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10.5. CARAVIAS José Luis - Jesús Desenmascara Las Falsas Divinidades (Optativo)
10.5. CARAVIAS José Luis - Jesús Desenmascara Las Falsas Divinidades (Optativo)
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José Luis CARAVIAS; Jesús desenmascara las falsas divinidades 2
poseído del demonio (Jn 10,19-21). Ya había dicho de él el viejo Simeón: "Mira: éste está puesto para que
todos en Israel caigan o se levanten; será una bandera discutida... Así los hombres mostrarán claramente lo
que sienten en sus corazones" (Lc 2,34-35).
11. Ante Jesús no se puede ser neutral; hay que decidirse. El provoca división (Lc 12,51-53). "El que no está
conmigo, está contra mí" (Mt 12,30). Por eso unos están pendientes de sus labios y otros buscan cómo quitarlo
de en medio. La actitud que cada uno toma ante Jesús se convierte en su propio juicio. Para unos Jesús es
la "piedra viva" (1 Pe 2,4), "la piedra angular" (Ef 2,20), sobre la que construir su vida; para otros es "piedra de
obstáculo" (Rm 9,33), sobre la que "se estrellarán... y se harán pedazos" (Lc 20,18). Jesús es "señal de
contradicción" desde el pesebre a la cruz.
12. Ciertamente, cuando leemos los Evangelios liberados de la imagen prefabricada del "dulce Jesús de Nazaret",
nos encontramos a cada paso con un conflicto consciente y voluntario entre grupos perfectamente
determinados, conflicto que, lejos de disminuir, lleva al asesinato jurídico de Jesús.
13. La división radical que produce el mero anuncio de la proximidad del Reino, en cuanto a algo que hará felices a
los pobres y desgraciados a los ricos, destruye por su base la más o menos habitual convivencia pacífica entre
ellos. Jesús agudiza los principales conflictos latentes en la sociedad de Israel. De tal modo, que quienes no
estaban de acuerdo con el grupo protegido por Jesús se sentían tan amenazados como para programar
asesinarlo.
14. Jesús se colocó en la línea más pura del profetismo de Israel. Es un hecho que el pueblo reconoció en él rasgos
de los profetas antiguos, especialmente de Elías (Mc 8,28; Lc 9,19) y de Jeremías (Mt 16,14). Y Jesús era
consciente de que el profetismo entra siempre en conflicto con el poder establecido, y por ello el poder le
responde con la violencia provocando la muerte del profeta (Mt 23,29-35; Lc 6,22-23).
15. Ciertamente las autoridades religioso-políticas del judaísmo se sintieron amenazadas por Jesús. Creyeron que
él lesionaba sus intereses. De ahí procedió la envidia y el miedo primero, luego la calumnia, el complot y el
apresamiento, más tarde la sentencia y, por último, la tentativa, coronada por el éxito, de poner públicamente
al procurador romano Pilato en una situación sin salida si no accedía a sus intentos de ajusticiar a Jesús.