Está en la página 1de 14

Nuevo Código Civil y Comercial: Obligaciones de dar sumas

de dinero. La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil


resuelve que el artículo 765 no es imperativo. 

Por Natalia Soledad Colarusso. Abogada, graduada con


Diploma de Honor. Facultad de Derecho (UBA), Orientación en
Derecho Privado. Docente de Contratos Civiles y Comerciales
Facultad de Derecho (UBA).

Sumario: 1.- Introducción. 2.- Régimen del Código Civil de


Vélez Sarsfield. 3.- Obligaciones de dar sumas de dinero en
el Código Civil y Comercial. El fallo de la Sala F de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil. 4.- Apreciación
de la norma a la luz del principio de la autonomía de la
voluntad. 5.- Conclusión. 

1.- Introducción. 

El 1º de octubre de 2014 se sancionó la ley 26.994 que


aprobó el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, ley
promulgada el 7 de Octubre de ese mismo año. El mencionado
cuerpo legal entró en vigencia el 1º de Agosto próximo
pasado.

Viendo esta realidad jurídica, que trae aparejada nuevas


incorporaciones y cambios en la legislación de nuestro
país, se convierte en necesario analizar una de las
novedades más relevantes en materia de obligaciones que
aporta el nuevo Código en comparación con el antes vigente:
la modificación en la regulación de las obligaciones de dar
sumas de dinero.

Estas nuevas prescripciones en la materia no estaban


inicialmente contempladas en el Anteproyecto de reforma
elaborado por la Comisión para la Elaboración del Proyecto
de Ley de Reforma, Actualización y Unificación de los
Códigos Civil y Comercial de la Nación, integrada por los
señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, doctores Ricardo Luis Lorenzetti, quien actuó como
Presidente, y Elena Highton de Nolasco y por la Profesora
Aída Kemelmajer de Carlucci.

Cabe recordar que el Anteproyecto de Código Civil y


Comercial de la Nación fue elevado al Poder Ejecutivo
Nacional por esa Comisión. Luego, y tras introducir
modificaciones, fue elevado al Congreso Nacional por el
Poder Ejecutivo Nacional como Proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación. Por último, se dio el debate y
modificaciones en las Cámaras del Congreso Nacional. En
este orden de ideas, el Senado lo aprobó, con
modificaciones, el 28/11/2013 y la Cámara de Diputados, el
1/10/2014, fecha de sanción de la ley 26.994, promulgada el
7/10/2014.

En este iter constitutivo, el Poder Ejecutivo Nacional, al


introducir modificaciones, alteró el articulo 765
estipulando que “si por el acto por el que se ha
constituido la obligación de dar sumas de dinero, se
estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la
República, la obligación deberá considerarse como de dar
cantidades de cosas y el deudor podrá liberarse dando el
equivalente en moneda de curso legal”.

Es decir, el anteproyecto mantenía el dualismo monetario


vigente en el Código de Vélez Sarsfield pero, a raíz de las
modificaciones realizadas por el Poder Ejecutivo, se adoptó
a partir de la nueva regulación el monismo monetario, lo
que parece indicar que la finalidad buscada es que la
economía de nuestro país se conforme por un mercado de
capitales en pesos, manteniendo subsistente la facultad de
las partes para pactar obligaciones en moneda extranjera
pero pudiendo efectuar los pagos cancelatorios de dichas
obligaciones en moneda que no sea curso legal mediante la
entrega de su equivalente en moneda nacional (1) 

Entonces, antes de la reforma, la moneda extranjera podía


ser libremente elegida por los contratantes como moneda de
pago y modo de cancelación de las obligaciones y, en esos
casos, la obligación pactada requería ser saldada en la
moneda elegida (quedando facultado el acreedor para rehusar
el pago en otra moneda distinta de la pactada) (2).
Por lo menos hasta hace unos días no existía un criterio
unánime sobre el carácter del artículo 765 del Código Civil
y Comercial, es decir, si se trata de una norma imperativa
o supletoria, que puede ser dejada de lado por voluntad de
las partes. A raíz del fallo dictado por la Sala F de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil el 25 de Agosto
de 2015, que resuelve esta cuestión, estimamos pertinente
realizar un estudio de la nueva legislación en comparación
con la anterior y analizar esta novedad regulatoria a raíz
del principio de la autonomía de la voluntad que rige en
las relaciones contractuales. 

