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IMUMOn
M. A. M A N A C ' O R D A
C o lec ció n L Í b l * O S
ESTRELLA ROJA khalil.rojo.col@gmail.com
T a il
Versión castellana de
P R U D E N C IO COM ES
M. A. MANACORDA
oikos-tau, s. a. - ediciones
A P A R T A D O 5347 - B A R C E L O N A
V IL A S S A R D E M A R - BARCELO N A - ESPAÑ A
© oikos-tau, s. a. - ediciones
Derechos reservados para todos los países de habla castellana
A pén d ice
Discutiendo
^on lectores y críticos de Marx 163
1. a ¿e¡la Volpe : trabajo y libertad 163
2. Lambe,Vio Borghi: ¿puede surgir la libertad de la necesidad?
171
3. Roberto
*\> M azzetti: la relación de M arx con los utopistas 179
4. Los ca 1S4
. tilicos y la pedagogía marxista: una ocasión perdida,
5 “ discusión a varias v o c e s ................................................. >99
E d ic io n es en
LENGUA CASTELLANA DE OBRAS CITADAS
ÍNDICE DE NW e s >
Mario-Alighiero Manacorda
LA « P E D A G O G ÍA » M A R X IA N A
6 Cf. Karl Marx-Friedrich Engels, Werke, Berlín, Dietz Verlag, 1959, vol. V I,
página 545.
Si las fechas son realmente las que hemos dado, Marx des
miente aquí directamente el carácter socialista de aquella en
señanza industrial universal en la que Engels veía un medio
para superar la división de la sociedad en clases y la unilate-
ralidad del hombre. Es verdad, también, que se podría suponer
que Marx hubiese escrito hacía ya tiempo estos apuntes suyos
destinados a las conferencias de diciembre de 1847, y catalo
gados por tanto con esta fecha en su carpeta, y que, conven
cido después por las tesis de Engels, los hubiera apartado sin
reelaborarlos o publicarlos. Pero, aparte el hecho de la extraña
coincidencia por la cual los dos amigos habrían, ignorándolo
mutuamente, afrontado al mismo tiempo una misma temática
con idénticos términos, pero con soluciones opuestas, no es
posible aducir documentos de que intervinieran por el mo
mento las dudas en aquellas tesis de Marx y, en cambio, sí
es cierto que la interrupción en 1849 de la publicación de
Trabajo asalariado y capital fue debida únicamente a dificultades
objetivas de naturaleza política. Está demostrado que Marx, al
disponerse a escribir en el curso de aquellos días la redacción
definitiva del Manifiesto, no incluyó ni refutó, sino que sim
plemente dejó al margen el planteamiento cngelsiano de la
parte contenida en el párrafo 20 (pluriprofesionalidad), mientras
tuvo en cuenta claramente los breves enunciados contenidos
en el párrafo 18 (relación enseñanza-trabajo).
En el Manifiesto1 , en efecto, y dejando aparte aquí algunas
otras indicaciones pedagógicas bastante interesantes, como la
agresiva polémica contra hipotéticos interlocutores burgueses
sobre el tema de la influencia de la sociedad en la enseñanza,
Marx formula, casi con las mismas palabras del párrafo 18 de
los Principios engelsianos, su tesis sobre la enseñanza. En el
conjunto de medidas inmediatas que el proletariado tomará
después del primer paso, o sea, después de la conquista de la
democracia, como medidas insuficientes todavía e insostenibles,
pero inevitables sin embargo para revolucionar la forma total
de producción (consúltese para todo este contexto el discurso7
8 Cf. Werke, cit., vol. I, pág. 520. Para usar aquí una expresión marxiana de los
Manoscritti del 1844, pág. 291, Engels «queda por lo menos envuelto virtualmente
del todo en la lógica hegeliana». En los Manoscritti la expresión está dirigida a Bruno
Bauer y a Stirner.)
