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Curso: Ciencia Política

PODER Y POLÍTICA

Integrantes:
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Docente:
José Antonio Reyna Ferreyros
Definición de Poder

El poder puede ser considerado injusto. Este tipo de ejercicio del poder es

históricamente endémico entre los humanos; sin embargo, como seres sociales, los seres

humanos también pueden ejercer el poder con objetivos humanísticos que ayudarán y

empoderarán a otros. En general, como se perciben la existencia y el uso del poder se deriva

de los factores de interdependencia entre dos entidades y el entorno.

En los negocios, el objetivo del poder es el logro y, como tal, se puede considerar que

si es justo será un juego de suma cero. El poder se puede expresar tanto "hacia arriba" como

"hacia abajo". Con poder descendente, el directivo de una empresa influye en los

subordinados para alcanzar los objetivos organizacionales. Pero cuando en una empresa se

ejerce un poder ascendente, son los subordinados quienes influyen en las decisiones de sus

líderes.

El uso del poder no implica necesariamente la fuerza o la amenaza de la fuerza

(coerción). Un ejemplo de uso del poder sin coerción es el concepto "poder blando", en

comparación con el poder duro.

Gran parte del reciente debate sociológico sobre el poder gira en torno a la cuestión

del poder como un medio para hacer posibles las acciones sociales tanto como puede

restringirlas o prevenirlas. En este sentido el filósofo Michel Foucault vio el poder como una

expresión estructural de "una situación estratégica compleja en un entorno social dado" que

requiere restricción y habilitación. Para las ciencias sociales el poder es la capacidad de un

individuo para influir en el comportamiento de otras personas. El término "autoridad" se usa

a menudo para designar al poder cuando es percibido como legítimo. El poder es una fuerza

nacida de la conciencia social, destinada a conducir al grupo en la búsqueda del Bien común
y capaz, dado el caso, de imponer a los miembros la actitud que ella ordena". Asociado a la

idea, el poder se manifiesta como un medio; si se suprimiera aquélla, entonces el poder sería

un fin en sí.
Definición de Política

La política suele ser definida como el conjunto de decisiones y medidas tomadas por

determinados grupos que detentan el poder, en pos de organizar una sociedad o grupo particular.El

término política es muy amplio ya que se puede hablar de política en sentido estricto (es decir,

aplicada a los gobiernos y naciones) o en otras instituciones al hablar de políticas empresariales,

institucionales, entre otras.

Muchos autores definen a la política como el «ejercicio del poder», porque se entiende a la

política como una de las tantas maneras de ejercer poder con el fin de mediar las diferencias de

intereses entre pares en una sociedad en particular.La palabra política proviene del latín politicus, que

viene del griego politiká y que alude a la cosa pública, en el siglo V a. C. Aristóteles popularizó el

término con su obra “Política”.

Existen distintas ramas que se derivan de la política, como la ciencia política, la filosofía

política, la economía política, entre otras. Es importante distinguir entre las personas que ejercen la

política (funcionarios políticos) y los que se encargan de su estudio (politólogos).La política surgió

como una necesidad de los individuos de organizarse en miras a tomar decisiones, cumplir objetivos,

llegar a acuerdos y facilitar la vida en sociedad resolviendo conflictos de manera democrática.

Se cree que tiene sus inicios en el periodo Neolítico, cuando la sociedad empezaba a

organizarse de manera jerárquica y algunos individuos obtenían poder por sobre el resto, por lo que se

sostiene que la política es tan antigua como la humanidad en sí.En un sistema democrático, los

ciudadanos eligen a ciertos individuos para que ocupen los principales cargos políticos y, desde allí,

los representen frente a los conflictos o situaciones propias de la vida en comunidad, tanto en el plano

interno como externo (en relación a otros países).


Origen de Poder y Política

El origen del poder se encuentra en el contrato social, que es el compromiso que una

comunidad de hombres y mujeres asume para autoorganizarse, que aceptan un poder superior que

ordena y manda. Este poder así creado y organizado define qué hacer y qué no hacer: manda, prohíbe

o permite.

El concepto del poder y su origen han ocupado un lugar primordial en la historia del

pensamiento político, los más dedicados autores han fijado su atención en la idea de poder personal y

poder del grupo. Precisamente la idea de poder del grupo se traducirá luego en soberanía popular,

cuando el laboratorio de la historia habrá preparado un lugar para la ficción de la concepción burguesa

del poder, en cabeza del nuevo concepto de Estado (Staat). El autor revive entonces las nunca

desuetas interpretaciones sobre el origen del poder, centrando su atención en los conceptos de

imperium e imperator en la tradición del derecho romano público, en la búsqueda de claves

interpretativas que ayuden a comprender mejor la concepción moderna del poder político, en aras de

establecer si esta es una evolución natural del derecho o simplemente una propuesta política que

prevaleció sobre otra. La política en el mundo tiene su origen en el mismo ser humano y en su proceso

de socialización.

Los humanos son seres sociales; por sus características y necesidades, les es indispensable

vivir con otras personas. Desde hace miles de años, cuando las cavernas eran su refugio, vivían en

compañía de otros. La primera sociedad que existió fue la familia, que no necesariamente tenía una

conformación típica de un padre, una madre y unos hijos; sin embargo, en ese momento se convirtió

en el núcleo de la sociedad, siendo este el punto en el que aparece la necesidad de encargar a una

persona de dirigir y organizar a las otras; es decir, la necesidad de un gobierno.

Con el paso del tiempo, las familias se agruparon para ayudarse mutuamente en la recolección

de alimentos y en la defensa de otras familias; a esto se le llamó tribu, en la cual era necesario escoger
a alguien que se hiciese cargo del gobierno (esta persona habitualmente era escogida entre los más

sabios, los más viejos o los más fuertes). Estas tribus, con el paso del tiempo, fueron creciendo en

población, de modo que algunas se unieron con otras para gobernar tribus más pequeñas y débiles; de

este modo, el gobernar a toda la sociedad se hizo cada vez más difícil, ya que, a la muerte del

gobernante, se desencadenaban guerras para definir al sucesor. Debido a lo anterior, comienzan a

aparecer las dinastías y los linajes, con los cuales el jefe del clan, antes de morir, podía designar a

quien había de reemplazarlo en el mando (en la mayoría de las ocasiones el elegido era el primogénito

del gobernante).

Hace unos 9.000 años se crearon las primeras ciudades, por lo cual las dinastías se

convirtieron en monarquías en las que el poder lo ejercía un rey o monarca y el pueblo era

considerado súbdito y con obligación de pagar tributos al rey. Estas sociedades eran llamadas Estados,

los cuales, al expandir su poderío a otras regiones, se convirtieron en imperios.

En Grecia, la política tuvo una gran transformación, pues fue allí donde nació la democracia,

lo que implicaba que el gobierno no era ejercido por un rey o jefe sino por un consejo que era elegido

entre los ciudadanos. Siglos después, los romanos invadieron Grecia, y a pesar de que trataron de

establecer la democracia como forma de gobierno, ésta terminó degenerando en dictaduras.