2.- Régimen del Código Civil de Vélez Sarsfield.

El Código Civil vigente antes del 1 de Agosto de este año,


contenía un capítulo dedicado exclusivamente a las
obligaciones de dar sumas de dinero. En el capitulo IV del
Libro II, Sección I, se encontraban los principales
artículos que regulaban la materia y que expresamente
prescribían: 

Art. 616. Es aplicable a las obligaciones de dar sumas de


dinero, lo que se ha dispuesto sobre las obligaciones de
dar cosas inciertas no fungibles, sólo determinadas por su
especie, y sobre las obligaciones de dar cantidades de
cosas no individualizadas.

Art. 617. Si por el acto por el que se ha constituido la


obligación, se hubiere estipulado dar moneda que no sea de
curso legal en la República, la obligación debe
considerarse como de dar sumas de dinero. (Artículo
sustituido por art. 11. de la Ley N° 23.928 B.O.
28/3/1991.)

Art. 619. Si la obligación del deudor fuese de entregar una


suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la
obligación dando la especie designada, el día de su
vencimiento.
(Artículo sustituido por art. 11 de la Ley N° 23.928 B.O.
28/3/1991.)

La primera observación que debemos realizar es que los


artículos 617 y 619 eran fruto de las modificaciones
introducidas por la ley 23.928 del año 1991, la cual con
motivo del plan de convertibilidad, establecía expresamente
que la obligación se cumple dando la especie designada, lo
cual significó un cambio respecto al Código Civil de 1871,
el cual prescribía que en estos casos el deudor podía
liberarse de la obligación pactada en moneda extranjera
dando el equivalente en moneda de curso legal. 

Es decir, según el artículo 617, la obligación de dar


moneda extranjera era de dar sumas de dinero y debía ser
cancelada dando la especie designada, adoptándose de este
modo el dualismo monetario que se mantenía vigente hasta
hace algunos meses. Se aplicaba rigurosamente el artículo
740 del Código Civil, el deudor estaba precisado a entregar
la misma cosa a cuya entrega se obligó.

Cuando la obligación es de dar dinero, el deudor, desde su


nacimiento, se obliga a entregar una determinada cantidad
monetaria. 

VONTUHR ha definido a la moneda como "aquella cosa mueble


que el comercio utiliza como medida de valor para toda
clase de bienes, pudiendo por lo tanto emplearse como
medida general de cambio". En definitiva, el dinero es el
denominador común de los valores e instrumento idóneo para
la cancelación crediticia y desempeña dos funciones
económicas esenciales: sirve (1) como medio de cambio, pues
puede ser utilizado para proporcionar otros bienes al
poseedor del dinero, que son obtenidos a cambio de él; y
(2) cómo medida del valor de tales bienes. Desde el punto
de vista del Derecho creditorio la moneda actúa en otra
función primordial: servir de instrumento de pago, o
cancelatorio. El Estado regula, en la actualidad, todo lo
concerniente a la moneda. (3) 

El dinero tiene curso legal, lo cual significa que el


acreedor no se puede rehusar jurídicamente a recibirla en
pago cuando le es ofrecida por el deudor en cumplimiento de
su obligación. En la Argentina, tiene curso legal el peso,
lo cual lo transforma en la moneda nacional. No obstante,
los particulares sólo estaban constreñidos a recibir pesos
en pago de sus créditos en moneda nacional, porque les
asistía derecho a recusar el pago que pretendía hacer el
deudor en moneda extranjera. (4) 

Entonces, cuando se había pactado una obligación de dar


sumas de dinero en moneda nacional, la misma quedaba
cancelada entregando el deudor esa cantidad correspondiente
en moneda nacional. 

