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Destaville, E. H. (2009).

Panorama
Histórico del ballet en el interior de la
Argentina. En: Historia general de la
danza. Buenos Aires: FNA - Consejo
Argentino de la Danza, pp. 191-229.

5. Panorama histórico del Ballet


en el interior de la Argentina
por E N R I Q U E H O N O R I O DE S T AV I L L E

En el inicio de esta obra, hemos com entado las peripe­ dos, o algún idóneo figurante se atrevió en pasos de danza
cias pasadas p or quienes se atrevieron a difundir el Ballet codificada.
en la gran aldea... aunque ciudad más im portante de las Lo cierto es que hubo de aguardarse casi hasta el siglo XX
Provincias U nidas del Río de la Plata, al fin. N o hay rastros para que el Ballet llegara -c o n mayor seguridad- al interior,
que señalen que el interior -c o n poblaciones de mucha m e­ dado que el ferrocarril, por entonces bastante extendido,
n o r envergadura que Buenos A ires- haya tenido oportuni­ posibilitó el rápido traslado, con ciertas comodidades, a lu­
dad de ver los escasos espectáculos de com pañías itinerantes gares distantes com o Córdoba, Rosario, T ucum án... Y en
provenientes de E uropa hasta com enzada la segunda mitad barco tam bién podía llegarse a Paraná, C om entes y Santa
del siglo XIX. Fe, rem ontando los ríos de la Plata y Paraná; y si la navega­
H abía ám bitos escénicos instalados en algunas ciudades, ción se encauzaba por el río Uruguay, se arribaba a ciudad
pero sólo eran para el teatro de prosa, la ópera u operetas, tan em prendedora como Gualeguaychú, donde en 1914 se
así como zarzuelas y sainetes. Probablemente (y lo decimos representaba la ópera A ída, de Verdi, en el flam ante Teatro
con fuerza de convicción ante antecedentes similares en M unicipal de estilo francés, con capacidad p ara más de 650
Marta Steinhebel actuando en el
Teatro de la Ó p era de Wiesbaden Buenos Aires) en alguna de aquellas representaciones líricas personas.
(Alemania), antes principal figura en escenarios provincianos de elencos italianos o hispanos Si Gualeguaychú contaba con su importante sala, la ciudad
en el Ballet del Teatro Argentino se hayan incluido danzas a cargo de bailarines incorpora­ de Colón no podía ser m enos... Asi, el 25 de Mayo de 1925
(La Plata). Foto: Ramón F. Rivera.

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La Meri en !a “danza del terror”


de E l amor brujo.

se inauguraba el Teatro Centenario. Cuando décadas después


estuvo a punto de caer bajo la piqueta, pudo ser salvado a
partir de octubre de 1993 p or el grupo teatral Art-Teatro y el
apoyo compartido de extraordinarios colaboradores.
Com o no hay regla sin excepción, debemos resaltar la ver­
dadera hazaña de la com pañía de ballet de Jean Rousset,
la misma cuya actuación se destaca en otro lugar de este
libro, por haber presentado Giselle ou Les Willis de m anera
al menos “integral” en el viejo Teatro de Colón, que estaba
situado frente a la plaza de Mayo. Sin duda una hazaña, ya
que después de haberse presentado en Santiago de Chile la
com pañía ingresó a territorio argentino, pero no en peligro­
sa navegación p o r el estrecho de M agallanes... Eligieron la

