Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Barcelona, 11 de febrero 2010, con ocasión del curso "Psicología & Verdad: el pensamiento
psicológico de W. Giegerich”
Volver
En un pasaje de su profunda, compleja y voluminosa obra sobre Nietzsche (1), Martín Heidegger hace
la siguiente observación (mi traducción):
“¿Cómo puede un pensamiento (una idea) poseer fuerza determinativa? “¡Ideas!” ¿Cómo cosas tan
volátiles van a ser centro de gravedad? Por el contrario, ¿no es acaso determinante para el hombre
justamente lo que se agolpa a su alrededor, sus circunstancias -por ejemplo, su alimento? Recordad
la famosa sentencia de Feuerbach: “El hombre es lo que come”. ¿Y, junto con el alimento, la
localidad? Recordad las enseñanzas de los sociólogos clásicos ingleses y franceses respecto al milieu-
que significa tanto la atmósfera general como el orden social. ¡Pero los “pensamientos” no, ni con la
mejor voluntad!
A todo ésto Nietzsche respondería que es precisamente una cuestión de ideas, puesto que éstas
determinan al hombre aún más que aquellas otras cosas; ellas solas le determinan con respecto a
esos mismos alimentos, con respecto a su localidad, a su atmósfera y su orden social.
La más intrínseca de las “fuerzas interiores” -añade Heidegger- son las ideas.” (ps. 22-23)
O, dicho de una manera aún más clara: la más interna de las fuerzas internas es el pensamiento, la
idea. Naturalmente, no se trata aquí de “mis pensamientos” o “tus pensamientos”, “mis ideas” o “tus
ideas”, sino de LA IDEA (el Concepto viviente, diría Hegel) que se abre camino, aún a través de la
pobreza o incluso ausencia de pensamientos- no sólo en el ser humano, o en la realidad colectiva,
sino y sobre todo en el mundo mismo. Es a esta idea a lo que Wolfgang Giegerich llama “la vida
lógica del alma”.
© E. Eskenazi
(1) M. Heidegger, Nietzsche, translated by David Farrell Krell, ed. Haper Collins, 1991
(2) Hegel, ya en el Prólogo de “La Fenomenología del Espíritu” afirma que en la “proposición
especulativa” (o propiamente filosófica, es decir: dialéctica) “la identidad del sujeto y el predicado no
debe destruir la diferencia entre ellos, que expresa la forma de la proposición, sino que su unidad
debe brotar como una armonía”. Es por ello una proposición en la que la identidad no destruye la
diferencia y la diferencia no invalida sino que enriquece y determina la identidad.
(3) formulación alquímica citada frecuentemente por Jung: (el Arte) requiere la totalidad del hombre.
(4) De acuerdo con Hegel, “La filosofía es su propia era comprendida en pensamiento” (Prefacio a La
Filosofía del Derecho)
Volver