Al mismo tiempo, si por el acto por el que se había


constituido la obligación, se estipulaba dar moneda que no
sea de curso legal en la República, la obligación debía
considerarse como de dar sumas de dinero y el deudor estaba
precisado a entregar en especie la moneda extranjera que
debía. Esto se denomina pago específico. 

De este modo, el Código Civil de Vélez, receptaba el


principio de identidad del pago. Nos ilustraban Alterini,
Ameal y Lopez Cabana enunciando que, para que haya pago en
sentido técnico estricto, debe producirse "el cumplimiento
de la prestación", la que está sometida a dos principios
fundamentales: el de identidad y el de integridad. ¿Qué se
debe pagar?: lo mismo que se debe (principio de identidad).
¿Cuánto se debe pagar?: el total (principio de integridad).

Este principio de identidad, en nuestro caso, surgía del


artículo 740 del Código Civil, que establecía "el deudor
debe entregar al acreedor la misma cosa a cuya entrega se
obligó. El acreedor no puede ser obligado a recibir una
cosa por otra, aunque sea de igual o mayor valor".
Disposición que era especialmente categórica pues ni
siquiera siendo lo ofrecido de "mayor valor" podía
imponérsele al acreedor la recepción de una prestación
distinta de la debida; claro está que él podía aceptarla.
(5) 
3.- Obligaciones de dar sumas de dinero en el Código Civil
y Comercial. El fallo de la Sala F de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil. 

El Anteproyecto, redactado por la Comisión para la


Elaboración del Proyecto de Ley de Reforma, preveía la
incorporación de los siguientes artículos en reemplazo de
los anteriormente vigentes: 

Art. 765.- La obligación es de dar dinero si el deudor debe


cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al
momento de constitución de la obligación. Si por el acto
por el que se ha constituido la obligación, se estipuló dar
moneda que no sea de curso legal en la República, la
obligación deberá considerarse como de dar sumas de dinero.

Art. 766.- El deudor debe entregar la cantidad


correspondiente de la especie designada.

Claramente, la intención de los redactores del anteproyecto


era mantener las bases del derecho monetario argentino, no
incluyendo alteraciones relevantes sobre la normativa
prevista en el Código de Vélez. 

El Poder Ejecutivo, al modificar el artículo 765 del


proyecto, deja de considerar las obligaciones de dar dinero
que no es de curso legal como obligaciones de dar sumas de
dinero, para incluirlas en la categoría de obligaciones “de
dar cosas”. 

Así las cosas, el nuevo Código Civil y Comercial, aprobado


por el Congreso de la Nación, desarrolla los artículos
sobre la moneda de contratación en el capitulo 3, sección
1ª, parágrafo 6º, siendo los relevantes para nuestro
trabajo los que se transcriben a continuación: 

Art. 765.- La obligación es de dar dinero si el deudor debe


cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al
momento de constitución de la obligación. Si por el acto
por el que se ha constituido la obligación, se estipuló dar
moneda que no sea de curso legal en la República, la
obligación deberá considerarse como de dar cantidades de
cosas y el deudor podrá liberarse dando el equivalente en
moneda de curso legal.

Art. 766.- El deudor debe entregar la cantidad


correspondiente de la especie designada.

A partir de la entrada en vigencia del nuevo Código, la


obligación de dar sumas de dinero que no es de curso legal,
es considerada como de dar cantidades de cosas. 

Se produce, entonces, un cambio significativo en materia de


la moneda de contratación, con relación al uso de la moneda
extranjera, pues modifica su naturaleza jurídica, al
quitarle la calificación de dinero que le asignaba el
articulo 617 del Código Civil de Vélez, para retomar y
asignarle la categoría de cosa que tenía con anterioridad
de la sanción de la Ley 23.928. (6) 

El artículo 765, el cual se transforma en esencial para la


regulación de este tipo de obligaciones, expresamente hace
una distinción entre los dos tipos de obligaciones – de dar
moneda de curso legal y de dar moneda extranjera – dejando
sentado que en el caso de que la moneda de contratación no
sea de curso legal, el deudor podrá cancelar la obligación
pagando el equivalente en moneda que sea de curso legal. De
ese modo, la nueva ley hace una excepción al principio de
identidad del pago.

