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RECUPERACIÓN FUNCIONAL PRECOZ

Rotura de fibras del recto anterior: el mal del


futbolista. Recuperación funcional precoz
AUTOR:
EFISIOTERAPIA
FECHA:
18 NOV 2006
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AUTOR:

Pedro Gómez Piqueras 

Doctorando en ciencias de la actividad física y el deporte.

Estudiante último curso Fisioterapia. Universidad de Valencia (España)

1. Introducción:

El fútbol, y más el de alto nivel, es un deporte que requiere un gran esfuerzo para el
deportista .Se engloba dentro de los deportes colectivos caracterizados por esfuerzos
explosivos individuales y su práctica supone para el practicante un riesgo lesivo inherente.

Desde este artículo, se pretende acercar al lector, especializado o no, a una de las
lesiones más frecuentes de este deporte, la rotura de fibras de la zona anterior del muslo o
más concretamente del músculo recto anterior.

Profesionales o no, son muchos los jugadores que han sufrido alguna vez en su carrera
deportiva este tipo de lesión y son ellos, quien mejor entenderán el por qué de este artículo
ya que en muchos de sus casos esta lesión les ha tenido apartados mucho tiempo de los
terrenos de juego, llegando incluso a provocar su retirada.

Actualmente hemos visto casos concretos como el del defensa del Real Madrid Jonathan
Woodgate o el del azulgrana Leo Messí en los que sendas roturas de fibras han provocado
su exclusión del equipo por largos periodos de tiempo, llevándonos esto a reflexionar
sobre la dificultad que conlleva el proceso de recuperación de esta lesión en los equipos
de élite cuanto ni más en el deportista aficionado o amateur.

El objetivo por tanto que pretendo desde aquí es aunar todos aquellos escritos que desde
mi opinión resultan más interesantes y crear un “todo” alrededor de esta lesión que sea de
ayuda para fisioterapeutas, readaptadotes, preparadores físicos, médicos y demás a la
hora de tratar a un deportista con esta lesión de la mejor y más rápida manera posible sin
riesgo de recaídas.

2. Estructura del músculo esquelético

Todos lo músculos están formados por numerosas fibras que varían entre 10 y 80
micrómetros .Cada una de estas fibras está formada a su vez por subunidades
denominadas miofibrillas.

El sarcolema es la membrana que recubre a las fibras musculares que en el extremo de la


fibra se une a las fibras tendinosas formando haces tendinosos que darán lugar a los
tendones musculares que se insertarán en las zonas óseas.

Cada fibra muscular contiene entre varios centenares y varios millares de miofibrillas que a
su vez se componen de unos 1500 filamentos de miosina y 3000 de actina, responsables
de la contracción muscular.

Los sarcómeros son los tramos en los que se divide la miofibrilla y que están delimitados
por las líneas Z, en reposo muscular tienen una longitud de 2 micrómetros
aproximadamente

(Microfotografía electrónica de las miofibrillas en las que se observa la estructura de los


filamentos de actina y miosina así como la delimitación de los distintos sarcómeros) En
Guyton 2001; “Tratado de fisiología médica)

3. Cuadriceps: Recto Anterior

El cuadriceps es un conjunto de cuatro músculos (crural, vastos externo e interno y recto


anterior) cuya principal función es la extensión de la rodilla.

Es uno de los grupos musculares más potentes del cuerpo humano y su correcta función
depende de la perfecta coordinación entre sus componentes y con su antagonista (los
isquiotibiales)
Centrándonos en el recto anterior, anatómicamente observamos en el mismo una inserción
proximal con un tendón directo insertado en la espina iliaca antero inferior y uno indirecto
que va a parar a la ceja cotiloidea.

La inserción distal posee un tendón que transcurre en la cara profunda del músculo y se
extiende a lo largo de los 2/3 distales.

Además de tener la función de extensión de la rodilla, este músculo también hace de


sinergista junto al psoas iliaco en la flexión de la cadera

Las fibras se dirigen desde el tendón proximal al distal dándole al músculo una estructura
bipeneada

A partir de los trabajos de Hasselman y Garrett se comprueba la disposición de los


distintos componentes dentro del músculo. 

En su extremo proximal el tendón directo es aplanado y anterior.

El tendón reflejo es redondeado y postero-medial con respecto al directo en la porción


proximal. En su recorrido a distal se aplana en forma de coma, rota lateralmente y se ubica
en el centro del vientre muscular. En el tercio distal es chato ubicándose casi anterior.

El tendón distal casi todo su recorrido lo hace a lo largo del vientre muscular, lo cual
origina que sea susceptible de lesión en todo su recorrido.

En el fútbol, este músculo se ve involucrado principalmente en los lanzamientos a puerta,


en los choques de balón contra adversario, en los sprints tanto excéntrica como
concéntricamente…. y siempre, de una manera explosiva que hace peligrar su integridad.
4. ¿Qué son las roturas de fibras?

Son lesiones musculares que pueden producirse de una manera directa (contusión, típico
“bocadillo”) o indirecta (elongación, movimiento balístico).

Debido a la rica inervación del músculo, cuando el deportista la sufre, nota un dolor muy
agudo, concreto y que le impide continuar con la práctica deportiva.

