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1.

Criterios de la valoración ética


El objetivo consiste en conseguir un método de análisis para la valoración ética de situaciones
concretas y de actuaciones personales. Para considerar si una determinada actuación es buena, se
tiende a valorar en primer lugar si tiene buenas consecuencias. Sin embargo, la experiencia muestra
que no siempre van unidas: hay acciones que salen mal y no se pueden calificar como malas, y al
revés.

Si se quiere ser más objetivos, lo primero a considerar es la propia acción, la actuación misma, que
llamaremos objeto.

Lo segundo es el fin que se pretende al actuar de esa manera, por tanto, la intención: ¿por qué se
hace así? ¿Qué motivación existe? Lo vemos en segundo lugar porque una intención buena no
puede convertir una acción mala en buena. Pero sí que una intención mala estropea una acción cuyo
objeto es bueno.

En tercer lugar, aparecen las circunstancias, que son todos aquellos elementos que rodean la
acción, conformando su contexto. Responden a estas preguntas: ¿Quién, qué, dónde, con qué
medios, por qué, cómo, cuándo?

1.1. Las fuentes de la moralidad

La valoración ética de los actos humanos depende, por tanto, de varios elementos. En efecto, el acto
ético es un acto complejo, pues en él concurren tanto aspectos subjetivos como objetivos. En
concreto, para valorar la malicia o bondad de un acto o situación se ha de mirar la acción que se
lleva a cabo, la intención que se propone al realizarlo (fin) y las diversas condiciones en las que se
actúa (circunstancias). Pero estos tres principios no gozan del mismo valor.

1. El objeto
El objeto desde una perspectiva ética no se debe confundir con objeto físico. Responde a la pregunta
¿qué es lo que quiero? Por ej., robar no es sólo "coger" una cartera -que sería el objeto físico- sino
"apropiarse de lo ajeno". Un soborno no es un simple "dar un regalo" sino un "pago indebido"...
Cuando el objeto es algo malo, la acción es mala. El objeto es lo que determina la valoración ética
de un acto, independientemente de la voluntad. Si la acción es buena o, al menos, indiferente, hay
que pasar a estudiar el fin y las circunstancias.

2. El fin o intención
El fin hace referencia al sujeto: es el motivo o intención por la cual la persona lleva a cabo un acto
bueno o malo. Es evidente que en ocasiones pueden coexistir diversos fines: uno puede ser
determinante y los otros concurrir a la misma acción, pero sin que sean decisivos. La intención
principal es aquella que, si no existiera, yo no realizaría esa acción.
Si se hace una acción mala por su objeto y al mismo tiempo se propone un fin malo, aumenta la
malicia del acto. Una acción en sí mala no puede convertirse en buena porque se proponga un fin
bueno. Pero sí que una acción con un objeto bueno o indiferente, es mala si el sujeto que actúa tiene
mala intención.

3. Las circunstancias
Apuntes Ética General, Universidad de Navarra 1
El término deriva del latín y significa 'estar alrededor' (circum stare), o sea, son aquellas situaciones
que concurren en un acto y que contribuyen a darle un nuevo colorido ético a la acción que se lleva a
cabo.

Desde Aristóteles se enumeran siete:


- 1. Quién: características del sujeto que actúa.
- 2. Qué: particularidades de lo que se hace.
- 3. Dónde: es la circunstancia del lugar.
- 4. Con qué medios: responde a la licitud de los medios.
- 5. Por qué: en ocasiones equivale al fin, pero sirve para juzgar las acciones indiferentes.
- 6. Cómo: responde al modo concreto cómo se lleva a cabo la acción, si es relevante para
la calificación ética. P.ej., si había necesidad grande, si hubo ensañamiento... Aquí se
valoran también las pasiones, ya que pueden disminuir la sensibilidad ética. Son
determinadas reacciones de la sensibilidad ante la presencia del bien o del mal y que
producen una conmoción. Algunas pasiones pueden disminuir nuestra libertad. Ejemplos
de éstas son: ira, odio o temor.
- 7. Cuándo: a veces el tiempo condiciona la mayor o menor maldad de una actuación, bien
sea por el momento elegido, si se hizo varias veces o duró mucho.