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)
C A P IT U L O 5

vía menos riesgosa... atravesar la cordillera de los Andes (!),


con todos los petates, que incluían vestuario, algunos obje­
tos escenográficos y tantas cosas propias de un viajero sali­
do hacía ya tiempo de E uropa,' que necesitaba tran sp o rtar
elementos escénicos de imposible hallazgo en las poblacio­
nes chilenas, argentinas y uruguayas.
Pues bien, los Rousset (padre e hijas) y el pequeño elen­
co acom pañante decidieron presentarse en la ciudad de
C órdoba, adonde arribaron seguramente en diligencia
atravesando campos vírgenes y pedregales, huellas que se
hundían en el lodo y sendas polvorientas y peligrosas, justo
pocos años después de la caída de Rosas. El trayecto tam ­
bién cruzaba tierras asoladas cada tanto p o r los terribles
malones, pam pas agrestes, sierras abruptas, m ientras entre
la vegetación habitual abundaban los espinillos. ¡Y cuántos
animalillos e insectos de aguijón!...
Estas escasísimas actuaciones de ballet producidas en
C órdoba probablemente irritaron la “sensibilidad” de algu­
nos pobladores, quienes -co m o había ocurrido ya en C hile-2
no veían con buenos ojos la aparición de mujeres con ciertos
aligeramientos de ropas.
M uchos años después, otro tipo de movimiento se dio en
el interior, al m enos ya con conocim iento de actuaciones de
bailarines, y esto fue hacia la cuarta década del siglo XX.
Los contactos y visitas a Buenos Aires de tantos residentes
del interior, estudiantes e interesados m otivaron que m u­
chos jóvenes desearan iniciarse en la danza. La incipiente
pasión se veía incentivada por las fotos de las revistas ilus­
tradas que ya se editaban en nuestro medio, como Caras y
Caretas y Atlántida, y algunas que se publicaban en E uropa
y que hasta aquí llegaban, com o las francesas Le Théátre y
Comédia illustré.
Se inició así la etapa de los viajes a Buenos Aires, para to ­
m ar clases con los grandes m aestros pioneros, com o Esmée
Bulnes, M aría Ruanova, E katherina de G alantha, Mercedes
Q uintana (M echa) y Michel Borovski. Todos artistas del
elenco estable del Teatro Colón, o vinculados con aquél en
algún m om ento de su carrera artística.

1 Viaje de la compañía de j. Rousset a través de los Andes: piénsese en uno de los


elementos, tal las zapatillas de baile, de media punta o punta entera, inhallables
por estos lares, en vistas de la escasísima difusión del arte del Ballet.
2 Información recogida por Internet, www.google.com, sobre la Historio de! Ballet
en Chile, de Yolanda Montesinos.
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A su vez, siguiendo una costum bre argentina, no muy re­ También gravitaba la troupe form ada por Pierre Mijailovsky
com endable p or lo riesgosa, quienes aún no estaban capa­ y su mujer, Vera Grabinska, quien en realidad era italiana y se
citados para la enseñanza tom aban de inm ediato alumnos llamaba Enrica Cerquetti.5