Ahora bien, la interpretación de la nueva regulación y de


las intenciones que tuvo el Poder Ejecutivo para modificar
el artículo 765 se complica a poco que se observa lo
prescripto por el artículo 766 de la nueva normativa, ya
que conforme este ultimo, en los casos de obligaciones de
dar cosas, el deudor debe entregar la cantidad
correspondiente a la especie designada. 

Es decir, no se hace diferenciación alguna y, si el deudor


debe moneda nacional, debe entregar moneda nacional y, si
debe moneda extranjera, debe entregar moneda extranjera.
Para entender esta incoherencia, debemos hacer hincapié en
que el artículo 765 en su versión originaria, fue
modificado en su trayecto del Poder Ejecutivo Nacional al
Congreso de la Nación. Y en esa genialidad modificante
olvidó leer el artículo siguiente, desarmando la
sincronización jurídica expresada por la Comisión encargada
del Anteproyecto pertinente. (7) 

Con lo cual, si las obligaciones de dar moneda extranjera


son consideradas como obligaciones de dar cosas, conforme
lo prescripto en el articulo 766, para liberarse el deudor
de la obligación, debe entregar al acreedor la cantidad
pactada en dicha moneda extranjera, lo que a todas las
luces contradice lo prescripto en el articulo 765 que
autoriza al deudor a cancelar la obligación dando el
equivalente en moneda de curso legal, posibilitando de este
modo al deudor a cancelarla con el pago de pesos. 

Si se interpretan en forma literal los dos artículos,


existe una clara contradicción. En este orden de ideas, la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil se ha
pronunciado el 25 de Agosto pasado sobre cada uno de los
artículos y su aplicación conjunta. 

Antes de hacer hincapié en el fallo dictado por la Sala F,


deben atenderse dos cuestiones con respecto al artículo
765. La primera aun a la espera de que algún magistrado
trate el tema, la segunda, en principio, resuelta por la
Sala F. 

Se refieren, en primer lugar, a la determinación del


equivalente en moneda de curso legal. Es decir, nada dice
como debe hacerse la conversión. ¿Cotización del mercado
libre o bajo control? ¿Cotización de que día? ¿Del día de
constitución de la obligación, del vencimiento o del
efectivo pago? ¿A qué tipo de cambio? (8) 

En segundo lugar, no expresa la normativa ningún indicio


acerca de la supletoriedad o imperatividad de la norma, lo
que daba lugar a disquisiciones sobre si las partes se
encontraban, o no, habilitadas para dejar de lado -vía
autonomía de la voluntad- lo dispuesto por el articulo 765,
de modo de convenir el pago, exclusivamente, en una
determinada moneda extranjera y hacer ello legalmente
exigible. (9) 

Sobre este último tema se expidió la Sala F de la Cámara


Nacional de Apelaciones en lo Civil, en los autos “Fau,
Marta Renee c/ Abecian, Carlos Alberto y otros s/
Consignación” (Expte. N°79.776/2012), en el cual
expresamente resolvió: 

“Conforme lo establecido en el Código Civil y Comercial las


normas legales relativas a los contratos son supletorias de
la voluntad de las partes a menos que de su modo de
expresión, de su contenido o su contexto resulte de
carácter indisponible (art. 962)… El art. 765 del Código
Civil y Comercial no resulta ser de orden público, y por no
resultar una norma imperativa no habría inconvenientes en
que las partes en uso de la autonomía de la voluntad (arts.
958 y 962 del código citado) pacten -como dice el art. 766
del mismo ordenamiento-, que el deudor debe entregar la
cantidad correspondiente en la especie designada (Ossola,
Federico Alejandro en Lorenzetti, Ricardo Luis, “Código
Civil y Comercial de la Nación Comentado”, T. V, pág. 126,
Rubinzal Culzoni Editores Santa Fe 2015)”. 