Algunos la narran como una “pedrada”, sobre todo cuando es en la parte posterior y se
comenta con cierta sorna que algunos jugadores incluso llegaron a darse la vuelta para ver
el origen de dicha piedra.

El dolor que produce se calma con el reposo y reaparece inmediatamente con la


realización del gesto que la provocó si la misma no está del todo curada.

“La rotura se puede producir en el vientre muscular, en la unión entre el vientre muscular y
el tendón, sobre el propio tendón o puede ser un arrancamiento de la inserción muscular
en el hueso.” Del Corral, 2005.

Estas lesiones conllevan una rotura de vasos que produce un hematoma en el que la
extravasación de sangre puede ser intramuscular, cuando la fascia está intacta o
intermuscular, cuando la fascia se rompe y la sangre se dispone en los espacios
intersticiales sin aumentar la presión muscular.

La gravedad de esta lesión nos viene indicada por el número de fibras rotas por lo que a la
hora de clasificarlas se dividen en parciales (cuando no afectan a todo el músculo) o
totales (cuando sí lo hacen).

El abanico tan grande de porcentajes que podemos encontrar dentro de las roturas
parciales provoca que existan tantas clasificaciones como autores tratan el tema.

Tradicionalmente se vienen dividiendo en tres grados:


- Grado 1: lesiones microscópicas que comprometen menos del 5% del espesor total del
músculo. El paciente refiere dolor sin determinar un punto preciso y clínicamente son
indistinguibles de un calambre muscular. El vacío que deja la zona de retracción fibrilar es
ocupado por sustancias líquidas serohematicas. Son las de mejor cura y su diagnostico
ecográfico es difícil debido a su tamaño.

- Grado 2: son las típicas roturas parciales en la que su extensión es mayor,


comprometiendo más del 5% del espesor. En algunos casos, cuando el músculo está más
superficial, pueden llegar a producir equimosis.

- Grado 3: desgarro completo. Compromete el vientre completo del músculo, con una
separación de los extremos por retracción de éstos e interposición.

Se puede apreciar un hundimiento en la zona afectada que se denomina “signo del


hachazo”. El tratamiento de estas es quirúrgico.

J.M Sánchez (2004), especialista en recuperación deportiva, divide las mismas añadiendo
el criterio de la afectación de la aponeurosis llevándole esto a distinguir 4 grados de lesión.

Sea cual sea el grado en el que uno u otro autor sitúe la lesión a tratar lo fundamental en
estos casos es recibir un seguimiento meticuloso por parte de un especialista, en el que se
determine exactamente la afectación muscular y en el que se ofrezca un tratamiento de
recuperación adaptado a la persona y al músculo que produzca resultados satisfactorios
en los que no aparezcan recidivas.

5. Incidencia y mecanismo de producción.

Aproximadamente un 30 % de las lesiones en deportistas afectan a los músculos.

En función del deporte practicado hay un mayor riesgo para uno u otro grupo muscular. En
una encuesta entre jugadores de fútbol profesionales, se demostró que las lesiones
musculares eran las que más se producían, 26,8%. (Leáis, 1989)

Volví, Melegati et al. en un estudio que duró 5 años (1995-2000) en una liga profesional de
fútbol de Italia encontraron que el 30 % de las lesiones producidas fueron musculares

“Las roturas de fibras musculares se producen con mayor frecuencia en los músculos
biarticulares (cuadriceps, isquiotibiales, gemelos) ,como consecuencia de una
descoordinación neuromuscular momentánea” (Renstrom,1985)

Marshall en el 2002 comprobó con jugadores profesionales de fútbol en australia que la


lesión muscular del cuadriceps era la más común.
“En el fútbol los músculos que se lesionan con mayor frecuencia son el cuadriceps (20%) y
los aductores (20%).” (Del Corral, 2005.)

Dentro del cuadriceps, el recto anterior es el músculo que en la mayoría de los casos es el
afectado ya que es el que mayor actividad electromiográfica registra en el momento de la
extensión de rodilla o el que más anteriormente colocado está anatómicamente en caso de
sufrir una contusión

“Las distensiones más frecuentes no son las roturas completas sino las roturas parciales
del tejido muscular, localizándose principalmente en la unión miotendinosa” (Millar,1979).

Como vemos tras analizar la literatura especializada existente, la rotura de fibras parcial
del recto anterior es una lesión muy común entre jugadores de fútbol profesionales y no
profesionales por lo que debido a su incidencia y gravedad creemos necesario otorgarle la
importancia que se merece.

En relación a los mecanismos de producción típicos de esta lesión existe bastante


consenso entre los especialistas del tema señalándose movimientos balísticos, rápidos,
imprevistos, contusiones…. como los principales causantes de estas roturas parciales de
fibras en el recto anterior.

Para Del Corral , 2005, la contusión y el sobreuso de la musculatura extensora son las
principales causas de lesión en jugadores profesionales.

La alta velocidad excéntrica como causante también es mencionada en varios estudios


como en el de Chapman, Newton et al. en el 2006, Marshall 2003 y en el de la doctora
Sara Muñoz 2002, quien además añade que son los músculos con alta proporción de
fibras II (rápidas) los que mayor riesgo lesivo corren.

Espejo Baena (1996) también señala a los músculos biarticulares con alta proporción de
fibras rápidas como los principales sufridores de esta lesión y menciona el estiramiento
brutal, la incoordinación neuromuscular, el choque a distancia y la parada brusca como las
principales causas.

