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Historia23

Inicios

Dos factores que tuvieron una gran importancia para la aparición de esta forma de
entretenimiento fueron la radio y el cine. Durante el siglo XX, las familias de clase mediana que
tenían una radio en su hogar y alrededor de la cual se reunían para escuchar las historias que se
contaban en las distintas emisiones radiofónicas. Por lo que hace el cine, es obvio que las series de
televisión adoptaron su formato audiovisual en una pantalla más pequeña que en las salas de
proyecciones. Así pues, la televisión se popularizó gracias a la fusión de dos lenguajes: la
inmediatez propia de la radio y el lenguaje audiovisual del cine.

Durante los años 40 se fue desarrollando un fenómeno televisivo que tuvo su papel estelar a partir
de la década de los 50, cuando se normalizó la presencia de un televisor en los hogares. Los
factores que favorecieron a que el televisor se convirtiera en un bien de consumo fueron su fácil y
poco costosa producción y la innovación que supuso para la gente de aquella época.

Estados Unidos

Primera edad de oro (1951-1970)4

En 1927 se realizó la primera emisión televisiva experimental en Estados Unidos. La primera serie
narrativa fue un policiaco, The Television Ghost (1931-1933), episodios de quince minutos en que
el espectro de una víctima contaba cómo fue asesinada. Pero no fue hasta el 1941 cuando se llevó
a cabo por primera vez una emisión televisiva convencional desde un plató de la ciudad de Nueva
York. A causa de la intervención de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial causada por el
ataque a Pearl Harbor, hubo un parón que duró hasta el 1946, cuando las emisiones televisivas
fueron normalizadas.

Asumiendo algo que terminaría por empobrecer el concepto televisivo, se prefirió como objetivo
principal, fuera de educar e instruir al público, más bien aislarlo del mundo real y entretenerlo,
pues las cadenas de televisión primaba la mayor cantidad de beneficios a corto plazo y al menor
costo. Por esta razón, el género estrella durante muchos años eran las sitcoms. Algunas de las más
conocidas fueron I love Lucy (la cual surgió a partir de un serial radiofónico, recordando así la
importancia que tuvo la radio) y Bewitched (1964-1972), ya que en ellas el público se podía
identificar con típicas situaciones familiares y al mismo tiempo les permitía pasar un buen rato; sin
embargo, los personajes solían ser estereotipados y las tramas argumentales repetidas y
esquemáticas: el guion no tenía la importancia que hoy alberga. Por otra parte la ideología
impartida por este tipo de series era poco variada y monótona, siempre muy conservadora, en
torno a los valores invariables del anglosajón blanco protestante y un sueño americano de
popularidad, dinero e integración familiar, a causa de la presión que ejercían los patrocinadores
publicitarios de las series, siempre deseosos de dirigirse a un público general y amplio a fin de
excluir los sectores del mercado más reducidos, con sesgos ideológicos no compartidos o
polémicos.

Pero el público empezó a darse cuenta de la ínfima calidad de este tipo de productos, por lo que
se le dio una cierta apariencia de novedad, al menos en el caso de las series patrocinadas por
Aaron Spelling, la más convencional y esquemática de las cuales fue sin duda Vacaciones en el
mar. En el género policiaco, cabe destacar Los intocables,Perry Mason, El fugitivo e Ironside.
Dentro del western hubo series de gran nombradía, como Bonanza (1959-1973) y la segunda serie
más longeva de EE. UU., Gunsmoke, de la que se emitieron 635 episodios entre 1955 y 1975 (sin
contar cinco reboots posteriores). Un subgénero peculiar fueron las ficciones seriales que se
centraban en animales: perros como Las aventuras de Rin tin tin (1954-1959) o delfines como
Flipper (1964-1967), entre otras. Un ejemplo de los más originales en cuanto a su estética fue la de
horror cómico familiar The Munsters (1964-1966); por otra parte, algunas series intentaban evitar
la censura y el código Hays tratando serios problemas sociales específicos contemporáneos, pero
trasladándolos a un tiempo ficticio futuro y lejano para sortear la censura, como Star Trek: The
Original Series (1966-1969). También tenían lectura política series como la kafkiana serie británica
The Prisoner (1967) o la estadounidense Los invasores (1967-1968), la cual, bajo la invasión
extraterrestre y la paranoia que causaba, encubría el drama de la guerra fría, como asimismo
muchos episodios de la clásica serie de espías Misión imposible (1966-1973).

