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DIPLOMADO EN ORIENTACIÓN E INTERVENCIÓN FAMILIAR

MODULO I

LA FAMILIA COMO SISTEMA

TAREA: VAZQUEZ _SONIA_MATUTINO_21FEB16_03


Reporte de Lectura del Capítulo 3 y 4

“El modelo estructural de Salvador Minuchin”

“Terapia Estratégica”

Nombre

Sonia Vázquez Aguiñaga

Docente

Gloria Romero Carbajal

Fecha: 21/febrero/2016
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El modelo estructural de Salvador Minuchin

Si se pretende asumir el enfoque familiar sistémico necesariamente debemos adentrarnos


al estudio de la teoría y postulados del modelo estructural de Salvador Minuchin, donde expone
bases y orientación del trabajo con familias a través de investigaciones durante muchos años. Es
importante concientizar que el desempeño como terapeuta implica tener conocimientos suficientes
dentro de la psicología general y del modelo y/o corriente que se pretenda seguir, siempre
fundamentado en investigaciones solidas que amparen un trabajo guiado y su efectividad en la
solución de la problemática del paciente y del trabajo con familias. El modelo estructural de
Minuchin y demás aportaciones por otros estudiosos en la materia nos brinda la oportunidad de
definir un trabajo terapéutico exitoso pero que sin lugar a dudas requiere de sumo estudio
analizando el marco referencial, sus aplicaciones, intervenciones para conseguir un ejercicio
profesional serio y profundo.

Objetivo. Comprender el modelo estructural de Salvador Minuchin, sus postulados e ideas


rectoras, sus objetivos y elementos que permiten evaluar la estructura familiar.

Se dice que desde la perspectiva estructural sistémica hay un interés por encontrar cómo
es que todos los miembros del sistema participan en el mantenimiento del síntoma y se busca
entender cómo es que el síntoma actúa como el esfuerzo de algunos miembros para mantener la
estabilidad familiar. El papel que asume el terapeuta es unirse con la familia a través de
estrategias de coparticipación o bien interviniendo a través de movimientos de reestructuración y
reencuadre y desafiando la visión que tiene la familia de su situación.
Desde la postura de Minuchin, si se modifica la estructura de la familia se posibilita el
cambio, ya que se favorecen distintas experiencias subjetivas de sus miembros y de la relación
entre ellos. Plantea a la familia en continuo movimiento al tomar en cuenta sus procesos de
desarrollo, tanto a nivel de las pautas transaccionales como de las construcciones de la realidad
que se conectan con las experiencias familiares. Esto también se ve reflejado en la amplificación
del sistema familiar nuclear a la familia extendida. Minuchin señala las formas como se
complejizan los contextos involucrados, conectando las conductas, la estructura familiar y las
construcciones acerca de la realidad que se relacionan continuamente con lo que ocurre en el
sistema. Se plantean casos en los que el análisis sistémico estructural no se limita a la familia sino
también a los contextos institucionales y del ámbito psicosocial con los que interactúan, dando una
visión de totalidad. Señala la importancia de incluir todos distintos niveles del ecosistema.
Señala Minuchin (2002) que él se considera a sí mismo como un terapeuta estructural –
estratégico narrativo; recalca el papel del terapeuta como parte integrante del sistema,
manteniendo una postura de liderazgo. Da mucha importancia a las construcciones que tiene la
familia acerca de la realidad, a la forma como estas construcciones que tiene la familia acerca de
la realidad, a la forma como estas construcciones han influido sobre las experiencias de la familia a
través de varias generaciones, insiste en que el terapeuta tenga entre sus objetivos la
comprensión de dichas premisas para tratar con la familia de coconstruir narrativas alternativas.
El trabajo de Minuchin muestra integración de la teoría, la práctica clínica, la investigación y
la atención comunitaria.
Una visión sistémica estructural permite la exploración de las interacciones de las personas
con relación a los distintos contextos de los que forma parte; permite experimentar las formas en
que los miembros de la familia se sostienen y califican mutuamente. El problema se ubica entre el
sujeto y sus contextos, más que en procesos internos del paciente.
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Minuchin (1989) plantea axiomas de la terapia estructural. Se concentra en el proceso de


