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Sra.

ALLEM
Clase: Civilización Hispanoamericana
3°Curso/grupos: 1y 4.

De la Revolución mexicana a la expedición punitiva


“Tan lejos de Dios tan cerca de EE.UU”

La expedición punitiva está enraizada en el proceso revolucionario mexicano de 1910,


cuando una facción rebelde liderada por Francisco I. Madero, Jr., intentó derrocar al
presidente Porfirio Díaz, el dictador de México por más de treinta años. A los Estados
Unidos les preocupaba que el conflicto perjudicara los intereses comerciales estadounidenses
en México y a sus ciudadanos que vivían a lo largo de la frontera.
Desde el principio de la Revolución Mexicana estuvo claro, desde el principio, que los
rebeldes contaban con el apoyo de los Estados Unidos, cuando el vicepresidente mexicano
declaró que el movimiento revolucionario de su país es fomentado por los norteamericanos
con miras de conquista, y molestados por los dictados del gobierno de alejar a los yanquis de
los negocios del país. Los Estados Unidos negaban, oficialmente, tanto su colaboración con
los insurgentes como sus supuestas intenciones de expansión territorial; pero no descartaban
una intervención en el conflicto con el fin de proteger la vida de sus ciudadanos residentes
allí. Como primera medida, el presidente estadounidense William H. TAFT envió alrededor
de dieciséis mil soldados a la zona frontera de Texas en abril de 1911. Aunque oficialmente
se les envió a la frontera para realizar ejercicios de entrenamiento, extraoficialmente la
división se preparaba para una posible incursión en México. En junio del mismo año, la
revolución había tenido éxito, y Madero fue electo presidente.

Las tensiones entre ambos países disminuyeron, en principio, tras los acuerdos de Ciudad
Juárez de mayo de 1911 y la elección de Madero. Pero la elección fue momentánea y la
tranquilidad duró poco tiempo: el general Huerta detuvo a Madero y le obligó a dimitir en
1913. Por consecuencia, una guerra civil se estalló entre los partidarios de Madero y los de
Huerta. De las primeras medidas del nuevo presidente norteamericano Wilson para hacer
frente a la inestabilidad de su vecino fue la negación del reconocimiento de Huerta y el
bloqueo del tráfico de armas con destino a los sublevados contra Madero, y la advertencia a
este último de que en el caso de que no cesaran los ataques "a los súbditos yanquis" él se
ocuparía de pararlos.
Cuando las fuerzas de Huerta parecían estar ganando la guerra civil a principios de 1914,
Wilson levantó el embargo de armas, ofreciéndose a ayudar a Carranza. Durante varios
meses, los buques de guerra de la Armada de los EE. UU. habían estado situados en los
puertos de Tampico y para proteger intereses estadounidenses y extranjeros relacionados
con el ricos yacimientos de petróleo en la zona. El 9 de abril, un grupo de marineros yanquis
desembarcó en Tampico para recuperar suministros. Las tropas de Huerta arrestaron y
detuvieron a dos de ellos. Los marineros fueron liberados poco tiempo después, y el
presidente Huerta ofreció una disculpa a los Estados Unidos por el incidente. En última
instancia, el Almirante Mayo exigió un saludo de veintiún armas a la bandera de los Estados
Unidos, además de la disculpa. Huerta estuvo de acuerdo solo si los estadounidenses le
devolverían el honor. Al enterarse del incidente, el presidente Wilson rechazó la solicitud de
Huerta. En cambio, ordenó a la Flota del Atlántico de la Marina de los Estados Unidos a la
costa del Golfo de México para que fortalecieran las fuerzas y para que ocuparan Tampico.
Sin embargo, otra crisis en la costa de Veracruz impidió que las tropas estadounidenses
ocuparan la ciudad, y el incidente de Tampico llegó a su fin sin una conclusión definitiva.
El presidente Wilson ordenó a las fuerzas de EE. UU. en el área que tomaran la aduana de
la ciudad de Veracruz y que capturaran las armas. En la tarde del 21 de abril de 1914, un
contingente de 787 infantes de marina y marineros rápidamente desembarcó y tomó la
aduana. Para el mediodía del 22 de abril, las tropas de los Estados Unidos habían ocupado la
ciudad. Las fuerzas estadounidenses fueron atacadas por soldados mexicanos, y se produjo
una violenta batalla callejera.

