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INMANUEL

KANT
(1724 -1804)
KANT, CRITICISMO
Obra: Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica.

La filosofía de este filósofo es una especie de síntesis del


pensamiento filosófico anterior, pues, sintetiza el racionalismo y el
empirismo precedentes, particularmente en relación al
conocimiento humano.

Una de sus preocupaciones filosóficas está dirigida a realizar un


enjuiciamiento, una crítica de la razón, dado que ella es una de
las bases del pensamiento moderno. Para averiguar si ésta es la
única que fundamenta el discurso acerca de la totalidad de lo real.

Kant, pues, quiere que el hombre, los hombres se impongan "la


máxima de pensar por sí mismos" (y ser libres), con la cual
sintetiza a la ilustración.
Para Kant, la filosofía, en relación con el mundo, es "la ciencia de la
relación de todos los conocimientos con los fines esenciales de la
razón humana".
Es la que puede resolver las preguntas:
1) ¿Qué puedo conocer?
2) ¿qué debo hacer? Y
3) ¿qué debo esperar?,
todas las cuales llevan a, la última pregunta,
4) ¿qué es el hombre?

Y, en sentido académico, la filosofía "es la ciencia de la interrelación y


unidad interna de los conocimientos" .

En relación con la primera pregunta, ¿qué puedo conocer?, estamos


ante
a) los principios de posibilidad del conocimiento científico de la
naturaleza, y ante

b) los límites dentro de los cuales es posible dicho conocimiento.


El conocimiento en el cual centra su atención es el
científico, en primer lugar. De modo puntual, veamos su
razonamiento acerca de los juicios.

Juicio. Para la filosofía anterior a la moderna significaba


"separar", "distinguir"; para los modernos significó entre
otros, proposición. En Kant, se hace presente el último
significado, entendiéndose también como la reunión de
un sujeto, que expresa la substancia, con un predicado,
que expresa las cualidades o accidentes de aquel (o
aquella).

También está la definición, la cual afirma que juicio es la


conexión entre dos conceptos, uno de los cuales (A)
sirve de sujeto, y el otro (B), de predicado.
CLASES DE JUICIOS.
En una de sus clasificaciones Kant distingue, tomando en cuenta la relación
del sujeto y el predicado en la proposición, es decir, si hay aumento o no de
conocimiento en el predicado en relación al contenido en el sujeto, dos clases
de juicios, denominándolos:
Analíticos y Sintéticos.

JUICIOS ANALITICOS
El concepto que actúa como predicado puede estar contenido en el concepto
que actúa como sujeto, y que por tanto es posible hallarlo mediante el análisis
del sujeto El concepto que actúa como predicado puede estar contenido en el
concepto que actúa como sujeto, y que por tanto es posible hallarlo mediante
el análisis del sujeto
Universales
Necesarios
A priori (independientes de la experiencia)
No aumenta el conocimiento.
De éstos juicios se puede valer la ciencia, pero no para aumentar el
conocimiento
Todos los cuerpos son extensos
El triángulo es una figura de 3 ángulos
El todo es mayor que sus partes

 
JUICIOS SINTÉTICOS
El concepto que actúa como predicado puede no hallarse implícito en el
concepto que actúa como sujeto y de todas maneras convenirle a éste.
 
Particulares
Contingentes
A posteriori (dependen de la experiencia)
Dan un nuevo conocimiento, el predicado aumenta al sujeto algo que no se
puede establecer por simple análisis.
El calor dilata los cuerpos
 
Otra clasificación. Kant presenta otra clasificación tomando en cuenta (criterio)
el aumento de conocimiento y el cómo se establece la validez, señalando dos
clases de juicios: Analíticos a priori y sintéticos tanto a priori como sintéticos a
posteriori.

ANALITICOS
A priori, necesarios, universales

SINTETICOS
A priori, universales y necesarios
A posteriori, contingentes y no universales
 
1. Juicios analíticos. Como ya se ha indicado, éstos no aumentan
conocimiento y su validez se establece en forma a priori, sin la
experiencia. Son universales y necesarios.
2. Juicios sintéticos. Aumentan conocimiento en el predicado y por el
establecimiento de la validez son a priori y a posteriori.

- Sintéticos a priori. Son aquellos que aumentan conocimiento y cuya


validez se establece sin la experiencia. Son universales y necesarios.
Hacen posible la Ciencia. Aquí están los conocimientos matemáticos y
también físicos.
Por ejemplo: "La recta es la distancia más corta entre dos puntos".
"7 + 5 = 12".
"Todo lo que comienza a existir tiene una causa".

