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Microbiología Clínica Alexis Manuel Ucán Huitzil

COCCIDIOIDOMICOSIS

SÍNTESIS

La coccidioidomicosis es una enfermedad causada por infección del hongo dimórfico


coccidioides immitis, que ocasiona una micosis pulmonar primaria cuyas
manifestaciones clínicas varían desde una afección asintomática hasta una forma
sistémica diseminada y letal, y que debido a la semejanza clínica y radiológica entre
esta y la tuberculosis pulmonar se vuelve relevante al establecer un diagnóstico
diferencial.

El coccidoides immitis durante su fase saprófita vive en el suelo en forma de


micelios, los cuales en algún momento se fragmentan en artroconidias (artrosporas),
que constituyen las formas infectantes para el ser humano y que en zonas áridas y
en temporadas de sequía son vehiculizadas a través de las corrientes de aire de
estos lugares. Esta micosis es propia del territorio americano y de zonas endémicas
semiáridas, afectando principalmente a trabajadores expuestos al polvo del campo.
El periodo de incubación una vez infectada la persona es menor o igual a 2
semanas.

La infección por el hongo es debida a la inhalación de estas artroconidias, en donde


invadiendo tejidos en ambientes favorables a su desarrollo consiguen su fase
parasitaria, conformando esférulas de pared gruesa conteniendo en su interior
endosporas que al crecer las rompen originando un ciclo, ocasionando de esta forma
una respuesta tisular similar a la tuberculosis y que dependiendo del estado inmune
del paciente puede presentarse con sintomatología leve o severa.

La presentación clínica depende del grado de severidad de la enfermedad, aunque


en la mayoría de los casos (aproximadamente el 60%) son de forma asintomática o
de sintomatología muy leve que resulta casi indistinguible de las infecciones virales
comunes y que evolucionan con resolución espontánea sin necesidad de
tratamiento (a excepción de los pacientes con factores de riesgo que favorecen la
diseminación como las embarazadas o los inmunodeprimidos). En el otro extremo
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(el 40% restante) los pacientes presentan síntomas después de un par de semanas
de haberse infectado, incluyendo entre estos la fiebre, escalofríos, cefalea, tos
productiva, esputo hemoptoico y dolor en el tórax.

Para el diagnóstico es importante establecer de manera correcta factores que


puedan asociarse con la infección, como sospecharse en áreas endémicas en los
pacientes con cuadro clínico compatible, además de realizar el diagnóstico de
certeza únicamente al identificar el hongo. Con esto, las herramientas diagnósticas
a disposición que podrían usarse son la PCR a tiempo real, la cual posee alta
especificidad y sensibilidad, los estudios serológicos con anticuerpos, que
dependiendo del grado de desarrollo de la enfermedad son de utilidad (IgM en
infección reciente e IgG en crónica), y finalmente el estándar de oro para el
diagnóstico que es el cultivo con la detección histopatológica de las esférulas de
pared gruesa con sus inclusiones de endosporas a través de biopsia.

El tratamiento del enfermo debe indicarse de acuerdo a la modalidad clínica y a su


estado inmunológico, no requiriendo tratamiento alguno los asintomáticos, los que
tengan neumonía localizada y sin complicaciones y los que posean un cuadro clínico
leve, en sí, las formas primarias no deben tratarse, pero las diseminadas sí llegan a
requerir medicación antifúngica, como los derivados imidazólicos (itraconazol) y la
anfotericina B liposomal.
Microbiología Clínica Alexis Manuel Ucán Huitzil

DUDAS SOBRE EL TEMA

 ¿Qué tan difícil es establecer el diagnóstico diferencial de la enfermedad


debido a la baja prevalencia fuera de zonas endémicas?

 Para este tipo de enfermedades inusuales, ¿qué tan oportuno es el


diagnóstico etiológico?

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