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Entre
los vendedores ambulantes y malabaristas, se encuentran los limpia vidrios, quienes recurren
a diario a estos espacios en busca de un sustento económico.
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Cada tres minutos, entre la carrera 2 y la calle 21, la ciudad se detiene frente a algún
semáforo, dando paso al comercio informal que durante los últimos dos años registró un
índice del 44% según las cifras más recientes del Observatorio de Desarrollo Económico de
Neiva, ODEN.
Vendedores ambulantes que ofrecen sus productos a conductores y pasajeros son seguidos
por hombres en su mayoría adultos, quienes se turnan la limpieza de los parabrisas de los
carros solicitando dinero a cambio. Ellos son los ̒ limpia vidrios ̓, quienes para el Sociólogo
Nicaragüense y Especialista en Economía Familiar, Cirilo Otero, realizan una actividad
económica informal que no es mendicidad y tampoco un servicio.
En Neiva es común verlos a diario en diferentes puntos de la ciudad realizando lo que ellos
denominan el “rebusque”. Para Miguel, quien se dedica a esta práctica desde los 16 años, es
una actividad que les permite adquirir recursos económicos sin hacerle daño a nadie: «Los
mejores días, son en los que a uno le quedan 20 mil pesos diarios, pero no siempre es así,
hay días en los que me voy con menos de 10 mil».
Miguel es Oriundo de Florencia y en la actualidad habitante de uno de los asentamientos
del norte de Neiva. Afirma que limpia vidrios porque no tiene otra opción. Asegura que lo
más frustrante es la negativa de algunos conductores y transeúntes cuando él se acerca a
ellos.
Cr 2 con call 21
Cr 1D con call 21
Cr 16 con call 14
Cr 15 con cll 2ª
Cll 8sur con Cr 5
Cr 7 con av. La Toma
Cr 7 con call 21
En referencia a los factores que inciden en la práctica informal del “limpia vidrios”,
Cardozo, afirma que en Neiva aún no existe un diagnóstico sobre al tema, y sugiere que se
debe realizar un análisis de contexto y de individualidades de las personas que desarrollan
este trabajo, con el objetivo de ampliar la mirada más allá de lo económico e intentar
plantear soluciones.
¿Inseguridad?
Jaison Eduardo Marroquìn Bermudez, habitante de la ciudad de Neiva, dice no haber tenido
problemas hasta el momento, y en similitud con otros conductores, admira las
manifestaciones artísticas que se presentan en los semáforos. En acuerdo con las palabras
del egresado de la Universidad Nacional, expresa su preocupaciòn frente a la falta de
ayudas estas personas tienen.
Por su parte, Edison Javela, habitante del norte de la ciudad, opinó en referencia a la
obstrucción del espacio de los peatones por parte de los trabajadores informales, a lo que
Diana Marcela Umaña, líder de Espacio Público de la Dirección de Justicia de Neiva,
responde que aún no se han planteado medidas frente a la ubicación de los limpia vidrios en
los semáforos.
Programas e iniciativas
Las soluciones para reducir la pobreza extrema en la ciudad de Neiva, que en el 2015,
último año de registro, presentó un 7,9%, pretenden surgir de la mano de la reestructuración
que la actual Administración Municipal ejecutó en sus dependencias.
Lo anterior revela que por cada 100 trabajadores que se registran en Neiva
y su área metropolitana, al menos 58 están en condición laboral de
informalidad, es decir, no cotizan seguridad social.
Tan solo basta dar una mirada a los principales semáforos de la ciudad,
donde decenas de personas han establecido su punto de venta de frutas,
agua en bolsa, gaseosa, aromatizantes o dulces. También es posible ver
malabaristas, limpiavidrios y limosneros que se ganan la vida en los
semáforos, incluso llevan años con esta práctica.
Empezar de cero
En la capital huilense, las ventas informales les han permitido todo este
tiempo sobrevivir. Pero ahora decidieron mostrar en la calle algo que hacen
desde muy niños, les gusta y es innato de sus raíces, la habilidad para el
baile.
Todos los días, cuando el inclemente sol de la capital huilense calma, se les
ve llegar al semáforo sobre las 6:00 de la tarde. En un pequeño bafle,
colocan su música y mueven sus cuerpos al ritmo de champetas y
reguetón. Al finalizar la cortísima presentación, solo les resta unos pocos
segundos para pasar por los automóviles pidiendo una moneda, antes de
que aparezca la luz verde. Y así lo repiten cantidad de veces hasta las
10:00 de la noche.
Por ahora, indica manifiesta que continuará bailando junto a sus hermanos
y cuñada en el semáforo, hasta donde le sea posible.
De sol a sol
Otro es la historia de María*, una huilense de 65 años, que vive de lo poco
que le deja la venta de limones en el semáforo de la Circunvalar con 21.
Práctica que hace todos los días y desde tempranas horas de la mañana,
pues como ella dice, “si no se trabaja no hay para la papita”.
“Tengo una hernia umbilical, una pierna que por la noche me duele mucho
y ahora último que me descubrieron la sangre dulce. Difícil porque a veces
si no tengo dinero para poder adquirir los alimentos, mucho menos los
medicamentos necesarios para controlar las enfermedades”.