De este modo, el tribunal integrado por los magistrados


José Luis Galmarini, Fernando Posse Saguier y Eduardo
Zannoni, se inclinó por el carácter supletorio de la norma,
dándole primacía a lo convenido por voluntad de las partes.
Así, entonces, queda zanjada la discusión, por lo menos, en
esta primera vez que un tribunal de alzada se expresa al
respecto.

En otro orden de ideas y para finalizar este apartado, cabe


destacarse que el nuevo Código adopta el monismo monetario,
pero sigue sin permitir la indexación, lo cual es
contradictorio y perjudicial. El monismo monetario en un
régimen inflacionario requiere necesariamente de la
indexación. (10) 

4.- Apreciación de la norma a la luz del principio de la


autonomía de la voluntad. 

Sabido es que Vélez Sarsfield fue, al redactar el “viejo”


código, un protector del principio de autonomía de la
voluntad como germen de la obligatoriedad de los
contratos. 

En la parte final de su nota al artículo 943, nos decía "El


consentimiento libre, prestado sin dolo, error ni violencia
y con las solemnidades requeridas por las leyes, debe hacer
irrevocables los contratos", porque de lo contrario
"dejaríamos de ser responsables de nuestras acciones, si la
ley nos permitiera enmendar todos nuestros errores, o todas
nuestras imprudencias". Con lo cual, dos personas que
negocian todas las cláusulas del convenio y manifiestan su
voluntad con discernimiento intención y libertad, deben
quedar obligadas por este acuerdo como a la ley misma, idea
que encontraba su manifestación positiva en el artículo
1197 del Código Civil. (11) 

Asimismo, debemos reparar no solo en el principio de la


autonomía de la voluntad, sino también en la protección a
la libertad individual, el principio de la inviolabilidad
de la propiedad y el contrato. 

La autonomía de la voluntad y la libertad son la base


necesaria del acuerdo de voluntades de lo que técnicamente
denominamos contrato, siempre que persiga un fin ético y
social. Esto implica, en otras palabras, la libertad de
contratar o no, la elección de con quien hacerlo y la
posibilidad de fijar su contenido, si a ello le sumamos la
fuerza que se le reconoce a la autonomía de la voluntad, el
respeto a la palabra empeñada y la seguridad jurídica,
arribamos al resultado de que los contratos no pueden ser
revisados o morigerados salvo pacto expreso de las partes.
El contrato es la autorregulación donde lo querido es lo
justo. (12) 

Cabe destacar que, a lo largo del tiempo, se ha reformulado


la teoría de la autonomía de la voluntad y el principio ha
ido cediendo de acuerdo a las necesidades sociales que se
presentaban, tanto desde el punto de vista de la utilidad
social como de la justicia contractual. 

En la actualidad, la transformación del instituto se plasma


en la adecuación a las normas de orden público, la moral,
las buenas costumbres y a las nuevas realidades,
tendiéndose a resguardar a una de las partes contratantes
considerada la mas débil y a mantener el equilibrio interno
del contrato haciendo a la justicia del contrato o mejor
dicho a la justicia conmutativa. Las limitaciones se
profundizan con una serie de institutos correctores del
contrato: buena fe, abuso de derecho, Imprevisión, lesión,
frustración del fin. (13) 

La evolución transformó al equilibrio prestacional como


nueva fuente de la obligatoriedad de los contratos, con un
desarrollo legislativo en el sentido de reafirmar al
"equilibrio prestacional" como un requisito para la validez
de los actos jurídicos, en especial en aquellos en los que
haya existido una desigualdad negocial en la etapa de las
tratativas y de la celebración del acto, como es el caso de
los contratos celebrados por adhesión. Al mismo tiempo, el
desequilibrio genético o sobreviniente en los contratos los
hace revisable judicialmente. (14) 

Así las cosas, el estado moderno ha restringido en forma


explicita, mediante leyes imperativas, el dirigismo
contractual consiste en la imposición de ciertas normas.
Hay una fuerte intervención del estado en ciertas materias
como la bancaria, seguros, sistemas de salud, de ahorro,
turismo. Esta intervención del Estado se admite siempre que
tenga por finalidad un derecho contractual más justo y
equilibrado. (15) 

En este orden de ideas, el nuevo Código Civil y Comercial,


al regular las disposiciones generales de los contratos, en
el articulo 958 expresamente establece: “Las partes son
libres para celebrar un contrato y determinar su contenido,
dentro de los límites impuestos por la ley, el orden
público, la moral y las buenas costumbres”.