8 Karl M arx, Opere filosojiche 5 iovanili, R o m a, Ed. Rinascita, 1950, págs. 225-37.
11 Para todas las determinaciones .*R]uí citadas, véanse principalmente los A lanos-
trith ilcl 1^44. en particular, para la servidumbre de los obreros y de los capitalistas
en pág. 242, para la actividad y el estado de alienación en pág. 237, y para la critica
a I legel en pág. 298. Para el poder inhumano que domina a unos y a otros, véase,
además de los Alanoscritti, pág. 277, ¡I capitule y la Ideología tede.<ca, R o m a, Editori
Kiim iti, 1958, en donde se dice que «en tanto que la actividad... está dividida no volun
tariamente pero sí naturalmente, la acción del hombre se convierte en una potencia
extraña al mismo, que le sobrepasa y le domina, en vez de ser el hombre quien la
domina» y «esta limitación del desarrollo consiste, no sé>io en la exclusión de una clase,
sino también en la limitada capacidad de la clase que excluye, y lo «inhumano» se
manifiesta igualmente en la clase dominante»; los Grmidrisse, en donde se habla de
«una potencia extraña y dominante que se opone al trabajo», pág. 7 15 . En cuanto
a la división entre trabajo intelectual y manual, véase todavía la Ideología tedesea: «La
división del trabajo se convierte en una división entre trabajo manual y trabajo mental,
página 28. Más tarde, en las Teoric sul plus valore, M arx observará que «es precisa
mente el elemento característico del m odo de producción capitalista, el separar los
di versos trabajos y, por consiguiente, también los trabajos intelectuales y manuales
- es decir, los trabajos en los que prevalezca uno u otro aspecto — , y repartirlos
entre personas diversas» pág. 6 1 1.
La exigencia de omnilatcralidad que se deriva de la de versatilidad, se halla en toda
la investigación de la Cuarta Parte de III Capital, en particular en el Capítulo X III,
Máquinas y gran industria, en donde M arx dice que «la gran industria, con sus propias
catástrofes, hace que el reconocimiento de la variación de los trabajos y, por consi
guiente, de la m ayor versatilidad posible del obrero... se convierta en una cuestión de
vida o muerte. Para ella resulta una cuestión de vida o muerte el sustituir aquella
monstruosidad, consistente en una miserable población obrera disponible, mantenida
en íescrva para la variable necesidad de explotación del capital, por la disponibilidad
absoluta del hombre para la variación de las exigencias del trabajo», II capí' : ! (.
citado, pág. $34.
ti ahajo com o originario trueque entre hombre y naturaleza), i orno forma burguesa
«!«*1 trabajo, o sea — y es la categoría más simple en el más rico desarrollo de lo con-
1 reto — , com o trabajo en general o abstracto, fuente del valor de cambio (frente al
ti abajo real o concreto, fuente del valor de uso), y com o trabajo productivo de capital,
o com o trabajo asalariado, no-capital opuesto al capital que es no-trabajo, etc.
" ( 'J. Lenin, Perle della progettomania populista, en Opere, R o m a , Edizioni R inas-
1 1I1, 1054, vol. II, pág. 466.
Cf. Lenin, La rivoluzione d'Ottobre, «Sul progetto di rielaborazione del program -
....... liorn a, Edizioni Rinascita, 2 .a ed., 1956, págs. m - 1 2 . Se remonta a Lenin,
.11 rl trozo citado, la elección del termino «politécnico» para la enseñanza en la pers-
|mt nv.i del socialismo. Cf. arriba, en las págs. 37-38). Y precisamente su autoridad ha
•ti lam in ad o, después, el uso constante de «politécnico», no sólo en la terminología
j.idigógica de todos los países socialistas, sino también — lo cual es filológicamente
tn m rrccto— , en todas las traducciones oficiales de textos marxianos en ruso y, por
1 Hiiiiguicnte, en todas las demás lenguas, incluso cuando M arx ha escrito o ha hablado
1 11 inglés, com o en sus intervenciones en la Internacional (cf. arriba, en las págs. 33-34,
) • Instrucciones a los delegados, y luego, en las págs. 98-100, su intervención sobre La
• iMrlianza en la sociedad moderna), la ha traducido en «su» alemán al expresar technolo-
[Unil por polytechnisdi. Incluso, por último, cuando varía los términos, al alternar
nilmological y technical para distinguir conscientemente la escuela socialista de la bur-
1 "• u . lo traduce siempre con polytechnisch, creando de forma inevitable considerable
• "iilm ión. Así, en el par. II, párrafos 2 .0 y 3.0 de la citada intervención sobre L'istru-
*lonr nella societa moderna en pág. 75. Es inútil’ repetir aquí la importancia que hay
•| " atribuir a la elección del nombre. Aparte la responsabilidad de Lenin, que — repe-
'I hihi ha sido el primero y durante mucho tiempo el único en comprender y lanzar
•••■ nuevo aquellas tesis marxianas, nos parece que aquella cierta acentuación tecni-
• ' ' i, el» decir, que aquel peligro de la enseñanza socialista de caer también en la ense-
*L»n# 1 «industrial universal» (o, com o diríamos hoy, «polivalente») que, con razón
" *111 rila, creen muchos advertir, tiene en aquella elección filológica, sino su origen,
1 un indicio. Pero para esto cf también alguna breve alusión más adelante, en las
I'I uumí 104-106 y 139-140).
