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Introducción

Para comenzar, es importante recordar la definición de eutanasia, esta se refiere a


la terminación intencional de la vida por otra persona, es decir, el médico tratante,
de una forma digna y humana, a partir de la petición libre, informada y reiterada
del paciente, que esté sufriendo intensos dolores y continuados padecimientos a
causa de una enfermedad terminal y/o lesión corporal.

Argumentación
La eutanasia en Colombia ha estado presente en la jurisprudencia desde lo
expuesto en la sentencia C-239/97 en la cual, la corte constitucional despenalizó
el homicidio por piedad y se le dio la orden al congreso de regular el medio para
garantizar una muerte digna. 
Ahora bien, este texto resalta dos aspectos fundamentales en pro de la eutanasia;
se trata de la dignidad humana y el derecho a morir dignamente.

Para explicar el primer punto, es prioridad definir que considera la Corte sobre el
concepto de dignidad, explicando que es la facultad que posee una persona para
razonar y determinar sobre lo que es bueno o malo para sí mismo y a su vez es
indispensable para el regocijo pleno de la vida (Corte Constitucional, Sentencia T-
970-14). Adicional a esto hay que considerar que la Constitución Política, en su
Artículo 1ro condensa el respeto por la dignidad humana, siendo este la base en la
cual se erigen los demás derechos. 
Respecto a la autonomía, la Corte en la sentencia C-336-08 define y asocia la
autonomía con el derecho consagrado en el Artículo 16 de la Carta, en el cual se
condensa el libre desarrollo de la personalidad, la Corte lo interpreta como “El
derecho al libre desarrollo de la personalidad, conocido también como derecho a
la autonomía e identidad personal, busca proteger la potestad del individuo para
autodeterminarse; esto es, la posibilidad de adoptar, sin intromisiones ni presiones
de ninguna clase, un modelo de vida acorde con sus propios intereses”.
Aterrizando esta interpretación a la pregunta que rige este escrito, se entiende que
la muerte digna no transgrede los derechos de otras personas, y sin embargo si
garantiza los propios, pues la persona con los padecimientos tiene la potestad de
disponer sobre su propia vida sin estar atada a ideas, y órdenes de otras.

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