Y a renglón seguido el articulo 959 prescribe “Todo


contrato válidamente celebrado es obligatorio para las
partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido
por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo
prevé”.

El artículo 958 recepta el principio de la autonomía de la


voluntad, que hemos estudiado en el presente, mientras que
el artículo 959 abre la posibilidad de modificar el acuerdo
de partes en los supuestos en que la ley lo prevé. 

Entonces, en el nuevo Código, los límites a la autonomía de


la voluntad son establecidos por la ley, el orden público,
la moral y las buenas costumbres y por la facultad otorgada
a los jueces de modificar el contrato cuando sea a pedido
de partes o cuando lo autoriza la ley. 

El problema que se presentaba era el de determinar, en caso


de conflicto, que normativa era superior. Es decir, si el
artículo que ampara la autonomía de la voluntad cedía, o
no, ante los artículos 765 y 959 que, en resumidas
palabras, autorizan a una de las partes contratantes a
cancelar sus obligaciones en moneda extranjera dando el
equivalente en moneda nacional. 

Es decir, en esta materia, ¿podía la ley prever una


modificación de estas características cuando las partes
pactaron sus obligaciones en otra moneda que no sea de
curso legal sin afectar la libertad de contratación y el
principio de la autonomía de la voluntad?

A los fines de facilitar la respuesta, como ilustremente lo


hizo la Sala F, se debe recurrir a otros dos artículos del
nuevo código en los que se prevé, en primer lugar, que las
normas legales relativas a los contratos son supletorias de
la voluntad de las partes, a menos que de su modo de
expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su
carácter indisponible (articulo 962).

Y en segundo lugar, que cuando concurren disposiciones de


este Código y de alguna ley especial, las normas se aplican
con el siguiente orden de prelación: a) normas
indisponibles de la ley especial y de este Código; b)
normas particulares del contrato; c) normas supletorias de
la ley especial; d) normas supletorias de este Código.

Entonces, para el caso de eventual conflicto de normas,


principalmente debemos dilucidar si alguna de estas tiene
carácter imperativo por sobre las incompatibles con ella.
Al haberse determinado que el artículo 765 es supletorio,
puede ser dejado de lado por las partes, respetándose de
esta forma la libertad de contratación y la autonomía de la
voluntad. 

Sin embargo, la última palabra, la tendrá nuestro máximo


tribunal, el cual deberá determinar que carácter tiene el
artículo 765 del nuevo Código Civil y si prevalece sobre lo
dispuesto por el artículo 958 del mismo cuerpo legal. 
5.- Conclusión. 

Para el esquema individualista, una vez perfeccionado el


contrato, no es factible que sea revisado o extinguido sino
por la voluntad de quienes lo formaron, y solo por ello,
tampoco es función del estado alterarlo, porque casualmente
su misión consiste en cooperar en su cumplimiento, en el
compromiso moral de haberse obligado, consagrándose en
definitiva la inmutabilidad del contrato. Sin embargo,
conforme lo hemos estudiado, con el correr de los años ha
sido imperiosa la necesidad de poner ciertos limites al
principio de la autonomía de la voluntad, con el fin de
proteger a la parte que esta en inferioridad de condiciones
en el contrato, anulando la clausula que signifique un
verdadero abuso de la otra. (16) 

De allí que, visto los artículos 765 y 958 del nuevo Código
Civil, deviene necesario un pronunciamiento por parte de
nuestra Corte Suprema de Justicia para determinar si la
norma que autoriza al deudor a cancelar su obligación de
dar moneda extranjera dando el equivalente en moneda
nacional es de orden publico e imperativa, indisponible
para la autonomía de la voluntad o, manifestarse a favor de
la supletoriedad del régimen, que las partes pueden
válidamente dejar de lado mediante acuerdo expreso en
contrario. (17) 

La sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil,


como se analizó, ya sentó un precedente que debe ser
seriamente considerado por nuestro máximo tribunal al dar
un pronunciamiento definitivo sobre la cuestión. 