En el fútbol, la manera descoordinada de realizar acciones como sprint, golpeo de balón,


estiramiento….sobrecargan la musculatura y son los principales detonantes. Uno de los
principales motivos de que estos detonantes aparezcan es el disbalance provocado
cuando uno de los grupos musculares del muslo (cuadriceps e isquiotibiales) es más fuerte
o flexible que el otro.

Siguiendo con las conclusiones ya publicadas, Marshall (2002) , en un estudio con


imágenes grabadas de la fase de carrera de jugadores de fútbol australiano, llegó a la
conclusión de que el momento de deceleración de la velocidad es el punto crítico más
común que da lugar a roturas.
También, el mismo autor, sostiene que puesto que el golpeo de balón es otro de los
mecanismos de rotura más comunes, deberíamos de tener en cuenta los días de lluvia en
los que el balón está más pesado y puede llegar a provocar mayores problemas.

En relación al momento del golpeo, varios estudios electromiográficos muestran que el


momento de máxima actividad eléctrica del recto se produce concretamente en el
momento que la rodilla pasa de estar en flexión a extensión, por lo que parece lógico
pensar que será entonces cuando más riesgo aparezca para el jugador.

Por último, y como causa indirecta, también he encontrado consenso a la hora de señalar
la pérdida de líquidos y sales producida por la sudoración como un desencadenante en las
roturas.

Para acabar, y en relación a la zona natural de daño, la mayoría de la literatura coincide en


la unión musculotendinosa como la principal zona que se lesiona, tan sólo el estudio de
Hughes, Hasselman et al. ( 1995) pone de manifiesto un tipo de lesión que afecta más
proximalmente al recto y que consiste en un desgarro incompleto más profundo en las
fibras originarias de la inserción indirecta.

Muchos lectores pensaran que en su experiencia en caso de ser fisioterapeutas o


rehabilitadotes la mayoría de las lesiones que han visto son en la zona central del muslo
pero esto es porque debemos tener en cuenta que el recto anterior tiene una arquitectura
compleja de un “músculo dentro de otro” con una unión músculo tendinosa a lo largo de su
estructura y que hace susceptible al músculo de lesionarse en su vientre muscular sin ello
desechar el consenso al que la mayoría de los autores han llegado y que antes
mencionábamos.

Finalmente, además de los derivados de los mecanismos de producción mencionados,


señalar otros factores de riesgo que predisponen a este tipo de lesiones musculares:

1. Pobre condición neuromuscular (baja flexibilidad y tolerancia al esfuerzo)


2. Propensión a la rápida fatiga.
3. Ausencia o deficiente calentamiento y enfriamiento.
4. Mal uso del calzado deportivo.
5. Ejercitarse muy frecuentemente sobre superficies irregulares.
6. Sobreentrenamiento.
7. Lesiones anteriores
8. Desviaciones de columna
9. Mala salud general y deficientes prácticas higiénicas
10. Condiciones ambientales: frío y humedad.

6. Síntomas y Diagnóstico

El jugador que la padece sufre un dolor repentino (pinchazo), agudo e intenso (cualquiera
que lo haya sufrido lo identifica rápidamente) y localizado en un lugar concreto. Provoca
una impotencia funcional casi total en ese músculo. Evidentemente, los síntomas variarán
en base al tipo de lesión que suframos, así, en una pequeña rotura el dolor será la única
señal pero cuando se trata de casos más graves la equimosis y el hematoma harán acto
de presencia. En algunos casos en los que el dolor ha sido muy intenso se han identificado
episodios de shock con mareo y sudor frío, pero esto es muy poco frecuente.

Como vemos, diagnosticar este tipo de lesión es sencillo siempre y cuando el jugador nos
ofrezca una explicación clara de lo ocurrido o nuestra presencia en el momento del
percance así nos lo indique. De todos modos, y aunque nuestro diagnóstico esté bastante
cerca de lo realmente sufrido, no podremos saber el alcance real de la lesión si no
echamos mano de material más sofisticado que nuestra propia visión u oído. Material este
no sólo imprescindible para saber perfectamente el grado de afectación sino
importantísimo también a la hora de seguir la evolución durante la fase de tratamiento
indicándonos con ello el momento idóneo para la reaparición deportiva.

“El rápido desarrollo tecnológico del ultrasonido (US) y de la resonancia magnética (RM)
ha modificado el enfoque diagnóstico y terapéutico de las lesiones musculares. El contar
con un examen inicial permite objetivar la magnitud de la lesión, estimar el tiempo de
recuperación, monitorizar la evolución y respuesta al tratamiento” Dra. Sara Muñoz
( 2002).

Cross, Gibbs et al. (2004) señalan que la RM en lesiones musculares agudas de


cuadriceps ayuda enormemente a predecir su pronóstico de recuperación.

La ecografía y la resonancia magnética son dos métodos de diagnóstico por imagen que
diagnostican correctamente las lesiones musculares. Travieso, MM afirma que: “la
ecografía es un método barato y rápido que en las lesiones más graves puede infravalorar
la gravedad de la lesión por lo que es la RM el sistema más recomendable en casos de
sospecha de lesión complicada” . En referencia a las lesiones más leves en pacientes de
alto rendimiento: “..debido a las numerosas implicaciones sociales y económicas y a la
escasa precisión que muestra la ecografía en cuanto al periodo de convalecencia se
refiere, aconsejamos la utilización complementaria de la RM como método de precisión
que pronostique con exactitud el periodo de inactividad”.

