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Valores, Esenciales y Distintivos del Anglicanismo

La Iglesia Anglicana es la denominación protestante más grande que existe, con un


número que supera los 80 millones de miembros y abarcando todos los continentes. Por
ello, si usted hiciera una búsqueda en Internet sobre el asunto, no debería sorprenderse
de hallar diversidad, color y forma, unos lindos y otros menos lindos, tanto de aquello
que le pudiera gustar como lo que no. Por ejemplo, a nosotros, los anglicanos
evangélicos, no nos gusta la apostasía del ala liberal de la Iglesia Anglicana o Episcopal
a lo largo del mundo. En efecto, los liberales anglicanos o episcopales han abandonado
la enseñanza sobre la autoridad de las Escrituras (la Biblia), lo cual ha causado una
división profunda dentro de la comunión anglicana global.

Por tal motivo, nosotros vamos a estar hablando en estos temas acerca de lo que piensa,
cree y practica el anglicanismo evangélico, el cual se apega más a la fe bíblica y a la
tradición apostólica. Específicamente nos referimos al Movimiento Gafcon (Global
Anglican Future Conference) que acoge a más de 44 millones de anglicanos, y bajo el
cual se ubica la Provincia de la Iglesia Anglicana en Norte América (ACNA), que
incluye las iglesias de Canadá, EE.UU (USA) y México.

Lo primero que debemos saber, es que –por el momento- la Diócesis del Suroeste
(SouthWest) es la que ofrece cobertura a las Iglesias Evangélicas Anglicanas de
México. Esta situación podrá cambiar cuando México posea su propia diócesis bajo su
propio obispo. Pero aún cuando ello llegue a ocurrir, México seguirá siendo miembro de
la Provincia ACNA.

En esta plática vamos a hablar de los valores, los esenciales y los distintivos dentro del
anglicanismo.

¿Qué son los valores? Los valores son las normas generales o características por las que
vive una persona, una familia, una organización humana. En el caso de la Iglesia, los
valores se traducen en actitudes concretas que nos permiten la sana coexistencia, lo más
armoniosa posible.

1. La unidad en diversidad. La unidad es un valor imprescindible para el


anglicanismo. Por supuesto, no todos los anglicanos, incluidos los evangélicos,
tienen que pensar, creer y hacer las mismas cosas, pues la unidad no es
uniformidad. Pero ello no impide que nos amemos, respetemos, toleremos y
apoyemos. Claro está, la clave para la unidad en diversidad no yace simplemente
en el esfuerzo humano, sino en la gracia divina. La gracia, como don de Dios,
nos permite no solamente recibir la fe de Jesucristo sino también vivir dicha fe
en amor, respeto y paciencia, para con todos, sin importar énfasis teológicos,
afiliación política, grupo étnico, trasfondo social-cultural, y el género.

Por ejemplo, si un hermano desea bautizar a su bebé, no lo critique; y si su


hermano prefiere no bautizar a su bebé, no lo critique. Pues hay argumentos
sanos para apoyar a ambas decisiones.
2. La Vía Media. La vía media es un valor eminentemente inglés y anglicano. Yo
creo que es difícil de asimilar para muchos países latinoamericanos, incluido
México. ¡Aquí nos deleitamos en los extremos, pero rara vez en la vía media!
Recordemos que el anglicanismo surge en Inglaterra, en medio de una
convulsión política, religiosa y social que estaba azotando a toda Europa, que
por más de mil años había sido Católica Romana. Un grupo de países había
optado por el luteranismo, mientras que otros habían abrazado la tradición
reformada calvinista. La Iglesia Anglicana tomó elementos tanto de los unos
como de los otros.

Por supuesto, la vía media no siempre complace a todas las personas,


especialmente aquellas que tienen orientación hacia lo radical, pero ella nos
provee de al menos dos aspectos significativos: (a) Continuidad histórica dentro
de la Iglesia Occidental (latina), desde sus inicios y hasta el momento actual; y
(b) Capacidad para acomodar lo secundario junto con lo esencial. Lo asuntos
esenciales no son cuestionables (veremos eso abajo), pero los asuntos menos
importantes nos dan la oportunidad para ejercer la libertad y la gracia cristiana.
Famoso es ya el principio que dice: “En lo esencial, unidad; en lo no esencial,
libertad; y en todas las cosas, amor”.