Después de la caída de los imperios Romano y Griego, la democracia fue olvidada, y las

personas con poder político y militar conformaron una nueva clase: la nobleza. Estas personas eran

dueñas de grandes territorios en los cuales el resto de la población era sierva y se encargaba

exclusivamente de trabajar la tierra. Este periodo duro casi 1.000 años, durante los cuales la política

estuvo casi muerta, hasta que en los siglos XV, XVI y XVII nace una nueva clase: la burguesía, la

cual no estaba de acuerdo con el poderío de la nobleza y reclamaba un derecho de oportunidades para

todos los hombres. Esta inconformidad dio lugar a la Revolución Francesa, la cual impuso de nuevo la

democracia en el mundo Occidental.


Características Del Poder.

 Definiciones enciclopédicas de poder:

 Estar capacitado, reunir las condiciones, para hacer lo que se expresa.

 Facultad para hacer algo.

 Dominio o influencia que uno tiene sobre alguna cosa.

 Posesión actual o tenencia de una cosa.

 Fuerza, capacidad, eficacia.

 Capacidad de provocar ciertos efectos.

 Autorización para hacer algo dada por una autoridad competente para darla.
Características De Política

 Mediante esta se toman decisiones para concluir en una serie de objetivos. Característica de la

Política

 A través de la política se ejerce poder.

 Actividad por la que se busca el bien común.

 Sirve para mediar y llegar a consensos entre pares sobre los intereses de una nación.

 Se encarga de los asuntos públicos, lo que tiene que ver con aspecto social, cultural y

económico.

 Gracias a la política se pueden lograr acciones que beneficien las sociedades.

 Sirve para organizar las sociedades.


Formas De Poder

Hay 6 formas de poder:

 Poder Coercitivo

 Poder De Recompensa

 Poder Legítimo

 Poder Referente

 Poder Experto

 Poder Informativo
Formas De Política

 Monarquía

 Aristocracias y sistemas de castas

 Gobierno Representativo

 Formas de Gobierno Totalitarias


Teorías Estratégicas De Poder

En virtud de que la presente obra aborda las relaciones de poder en tribus norteamericanas a

través de sus casinos, particularmente en la Kickapoo Traditional Tribe of Texas (KTTT), se

considera pertinente tener una visión general sobre el poder. Si bien cada uno de nosotros tiene a

priori cierta noción del poder, las ciencias políticas ofrecen diversas teorías al respecto que varían

según la ideología de cada autor. Grosso modo, el poder implica una capacidad de dominio de uno

mismo que, al mismo tiempo, tiene un efecto de influencia, subordinación, o control sobre el otro o

los otros, llegando a una situación de dominio. Muchas veces, tal influencia es intencional o, en

ocasiones, simplemente es un efecto secundario del poder mismo. En el caso del poder intencional, se

impone la voluntad por intereses propios y se da una manipulación del otro. Gilbert Ryle diferencia

entre “poder disposicional” y “poder episódico”: el primero implica la posesión del poder, mientras el

segundo expresa el ejercicio del poder (Ryle, 1949: 116-125). Dennis H. Wrong (2004), por su parte,

denomina poder “disposicional” al “latente” o “potencial” que uno posee sin ejercerlo; es decir,

existen las intenciones, pero nunca se da una orden. Thomas Hobbes habla de un poder natural que se

distingue del poder instrumental por sus dones y aptitudes innatas. Este segundo se adquiere y

aumenta a lo largo de la vida, ya sea por medio de riqueza o por fama, entre otras (Hobbes, 2003: 69-

78). Pero ambas constituyen una fuente o disposición de poder para reconocimiento o actos futuros.

Por eso, John Kenneth Galbraith denomina fuentes de poder a la personalidad, la propiedad y la

organización. Pareciera que este poder está dormido, sin embargo, está listo para cualquier

circunstancia de acciones cuando despierta. Cabe mencionar que el poder “latente” o “potencial” es

distinto del poder “manifiesto” o “actual” (real), en el que se pueden observar las comunicaciones y

actuaciones (Wrong, 2004: 7). Pero en algunos casos, no se llega a la acción y las decisiones se

reducen a meros propósitos, por lo cual se debilita el poder inicial. En el caso de la realización, el

poder puede llegar a materializarse en intervenciones bélicas o militares, adquiriendo un cariz de

violencia. Muchas veces, el anhelo del poder y sus acciones a futuro son de naturaleza económica y

explotan al otro en favor de intereses propios. Esta relación asimétrica ocasiona una dependencia del
subordinado hacia el que ejerce el dominio y origina un círculo vicioso que aumenta el poder de quien

domina. Esto sucede entre Estados, pueblos, grupos y personas.


Teorías Estratégicas De La Política

 Accidentalismo.

 Agonismo (política)

 Anarcotiranía.

 Anarquismo.

 Antinacionalismo.

 Antisionismo.

 Autonomismo regional.

 Autoritarismo.

Las políticas estratégicas son aquellas que guían a la dirección general y la posición de la

entidad y que también determinan su viabilidad.


Definiciones Del Poder Político

El poder político es la lógica del ejercicio de las funciones por parte de las personas que

ocupan un cargo representativo dentro del gobierno. Generalmente, este influye en el

comportamiento, ya sea en pensamiento o en el actuar de una sociedad.

Es legítimo cuando es elegido conforme a las leyes del país (constitución). En países

democráticos tiene como sustento la legitimidad otorgada por el pueblo mediante el voto popular

(elecciones), pero se le suele considerar abusivo cuando se excede en el ejercicio de sus funciones, en

materias que están dentro del ámbito de los otros poderes (intromisión de poderes). El poder político

es ilegítimo cuando utiliza mecanismos no autorizados por las leyes y se adueña del poder

gubernamental (ejecutivo-legislativo) sin tener la legitimidad del pueblo, otorgada por el voto

popular.

Es tiránico cuando se obtiene por medio de la fuerza o de manera autoritaria de modo que es

un gobierno ilegítimo.

Toda relación de poder importa tener consecuencias y gravitar en la conducta de otros, que

deben mostrar obediencia ante el mandato, pues de lo contrario podrán ser obligados a obedecer. El

poder político se ejerce desde el gobierno de un Estado, para mantener el orden, la seguridad, y en

general, el bien común.

El poder político es una creación humana, que aparece en la historia desde la formación de los

Estados, en un principio muy vinculado al poder religioso, el que aún se mantiene en muchos Estados

de Medio Oriente. Siempre se necesitó, de algún modo, justificar por qué algunos hombres tenían esa

facultad de mandar sobre otros, y las razones se apoyaron primero en divinizar la figura del detentador

del poder, luego en convertirlo mandatario de Dios, y finalmente hacerlo nacer de un contrato por el

cuál la ciudadanía se lo otorga, de modo voluntario, para asegurar su seguridad y otras necesidades.

El poder político puede ser asumido por el gobierno a través de la fuerza, como ocurre en las

dictaduras, o surgir de un acuerdo por el cual el pueblo les delega a los funcionarios el poder, en
elecciones libres, como ocurre en las democracias modernas. El poder político es el único que se

encarga de usar la fuerza pública para reestablecer el orden perturbado y combatir la inseguridad

dentro de los límites legales, ya que, para herir, matar o privar de la libertad a una persona deben

existir motivos fundados. Cuando el poder sobrepasa los mandatos constitucionales o legales, se

incurre en un abuso del mismo; y según algunos pensadores, como por ejemplo el liberal inglés John

Locke (1632-1704) esto da el derecho al pueblo de resistirse a la opresión. Sin embargo, en los

estados totalitarios el abuso de poder es una de sus características.