retroalimentación entre las circunstancias y las personas implicadas; la terapia recurre a técnicas
que alteran el contexto inmediato de las personas, de tal modo que sus posiciones cambian;
constituye una modificación de su experiencia subjetiva.
El Objetivo es cambiar la organización de la misma (familia), en las diferentes etapas la
familia va modificando su estructura, se enfrenta al desafío de cambios internos y externos y a
mantener su continuidad. Debe estimular el crecimiento de sus miembros mientras se adapta a
una sociedad en transición.
Para el autor de la terapia estructural, la familia cumple dos objetivos: Uno interno, que
implica la protección psicosocial a sus miembros. Uno externo, que se refiere a la acomodación a
una cultura y transmisión de ésta.
La familia imprime a sus miembros: un sentido de identidad (pertenencia) y un sentido de
separación (individuación). La familia se adapta al estrés de tal modo que éste mantiene a
continuidad de la familia al mismo tiempo que permite reestructuraciones, si una familia responde
al estrés con rigidez se manifiestan pautas disfuncionales.
La estructura familiar es el conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los
modos en que interactúan los miembros de la familia. Cuando se sobrepasan los índices de
equilibrio familiar es cuando pude presentarse el síntoma. Cuando la familia no cuenta con los
elementos para el cambio y la adaptación, puede desarrollar mecanismos homeostáticos para
contrarrestar las dificultades para aceptar cambios. Entre estos mecanismos podrían surgir
síntomas diversos.
Los elementos de la estructura propuestos son: a) Subsistemas.- la familia desempeña sus
funciones (generación, género, interés, función, etc.); b) Límites.- deben ser claros, con precisión.
Umbarger (1983), señala otros elementos importantes de la estructura: c) Jerarquías.-
define la función del poder y sus estructuras en las familias; d) Alianzas; e) Coaliciones; f)
Triángulos.
El Diagnóstico Estructural implica plantear hipótesis que intenten explicar la relación entre
las interacciones sistémicas que se dan en el contexto de la familia y el o los síntomas de sus
miembros. La estructura familiar se representa por medio de mapas que reflejan sus diferentes
momentos; se usan para poder observar y comparar distintos momentos de la estructura. El
proceso de acomodación implica respetar la estructura ya existente y el de reestructuración
consiste en cuestionar la estructura existente en sus diferentes manifestaciones.
En el tratamiento se investiga cuáles son las conductas que mantienen y refuerzan la
conducta problema. Redefinir el síntoma es reformular su significado dentro del marco de las
transacciones recurrentes de la familia que lo mantiene. La información que transmite el terapeuta
implica una metacomunicación acerca de la organización estructural de la familia, la cual puede
ser una confirmación o un desafío a la estructura familiar.
Minuchin y Fishman (1989) señalan que es importante la espontaneidad pues implica
trascender lo técnico para constituirse como agente de cambio dentro del sistema. En el proceso
de coparticipación, el terapeuta puede usar distintas modalidades de adaptación y acomodamiento
ya sea que utilice un estilo de coparticipación cercano, que implica confirmar a la familia en sus
estilos y procesos, o un estilo distante, que permite al terapeuta opinar y dar indicaciones desde el
lugar de jerarquía que le da su posición de experto, o un estilo intermedio, desde el cual rastrea
por medio de preguntas y observaciones aspectos relevantes para la comprensión de la dinámica
familiar y de las posibilidades de intervención.
Importante señalar las técnicas de la terapia estructural, estas llevan a reorganizar a la
familia mediante el cuestionamiento de su organización, su finalidad es conducir el proceso
terapéutico a la búsqueda de nuevas pautas. Estas se agrupan en tres categorías: a)
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Reencuadre.- cuestionamiento del síntoma; b) Reestructuración.- cuestionamiento de la estructura;