Cabe destacar que, de pronunciarse la Corte a favor de la


imperatividad de la norma, a nuestro criterio la misma es
inconstitucional, ya que afecta el derecho de propiedad de
las partes contratantes. 

En este orden de ideas, el Proyecto introduce una novedad


en la teoría general. Se admite que “los derechos
resultantes de los contratos integran el derecho de
propiedad del contratante” (artículo 965), receptando una
tesis emanada desde tiempo lejanos por la Corte de la
Nación. (18) Asimismo, la Constitución Nacional contiene
una serie de disposiciones que aseguran su inviolabilidad.
(19) 

Entonces, de declararse imperativa la norma en estudio, no


se hará más que perjudicar la propiedad de los acreedores
que tienen el derecho consagrado constitucionalmente de que
le sea entregada la cantidad de dinero en el tipo de moneda
que el deudor expresamente se obligó. En otras palabras, el
artículo 765 colisionaría con los artículos 14 y 17 de
nuestra carta magna. Afortunadamente, la Sala F, con
acertado criterio, se inclinó por su supletoriedad. 

Y es que, si los contratantes actúan de forma racional,


disponiendo de información contractual relevante al
concluir el acuerdo, obrando de buena fe, no existe óbice
al presupuesto de sometimiento de las partes al contrato
como a la ley misma. De allí que, una norma que establece
la posibilidad que otorga el artículo 765, de ser
considerada imperativa, lesionaría indudablemente el
derecho de propiedad, mas aun cuando las partes han
celebrado el acuerdo dentro de los limites impuestos por la
moral, la buena fe y las buenas costumbres. 

Más allá de lo resuelto por la Cámara Nacional de


Apelaciones en lo Civil, hasta que no exista una resolución
por parte de nuestros máximos magistrados, la regulación
que propone el nuevo Código Civil en sus artículos 765 y
766 no hará más que generar incertidumbre en las partes
contratantes. Especialmente, en los acreedores, que pueden
ver afectado su patrimonio al cancelar el deudor su
obligación en moneda extranjera dando su equivalente en
pesos. 

Citas 

(1) CANÉ Fernando Luis, CRESPO María Florencia, “Impacto


del Proyecto de Código Civil y Comercial sobre las
obligaciones de dar sumas de dinero en moneda que no es de
curso legal”, ElDial Biblioteca Jurídica Online,
12/12/2012, elDial DC19DA.

(2) Cfr. BARREIRA Delfino Eduardo, “La Moneda de


contratación en el devenir de la economía”, ElDial.com
Biblioteca Jurídica Online, 14/12/2012, elDial DC19E. 1

(3) ALTERINI Atilio Aníbal, AMEAL Oscar José, LÓPEZ CABANA


Roberto, “Derecho de Obligaciones”; Buenos Aires, Abeledo
Perrot, 1996, Pág. 450/ 451. 

(4) Cfr. ALTERINI Atilio Aníbal, AMEAL Oscar José, LÓPEZ


CABANA Roberto, “Derecho de Obligaciones”; Buenos Aires,
Abeledo Perrot, 1996, Pág. 152. 

(5) Cfr. ALTERINI Atilio Aníbal, AMEAL Oscar José, LÓPEZ


CABANA Roberto, “Derecho de Obligaciones”; Buenos Aires,
Abeledo Perrot, 1996, Pág.107. 
(6) BARREIRA DELFINO Eduardo, “La Moneda de contratación en
el devenir de la economía”, ElDial.com Biblioteca Jurídica
Online, 14/12/2012, elDial DC19E1.