RM del recto anterior derecho (corte coronal, T2). Lesión grado 2 con periodo
convalecencia corto, sobreestimación por el edema.
En Travieso Ajá, MM. (2005)

7. Hacia la regeneración

Dentro del campo de la fisioterapia y la rehabilitación, se entiende por “reparación de un


tejido” al cambio de dicho tejido por otro aparentemente similar pero que no reúna las
mismas características ni funciones que el original (en nuestro caso concreto sería la
sustitución de las fibras musculares lesionadas por tejido cicatricial).

Cuando las propiedades tanto arquitectónicas como funcionales del tejido sustituto son
indistinguibles del tejido original, estaremos hablando de “regeneración de un tejido”.

Parece evidente que de los dos procesos señalados, será el de la regeneración aquel que
más nos interese potenciar a la hora de tratar a un deportista lesionado para así asegurar
de una manera más efectiva y sin riesgos su vuelta a los terrenos de juego.

“El tratamiento de la lesión muscular pretende estimular la regeneración para que compita
con la cicatrización que invariablemente dará como resultado un músculo de menor
volumen y con importante pérdida de funcionalidad ya que la cicatriz no es elástica y
predispone a nuevas lesiones”. Dra. Sara Muñoz ( 2002)

El ambiente celular externo a la lesión y las señales estimuladores de ciertos procesos


regenerativos serán los factores que decanten la balanza a favor de uno u otro proceso,
obligando por ello a rehabilitadotes y fisioterapeutas a saber distinguirlos y a dominarlos
siempre a favor del lesionado.

En el artículo mencionado en la bibliografía del fisioterapeuta Jose Manuel Sanchez y que


tengo el gusto de resumir, encontramos el proceso de regeneración celular de una manera
clara y concisa empezando por lo que Mauro (1961) marca como punto de partida, y que
constituye el momento en que las células satélites son activadas (inactivas normalmente
en adultos).Las células satélite se encuentran entre el sarcolema y la lámina basal, y es
cuando se rompe esta última cuando se activa la capacidad reproductiva de estas células.
En la brecha que forma la lesión, los sarcómeros mediante su crecimiento intentan evitar la
llegada de células inflamatorias y así, será la sangre quien ocupe el nuevo espacio creado
con la lesión. A continuación, los macrófagos limpiaran los restos de tejido muscular
necrosado y también como indica Kuschel et al (2000) liberarán factores de crecimiento
que favorecen el crecimiento de nuevas células satélite.

“La eliminación de estos restos necrosados marca el comienzo de la regeneración, pues


se activan células satélite y se transforman en mioblastos” (Carlson et al, 1983).

Zhang y Dhoot, (1998) continúan el proceso con la fusión de los mioblastos entre sí para
formar miotubos, que a su vez se fusionarán para formar nuevas fibras musculares.

Finalmente, Jarvinen (1975) establece que al mismo tiempo que se produce la


regeneración muscular, el hematoma se ve sustituido gradualmente por los fibroblastos y
los componentes de la matriz extracelular que restauran la integridad del tejido conectivo

Como vemos, el proceso de la regeneración muscular es un mecanismo que debemos de


conocer y controlar perfectamente para que a través de distintas técnicas fisioterápicas
(cinesiterapia, electroterapia, hidroterapia, crioterapia...) podamos sacar el mejor partido de
él, impulsándolo al máximo desde el comienzo de la lesión y logrando así el máximo
porcentaje de tejido regenerado en el músculo a tratar, lo cual, nos proporcionará una
vuelta más segura y con menos riesgo a los entrenamiento del deportista en cuestión.

8 Tratamiento de la rotura. Recuperación funcional precoz

Cuando un paciente llega a la consulta sea por esta o por otra lesión lo primero que piensa
o que quiere saber en caso de ser deportista profesional es el tiempo que estará de baja.
La mayoría de las veces, ni el fisioterapeuta ni el rehabilitador son capaces de establecer
una fecha de vuelta concreta ya que cada lesión es diferente y a cada paciente le afecta
de una manera.

Son muchos los casos en los que una vuelta precipitada ha ocasionado agravamientos
importantes en las lesiones provocando con ello periodos de inactividad mucho más
duraderos que los inicialmente esperados.
Surge por tanto el término que todo profesional ha de seguir y que consiste en la
recuperación funcional precoz definida esta por Fernandez Martín (1997) como “el proceso
cuyo objetivo general es recuperar la función perdida del deportista lo antes posible
evitando recidivas, y que tiene como objetivo especifico el recuperar la función del gesto
dentro de la modalidad deportiva principal.”

A través de la recuperación de la amplitud de movimiento, la fuerza, la flexibilidad, la


reacción y la habilidad específica, el recuperador deberá asegurar una vuelta a la práctica
sin riesgos en el menor tiempo posible para que podamos hablar así de una recuperación
funcional efectiva

Antes de abordar los tratamientos específicos para las roturas de fibras que la literatura
nos ofrece, hemos de hacer mención a un término acuñado por el Dr. Gonzalo E. Gomez ,
que en mi opinión es fundamental y que se trata de “la personalidad del desgarro”. En su
estudio realizado en varios músculos del cuerpo humano, comprobó como cada uno de
ellos tiene unas características anatómicas y clínicas únicas, lo cual les hace diferentes a
la hora de recibir determinados tratamientos.