c) Construcción de la realidad.- cuestionamiento de la realidad familiar.
Se concluye que desde este modelo estructural sistémico se busca conocer cómo es que
todos los miembros de un sistema advierten en el mantenimiento del síntoma y a su vez entender
cómo el síntoma opera como el esfuerzo de algunos de los miembros para sostener la estabilidad
familiar. Si bien con la presencia de un síntoma o síntomas las conductas desplegadas pueden
parecer contradictorias, a veces enfermizas, otras absurdas ya que se busca el bienestar familiar o
la estabilidad en términos de salud de la familia pero las danzas que se realizan en un sistema
familiar es de lo más complejo ya que al crecer y/o interrelacionarse en cualquier sistema se van
adoptando pautas de conducta, estilos que se vuelven un patrón de comportamiento que para
algunos de los miembros les resulta favorecedor pero para otros no lo es, y es así que dentro de
un sistema familiar en sus diferentes etapas tanto de crecimiento de los miembros de esta van a
travesando por diferentes circunstancias que les llevan a un acomodo continuo sin que a veces se
den cuenta del cómo éste ocurriendo dicho acomodo o bien en qué momento se van a solucionar
las cosas; pues en algunos sistemas familiares o bien en la mayoría cuando existe la presencia de
un síntoma entendido este como una circunstancia que no está encajando en el sistema y está
impactando a uno o varios miembros de la familia de forma positiva o negativa. Bajo esta premisa
algún (os) miembro (s) será (n) afectado (s) mientras otro u otros serán beneficiados y estos
últimos en la mayoría de los casos no quieren un cambio en el sistema ya que su acomodo
beneficia en forma gratificante pero también a quien (s) afecta directamente no siempre se quiere
un cambio, ya que también existe si no una gratificación si una ganancia con este despliegue del
síntoma.
Minuchin ha realizado innumerables trabajos con familias a lo largo de muchos años, donde
brinda aportaciones importantes con posibilidades de cambio en la estructura de la familia, si bien
se ha criticado al autor por sus posturas tendenciosas acerca de lo que él considera normal sin
que se tenga el estudio de familias de diversas clases sociales. Al respecto señalo que mi trabajo
me ha llevado a conocer diversos tipos de familia si bien no he realizado un estudio como el de
Minuchin o como el de Hoffman y otros tantos más, si me ha permitido conocer cómo se gestan las
problemáticas en diferentes estratos sociales y los síntomas presentes en los sistemas familiares,
las conductas manifiestas prevalecen de tal manera que como se señalaba anteriormente; algunos
querrán el cambio y otros no porque los beneficia; o bien a quien afecta soporta ya que sus
ganancias son manipuladoras, donde se afecta a sí mismo y/o puede castigar severamente a otros
y a pesar de poner en riesgo sus proyectos incluso la vida no cesan de forma inmediata pues sus
efectos saben –sin concientizar claro está de los efectos expansivos- impactaran de una u otra
forma en los miembros de la familia. Las dificultades que se presentan para el cambio y las
resistencias para el mismo son las mismas en los diferentes estratos sociales, cambia
evidentemente por sus sesgos culturales, el tipo de comunicación, costumbres y conductas pero
en el sentido estricto los postulados del modelo de Minuchin son aplicables a todo sistema ya que
en el sistema familiar se estampará un sentido de identidad y un sentido de individuación.
Es interesante conocer cómo va evaluando a la estructura familiar, considero que para el
profesional en esta área representa un reto donde exige estar estrictamente impregnado de
conocimientos acerca de la familia desde diferentes ópticas, pero premiando la postura psicológica
ya que es quien orienta nuestro quehacer profesional. Al conocer el modelo estructural de
Salvador Minuchin, encuentro un panorama completo acerca del trabajo terapéutico con las
familias, pero más que eso la estructura familiar, es decir el cómo se conforma esta y la
participación de sus miembros pues entendiendo la estructura se podrá entender la intervención de
cada uno tiene en el sistema, sus interrelaciones, su ciclo vital, pautas transaccionales repetitivas,
conexión del síntoma con el sistema etcétera lo que permitirá orientar el trabajo a seguir.
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Bibliografía
EGUILUZ, L. Terapia Familiar. Su uso hoy en día. Editorial Pax México, 2004
Terapia Estratégica
Los estudios relativos a la Terapia Estratégica, aluden a una actuación dinámica de
propuestas, técnicas, algo que trasciende en un entorno; dentro de un sistema. Las propuestas
que expone Jay Haley y Cloé Madanes, son enriquecedoras ya que ordenan en forma valiosa la
manera en que debe ser abordada la problemática de un individuo, el papel que la familia
desempeña, la visión y manera en que el problema va modificando esquemas y pautas de
relación. Haley como su mayor exponente en la terapia estratégica brinda una visión clara en que
debe ser fijado el problema, las metas, el diseño de intervenciones y la evaluación del resultado. El
papel del terapeuta juega un rol importante dentro del sistema familiar donde se actúa, ya que se
convertirá en un agente social que modificará en cierta medida el sistema, será cuidadoso en
definir de manera correcta el problema ya que en ello basara las técnicas de acción que seguirá en
su plan estratégico, es decir en el trabajo que realizará con la familia. Por lo cual es importante que
tanto en la etapa social y etapa del planteamiento del problema que Haley propone, se establezcan
en forma apropiada los trabajos precisos en cada una de ellas para entonces dar lugar a la etapa
de interacción y de fijación de metas.
Las propuestas en tanto a la terapia estratégica que propone Haley son una herramienta
que enriquece la labor como terapeuta, ya que de forma clara establece las acciones a seguir,
donde las técnicas resultan ser recursos valiosos para el logro de los objetivos en los trabajos con
familias. Sin embargo es vital considerar que no es un trabajo sencillo requiere amplios
conocimientos en estilos de familias (jerarquías, comunicación, manipulación, quejas, orientación,
etcétera); entrenamiento con las diferentes técnicas de la terapia estratégica para así conseguir
resultados loables en el trabajo encomendado por los pacientes.