en sus lugares de origen, y com enzaban a dictar clases... M arcado el hito fundam ental con la creación -e n 1925—
sin m étodo la m ayor p arte de las veces, sin rigor alguno, en del Ballet del Teatro Colón, prontam ente algunos de sus
definitiva. integrantes (como Sinibaldo Cofone) agruparon a diversas
E n la década de los 20 la legendaria A nna Pávlova había bailarinas para em prender la senda ya iniciada por los ex­
llegado a C órdoba con su elenco. Los rusos que habían que­ tranjeros. Visitaban los mismos lugares que sus predeceso-
dado en Buenos Aires, ex integrantes de la agrupación en­
cabezada por la diva, o de Les Ballets Russes de Diaghilev,
3 Enrica Cerquetti: informe obtenido por internet de! Boletín Oficial del Brasil,
com o Jakovleff, Mijailovsky y H arry Tomaroff, tam bién visi­
donde fue reconocida con una pensión por su actividad en pro del arte del
taban continuamente localidades del interior, algunas no tan movimiento (le/ 7 .158 de la República Federativa del Brasil).
populosas, como la citada Gualeguaychú y Corrientes. Algo
de esto tiene que ver con lo com entado en el capítulo de los O scar A raiz bailó también en el
elenco del Teatro Argentino de
pioneros. Rosario -e n Santa F e - les posibilitaba actuar en
La Plata. Aquí, protagonizando
u n a sala im portante com o la que hoy ostenta el nombre de la recordada Petrushto de Fokin,
Teatro del Círculo, y en una ciudad que era la segunda en el 16 de octubre de 1964.
im portancia después de Buenos Aires.
Entre los elencos más activos estaba la compañía de
Aleksandr Jakovleff (a veces aparece el apellido como Jacovleff
y otras como Jacobleff), que integraron - h a d a fines de la dé­
cada comenzada en 1920- las hermanas Ruanova, el bailarín
francés Roger Pacaud y M aría y Gala Chabelska. El Teatro
Tres de Febrero de la ciudad de Paraná (Entre Ríos) -u n o de
los más antiguos del p a ís- registra el paso en aquellos años
de la denominada Com pañía de Bailes Clásicos, dirigida por
Jakovleff, con repertorio que incluía las danzas de las óperas
Thai's (Jules M assenet) y La Gioconda (Amilcare Ponchielli),
y los ballets “D anzas polovtsianas”, de El príncipe Igor,
Scheherazade y Carnaval. Evidentemente, estos tres últimos
com o paráfrasis coreográficas de Mijail Fotón, y con adap­
taciones en el número de intérpretes. Tanto las vibrantes y
pintorescas danzas evocativas del rico acervo ruso, a las que
B orodin puso música colorida y notable, como la fastuosi­
d ad del cuento de L as m il y una noches elegido por Rimsky-
K orsakoff para Scheherazade exigían decenas de bailarines,
sobre todo de carácter, y vestuario concordante con el tema,
según el credo de Fokin. El talento y la picardía de estos
directores-coreógrafos rusos llevaban a la escena a u n grupo
de bailarines... que bailaban, rodeados de figurantes idó­
neos o no. A veces, contratados por una exigua paga, en el
lugar donde debían actuar recibían instrucciones sobre los
movimientos y la gestualidad que debían ado p tar durante
distintos m om entos de la representación.