3. El amor práctico. Si usted cree que definir “lo esencial” es lo más fácil dentro de
la Iglesia de Jesucristo, está totalmente equivocado/a. Lo más difícil para la
Iglesia es mostrar amor práctico, tanto a Dios como al prójimo (Mt 22:37, 39).
¡Muchos son los que hablan de “la sana doctrina” mientras hieren a sus
hermanos y dividen la Iglesia! Pero Dios es amor (1Jn 4:8), la Trinidad es y
actúa por amor, y el mandato de Jesucristo es que nos amemos como él nos han
amado (Jn 13:34). Pero, ¿a quién amamos, a los fáciles de amar solamente, o
también a los difíciles de amar? A todos.

Los anteriores no son los únicos valores de la Iglesia Anglicana, pero sí son los más
significativos. Pasemos ahora a considerar los esenciales sobre la autoridad por la
que Dios dirige su Iglesia.

El Anglicanismo cree que Dios establece, sostiene y guía a su Iglesia, por medio de: (1)
La Biblia o Sagradas Escrituras, (2) La tradición apostólica y teológica, y (3) La razón
informada. Por supuesto, la prioridad la tiene la Biblia, pues ella tiene la potestad para
corregir la tradición, tanto como para iluminar la razón humana. Lo anterior se traduce
de manera práctica en los siguientes puntos:

(1) El Señorío de Jesucristo. El testimonio de toda la Biblia apunta a Jesucristo, la


Palabra de Dios creadora que sostiene el universo, el Hijo unigénito de Dios que
se encarnó por nosotros y por nuestra salvación, que murió por nuestros
pecados, resucitó para nuestra justificación, y que al final de los tiempos volverá
para consumar su reino de gloria en los cielos nuevos y tierra nueva, hogar de
justicia. El mensaje de la Iglesia tiene su origen, poder y destino en él.
(2) El evangelio de Jesucristo. De lo anterior se deduce que la Iglesia ha recibido
una comisión para anunciar el mensaje de buenas nuevas de Jesucristo. Y esto lo
hará, por la predicación de la Palabra de Dios, la administración de los
sacramentos, el servicio de amor y la obra misionera.

(3) La Biblia. Los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento contienen la Palabra
escrita de Dios; ella testifica sobre cómo el Dios trino crea, sostiene, juzga,
redime al mundo y a la raza humana caída en el pecado. Especialmente la Biblia
es la regla de fe y conducta que valida la revelación de Dios, tanto bajo el viejo
pacto mosaico como el nuevo sellado por la sangre de Jesucristo. La Biblia es
inspirada por el Espíritu de Dios, quien habló por los profetas y apóstoles, y su
testimonio, de principio a fin, es dar testimonio de lo que Dios hace en y a través
de su Hijo Jesucristo.

(4) La Tradición Apostólica de la Iglesia. La tradición apostólica de la Iglesia es el


cúmulo de enseñanzas doctrinales y prácticas litúrgicas que han sido
transmitidas desde los apóstoles y maestros de la Iglesia temprana, a través de
los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia, a través de los siglos y hasta
nuestros tiempos. De esa tradición eclesial, lo más importante para el
anglicanismo es: (a) Los Credos (Niceno, Atanasio, Apostólico), (b) Los 39
artículos de la fe anglicana, (c) El libro de Oración Común (1662), (d) El
Catecismo Anglicano, y (e) lo que llamamos El Cuadrilateral, algo que veremos
más adelante. Todo lo anterior se sostiene en las enseñanzas de las Escrituras.

