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FILOSOFÍA MODERNA: EL RACIONALISMO DE DESCARTES, ESPINOZA Y LEIBNIZ

EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO EN DESCARTES

En el texto se hace implícitamente una justificación del método. Dado que la realidad es realidad pensada
por el entendimiento, necesitaré, para eso que Descartes llama la 'inspección de la mente', regirme por
algunas reglas que pongan orden y claridad a todos mis conocimientos, y a partir de estos, reconstruir
la realidad.

El método es racional, especulativo, porque, va dirigido a conocer mi espíritu. Si se tratan las cosas
ajenas a mí, tendría que estar adaptado a esos objetos y su naturaleza sería más objetiva que
subjetiva. Como no es así, el descontento de Descartes es grande porque él mismo, desde su propio
pensamiento, con total uniformidad y coherencia puede abordar toda la realidad.

Es el 'cogito' la pieza clave de todo con la ayuda del método. La realidad externa se le presenta a
Descartes como contenido mental. Y como la mente elabora sus propias ideas, las innatas y otras, las
ideas ficticias, cabe la posibilidad de que toda esa realidad externa no fuera sino construcción de la
mente. Pero que sea nuestra mente lo que permanentemente nos confunda repugna a la propia idea de
mente, que vemos que procede con todo rigor en casos más elevados. Luego lo que es capaz de lo más,
será capaz de lo menos.

La otra alternativa es que sea un Ser supremo quien nos engañe, pero esto también lo rechaza por estar
en contradicción con la bondad divina. Admite así la realidad externa ajustada al conocimiento de la
misma. En el caso de los empiristas, al no admitir otra fuente de conocimiento que la experiencia
sensible, los contenidos de las mente en forma de 'ideas de sensación' o de 'impresiones' tienen que
provenir únicamente de la realidad externa. Esta se presenta como originaria en el proceso. Sin realidad
externa, ya que es la única fuente, no se daría el conocimiento. Descartes se sitúa en otra posición: no
analiza el proceso sino el estado actual resultante, y esto le obliga a plantearse la validez de lo ya
obtenido.

FASE EXPRESIVA:

1. Define las expresiones resaltadas por contexto o por sinonimia.


2. Identifica la idea principal de cada párrafo y explícala.
3. Teniendo en cuenta la orientación de tesis, construyo una de éstas, con
cada uno de los tres textos siguientes:

ANALIZO Y COMENTO TEXTOS DE FILOSOFÍA

Antes de empezar a escribir es necesario realizar una serie de operaciones que son las que
precisamente condicionarán el comentario a realizar.

 Relievar los términos claves: se busca el significado por estrategias: contexto, sinonimia,
radicación y que la última opción sea el diccionario. Construyo un pensamiento utilizando todas
las palabras.

 Identificar o inferir el tema, la tesis y el problema.

 Escribo mi análisis, comentando los aspectos destacados en el tema, la tesis y el problema.

El tema: rotularlo en un concepto

La tesis se plasma mediante un enunciado breve y es lo que el autor defiende, su idea principal.
El problema estriba en la pregunta (que poseerá dos o más respuestas posibles) que se le pueda
formular a la tesis: ¿Cuáles son los medios para conservar el poder?, etc. El problema es la razón por la
que se ha escrito el texto.

Esta triple tarea es esencial para, después, iniciar un buen comentario. Por ejemplo:

TEMA: El mal.

TESIS: El mal sólo puede ser hecho por el ignorante.

PROBLEMA: ¿Qué relación existe entre la sabiduría, la virtud y la posibilidad de hacer el mal?

Así pues, el tema es conveniente que aparezca tanto en la tesis como en el problema.

TEXTO UNO

EL RACIONALISMO

Para la nueva física matemática surgida en el Renacimiento, la Naturaleza ya no es una multitud


inabarcable de cosas y acontecimientos, sino un sistema según leyes. Conocer la Naturaleza significa
descubrir las leyes de sus conexiones como relaciones matemáticas exactas. Este nuevo concepto de la
Naturaleza y del conocimiento se transmite de la nueva ciencia a la reflexión filosófica.

Así como el gran libro de la Naturaleza está escrito, según Galileo, en letras matemáticas, toda la realidad
es pensada como un gran sistema que la razón puede descubrir y explicar de modo deductivo, partiendo
de ciertas verdades eternas e innatas a esa razón. Dada la exactitud de sus deducciones, la matemática
se convierte en paradigma de todo conocimiento.

El modelo es siempre el tratado de geometría de Euclides, que parte de unas pocas verdades evidentes
(axiomas) para hallar deductivamente el resto de verdades del sistema (teoremas).

Exponer la metafísica, incluso exteriormente, de este modo (more geométrico, según el modo
geométrico) es un intento que se repite una y otra vez en los filósofos racionalistas modernos (Descartes,
Spinoza y Leibniz entre otros).