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res, y su repertorio consistía en fragm entos de Las sílfides imprescindible acuerdo entre los músicos del foso y los bai­
de C hopin-Fokin, según las reposiciones que se habían larines del escenario. Era lógico. Con esta entente se había
efectuado en la sala de plaza Lavalle y -seg u ram en te- ade­ conocido en el Teatro Colón a los elencos de Les Ballets
cuados para tantas contingencias del viaje, como podían Russes de Diaghilev y de A nna Pávlova. N ada m ejor que
ser las estrechas dim ensiones de un escenario o la técnica recordar que, en 1913, la com pañía de Diaghilev contó con
insuficiente de nuestros prim eros bailarines. Form aban p a r­ la batuta de René Baton, prestigioso conductor inglés, y en
te del bagaje coreográfico u n a serie de obras de corta d u ­ 1917, con la del no m enos fam oso E rnest A nserm et. Para
ración, propias de la m odernidad, de absoluto predom inio actuar por últim a vez en la A rgentina en 1928, la inolvida­
en aquella época. Y tam bién danzas aisladas, com o la de ble A nna Pávlova aportó com o director musical al renom ­
A nitra de Peer Gynt (Grieg), que había coreografiado Boris brado Efrem Kurtz.
R om ánov p ara el Ballet del Teatro Colón. E ra una suerte de
lo que el crítico uruguayo W ashington Roldán denom inó
espectáculos de “picadillo ru so ”, p o r tratarse de fragm en­ EL B A L L E T D E L T E A T R O A R G E N T IN O
tos coreográficos de obras mayores, cuyos autores eran de DE L A PLATA
esa nacionalidad.
Amalia Lozano, bailarina, También se llevó al interior, en los comienzos de la década Los comienzos. L a creación de la prim era compañía
coreógrafa y maestra. de los 30, la prim era comedia musical argentina, con coreo­ oficial de la gran sala platense
Foto:Annemarie Heinrich. grafía de Elena Smirnova p ara un grupo aventajado de sus H om enaje a todos los bailarines
alum nas del C onservatorio N acional de Música y Decla­ d el A rgentino que pusieron fe
mación. Entre ellas, M aruja Pibernat, Eva Carlés y A driana y espíritu en llevar adelante la
Balduino. Se trataba de Madama Lynch, de G arcía Velloso, querida compañía.
con música del doctor Enrique Telémaco Sussini, obra es­
trenada en el Teatro Odeón de Buenos Aires, de recordada Inaugurado en 1890, el Teatro A rgentino se convirtió en un
ubicación en la calle Esm eralda - a la altura del 300-, próxi­ ám bito “problem ático” por diversas razones relativas a la
mo a la avenida Corrientes. propiedad de la sala y a su adm inistración. N o podemos
“Ir al interior” era tam bién em prender un corto viaje a detenernos en esos porm enores, pero destaquem os que este
L a Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, donde escenario platense estuvo cerrado durante algunos años por
se tenía la posibilidad de b ailar ante espectadores m ás h a­ los mismos inconvenientes apuntados... y otros.
bituados al Ballet. Los teatros que recibían a las pequeñas La Plata, a pocos años de su fundación, era ya próspera
com pañías eran el desaparecido A rgentino y el Olimpo ciudad y en su población se observaba predom inio de la pu­
(posteriorm ente denom inado Coliseo Podestá), dos bellas jante clase media que el país gestaba. N o obstante, no era
m uestras de arquitectura teatral. lugar que gastase en grandiosas representaciones, como en
En esas tournées por el interior de nuestro país, las troupes cambio ocurría en nuestra Buenos Aires. De m anera tal que
debían acom pañarse con pianistas, cuando no se había ase­ pasó a integrar el itinerario habitual de espectáculos que ve­
gurado la intervención de alguna pequeña orquesta local. nían de la capital del U ruguay (M ontevideo), parecida en
Michel Borovski. D istinto era el caso de Madama Lynch, donde el doctor sus dispendios a La Plata, y sin detenerse en la que era ya ca­
Sussini aprontaba u n a orquesta que él mismo dirigía. E n los pital federal de la Argentina. Esos espectáculos -llam ém os­
años 40 (y desde fines de los 30) las giras tenían la posibili­ los de segundo orden-, después de presentarse en los teatros
d ad de contar con música reproducida p o r discos, aunque platenses, seguían por tren hacia Santiago de Chile.
siempre se prefería los sonidos “en vivo” . P ara ese entonces, El Ballet estuvo presente en el A rgentino tras su inaugu­
pocas ciudades del interior, sobre to d o las capitales de pro­ ración (1890), y tam bién en otras salas, pero generalmente a
vincia, subvencionaban orquestas locales que intervenían través de com pañías con pocas primeras figuras acom paña­
en las representaciones coreográficas, aunque el director no das de un sinnúmero de mediocres bailarines y numerosos
fuese un conocedor del Ballet. Se intentaba así m ejorar el figurantes. Así se econom izaba...