El poder político es legal si asumió de acuerdo a lo prescripto por las leyes, y legítimo si

cuenta con el apoyo popular y su confianza.

La relación entre poder y autoridad es que según Jacques Maritain, para la autoridad el poder

es absolutamente necesario, pues con el poder la autoridad logra, a través de la fuerza, la obediencia

que necesita para imponerse.


Características De Poder Político

 Es un poder legítimo cuando se elige conforme a las leyes del país.

 Los países democráticos otorgan la legitimidad del poder político mediante el voto

popular.

 Posee limitaciones en cuanto al ejercicio de sus funciones, normalmente limitado por

la dirección de los otros poderes públicos.


Clases De Poder Político

 Poder real

 Poder ministerial
Autoridad Y Legitimidad Del Poder Político

El propósito de esta comunicación es analizar el modo en que se ha mostrado el concepto de

poder político en distintas épocas y a partir de distintos exponentes. Puede verse que en sus

características y dimensiones, este poder se vincula con otros como el ideológico y el económico, lo

cual va a ser puesto de manifiesto por la importancia de ciertas instituciones como la iglesia o algunos

grupos productivos o financieros que en determinadas épocas confrontaran o se complementaran con

los detentadores del poder político.

En primer término, considero que es necesario clarificar el concepto de poder, para después

estar en condiciones de adjetivarlo como político. En relación con este concepto podemos citar a

Weber que sostiene que “...poder significa la posibilidad de imponer la propia voluntad dentro de una

relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad ...”

(Weber, 1.992, pág. 43). Asimismo Norberto Bobbio lo define como “...una relación entre dos sujetos,

de los cuales uno le impone al otro su voluntad y le determina a su pesar el comportamiento ...”

(Bobbio, 1.993, pág. 1.216).

Asimismo, es relevante incorporar en el análisis la noción de política, la cual se conecta

actualmente con el conjunto de actividades que tienen como referencia al Estado. En tal sentido, Max

Weber postula que “...por política habremos de entender únicamente la dirección o la influencia sobre

la trayectoria de una entidad política, esto es en nuestros tiempos, el Estado...”(Weber, 1.992, pág.

43). Ese autor considera que es una entidad política imposible de ser definida por el contenido de su

actividad, sino que se caracteriza por un medio que le es propio, la violencia física, la cual no es el

medio mas normal ni el único que utiliza el Estado para el logro de sus fines, pero si el específico. El

autor alemán señala que el Estado “...es una comunidad humana dentro de los limites de un territorio

establecido(...) que reclama para si con el triunfo asegurado el monopolio de la legitima violencia

física...”( Weber, 1.992, pág. 43).

Una definición similar es la adoptada por Bobbio para referirse al poder político, el cual se

caracteriza porque el medio del cual se sirve el sujeto activo de la relación para condicionar el
comportamiento del sujeto pasivo es la posesión de los instrumentos a través de los cuales se ejerce la

fuerza física. El uso de ésta es una condición necesaria pero no suficiente para la existencia de poder

político, ya que lo que caracteriza a éste es la exclusividad del uso de la fuerza respecto de todos los

demás grupos de la sociedad. La coacción física es monopolizada por un grupo y todas las personas

que realicen actos de violencia deben ser autorizadas por los detentadores y beneficiarios de ese

monopolio.

En la concepción de Platón y Aristóteles, dos autores centrales del pensamiento clásico

griego, la esfera de la política, entendida como esfera de todo lo que afecta a la vida de la polis,

incluye todo tipo de relaciones sociales, de tal modo que lo político coincide con lo social. De acuerdo

a esta posición no hay diferencias entre el Estado y la sociedad, siendo el hombre libre y el ciudadano

lo mismo y por tanto considerándose de índole política toda actividad de la comunidad y los

ciudadanos. En esta visión el ciudadano solo puede realizarse a través de la acción política el “zoom

politicon” era justamente el hombre social, el que no vivía aislado y participaba de los debates sobre

la ciudad.

El Estado platónico planifica la totalidad de la vida del ciudadano con mira a sus fines

propios, influyendo sobre la educación de estos hombres, regulando incluso las uniones entre los

sexos de acuerdo a criterios genéticos. Aristóteles, por su parte, inicia su análisis a partir del instinto

social del hombre, de su necesidad de vivir en sociedad, por lo que se constituye la polis, unidad

comunitaria perfecta y autosuficiente, la cual se orienta hacia el bien supremo, debiendo fomentar la

posibilidad de la vida contemplativa, habiendo sido seguidor de Platón, creía como el en la

vinculación entre la política y la moral, estando muy unidas la ética y la política.

Durante la Edad Media, la teología fue el pensamiento dominante, condicionando la

concepción acerca del poder político de los más importantes pensadores. Como antecedente a esta

etapa pueden citarse el pensamiento del papa Gelasio I y el de San Agustín. El primero sostiene la

teoría de las dos espadas, la terrenal o material y la espiritual, con lo que se le quitan potestades al

poder político. Tal separación saca de la jurisdicción del Estado la esfera íntima, espiritual del

hombre. Al Estado se le reconoce su atribución política, pero se le desconoce jurisdicción sobre las
almas. La patrística o doctrina de los Padres de la Iglesia afecta la concepción política de la época,

haciendo hincapié sobre la potestad para mantener la recta voluntad de hacer, con una clara

separación entre cuerpo y alma, con primacía de ésta y mirando a la política como fuente de pecado,

de la cual el cristiano debía en principio rehuir.

San Agustín, por su parte tuvo influencias del pensamiento griego y romano. Plantea que el

Estado surge de la necesidad de la naturaleza humana, la cual proviene al igual que aquel de Dios. El

Estado debe ser justo y su misión divina queda inserta en la actividad de la Iglesia a la que debe

acatamiento y auxilio. Frente a la naturaleza humana corrompida por el pecado, la función del poder

político es el remedio de esta situación desviada, correspondiéndole imponer la religión verdadera. La

realización del reino de dios en la tierra es misión del gobierno secular.

Como características del medioevo en relación al poder político podemos citar básicamente la

ruptura de la unidad política y la lucha entre el Papa y el emperador, que llega a un nivel máximo de

tensión en el siglo XI con la Querella de las investiduras, por la que se prohibía que la autoridad civil

invistiera obispados. Durante la Edad Media el ideal religioso fue la razón última de las cosas.

Santo Tomás de Aquino durante el siglo XIII recupera categorías aristotélicas, considerando

al hombre como un ser natural, además de un cristiano. Para él el Estado surge de la necesidad del

hombre. Plantea que el fin del poder político es el bien público temporal. Todas las formas justas o

rectas de gobierno (en las que el poder se ejerce para el bien común) son buenas, pero la mejor es la

monarquía, ya que allí es donde mejor puede conservarse la unidad de donde resulta la paz y además

porque la mejor forma es aquella que proviene de la Naturaleza y en el Universo solo hay un Dios

creador y gobernador de la totalidad. Rompe con el agustinismo político, que implicaba una directa

subordinación del Estado a la Iglesia y del rey al papa, resignando la Iglesia un poder temporal, pero

conservando un poder indirecto, de vigilancia sobre los actos del príncipe, ya que mediante la

excomunión puede desligar a los vasallos del deber de obediencia.

