Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Introducción:
El fútbol, y más el de alto nivel, es un deporte que requiere un gran esfuerzo para el
deportista .Se engloba dentro de los deportes colectivos caracterizados por esfuerzos
explosivos individuales y su práctica supone para el practicante un riesgo lesivo inherente.
Desde este artículo, se pretende acercar al lector, especializado o no, a una de las
lesiones más frecuentes de este deporte, la rotura de fibras de la zona anterior del muslo o
más concretamente del músculo recto anterior.
Profesionales o no, son muchos los jugadores que han sufrido alguna vez en su carrera
deportiva este tipo de lesión y son ellos, quien mejor entenderán el por qué de este artículo
ya que en muchos de sus casos esta lesión les ha tenido apartados mucho tiempo de los
terrenos de juego, llegando incluso a provocar su retirada.
Actualmente hemos visto casos concretos como el del defensa del Real Madrid Jonathan
Woodgate o el del azulgrana Leo Messí en los que sendas roturas de fibras han provocado
su exclusión del equipo por largos periodos de tiempo, llevándonos esto a reflexionar
sobre la dificultad que conlleva el proceso de recuperación de esta lesión en los equipos
de élite cuanto ni más en el deportista aficionado o amateur.
El objetivo por tanto que pretendo desde aquí es aunar todos aquellos escritos que desde
mi opinión resultan más interesantes y crear un “todo” alrededor de esta lesión que sea de
ayuda para fisioterapeutas, readaptadotes, preparadores físicos, médicos y demás a la
hora de tratar a un deportista con esta lesión de la mejor y más rápida manera posible sin
riesgo de recaídas.
Todos lo músculos están formados por numerosas fibras que varían entre 10 y 80
micrómetros .Cada una de estas fibras está formada a su vez por subunidades
denominadas miofibrillas.
Cada fibra muscular contiene entre varios centenares y varios millares de miofibrillas que a
su vez se componen de unos 1500 filamentos de miosina y 3000 de actina, responsables
de la contracción muscular.
Los sarcómeros son los tramos en los que se divide la miofibrilla y que están delimitados
por las líneas Z, en reposo muscular tienen una longitud de 2 micrómetros
aproximadamente
Es uno de los grupos musculares más potentes del cuerpo humano y su correcta función
depende de la perfecta coordinación entre sus componentes y con su antagonista (los
isquiotibiales)
Centrándonos en el recto anterior, anatómicamente observamos en el mismo una inserción
proximal con un tendón directo insertado en la espina iliaca antero inferior y uno indirecto
que va a parar a la ceja cotiloidea.
La inserción distal posee un tendón que transcurre en la cara profunda del músculo y se
extiende a lo largo de los 2/3 distales.
Las fibras se dirigen desde el tendón proximal al distal dándole al músculo una estructura
bipeneada
El tendón distal casi todo su recorrido lo hace a lo largo del vientre muscular, lo cual
origina que sea susceptible de lesión en todo su recorrido.
Son lesiones musculares que pueden producirse de una manera directa (contusión, típico
“bocadillo”) o indirecta (elongación, movimiento balístico).
Debido a la rica inervación del músculo, cuando el deportista la sufre, nota un dolor muy
agudo, concreto y que le impide continuar con la práctica deportiva.
Algunos la narran como una “pedrada”, sobre todo cuando es en la parte posterior y se
comenta con cierta sorna que algunos jugadores incluso llegaron a darse la vuelta para ver
el origen de dicha piedra.
“La rotura se puede producir en el vientre muscular, en la unión entre el vientre muscular y
el tendón, sobre el propio tendón o puede ser un arrancamiento de la inserción muscular
en el hueso.” Del Corral, 2005.
Estas lesiones conllevan una rotura de vasos que produce un hematoma en el que la
extravasación de sangre puede ser intramuscular, cuando la fascia está intacta o
intermuscular, cuando la fascia se rompe y la sangre se dispone en los espacios
intersticiales sin aumentar la presión muscular.
