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LECTURA DIRECCIÓN DE CURSO 11-09-2020

¿Por qué hacemos trampa, aunque sabemos que no está bien?

El año 2016 quedará marcado para siempre como particularmente oscuro para el deporte.
Es el año en que Rusia casi queda completamente excluida de los Juegos Olímpicos,
después de que las autoridades deportivas encontraran que el gobierno había estado
involucrado en un programa sistemático de dopaje de atletas. Pero no es, ni con mucho, el
único escándalo de esta naturaleza. No hace tanto que el ciclista estadounidense Lance
Armstrong admitía en una tristemente célebre entrevista con Oprah Winfrey que sí había
consumido sustancias prohibidas. Más allá de la notoriedad mundial de estos
señalamientos, el uso de métodos antiéticos para triunfar no es exclusivo del mundo del
deporte.

Tómese por caso Bernie Madoff, condenado a 150 años de prisión por fraude financiero y
otros cargos. O al dúo alemán Milli Vanilli, que en los años 90 tuvo que devolver un
premio Grammy por haber fingido que cantaban (tanto en un disco como en sus
presentaciones en vivo) Hay muchas situaciones en la oficina, nuestra vida personal y
social donde la tentación de facilitarnos las cosas por medios no muy honestos es
demasiado seductora.

La influencia del grupo


Los psicólogos señalan que la necesidad de ganar puede convertir a la persona en un
individuo más deshonesto, y el trabajo en equipo puede llevarlo a cometer nuevos
engaños. Amos Schurr, un psicólogo conductista en la Universidad Ben Gurion, en Israel,
realizó diversas investigaciones sobre cómo el comportamiento de un grupo puede hacer
del engaño una acción aceptable, y sobre cómo el deseo de ganar una competencia
incrementa la probabilidad de que la persona sea deshonesta. El equipo investigador
condujo una serie de experimentos utilizando cuestionarios de cultura general, juegos de
memoria y de dados, para evaluar cómo 23 participantes reportaban sus propios
resultados. Los participantes podían ganar dinero dependiendo del número que les saliera
al lanzar los dados. El equipo de Schurr descubrió que cuando la gente ganaba en los
cuestionarios o en los tests de memoria previos a los dados era más deshonesta:
reclamaban más dinero del que en realidad les correspondía en el juego de azar. "Somos
criaturas sociales. Cuando trabajamos en grupos, seguimos las normas que el grupo
establece", comentó Schurr.
Cómplices de corrupción
Un análisis de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, advierte que las personas
engañan cuando son alentadas por sus colegas. En dicho estudio se pidió a un grupo de
personas que participaran en parejas en un juego de dados donde podían ganar dinero. El
primer individuo debía lanzar los dados y decirle a su compañero o compañera qué
número había obtenido. Si la pareja lanzaba los dados y obtenía el mismo número, ambos
ganaban dinero. Como era de esperar, las parejas comenzaron a ponerse de acuerdo para
mentir, y así recibir mayores ganancias. Las ocasiones donde ambos participantes sacaron
el mismo número fue 500% más frecuentes, que las que se esperaban si los individuos
hubiesen actuado honestamente. La investigación también reveló que los mayores niveles
de corrupción se registraron cuando las ganancias eran repartidas a partes iguales, y
cuando se formaron lazos fuertes entre los integrantes de los equipos.
La evolución del engaño
Gracias a la tecnología la manera de hacer trampa está evolucionando, y esto representa
un problema relevante en el mundo de las finanzas, la política y los altos niveles
gerenciales.
“No creo que hoy se haga más trampa que en el pasado, solo se está haciendo de una
manera diferente" (Phillip Dawson, investigador)
Para Phillip Dawson, director asociado del Centro de Investigación en Evaluación y
Aprendizaje Digital de la Universidad Deakin (Australia), "se han alcanzado nuevas
fronteras a la hora de hacer trampa, como el hackeo de exámenes, o el uso de
herramientas en Internet para editar contenidos, como Google Translate para traducir del
inglés al español o viceversa".
¿Se puede cambiar?
Hay buenas noticias para aquellos que se sienten culpables y desean mejorar su
comportamiento, convirtiéndose en personas más honestas en sus trabajos.
Un reporte de la Escuela de Negocios de Harvard señala que el sentido de perspectiva
puede disminuir la tentación de engañar. En dicha investigación, un grupo de amigos
observó a uno de sus miembros hacer trampa en un examen, lo cual generó que el resto
de los integrantes fuera más propenso a ser deshonestos. No obstante, cuando el grupo
observó a un extraño hacer trampa, la ética de ellos cambió por completo, y los hizo más
honestos al completar el examen. "El umbral que permite comportamientos inaceptables
no se corrigió. Simplemente nuestra actitud depende de la perspectiva con la cual vemos
las acciones de los otros", concluyó Schurr. En consecuencia, si queremos ser más
honestos quizás sea buena idea mantener cerca a nuestros rivales deshonestos, a fin de
mantener una mejor perspectiva de nuestras propias acciones.
Tomado de https://www.bbc.com/mundo/vert-cap-37271919

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