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CLASIFICACIÓN Y CRONOLOGÍA DE LOS CANCIONEROS

El final de la Edad Media en la Península Ibérica se caracteriza por una intensa actividad
poética favorecida por el desarrollo de la sociedad cortesana. Una consecuencia de esta nueva
sensibilidad hacia la poesía será la recopilación de los textos líricos en los denominados
cancioneros.

Su clasificación obedece a diversos criterios. Así, según los criterios que han intervenido en su
configuración se puede distinguir entre cancioneros de “tradición nuclear” y los que siguen un
criterio “clasificado. Los primeros son colecciones creadas usando materiales y núcleos
poéticos que se tenían a mano, como el Cancionero de Estúñiga. Los segundos son una
recopilación organizada por autores, temas y géneros, de los que es un buen ejemplo el
Cancionero de Baena.

Otro criterio de clasificación se refiere a los contenidos. En este sentido, se dividen en


cancioneros colectivos, que incluyen obras de naturaleza y procedencia muy dispar, como es el
caso del Cancionero de Baena, y los individuales, dedicados a un solo autor. En esta
clasificación también hay que incluir a aquellos que recopilan composiciones de un único tipo,
como el Cancionero de Ramón de Llavia, dedicado a la poesía religioso-didáctica.

Podemos distinguir también entre los cancioneros impresos y manuscritos. Estos últimos
pueden ser lujosos códices en pergamino, lo que indica su alto destino cortesano, o sencillos
códices en papel, lo que denota un destino menos elevado.

En cuanto a su cronología, el más antiguo es el Cancionero de Baena, recopilado en torno a


1430, que recoge la obra poética de fines del siglo XIV y principios del S. XV.

A lo largo del siglo XV se recopilaron otros importantes cancioneros, entre otros:

El Cancionero de Palacio, fechado entre 1437 y 1442, que sigue las directrices poéticas de
Castilla y Aragón en los años de su elaboración.

El Cancionero de Estúñiga, fechado entre 1460 y 1463, que refleja la corte italiana de Alfonso V
el Magnánimo.

El Cancionero de Herbera des Essarts, fechado en torno a 1470, obedece a las modas literarias
de la corte navarra.

El citado anteriormente Cancionero de Ramón de Llavia, uno de los primeros cancioneros


colectivos incunables hispánicos, editado en Zaragoza entre 1486 y 1489.

Pero la gran publicación poética en tiempos de la imprenta fue el Cancionero General,


publicado en Valencia en 1511.

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