< icemos obligado, además, añadir aquí que la traducción de las Istruzioni ai dele-
•' *11 en el volumen citado II marxismo c l'educazione, I, págs. 82-84, realizada sobre
el texto alemán, usa siempre el término «politécnico», incluso donde debería haber
dicho «tecnológico», o sea, en todos los casos menos en uno. Lo advertimos a los even
tuales lectores de aquel volumen. Actualmente disponemos por fin del original inglés:
The General Cowicil of lite First International 1868-70 Minutes, Moscú, Progress Pu-
blishers, s.f., ¿1864?, por el Instituto para el marxismo-leninismo.
2* Cf. Lenin, L'eslremismo, malattia infantile riel comunismo, R o m a , Edizioni Riñas-
cita, 1956, pág. 49.
2f Cf. Critica al programóla di Gotha, cit. pág. 232.
2 Ibid., págs. 2 5 1, 265, 285, 183, 187, 226, 227, 242, 298, 26y, 241.
3 Ibid., págs. 230, 2 31. Cf. pág. 268: «Pero, puesto que, para el hombre socialista,
toda la llamada historia universal no es más que la generación del hombre por el tra
bajo humano, el futuro de la naturaleza para el hombre...», en donde, trabajo, está
dado en su acepción positiva. Pero, sobre esta cuestión, hablarnos a continuación.
10 Videologia tedesca, cit., págs. 24, 17 , 26, 27. Es preciso constatar, sin embargo,
que la definición del hombre como productor de medios de subsistencia, empleada
posteriormente por muchos, cf. E. V . Iíienkov, La dialettica dell'astratlo e del concreto
ncl Capitale di Marx, con una introducción de Lucio Colletti, M ilán, Feltrinelli, 1961,
página 245, se contradice, en parte, al menos en II capitale, I, pág. 368, nota 13 , en
donde M arx observa que la definición de Aristóteles, «el hombre es ciudadano por
naturaleza», es característica de la antigüedad, como es característica del espíritu yankee
la definición de Franldin que el hombre es por naturaleza «hacedor de instrumentos».
11 Manoscritti del 1844, cit., pág. 230. Cf. también II capitale, I, cit. pág. 2 1 1 , la
afirmación de que «el trabajo es un proceso que se desarrolla entre el hombre y la natu
raleza» y la comparación entre la araña y el tejedor, la abeja y el arquitecto, en la cual
la actividad humana, que si bien puede acomplejarse frente a las operaciones de aquellos
animales, está caracterizada por el elemento de conocimiento y de voluntad inherente
a ella.
16 Grtmdrisse det Kritik der politischen Oekonomie, cit., págs. 716 , 2x4, 2 15 , 216, 2 17.
Y cf. pág. 656: El capital genera la multiplicidad ilimitada de los ramos del trabajo,
es decir, «la riqueza más omnilateral de forma y de contenido de la producción, su
peditándole todas las partes de la naturaleza»; y en pág. 9 1 1 vuelve la «totalidad de
los ramos particulares», y el «total desarrollo de la humanidad», el individuo «hecho
capaz del disfrute social omnilateral», y no sólo los términos y conceptos ya conocidos
de los escritos juveniles, como el «subsumir» bajo condiciones particulares, la contra
posición entre natural y libre, la alienación, en pág. 716, etc. Efectivamente, la cons
tante presencia de los mismos términos en el mismo contexto de los escritos juveniles
y los de la edad adulta es, sin duda, indicio de la permanencia de una temática, y me
recería profundizarse.
11 Ibid, págs. 4 14 -15 (traducido en Forme che precedan) l'economtj capilalisticii Rom a,
Edizioni Rinascita, 1956, pág. 82).