La gravedad de esta lesión nos viene indicada por el número de fibras rotas por lo que a la
hora de clasificarlas se dividen en parciales (cuando no afectan a todo el músculo) o
totales (cuando sí lo hacen).
El abanico tan grande de porcentajes que podemos encontrar dentro de las roturas
parciales provoca que existan tantas clasificaciones como autores tratan el tema.
- Grado 3: desgarro completo. Compromete el vientre completo del músculo, con una
separación de los extremos por retracción de éstos e interposición.
J.M Sánchez (2004), especialista en recuperación deportiva, divide las mismas añadiendo
el criterio de la afectación de la aponeurosis llevándole esto a distinguir 4 grados de lesión.
Sea cual sea el grado en el que uno u otro autor sitúe la lesión a tratar lo fundamental en
estos casos es recibir un seguimiento meticuloso por parte de un especialista, en el que se
determine exactamente la afectación muscular y en el que se ofrezca un tratamiento de
recuperación adaptado a la persona y al músculo que produzca resultados satisfactorios
en los que no aparezcan recidivas.
En función del deporte practicado hay un mayor riesgo para uno u otro grupo muscular. En
una encuesta entre jugadores de fútbol profesionales, se demostró que las lesiones
musculares eran las que más se producían, 26,8%. (Leáis, 1989)
Volví, Melegati et al. en un estudio que duró 5 años (1995-2000) en una liga profesional de
fútbol de Italia encontraron que el 30 % de las lesiones producidas fueron musculares
“Las roturas de fibras musculares se producen con mayor frecuencia en los músculos
biarticulares (cuadriceps, isquiotibiales, gemelos) ,como consecuencia de una
descoordinación neuromuscular momentánea” (Renstrom,1985)
Dentro del cuadriceps, el recto anterior es el músculo que en la mayoría de los casos es el
afectado ya que es el que mayor actividad electromiográfica registra en el momento de la
extensión de rodilla o el que más anteriormente colocado está anatómicamente en caso de
sufrir una contusión
“Las distensiones más frecuentes no son las roturas completas sino las roturas parciales
del tejido muscular, localizándose principalmente en la unión miotendinosa” (Millar,1979).
Como vemos tras analizar la literatura especializada existente, la rotura de fibras parcial
del recto anterior es una lesión muy común entre jugadores de fútbol profesionales y no
profesionales por lo que debido a su incidencia y gravedad creemos necesario otorgarle la
importancia que se merece.
Para Del Corral , 2005, la contusión y el sobreuso de la musculatura extensora son las
principales causas de lesión en jugadores profesionales.
Espejo Baena (1996) también señala a los músculos biarticulares con alta proporción de
fibras rápidas como los principales sufridores de esta lesión y menciona el estiramiento
brutal, la incoordinación neuromuscular, el choque a distancia y la parada brusca como las
principales causas.
Por último, y como causa indirecta, también he encontrado consenso a la hora de señalar
la pérdida de líquidos y sales producida por la sudoración como un desencadenante en las
roturas.
6. Síntomas y Diagnóstico
El jugador que la padece sufre un dolor repentino (pinchazo), agudo e intenso (cualquiera
que lo haya sufrido lo identifica rápidamente) y localizado en un lugar concreto. Provoca
una impotencia funcional casi total en ese músculo. Evidentemente, los síntomas variarán
en base al tipo de lesión que suframos, así, en una pequeña rotura el dolor será la única
señal pero cuando se trata de casos más graves la equimosis y el hematoma harán acto
de presencia. En algunos casos en los que el dolor ha sido muy intenso se han identificado
episodios de shock con mareo y sudor frío, pero esto es muy poco frecuente.