Más allá de esta simple “personalidad del desgarro” el autor concreta e integra el concepto
estableciendo el término de “personalidad de la lesión muscular” que englobaría tres
componentes: el tipo de paciente, el músculo afectado y el tamaño y localización del
desgarro, afirmando que: “..la gran diversidad en cada uno de estos tres aspectos hace
que cada caso sea único, que no existan dos desgarros iguales y por lo tanto que cada
lesión sea tratada de forma particular”.

Una vez definidas las premisas que considero imprescindibles para comenzar un
tratamiento adaptado al deportista, y pasando a señalar los protocolos de recuperación
más comunes para este tipo de lesiones musculares, observaremos como ciertos datos
que los mismos ofrezcan no deben ser tomados estrictamente ya que cada proceso es
idiosincrásico y evoluciona de una manera distinta.

Para Del Corral (2005),el pronóstico de la rotura viene marcado por el grado de hematoma
en el momento de la rotura y establece que en la fase aguda todo el esfuerzo debe
encaminarse a reducir la hemorragia siendo el protocolo ICER el tratamiento aplicado
durante las primeras 48 horas.

En referencia a lesiones leves: “..tras 48 horas de reposo y hielo se puede comenzar la


movilización, la fisioterapia, e incluso la aplicación de calor y masajes, hasta que el
paciente pueda reincorporarse a su actividad deportiva, nunca antes de 3 semanas”

En lesiones más graves, establece un periodo de una semana para comenzar a mover y
cargar progresivamente la musculatura siempre teniendo en cuenta el límite del dolor.
Para el galeno madridista el masaje está contraindicado hasta la cicatrización de la lesión,
tanto en roturas totales como parciales , ya que la aplicación de este puede ocasionar un
nuevo sangrado en la zona dañada.

Coincidiendo con otros muchos autores, señala la aparición de tejido fibroso (lugar de
futuras roturas) y la miositis osificante debida al hematoma no reabsorbido como las
principales complicaciones de esta lesión.

Por otro lado, en Del Corral, A; Forriol,F; Vaquero, J. (2005) se menciona el protocolo de
Delle y Drez dividido en 5 fases y que a continuación se expone:

Fase 1: (48-72h): Objetivos: disminuir dolor, inflamación y derrame

Tratamiento: reposo, hielo, compresión y descarga.

Fase 2: (3 días-1 sem.) Objetivos: mejorar rango movilidad

Tto: movs pasivos, calor, ultrasonidos, electroterapia

Fase 3: (1-3 sem). Objetivos: mejorar fuerza, elasticidad y resistencia.

Tto: isométricos, bicicleta pierna sana…

Fase 4: (3-4 sem) Objetivos: aumentar fuerza y coordinación.

Tto: isotónico e isocinéticos

Fase 5: (4-6 sem) Objetivos: vuelta a la competición

Tto: entrenamiento específico

Espejo Baena (1996) sigue un protocolo muy parecido al que se acaba de mencionar de
Delle y Drez con la salvedad de que en la primera fase añade antiinflamatorios y relajantes
musculares así como el masaje no brusco en la segunda fase. Como otra novedad, añade
la rehabilitación propioceptiva para la cuarta fase y establece una secuencia de
reentrenamiento para la fase final y que consiste en: carrera continua-progresiones-
velocidad-cambios de ritmo y zancada larga.

Dividiendo el proceso en menos fases, la fisioterapeuta Carolina Ruiz siguiendo a otros


muchos autores establece tres periodos a seguir en el tratamiento:

1ª Fase( Aguda): Comienza con la aplicación de hielo hasta las 48 o 72 horas siguientes a


la lesión acompañada de un reposo absoluto y vendaje compresivo. Desaconseja durante
este breve periodo de tiempo cualquier técnica que comprenda masaje, calor, geles,
cremas vasodilatadoras….

2ª Fase (De cicatrización o subaguda). Busca que la cicatrización sea lo más pequeña y


funcional posible a través de contracciones isométricas al 4-5º día que favorecen la
orientación adecuada de las fibras lesionadas.

Estiramientos sólo se comenzarán en esta fase en caso de que la lesión sea una
distensión que no llegue a rotura.

3ª Fase (Reanudación progresiva de la actividad deportiva): Se realizará el


fortalecimiento o potenciación muscular ya sea con ejercicios terapéuticos específicos o
con corrientes eléctricas específicas para este fin. Habrán de prevenirse nuevas lesiones
realizando estiramientos y calentamiento antes y después de la actividad.

En otra línea de trabajo distinta, el fisioterapeuta Jose Manuel Sanchez experto en


rehabilitación deportiva plantea un método novedoso denominado Microregeneración
endógena guiada (MEG) que consiste en alterar el potencial eléctrico de la región
lesionada normalizando así la presión oncótica y de oxigeno para que se produzca una
hiperactivación de las células satélite respecto a los fibroblastos (tejido cicatricial) y la
proporción de miofibrillas recuperadas sea mucho mayor.