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Aprile,51quien se instaló hace años en aquella ciudad y ha formado miento, con edificación iniciada en 1859 e inaugurado el
parte de la troupe desde 1980. También es profesor de la cátedra de 9 de Julio de 1861. Ese teatro vio el actuar de relevantes
Composición Coreográfica de la Universidad de Tucumán. com pañías líricas (que incluían a bailarines), especialmente
Entre las m ás notables figuras locales que han integrado porque se aprovechaba el paso de aquéllas en viaje hacia
el elenco se cuentan algunas de las que han sido directoras, Asunción del Paraguay.
como M ónica M ichal, Mercedes de Chazal (inolvidable en En 1907 se demolió el viejo edificio y se inició la construc­
la interpretación de su magnífica Giselle, según recuerdo co­ ción de la actual sala, con planos de C.M. Dodero. En general
m entado p o r E sther Gnavi), Alicia Cruzado, y el excelente puede afirmarse que su estilo se encuadra en la corriente de
Lucio Zarlenga en el protagónico de Apollon musagéte.51 la belle époque. ¿Qué otra ópera que la siempre vigente Aída
Y entre los extranjeros que m ás im presionaron al público de Verdi p ara la inauguración, concretada el 25 de Mayo de
tucum ano hallam os a M aia Plissetskaia, Cecilia Kerche y 1913?...
N adiezda Pávlova con Viacheslav Gordeiev. D e los com pa­ Pero volviendo al arte del B allet... C on el paso de com ­
triotas: Liliana Belfiore, Violeta Janeiro, C ristina Delmagro, pañías de ópera y zarzuelas, era común la presentación inci­
N idia Neumayer, Alejandro Toto, E duardo Caam año, dental de números de danza.
D aniel Escobar, R aúl C andal y M aximiliano G uerra.53 En 1943 el Teatro Juan de Vera pasó a m anos de la
M unicipalidad de Corrientes, y posteriorm ente fue trans­
ferido al estado provincial. Hacia 1977 la actividad artís­
EL B A L L E T EN C O R R I E N T E S tica tuvo considerable empuje. El escenario donde en los
Y EN E L C H A C O años 50 se presentaron bailarines del Teatro C olón llegó a
contar con la actuación (1978) de M aia Plissetskaia junto
H om enaje a los pioneros, difusores a A leksandr Berdischev, quienes habían sido ovacionados
Betty Pereyra y José Antonio
y form adores de aquella región .54 en el Teatro C olón de Buenos Aires durante el estreno de
Ramírez en una escena de El lago
Carmen; tam bién actuaron E katherina M aximova con de los cisnes, representada en el
E l Teatro Juan de Vera de la ciudad de Corrientes Vladimir Vassiliev, N atalia Pávlova y Viacheslav Gordeiev, Teatro Juan d^ Vera, en Corrientes.
y las estrellas del Ballet de Kiev encabezadas por Nikolai
Esta sala, de las más antiguas del país, reconoce un prece­ Priadchenko. Olga Ferri brindó su arte en numerosas oca­
dente de igual nombre, en el mismo lugar de su emplaza- siones en el Juan de Vera, con total éxito de público.
H acia fines de los años 80 y comienzos de los 90 el arquitec­
to José A ntonio Ramírez, director del coliseo correntino, con
51 Claudio Aprile comenzó en la creación escénica hacia 1986, y cuenta ya con más de la colaboración del entusiasta y tesonero Eduardo de Jesús
veinticinco obras estrenadas. Su primera tarea fue el estudio previo y la reposición Sívori, emprendió la realización anual de un ciclo artístico
del ballet Gselle para la compañía estable. En 1987 se lo invitó como asistente de
denominado “D anza libre”, que -d u ran te varios años- contó
négie y coreografía para las puestas de Medea (Alonso Crespo-Silvera) en el parque
Centenario de Buenos Aires. Su primer ballet fue Le Peüts Riens (Mozart) en elTeatro con la actuación de destacados bailarines y compañías invi­
Alberdi en 1990; luego EJ pájaro dé fuego. Es director-fundador y coreógrafo del Ballet tados, y con la concurrencia de maestros y críticos que reali­
Gásico de la Universidad Nacional deTucumán, donde puso Pastoral de verano, Sinfonía zaron fructífera actividad paralela al festival. Entre las com­
mediterránea, La Vie parisienne, Gymnopédie y Sueno de uno noche de verano, entre oti-as.
pañías se contaron la del Teatro Argentino de La Plata, una
Todas acompañadas por la Orquesta Sinfónica deTucumán. En Estados Unidos creó
la Historia de un soldado (Stravinsky), invitado por la Camegie Mellon University. En su delegación del Ballet de Santiago de Chile (Teatro Municipal)
foimación en Buenos Aires estuvieron Mercedes Serrano yW. Tupín, y se especializó y el Ballet Cisne Negro (Brasil), y se conocieron, asimismo,
con V Chabukiani (Kirov y Bolshoi), E. Lommi, Olga Ferri y H. Delavalle. obras de Octavio Cintolesi al frente de una pequeña troupe de
52 Estas afirmaciones fueron recogidas en conversación mantenida con la ex direc­
la Universidad de Cuyo, de la ciudad de Mendoza.
tora del ballet estable deTucumán, Esther Gnavi.
53 Datos proporcionados por Rodolfo Rodríguez y Silvia Agüero. Este verdadero esfuerzo correntino se frustró al em peorar
Diversos datos de información oficial sobre la precursora Niti Cigersa.su alum- la situación financiera de la Argentina. N o obstante el de­
na María Angélica Pellegrini y la tarea que desan-ollaron en los lugares aquí terioro generalizado, el gobierno provincial inició en 2005
citados han sido obtenidos vía Internet (buscador Google.com) y directamente
bajo la voz de sus nombres propios.
una serie de obras de refacción y reparación de la vieja sa-