5. E l reino de la libertad
8,1 II capitale, I, cit., pág. 826: «El modo de apropiación capitalista que nace tlrl
modo de producción capitalista y, por consiguiente, la propiedad privada capitalino,
son la primera negación de la propiedad privada individual, basada sobre el trabajo |>n
sónal. Pero la producción capitalista genera ella misma, con la ineluctabilidad de tm
proceso natural, la propia negación. Es la negación de la negación. Y ésta no rc»ta
blece la propiedad privada, sino, por el contrario, la propiedad individual basada cii
51 II capitale, III, cit., pág. 1.002. Téngase presente, sin em bargo, que — como
se ha observado a menudo — el trabajo exige actualmente mucho menos la fuerza
y la habilidad muscular y, en cambio, mucho más la tensión nerviosa y la formación
intelectual.
“ L ’ ideología tedesca, cit., pág. 49.
* Ihid., p ig . 262.
3 Ibid., págs. 184, 185, i8y, 225, 227, 228, 261, 270, 274.
1 La sacra famiglia, R o m a, Edizioni Rinascita, pág. 40-41.
3 L ’ideologia tedesca, cit., págs. 30, 70, 225.
6
ESTRELLA ROJA khalil.rojo.col@gmail.com
82 MARX Y LA PEDAGOGÍA MODERNA
18 Cf. Manoscritti del 1844, cit., pág. 270, y Videologia tedesca, cit., pág. 28.
19 Manoscritti del 1844, cit., pág. 289-90.
20 Werke, cit., vol. I, pág. 527, y II capitale, cit., I, pág. 103.
81 Gruttdrisse, cit., págs. 387 y Forme, cit., pág. 33, 79-80, 2 31.
1 Kar] M arx-Fricdrich Engels, IVerke, c¡!., vol. X V I, págs. 562-64. Las notas, en
páginas 687-88.
II
8 Karl Marx-Friedrich Engels, 11 Manifestó del Partito comunista, cit., pág. 55.
9 Sabemos ya que del ejemplo de O w en (además de la realidad de la fábrica in
glesa) toma M arx explícitamente la iniciativa en E l Capital para su discurso sobre
la enseñanza. En cuanto a Engels, está claro que, como y más que O wen, también
el quiere cambiar el régimen de trabajo de fábrica de los niños. Pretendemos aquí
únicamente destacar todavía que la alusión explícita y textual a esta exigencia pre
liminar no está contenida en el esquema escrito por Engels para el Manifiesto (los de
nominados Principios del comunismo, o Catecismo comunista), y que añadió M arx en
su redacción definitiva.
10 Cf. Karl M arx, II capitule, I, cit., pág. 4 1 1 , en donde observa que «las laws of
apprenticeship (leyes sobre el aprendizaje), con sus siete años de prácticas, permanecen
en vigor hasta el final del período de la manufactura», celosamente mantenidas por
los obreros, incluso allí donde, a causa de la descomposición de la actividad de tipo
artesanal realizada por la manufactura, este aprendizaje se ha hecho superfluo. Estas .
leyes han sido suprimidas únicamente por la gran industria.
11 II capitale, I, cit., pág. 5 3 1, en donde M arx denuncia el «hecho terrible que una
gran parte de los niños ocupados en las fábricas y en las manufacturas modernas, unidos
desde su más temprana edad a las manipulaciones más simples, son explotados durante
años y años sin que aprendan ningún trabajo que les haga útiles más tarde, aunque
sea únicamente en el mismo taller o en la misma fábrica».
12 Es decir, esencialmente, suprimiendo la forma existente de trabajo infantil de
fábrica, y asociando en la formación tecnológica la teoría con la práctica (sin contar
la formación intelectual y la gimnasia).
13 K arl M arx, Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán (Crítica al
programa de Gotha), en Karl M arx-Fricdrich Engels, II partito e Vlnternaziotxale, cit.,
página 244.
