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Los semáforos de la ciudad de Neiva son en el lugar de trabajo de cientos de personas.

Entre
los vendedores ambulantes y malabaristas, se encuentran los limpia vidrios, quienes recurren
a diario a estos espacios en busca de un sustento económico.

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Escrito por: Carlos Romero | julio 26 de 2017


Carlos Romero Artunduaga
Diario del Huila, Neiva

Cada tres minutos, entre la carrera 2 y la calle 21, la ciudad se detiene frente a algún
semáforo, dando paso al comercio informal que durante los últimos dos años  registró un
índice del 44% según las cifras más recientes del Observatorio de Desarrollo Económico de
Neiva, ODEN.  

Vendedores ambulantes que ofrecen sus productos a conductores y pasajeros son seguidos
por hombres en su mayoría adultos, quienes se turnan la limpieza de los parabrisas de los
carros solicitando dinero a cambio. Ellos son  los ̒ limpia vidrios ̓, quienes para el Sociólogo
Nicaragüense y Especialista en Economía Familiar, Cirilo Otero, realizan una actividad
económica informal que no es mendicidad y tampoco un servicio.

En Neiva es común verlos a diario en diferentes puntos de la ciudad realizando lo que ellos
denominan el “rebusque”. Para Miguel, quien se dedica a esta práctica desde los 16 años, es
una actividad que les permite adquirir recursos económicos sin hacerle daño a nadie: «Los
mejores días, son en los que a uno le quedan 20 mil pesos diarios, pero no siempre es así,
hay días en los que me voy con menos de 10 mil».  
Miguel es Oriundo de Florencia y en la actualidad habitante de uno de los asentamientos
del norte de Neiva. Afirma que limpia vidrios porque no tiene otra opción. Asegura que lo
más frustrante es la negativa de algunos conductores y transeúntes cuando él se acerca a
ellos. 

Semáforos con más presencia de limpia vidrios

 Cr 2 con call 21
 Cr 1D con call 21
 Cr 16 con call 14
 Cr 15 con cll 2ª
 Cll 8sur con Cr 5
 Cr 7 con av. La Toma
 Cr 7 con call 21

Factores que inciden

El desplazamiento, el desempleo, la informalidad y la desigualdad, son elementos que se


deben tener en cuenta para referirse al tema, opina David Felipe Bernal, Sociólogo
egresado de la Universidad Nacional, para quien el crecimiento acelerado de la ciudad en
los últimos años, y la falta de reformas sociales estructurales por parte de los gobiernos
locales y nacionales, representan factores directos en el actual crecimiento del trabajo
informal en Neiva.

Cristian Camilo Cardozo, Economista de la Universidad Surcolombiana, apunta que frente


a los actuales índices de desempleo del  país y el municipio, el trabajo ambulante e informal
se convierte en oportunidad para los colombianos, y resalta que “los limpia vidrios” son
declarados trabajadores informales, pues no reciben un salario fijo, no cuentan con
prestaciones ni seguridad social.

Frente el anterior panorama, Hernando Alirio Patiño, expresidente de la Asociación de


Comerciantes Informales de Neiva, ASODCID, menciona que hasta dónde ha podido
conocer no existe ningún tipo de relación con los vendedores informales que se ubican en
los semáforos de la ciudad, y que en especial con los limpia vidrios, no se ha establecido un
diálogo que los vincule a las asociaciones de comerciantes informales de Neiva. Sin
embargo, les extiende la invitación para que se organicen y puedan definir su situación.  

En referencia a los factores que inciden en la práctica informal del “limpia vidrios”,
Cardozo, afirma que en Neiva aún no existe un diagnóstico sobre al tema, y  sugiere que se
debe realizar un análisis de contexto y de individualidades de las personas que desarrollan
este trabajo, con el objetivo de ampliar la mirada más allá de lo económico e intentar
plantear soluciones.

¿Inseguridad?

La percepción de inseguridad en la capital huilense va en aumento, así lo evidencian las


opiniones de transeúntes y conductores, que notan una relación entre las personas que
realizan la actividad de limpiar vidrios con el consumo de sustancias psicoactivas. Según
los comentarios generales es recurrente ver a algunos jóvenes inhalando bóxer y
consumiendo demás sustancias durante el desarrollo de su forma de trabajo.

Jaison Eduardo Marroquìn Bermudez, habitante de la ciudad de Neiva, dice no haber tenido
problemas hasta el momento, y en similitud con otros conductores, admira las
manifestaciones artísticas que se presentan en los semáforos. En acuerdo con las palabras
del egresado de la Universidad Nacional, expresa su preocupaciòn frente a la falta de
ayudas estas personas tienen. 