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ese gran territorio. Para m ayor atracción, Corrientes cuenta


con el Teatro Juan de Vera, por donde pasaron compañías
y visitantes de prestigio, tanto nacionales como extranjeros.
El Chaco estaba en otras condiciones frente al arte del m o­
vimiento, pero -justam ente- hubo de ser en la por entonces
pequeña Resistencia donde una mujer, apasionada por aquél,
inició su lucha por gestar bailarines y difundir el B allet...
N o obstante la escasez de medios y el desconocimiento ge­
neralizado, la saga de N iti Travaini de Cigersa se inició en el
Chaco, en la aún incipiente Resistencia, donde ya había algu­
nas personas de la cultura artística dispuestas a ayudarla.
N iti nació en M ilán el 18 de julio de 1897 y desde pe­
queña m ostraría signos evidentes de apego por la danza y
el palcoscenico... de allí que sus padres decidieran llevarla
a la Escuela de D anza del Teatro alia Scala cuando sólo
Izquierda: Fachada del Teatro Juan la teatral, guard an d o siempre los lincam ientos originales. contaba ocho años. Presentarle ese ám bito tan singular, tan
de Vera, en Corrientes, c, 1980- La única curiosidad que ha generado grandes dudas es el serio y de cierta rigidez en la gestión educativa despertó en
hecho de que se decidió d o ta r de aire acondicionado a la la niña lo que tantos apasionados p o r la danza denom inan
Derecha: Friso interior de la cúpula il fuoco sacro, que la im pulsaría toda su vida.
sala, habiéndose instalado ya los aparatos correspondien­
del Teatro Juan deVera, cuyo
tes, pero se ignora si tales m ejoras no afectarán la correcta A los ocho años, pues, fue seleccionada- para ingresar
arquitecto fue j. A . Ramírez,
En el detalle, de izquierda a acústica de la casa. L a incógnita h abrá de develarse el día en la Escuela de la Scala de M ilán. A los diez N iti ya fre­
derecha, están representados de la inauguración. Por o tra parte, el arquitecto Ram írez cuentaba el escenario scaligero tom ando parte en los ballets
Matilde Vallarino en Excelsior, Lucy ha em prendido la p in tu ra de la cúpula teatral. A uténtico de las óperas; a los catorce pasó a integrar el cuerpo de
Paz en La Sylphide, Makela Rivero baile de la gran casa de ópera. H abían sido sus m aestros
balletóm ano, en agradecim iento a la pionera N iti Travaini
Prieto en El cisne, la maestra
de Cigersa, la ha incluido -ro d e a d a de alegorías-, entre la Azzolini, la Zambelli, la B attaggi y Enrico Cecchettiss
pionera Nlti Cigersa y Malena
Bernlch junto a José Antonio otros motivos, ju n to a quien fue u n a de sus m ás notables (m aestro de Nijinsky y Pávlova). En 1915 egresó de la Scala
Ramírez en La noche de Valpurgis. alum nas de Corrientes, M aría M arg arita Rivero. luego de despedirse con el tradicional Passo d'addio y en
1916 form ó parte de la G ran C om pañía Lírica Italiana (de
la Scala de M ilán), que realizó u na gira p o r A m érica del
N iti Travaini N orte y del Sur, hasta actuar en Buenos Aires,36 en el nuevo
Teatro Colón, ya inaugurado en 1908.
Lo cierto es que pocos lugares de nuestro país se sintie­
ron tan atraídos p or el Ballet com o la región que incluye !s Las bailarinas italianas Azzolini y Elena y Plácida Battaggi, que fueron maestras
las capitales de Corrientes y el Chaco, separadas p or el río de Niti Cigersa, simultáneamente integraban el Balletto del Teatro alia Scala. En
ese carácter vinieron para intervenir en (os ballets de las óperas que se repre­
Paraná y unidas -h ac e algunas décadas- por el gran puen­
sentaban en el Teatro Colón. A ese respecto, consultar esta obra, en el capítulo
te Resistencia-Corrientes. T anto una como la otra tienen su dedicado al Ballet en las óperas antes de la creación del Baljet Estable del Colón.
conform ación peculiar que las diferencia. Zambelli no es precisamente Carlotta, quien por ese entonces ya era étoile de
Corrientes estuvo activa desde la época de la conquista, la Ópera de París, sino una de sus parientes ,cercanas, quienes también eran
bailarinas y enseñantes.
cuando fue fundada. N um erosas familias autóctonas tuvie­
56 Esta gran compañía italiana de ballet montó en el Teatro Colón, en 1916, una
ron intervención tanto en las luchas p or la independencia versión extensa del ballabile Excelsior, de Romualdo Marenco - Luigi Manzotti,
como en las desencadenadas entre argentinos. Sus ciudades obra de proporciones monumentales y que contaba con numeroso plantel de
tienen antigüedad considerable. En cambio, Resistencia, bailarines y figurantes en escena. Primaba la vieja lucha maniquea entre el Bien,
que en la obra representaba el Progreso, y el Mal (adjudicado al Oscurantismo),
capital del Chaco, surgió posteriorm ente, cuando, hacia con gran trabajo de pantomima en ambos. Ver en capítulo sobre los pioneros
fines del siglo XIX, comenzó la creación de poblaciones en la actividad previa a la creación del Ballet Estable del Teatro Colón.