Objetivo
Analizar los postulados de la terapia estratégica dentro de escenarios terapéuticos.

Jay Haley, (1980) fue quien acuño el término estratégico; la define como aquella en la que
el terapeuta lleva en gran medida la iniciativa y en la que tiene que identificar problemas solubles,
fijar metas, diseñar intervenciones para alcanzarlas, examinar las respuestas que recibe para
corregir su enfoque y por último evaluar el resultado para ver si ha sido eficaz. Considera que no
es un enfoque o teoría particular, sino varios tipos de terapia cuyo común denominador es que el
terapeuta asume la responsabilidad de influir directamente en la gente.
Haley señala tres elementos: una concepción particular de la comunicación, un enfoque
general de lo que constituye la terapia y un acercamiento hacia la familia. La noción de que el
terapeuta deber ser un elemento activo y directo forma parte de la naturaleza de la terapia
estratégica y se extiende a la mayoría de las terapias.
Los postulados que caracterizan la terapia estratégica se definen por: a) Unidad
terapéutica.- centrarse en situaciones sociales, los pacientes se encuentran cristalizados, las
personas involucradas se han adaptado de alguna manera a esa forma de interrelacionarse y el
terapeuta tiene que lograr modificar esos comportamientos. El paciente acude al terapeuta y este
forma parte de ese entramado social, es un elemento de control social, debe ver las coaliciones en
que se ve inmerso y por lo mismo reflexionar sobre el ejercicio de su función y el lugar que ocupa
en el sistema social. La efectividad de la terapia radica en la solución de su problema. Haley
plantea una serie de pautas que deben cubrirse desde la primera entrevista de la terapia
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estratégica; b) La organización y la jerarquía.- Haley analiza a la familia como una organización


