecho en el cual el deudor no pone nada propio para

perjudicar a los otros acreedores y porque el acreedor es pagado suum recepit.

La justificación de este artículo 198 salta a la vista. La naturaleza de la acción

pauliana no puede contener en sí misma el germen que permita negar a un

acreedor la satisfacción de su crédito ya vencido, prefiriéndolo a otro vencido

con posterioridad o, si venció antes, menos diligente en el cobro. Además, el

acreedor condicional o cuyo crédito todavía no ha vencido puede tener todavía

la esperanza de que el deudor reconstruya su patrimonio antes de que su

crédito fuera exigible, y si el deudor deviniera antes insolvente, puede el

acreedor ejecutarlo de inmediato al amparo del artículo 181, porque el deudor

ha perdido el beneficio del plazo.

La acción pauliana no está hecha para impedir que el deudor cumpla sus

obligaciones ya vencidas. Puede preferirse a un acreedor respecto de otro; el

uno es beneficiado y el otro no, pero aunque a éste se le causa un perjuicio no

es un perjuicio ilícito. Con el cumplimiento de estas deudas ya vencidas, el

deudor no hace sino ejercer un deber y a la vez un derecho legítimo, que le

faculta el pago, incluso por consignación, si el acreedor se negara al cobro.

La norma no cubre el caso de que el deudor pague por un tercero sin

estar jurídicamente obligado a hacerlo, porque no es su deuda. Por lo tanto,

cualquiera que sea la modalidad de pago, si consiste en un acto de disposición

es impugnable.

23 Acto Jurídico Fraudulento


El cumplimiento al que el artículo alude puede ser de variada especie.

Es válida cualquier modalidad de pago legalmente prevista, siempre que su

valor no exceda el monto del crédito ya vencido.

El artículo, con toda razón, puntualiza que la deuda vencida y pagada debe ser

de fecha cierta. Esto es lógico, a fin de evitar que se simule una obligación

anterior y se conceda preferencia a un falso acreedor ante un acreedor

auténtico, pero cuyo crédito no era todavía exigible. El artículo 245 del Código

Procesal Civil señala los casos en los que un documento es considerado con

fecha cierta.

Las obligaciones naturales, también llamadas morales o imperfectas, no son

exigibles jurídicamente. El pago o cumplimiento de este tipo de obligaciones es

impugnable y se admite el uso de la acción pauliana. No están protegidas por

el artículo 198.

LA ACCION OBLICUA O SUBROGATORIA – DIFERENCIAS CON LA

ACCION PAULIANA.

La acción oblicua es un instrumento de control creditorio que tutela el legitimo

interés del acreedor frente a la inercia del deudor insolvente que a su vez es

acreedor en otras relaciones jurídicas patrimoniales, a efectos que no se

perjudique su derecho de crédito y se traduce en el ejercicio de una pretensión

procesal para asumir la posición jurídica del deudor acreedor para contrarrestar

dicha inercia.

El art.1219 inc.4 del C.C. establece como un efecto de las

obligaciones que el acreedor ejerza los derechos del deudor, sea en vía

24 Acto Jurídico Fraudulento


de acción, o para ejercer su defensa. El acreedor para el ejercicio de los

derechos, no necesita recabar autorización ni poder para ejercitar las

acciones necesarias, residiendo su legitimidad para obrar en la acreencia

insatisfecha, porque las acciones subrogatorias u oblicuas se promueven

cuando el titular de un crédito, por negligencia y sin capacidad de

satisfacer su obligación ante el acreedor por ser insolvente, no ejercita las

acciones destinadas a hacer efectiva esa acreencia con el propósito de

incrementar su patrimonio.

Debe puntualizarse que el acreedor inclusive sin autorización, podría

plantear reivindicación, rescisión de contrato de compra venta por lesión en

el precio; exclusión de inventarios, etc.

La diferencia de la acción revocatoria con la subrogatoria, es que en

ésta última, el acreedor ejercita el derecho que el deudor descuida hacer

valer; la Revocatoria es el remedio contra las acciones del deudor mismo,

es decir contra aquellos actos que fraudulentamente disminuyen las

garantías.

Los acreedores, ejercitando los derechos y argumentos de su deudor,

actúan como sucesores de éste; y por consiguiente se valen de los

mismos medios del deudor.

Para que proceda la acción oblicua se requiere que el deudor sea

negligente en el ejercicio de sus acciones dejándolas perecer o prescribir . Los

derechos descuidados por el deudor deben ser patrimoniales, por tanto se

excluyen los extrapatrimoniales personalísimos.

25 Acto Jurídico Fraudulento


El crédito debe ser cierto, líquido y exigible. No es necesario que el crédito

contra el tercero, sea anterior, no importa que sea posterior, porque es una

acción conservadora.

Se requiere que exista interés por parte del acreedor, cosa que no sucede

cuando el deudor es solvente. Por tanto, la insolvencia del deudor, crea interés

por parte del acreedor.

LA INEFICIENCIA DE LOS ACTOS GRATUITOS Y ONEROSOS-TRAMITE.

El tratamiento para actos gratuitos y onerosos es diferente, el articulo 200 en su

primer párrafo, ha establecido las correspondientes vías procesales: “ la

ineficacia de los actos gratuitos se tramita como proceso sumarísimo; la de los

actos onerosos como proceso de conocimiento. Son especialmente

procedentes las medidas cautelares destinadas a evitar que el prejuicio resulte

irreparable”. La norma ha sido introducida por el código procesal civil (primera

disposición modificatoria). La demanda debe emplazar al fraudator y al

adquirente.

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