14 Cf. bistruktionen, cit., pág. 190. II marxismo e l'educaziotie, cit., págs. 82-83.
15 Karl M arx, Salario, prezzo e profitto, R om a, Edizioni Rinascita, 1955, pág. 94.
Esta actitud «positiva» de M arx frente a la sociedad capitalista, indisolublemente aso
ciada con la actitud negativa, es uno de los elementos que con más fuerza distingue
su socialismo científico de todas las demás formas de socialismo, puntualmente re
visadas en el Capítulo III del Manifiesto (feudal, pequeño burgués, conservador burgués,
utópico). Por ojtra parte, se trata de una observación frecuente en él; <n 1857, en la
Introducción a la crítica de la economía política, cit., en las págs. 45 y 46, M arx une las
dos apreciaciones: «La sociedad burguesa es la más desarrollada y compleja organiza
ción histórica de la producción» pero, «además, la misma sociedad burguesa no es
otra cosa que una forma antagónica del desarrollo». Esto corresponde, por otra parte,
a todo lo aportado por los mismos Grimdrisse en la nota 22 del Capítulo I, sobre el
hecho de que, en la sociedad capitalista, se hallan «escondidas* las condiciones ma
teriales para una sociedad sin clases, o la afirmación de El Capital, III, pág. 932, sobre
la «función civilizadora del capital». Que es, por otra parte, tema también planteado
de nuevo por Lenin, entre otras cosas, en su amplio estudio sobre E l desarrollo del ca
pitalismo en Rusia, en pág. 436, en donde habla de la «función histórica progresiva
del capitalismo», cf. El marxismo y la educación, vol. I, cit., págs. 170 y 168.
** Cf. Werke, cit., VI, pág. 543, Lohn, VI, Vorschlage zur Abhilfe. (Se trata de los
apuntes inéditos de M arx para las dos conferencias dadas por él, en diciembre de 1847,
en la Unión de los Óbreros Alemanes de Bruselas.) Cf. II marxismo e l’educazione,
cit., vol. I, págs. 68-69.
20 Kart M arx, Per la critica detl’economía política, cit,, Prefazioite, págs. 9-13.
21 Ibid., pág. 1 1 .
** Cf. II capitale, I, cit., pág. 534, en donde M arx pone com o una «cuestión de
▼ ida o muerte» que, de la variación del trabajo realmente existente en la fábrica, y que
hace superfluo al obrero unilateral, surja la exigencia de la m ayor habilidad posible
del obrero o, incluso, de un obrero totalmente desarrollado.
3. Objetividad de la enseñanza
2“ Karl M arx, La guerra civile ¡11 Francia, R o m a, Edizioni Rinascita, 1950, pág. 73.
26 Critica del programma di Gotha, cit., pág. 241.
27 Ibid., pág. 239. Es cierto, por otra parte, que la cuestión del Estado, todavía
hoy tema permanente de discusión y de división en el m ovim iento obrero, está plan
teada en aquel escrito de M arx en una pregunta que deja sin respuesta: «¿Q ue transfor
mación experimentará el Estado en una sociedad comunista? En otros térm inos: ¿que
funciones sociales permanecerán allí todavía que sean análogas a las actuales funciones
estatales?». Se trata, pues, de una pregunta que presupone una limitación de estas
funciones.
28 Cf. Lenin, Discorso ni I Cotigresso paurusso sulVistruzione, de 23 de agosto de 19 18 ,
en Sulla gioventú e sulla scuola, R o m a , Edizioni Rinascita, 1949, págs. 84-85; y el
Discorso al II cougresso panrusso degli insegnauti internazionalisti, de 18 de enero de 19 19 ,
en Sociucuija, X X V III, págs. 385-87, traducido en II marxismo e Veducazione, cit., vol. I,
páginas 196-98.
8
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lió MARX Y LA PEDAGOGÍA MODERNA
LA P E D A G O G ÍA » M A R X IA N A
FREN TE A LAS O TRAS P E D A G O G ÍA S
8 Plauto, Bacchides, vv. 384-415 (que traduce sin embargo de Menandro y nos
da, por consiguiente, más bien el cuadro de la escuela griega alejandrina); Séneca,
Epistulae ad Lucilium, L X X X V III, «ideo non discentes necessaria, quia supervacánea
didicerunt»; Petronio, Satyricon, I: «et ideo ego adulescentulos existimo in scholis
stultissimos fieri, quia nihil ex his, quae in uso habemus, aut audiunt aut vident»;
Marcial, Epigrammaton libri, IX , 74: «At me litterulas stulti docuere parentes. Quid
cum grammaticis rhetoribusque mihi?», además de IX , 69 y X , 62. Agustín, en las
Confesiones, da amplias descripciones del desorden escolar. Naturalmente que aquí
podríamos multiplicar las citas.