social que deber ser vista en términos jerárquicos, se elaboran reglas; considera que para fines
terapéuticos, dicha teoría promueve la estabilidad, por lo que no es una teoría que suscite el
cambio. Las ideas de homeostasis y estabilidad no son compatibles con la noción de cambio de
Haley, y sólo rescata de la teoría de los sistemas el principio de secuencias de comportamiento
reiteradas, que permiten hacer predicciones y por tanto realizar una intervención terapéutica con
un pronóstico de lo que acontecerá. Sustituye el término de doble vínculo por el de paradoja. Le
permite describiré niveles antagónicos de comunicación y a la vez posibilita una forma de
intervención en la que se evitan o disminuyen las connotaciones negativas para el cliente. Haley
menciona que una conducta inapropiada es el producto de un trastorno en la comunicación que a
su vez procede de una organización que funciona inadecuadamente debido a que las jerarquías
están trastocadas o son difusas.
A Haley se le asocia con el concepto de poder; el objetivo de un terapeuta es introducir una
mayor complejidad en la vida de la gente, en tanto y en cuanto quiebra los ciclos repetitivos de
conducta y genera nuevas alternativas. La iniciativa de formular ideas o realizar acciones
novedosas, en las cuales el terapeuta tal vez ni siquiera había pensado. La finalidad del terapeuta
es ayudar a establecer una jerarquía bien definida.
Haley refiere que una terapia es exitosa cuando soluciona la queja o el problema del
cliente; lo más importante es saber cuál es el problema y poder definirlo. En este tenor refiere que
el modelo de entrevista que emplea Haley (1980) comprende cuatro etapas: 1) social, 2)
planteamiento del problema, 3) interacción y 4) fijación de metas. Se podría hablar de una quinta
etapa; que correspondería a l de establecer las directivas.
Respecto a la etapa social, es el primer contacto entre los miembros de la familia y el
terapeuta. La etapa del planteamiento del problema alude a dirigir la conversación con el objeto de
obtener el sentir de cada uno de los integrantes de la familia respecto del problema; Haley
propone unas preguntas para el abordaje: ¿Cuál es el problema?, ¿En qué puedo serles útil?,
¿Qué cambios desean lograr?, ¿Por qué han venido a verme?. Será importante considerar a quien
se va a preguntar, ya que puede resultar difícil elegir a esa persona. Se recomienda dirigirse a un
adulto que pudiera estar desligado del problema al tiempo de considerar a la persona que será
capaz de llevar a la familia a las sesiones subsecuentes. En la etapa de interacción, si es preciso
se procurará llevar la conducta o situación problema a la sesión es decir, se escenificará el
problema para ver cómo reaccionan los miembros de la familia. La intención de esta etapa es la de
que el terapeuta, por medio del reporte verbal y de las interacciones entre los presentes reúna más
información que le posibilite identificar las pautas de comunicación en la familia, describir la
organización jerárquica de la familia y por lo tanto tener en claro cuál es la estructura particular de
la familia. Lo referente a la etapa de fijación de metas se requiere que el terapeuta y los clientes
expresen claramente el problema; que estos sean observables, medibles o definidos de un modo
en que se pueda detectar la influencia que pueden ejercer las acciones emprendidas por los
clientes a través del terapeuta. Donde este indagará si el problema es constante o intermitente;
cuándo aparece con mayor frecuencia, ante qué personas o circunstancias; si su presencia o
desaparición es súbita o paulatina y todos los detalles que considere necesarios para poder fijar
metas precisas y claras.
Haley sugiere que en la etapa de definición de cambios es adecuado emplear la
redefinición del problema y la connotación positiva. Como opción es cambiar la perspectiva
