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13. Repertorio métrico de la poesía cancioneril del siglo XV. Basado en los textos del
‘Cancionero del siglo XV’ de Brian Dutton, Alcalá de Henares, Universidad, 1998.
14. An Electronic Corpus of 15th Century Castilian Cancionero Manuscripts,
http://cancionerovirtual.liv.ac.uk/.
15. Convivio. Poesía medieval y cancioneros, http://www.lluisvives.com/por-
tal/cancionmedieval/, dirigida por V. Beltran y a cargo de la prof. Llúcia Mar-
tín, de la Universidad de Alicante.
16. Entre los cuales destacan las antologías, acompañadas de bibliografía y
estudios, como Poesía de cancionero, ed. Álvaro Alonso, Madrid, Cátedra, 1991,
Poesía cancioneril castellana, ed. Michael Gerli, Madrid, Akal, 1994, mi Edad
Media: lírica y cancioneros arriba ctada y La poesía cancioneril del siglo XV. Antolo-
gía y estudio, ed. Brian Dutton y Victoriano Roncero López, Madrid, Iberoa-
mericana, 2004. Ha marcado también una época la parte correspondiente a la
lírica de la Historia y crítica de la literatura española.Vol. 1. La Edad Media, dirigi-
da por Francisco Rico, a cargo del recientemente perdido Alan D. Deyer-
mond, Barcelona, Crítica, 1979 y su Historia y crítica de la Literatura Española.
1/1 Edad Media. Primer suplemento, bajo la Francisco Rico y la coordinación
de Guillermo Serés, Barcelona, Crítica, 1991.
17. Destaca por su carácter el Boletín Bibliográfico de la Asociación Hispánica
de Literatura Medieval que puede verse tanto en su versión impresa como en la
web de la AHLM (http://www.ahlm.es/). También la web Convivio ofrece
una bibliografía muy completa y especializada en los cancioneros castellanos.
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20. Véase hoy El ‘Pequeño cancionero’ (ms. 3788 BNM). Notas críticas y edición
por Paola Elia, Noia, Toxosoutos, 2002.
21. Véase el facsímil encartado entre las páginas 40 y 41 de Manuel y Elena
Alvar, Cancionero de Estúñiga. edición paleográfica, Zaragoza, Institución Fernan-
do el Católico, 1981.
22. Véase la síntesis de Furio Brugnolo, Il libro de poesia nel Trecento, en Il
libro de poesia dal copista al tipografo, ed. Marco Santagata e Amedeo Quondam,
Ferrara-Modena, Instituto di Studi Rinascimentali-Edizioni Panini, 1989, pp.
9-24.
23. Véase la magnífica exposición de conjunto de Julia Boffey, Manuscripts
of English Courtly Love Lyrics in the Later Middle Ages, Woodbrigde-Washing-
ton, Boydell and Brewer, 1985; aunque los materiales conservados para esta
lengua, incluyendo el siglo XVI, resultan pobres en relación con otras escue-
las europeas, son sin embargo, tipológicamente muy interesantes.
24. No habiendo estudios de conjunto, baste citar las ediciones de Ronde-
aux et autres poésies du XVe siècle publiés d’après le manuscrit de la Bibliothèque
Nationale par Gaston Raynaud, Paris, Didot, 1889, hoy en reproducción facsi-
milar de New York-London, Johnson Reprint, 1968, así como Barbara L. S.
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32. Aparte de las páginas que le dediqué en mi Los cancioneros de autor, para
el manuscrito en conjunto véase el excelente estudio de Pierre Champion, Le
manuscrit autographe des poésies de Charles d’Orléans, Paris, 1907, en reimpresión
facsimilar de Genève, Statkine Reprints, 1975, así como mi observación a la
estructura codicológica del manuscrito en El cancionero de Charles d’Orléans y
‘Drez de natura’ de M. Ermengaut, «Romania», 115 (1997) pp. 193-206. Recien-
temente ha aparecido Mary-Jo Arn, The poet’s notebook: the personal manuscript
of Charles d’Orleans, Paris BNF ms fr. 25458, Turnhout, Brepols, 2008.
