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Ética profesional

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ÉTICA PROFESIONAL

Sesión No. 2

Nombre: Ética

Contextualización

En esta sesión se expondrán los puntos básicos de la ética: la concreción de la ley


natural en las distintas expresiones y máximas que se resumen en la sindéresis. Se
trata el tema, asimismo, de los elementos de la moralidad, es decir, los distintos
factores que determinan la adecuación del acto con la ley natural y, por consiguiente,
su moralidad o no; a saber, el objeto fin y las circunstancias. De ahí, se determina la
enorme trascendencia e implicación de dichos criterios para facilitar la toma de
decisión.

El alumno analizará las distintas enunciaciones que puede tener la sindéresis;


identificará los criterios de bondad de los actos humanos y relacionará dichos
criterios con el actuar real y práctico de cada día.
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Introducción al Tema

La sindéresis son los preceptos inmediatos y universales que expresan en máximas


diversas la esencia de la bondad, la concreción de la ley natural.

Decimos que son preceptos universales porque todo humano los conoce, y se han
formulado de distintas maneras a lo largo de la historia:

• No hagas a otro lo que no quieras para ti

• A cada uno lo suyo

• Cumple siempre tu deber

• Haz el bien y evita el mal

Este último es el que mejor expresa la moralidad. Se le llama también el primer


principio del obrar moral. Esta enunciación posee tres propiedades:

1. Es fundamental: es decir, recurre a los principios fundamentalísimos del bien y del


mal.

2. Es universal: pues se extiende a todo, se antepone a todo y, por lo tanto, se


convierte en un principio simplísimo y claro. Es decir, esta máxima, enunciada así,
sirve al profesionista, al padre de familia, al gobernante, etcétera.

3. Es inmediata: pues no requiere explicaciones previas o introducciones.

Lo traemos dentro desde el nacimiento y es evidente en sí mismo, no hay que hacer


demostraciones o pruebas de su idoneidad y certeza.
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Explicación

I.3 La sindéresis y los principios formales de moralidad

Principio de sindéresis

Por todo lo dicho anteriormente, estamos delante de un principio de rectitud estable:


una regla para juzgar con acierto la presencia o ausencia de bondad en cada acción.
Juicio que conlleva a una obligación. Es decir, si sabemos que hay que hacer el bien
y evitar el mal; posteriormente, comprobamos la bondad o maldad de tal o cual acto,
el hecho que sigue es sentir la obligación de obrar el bien. El principio delante del
cual nos encontramos es un verdadero hábito natural al que se llama: sindéresis
(cuya etimología resalta la propiedad de eterna vigilancia y atención de este hábito
necesarísimo).

Hasta ahora hemos mencionado la enunciación básica que dicta la ley del
comportamiento de los humanos. Ahora bien, es un hecho que esta ley no siempre
es obedecida, es decir, no siempre nos comportamos bien. Se hace necesario un
método de análisis de bondad. En otras palabras, hay que estipular ciertos
elementos analizables que revelen la presencia o ausencia de bondad en tal o cual
acto. Por esto, abordaremos ahora el tema de los elementos de la moralidad.

Los principios o elementos de la moralidad

Los tres elementos que conforman los actos humanos son:

• El objeto del acto


• Las circunstancias que lo rodean
• El fin que el sujeto se propone al ejercer tal acto

El objeto

Es la base del análisis de moralidad y es el elemento primordial. Por decirlo


sencillamente, el objeto es la acción. Sólo que se le agrega un matiz, que es el punto
de vista moral, es decir, la acción en cuanto conforme o disconforme a la ley natural.
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Bajo este punto de vista, el objeto es el acto final buscado y, por lo tanto, es el motivo
por el que se hace cierto acto intermedio.

Pongamos un ejemplo, la decisión o acto decidido por el sujeto es sobornar a una


autoridad (éste es el objeto), dicha acción se completa dando dinero a hurtadillas al
funcionario en cuestión. El objeto no es dar el dinero, pues, de suyo, dar papel
moneda a una persona no es ni bueno ni malo, sino lo que ese acto indiferente
asegura (el soborno a la autoridad).