Maquiavelo, en el Renacimiento, plantea una clara distinción entre moral y política,

entendiendo que ésta tiene fines específicos, distintos de los morales, por lo cual debe regirse por otro
tipo de reglas, no contrarias pero si diferentes, adecuadas para el éxito en vista de la conducta real de

los hombres. No es un apologista de la inmoralidad, sino que separa la política de la moral tradicional,

que sirvió como legitimación de un sistema de dominación, que era la moral cristiana. La política es

una actividad que los hombres hacen en su lucha por alcanzar y mantener el poder. Postula que

existen dos tipos de hombres, los que gobiernan o tratan de hacerlo y el pueblo, al cual el denomina

vulgo. Este último si debe regirse por la moral tradicional y poseer las cualidades que por ella son

ensalzadas, generosidad, clemencia, honestidad, etc. En cambio, los gobernantes deben analizar

cuando es conveniente que sean dejadas de lado, considerando si ellas sirven o no para la obtención y

el mantenimiento del poder. Establecía que el Estado es una institución humana, cuyo fin es el bien

público terrenal, no debiendo afectar ninguna otra consideración sus propósitos. El poder político

debe lograr la expansión territorial y el sometimiento de los demás actores, con el fin de alcanzar la

unidad italiana. Todos los demás objetivos deben estar subordinados a la acumulación de poder.

Posteriormente, en el siglo XVII se planteara otro punto importante de ruptura respecto al

pensamiento clásico, en relación con la génesis y las características del poder político. Esta ruptura,

tiene que ver con la negación de la politicidad innata del hombre, y el postulado de la libre asociación

de los individuos. Los iusnaturalistas plantean que el hombre no es naturalmente social, sino que en el

pensamiento de estos autores siempre existe una instancia original, en la cual los individuos vivieron

en un estado presocial de relativo aislamiento. Para estos pensadores es justamente la existencia de

conflictos entre los hombres y la incapacidad que tienen para resolverlos, lo que lleva a estos

individuos a abandonar su situación de aislamiento, formar una sociedad y ceder ciertos derechos que

naturalmente tienen, a un soberano para que este evite la proliferación de disputas, que si no pudieran

ser limitadas y resueltas, terminarían en una guerra civil sin fin.

Puede verse que según la cantidad y tipo de derechos que los individuos ceden, encontramos

los límites y las características del poder político. A su vez esta cesión depende de la visión que cada

uno de los autores tenga del Estado de Naturaleza y de la condición humana en general,

condicionando así el pacto que los contratantes hacen para llegar a la sociedad civil. Es importante

observar que en la visión contractualista, el poder político ya no tiene origen divino, sino que quienes
gobiernan lo hacen en virtud de la voluntad de individuos libres y formalmente iguales. El Estado

surge de una creación humana, la cual se produce por la conveniencia y no por la naturaleza social de

los hombres.

La teoría marxista, por su parte, no postula el surgimiento del poder político como una

solución frente a problemas existentes en el Estado de Naturaleza como es el caso de los

contractualistas, sino que es visto como un necesario instrumento de la clase dominante, para

garantizar la relación de subordinación de los grupos subalternos, siendo el aparato coercitivo el que

asegura que la explotación del proletariado llevada a cabo por la burguesía, no sea puesta en jaque.

Existe una vertiente mas estructuralista, o incluso economicista, del marxismo representada

por algunas obras del propio Marx como el prologo a La Contribución a la Crítica de la economía

política y el Manifiesto comunista, en la que se hace un claro énfasis acerca de que la estructura de la

sociedad esta dada por el mundo de lo económico, básicamente por el modo de producción que esta

sociedad tenga, condicionándose de este modo la superestructura en la cual se encuentra el poder

político junto a la religión el derecho, la filosofía, etc. Los diversos regímenes políticos son vistos

como reflejos de cambios producidos en el sistema económico, especialmente de aquellos que son

resultado del desarrollo de las fuerzas productivas. Es por esto, que se plantea que si el Estado existe

primordialmente para garantizar la dominación por parte de los capitalistas, con los cambios en el

modo de producción y la consiguiente desaparición de las clases sociales, luego de la expropiación de

los medios de producción a la burguesía mediante su socialización, el Estado dejaría de existir.

Por otra parte, puede hacerse una lectura menos economicista de esta teoría, la cual puede

verse en otras obras de Marx como El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y algunas cartas escritas

por Federico Engels, entre la que pueden citarse las dirigidas a J. Block y a H. Starkenburg. En estas

obras se le otorga a la política un mayor margen de autonomía, aunque sin negar el condicionamiento

último que significan las condiciones económicas. Plantea que el desarrollo político, al igual que el

jurídico, el filosófico, el religioso, etc., descansa en el desarrollo económico, pero todos estos

repercuten entre si y también sobre su base económica. Se niega que la situación económica sea la
única causa, el único componente activo del cambio, sino que hay un juego de acciones y reacciones,

que se cimentan sobre la necesidad material, pero que no se agotan en ella.

Justamente un ejemplo de esta versión menos estructuralista de la teoría marxista es la

posición sostenida por el fundador del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci. Este autor

también observa la existencia una estructura (signada por lo económico) y una superestructura, en la

cual encontramos al poder político. Sin embargo, le concede a la superestructura un campo mucho

más autónomo que en la versión estructuralista. Considera que pueden darse importantes cambios en

ella que no son reflejo de modificaciones producidas en el modo de producción sino que pueden

deberse a un error de cálculo o a conflictos dentro de la clase dominante. Postula que el mundo de lo

económico es importante ya que marca fuertes líneas de tendencia acerca de lo que puede ocurrir en el

plano político, pero lo que ocurre en este no estaría mecánicamente determinado por aquel.

Además, Gramsci divide a la superestructura en sociedad civil y sociedad política,

constituyendo así los dos momentos en los que la clase dominante ejerce su hegemonía, el del

consenso y el de la coerción. De este modo se reserva al poder político la función de aplicar la

violencia física sobre aquellos que no acepten los valores impuestos por el grupo dominante en la

sociedad.

En los años noventa se observa que el poder político ha retrocedido en su esfera de

influencia, no solo como consecuencia de la caída de los regímenes totalitarios en Europa del Este,

sino también por la “revolución” liberal que se ha producido en la década del ochenta. Ésta reconoce

una serie de fuentes económicas entre las que se puede citar la Sociedad de Monte Peregrino y ciertos

pensadores que reivindican la propiedad privada y la libertad de mercado como elementos necesarios

para recuperar el desarrollo productivo y el equilibrio financiero y monetario. Pero también

usufructúa la influencia de intelectuales como Robert Nozick, el cual postula la existencia de un

Estado mínimo no como resultado de la conveniencia de asignarle al mercado el papel de principal

asignador de recursos, sino como el tipo de poder político mas amplio que puede ser moralmente

aceptado, mas allá del cual se estarían violando derechos de las personas, especialmente la libertad

para realizar su propia elección de vida.


