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UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA

Principios de la Renuncia

Alumno:

Amner Rafael Villanueva Arriaza

Carné: 1072 08 9169


Síntesis:

Hay un principio espiritual que la gente de muchas religiones ha


descubierto. Nosotros lo llamamos "el principio de renunciar a todo". Sin
embargo, podría ser descrito de muchas otras maneras.

Este principio enseña que en todas las áreas de la experiencia humana,


vale la pena dejar de lado nuestro apego a las cosas, ya sean bienes
materiales, esperanzas, relaciones, miedos o lo que sea. Alguien lo
resumió diciendo: "Dios guarda lo mejor para los que dejan las
decisiones a Él". Si tratamos de manipular a Dios conforme a nuestros
deseos, nos robamos a nosotros mismos de lo mejor que Él nos podría
dar; algo que solo obtenemos cuando dejamos que Él nos manipule.

Cada vez que estamos pasando situaciones con estrés, preocupación,


depresión, dolor, indecisión, confusión, ira o tentación, hay algo que
debemos dejar de lado.  Si lo descubrimos y lo renunciamos, la
experiencia negativa desaparecerá. Quizá sea tener que dejar de lado
alguna responsabilidad que nos hemos creado, o soltar el miedo, el
orgullo, nuestro deseo de emoción o placer, o la comprensión de una
situación. Cada vez que soltamos estas cosas y nos volcamos al amor de
Dios, a pesar de las circunstancias que nos rodean, el resultado es la paz
interior.

Jesús dijo cosas como: "Si quieres ser grande, aprende a ser un siervo.
Si quieres salvar tu vida, aprende a perderla. Si quieres ser el más
importante, aprende a ser el menos importante. Si quieres tener tesoros
que nunca pueden ser quitados, vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres. Si quieres tener casas y tierras y una familia grande y feliz,
abandona a todas estas cosas". Él estaba describiendo el paradójico
principio de renunciar a todo.

Este principio puede convertirse en una parte instintiva de nuestra vida,


de manera tal que podamos prescribir el tratamiento inmediato para
nosotros mismos cuando estemos "fuera del Espíritu". En la medida que
estamos dispuestos a soltar, podemos vivir una vida cristiana victoriosa.

La mayoría de las personas en las iglesias sabe que, a pesar de las


numerosas charlas acerca de la vida cristiana victoriosa, nadie la está
realmente experimentando.  Pero todo el mundo conspira en secreto
para no confesar esta verdad deprimente.
Hemos escuchado a muchos afirmar que son una excepción a la norma
tibia, pero al examinarlos más detalladamente todos resultan ser "pozos
secos", como los que se describen en 2 Pedro 2:17-19.

Sin embargo, todos sus problemas podrían resolverse si simplemente


renunciaran a todo.

Los pocos problemas menores que experimentamos son casi nada en


comparación a las frustraciones espirituales de aquellos que tratan de
servir a Dios y al dinero al mismo tiempo. Incluso nuestros pocos
problemas siempre están conectados a algún área de nuestra vida en la
que no estamos renunciando.

El lema "suéltate y deja que Dios obre" refleja el principio de renunciar a


todo. Pero la mayoría de las personas tiene miedo de tomarlo
literalmente. Al igual que Abraham (Génesis 22), Dios le pide a las
personas sacrificar a sus propios "Isaac".  Pero estas tratan de decirse a
sí mismos que ya lo han hecho "en su corazón" en vez de tomarlo en
serio y levantar un cuchillo a lo que debe ser abandonado.

Lo hermoso de tomar literalmente el mandamiento de Jesús de renunciar


a todo es que no tenemos que vivir con signos de interrogación sobre si
realmente estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos. Si Dios
quiere que tengamos algo que hemos renunciado, él mismo lo va a
"resucitar". Si no lo hace, entonces es mejor que quede muerto...
crucificado... abandonado.

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