33. Puede verse en Cancionero del Marqués de Santillana (BUS, ms. 2655), ed.
y transc. Javier Coca Senande, presentación Pedro M. Cátedra, Salamanca,
Universidad - Iberduero, 1990, vol. I (edición facsímil) y vol. II (estudios y
transcripción).
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34. Véase Juan C. López Nieto, Sobre la ordenación de SA8 (Ms. 2655 de la
Biblioteca Universitaria de Salamanca) y la secuencia temporal de algunas obras del
Marqués de Santillana, «Anuario Medieval», 3 (1992) pp. 158-178.
35. Del incunable se hizo una edición facsímil (Cancionero de las obras de
Juan del enzina, Salamanca, s. i., 1496, reimpresión facsimilar de E. Cotarelo,
Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1928, reimpresión de ésta nue-
vamente en Madrid, Real Academia de la Lengua, 1989). Combinaron plan-
chas de las páginas más nítidas y mejor conservadas de cada uno de los dos
ejemplares conocidos (Madrid, Real Academia de la Lengua y Monasterio de
El Escorial), convenientemente retocadas.
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39. Le chansonnier espagnole d’Herberay des Essarts (XVe siècle). Me baso aquí
en trabajos anteriores sobre cancioneros en distintas lenguas donde fui desa-
rrollando estas bases teóricas: The Typology and Genesis of the ‘Cancioneros’:
Compiling the Materials, publicado en Poetry at Court of Trastámaran Spain. From
the ‘Cancionero de Baena’ to the ‘Cancionero General’, Tempe, Arizona, Medieval
and Renaissance Texts and Studies, 1998, pp. 19-46; la tardanza en la aparición
de este volumen, procedente de un coloquio celebrado en febrero de 1993,
me indujo a preparar una nueva versión castellana enteramente rehecha en
Tipología y génesis de los cancioneros. La organización de los materiales, en Estudios
sobre poesía de cancionero, Noia, Toxosoutos, 1999, pp. 9-54. La investigación
siguió con Tipología y génesis de los cancioneros: la reordenación de los contenidos, en
Los cancioneros españoles: materiales y métodos, pp. 9-58 y Tipologia i gènesi dels
cançoners. La reordenació de J i K, «Llengua & Literatura», 11 (2000) pp. 355-95,
luego reelaborado en uno de los capítulos de Poesia, escriptura, societat: els
camins de March, arriba citado. Resultó muy importante para el establecimien-
to de esta tipología el estudio del cancionero inglés de la British Library, Ms.
Add. 17492, y del italiano Bologna, Biblioteca Universitaria, ms. 283, de que
me ocupé en mi Anonymity and Opaque Attributions in Late-Medieval Poetry
Compilations.
40. «Les poèmes anonymes sont à la suite et groupés: 1º de 26 r. à 72 v., à
l’exception d’un ditié, 55 r. (XLIII), signé comme malgré lui par Ugo de
Urries, soit 44 pièces; 2º de 85 v. à 92 v., soit 23 pièces; 3º de 179 r. à 186 v. à
l’exception de quelques chansons de poètes aragonais; 4º de 194 v. a 205 r., à
l’exception de deux chansons de Juan de Valladolid» (Le chansonnier espagnole
d’Herberay des Essarts, p. XII). Esta conclusión fue en cierta forma validada por
J. Y. Tillier, The Devout Lover in the ‘Cancionero de Herberay’, «La Corónica», 12
(1984), pp. 265-74, que observó las afinidades de un pequeño grupo de textos
de la primera sección de anónimos; J. E. Connolly, The Poems Attributed to
Hugo de Urríes in the ‘Chansonnier espagnol d’Herberay des Essarts’: A Reconside-
ration of the Evidence, en Studies in Medieval Spanish Literature in Honour of Char-
les F. Fraker, edición de M. Vaquero y A. Deyermond, Madison, Hispanic
Seminary of Medieval Studies, 1995, pp. 63-74 se manifiesta en contra de la
atribución de ninguno de los anónimos al supuesto compilador, ni de la posi-
bilidad de que éste sea Urríes; por el contrario, J. Whetnall, Unmasking the
Devout Lover: Hugo de Urriés in the ‘Cancionero de Herberay’, «Bulletin of Hispa-
nic Studies», 74 (1997) pp. 275-98, opta, con argumentos convincentes, a favor
de atribuir a este autor al menos parte del primer grupo de anónimos del
cancionero y sugiere la posibilidad de que sean también suyos al menos parte
del segundo, si bien disiente por completo de que él sea el compilador.