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C ulm inada ia prolongada gira artística, la compañía re­ Marilyn Granada, a
danza en el Chaco, i
to rnó a Italia, aunque de inm ediato N iti fue elegida por
A nna Pávlova p ara integrar su Com pañía de Bailes y efec­
tu a r una gira p o r los Estados Unidos de América. Esa gira
representó -co m o la an te rio r- una experiencia inolvidable y
u na notable m aduración artística en la joven.
ínterin conoció al capitán de la m arina italiana Alfonso
Cigersa, con quien se casó en 1920. Cigersa era amigo del
futuro duce Benito M ussolini, pero no estaba de acuerdo
con sus ideas políticas. El duce se convirtió prontamente en
dictador, y el capitán Cigersa y Niti decidieron abandonar
Italia en 1928. Su plan era radicarse en un lejano territorio
del nordeste argentino. Así llegaron al Chaco y adquirieron
tres obrajes en la zona de Campo del Cielo. Posteriormente
la fam ilia se instaló en Resistencia, en 1935. Niti ya desbor­
daba de deseos por dictar clases de danza clásica... y ese
mismo año comenzó su loable y señera tarea.
Fue allí y entonces cuando dictó su primera clase de dan­
za clásica, con asistencia de sus primeros alumnos: M aría
Angélica Pellegrini, luego perfeccionada en Buenos Aires;
N orm a Palmieri, quien actuó en el Teatro Colón de Buenos
Aires como bailarina y cantante y más tarde se incorporó a la
Scala de M ilán, donde participó en varias óperas; “Puppa”
Cigersa (hija de N iti), Ceres Ivancovich, Lucy Wandelow,
Betty Feldm an y Blas Ornar Maciel.
Cuando notó los primeros progresos en sus discípulos no
quiso aguardar mucho más. Dentro ardía el mismo fuoco sa­
cro que la llevó a preparar una función de Ballet para el día
María Ferrazzano y Marcol
29 de septiembre de 1937. Se decidió realizarla en el Teatro Ventura Vargas dirigidos
Argentino de Resistencia, con el nombre de Noche azul. por María Emilia Barba.
En la p o rtad a del program a se leía: “N iti T. de Cigersa
presenta a los H ijos del C haco en ‘Excelsior’, ‘Poesía de y Noemí Talavera Corsi, Ileana G uichón, Elda A rim any y
la d an za’ y ‘O ndinas’, de la ópera Loreley (de Alfredo Elena Mossini. Aldo Boglietti encarnó al O scurantism o en
C atalani)” . El texto contenía detalles de las danzas y nú­ Excelsior, ballet al que tituló “acción coreográfica histórica
m eros del espectáculo: autores, argum ento, reparto, foto­ fantástica”, en tanto el papel del Progreso estuvo a cargo de
grafías de los participantes y avisos que recuerdan aquellos la misma Cigersa.
tiem pos pasados. U n primer festival con características menores que la
L a composición, dirección artística y números de Noche Noche azul tuvo lugar el 7 de julio de 1936; participaron, ade­
azul correspondían a N iti T. de Cigersa, y la dirección de la m ás de los alum nos ya mencionados, Blanca Bulacio, M aría
orquesta, al profesor Angel Celega. Elena y Aracelli Queirel, N oel Rovner y Zapni Schnarbein.
E n el gran festival intervinieron tam bién Nelly Arimany, A principios de 1940, y p o r razones de trabajo de su m a­
Gladys y Pellegrina Pereno Rossi, Angélica Esther A ndriani, rido, N iti se radicó en Corrientes, donde fundó úna aca­
Elsa del Valle Pardo, M aría del C arm en Pérez, Emilia López dem ia que dirigió hasta su fallecimiento, ocurrido el 8 de
Alcalá, Mely Fortuny, N oem í Ameri, Aurelia Pérez, Daisy ju n io de 1971.

