destinarse al pago de la renta, a menos que el arrendador consienta en
ello. Dicho dinero se entrega para responder el arrendatario, ante los
deterioros que presente la cosa arrendada al momento de cesar el contrato, con el objeto que el arrendador pueda destinarla a efectuar las reparaciones pertinentes. En todo caso, el arrendador debe dar cuenta al arrendatario, de los gastos en que incurrió, a consecuencia de las reparaciones que se hicieron en la cosa arrendada. ii.- La cosa arrendada no presenta deterioros: Si la cosa arrendada no presenta deterioros, el arrendador debe devolver al arrendatario la suma correspondiente al mes de garantía, debidamente reajustada, debiendo ser equivalente a la cantidad pagada por la renta del último mes.
a.1) Obligación de indemnizar al arrendatario por los daños y
perjuicios que se le ocasionen, con motivo del contrato y sin culpa de su parte. Al igual que ocurre en otros contratos en los que una persona detenta por un tiempo cosas ajenas, podría ocurrir que se originen daños y perjuicios al arrendatario a consecuencia del uso y goce de la cosa que recibió en arrendamiento. En este caso, aludimos a la responsabilidad civil que puede nacer para el arrendatario, cuando debe indemnizar a un tercero por los daños y perjuicios que éste haya experimentado. No se trata por ende de la misma obligación a la que aludíamos en el punto a.4), es decir, la obligación de sanear los vicios redhibitorios de la cosa objeto del contrato. La diferencia es la siguiente: tratándose de los vicios redhibitorios, los arts. 1932, 1933 y 1934 discurren sobre la base del daño que se le ocasiona directamente al arrendatario, cuando el mal estado o calidad de la cosa le impide hacer de ella el uso para que ha sido arrendada. En cambio, la obligación a la
tiempo. Por ende, no existiendo en la actualidad norma limitativa de la autonomía de
la voluntad y la libertad contractual, las partes perfectamente pueden estipular la entrega de sumas por concepto de garantía, que excedan la renta de un mes de arrendamiento. 51 Naturalmente que partiendo del supuesto que aceptemos la prenda para caucionar una obligación futura y actualmente indeterminada, cuestión que nuestra doctrina ha debatido, siendo rechazada por una parte de la misma. que aludimos en este punto, dice relación con el perjuicio que experimenta el arrendatario, de manera indirecta, cuando a consecuencia de ese mal estado o calidad de la cosa, se provocaron daños a terceros que el arrendatario se ha visto en la necesidad de reparar. En tal caso, el arrendatario tendrá derecho a repetir en contra del arrendador. Tres requisitos deben cumplirse para que el arrendatario pueda reclamar al arrendador la pertinente indemnización: i.- Dichos daños y perjuicios, como es lógico, deben tener su causa en el contrato de arrendamiento, deben producirse “con ocasión del contrato”. ii.- Dichos daños y perjuicios deben producirse “sin culpa del arrendatario”. iii.- Que el tercero afectado haya demandado al arrendatario y no al arrendador. Revisemos un par de ejemplos: el arrendador da en arrendamiento un departamento. Vigente el contrato, se desprende de dicho edificio un segmento de la cornisa, que cae sobre peatones y les causa lesiones graves o se destruyen bienes de terceros. Puesto que no es posible identificar a un responsable, los afectados podrán demandar “a todas las personas que habitan la misma parte del edificio” de la que cayó la cosa (art. 2328). La indemnización se dividirá entre todos ellos en partes iguales. Entre tales “habitadores”, estará el arrendatario. Deberá indemnizar, aun cuando ninguna culpa tenga, pues se trata de un caso de responsabilidad objetiva. Otro tanto podría ocurrir si alguien se sirve de un animal ajeno, por ejemplo porque se recibió en arrendamiento. El animal, posteriormente, ocasiona daños a personas o bienes. Los afectados, podrán demandar al tenedor del animal, es decir al arrendatario. Pero éste podrá repetir en contra del arrendador, “si el daño ha sobrevenido por una calidad o vicio del animal, que el dueño con mediano cuidado o prudencia debió conocer o prever, y de que no le dio conocimiento” (art. 2326, inc. 2º). Pero si el dueño informó al arrendatario del animal del vicio que éste tenía, no tendrá derecho a repetir contra el primero. El Código Civil contempla una solución semejante, en el contrato de mandato (art. 2158, Nº 5).