Por su parte, Edison Javela, habitante del norte de la ciudad, opinó en referencia a la
obstrucción del espacio de los peatones por parte de los trabajadores informales, a lo que
Diana Marcela Umaña, líder de Espacio Público de la Dirección de Justicia de Neiva,
responde que aún no se han planteado medidas frente a la ubicación de los limpia vidrios en
los semáforos.

En consulta a la Policía Metropolitana de Neiva sobre la situación de invasión de espacio


público y percepción de inseguridad en los ciudadanos, se conoció que a la fecha no existen
denuncias ni ordenes de captura en contra de personas dedicadas a la actividad de limpia
vidrios, pero sí son frecuentes las quejas por parte de los ciudadanos en la zona centro de la
ciudad. Plan Semáforo, se denomina el programa implementado por la Policía
Metropolitana que busca prevenir actos delictivos durante las horas pico en la ciudad.

El Sociólogo de la universidad Nacional David Bernal, deduce que la percepción de


inseguridad de los habitantes de la capital, se debe a que los ciudadanos no están
acostumbrados a ver este tipo de situaciones porque son un fenómeno que viene creciendo
en la ciudad durante los últimos años: «Son cosas que nos sorprenden, y al sorprendernos
nos puede generar tanto admiración como miedos, al ver directamente como estás personas
deben salir a las calles a intentar sobrevivir diariamente».

Programas e iniciativas

Las soluciones para reducir la pobreza extrema en la ciudad de Neiva, que en el 2015,
último año de registro, presentó un 7,9%, pretenden surgir de la mano de la reestructuración
que la actual Administración Municipal ejecutó en sus dependencias.

Pero pese a que desde la Secretaría de Equidad e Inclusión se vienen desarrollando


programas sociales con diferentes sectores de la ciudad, aún no existe una estrategia clara
con los trabajadores informales que habitan los semáforos.

Miguel, en representación de los trabajadores informales que limpian vidrios a diario en la


ciudad de Neiva, expresa el interés de quienes deben recurrir a este trabajo, de vincularse a
iniciativas que les permitan explorar nuevas posibilidades en el campo laboral y social.
2…..

De la informalidad está plagada la capital huilense. Cifras del Departamento


Administrativo Nacional de Estadística (Dane), indican que el empleo
informal de la ciudad se situó en 58,0% cifra superior en 2 puntos
porcentuales a la que se reportó en el igual periodo del año anterior,
cuando la tasa fue de 56,0%.

Lo anterior revela que por cada 100 trabajadores que se registran en Neiva
y su área metropolitana, al menos 58 están en condición laboral de
informalidad, es decir, no cotizan seguridad social.

Tan solo basta dar una mirada a los principales semáforos de la ciudad,
donde decenas de personas han establecido su punto de venta de frutas,
agua en bolsa, gaseosa, aromatizantes o dulces. También es posible ver
malabaristas, limpiavidrios y limosneros que se ganan la vida en los
semáforos, incluso llevan años con esta práctica.

Cuando el semáforo cambia a rojo, en aproximadamente 1 minuto, tienen


la posibilidad de hacerse algunas monedas. Es el caso de los cuatro
“negritos”, como les conocen, que desde hace algunos días llaman la
atención de los conductores y peatones en el semáforo del Éxito por la
Carrera 16.

Ellos son los hermanos Lizeth de 19 años, Edwin de 26 y Charay de 23


años, y la compañera sentimental de Edwin, quienes con su baile y
“tumbao” particular que realizan en medio de la calle, logran hacerse algo
de dinero diario.

Aunque todos cuatro tienen sueños y necesidades diferentes, dicen unirlos


un propósito, el de poderle construir una vivienda digna donde quepan ellos
y su madre.
 

Empezar de cero

La familia de los “negritos” de cinco hijos y una madre cabeza de hogar,


llegó a Neiva hace seis años procedente de Barbacoas, en el centro del
departamento de Nariño, un municipio aislado por no tener carretera, y en
donde por años  grupos armados y empresas ilegales se han disputado su
oro y su hoja de coca, siendo esto causa de desplazamientos.

En la capital huilense, las ventas informales les han permitido todo este
tiempo sobrevivir. Pero ahora decidieron mostrar en la calle algo que hacen
desde muy niños, les gusta y es innato de sus raíces, la habilidad para el
baile.

Todos los días, cuando el inclemente sol de la capital huilense calma, se les
ve llegar al semáforo sobre las 6:00 de la tarde. En un pequeño bafle,
colocan su música y mueven sus cuerpos al ritmo de champetas y
reguetón. Al finalizar la cortísima presentación, solo les resta unos pocos
segundos para pasar por los automóviles pidiendo una moneda, antes de
que aparezca la luz verde. Y así lo repiten cantidad de veces hasta las
10:00 de la noche.