(7) BARREIRA DELFINO Eduardo, “La Moneda de contratación en


el devenir de la economía”, ElDial.com Biblioteca Jurídica
Online, 14/12/2012, elDial DC19E1.

(8) BARREIRA DELFINO Eduardo, “La Moneda de contratación en


el devenir de la economía”, ElDial.com Biblioteca Jurídica
Online, 14/12/2012, elDial DC19E1.

(9) CANÉ Fernando Luis, CRESPO María Florencia, “Impacto


del Proyecto de Código Civil y Comercial sobre las
obligaciones de dar sumas de dinero en moneda que no es de
curso legal”, ElDial Biblioteca Jurídica Online,
12/12/2012, elDial DC19DA.

(10) CONESA Eduardo, “El anteproyecto de Código Civil, la


moneda y la indexación”, ElDial.com Biblioteca Jurídica
Online, 15/06/2012, elDial DC18A8.

(11) ROSSI Jorge Oscar, “De la autonomía de la voluntad a


la equivalencia de las prestaciones”, 2002, disponible en
http://www.jurisconsultora.com.ar/. 

(12) Cfr. GARRIDO CORDOBERA Lidia M. R., “Las bases


constitucionales del derecho de los contratos, Análisis
crítico del alcance del principio de la autonomía de la
voluntad: Limites”, 10 de octubre de 2013. 

(13) Cfr. GARRIDO CORDOBERA Lidia M. R., “Las bases


constitucionales del derecho de los contratos, Análisis
crítico del alcance del principio de la autonomía de la
voluntad: Limites”, 10 de octubre de 2013. 

(14) ROSSI Jorge Oscar, “De la autonomía de la voluntad a


la equivalencia de las prestaciones”, 2002, disponible en
http://www.jurisconsultora.com.ar/. 

(15) Cfr. GARRIDO CORDOBERA Lidia M. R., “Las bases


constitucionales del derecho de los contratos, Análisis
crítico del alcance del principio de la autonomía de la
voluntad: Limites”, 10 de octubre de 2013. 

(16) Cfr. GONZÁLEZ José Eduardo, Tinti Guillermo P,


“Autonomía de la Voluntad en el Contrato y criterios para
su consideración judicial”. 

(17) Cuando el librador dispone que el pago sea hecho en


una determinada moneda - cláusula de pago efectivo en una
moneda extranjera-

(18) La fuente jurisprudencial del Alto Tribunal se remonta


al 28 de abril de 1922 en el caso “Ercolano c/Lanteri”,
donde entre otros argumentos se afirmó:
“Se ha dicho, con razón, que la propiedad es una de las
bases cardinales de la organización civil de los pueblos en
el estado actual de la cultura y de la civilización, y que
sin ella se trastornan los conceptos de libertad, de
patria, de gobierno, de familia, y después de notar el
fracaso de los ensayos de organización social que la han
desconocido, afirmase que “debemos considerarla como el
punto de arranque de los ordenamientos sociales
contemporáneos” (Montes de Oca, “Derecho constitucional”,
I, cap. XII; Estrada, “Obras completas”; VI, 183 y 334;
González Calderón, “Derecho constitucional argentino”, I.
364; II, 170 y sig.).

(19) Cfr. STIGLITZ Ruben, “Un nuevo orden contractual en el


proyecto de Código Civil”, disponible en
http://www.nuevocodigocivil.com/un-nuevo-orden-contractual-
en-el-proyecto-de-codigo- civil-por-ruben-stiglitz/

Cantidad de Palabras: 5296


Tiempo aproximado de lectura: 18 minutos

Fuente | Autor: (c) 2000 - 2015 - Utsupra.com. UTSUPRA DATA


UDSS S.A. - Todos los Derechos Reservados. Prohibida su
reproducciòn total o parcial sin el consentimiento expreso
del editor. /(c) 2000 - 2015 - Utsupra.com. UTSUPRA DATA
UDSS S.A. - Todos los Derechos Reservados. Prohibida su
reproducciòn total o parcial sin el consentimiento expreso
del editor. 

También podría gustarte