negativa del individuo, al sugerirle que la conducta que para él es inadecuada, puede interpretarse
positiva o adecuadamente; de esta manera se pone en cuestión la suposición familiar acerca del
problema y es posible sacar a éste de su contexto. Madanes (1984) difiere un tanto de esta
sugerencia.
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Haley habla de emplear directivas, estas hacen referencia a las tareas que el terapeuta
importe durante la sesión. Propone directivas directas que pueden darse de dos maneras: pidiendo
que se deje de hacer lo que se ha venido haciendo o pidiendo que se haga algo diferente. Es la
oportunidad para crear nuevos hábitos; donde los hábitos viejos e inadecuados por lo regular no se
abandonan porque no se tiene iniciativa o forma de elegir algún otro comportamiento. Aquí
también se proponen las directivas metafóricas (analogías). Las directivas indirectas están
conformadas por las tareas paradójicas; la opción es dar siempre dos mensajes transmitidos a
niveles diferentes: cambien y dentro del mensaje, no cambien. Cuando el cambio se da, se debe
seguir promoviendo el comportamiento usual que es el inadecuado y/o problemático, o se optará
por prescribir la recaída.
Madanes (1984) emplea la paradoja sin el componente del desafío; para ello emplea
técnicas de imaginación o simulación en la que solicita a una persona o a una familia que finja
comportarse de la manera inadecuada que le es habitual o que simule el síntoma.
Las directivas deben ser sencillas, que estén al alcance de la familia; se puede deslizar una
idea en la conversación para que los participantes espontáneamente consideren realizar esa tarea.
Se propone que en las tareas se involucre a todos los miembros de la familia y que se simule en la
sesión alguna de las actividades propuestas. En caso necesario se abra una polémica sobre las
maneras en que la familia cree poder eludir la tarea; hay que solicitar sus resultados, en la sesión
posterior, cuando las tareas no se cumplen el terapeuta deberá señalarlo enfatizando que los
clientes se han fallado a sí mismos y que nunca sabrán si hubier5a sido importante para ellos
haberlas realizado.
Madanes (1990, 1993) propone una concepción de terapia organizada en cuatro niveles de
interacción metafórica, se establece en que cumple varias funciones interaccionales: comunicar,
fomentar relaciones íntimas y dificultar la solución de problemas; están presentes en la interacción
familiar y conforman un comportamiento metafórico que caracteriza a la familia al involucrarse en
el amor, la lucha y el conflicto. En el nivel de dominio y control, siempre se busca que las
consecuencias de la violencia sean más desagradables para el agresor que para la víctima.
Cambiar los beneficios implica buscar situaciones en las que los actos agresivos sean
recompensados por la familia con conductas de atención e interés y revertir los efectos. Las
ordalías (juicios de Dios) tienen su intención de que resulte más difícil tener el comportamiento
problema que no tenerlo. En el nivel de ser amado, se proponen estrategias de un cambio en la
forma de involucramiento paterno, la prescripción del síntoma, prescribir un acto simbólico y la
prescripción del fingimiento del problema. El nivel de amar y proteger hace referencia a la
motivación del deseo de amar y proteger a otros al tiempo que puede sugerir la posesividad, la
dominación, la intrusividad y la violencia en nombre del amor. La acción del terapeuta es modificar
el modo en que los miembros de la familia se protegen y aman entre sí. En el nivel de
arrepentirse y perdonar, se hace referencia a las emociones plasmadas en la familia y en el
problema en sí.
Por último se menciona que los trabajos de Haley están presentes en las diferentes
propuestas de terapia breve.

