Sra.

ALLEM
3°Curso/ Civilización Hispanoamericana
Grupos: 1 y 4

La Doctrina Monroe y El Destino Manifiesto

A. La doctrina Monroe

¿Qué es la Doctrina Monroe?

La conocida como doctrina Monroe debe su denominación al presidente de los Estados

Unidos James Monroe y se dio a conocer durante su mandato en 1823. La idea fundamental
de dicha doctrina se puede resumir en una frase histórica y que se ha hecho célebre:
"América para los americanos".

La doctrina Monroe consistía teóricamente en considerar cualquier intervención europea en

los destinos de los países americanos como un agravio directo a los Estados Unidos que
merecería una respuesta inmediata y decisiva.

Si bien la doctrina Monroe fue emitida en un momento en que los Estados Unidos carecía
de poder militar para sustentarla, luego tomaría importancia en la definición de las
relaciones internacionales entre la nación norteamericana y el resto del continente, por lo que
a menudo se considera como un anuncio del futuro imperialismo estadounidense.

La doctrina fue ideada por John Quincy Adams, quien sería presidente de los Estados
Unidos luego de Monroe, pero presentada por éste último al Congreso de la nación en su
sexto Discurso sobre el Estado de la Unión.

Con la célebre frase de “América para los americanos”, la doctrina Monroe estipulaba como
un asunto de importancia estratégica para los Estados Unidos el apoyo en la lucha
independentista del resto del continente, considerando como una amenaza a su también
recién adquirida soberanía cualquier afianzamiento del poder Imperial europeo en América.

Este anuncio tuvo un efecto doble entre los intelectuales y políticos latinoamericanos, ya

que por un lado agradecían el apoyo estadounidense en su lucha contra las potencias
europeas de la Santa Alianza; pero por el otro temían desde temprano la injerencia que dicha
resolución le otorgaba a los Estados Unidos en sus nacientes repúblicas.

Los fundamentos de la Doctrina Monroe:

La aplicación de la Doctrina Monroe contaba con tres puntos básicos:
1- “Los continentes americanos (…) no deben ser considerados ya como objetivo de futuras
colonizaciones por parte de potencias europeas”
2-“el sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto (…) del de América
(…) cualquier tentativa de ellas para extender su sistema a cualquier porción (parte) de
nuestro hemisferio sería considerada por nosotros como peligrosa para nuestra paz y
seguridad”
3-“En las guerras entre potencias europeas por cuestiones propias de ellas no hemos tomado
nunca parte alguna, ni interesa a nuestra política que la tomemos”.

B. Destino Manifiesto:

La expresión “Destino Manfiesto” fue usada por primera vez en 1845, por un periodista quien
escribió en la revista « Democratic Review » de Nueva York: « el completamiento de nuestro
destino es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la providencia
(derecho devino), para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno». De esta
forma John O’Sullivan pretendía justificar la expansión de Estados Unidos hacia otros
territorios.

El Destino Manifiesto como O’Sullivan lo recalca, describía a la misión divina de EE.UU de

propagar su sistema de democracia, federalismo y libertad personal, así como promover el
pensamiento de su nación en rápido crecimiento que consistía en tomar posiciones a todo el
continente americano.

O’sullivan expresaba también que el gobierno de EE.UU y el ejército jugarían un papel de

testigo mudo en la expansión por todo el continente por lo que la difusión de dicho precipito:
“Iba a ser pacifica a pesar de eso”.

Muy pronto, políticos y otros líderes de opinión aludieron al “Destino Manifiesto” para
justificar la expansión imperialista de los Estados Unidos. A través de la doctrina del Destino
Manifiesto se propagó la convicción de que la “misión” que Dios eligió al pueblo
estadounidense y lo ofreció el privilegio de explorar y conquistar nuevas tierras, con el fin
de llevar a todos los rincones de Norteamérica la “luz” de la democracia, la libertad y la
civilización. Aunque originalmente esta doctrina se oponía al uso de la violencia, desde 1840
se usó para justificar el intervencionismo en la política de otros países, así como la
expansión territorial a través de la guerra, como sucedió en 1846-48 en el conflicto bélico que
concluyó con la anexión de más de la mitad de territorio mexicano.