No es necesario analizar todas las circunstancias, sólo las que aporten algo que matice la
calificación ética. Hay que tener en cuenta que ninguna circunstancia puede convertir en buena una
acción que en por su objeto o intención es mala. Pero sí que pueden atenuar su gravedad, o
convertir en mala una acción.

En resumen: para que un acto sea bueno se requiere que los tres elementos (objeto, fin y
circunstancias) sean también buenos.

2.2. Algunos errores derivados del relativismo

1. La moral de situación.
Esta corriente ética mantiene que le bien y el mal morales resultan de la situación en que se
encuentre el individuo. Por lo tanto, no se debe juzgar la acción en sí misma, sino en la circunstancia
en que se hace. Por ello se denomina también circunstancialismo ético. Esta moral pretende atender
a la vida de cada individuo, por ello, afirma que la conducta moral no se guía por los principios
universales, sino a partir de las circunstancias concretas en que se encuentra cada persona singular.

2. Consecuencialismo ético
Los partidarios de esta corriente ética pretenden derivar los conceptos de bien y de mal morales no
de la objetividad del acto conforme a los que determina la ley, sino de las consecuencias que se
derivan. Una acción es buena si de ella se siguen abundantes bienes, y se considera mala cuando
ocasiona males. Esta doctrina tiene algunas falacias:
• se sobrevaloran los efectos
• justifica la moralidad de los medios, sean los que sean.
• Aunque sus defensores no quieren que se les denomine utilitaristas, sin embargo caen
siempre en el sistema moral del utilitarismo personal.

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3. Proporcionalismo moral
Es una variante del anterior. Pretende justificar la moralidad de un acto por el recuento de los efectos
que se siguen de él. Se en el balance de efectos buenos y malos que se siguen, el conjunto de
bienes supera los males, tal acto queda justificado como éticamente bueno.
Es preciso descubrir que ni la circunstancia, ni el fin ni los buenos resultados son el único criterio de
valoración ética. Si así fuese, siempre se encontraría una circunstancia para no perdonar, o un fin
que justificase el robo, o un cúmulo de bienes que se siguen a una injusticia social.

TALLER:

Responder en grupo las siguientes preguntas:

1 ¿El bien y el mal se juzgan con la razón, o con los sentimientos?


2 ¿Qué quiere decir que "una conducta es mala"? ¿Basta que un elemento de la conducta esté mal
para que se pueda decir que es inmoral? ¿Tiene que estar íntegramente bien para juzgarla como
buena?
3 ¿Hay conductas que siempre son malas? ¿Lo son sólo por las consecuencias dañinas que tienen
para otros? ¿Puede decirse que hacer algo malo no es grave por no hacer mal a nadie?
4 ¿Una buena intención puede justificar cualquier conducta? ¿Puede en algún caso el fin justificar
los medios?
5 ¿Tienen alguna influencia las circunstancias en la moralidad de una conducta? ¿Tanta como para
hacer bueno algo malo, o malo algo bueno? ¿Es verdad que la vida puede presentar situaciones tan
distintas, que no se pueda decir que nada es absolutamente malo, o sea, en toda circunstancia?
6 ¿Puede decirse que el hombre está dominado por las circunstancias? ¿O que puede estarlo?
¿Hasta qué punto? ¿Como pueden afectar las diversas circunstancias a la libertad? ¿Y las
"circunstancias interiores" (sentimientos, estado de ánimo, salud mental, miedo, etc.)? ¿Es el hombre
responsable de todo lo que hace conscientemente?
7 ¿Comprender a alguien supone necesariamente dar por bueno lo que hace? ¿Se le hace un favor
a alguien ayudándole a suprimir remordimientos de conciencia?

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