(5) La Iglesia Contemporánea. La Iglesia se mueve con los tiempos, sus nuevos
conflictos y retos, aunque Jesucristo, el evangelio, la Biblia, y lo mejor de la
tradición teológica permanezcan inamovibles. Sin embargo, la Iglesia
Evangélica Anglicana, bajo el liderazgo de sus arzobispos, obispos, presbíteros,
diáconos y líderes laicos, y en el poder del Espíritu Santo, tiene el deber y la
responsabilidad de hacer frente a los retos de la vida secularizada y a los
diversos problemas ético-morales del mundo actual. Sobre todo, la Iglesia aún
tiene el llamado de evangelizar y discipular a las naciones, en un espíritu de
encarnación, amor y servicio. Frente a dicha tarea evangelizadora, docente y
misionera, la Iglesia debe constantemente evaluar qué cosa es central y que es
periférico, qué ayuda y qué no, a su comisión.

Finalmente, de lo anterior se puede destilar los distintivos de la fe anglicana. Estos


distintivos son como la “marca registrada” del anglicanismo. Ellos son:

1. La primacía de la las Escrituras en todos los asuntos de fe, doctrina, conducta


liturgia y estrategia.

2. La fe trinitaria en un Dios que subsiste en y a través de tres personas distintas


que coexisten en unidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nuestro
monoteísmo es trinitario y cristocéntrico, pues sin Jesucristo no podemos
conocer a las demás supra-personas de la Trinidad.
3. La salvación es por medio de la persona y obra de Jesucristo, a través de la fe,
las cuales son diseño y resultado directo de la gracia divina. El verdadero
cristiano no lo es solamente en lo nominal sino, especialmente, en lo existencial
y vital de su encuentro con Jesucristo, una experiencia que debe ser sellada por
el bautismo del Espíritu Santo.

4. La Palabra y el Sacramento constituyen los medios establecidos por el Señor


Jesucristo para convocar, organizar y enviar a la Iglesia al mundo. Una
verdadera Iglesia cristiana es allí donde se predica la Palabra de Dios y se
administra correctamente los sacramentos. Los sacramentos son señales externas
de la gracia interna que opera en la vida del creyente y de la comunidad; ellos
son las dramatizaciones visibles del mensaje de la Palabra audible.

5. La vida común de la Iglesia debe ser una marca visible de la comunidad


cristiana, reuniéndose no solamente para adorar, alabar, y orar a Dios, sino
también para compartir juntos la vida, en formas creativas y que edifiquen a la
sociedad.

6. La misión de la Iglesia es una prioridad de la Iglesia Anglicana, por lo cual se


entiende: la predicación del evangelio a toda criatura, vivir dicho evangelio
como señal y testimonio de la presencia del reino de Dios, plantar nuevas
Iglesias, ministrar a los pobres y necesitados, y cuidar por el entorno físico y
natural.

7. La sucesión apostólica tiene el objetivo principal de proteger la fe evangélica-


apostólica. Esto se logra por medio de la consagración de obispos, quienes son
los sucesores de los apóstoles, y de quienes heredan sus enseñanzas y el carácter
del líder cristiano. Los obispos son consagrados por otros obispos, en una
cadena ininterrumpida que se extiende hasta los apóstoles. Los obispos son los
pastores de los pastores y los defensores de la fe cristiana.

8. Siempre reformándose o como se dice en latín, semper reformanda, apunta a la


tarea inconclusa de la Iglesia, tanto en lo doctrinal, lo litúrgico, lo organizacional
como en lo misionero. Lo único que no se puede reformar es la autoridad de
Jesucristo, la verdad del evangelio, la estructura trinitaria de nuestra fe, y el
testimonio de las Escrituras. Aquí siempre es sabio plantearnos, ¿qué es lo que
edifica a la Iglesia, construye la sociedad y trae gloria a Dios? ¿Haciendo qué
avanzamos más el reino de Dios y el Señorío de Jesucristo? ¿Qué acciones y
estrategias expresan mejor el amor a Dios y al prójimo?

Por favor, respondan con comentarios, opiniones, dudas, preguntas, etc.

¡Paz!

joel

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