Su práctica durante años le ha llevado a reducir periodos de convalecencia de lesiones de


grado 2 a 10 días y de grado 1 a 4-5 días con resultados excelentes.

Como podemos imaginar, esta técnica aunque muy interesante, tan sólo está al alcance de
unos pocos por lo que su utilización en deportistas sin recursos es muy limitada o nula.

Observamos que aunque distintos, todos los protocolos siguen una línea más o menos
parecida por lo que no creo conveniente la elección exclusiva de un único modelo. Como
ya se ha mencionado anteriormente, las lesiones musculares son individuales y cada
paciente responderá de una manera a una técnica concreta, será por tanto cuando entre
en juego nuestra profesionalidad y experiencia para que seamos capaces de adaptar a
cada deportista en base a sus características aquel protocolo de recuperación que mejor y
más rápidamente asegure su vuelta a los terrenos de juego de una manera segura y sin
riesgo a futuras recaídas.

A continuación, me reservo el derecho de citar algunas de las numerosas investigaciones


que se han llevado a cabo en relación a las lesiones musculares y que arrojan
conclusiones concisas a cerca de aspectos concretos del tratamiento de estas lesiones y
que ayudarán a completar aun más si cabe la información aquí mostrada.

En Sanchez, JM (2005) encontramos:


“Uno de los métodos más eficaces para la regeneración de roturas musculares consiste en
mover durante las primeras fases de curación la parte dañada, porque genera muy pocas
complicaciones e incapacidades si se compara con otros tratamientos de inmovilización “
(Knigth,1985).

“Un hallazgo que suele acompañar a la inmovilización es el aumento de tejido conjuntivo


en relación con los tejidos contráctiles del músculo. Este tejido conjuntivo no se alinea de
forma paralela a las fibras musculares, de tal manera, que este incremento de su tamaño y
estructura aumentará la rigidez del músculo, disminuyendo sus propiedades de
extensibilidad” (Tabar et al, 1972).

“Las propiedades tensoras de los músculos lesionados recuperan su nivel anterior a la


lesión en un tiempo corto cuando se sigue un tratamiento de movilización precoz,mientras
que la inmovilización disminuye las propiedades tensoras.” (Jarvinen,1975).

“El entrenamiento excéntrico de baja velocidad incrementa el número de formación de


sarcómeros en serie y minimiza la proliferación de colágeno”. (Jarvinen,1975).

“Durante la primera semana el lugar de la lesión es el punto más débil durante los
estiramientos pasivos Después de la primera semana,la rotura suele producirse en la parte
proximal de la lesión.” (Jarvinen,1976)

Otros estudios consultados:

Sherry MA & Best TM (2004) en un estudio con atletas con rotura de fibras de
isquiotibiales, comprobaron queun programa de rehabilitación compuesto por ejercicios de
agilidad y de estabilización del tronco es más efectivo que un programa que haga hincapié
en el estiramiento y fortalecimiento del músculo aisladamente a la horade acelerar el
retorno a la práctica y prevenir recaídas.

Millar AP (1976) propone un tratamiento para roturas leves compuesto por varias
repeticiones de una rutina de hielo y onda corta para el alivio del dolor, estiramientos
pasivos, ultrasonidos y ejercicios primero de los antagonistas para pasar posteriormente al
músculo lesionado. Ejercicios de cuadriceps y de marcha correcta fueron ejecutados para
asegurar la aptitud del deportista después de la cura. El promedio del tratamiento fue de 6
días encontrando un 1% de recidivas

En relación a la conveniencia de utilizar antiinflamatorios no esteroideos en el proceso de


cura:

Alonso, JM en 1997 señala: “ Uno de los usos terapéuticos de los AINES son las lesiones
musculares en fase aguda. Suele emplearse por vía intramuscular, oral y dermatológica
local. Cuando la lesión es suficientemente seria como para causar sangrado en tejidos
blandos, deben transcurir un mínimo de 24 horas entre la lesión y el inicio de la terapia. El
uso en menos tiempo puede incrementar considerablemente el sangrado de los tejidos
blandos”.

Garret, WE Jr (1996) afirma tras su experiencia que el uso de AINES presente un riesgo
para la lesión a largo plazo.

Almekinders, LC & Gilbert JA (1986) en un estudio durante 11 días con dos grupos de
trabajo demostraron que los antiinflamatorios no esteroideos (piroxicam en este caso)
pueden retrasar la regeneración del músculo lesionado.

“El tratamiento con AINEs lo han puesto en entredicho los autores que defienden que en
las roturas musculares es necesaria la respuesta inflamatoria para evitar una fibrosis y
para que puedan actuar las células satélite, responsables de la respuesta reparadora para
transformarse en mioblastos” (Del Corral,2005)

Otro estudio basado en la administración de fármacos o similares sería el de Yi-Sheng


Chan; Yong Li et al (2005) que confirma al suranim como reductor del proceso de
formación de cicatriz muscular y potenciador de la fuerza muscular en pacientes con rotura
de fibras. Desde otra perspectiva también se demuestra que este proceso de regeneración
se ve acelerado en pacientes en los que se ha inyectado suero sanguíneo propio en la
zona dañada, tal y como se deriva de la investigación de T.Wright-Carpenter; P.Klein et al
en el 2004.