a.2) Obligación de permitir que el arrendatario de un
establecimiento comercial, fije por algún tiempo un aviso en el frontis del local o de la oficina que arrendaba, informando acerca de su nuevo domicilio. Aunque no hay norma expresa ni en el Código Civil ni en la Ley Nº 18.101 sobre arrendamiento de p para su explotación”. En el caso que el arrendatario infrinja la obligación, podrá el arrendador reclamar la terminación del arriendo con indemnización de perjuicios (recordemos que la resolución toma el nombre de “terminación”, en el contrato de arrendamiento), o limitarse a esta indemnización, dejando subsistente el contrato (art. 1938, inc. 2º). En relación a los arrendatarios de “unidades” regidas por la Ley Nº 19.537, sobre Copropiedad Inmobiliaria (es decir, departamentos o casas acogidos al citado régimen inmobiliario), cabe tener presente que de conformidad al art. 32 de esa normativa, los copropietarios, arrendatarios u ocupantes a cualquier título de las unidades del condominio, deberán ejercer sus derechos sin restringir ni perturbar el legítimo ejercicio de los derechos de los demás ocupantes del condominio. Las unidades se usarán en forma ordenada y tranquila y no podrán hacerse servir para otros objetivos que los establecidos en el reglamento de copropiedad o, en el silencio de éste, a aquellos que el condominio esté destinado según los planos aprobados por la Dirección de Obras Municipales. Tampoco se podrá ejecutar acto alguno que perturbe la tranquilidad de los copropietarios o comprometa la seguridad, salubridad y habitabilidad del condominio o de sus unidades, ni provocar ruidos en las horas que ordinariamente se destinan al descanso, ni almacenar en las unidades materias que puedan dañar las otras unidades del condominio o los bienes comunes. La infracción a lo señalado anteriormente será sancionada con multa de una a tres unidades tributarias mensuales, pudiendo el tribunal elevar al doble su monto en caso de reincidencia. Se entenderá que hay reincidencia cuando se cometa la misma infracción, aún si ésta afectare a personas diversas, dentro de los 6 meses siguientes a la fecha de la resolución del juez de policía local que condene al pago de la primera multa. Podrán denunciar estas infracciones, el Comité de administración, el administrador o cualquier persona afectada, dentro de los tres meses siguientes a su ocurrencia. Lo anterior, sin perjuicio de las indemnizaciones que en derecho correspondan. La administración del
tenido notoria mala conducta, de la casa o edificio”, Los Contratos. Parte
general, Tomo II, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1998, pp. 362 y 363.
condominio podrá, a través de circulares, avisos u otros medios, dar a conocer
a la comunidad los reclamos correspondientes. Serán responsables solidariamente, del pago de las multas e indemnizaciones por infracción a las obligaciones precedentemente indicadas, el infractor (podría tratarse del arrendatario) y el propietario de la respectiva unidad, sin perjuicio del derecho de éste último de repetir contra el infractor.
b.3) Obligación de cuidar de la cosa como un buen padre de familia.