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de autor; en este proceso suele elegir los textos más afines con su
propia poética, los que juzgaba útiles como modelo o como canon.
Este proceso suele ser simultáneo con la recepción de originales
procedentes de su propio círculo o de círculos afines y próximos,
que va intercalando con aquellos; y dado que los estratos se van
sucediendo unos tras otros en las páginas de un mismo manuscrito
según el orden de llegada, o según el momento en que reclaman la
atención del compilador, el resultado es una colección aparente-
mente caótica y desorganizada. Por otra parte, el conocimiento
directo de los autores y de las circunstancias a que refieren las obras
nacidas en su mismo entorno exime al copista de la necesidad de
precisarlas, dejándolas en el anonimato o cuasi-anonimato de las
atribuciones opacas, reduciendo al mínimo o suprimiendo incluso
las rúbricas.
En conjunto ni trasluce ningún criterio clasificatorio, ni existe
uniformidad en el proceso de rubricación y atribución, si es que
éste existe siquiera; hemos de suponer que el compilador podía ser
a la vez el usuario ideal del manuscrito y su mediador ante el cír-
culo poético o corte donde ha nacido (quizá buscaba los textos
adecuados para cada ocasión, quizá incluso lo leía en voz alta ante
la corte o los comanditarios), el letrado encargado de fijar textual-
mente las obras de su interés. En tal caso la memoria podía suplir
incluso con ventajas la fijación de la escritura en la conservación de
las informaciones contextuales imprescindibles, en un proceso
quizá muy próximo a la relación entre el texto y el maestro en las
escuelas coetáneas. El rasgo quizá más característico de estos can-
cioneros es la abundancia de poemas en documentación única o de
escasa circulación, atribuidos a poetas a menudo oscuros, nada
conocidos fuera de este grupo, que se van alternando con otros
autores, menos conocidos en general pero activos en círculos veci-
nos o bien comunicados con el del compilador, y con los clásicos
del período, llegados a través de la comunicación con los núcleos
rectores de la moda (Santillana, Gómez Manrique, Mena, más ade-
lante, Jorge Manrique o Juan Álvarez Gato).
Aunque para el historiador de la literatura los poetas locales
resulten poco sugestivos y difíciles de estudiar, son sin duda el
mayor atractivo de estos cancioneros: identificar su personalidad o
la de sus destinatarios (a veces presentes en las rúbricas o mencio-
nados en los textos) o los sucesos históricos a que hacen referencia
(cuando ello sucede) nos permitirá datar y localizar la composición
de la colección, entrar en el taller del compilador y valorar sus con-
tactos, sus fuentes, sus métodos de trabajo y sus intereses, recons-
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46. Para esta familia de cancioneros, véase ahora Lia Vozzo, La lirica spagno-
la alla corte napoletana di Alfonso d’Aragona: note su alcune tradizioni testuali,
«Revista de Literatura Medieval», 7 (1995) pp. 173-86.
47. Dado a conocer por E. Teza, Il cancionero della Casanatense, «Atti del
Reale Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti», 58 (1898-1899), pp. 679-717
fue publicado luego por L. M. Canal Gómez, El cancionero de Roma, Firenze,
G. C. Sansoni, 1935, 2 vols. Merecería un estudio a la altura de los tiempos.
48. El mejor estado de la cuestión es la edición y estudio de Andrea Zina-
to, El ‘Canzoniere marciano’ (Ms. stran. app. XXV, 268-VM1). Notas críticas y edi-
ción, Noia, Toxosoutos, 2005, que, en encuentros científicos recientes, ha con-
tinuado su investigación sobre el manuscrito y su historia.