Como vemos, diagnosticar este tipo de lesión es sencillo siempre y cuando el jugador nos
ofrezca una explicación clara de lo ocurrido o nuestra presencia en el momento del
percance así nos lo indique. De todos modos, y aunque nuestro diagnóstico esté bastante
cerca de lo realmente sufrido, no podremos saber el alcance real de la lesión si no
echamos mano de material más sofisticado que nuestra propia visión u oído. Material este
no sólo imprescindible para saber perfectamente el grado de afectación sino
importantísimo también a la hora de seguir la evolución durante la fase de tratamiento
indicándonos con ello el momento idóneo para la reaparición deportiva.
“El rápido desarrollo tecnológico del ultrasonido (US) y de la resonancia magnética (RM)
ha modificado el enfoque diagnóstico y terapéutico de las lesiones musculares. El contar
con un examen inicial permite objetivar la magnitud de la lesión, estimar el tiempo de
recuperación, monitorizar la evolución y respuesta al tratamiento” Dra. Sara Muñoz
( 2002).
La ecografía y la resonancia magnética son dos métodos de diagnóstico por imagen que
diagnostican correctamente las lesiones musculares. Travieso, MM afirma que: “la
ecografía es un método barato y rápido que en las lesiones más graves puede infravalorar
la gravedad de la lesión por lo que es la RM el sistema más recomendable en casos de
sospecha de lesión complicada” . En referencia a las lesiones más leves en pacientes de
alto rendimiento: “..debido a las numerosas implicaciones sociales y económicas y a la
escasa precisión que muestra la ecografía en cuanto al periodo de convalecencia se
refiere, aconsejamos la utilización complementaria de la RM como método de precisión
que pronostique con exactitud el periodo de inactividad”.
RM del recto anterior derecho (corte coronal, T2). Lesión grado 2 con periodo
convalecencia corto, sobreestimación por el edema.
En Travieso Ajá, MM. (2005)
7. Hacia la regeneración
Cuando las propiedades tanto arquitectónicas como funcionales del tejido sustituto son
indistinguibles del tejido original, estaremos hablando de “regeneración de un tejido”.
Parece evidente que de los dos procesos señalados, será el de la regeneración aquel que
más nos interese potenciar a la hora de tratar a un deportista lesionado para así asegurar
de una manera más efectiva y sin riesgos su vuelta a los terrenos de juego.
“El tratamiento de la lesión muscular pretende estimular la regeneración para que compita
con la cicatrización que invariablemente dará como resultado un músculo de menor
volumen y con importante pérdida de funcionalidad ya que la cicatriz no es elástica y
predispone a nuevas lesiones”. Dra. Sara Muñoz ( 2002)
Zhang y Dhoot, (1998) continúan el proceso con la fusión de los mioblastos entre sí para
formar miotubos, que a su vez se fusionarán para formar nuevas fibras musculares.
Cuando un paciente llega a la consulta sea por esta o por otra lesión lo primero que piensa
o que quiere saber en caso de ser deportista profesional es el tiempo que estará de baja.
La mayoría de las veces, ni el fisioterapeuta ni el rehabilitador son capaces de establecer
una fecha de vuelta concreta ya que cada lesión es diferente y a cada paciente le afecta
de una manera.
Son muchos los casos en los que una vuelta precipitada ha ocasionado agravamientos
importantes en las lesiones provocando con ello periodos de inactividad mucho más
duraderos que los inicialmente esperados.
Surge por tanto el término que todo profesional ha de seguir y que consiste en la
recuperación funcional precoz definida esta por Fernandez Martín (1997) como “el proceso
cuyo objetivo general es recuperar la función perdida del deportista lo antes posible
evitando recidivas, y que tiene como objetivo especifico el recuperar la función del gesto
dentro de la modalidad deportiva principal.”
Antes de abordar los tratamientos específicos para las roturas de fibras que la literatura
nos ofrece, hemos de hacer mención a un término acuñado por el Dr. Gonzalo E. Gomez ,
que en mi opinión es fundamental y que se trata de “la personalidad del desgarro”. En su
estudio realizado en varios músculos del cuerpo humano, comprobó como cada uno de
ellos tiene unas características anatómicas y clínicas únicas, lo cual les hace diferentes a
la hora de recibir determinados tratamientos.