9 Hemos empleado expresiones muy parecidas a las que Marx emplea para desig
nar la lenta formación y la cristalización de las técnicas artesanas; pero se trata, verda
deramente, de formas análogas de existir de determinadas formaciones históricas.
10 Grundrisse, cit., págs. 380-37, traducido en. Forme, cil., pág. 31.
11 Respecte a la Francia medieval, por ejemplo, la reunión de estos estatutos,
realizada por el padre Etienne Boileau en su Livre des métiers, de 1268, ofrece un mate
rial precioso para esta cuestión Cf. Antome Léon, Histoire de l’éáucotion tcckmque,
París, Presses Universitaires de France, 1961, pág. 10.
15 John Dewey, Veducazione di oggi, Florencia, La Nuova Italia, 1950. págs. 19-21.
10 Para esta incapacidad o inseguridad, son típicas, por ejemplo, la Storia delta
educazione occidentale, de Boyd, puesta al día por E. J. King, Roma, Armando Arman
do, editore, 1966, y las Questioni di storia delia pedagogía, Brescia, La scuola, 1963, de
las que hablaremos a continuación.
8 Las expresiones citadas que, por otra parte, como ya se ha visto, tienen nume
rosas correspondencias en otros textos marxianos, pertenecen a Videología tedesca,
citado, pág. 255.
9 Leítere..., cit., pág. 159, carta, cit.,n.° GUI, de 14 de diciembre de 19 31, y pág. 199,
carta n.° C X X X ÍX , de i.° de agosto de 1932.
10 Pueden verse, por ejemplo, los artículos citados en el volumen II marxismo e
Veducazione, II, en las págs. 92 y 98, respectivamente, de P. P. Blonskiy sobre II marxismo
e la pedagogía, de N. K. Krupskaya sobre I Jim della scuola.
11 Leítere, cit., pág. 72, carta n.° X LII de 22 de abril de 1929.
19 Com o crítica de este elemento, sobre el que volveremos en otra ocasión, pode
mos observar todavía que Gramsci ha situado, junto a la práctica y a la teoría, que se
hallan en la fórmula marxiana, también a la fantasía, que es un motivo «libertario»,
por así decirlo, típicamente suyo.
15 L'ideología tedesca, cit., págs. 442-43 y passim. Se puede recordar también que,
más o menos en los mismos años de Gramsci, en la U .R .S.S., Makarenko planteaba la
misma polémica contra las ideologías pedagógicas libertarias y observaba, entre otras
cosas, que fiándose en la espontaneidad se corría el riesgo de hacer crecer «única
mente la grama».
16 G li intellettuali..., cit., pág. 102, y Lettere..., cit., carta n.° C X X X IX , de i.° de
agosto de 1932. Naturalmente no discutimos aquí todas las implicaciones que pueden
surgir de este planteamiento gramsciano de una conciencia no individual y no indivi
duada (Luporini, por ejemplo, en el ensayo citado sobre Le radici deilii fita inórale,
parece que propone una concepción distinta cuando observa que «en un nivel evolu
cionado de la escala biológica el hombre nace por otra parte ya fuertemente individua
lizado», y que por ello «Rousseau había intuido en forma mítica, algo científicamente
justo»).
17 Tesi su Feuerbach, cit., III tesis, y La sacra famiglia, cit., pág. 142.
24 Ibid., págs. TJ9, 108, lió . Se puede pues observar que se da en Gramsci, a pesar
de su imagen corriente, una hipótesis más «cstatalista» que en Marx. Habla, en efecto,
Cli intellettuali..., cit., págs. 103, 105, 108-109, de orden social y estatal, y del «deber
de las generaciones adultas, del Estado, de "conformar” las nuevas generaciones»;
que es quizás, al menos en las palabras, su más clara distanciado!! de Marx.
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i6o MARX Y LA PEDAGOGÍA MODERNA
1 Galvano della Volpe, La libertó comunista, Milán, Edizioni Avanti, 1963, pá
ginas 117 -18 .
17 II /andamento dell’educazione attiva, clt., pág. 2S- N o discutimos aquí las even
tuales implicaciones políticas, del todo ajenas a esta materia.