b.3.1. El arrendatario responde hasta de la culpa leve. Señala el art. 1939 del Código Civil que “El arrendatario empleará en la conservación de la cosa el cuidado de un buen padre de familia”. Recordemos que conforme al art. 44 del Código Civil, el que debe administrar un negocio como un buen padre de familia es responsable de culpa leve, entendida como “la falta de aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios”. Que el arrendatario responda hasta de culpa leve guarda perfecta coherencia con lo dispuesto en el art. 1547, inc. 1º del Código Civil, que atribuye tal grado de culpa a las partes de un contrato oneroso, cual es el arrendamiento, pues se pacta para beneficio recíproco de los contratantes. Los artículos 1971 a 1973 y 1979 y 1980, todos del Código Civil, constituyen una aplicación de la obligación, en relación a los inquilinos de una casa, almacén u otro edificio y los arrendatarios o “colonos” de predios rústicos. El arrendatario no sólo responde por sus hechos propios, sino también por los hechos culpables de los miembros de su familia, huéspedes y dependientes (art. 1941) y de sus subarrendatarios (art. 1947). b.3.2. Facultad para subarrendar y ceder los derechos en el contrato. En relación a la obligación del arrendatario de cuidar la cosa, cabe referirse a la posibilidad de que pueda o no subarrendar o ceder sus derechos en el contrato. En todo caso, recordemos que distinto es el efecto si se trata de un subarriendo o de la cesión de derechos, pues en el segundo caso, el arrendatario abandona la relación jurídica, y el cesionario lo sustituye frente al arrendador. Distinguimos al respecto entre lo regulado en el Código Civil, en la Ley Nº 18.101 sobre arrendamiento de predios urbanos y en el Decreto Ley Nº 993 sobre arrendamiento de predios rústicos: i.- El subarrendamiento o cesión de derechos en el Código Civil: conforme al art. 1946, el arrendatario no tiene en principio la facultad
para subarrendar o ceder sus derechos en el contrato, a menos que el
arrendador lo hubiere autorizado expresamente. Si se hubiere otorgado dicha autorización, el subcontrato no podrá extenderse más allá del plazo del contrato de arrendamiento ni podrá comprender otras materias, lo que resulta lógico, pues sabemos que el subcontrato está limitado por el contrato. ii.- El subarrendamiento o cesión de derechos en la Ley Nº 18.101: inversa es la solución en el marco de la Ley Nº 18.101 sobre arrendamiento de predios urbanos, en el caso de inmuebles destinados a la habitación con plazo fijo superior a un año: en ella, conforme al art. 5º, el arrendatario siempre podrá subarrendar, salvo cláusula expresa que se lo prohíba; en este último caso, el arrendatario podrá poner término anticipado al contrato sin la obligación de pagar la renta por el período que falte. Dado los términos del art. 5º, si estamos ante un contrato de duración indefinida o con plazo fijo inferior a un año, o con plazo fijo superior a un año pero tratándose de inmuebles no destinados a la habitación, sino que a oficinas, comercio, industria, etc., volvemos a la regla general del art. 1946 del Código Civil, requiriéndose autorización expresa del arrendador. El art. 5º citado nada dice acerca de la cesión del contrato. Por tanto, el arrendatario sólo podrá llevarla a cabo con el consentimiento del arrendador. Resulta lógico que el arrendatario no pueda ceder el contrato, porque de hacerlo se produciría una novación por cambio de deudor –arrendatario-, no consentida por el acreedor –arrendador-, lo que pugnaría con lo dispuesto en el art. 1635 del Código Civil. iii.- El subarrendamiento o cesión de derechos en el Decreto Ley Nº 993: conforme al artículo 7º de ese cuerpo legal, queda prohibido al arrendatario de predios rústicos subarrendar el todo o parte del predio que es objeto del contrato o ceder su derecho, o la tenencia total o parcial de los terrenos o introducir mejoras en el predio sin autorización previa y por escrito del propietario. Como vemos, se trata de la regla general del art. 1946 del Código Civil. Cabe señalar que en el derecho nacional, la responsabilidad del arrendatario y del subarrendatario, son independientes. El primero responde frente al arrendador, y el segundo responde ante el arrendatario. Existe una salvedad sin embargo: el arrendatario deberá responder por los daños ocasionados en la cosa, por culpa del subarrendatario (art. 1947, inc. 4º). En el Derecho Comparado, distinta es la situación. Así, el artículo 1693 del Código Civil peruano, dispone que “Tanto el subarrendatario como el arrendatario están obligados solidariamente ante el arrendador por las obligaciones asumidas por el arrendatario”.