Más allá de esta simple “personalidad del desgarro” el autor concreta e integra el concepto
estableciendo el término de “personalidad de la lesión muscular” que englobaría tres
componentes: el tipo de paciente, el músculo afectado y el tamaño y localización del
desgarro, afirmando que: “..la gran diversidad en cada uno de estos tres aspectos hace
que cada caso sea único, que no existan dos desgarros iguales y por lo tanto que cada
lesión sea tratada de forma particular”.
Una vez definidas las premisas que considero imprescindibles para comenzar un
tratamiento adaptado al deportista, y pasando a señalar los protocolos de recuperación
más comunes para este tipo de lesiones musculares, observaremos como ciertos datos
que los mismos ofrezcan no deben ser tomados estrictamente ya que cada proceso es
idiosincrásico y evoluciona de una manera distinta.
Para Del Corral (2005),el pronóstico de la rotura viene marcado por el grado de hematoma
en el momento de la rotura y establece que en la fase aguda todo el esfuerzo debe
encaminarse a reducir la hemorragia siendo el protocolo ICER el tratamiento aplicado
durante las primeras 48 horas.
En lesiones más graves, establece un periodo de una semana para comenzar a mover y
cargar progresivamente la musculatura siempre teniendo en cuenta el límite del dolor.
Para el galeno madridista el masaje está contraindicado hasta la cicatrización de la lesión,
tanto en roturas totales como parciales , ya que la aplicación de este puede ocasionar un
nuevo sangrado en la zona dañada.
Coincidiendo con otros muchos autores, señala la aparición de tejido fibroso (lugar de
futuras roturas) y la miositis osificante debida al hematoma no reabsorbido como las
principales complicaciones de esta lesión.
Por otro lado, en Del Corral, A; Forriol,F; Vaquero, J. (2005) se menciona el protocolo de
Delle y Drez dividido en 5 fases y que a continuación se expone:
Espejo Baena (1996) sigue un protocolo muy parecido al que se acaba de mencionar de
Delle y Drez con la salvedad de que en la primera fase añade antiinflamatorios y relajantes
musculares así como el masaje no brusco en la segunda fase. Como otra novedad, añade
la rehabilitación propioceptiva para la cuarta fase y establece una secuencia de
reentrenamiento para la fase final y que consiste en: carrera continua-progresiones-
velocidad-cambios de ritmo y zancada larga.
Estiramientos sólo se comenzarán en esta fase en caso de que la lesión sea una
distensión que no llegue a rotura.
Como podemos imaginar, esta técnica aunque muy interesante, tan sólo está al alcance de
unos pocos por lo que su utilización en deportistas sin recursos es muy limitada o nula.
Observamos que aunque distintos, todos los protocolos siguen una línea más o menos
parecida por lo que no creo conveniente la elección exclusiva de un único modelo. Como
ya se ha mencionado anteriormente, las lesiones musculares son individuales y cada
paciente responderá de una manera a una técnica concreta, será por tanto cuando entre
en juego nuestra profesionalidad y experiencia para que seamos capaces de adaptar a
cada deportista en base a sus características aquel protocolo de recuperación que mejor y
más rápidamente asegure su vuelta a los terrenos de juego de una manera segura y sin
riesgo a futuras recaídas.
“Durante la primera semana el lugar de la lesión es el punto más débil durante los
estiramientos pasivos Después de la primera semana,la rotura suele producirse en la parte
proximal de la lesión.” (Jarvinen,1976)
Sherry MA & Best TM (2004) en un estudio con atletas con rotura de fibras de
isquiotibiales, comprobaron queun programa de rehabilitación compuesto por ejercicios de
agilidad y de estabilización del tronco es más efectivo que un programa que haga hincapié
en el estiramiento y fortalecimiento del músculo aisladamente a la horade acelerar el
retorno a la práctica y prevenir recaídas.