18 Ibid., pág. 26.
19 Ibid., pág. 26.
80 Lam berto B orghi, Educazione e sviluppo sociale, Florencia, La N u eva Italia
Editrice, 1962, págs. X V I-4 14 , en particular, el Capítulo I X : Veducazione sociale nei
marxismo e nel pragmatismo. Algunas de ¡as tesis expuestas aquí por Borghi sobre la
pedagogía socialista las ha discutido ya útilmente Dina Bertoni Jovin e en su artículo
Panorama delta pedagogía marxista nel pensiero contemporáneo, aparecido en la revista
Bel/agor, a. X X I , n .° 4, julio de 1966.
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176 MARX Y LA PEDAGOGÍA MODERNA
25 Ibid., pág. 178. El mismo M arx aludió explícitamente a esta identidad, cuando
escribía que «del hecho de que el maqumismo (die Maschitierie) sea la mejor forma
correspondiente al valor de uso del capital fixe, no se sigue en lo más mínimo que ia
subsunción bajo la relación social del capital sea la relación de producción que mejor
corresponda para la aplicación del maquinismo».
26 Ibid., pág. 314.
a) M a rx , según Bongioanni
37 Para todas estas citas, cf. Manoscritti di‘1 1844. «iit., págs. 189, 265; C,rtnu!ii>se,
cit., pág. 231 ; II capitule, cit., U$j j 2, 232.
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190 MARX Y LA PEDAGOGÍA MODERNA
b) M a rx según Catalfamo
*4
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Mario Alighiero Manacorda La e s c u e l a n o e s «n atu ral», y ni si
es profesor encargado de q u ie ra e s « h istó rica » e n el s e n tid o
pedagogía en la Facultad de in m e d ia t o y total e n q u e lo so n
Letras y Filosofía de la Univer las e s t r u c t u r a s p r o d u c t iv a s d e la
sidad de Cagliari, Cerdeña. s o c ie d a d . L a fá b rica m o d e r n a e s
racion al e n sí, e s un p r o d u c t o p u ro
d e la historia d e los h o m b r e s , q u e
n a d a ni n a d ie h a c o n d ic io n a d o d e
m o d o arbitrario. L a e s c u e la , p o r el
co n trario , e s m á s b ien u n a s u p e r
e s tr u c tu ra p o rq u e , al p r e s e n t a r s e
in ic ia lm e n te c o m o lujo y n o c o m o
n e c e s id a d p rim a ria c o n r e s p e c t o a
la p r o d u c c ió n , tie n d e a a p a r t a r s e
d e la s o c ie d a d , y a vivir e n el s é p
E s t e tr a b a jo p r e te n d e in d a g a r si
e xiste y c ó m o s e c o n fig u ra u n a
p e d a g o g í a m a r x ia n a . E s p re c iso
d e cir e n s e g u id a q u e m a r x ia n a e s
e n te n d id a e n s e n tid o p ro p io , e s t o
es, in h e re n te al p e n s a m i e n t o d e
Karl M a rx , e x c lu y e n d o p o r c o n s i
g u ie n te d e la in v e s tig a c ió n la p e
tal c o m o s e h a v e n id o c o n fig u r a n
c u a le s m á s d e un te rc io d e los
in d iv id u o s h u m a n o s re c ib e n e d u
c a c ió n e n in s titu cio n e s y s e g ú n
p rin cip io s q u e s u e le n d e n o m in a r s e
concepciones de Marx
p r o p ia s
p o s ició n p e d a g ó g i c a d e t é c n ic o s
m a rx is ta s , e n e s p e c ia l d e A n t o n io
G r a m s c i. El a u to r p r o p u g n a u n a
lectu ra « g r a m s c ia n a » d e M a r x q u e
libere a é s t e d e la s o s p e c h a m a t e
Prudencio Com es, licenciado en
rialista y autoritaria, y q u e lo d e
Filología Románica, es miembro
del equipo pedagógico de la Escuela v u e lv a a su s itu a ció n real, s e n s ib le
u n a o m n ila te ra l c a p a c id a d p o r p a r
te del h o m b r e d e p ro d u c ir y d isfru
tar u n a v id a rica e n t o d o lo h u m a n o .
(Diseño cubierta de V Casanovas)
ESTRELLA ROJA khalil.rojo.col@gmail.com