Distintas técnicas demostradas y más cercanas al espectro electroterápico utilizado


comúnmente en estas lesiones (corrientes diadinámicas, ultrasonidos, iontoforesis, onda
corta..) serían el laser y la onda electromagnética. En relación al primero, Gonzalez Iturri
(1996) destaca sus efectos antiálgico en dolores superficiales así como su acción
antiinflamatoria, trófica y descontracturante a través de su experiencia con 76 deportistas
aplicándoles 10 sesiones a cada uno y obteniendo datos positivos.

En cuanto a la segunda técnica mencionada (onda electromagnética) Mondardini (1999)


comprobó ecográficamente en 72 sujetos con rotura muscular 1 y 2 que los resultados
obtenidos por la transferencia energética de esta onda eran buenos y que los mismos se
derivaban de su efecto biológico producido en la micro y macrocirculación traducidos en un
aumento de la velocidad de reparación muscular.

Finalmente, siguiendo la teoría que sostiene que el entrenamiento del miembro sano
favorece al miembro lesionado encontramos varios estudios que han confirmado que el
entrenamiento de fuerza de un grupo muscular produce mejoras en el grupo muscular
contralateral (Hellebrandt y col.1947; Shaver 1970; Komí y col.1978; Moritani y de Vries
1979; Houston y col.1983; Yasuda y Miyamura 1983; Leáis y col 1984; Kannus y col. 1992;
Ploutz y col.1994), los cuales se habrán de tener en cuenta a la hora de desarrollar un
programa de ganancia de fuerza muscular en la musculatura afectada, pudiendo utilizar
esta técnica en las primeras fases en las que todavía no está recomendado el movimiento
del segmento afectado.

Mención especial debemos hacer en el estudio de Lewis y col (1984), que derivó en la
conclusión de que buena parte de la mejora de la fuerza isométrica máxima del cuadriceps
sometido a entrenamiento se transfiere a la pierna no entrenada.

Por otro lado y para acabar, López Calvet, JA (1997) con un protocolo de entrenamiento
consistente en 120 contracciones isométricas máximas diarias de 5´´ con periodos de
descanso de 10´´ durante dos semanas, comprobó que se producía un aumento de la
fuerza isométrica máxima del 18% en la pierna entrenada y del 13 % en la no entrenada.

Pienso sinceramente que con toda la información aquí mostrada, tanto fisioterapeutas,
como rehabilitadotes ,como preparadores físicos gozan de un amplio cuerpo de
conocimiento con el que a través del trabajo multidisciplinar logren desarrollar planes de
recuperación en las roturas de fibras del recto anterior que aceleren la vuelta a los terrenos
de una manera segura y sin cometer errores que tal vez en otra ocasión hubieran
cometido.

Como se puede observar, son numerosas las conclusiones que se desprenden de los
cuantiosos artículos revisados, y es ahora, cuando entra en juego la profesionalidad y el
saber hacer de cada uno.

9 Vuelta a la práctica deportiva

Desde el momento exacto que se produce la lesión el jugador sólo piensa en reaparecer lo
antes posible. A veces, la importancia de un jugador en el equipo o las ganas de este por
jugar hacen que se acorten demasiado los periodos de inactividad provocando peligrosas
recaidas.

El caso concreto de las lesiones musculares es muy complicado ya que el jugador cuando
ha pasado un tiempo concreto deja de sentir dolor, corre sin problemas, salta e incluso
chuta, lo cual le lleva a pensar que se encuentra al 100% y que ya puede incorporarse al
equipo.
Son desgraciadamente numerosas las ocasiones en las que esta situación ha derivado en
nuevas y mayores lesiones alejando aún más tiempo al jugador de los terrenos y
añadiéndole a esta situación un componente psicológico de ansiedad muy grande para el
futbolista.

En la actualidad, como señalan Orchard J; Best TM & Verral GM ( 2005) “no hay consenso
directo o consenso acordado para asegurar la vuelta al deporte después de una rotura
muscular eliminando completamente el riesgo de reincidencia con un rendimiento
máximo”.

Del Corral (2005) señala una serie de premisas que han de cumplirse para asegurar una
vuelta con ciertas garantías:

1. Que no existan restos de hematoma en la ecografía.


2. Que ecográficamente también se demuestre una cicatrización completa.
3. La masa muscular del lado lesionado ha de ser igual a la del lado sano.
4. La elasticidad del músculo sobre todo en la zona de cicatriz ha de estar
recuperada.
5. No hay ningún dolor o molestia durante el entrenamiento constante y prolongado.
6. Las pruebas funcionales han de demostrar una actividad similar a la del lado sano.

Para finiquitar con este apartado, mencionar algunos otros consejos que desde mi punto
de vista pueden ser muy útiles de cara a la puesta a punto definitiva:

-Realizar series de fuerza resistencia tanto en cuadriceps como en isquiotibiales para así
preparar mejor al músculo en caso de futuras sobrecargas.

- Hacer especial hincapié en los estiramientos de la zona dañada antes y después de los
entrenamientos o partidos.

- Retirarse de la actividad en el momento que el jugador note la más ligera sensación de


molestia.

- Ponerse en manos de los fisioterapeutas si se dispone de ellos todos los días al acabar
las sesiones para que descontracturen la zona y apliquen crioterapia.