Millar AP (1976) propone un tratamiento para roturas leves compuesto por varias
repeticiones de una rutina de hielo y onda corta para el alivio del dolor, estiramientos
pasivos, ultrasonidos y ejercicios primero de los antagonistas para pasar posteriormente al
músculo lesionado. Ejercicios de cuadriceps y de marcha correcta fueron ejecutados para
asegurar la aptitud del deportista después de la cura. El promedio del tratamiento fue de 6
días encontrando un 1% de recidivas
Alonso, JM en 1997 señala: “ Uno de los usos terapéuticos de los AINES son las lesiones
musculares en fase aguda. Suele emplearse por vía intramuscular, oral y dermatológica
local. Cuando la lesión es suficientemente seria como para causar sangrado en tejidos
blandos, deben transcurir un mínimo de 24 horas entre la lesión y el inicio de la terapia. El
uso en menos tiempo puede incrementar considerablemente el sangrado de los tejidos
blandos”.
Garret, WE Jr (1996) afirma tras su experiencia que el uso de AINES presente un riesgo
para la lesión a largo plazo.
Almekinders, LC & Gilbert JA (1986) en un estudio durante 11 días con dos grupos de
trabajo demostraron que los antiinflamatorios no esteroideos (piroxicam en este caso)
pueden retrasar la regeneración del músculo lesionado.
“El tratamiento con AINEs lo han puesto en entredicho los autores que defienden que en
las roturas musculares es necesaria la respuesta inflamatoria para evitar una fibrosis y
para que puedan actuar las células satélite, responsables de la respuesta reparadora para
transformarse en mioblastos” (Del Corral,2005)
Finalmente, siguiendo la teoría que sostiene que el entrenamiento del miembro sano
favorece al miembro lesionado encontramos varios estudios que han confirmado que el
entrenamiento de fuerza de un grupo muscular produce mejoras en el grupo muscular
contralateral (Hellebrandt y col.1947; Shaver 1970; Komí y col.1978; Moritani y de Vries
1979; Houston y col.1983; Yasuda y Miyamura 1983; Leáis y col 1984; Kannus y col. 1992;
Ploutz y col.1994), los cuales se habrán de tener en cuenta a la hora de desarrollar un
programa de ganancia de fuerza muscular en la musculatura afectada, pudiendo utilizar
esta técnica en las primeras fases en las que todavía no está recomendado el movimiento
del segmento afectado.
Mención especial debemos hacer en el estudio de Lewis y col (1984), que derivó en la
conclusión de que buena parte de la mejora de la fuerza isométrica máxima del cuadriceps
sometido a entrenamiento se transfiere a la pierna no entrenada.
Por otro lado y para acabar, López Calvet, JA (1997) con un protocolo de entrenamiento
consistente en 120 contracciones isométricas máximas diarias de 5´´ con periodos de
descanso de 10´´ durante dos semanas, comprobó que se producía un aumento de la
fuerza isométrica máxima del 18% en la pierna entrenada y del 13 % en la no entrenada.
Pienso sinceramente que con toda la información aquí mostrada, tanto fisioterapeutas,
como rehabilitadotes ,como preparadores físicos gozan de un amplio cuerpo de
conocimiento con el que a través del trabajo multidisciplinar logren desarrollar planes de
recuperación en las roturas de fibras del recto anterior que aceleren la vuelta a los terrenos
de una manera segura y sin cometer errores que tal vez en otra ocasión hubieran
cometido.
Como se puede observar, son numerosas las conclusiones que se desprenden de los
cuantiosos artículos revisados, y es ahora, cuando entra en juego la profesionalidad y el
saber hacer de cada uno.