En esa concepción, el Estado es una institución que tiene la posibilidad de imponer los

derechos, prohibir la aplicación privada de la justicia y examinar esos procedimientos privados,

debiendo moralmente la asociación de protección dominante dentro del territorio compensar las

desventajas que impone a aquellos a quienes prohíbe actividades de autoayuda dirigidas contra sus

clientes. Una vez que mostró la moralidad de la existencia de un Estado mínimo, considera que este es

el mas extenso que se puede justificar, ya que si no, se violarían derechos de los individuos. Critica la

noción de distribución planteando que lo moralmente aceptable es la política retributiva, considerando

que lo que asigna justicia a la propiedad de los bienes son los principios de justicia en la adquisición y

en la transferencia habiendo una tercera instancia que es la rectificación de las injusticias cometidas

en los dos primeros momentos.

Postula que el Estado mínimo es el marco para la utopía por tratar a los individuos como seres

inviolables, que no pueden ser considerados como herramientas o instrumentos útiles para otro tipo de

fines. Las personas tienen derechos individuales que no pueden conculcarse bajo ningún concepto.

Por otra parte la utopía de Nozick es un marco para las utopías de los individuos, en las cuales no hay

una sola clase de comunidad que exista ni un solo tipo de vida posible, consistiendo en un lugar donde

las personas están en libertad de unirse voluntariamente para perseguir y tratar de realizar su propia

concepción de vida buena en la comunidad ideal, pero donde ninguno pueda imponer su concepción

utópica sobre los demás. De esta forma se le asigna al poder político meramente una función de

guardián de los derechos del individuo, garantizando que ningún hombre viole los derechos de otro y

permitiéndole realizar su utopía, o sea su propia elección de vida.

Concluyendo, espero haber podido ejemplificar las mutaciones que la noción de poder

político ha tenido a lo largo del tiempo, desde la antigua concepción platónica hasta posiciones

recientes como la planteada por Robert Nozick en su obra Anarquía, Estado y Utopía. Considero que

era conveniente privilegiar el análisis de los cambios en el concepto antes mencionado, a enfatizar el

estudio del pensamiento de algún autor en especial. Particularmente me parece interesante ver la

forma en que históricamente ha sido conceptualizado el poder político, ya que actualmente parece

estar sufriendo un proceso de mutación y limitación debido a ciertos fenómenos como la


globalización, el fortalecimiento de organismos internacionales o de conglomerados transnacionales,

todo lo cual debilita el concepto de EstadoNación y por consiguiente puede introducir cambios en las

características del poder político.

La economía y la cultura, simbolizada por el conjunto de medios de comunicación que llegan

a diferentes países, parecen estar teniendo algunos puntos de fricción con la política y por tanto mas

que nunca parece apropiada la conexión del concepto de poder político con la definición que hace

hincapié en el medio que le es propio que es la violencia física utilizada legítima y monopólicamente.

La idea que el poder político no tiene un fin que lo caracterice parece ser dominante, existiendo según

Bobbio dos objetivos mínimos, mantener el orden interno y garantizar la integridad territorial frente a

posibles agresiones externas, como precondición necesaria para que el logro de cualquier fin

perseguido por los detentadores del poder político sea posible.

El término legitimidad (y sus derivados: legítimo(a)) se utiliza en la teoría del Derecho, en la

ciencia política y en la filosofía para definir la cualidad de ser conforme a un mandato legal.

En ciencia política, es el concepto con el que se enjuicia la capacidad de un poder para

obtener obediencia sin necesidad de recurrir a la coacción que supone la amenaza de la fuerza, de tal

forma que un Estado es legítimo si existe un consenso entre los miembros de la comunidad política

para aceptar la autoridad vigente. En este sentido el término tiene sus orígenes en el derecho privado

sucesorio y aparece vinculado a la política en relación con la restauración monárquica tras la

Revolución francesa. Esta apelación inicial a criterios tradicionales como justificación ética del

ejercicio personal del poder es aceptada por Max Weber como uno de los tres tipos de legitimidad

junto con la legitimación carismática (los subordinados aceptan el poder basándose en la santidad,

heroísmo o ejemplaridad de quien lo ejerce) y la legitimación racional (los subordinados aceptan el

poder de acuerdo con motivaciones objetivas e impersonales), convirtiéndola prácticamente en

sinónimo de legalidad.
Política Y Poder Político

Qué es política

Los lectores de mi libro titulado «Articuladores de lo posible», notarán muy rápidamente que

mi intención es enlazar a la política con la convivencia, con la regulación del vivir en sociedad. Desde

este punto de vista, busca ser una respuesta a la vida en común posible y a sus avatares.

Si interpretamos lo posible como aquello que sucede cuando se mira a la sociedad de forma

sistémica, con todo su entramado de relaciones, entonces nos encontramos, efectivamente, con una

mirada ampliada, más rica e interesante. Más compleja también y por ello demandante de esfuerzo y

habilidad.

¿Qué sucede cuando interpelamos lo posible? Sin duda que nos abrimos a nuevos escenarios e

interpretaciones. En mi libro busco acercarme más a la idea de interpelar el límite de lo que vemos

como posible, y ese es un ejercicio muy necesario en una sociedad que se ve afectada por una

emoción desesperanzada.

La política no es la culpable de los males que observamos en todo el mundo. ¿No somos los

ciudadanos quienes hemos degradado nuestras intenciones y propósitos? Ante la complejidad del

ejercicio político no podemos esperar respuestas simples que nos satisfagan sin profundos

compromisos con el bien público por parte de todos. Como experto en coaching político, siempre digo

que es preciso regresar a la política como construcción y a su esencia humanista. Es fácil ser

consumidores de política y situarnos en una indignación sin propuesta.

Para crecer como sociedad, el mundo complejo en el que vivimos necesita una política más

participativa y a la altura de sus desafíos, una política que asegure acciones nobles en pos de la

convivencia. Requerimos comprometernos con el futuro más allá de las soluciones del presente que

vivimos.
La política debe ser capaz de abrir espacios para el encuentro, el acuerdo y la diversidad, a la

vez. Una conjugación más que necesaria que nunca para vivir en comunidad y nuestra misión como

ciudadanos es no darle la espalda.

Qué es el poder

Ahora bien, siempre que se habla de política la asociamos al poder, sin embargo, es un error

asociarlo únicamente con ella. Existen otras relaciones de poder, como la que se da entre padres e

hijos, por ejemplo. El poder está presente en todas nuestras relaciones porque su naturaleza es

relacional.

Cuando tratamos de definirlo nos encontramos con distintas acepciones. Y entonces, ¿qué es

el poder? Mi libro también se ocupa de este complejo tema. Es probable que la búsqueda más

profunda de los seres humanos sea encontrar su propio poder, aquel que puede poner al servicio del

bien, del otro y del aporte social, aquel que le conduzca a una vida más feliz.

En «Articuladores de lo posible» no busco una definición de poder sino más bien una

aproximación a su ejercicio. Me sirve como concepto básico que tenemos poder cuando logramos que

ocurran cosas que sin nuestra presencia no hubieran ocurrido. Asimismo, esta idea de poder también

se relaciona con el impedimento —con no dejar que pasen ciertas cosas. Rápidamente podríamos

preguntarnos qué poder estamos teniendo o quien tiene poder a nuestro alrededor

Para profundizar este tema, en las páginas de mi libro recojo las cuatro fuentes distintas de

poder que MacMillan identifica:

El poder de la fuerza: el que nos lleva a la idea de dominación, a lograr que el otro haga algo.