Lizeth, una de las bailarinas, hizo hasta sexto de secundaria, y es madre de


dos niñas de 3 y 2 años. Ella asegura que en una sola noche pueden llegar
a recoger hasta 50 mil pesos.

“Cuando empezamos a bailar en el semáforo me dio mucha pena porque


todo el mundo te mira. Veo que a la mayoría de la gente les agrada el
baile, nos dicen que lo hacemos bien, hay otros que nos miran mal. Yo lo
hago porque el baile me gusta, y con el propósito de mejorarle la vivienda
a mi mamá en la invasión del barrio Panorama donde ella tiene un lote y
que podamos vivir ahí y no tenga más la preocupación de pagar arriendo”.
Cuenta la joven que su hermana menor de 15 años, es la única que
continua estudios en una institución educativa y que los demás no pudieron
culminarlos por motivos económicos.

Charay y su hermana Lizeth,


bailan al ritmo de la música.
Esperanzas en el baile

Charay, quien estuvo vendiendo Vive 100 al frente de la Hostería


Matamundo al igual que lo hace su madre, es el más profesional en el baile.
Su talento lo descubrió hace algunos años, y luego de una experiencia no
muy agradable.

“En la escuela sufrí de bullying, yo vivía en el campo y llegué por primera


vez a la ciudad, me engordé demasiado porque aquí hay comida muy
deliciosa, subí más de 100 kilos, era vulgarmente una bola de grasa, ahora
peso 60 kilos. Hice hasta noveno grado y no0 volví, empecé bailando
merengue, descubriendo mi ritmo, después pasé a la salsa y luego aprendí
la danza árabe, y los ritmos africanos de alta destreza abdominal”, comenta
Charay.

Manifiesta el joven que su anhelo es irse a Argentina o España para


aprender a mejorar su técnica de baile, pues a este quiere dedicarse por
completo. “Cada bailarín tiene un talento, un ritmo para bailar, y el mío son
los ritmos árabes, se me facilita mucho mover las caderas. Si me voy a otro
país puede ser muy interesante para proyectarme y especializarme en lo
que me gusta, luego volver a Colombia y crear mi propia academia de
baile, que la gente me siga a mi estilo. Nací solo para bailar y para ayudar
a mi familia, ese es mi propósito en la vida”.

Aunque dice que lo han invitado a realizar presentaciones de baile en


algunos eventos en el departamento huilense y hasta a dar clases, no le
llama la atención. “Aquí la gente no quiere pasar de lo tradicional. Yo soy
muy disciplinado pero me gusta crear mis propias ideas, no seguir a los
demás”.

Por ahora, indica manifiesta que continuará bailando junto a sus hermanos
y cuñada en el semáforo, hasta donde le sea posible.

De sol a sol
Otro es la historia de María*, una huilense de 65 años, que vive de lo poco
que le deja la venta de limones en el semáforo de la Circunvalar con 21.
Práctica que hace todos los días y desde tempranas horas de la mañana,
pues como ella dice, “si no se trabaja no hay para la papita”.

La mujer, de piernas encorvadas, y con solo una pañoleta en la cabeza para


protegerse del sol, cuenta que tiene 3 hijos de los que no sabe nada porque
la abandonaron.

Sometida al estrés, las condiciones climáticas extremas y de polución que


puede producir la calle, y el continuo corre corre, trabaja María*, quien ya
refleja un gran desgaste físico. Su trabajo informal le ha desencadenado ya
enfermedades graves.

“Tengo una hernia umbilical, una pierna que por la noche me duele mucho
y ahora último que me descubrieron la sangre dulce. Difícil porque a veces
si no tengo dinero para poder adquirir los alimentos, mucho menos los
medicamentos necesarios para controlar las enfermedades”.

Ella prefiere no pensar lo que le deparará el mañana, solo se encomienda a


Dios cada día, y se levanta de la cama rumbo a trabajar en el semáforo.
En el semáforo, María*, de 65 años, vende limones para sobrevivir.
“El vicio me trajo acá”
Un parabrisas de un vehículo sucio, es la oportunidad para poderse hacer
unas cuantas monedas, que admite, no utilizará propiamente en comida,
sino en bóxer, el vicio en el que cayó desde hace 4 años.

Carlos*, oriundo de un pequeño municipio de Antioquia, es limpiavidrios.


Antes se dedicaba a la mendicidad, pero quería trabajar para ganarse su
propio dinero. “Perdí mi hogar y debí aventurarme en ciudades
desconocidas para buscar un empleo, Neiva me ha albergado y la gente es
generosa”.

Aunque en varias ocasiones el gobierno municipal y las autoridades han


hecho llamados a los ciudadanos a no patrocinar el trabajo informal y la
mendicidad, lo cierto es que Neiva cada vez se aumenta estas cifras.

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