Desde el momento exacto que se produce la lesión el jugador sólo piensa en reaparecer lo
antes posible. A veces, la importancia de un jugador en el equipo o las ganas de este por
jugar hacen que se acorten demasiado los periodos de inactividad provocando peligrosas
recaidas.
El caso concreto de las lesiones musculares es muy complicado ya que el jugador cuando
ha pasado un tiempo concreto deja de sentir dolor, corre sin problemas, salta e incluso
chuta, lo cual le lleva a pensar que se encuentra al 100% y que ya puede incorporarse al
equipo.
Son desgraciadamente numerosas las ocasiones en las que esta situación ha derivado en
nuevas y mayores lesiones alejando aún más tiempo al jugador de los terrenos y
añadiéndole a esta situación un componente psicológico de ansiedad muy grande para el
futbolista.
En la actualidad, como señalan Orchard J; Best TM & Verral GM ( 2005) “no hay consenso
directo o consenso acordado para asegurar la vuelta al deporte después de una rotura
muscular eliminando completamente el riesgo de reincidencia con un rendimiento
máximo”.
Del Corral (2005) señala una serie de premisas que han de cumplirse para asegurar una
vuelta con ciertas garantías:
Para finiquitar con este apartado, mencionar algunos otros consejos que desde mi punto
de vista pueden ser muy útiles de cara a la puesta a punto definitiva:
-Realizar series de fuerza resistencia tanto en cuadriceps como en isquiotibiales para así
preparar mejor al músculo en caso de futuras sobrecargas.
- Hacer especial hincapié en los estiramientos de la zona dañada antes y después de los
entrenamientos o partidos.
- Ponerse en manos de los fisioterapeutas si se dispone de ellos todos los días al acabar
las sesiones para que descontracturen la zona y apliquen crioterapia.
- Durante las primeras sesiones con el grupo e incluso en los primeros partidos tras la
reaparición aplicar un vendaje funcional que aumente la seguridad del deportista, pero
teniendo prudencia para que el jugador no se acostumbre a jugar siempre con esta
técnica.
En su libro sobre vendajes funcionales, Toni Bové nos explica de una manera muy sencilla
la manera más eficaz de realizar este vendaje y que a continuación se puede observar en
5 sencillos pasos:
(Para más detalle sobre esta técnica consultar el libro mencionado referenciado en las
fuentes utilizadas)
10. Conclusiones:
- Las lesiones musculares y concretamente las roturas de fibras del recto anterior son un
tipo de lesión bastante común en los jugadores de fútbol por lo que se le ha de otorgar la
importancia que merecen.
- Dentro de la gradación de las roturas, son las parciales las que más y con más
complicaciones se dan en este contexto.
- Para poder realizar un tratamiento más adaptado al grado de rotura que se padezca se
ha de contar con medios sofisticados como la resonancia magnética o la ecografia, siendo
la primera mucho más precisa.
- La lesión se debe personalizar a cada paciente y a cada situación ya que no todos los
deportistas responden de igual manera.
- Asegurar una vuelta a la práctica sin riesgos es muy difícil por lo que debemos intentar a
toda costa que esta decisión se tome con la mayor cantidad de argumentos posibles.
- Hasselman CT, Best TM, C Hughes, S Martínez, W Garrett. (1995) “ An explanation for
various rectus femoris strain injuries using previously undescribed muscle
architecture.” Am J Sports Med 23: 493-499,
- Millar, AP (1976) “An early stretching routine for calf muscle strains” Med Sci Sports.
1976 Spring;8(1):39-42.
- Orchard, J; Best TM; Verral GM. (2005) “Return to play following muscle strains”Clin
J Sport Med. Nov;15(6):436-41
- Yi-Sheng Chan, MD; Yong Li, MD; William F; Freddie H; Johnny H; (2005) “The Use
of Suramin, an Antifibrotic Agent, to Improve Muscle Recovery After Strain Injury”The
American Journal of Sports Medicine 33:43-51 (2005)