El poder del mensaje: el que nos lleva al relato, a la manera en que podemos influir en los

demás a partir de algo que contamos.

El poder del código: el que se relaciona con la cultura, con el conjunto de creencias que

determinan lo observadores que somos.


El poder de la recompensa: el que tiene que ver con un conjunto de incentivos que nos

estimulan a hacer ciertas cosas, a nivel individual o social.

Pero un análisis del poder no puede dejar afuera una cuestión esencial: el abuso de poder,

porque con él se desacreditan las fuentes que lo originan y sobreviene una deslegitimación que

resquebraja a las sociedades y hace aparecer la desconfianza

Ahora bien, no siempre el problema principal es el abuso del poder; muchas veces, los

inconvenientes surgen por una forma inadecuada de ejercerlo o porque teniendo el poder y las

responsabilidades inherentes a él no se ejerce y se permite que pasen cosas que hubieran sido

diferentes bajo su ejercicio.

Mi trayectoria en el coaching al poder me ha llevado a proponer una visión del poder como

agente transformador de la sociedad, lo que nos lleva afirmar que el poder debe estar fuertemente

ligado a la acción. Este poder, entonces, deja de ser algo relacionado con lo carismático o lo

individual para convertirse en una forma más estable de poder social, cuya misión sea desarrollar la

convivencia en escenarios cada vez mas complejos y con múltiples variables.


EL ESTADO

Definición Del Estado

El Estado del Perú o Estado peruano —Así es el estado conceptualmente legalmente

organizado del Perú— es la entidad que ejerce el gobierno en la República del Perú. La estructura del

Estado está definida en la Constitución Política del Perú aprobada mediante referéndum, promulgada

a finales de 1993 y vigente desde el 1 de enero de 1994. En la Constitución Política del Perú está

establecido que la República del Perú es democrática, social, independiente y soberana. Su gobierno

es unitario, representativo y organizado según el principio de separación de poderes, ejercido por un

Estado unitario.

Los poderes son el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial. Además, la

Constitución establece diez organismos denominados «constitucionalmente autónomos», de funciones

específicas e independientes de los tres poderes del Estado. Dichos organismos son: el Tribunal

Constitucional, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia, la Contraloría General de la

República, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, el Jurado Nacional de Elecciones, la

Oficina Nacional de Procesos Electorales, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, el

Banco Central de Reserva y la Defensoría del Pueblo. El gobierno peruano es directamente elegido, el

voto es obligatorio para todos los ciudadanos entre los 18 y 70 años.


Origen Del Estado

Actualmente existen dos tipos de teorías para resolver esta cuestión: • NATURALISTA.

Defienden que el Estado es algo natural y anterior al individuo, por lo que éste está al servicio del

primero. •CONTRACTUALISTA. Sostienen que el individuo es previo al Estado, el cual es el

resultado de un contrato o acuerdo, por lo que el Estado está al servicio de los individuos.

Todo Estado es, evidentemente, una asociación, y toda asociación no se forma sino en vista de

algún bien, puesto que los hombres, cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo

que les parece ser buen ser bueno. Es claro, por tanto, que todas las asociaciones tienden a un bien de

cierta especie, y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de

las asociaciones, de aquella que encierra todas las demás, y a la cual se llama precisamente Estado y

asociación política.

No han tenido razón, pues, los autores para afirmar que los caracteres de rey, magistrado,

padre de familia y dueño se confunden. Esto equivale a suponer que toda la diferencia entre éstos no

consiste sino en el más y el menos, sin ser específica; que un pequeño número de administrados

constituiría el dueño, un número mayor el padre de familia, uno más grande el magistrado o el rey; es

de suponer, en fin, que una gran familia es en absoluto un pequeño Estado. Estos autores añaden, por

lo que hace al magistrado y al rey, que el poder del uno es personal e independiente, y que el otro es

en parte jefe y en parte súbdito, sirviéndose de las definiciones mismas de su pretendida ciencia.

Toda esta teoría es falsa; y bastará, para convencerse de ello, adoptar en este estudio nuestro

método habitual. Aquí, como en los demás casos, conviene reducir lo compuesto a sus elementos

indescomponibles, es decir, a las más pequeñas partes del conjunto. Indagando así cuáles son los

elementos constitutivos del Estado, reconoceremos mejor en qué difieren estos elementos, y veremos

si se pueden sentar algunos principios científicos para resolver las cuestiones de que acabamos de

hablar. En esto, como en todo, remontarse al origen de las cosas y seguir atentamente su

desenvolvimiento es el camino más seguro para la observación.


Por lo pronto, es obra de la necesidad la aproximación de dos seres que no pueden nada el uno

sin el otro: me refiero a la unión de los sexos para la reproducción. Y en esto no hay nada de

arbitrario, porque lo mismo en el hombre que en todos los demás animales y en las plantas existe un

deseo natural de querer dejar tras sí un ser formado a su imagen.

La naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha creado a unos seres para

mandar y a otros para obedecer. Ha querido que el ser dotado de razón y de previsión mande como

dueño, así como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar las órdenes,

obedezca como esclavo, y de esta suerte el interés del señor y el del esclavo se confunden.

La naturaleza ha fijado, por consiguiente, la condición especial de la mujer y la del esclavo.

La naturaleza no es mezquina como nuestros artistas, y nada de lo que hace se parece a los cuchillos

de Delfos fabricados por aquéllos. En la naturaleza un ser no tiene más que un solo destino, porque

los instrumentos son más perfectos cuando sirven, no para muchos usos, sino para uno sólo. Entre los

bárbaros, la mujer y el esclavo están en una misma línea, y la razón es muy clara; la naturaleza no ha

creado entre ellos un ser destinado a mandar, y realmente no cabe entre los mismos otra unión que la

de esclavo con esclava, y los poetas no se engañan cuando dicen: «Sí, el griego tiene derecho a

mandar al bárbaro,» puesto que la naturaleza ha querido que bárbaro y esclavo fuesen una misma

cosa.

Estas dos primeras asociaciones, la del señor y el esclavo, la del esposo y la mujer, son las

bases de la familia, y Hesíodo lo ha dicho muy bien en este verso: «La casa, después la mujer y el

buey arador;» porque el pobre no tiene otro esclavo que el buey. Así, pues, la asociación natural y

permanente es la familia, y Corondas ha podido decir de los miembros que la componen «que comían

a la misma mesa», y Epiménides de Creta «que se calentaban en el mismo hogar».

La primera asociación de muchas familias, pero formada en virtud de relaciones que no son

cotidianas, es el pueblo, que justamente puede llamarse colonia natural de la familia, porque los

individuos que componen el pueblo, como dicen algunos autores, «han mamado la leche de la

familia», son sus hijos, «los hijos de sus hijos». Si los primeros Estados se han visto sometidos a
reyes, y si las grandes naciones lo están aún hoy, es porque tales Estados se formaron con elementos

habituados a la autoridad real, puesto que en la familia el de más edad es el verdadero rey, y las

colonias de la familia han seguido filialmente el ejemplo que se les había dado. Por esto, Homero ha

podido decir: «Cada uno por separado gobierna como señor a sus mujeres y a sus hijos.»