Hay que subrayar que el objeto moral no es el acto sin más, puesto que este acto
(sobre todo si es físico) es de suyo indiferente, sino el acto que se puede calificar
como bueno o malo, ése es el objeto. La moralidad surge de la dirección que ese
acto sigue. Pongamos otro ejemplo: al mismo acto físico de clavar un objeto afilado
en el cuerpo humano puede ser medio para matar a alguien, torturar a alguien,
extirpar un tumor, practicar una traqueotomía salvadora, etcétera.

Visto y dicho todo lo anterior del objeto, nos damos cuenta de que es el dato
fundamental para evaluar moralmente los actos: si el objeto es malo, la acción será
mala necesariamente; si el objeto es bueno, el acto será bueno si las circunstancias
y el fin también lo son.

Las circunstancias

Se definen como los diversos factores que rodean (circum-stare: estar alrededor) al
acto. Es evidente que, de todas las circunstancias, las que se deben tomar en cuenta
son las que atañen directamente a la moralidad del objeto, pues son las que nos
importan a la hora de evaluar la moralidad.

¿Qué tipo de circunstancias hay que tomar en cuenta?

• Las consecuencias o efectos de la acción.


• Quién realiza la acción (es más grave el atropellamiento causado por alguien
letrado, conocedor de la vialidad y de sus reglas o la violación practicada al
niño por una autoridad moral constituida, tal como un ministro sagrado, o por
el propio padre de la víctima, etcétera).
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• El modo (cómo se llevó a cabo esa acción). Por ejemplo, con mayor o menor
conocimiento de causa, con mayor o menor planeación, etcétera.
• Dónde (el lugar en que sede la acción sólo en caso de que afecte la
moralidad). Por ejemplo, un robo con violencia se agrava cuando se perpetra
en un lugar sagrado.
• Con qué medios se realizó la acción. Por ejemplo, si se cometen ilícitos de
manera personal y rudimentaria, no implican la misma inmoralidad que de
manera organizada, e incluso con asociación para el mal.
• Cuándo se realizó la acción (hay veces en que el momento en que seda la
acción aumenta o disminuye la moralidad). Por ejemplo, vale más perdonar
las deudas en tiempo de estrechez económica del prestatario que en tiempos
de prosperidad.

La finalidad

Es el objetivo que se busca cuando se realiza una acción. Es el “para qué”. En el


caso del que soborna, podemos decir que soborna para obtener mayores ingresos
en una compra-venta.

El que se emborracha puede hacerlo sólo para emborracharse, aunque, a veces, lo


normal es que quien se emborracha lo hace para algo: para olvidar, para
desahogarse, etcétera.

Hay que mencionar que una finalidad buena hace mejor al objeto y añade bondad,
pero no hace bueno a un objeto malo. Y además, hace malo un objeto bueno, por
ejemplo: dar limosna por vanidad y deseo de ser visto.

I.4 La estrategia decisional

Todo lo que se ha dicho hasta ahora arroja luz muy importante sobre nuestro actuar.
El saber los elementos que inyectan bondad a lo que hacemos nos da mucha
claridad a la hora del obrar concreto. Y, por lo tanto, reviste la mejor asesoría que
nuestra conciencia misma nos ofrece a la hora de actuar, o sea, a la hora de decidir.
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Cuando decidamos hacer esto o aquello debemos tener en cuenta si el objeto,


las circunstancias y el fin aseguran rectitud en nuestro actuar. No hay que olvidar que
“para que una acción sea buena, es necesario que lo sean sus tres elementos
componentes: objeto bueno, fin bueno y circunstancias buenas; mientras que para
que sea malo, basta que lo sea cualquiera de sus elementos”.

Esto se debe a que los tres elementos forman un todo inseparable, es decir, una sola
cosa. Y si entre sus componentes uno implica maldad la acción es mala.

Es importante que mencionemos dos situaciones en concreto que implican una


evaluación ética especial por las implicaciones que dichos actos tienen en otros.
Hablamos del escándalo y de la cooperación al mal. Veámoslos por separado.
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Conclusión

En resumen, podemos mencionar que, a pesar de que existen acciones teóricamente


indiferentes, en la práctica no existen objetos indiferentes, esto por la sencilla razón
de que dichas acciones, aparentemente indiferentes, tienen una intención. De ahí
que toda acción sea buena o mala.