Otro género que se hizo popular entre los espectadores fueron las series de antología (Anthology
Live Drama). Este género se caracteriza por mostrar episodios independientes que no disponen de
continuidad serial entre ellos. Muchas de estas series estaban patrocinadas por marcas. Un
ejemplo claro de esto es Studio One o Westinghouse, Summer Theatre, la cual estaba patrocinada
por una empresa de electrodomésticos. Algunas series representativas de este género son The
Twilight Zone y Alfred Hitchcock Presents.

Durante la década de los 50, las cadenas más importantes eran tres: la ABC (American
Boradcasting Corporation), la NBC (National Broadcasting Corporation) y la CBS (Columbia
Broadcasting System). Estas tres cadenas prevalecieron en la industria televisiva hasta los años
1980, cuando apareció la FOX.

Segunda edad de oro (1981-2000)

Para que apareciera la segunda edad de oro de la televisión americana, hubo precedentes
importantes que hay que tener en cuenta. Una de las series que señalaron el camino fue Hill Street
Blues, emitida por NBC desde 1981 hasta 1987, obra del gran showrunner Steven Bochco, quien,
reforzando el costumbrismo y naturalismo de los guiones, adoptaba un punto de vista muy
documental y realista de lo que era el día a día en una comisaría.
En efecto, renovó las series del género policial, en el que la televisión estadounidense siempre ha
destacado. Se dejó de idealizar a policías y detectives, que fueron volviéndose esterotipos
antiheroicos y con ribetes de crítica social (Columbo, etc.: curiosamente, todos los villanos de esta
serie pertenecían a la clase alta, aunque no se iba más allá al respecto). La ficción empezó
entonces a librarse del esquematismo maniqueo que había deturpado las series de televisión al
principio y se abrió a temas menos idealizados y convencionales y a personajes menos planos. La
posmodernidad, con su ironía, parodia y mezcla de géneros aparece en series como la cómico-
policiaco-sentimental Luz de luna (1985-1989).

Pero la que destaca por encima de todas las series televisivas fue aquella creada por David Lynch:
Twin Peaks. En aquel momento (1990) la emisión de esta serie por parte de ABC supuso una
revolución en la forma de realizar la ficción televisiva. Esta serie presentaba una estética
cinematográfica, una puesta en escena distinta a la serie dramática convencional, de lectura
surrealista, ritmo antitelevisivo y finales abiertos.

El drama médico fue un género dominado por la televisión americana. Fuera de los precedentes,
destacan ER, House M. D. o Grey's Anatomy entre muchas otras.

Otra serie que tuvo su importancia en el rango de las de índole fantástica fue X-Files, emitida por
la Fox entre 1993 y 2003 y creada por Chris Carter. Tomando de Twin Peaks los finales abiertos, su
relevancia procede por el fenómeno de fans que se creó alrededor de ella (parecido al que surgió
con la serie Lost, también de final abierto, pero en una época en la que no se había generalizado
Internet). Es una serie necesaria para poder entender cómo fue la ficción televisiva de los años
1990 y supuso un punto de inflexión que quedó desde entonces en la cultura popular. Con ella se
optó de nuevo por los finales abiertos, la estética oscura y el realismo mágico, rechazando los
convencionalismos habituales en el género fantástico y asumiendo una impronta más
internacional y menos americanizada en sus contextos y argumentos. Poco aportó al mundo de la
ciencia-ficción la convencional Babylon 5 (1993-1998).

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