En su origen todas las familias aisladas se gobernaban de esta manera. De aquí la común

opinión según la que están los dioses sometidos a un rey, porque todos los pueblos reconocieron en

otro tiempo o reconocen aún hoy la autoridad real, y los hombres nunca han dejado de atribuir a los

dioses sus propios hábitos, así como se los representaban a imagen suya.

La asociación de muchos pueblos forma un Estado completo, que llega, si puede decirse así, a

bastarse absolutamente a sí mismo, teniendo por origen las necesidades de la vida, y debiendo su

subsistencia al hecho de ser éstas satisfechas.

Así el Estado procede siempre de la naturaleza, lo mismo que las primeras asociaciones, cuyo

fin último es aquél; porque la naturaleza de una cosa es precisamente su fin, y lo que es cada uno de

los seres cuando ha alcanzado su completo desenvolvimiento se dice que es su naturaleza propia, ya

se trate de un hombre, de un caballo o de una familia. Puede añadirse que este destino y este fin de los

seres es para los mismos el primero de los bienes, y bastarse a sí mismos es, a la vez, un fin y una

felicidad. De donde se concluye evidentemente que el Estado es un hecho natural, que el hombre es

un ser naturalmente sociable, y que el que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto

del azar es, ciertamente, o un ser degradado, o un ser superior a la especie humana; y a él pueden

aplicarse aquellas palabras de Homero: «Sin familia, sin leyes, sin hogar...»

El hombre que fuese por naturaleza tal como lo pinta el poeta, sólo respiraría guerra, porque

sería incapaz de unirse con nadie, como sucede a las aves de rapiña.

Si el hombre es infinitamente más sociable que las abejas y que todos los demás animales que

viven en grey, es evidentemente, como he dicho muchas veces, porque la naturaleza no hace nada en

vano. Pues bien, ella concede la palabra al hombre exclusivamente. Es verdad que la voz puede

realmente expresar la alegría y el dolor, y así no les falta a los demás animales, porque su
organización les permite sentir estas dos afecciones y comunicárselas entre sí; pero la palabra ha sido

concedida para expresar el bien y el mal, y, por consiguiente, lo justo y lo injusto, y el hombre tiene

esto de especial entre todos los animales: que sólo él percibe el bien y el mal, lo justo y lo injusto y

todos los sentimientos del mismo orden cuya asociación constituye precisamente la familia y el

Estado.

No puede ponerse en duda que el Estado está naturalmente sobre la familia y sobre cada

individuo, porque el todo es necesariamente superior a la parte, puesto que una vez destruido el todo,

ya no hay partes, no hay pies, no hay manos, a no ser que por una pura analogía de palabras se diga

una mano de piedra, porque la mano separada del cuerpo no es ya una mano real. Las cosas se definen

en general por los actos que realizan y pueden realizar, y tan pronto como cesa su aptitud anterior no

puede decirse ya que sean las mismas; lo único que hay es que están comprendidas bajo un mismo

nombre. Lo que prueba claramente la necesidad natural del Estado y su superioridad sobre el

individuo es que, si no se admitiera, resultaría que puede el individuo entonces bastarse a sí mismo

aislado así del todo como del resto de las partes; pero aquel que no puede vivir en sociedad y que en

medio de su independencia no tiene necesidades, no puede ser nunca miembro del Estado; es un bruto

o un dios.

La naturaleza arrastra, pues, instintivamente a todos los hombres a la asociación política. El

primero que la instituyó hizo un inmenso servicio, porque el hombre, que cuando ha alcanzado toda la

perfección posible es el primero de los animales, es el último cuando vive sin leyes y sin justicia. En

efecto, nada hay más monstruoso que la injusticia armada. El hombre ha recibido de la naturaleza las

armas de la sabiduría y de la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir las malas pasiones.

Sin la virtud es el ser más perverso y más feroz, porque sólo tiene los arrebatos brutales del amor y del

hambre. La justicia es una necesidad social, porque el derecho es la regla de vida para la asociación

política, y la decisión de lo justo es lo que constituye el derecho.


Naturaleza

NATURALEZA DEL ESTADO: Es aquel período supuesto en el cual el hombre no ha

constituido aún el Estado como entidad legal que limita sus derechos y le impone obligaciones, sino

que vive como el resto de los animales con libertad absoluta de obrar, sin propiedad privada y

haciendo justicia por su propia mano.

aquel período supuesto en el cual el hombre no ha constituido aún el Estado como entidad

legal que limita sus derechos y le impone obligaciones, sino que vive como el resto de los animales

con libertad absoluta de obrar, sin propiedad privada y haciendo justicia por su propia mano. Estado

en este caso es sinónimo de situación o de forma de vida y no de institución política, ya que

justamente cuando el hombre se organiza en un territorio e impone normas a quienes allí viven, el

Estado de naturaleza termina. Es un concepto que nació en la Edad Moderna con las teorías

contractualistas sobre el origen del Estado como entidad político-social, que sentaron diferentes

hipótesis de cómo vivía el hombre en ese Estado previo a la conformación del Estado y por qué

renunciaron a vivir en forma libre, para someterse a la autoridad de los líderes de la comunidad.
Elementos
 Primer elemento: humano o poblacional
 Segundo elemento: el territorio
 Tercer elemento: el poder
Soberanía Y Gobierno

¿Qué es la soberanía?

En ciencias políticas y derecho internacional, se entiende por soberanía a la suma del poder

político, supremo e ilimitado, que posee un Estado independiente y que le confiere la autoridad

necesaria para tomar autónomamente sus propias decisiones a todo nivel. Dicha autoridad reside

tradicionalmente en la nación, el pueblo o el Estado mismo, y se encuentra contenido en la

Constitución Nacional.

El término soberanía proviene de la voz latina superanus, y de la voz francesa souveraineté,

originalmente concebidos como “poder supremo”. Fue un término útil en la transición del feudalismo

al nacionalismo, en el siglo XVI, para justificar la imposición del poder del rey francés sobre los

señores feudales rebeldes.

Su significado contemporáneo proviene del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-679), en

cuya obra se afirma que alguna persona o conjunto de personas debían, en el interior de cada Estado,

sostener el poder absoluto para declarar la ley. Dividir dicho poder, según el filósofo, equivaldría a

dividir el Estado.

Esto no debe interpretarse hoy en día como un alegato a favor del autoritarismo o del

absolutismo típico del Antiguo Régimen monárquico. Por el contrario, como explicó el filósofo

francés Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) al hablar del contrato social, toda forma de Estado

consiste en la transferencia del poder de autodeterminación de los pueblos a su gobierno.

De esta manera, los gobiernos ejercen ese poder para brindar bienestar a la población, así

como protección común. Siguiendo este principio, en la Constitución Francesa de 1793 se establecía

que “la soberanía reside en el pueblo”.

De manera similar, se entiende como soberano a todo Estado facultado para tomar por sí

mismo sus propias decisiones, sin estar supeditado a ningún otro por motivos de coloniaje o
dependencia. Esto implica que nadie puede tomar por un Estado soberano decisiones respecto a sus

aspectos internos.