El 30 de abril de 1914, la Quinta Brigada de Infantería del Ejército de los EE. UU., bajo el
mando del General Brigadier Frederick Funston, llegó a Veracruz. La brigada asumió el deber
de ocupación de la armada y también organizó un gobierno militar para restablecer el orden
en la ciudad. El presidente Huerta nunca reconoció oficialmente a los ocupantes de Estados
Unidos, pero tampoco hizo ningún intento serio para resistir su poder. El 15 de julio de 1914,
Huerta renunció a la presidencia y se mudó a España. La Quinta Brigada de Infantería
abandonó Veracruz el 23 de noviembre, y el gobierno de los Estados Unidos acordó que
Carranza y su gobierno de facto podrían usar la ciudad como su capital.

Estados Unidos y seis naciones latinoamericanas reconocieron oficialmente el gobierno de


Carranza el 19 de octubre de 1915. Este reconocimiento fe considerado como un insulto
directo a Francisco Villa y sus seguidores, quienes anteriormente se habían separado de
Carranza.

Sintiéndose traicionados, Villa y sus seguidores iniciaron un curso de represalia dirigido


principalmente a los estadounidenses. En un caso, asesinaron a diecisiete ciudadanos de los
Estados Unidos a bordo de un tren que viajaba desde la ciudad de Chihuahua hasta la mina
Cusi en Santa Isabel, Chihuahua. Aunque este acto enfureció al público estadounidense, fue el
próximo ataque de los villistas, la incursión en Columbus, Nuevo México, lo que provocó que
el gobierno de los Estados Unidos buscara venganza.

El 9 de marzo de 1916 la tranquilidad de los habitantes del pueblo de Columbus, Nuevo


México, fue interrumpida por los sorpresivos gritos de “¡Viva Villa! y ¡Viva México!”, era la
primera vez que los gringos eran atacados en su territorio. La invasión de las fuerzas villistas
a Columbus fueron la respuesta de Pancho Villa al apoyo norteamericano a Carranza en la
guerra civil y tuvo un componente de venganza particular que era capturar y fusilar a Sam
Ravel, un traficante de armas norteamericano que había estafado a Villa vendiéndole
munición inservible a pedido expreso del gobierno de Woodrow Wilson.

En respuesta, el gobierno de los EE.UU. envió el 14 de marzo de 1916 la Expedición


Punitiva encabezada por el General John J. Pershing compuesta en un principio por casi
cinco mil soldados que fueron aumentados hasta completar la cifra de diez mil. El ex
presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, y el general George Patton, líderes
militares de EE.UU en la Segunda Guerra Mundial fueron parte de la expedición que tenía por
objetivo capturar a Villa para ser juzgado en territorio norteamericano como un bandido.
La expedición culminará desastrosamente en febrero de 1917, sin haber logrado el objetivo de
capturar al líder de los campesinos revolucionarios en el estado de Chihuahua y habiendo
resentido las relaciones políticas con el entonces presidente Venustiano Carranza.

Una consecuencia de la Expedición Punitiva y su fracaso va a ser la imposición como


credo oficial de la política exterior mexicana de la Doctrina Carranza, que reafirmaba la
soberanía económica y territorial mexicana frente a las amenazas estadounidenses. Queda
para el general Villa y los milicianos de la División del Norte el honor de buscar vengar los
oprobios del imperialismo norteamericano invadiendo con una fuerza revolucionaria su
territorio.

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