De igual modo que la verdad matemática, la verdad filosófica sólo será alcanzable si renunciamos al
engaño de nuestros sentidos, si prescindimos de lo sensible y nos sumergimos en lo inteligible: sólo el
entendimiento es capaz de alcanzar la verdad, por lo que nunca, si queremos evitar el error, debemos
confiar ni en el testimonio fluctuante de los sentidos, ni en el juicio falaz de una imaginación incoherente:
«En fin, despiertos o dormidos no debemos dejarnos persuadir nunca si no es por la evidencia de la
razón. Y adviértase que digo de la razón, no de la imaginación o de los sentidos» (Descartes, Discurso
del método).

TEXTO DOS

La visión que Descartes ofrece del mundo corpóreo coincide con la de los científicos de la época: se trata
de la concepción mecanicista de la naturaleza. De esta forma se fundamenta filosóficamente la ciencia
galileana, es decir, se justifica la matematización de las ciencias físicas. Se eliminan sistemáticamente las
cualidades sensibles o cualidades secundarias (rechazo de los sentidos como fuentes de conocimiento),
substituyéndolas por las propiedades estrictamente cuantificables o cualidades primarias (manejables
matemáticamente).
Descartes nos da un ejemplo: la cera recién salida de la colmena es dulce, olorosa, con una determinada
figura y color, manejable, sonora al golpearla; todas estas propiedades desaparecen al acercarla al fuego,
por lo que ninguna de estas cualidades sensibles son esenciales a la cera; lo esencial en ella es la
extensión (longitud, anchura y profundidad), que es tratable matemáticamente.

El mundo es, entonces, concebido según el modelo de la máquina (la naturaleza es comparada a un gran
reloj mecánico), todo se reduce a materia y movimiento. Al concebir el cuerpo como extensión,
Descartes, reduce todo proceso del mundo corpóreo a transmisiones mecánicas de movimiento
determinadas por leyes rigurosas. Incluso el ser orgánico debe explicarse de un modo puramente
mecánico.

Toda realidad exclusivamente material es inerte, carece de poder interno de actividad (rechaza la
necesidad de un alma vegetativa o sensitiva). Todas las sustancias y fenómenos físicos surgen de la
materia en movimiento; la acción por contacto entre porciones extensas de materia es la única forma de
cambio en la naturaleza (contra aristotélicos y herméticos).

En definitiva, todo proceso natural es reducido a un proceso físico y todo lo físico es reducido a algo
mecánico: Toda la naturaleza puede ser presentada por medio de leyes mecánicas de la materia en
movimiento.

El triunfo de la teoría mecanicista de la naturaleza, del universo-máquina, sobre la física y la cosmología


aristotélica, y sobre la tradición de la magia natural hermética tuvo influencia decisiva en el clima
intelectual del siglo XVII. En este nuevo universo, el experimento y las matemáticas son los medios para
entender y controlar el mundo.

TEXTO TRES

MONADOLOGÍA

La doctrina de la mónada, anula la distinción prevista por Descartes respecto a la extensión y el


pensamiento y propone una multiplicidad infinita en el universo. Se dirá pues que, habiendo múltiples
substancias compuestas, cada una de ellas se compone, de otras substancias.

"Cada porción de la materia puede ser concebida como un jardín lleno de plantas y un estanque lleno de
peces. Pero cada rama de una planta, cada miembro de un animal, cada gota de sus humores, es
todavía un jardín o un estanque..."

Leibniz critica el concepto cartesiano de "cuerpo" o substancia corpórea. Postula, en cambio, que las
substancias compuestas son divisibles. Sin embargo esta divisibilidad no es infinita, al llegar a sus últimos
elementos o partes ya indivisibles, ya no hay extensión ni figura ni divisibilidad.

Estos elementos simples son también substancias (átomos de la Naturaleza), es decir unidades:
mónadas.

Las mónadas son pues, fuerzas primitivas, simples, inextensas e impenetrables y por todo ello, la
actividad es interior y "anímica". Podría decirse pues, que toda mónada es un "alma", aunque en la
mayoría de las mónadas la percepción no es consciente porque hay una multitud de pequeñas
percepciones y un estado general de "embotamiento". La conciencia (junto con la sensación y memoria)
aparecerá en los animales y en el hombre, existirán además la razón y la autoconciencia.

La armonía

A diferencia de Spinoza, Leibniz no verá en éste un mundo necesario sino uno de los tantos posibles de
concebir en la mente divina. No es posible, por lo tanto, deducir la existencia del mundo, es algo
contingente (no necesario), y una verdad "de hecho". No es factible explicar por qué es así y no de otro
modo. Entonces, de todos los mundos posibles, Dios elije "el mejor".
FUENTE BIBLIOGRÁFICA

Equipo Académico Pedagógico (n., f.). El hombre y la Filosofía: Un Camino Hermoso desde la Antigüedad hasta la
Medievalidad. Colegios Arquidiocesanos – Filosofía. Cali.

ÉXITOS

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