Gobierno

El Gobierno (del griego: κυβερνέιν kybernéin, «pilotar un barco», también «dirigir» o

«gobernar») es el principal pilar del Estado; la autoridad que dirige, controla y administra sus

instituciones, la cual consiste en la conducción política general o ejercicio del poder ejecutivo del

Estado. En ese sentido, habitualmente se entiende por tal órgano (que puede estar formado por un

presidente o primer ministro y un número variable de ministros) al que la Constitución o la norma

fundamental de un Estado atribuye la función o poder ejecutivo, y que ejerce el poder político sobre

una sociedad. También puede ser el órgano que dirige cualquier comunidad política.1

Más estrechamente, "Gobierno" significa el conjunto de los ministros, es decir, es sinónimo

de «gabinete». Son las definiciones formales de lo que tangiblemente es un Gobierno; pero sustancial

e intangiblemente el gobierno de un Estado comprende el conjunto de intereses vitales que ejercita y

defiende a través de los objetivos nacionales permanentes, estos son las pautas o normas de conducta

inalterables en el arte de gobernar, como la vigencia de la integridad territorial, o la división del poder

en tres ramas, para lo cual por periodos que varían entre cuatro y seis años generalmente, se

identifican cuales objetivos nacionales actuales, conducen a la vigencia de los intereses vitales,

cualquiera que sea la orientación ideológica y filosófica del gobernante de turno.


Formas De Estado Unitario

Un Estado unitario es aquel en el que existe un solo centro de poder político que extiende su

accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado, mediante sus agentes y autoridades

locales, delegadas de ese mismo poder central. Además, cuenta con un solo poder legislativo que

legisla para todo el país; un poder judicial, que aplica el derecho vigente a todo el territorio del Estado

y que en su seno se establece una Corte Suprema de Justicia, la cual tiene jurisdicción a nivel

nacional. Posee un solo poder ejecutivo que a pesar de poder estar conformado por todos los

gobernantes (presidente, gobernadores, prefectos, intendentes, alcaldes...), cuenta con una sola

constitución política que rige en todo el territorio y a la cual se hallan sometidas todas dichas

autoridades y habitantes del Estado. En otras palabras, en el Estado unitario se da la cuádruple unidad:

unidad de ordenamiento jurídico (derecho), unidad de autoridades gubernativas, unidad de gobernados

o destinatarios del ordenamiento jurídico y de las decisiones políticas y unidad de territorio.

Dentro de los Estados unitarios, se puede distinguir varios tipos como son:

Estados Unitarios Centralizados

Son Estados donde cuyo gobierno único o central es el exclusivo a determinar las leyes y

disposiciones. Su gobierno si bien puede ser democrático o no, no permite la elección popular de

representaciones locales o regionales de ningún tipo y de haberlas, serían designadas únicamente por

su gobierno central bajo su criterio para disponer o controlar su política de gobierno o administración.

Estados Concentrados o Centralismo puro

Son Estados cuya gestión es manejada por la administración central que lo gobierna, sin

permitir que personas delegadas desde dicho poder o gobierno se puedan encargar de apoyarlo en

sectores o regiones distantes. En estos casos cualquier disposición y tratamiento de cualquier índole

debe ser autorizada y permitida únicamente por el gobierno central desde su sede sin tener otra

persona o entidad que lo aplique en su nombre. Dentro de esta categoría se puede distinguir a micro-

estados con sistemas dictatoriales.


Aunque algunos de estos Estados pueden contener vecindarios o representaciones

internacionales, a los cuales se les asigna la autorización de aplicar sus dictamentes o funciones en su

nombre, siempre que no contradiga o pueda contradecir su palabra o disposición. En este caso pasan a

denominarse Estados desconcentrados.

Los estados unitarios puros conforman una sola entidad con un gobierno estatal único, sin

ninguna división administrativa. Algunos estados unitarios puros sobrevivientes son:

 Mónaco,

 Ciudad del Vaticano,

 entre otras ciudades-estado.

 Estados Desconcentrados

Son Estados cuya gestión, aunque es dispuesta como la de Estados concentrados desde un

único poder de gobierno, si permite delegar a personas de su confianza a controlar y actuar bajo sus

únicos dictámenes en distintos sectores de gestión o en regiones distantes a la sede donde se localiza

el gobierno central. Estos Estados no involucran en ningún sentido ceder cualquier tipo de decisión

contraria, nueva o complementaria a sus delegados, sin la debida autorización exclusiva para dicho

caso, desde el gobierno central

Existe dos tipos de Estados desconcentrados:

 Centralismo con desconcentración administrativa: se da en los Estados

unitarios políticamente centralizados y administrativamente descentralizados. Esta forma de

Estado se basa en la delegación de competencias, cuya titularidad sigue manteniendo el

órgano delegante, desde el órgano administrativo central a otros dependientes

jerárquicamente. Ejemplo:

 Francia.

 Centralismo con desconcentración política y administrativa: se da en los

Estados federales centralizados y Estados con demarcaciones administrativas con

representación independiente del poder centralizado. Esta forma de Estado se basa en la


tendencia a la centralización política del federalismo cooperativo de las entidades federativas

o seccionales. Ejemplos:

 Austria,

 India y

 Venezuela.

Estados Unitarios Descentralizados

Son estados cuyas competencias en varios ámbitos como administrativos, tránsito vehicular,

tributos específicos, ciertos excedentes financieros y líneas de financiación, equipos y maquinarias de

trabajo, entidades gubernamentales, educativas, entre otras fueron traspasadas a dichas entidades por

ley en casi la mayor parte de entidades o a todas por igual de derecho. Si bien no se considera una

autonomía debido a que carece de la posibilidad de entablar leyes propias, esta solo se limita a crear

ordenanzas y regulaciones. Sus gobiernos seccionales pueden ser delegados del gobierno central,

electos por los habitantes de su respectiva sección o un mixto (compuesto por la confluencia de los

dos)

 Ecuador (24 provincias, divididas en 221 cantones, divididas en 804

parroquias rurales. Solo el Régimen Especial de Galápagos no dispone de gobierno provincial

autónomo).

 República del Paraguay (estructurado en 17 Departamentos (divididos en

municipios) y un Distrito Capital, (Asunción).

 Colombia, República unitaria descentralizada, con autonomía de sus

entidades territoriales (estructurado en 32 Departamentos, dividido en 1120 Municipios y un

Distrito Capital).

 Perú (24 regiones, una provincia constitucional, considerada región, y un

distrito metropolitano, Lima, dependientes del gobierno central).

 Chile (dividido en 16 regiones con limitada autonomía).


 Filipinas (79 provincias agrupadas en 17 regiones, solo una tiene estatus de

“autonomía").

 Francia (debido al reciente aumento de la autonomía legal de las regiones; es

decir, la existencia de asambleas locales, Francia a menudo es clasificada como un estado

híbrido que correspondería a un Estado regionalizado).

 Nueva Zelanda (dividida en 12 regiones y 4 autoridades unitarias)

 Guatemala (5 regiones, 22 departamentos, 339 Municipios, 1 Distritos

central).

 República Dominicana (dividido en 32 provincias y un distrito nacional,

Santo Domingo)

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