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2020 inolvidable

Todos cuando ya estamos por terminar un año pedimos que el próximo sea mejor y
sorprendente. Es parte de nuestra vida pensar que el Año Nuevo será distinto, se cumplirán las
metas y pues que ya nada volverá. Pensamos en lo que haremos y aunque a veces sea irreal
nos imaginamos que todo será perfecto. Este año ha sido todo lo contrario, los sueños se
cayeron, pero si todos nos sorprendimos. Cabe mencionar que todo lo presentado estará
relacionado con el tema que en este año se ha puesto de “moda” el COVID 19. La idea de este
texto es mostrar la forma en que nos cambió la vida y cómo seguirá cuando esto se termine.
Por ello en este texto presentaremos tres puntos; el estar encerrado en casa, la importancia de
la vida y el cuidado de aquellos que menos tienen o pueden.

Comencemos con el primero en la sociedad en la que estamos es complicado permanecer


tanto tiempo en nuestros hogares, no porque no lo queramos sino porque así lo demanda y
exige la vida. El trabajo es el motivo más importante para que estemos casi siempre fuera de
casa, los estudios por su parte son el segundo motivo, un tercero y aunque a veces invisible es
la socialización, las fiestas, el cine, los centros de comida rápida, la playa, etc.

El estar casi medio año en nuestros hogares o en los conventos, como es nuestro caso, nos ha
dado una nueva perspectiva de ver la palabra y el significado casa. Nos ha hecho revalorar lo
que en este pequeño lugar o los que componen dicho sitio se puede vivir y aprender lo
fundamental para que podamos ser alguien, no en el aspecto social sino en lo personal, para
darnos una identidad. Todos somos parte importante de una casa, sin nuestra presencia esa
sería totalmente distinto. Pero la pandemia nos dio una gran lección que ya habíamos
olvidado, el de estar con aquellos que son parte de nuestro hogar, no solo en lo corpóreo, sino
en el verdadero sentir de la vida, en el hecho de conocer profundamente a cada uno de ellos.
Después que pase esto no todo va a cambiar, pero estoy seguro que el hogar volverá a ser el
centro de todas nuestras alegrías.

La importancia de la vida, con respecto a este punto no nos referimos al hecho de hacerlo sin
un propósito, el de gastar o perder momentos únicos en cosas que no tienen sentido e
importancia. En líneas superiores vimos los motivos por qué nos alejamos de nuestro hogar y
son lo mismo lo que lleva a que tengamos una vida sin vivir bien. Pero a qué llamamos una vida
sin vivir bien. Pues al hecho de creer que si no vivo bien mi juventud mi vejes será triste, el
estar a la moda en el beber y fumar, el estar metido en una pantalla todo el día. La vida es dar
sentido a todo, el porqué de cada cosa por más sencilla que sea, el poder convivir con las
personas que nos rodean de una manera real y sin parámetros. Estar en cuarentena nos ha
ayudado el saber que las cosas pequeñas como saludarnos hacen nuestro día y vida diferentes.
Nos da un incentivo dejar la vida superficial para vivir de nuevo y correctamente.

Después de tanto encierro lo que la gente aprendió o debió aprender es que no importa si
viviremos tantos años como nuestros padres o abuelos, ellos tuvieron y tienen en muchos
casos una vida tan larga y feliz o tal vez vivamos menos, lo importante de estar en este mundo
es que la vida sea fructífera y sin medidas y el día que ya no estemos acá digan de nosotros
que fuimos personal que valimos por mil vidas, por el trabajo y enorme amor que dejamos a
cada uno que fue parte de este gran y magnífico don que es el vivir.

Que tiene que ver el 2020 con el cuidado de aquellos que menos tienen o pueden, a nuestro
parecer todo, debido a que esta pandemia nos ha sacado la humanidad que estábamos
perdiendo, esa humanidad que solo estaba basado en publicar todo lo bello y perfecto,
dejando a los pobres indefensos para los religiosos y organizaciones, dejándolos ser felices en
su miseria e ignorancia. Se que lo escrito ahora es duro, pero es tan real, tan directo; sin esta
pandemia muchos no habrían podido entender que hay quienes padecen y sufren, hasta ahora
no hubieran sacado su “monja” o “cura” interior. Con esto no queremos decir que solo los
religiosos lo hacen, sino que la gran mayoría piensa que es así y si lo ayudo es por el trabajo o
para congraciarme con alguien o peor aún es para unos cuantos likes en las redes sociales.

El duro saber que las personas se han convertido en eso, en ser parte de una jerarquía muy
marcada, yo en mi pobreza y tú en tu riqueza, lo que te pase no me afecta. Esta cuarenta nos
ha llevado a valorar hasta un frejol que cae de la mesa, no porque cueste mucho, sino que este
virus vino para todos, sin excepción alguna y sobretodo, esta matando gente sin poner
condición de raza, lengua o nación. Nos afectó hasta los huesos, nos hizo temblar de miedo,
vino cuando todos creímos que nada de esto podría pasar. De todo esto aprenderemos
realmente el cuidado de todos y para todos. El saber cuidar del otro, aunque este sea un
desconocido.

Por último, no permitamos que vengan más pandemias, que tengamos más de 11 mil muertos
en nuestro país. Para así darnos cuenta que estamos desviados del camino correcto. Con este
texto queremos dar a entender que: “nuestras casas son piezas importantes para la
humanidad, una humanidad que este al servicio de todos y para todos.”

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