- No realizar golpeos fuertes de balón hasta que el jugador no tenga la confianza


necesaria.

- No verse involucrado en situaciones de fuerte confrontación hasta que no vayamos


adquiriendo el ritmo de los demás.
- Pensar que desde el momento en que nos lesionamos del recto anterior somos
propensos a volverlo a sufrir por lo que siempre habremos de hacer especial hincapié en
su cuidado a través del calentamiento y los mencionados estiramientos.

- Durante las primeras sesiones con el grupo e incluso en los primeros partidos tras la
reaparición aplicar un vendaje funcional que aumente la seguridad del deportista, pero
teniendo prudencia para que el jugador no se acostumbre a jugar siempre con esta
técnica.

En su libro sobre vendajes funcionales, Toni Bové nos explica de una manera muy sencilla
la manera más eficaz de realizar este vendaje y que a continuación se puede observar en
5 sencillos pasos:

(Para más detalle sobre esta técnica consultar el libro mencionado referenciado en las
fuentes utilizadas)

10. Conclusiones:

- Las lesiones musculares y concretamente las roturas de fibras del recto anterior son un
tipo de lesión bastante común en los jugadores de fútbol por lo que se le ha de otorgar la
importancia que merecen.
- Dentro de la gradación de las roturas, son las parciales las que más y con más
complicaciones se dan en este contexto.

- La sobrecarga durante la fatiga, los movimientos explosivos de golpeo de balón, las


contusiones y ciertos estiramientos que sobrepasan el límite muscular son los mecanismos
más habituales de producción en esta alteración.

- Las fases del calentamiento y estiramientos antes y después de la práctica son


fundamentales para prevenir y evitar recaídas.

- Para poder realizar un tratamiento más adaptado al grado de rotura que se padezca se
ha de contar con medios sofisticados como la resonancia magnética o la ecografia, siendo
la primera mucho más precisa.

- El fisioterapeuta o rehabilitador ha de encaminar todos sus esfuerzos en la dirección de la


regeneración muscular frente al proceso de reparación que proporciona efectos
indeseados.

- La lesión se debe personalizar a cada paciente y a cada situación ya que no todos los
deportistas responden de igual manera.

- Asegurar una vuelta a la práctica sin riesgos es muy difícil por lo que debemos intentar a
toda costa que esta decisión se tome con la mayor cantidad de argumentos posibles.

- Fundamental la creación de un equipo multidisciplinar de trabajo que empezando desde


el entrenador y acabando por el propio jugador englobe tanto a fisioterapeutas, médicos y
preparadores físicos

11. Fuentes utilizadas:

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effects of nonsteroidal antiinflammatory medication” American Journal of Sports
Medicine, Vol 14, Issue 4 303-308,

- Alonso, J.M; (1997) “La farmacología, el dopaje y el tratamiento de la lesión aguda y


crónica en el deportista”. II Jornadas sobre prevención y recuperación precoz de la
lesión deportiva. 1Instituto Andaluz del deporte

-Arthur C. Guyton; John E. Hall (2001) “Manual de fisiología médica” 2ª edición Ed. Mc


Graw Hill

- Bové, T (2005) “El vendaje funcional” Ed. Librería deportiva. 4ª edición ISBN: 84-8174-


814-5
- Chapman,D; Newton, M;, Sacco, P; Nosaka ,K. (2006) ”Greater Muscle Damage Induced
by Fast Versus Slow Velocity Eccentric Exercise” International Journal of Sports Medicine
2006; 27:591-598

- Chomiak, J; Junge, A; Peterson, L; Dvorak, J (2000). “ Severe injuries in football


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- Cross, TM; Gibbs, N; Houang, MT; Cameron, M (2004) ”Acute quadriceps muscle


strains: magnetic resonance imaging features and prognosis” The American Journal
of Sports Medicine 32:710-719

- Del Corral, A; Forriol,F; Vaquero, J. (2005) “Cómo prevenir y curar lesiones


deportivas”.Editorial Astrolabio. Navarra

- Espejo Baena, A; ( 1996) “Lesiones musculotendinosas en el deporte”. III jornadas


sobre medicina deportiva. “Lesiones y recuperación funcional del deportista”.. Instituto
Andaluz del deporte.

- E.Gomez, G; (2001) “Patrón de lesiones musculares en miembros inferiores” Vol. 8


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- Fernandez Martín, F;( 1997) “Espectro fisioterápico en la atención al deportista


lesionado”. II Jornadas sobre prevención y recuperación precoz de la lesión deportiva..
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- Garrett WE Jr. (1996) “Muscle strain injuries”. Am J Sports Med. 1996;24(6 Suppl):S2-


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-Garrett WE, Tidball (1988): “Myotendinous junction: structure, function and


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Academy of Orthopaedic Surgeons,pp 171-207.

- Gonzalez Iturri, J.J; ( 1996) “Láser y deporte” III jornadas sobre medicina deportiva.


“Lesiones y recuperación funcional del deportista”. Instituto Andaluz del deporte.

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contralateral limb.” Arch. Phys Med 28:76-85

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intrasubstance strain injuries of the rectus femoris muscle” American Journal of Sports
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- Kannues et al (1992) “ Effect of one-legged exercise on the strength, power and


endurance of the contralateral leg” Eur. J Appl Physiol 64: 117-126

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