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La presencia de Dios es lo más importante

 
Introducción: Alrededor del mundo encontramos hoy día muchas religiones; también hay
muchas maneras, métodos, filosofías, procurando todas estas presentar o explicar a Dios, o
desplazarlo.
Pero, debemos reconocer que la presencia de Dios es vital para nuestra vida, sin él todo es
caos y oscuridad. La poderosa presencia de Dios sana, restaura, renueva, libera y
transforma la vida de todo ser humano. Por eso, con anhelo y perseverancia busquemos la
presencia de Dios para vida, bendición y salvación eterna.    
Una cosa es segura, sólo el Señor Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, y fuera de él,
no hay acceso a la presencia de Dios, y ésta debe ser valorada cual más grande tesoro, pues,
separados de Dios nada podemos hacer.   
1) Consideremos en primer lugar el arca del pacto, símbolo de la presencia de Dios.    
La palabra de Dios nos enseña que ésta fue construida por dirección de Dios, ubicada en el
Lugar Santísimo del tabernáculo, representa la presencia de Dios, e iba delante de Israel por
el desierto camino a la tierra prometida.   
Nos dice la Escritura que “Hizo Bezaleel el arca de madera de acacia… Y la cubrió de oro
puro por dentro y por fuera y le hizo una cornisa de oro en derredor”, según el libro de
Éxodo 37:1-2.   
Fue el Señor mismo quien le dijo a Moisés cómo construir el tabernáculo. El arca era un
cofre de madera revestido de oro, y contenía las tablas de la ley, una medida de maná y la
vara de Aarón que reverdeció. El Arca era considerada también cómo un símbolo de poder
y victoria, pues era precisamente el símbolo de la presencia de Dios con su pueblo (1
Samuel 4:5-7). 
El arca del pacto fue raptada por los filisteos, según 1 Samuel 4:10-11 “Pelearon, pues los
filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande
mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. Y el arca de Dios fue
tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees”.    
Cuando leemos los capítulos anteriores a éste, podemos observar los motivos de ésta
derrota y pérdida del arca: religión e inmoralidad en el sacerdocio (el sacerdote Elí y sus
dos hijos), y ausencia de un verdadero culto a Dios (el pueblo estaba alejándose de la
verdadera adoración al Señor). 
Es muy interesante, observar que según el versículo 11 fue en tiempos del sacerdote Elí,
Ofni y Finees que el arca del pacto fue raptada, pues precisamente el significado de sus
nombres nos permite ver varios detalles significativos: 
El nombre de Elí quiere decir: “elevado, ascendido”. Fundamentalmente, sugiere
movimiento desde un lugar bajo a otro más alto (Elí halló gracia ante los ojos del Señor, fue
honrado por Dios, pero con el tiempo cayó en una vida llena de rutina religiosa, alejada del
verdadero culto a Dios).     
El nombre “Ofni” quiere decir: Pugilista, uno que pelea con los puños (es figura de aquel
que conociendo la voluntad de Dios, se rebela contra ella, es uno que pelea contra la
voluntad y diseño del Señor).   
El nombre “Finees” quiere decir: Boca de serpiente, palabra de víbora (este es símbolo o
representa a aquel que presta su boca para que el enemigo hable a través de él, permite en
su boca palabras llenas de veneno). Es aquella persona que utiliza el engaño y la mentira
para lograr sus propios y egoístas intereses.   

La Escritura nos sigue enseñando que la gloria del Señor se aparta del pueblo de Israel: 1
Samuel 4:19-22 “Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al
alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su
suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevivieron sus dolores de repente. 

Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has
dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida. Y llamó al niño Icabod,
diciendo: Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la
muerte de su suegro y de su marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha
sido tomada el arca de Dios”.    
Debemos tener en cuenta que la palabra “Icabod” quiere decir: “la gloria ha partido”, “la
gloria se ha apartado”, “sin gloria”). Algunas veces nosotros vivimos un Icabod, hablo de
servicios religiosos por rutina, oraciones religiosas y repetidas, servicio a Dios fingido y no
genuino, motivos egoístas y carnales, deshonestidad en el corazón pero con palabras no
sinceras en nuestros labios, entre otras cosas.   
Recordemos que nuestro Señor Jesús dijo: “con sus labios me honran, pero su corazón está
lejos de mí” Mateo 15:11 (es interesante considerar aquí, que en la sinagoga en tiempos de
Jesús a veces se besaba el rollo de la Ley antes de ser leído, pero era un acto religioso, no
sincero de corazón).
2) Consideremos ahora la actitud del rey David, respecto a la presencia de Dios.      
Como podemos ver durante el reinado de Saúl el arca no fue una prioridad en su gobierno,
lo que nos permite concluir que la presencia de Dios no era un aspecto fundamental en la
vida del rey Saúl.   
Como podemos ver en la palabra de Dios, Saúl es elegido rey y reinó por cuarenta años, y
durante todo su reinado no mostró interés por el arca del Señor, no se preocupó por
restaurar la gloria de Dios (la cual previamente se había perdido). 
Es interesante, observar que durante el reinado de Saúl hubo sacerdocio en el templo, pero
no estuvo el arca de Dios, ésta no fue prioridad para Saúl. Él se preocupó por sostener su
reinado y ganar el favor de la gente, no dándole mayor importancia al favor de Dios.   
Es por estas cosas, que el rey Saúl es símbolo o figura de la religión, de las apariencias, de
la popularidad, de un gobierno sin Dios, de un gobierno sin gloria, de un gobierno
construido en las capacidades del hombre, sin la bendición y favor del Señor. Esto ocurre,
cuando damos más valor al favor terrenal que a la amistad con Dios. El Señor honra a
quienes le honran, y son tenidos en poco los que lo menosprecian.       
Por el contrario, podemos ver que David manifiesta su amor y anhelo por la presencia de
Dios, 1 Crónicas 13:2-3 
“Y dijo David a toda la asamblea… enviemos por nuestros hermanos, por los sacerdotes y
levitas… Y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no
hemos hecho caso de ella”. 
Como podemos leer el rey David manifiesta su pasión por la presencia de Dios, tiene un
profundo anhelo de ver la manifestación de la gloria divina. Éste hombre ha aprendido que
un buen gobierno se hace de la mano de Dios. Saúl le dio la espalda al Señor y vemos los
tristes resultados. Recuerda: “Buscad primeramente el reino de Dios, y lo demás vendrá por
añadidura”. 
El rey David pone en evidencia un corazón sincero, humilde, desea agradar a Dios, fue un
hombre que amó la presencia de Dios y la comunión con el Espíritu Santo, por eso dijo: “no
me eches de tu presencia, y no quites de mi tu Santo Espíritu”, según el Salmo 51. 
3) Aspectos esenciales para traer la presencia de Dios.        
a) La santificación. 
Nos dice la Escritura en 1 Crónicas 15:11-12 “Y llamó David a los sacerdotes Sadoc y
Abiatar… y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas,
santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar
que le he preparado”.                 
Y por supuesto, es importante preguntarse aquí: ¿Qué es santificarse? El término hebreo
traduce también: consagrarse, dedicarse, purificarse. 
Es el acto o estado por el cual personas o cosas se apartan para el culto a Dios, se consagran
o se «hacen sagradas» para el culto a nuestro Dios. Debemos tener presente que hoy día
como cristianos somos sacerdotes para nuestro Dios, es decir que éste llamado es también
para cada uno de nosotros.      
b) Debemos seguir el diseño y modelo de Dios 
Nos enseña la palabra de Dios en 1 Crónicas 15:13,15 “Pues por no haberlo hecho así
vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos
según su ordenanza… y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus
hombros en las barras, como lo había mandado Moisés conforme a la palabra de Jehová”. 
Es muy importante ver que el rey David reconoce que la primera vez lo habían hecho mal,
aunque los motivos eran buenos, no se hizo a la manera de Dios (recordemos que muere
Uza). No es suficiente con tener buenas intenciones, es fundamental hacerlo como Dios
dice. El diseño de Dios es perfecto y debe ser respetado.    
c) Debe haber sincero amor por Dios. 
Es importante, recordar aquí que el nombre “David” quiere decir: amado, querido, elegido
de Dios, y también: uno que ama. David amaba a Dios, y sin duda es imposible alcanzar y
vivir la presencia de Dios, sin pasión por él. Es interesante recordar aquí que el Señor Jesús
le dijo a la iglesia que estaba en Efeso: “Tengo contra ti que has dejado tu primero amor”, o
“amor del principio”.  
Reflexión final: La palabra del Señor nos enseña que Dios envió a su Hijo para llevarnos a
él, ha enviado a su Santo Espíritu para que nos instruya y acerque más a Dios. El Señor
anhela darse a conocer a sus hijos, él nos anhela celosamente. Dios nos ama y desea que
nosotros le amemos a él. Procuremos pues todos los días de nuestra vida la presencia de
Dios. 

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