Las circunstancias agravan o disminuyen la moralidad de los actos, pero no cambian


la calificación moral de los mismos convirtiendo lo malo en bueno o lo bueno en malo.

Las circunstancias que más deben tomarse en cuenta son las consecuencias (de las
cuales ya se habló cuando hablamos de los efectos del acto voluntario).
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Para aprender más

El escándalo

Hay que resaltar algo: lo que genera un escándalo puede ser a veces una acción
buena y a veces mala (que es lo que suele suceder). Como sea, el escándalo es
cierta acción que supone para los demás ocasión de comportamiento inadecuado.

Es importante mencionar que no es necesario que se tenga la intención de influir


para mal en los demás (a eso se le llama escándalo directo); es suficiente con que,
aún sin tener dicha intención, se influya en los demás alentándoles a actuar mal
(escándalo indirecto).

Hoy en día presenciamos muchos escándalos en lo que respecta a la difusión de


ideas y formas de vida inmorales por su oposición a la ley natural, especialmente en
los medios de comunicación social (hay que mencionar, por ejemplo, la cantidad de
veces que se presentan como normales situaciones de adulterio, corrupción,
pesimismo vital, materialismo, mentalidad anti-natalista, etcétera).

La maldad del escándalo salta a la vista de inmediato, pues es la acción negativa con
onda expansiva, es decir, el mal no se queda en quien lo practica sino que además
lleva a otros a la inmoralidad.

El escándalo se torna grave particularmente si la ley o las instituciones lo permiten, lo


promueven o hasta lo ordenan. También implica especial gravedad cuando el
escándalo lo práctica la autoridad pues, de ella se esperaría ejemplo no escándalo.
Pensemos en la situación grave del hijo que aprende a sus padres practicando la
inmoralidad.

El “escandaloso” (o sea, el que da escándalo) puede causar la ceguera moral e


incluso la pérdida total de orientación hacia el fin último en la conciencia de los
demás, con las implicaciones de fracaso o de derrumbe del proyecto vital de alcance
incalculable, eterno. Por estas razones el escándalo es especialmente grave.
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La cooperación al mal

Por este término nos referimos a la participación en el acto malo de otra persona y
puede ser una cooperación formal (cuando coincidimos con la mala voluntad del otro)
o material (cuando sólo se coopera en la ejecución de la obra mala).

Por razones evidentes nunca es buena la cooperación formal, porque es equivalente


a la aprobación del mal. La cooperación material al mal es del suyo ilícita aunque
pueden darse situaciones en que no. Por ejemplo, la secretaria de un juez corrupto
perdería su empleo si renunciase, lo cual traería un mal aún peor.

Un tema importante a la hora de la toma de decisiones es la omisión, es decir, no


hacer nada es hacer algo. Una omisión es no hacer algo bueno que se debería hacer.
Hay que recordar que no es necesario actuar para producir efectos secundarios,
pues se pueden dar efectos incluso si no se actúa. Conforme uno tiene mayor
relevancia social sus omisiones se hacen más relevantes.

También es cierto que hoy en día, dada la ingente e incalculable red de causas y
efectos de este mundo sumamente interconectado, es imposible predecir los
alcances de nuestras omisiones, sin embargo, basta con afirmar que no hacer el bien
debido es omisión y perjudica a la sociedad y que nos conviene a todos insertarnos
explícita o implícitamente en “estructuras del bien”, círculos virtuosos donde, en vez
de promover y exponer el mal, se compartan buenas acciones y ejemplos que
generen culturas éticas comprometidas con el bien por medio del testimonio más que
de palabras.
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Actividad de Aprendizaje

El alumno debe elaborar un ensayo en Word, con una extensión de 1 a 2 cuartillas


sobre los temas tratados en esta sesión, tomando en cuenta que se evaluarán:

 Bibliografía

 Ortografía y redacción

 Introducción (presentar de manera clara y precisa las ideas principales del


texto)

 Contenido (presentar de manera breve y objetiva el texto)

Al finalizar el desarrollo de este tendrás que subirlo a la plataforma en el lugar


indicado.
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Referencias

Sada, R. (2008.). Curso de ética general y aplicada. México: Tercer Milenio

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