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H I S T O R I A G E N E R A L DE L A D A N Z A EN L A A R G E N T I N A

Si bien lo aquí com entado no representa más que una


p arte de los inicios del Ballet en C orrientes y en el Chaco,
debemos destacar los esfuerzos y verdaderas proezas de su
alum na M aría Angélica Pellegrini cuando la m aestra se
radicó en Corrientes y la discípula debía atravesar frecuen­
tem ente el río P araná en el trasbordador, ya que n o había
puente aú n ... Ella fue una de las principales atracciones de
las funciones que comenzó a organizar N iti a partir de 1940
en el Teatro Juan de Vera. Allí bailó a veces, y muchos años
después, con José A ntonio Ramírez -arq u ite cto y por largos
períodos director del Teatro Vera (tal com o se lo menciona
abreviando su nom bre)-, quien tam bién estudió con N iti.57
Claro está, la “alum na” Pellegrini se perfeccionó poste­
riorm ente y fue una de esas tesoneras docentes que impulsó
Verónica Turtola, directora del la creación de establecimientos de la m ateria en su propia
Ballet Juvenil. provincia y la difusión de nuestro arte tal como su maestra
se lo había inculcado.

EL B A LLET O FICIA L DEL CH A CO

E n 1980 el gobierno provincial chaqueño, a instancias -en tre


o tro s - de M aría Angélica Pellegrini, decidió crear el Ballet
Oficial de la Provincia del Chaco, cuyos padrinos artísticos
fueron Wasil Tupin e Isabel Admella, y su directora-funda-
dora, la citada profesora Pellegrini.
H asta 1987 trabajó en él coreografiando varias obras inte­
grales y otras de corta duración, y le im primió particular es-

57 Ramírez ha sido y es entusiasta difusor del Ballet, y no escatimó esfuerzos por di­
fundirlo desde elTeatro Juan deVera. Sus relatos, así como los de Puppa Cigersa,
Erika Ferrazzano en ocasión del pos
han servido de eficaz ayuda para este trabajo.
de trios de B corsario, obra realizada
junto a la compañía de María Emilia
Barba en 1997.

Izquierda: Elencos de la compañía


de María y Erika Ferrazzano y
del Ballet Juvenil. En el centro,
adelante, de izquierda a derecha:
!? ,< ; ■ ■ .
Verónica Turtola, María Ferrazzano, • • j.-MU* .... ,
>\ < * , < » > ■ « ' M P t* - •'fo
Genoveva Srur, Erika Ferrazzano
y V ícto r Filimonov.
.......

Derecha: Aires de tango, de María


y Erika Ferrazzano.

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C A P ÍT U L O 5

tilo, aún influenciado por su m aestra Cigersa. La com pañía


encaró un repertorio amplio, y desarrolló con él u n a valiosa
acción de divulgación por todo el interior de la provincia,
así como en otros puntos del país, llegando a actuar incluso
en Asunción del Paraguay y Río de Janeiro.
Sus integrantes ingresaron por concurso en 1982; entre ellos
destacamos la presencia de Mariela Alarcón, posteriormente
notable bailarina del Ballet Contem poráneo del Teatro San
M artín; la de Marilyn G ranada, estudiosa de la danza étnica
y también coreógrafa; Sandra Forlin, Alex G auna, Sandra
Sisti, Raúl Checenelli, Carmen Suárez, Patricia M artínez,
Carlos Villalba y M ónica Insaurraldi. Se desempeñó como
maestra de baile la bailarina Soledad Fernández, quien se
estableció en Resistencia luego de varios años de actividad
en Buenos Aires, donde integró el Ballet de Paulina Ossona,
entre otros elencos. Directora artística fue Sandra Forlin, y
coordinador general, el profesor Luis Sosa.
Eduardo Ibáñez, coreógrafo rosarino, m ontó algunas
creaciones neoclásicas y clásicas p ara la compañía, provin­
cial. Fueron años de progreso cultural. Lamentablemente,
tiempo después se dispuso la disolución del Ballet.
N o podem os soslayar la presencia en la capital chaqueña,
durante varios años, de Orfilia Pérez R om án,38 quien desde
aquel punto de) N ordeste argentino,im pulsó la creación de
numerosas escuelas oficiales de danza.

se Orfilia Pérez Román: fue destacada personalidad en la docencia artística. Había


estudiado en sus comienzos -los años pioneros- con Mecha Quintana; después
se radicó temporariamente en Europa y al retornar laboró en la docencia artís­
tica nacional. Integrante del Consejo Argentino de la Danza, llegó a la presiden­
cia de la institución a la muerte de Angeles Ruanova. Desde ese cargo efectuó
continuada labor en pro de la danza, habiéndose también destacado como
mecenas. Murió en 2001.

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