Se concluye, la terapia estratégica constituye una herramienta esencial para el trabajo con
familias a través de sus diferentes propuestas donde Jay Haley y Cloé Madanes como sus
principales exponentes siendo la primera la más representativa, quien nos brinda un abanico
específico y bien orientado del enfoque estratégico con las familias. Con el término estratégico
hace referencia a la participación activa del profesional donde es este quien debe identificar en
primer lugar el problema, el establecimiento de metas, diseñar las intervenciones que sean
alcanzables por los miembros implicados en el sistema o bien por su mayoría –ya que existen
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circunstancias en que alguno o algunos no quieren implicarse en forma directa-, y por último
evaluar los resultados. Este tipo de terapia estratégica como bien lo señala Haley, no es un
enfoque o teoría particular sino varios tipos de terapia, y con esto no se entiende que no exista una
dirección específica que guie el trabajo sino que la estructura de la terapia estratégica está
diseñada de tal modo que otorga elementos diversos para el trabajo eficaz con las familias.
Asimismo se hace hincapié en que el terapeuta debe ser un elemento activo y directivo en la
terapia estratégica y señalo que debe ser un agente cualificado para el ejercicio de este trabajo,
toda vez que el trabajar con familias es una labor ardua, compleja pues en cada sistema familiar
existen pautas de conducta estilos peculiares de comportamiento que han funcionado y/o
funcionan pero algo que ellos no saben ni nosotros lo sabemos que ya no “encaja”; y es importante
como bien lo señala Haley identificar el problema ya que de esto dependerá la definición del
trabajo a realizar. Y apunto en esto pues si no se precisa primeramente el problema por parte de
los miembros de la familia y tampoco es claro para el terapeuta, entonces el trabajo no tendrá
eficacia o bien parcialmente el problema estará resuelto, es decir los miembros de la familia al
acudir a terapia pueden identificar las consecuencias o efectos de una conducta (s) pero no así
que lo está generando, sí quién o quienes lo generan pero a no identifican que es, por eso acuden.
Recordemos que la familia puede tener la falsa creencia que algo representa un problema pero no
siempre y en la mayoría de los casos no lo es, lo que se ve son los efectos de esa conducta pero
el “problema” es algo de fondo no de forma. Las manifestaciones que no están siendo viables
dentro del sistema familiar y que está afectando a varios miembros de esta es lo que genera el
motivo de consulta, algo que no ocurre en forma inmediata sino hasta que sus efectos causan
estragos es cuando se recurre a un especialista, cuando probablemente estas conductas que al
tiempo de consulta ya han afectado considerablemente también ya se convirtieron en ganancias
secundarias para uno o varios miembros de la familia.
El permitir que se adentre en el sistema familiar no siempre resulta fácil, nadie quiere
mostrar la parte fea de la casa, el mostrar –aquello que no funciona- dentro de ella no es algo que
resulte grato, pues en ocasiones se encontrara con permisividad para trabajar en otras alguno o
algunos de los miembros de la familia no les interesará involucrarse en el trabajo y en otras se
abandonará el trabajo avanzado, esto es algo que suele ocurrir y que requiere un análisis aparte
de referir.
La gestión del terapeuta insisto deberá ser profesional en toda la extensión, pues cuando
se identifica el problema en forma clara y precisa, se podrá dar lugar a definir las estrategias de
acción donde la familia como parte activa –además de la del terapeuta- van a empezar a realizar
cambios, estos cambios constituyen adoptar nuevas formas de actuación, de conductas que van a
ir modificando el sistema; esta parte representa un reajuste en el sistema familiar, como lo señala
Haley los individuos se encuentran “cristalizados”, es decir tienen adoptados formas y estilos de
conducta, de comunicación de actuación que ha resultado funcional hasta cierto punto y el
modificar esos pautas de comportamiento resultan incomodas si no difíciles de conseguir; pero
cuando los individuos asumen esa responsabilidad podrán estar generando cambios en beneficio
de sus personas y del sistema familiar.
El terapeuta bajo este enfoque de terapia estratégica deberá identificar además la
organización y la jerarquía del sistema para así conseguir establecer los métodos de intervención y
el terapeuta fijar el empleo de directivas que cada uno de los miembros deberá llevar a cabo.
Cuando los cambios se van dando existe una probabilidad de que los miembros se sientan
afectados, si bien el terapeuta debe prever y señalar las recaídas a estos también es cierto que a
pesar de ello el impacto de los cambios no le guste a los agentes involucrados o bien redefinan
ellos mismos que esto no les favorece y pretendan continuar así con la problemática. Por otro lado
cuando los cambios se empiezan a dar el reacomodo tiene efectos, y el terapeuta será puntual en
precisar las posibles conductas o efectos de estos, sin que este plantee escenarios específicos,
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más bien será desde la imaginación y escenificación de los miembros de la familia, quienes serán
los que se responsabilizaran en su actuación dentro de la terapia.
Finalmente asumo que este modelo de terapia estratégica resulta útil ya que marca una
estructura inteligente para el abordaje en el trabajo con familias.

Bibliografía EGUILUZ, L. Terapia Familiar. Su uso hoy en día. Editorial Pax México, 2004

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