49. La edición más completa, con un estudio fundamental, es Cancionero
musical de Palacio, edición musical a cargo de H. Anglès [vol. 1 y 2] y literaria a
cargo de Josep Romeu Figueras [vol. 3A y 3B], Barcelona, Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, 1947-1965, inencontrable desde hace décadas;
hoy podemos consultar la edición de los textos en el Cancionero musical de
Palacio, ed. Joaquín González Cuenca, Madrid, Visor Libros, 1996. La produc-
ción musical de esta misma capilla pudo haber dado lugar al Cancionero de la
Colombina (Sevilla, Biblioteca Colombina, ms. 7-1-28) en una fecha más tem-
prana, hacia 1490, según Robert Stevenson, Spanish Music in the Age of Colum-
bus, The Hague, Martinus Nijhoff, 1960, pp. 206-49.
50. Véase el estudio de Josep Romeu i Figueras, Mateo Flecha el Viejo, la
corte literario-musical del duque de Calabria y el cancionero llamado de Uppsala,
«Anuario Musical», 13 (1958) pp. 25-101 y El cancionero de Uppsala, facsímil,
transcripción y estudio por Maricarmen Gómez Muntané, Valencia, Genera-
litat Valenciana, 2003, 2 vol.
51. Véase la edición y estudio de Dorothy Sh. Severin, Two Spanish Songbo-
oks. The Cancionero Capitular de la Colombina (SV2) and the Cancionero de Eger-
ton (LB3), Editorial Assistant: Fiona Maguire, Liverpool, Liverpool University
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zación por autores sólo fue respetada en las dos primeras secciones
(decires o composiciones líricas largas de tema religioso y amoroso
respectivamente) y no podía por tanto tomar las obras de un can-
cionero así ordenado sin profundas intervenciones. Otras compli-
caciones debieron venir al efectuar la selección: si el original era
mucho más amplio que los doscientos poemas compartidos por los
dos cancioneros, como numerosos indicios parecen sugerir, y
ambos efectuaron una selección de su contenido, la elección u
omisión de unos u otros poemas introdujo discordancias entre
ambas fuentes que dificultan la comparación; por otra parte, inclu-
yendo LB1 cuatrocientos poemas y 11CG más de mil, podemos
deducir que ambos enriquecieron en alguna medida el contenido
del arquetipo; el segundo, concretamente, incrementó una primiti-
va selección de autores castellanos con poetas activos en la ciudad
de Valencia, que añadió siempre al final de cada sección.66 Ni qué
decir tiene que este proceso entorpece hoy la reconstrucción del
arquetipo y también la comprensión de los métodos seguidos por
Hernando del Castillo; a pesar de todo, puedo avanzar algunas
hipótesis.
En las secciones de obras breves, donde el compilador renunció
a reestructurar el contenido mediante cualquier criterio de orde-
nación, los poemas parecen seguir un orden sensiblemente próxi-
mo al que tenían en el que supongo arquetipo común a los dos. Sin
embargo, cada uno de los antólogos seleccionó los que más le inte-
resaban, a veces en el mismo orden en que estaban (y no forzosa-
mente consecutivos) a veces por pequeños grupos cuya organiza-
ción interna podía cambiar (o bien los poemas eran copiados en
orden inverso al del arquetipo o bien se invertía el orden de algu-
nos de ellos),67 luego interpolados con adiciones procedentes de
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70. El caso más extremado que conozco afecta al cancionero catalán Vega-
Aguiló que, habiendo sido estructurado originalmente por autores, acabó
siendo considerado un cancionero desordenado; véase la reconstrucción ope-
rada por Anna Alberni, Els estrats del Cançoner Vega-Aguiló (BC, MSS. 7-8), ec
Convivio. Estudios sobre la poesía de cancionero, cit., pp. 11-29.
71. Véase la descripción de Manuel Moreno citada en la nota 62, especial-
mente pp. 25-6.
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