- Sintéticos a posteriori. Son aquellos cuya validez se establece


mediante la experiencia; aumentan conocimiento y no son universales
ni necesarios, sino contingentes.
Por ejemplo: "Todo cuerpo es pesado".
"Los cuerpos se dilatan por el calor".
"Los habitantes del país X son veloces".
GEORG WILHELM
FRIEDRICH HEGEL
(1770 - 1831).
Obra: Fenomenología del espíritu,
Filosofía del derecho,
Ciencia de la lógica.
Es el filósofo del sistema filosófico por excelencia. Por lo cual
se afirma que la filosofía de Hegel es el último gran sistema
de la filosofía occidental.
 
En Hegel se trata sobre todo de comprender bien tres
conceptos fundamentales:
la realidad,
el espíritu y
la historia,

los tres entendidos como procesos dialécticos.


Introducción.
Hegel como madurez de la filosofía occidental.

La filosofía de Hegel supone la madurez del pensamiento


occidental (o, cuanto menos, del pensamiento moderno).

Madurez no quiere decir simplemente “cima”, pero sí “final”


de una andadura. Es la culminación del racionalismo
moderno, de la razón moderna, así como de una determinada
manera de hacer metafísica.

Después de Hegel, sintomáticamente, la metafísica como


sistema de pensamiento que abarque y explique toda la
realidad será algo raro, algo cada vez menos posible.
Sabemos que Hegel intenta asimilar e incluir en su filosofía
(eso sí, superada) toda la tradición, esto es toda la historia
anterior de la filosofía.
Pero, concretando más, se podría decir que él intenta hacer la
síntesis del pensamiento griego y el pensamiento moderno. La
filosofía griega pensó especialmente la naturaleza (physis),
culminando en el concepto aristotélico de sustancia; la
filosofía moderna, desde Descartes y en su línea de inspiración
cristiana, se propuso comprender el espíritu, la conciencia, el
sujeto del conocimiento.

Pues bien, Hegel quiere pensar la síntesis de estos dos


conceptos (su unión y no sólo su separación) de
• naturaleza y
• espíritu.
Si queremos caracterizar de modo sencillo en qué consiste lo
que distingue, según Hegel, la Naturaleza del Espíritu, nos
encontramos con una fórmula simple.
La naturaleza es eso que está ahí. Y el espíritu es esto que soy
yo mismo. Naturaleza es, por tanto, estar ahí; como diría Hegel
ser en sí. Espíritu es ser para mí, ser para sí, mismidad.

Pensar la síntesis de naturaleza y espíritu quiere decir


también pensar la unión entre realidad y conciencia, entre lo
objetivo y lo subjetivo, entre lo exterior y lo interior, entre
sentidos y razón.

En suma, entre lo finito y lo infinito, entre Dios y el mundo,


entre el Creador y su creación
La dialéctica como unión y superación de los contrarios.

Para pensar y comprender la unión de los contrarios se hace


necesario, según Hegel, un nuevo tipo de pensamiento, se
hace necesaria una nueva lógica: no ya la lógica tradicional,
aristotélica, asentada sobre el principio de no contradicción
(no se puede afirmar y negar una cosa al mismo tiempo y en
el mismo sentido), sino la lógica dialéctica.
Esta lógica hegeliana afirma que, más allá del entendimiento,
que procede oponiendo conceptos (viendo el límite en todas
las cosas), está el poder dialéctico y especulativo de la razón
que primero niega para afirmar después en un nivel más alto:
primero niega lo que afirma el entendimiento y,
posteriormente, afirma o asume tanto la primera tesis o
afirmación del entendimiento como la negación de esa tesis
(antítesis), llegando así a la síntesis donde son superadas y
conservadas a un tiempo tanto la verdad de la tesis como la
de la antítesis.
Un ejemplo vivo de esto podría ser:

a) Tesis: yo soy yo (identidad);

b) Antítesis: yo no soy yo, yo no soy nunca el mismo (carezco


de identidad como algo fijo, permanente);

c) Síntesis: yo soy yo y no soy yo. Yo soy el que seré (mi


identidad es un perpetuo hacerse o devenir).

Dicho de otro modo: lo que soy ahora es un momento


necesario e insustituible de mi realidad; pero eso que soy
tiene que ser negado, pues eso es finito y pasajero;
finalmente, seré plenamente al final de mi proceso vital
(acaso un proceso infinito) o cuando sepa que soy, yo
también, absoluto.
Por ejemplo, en la historia de la humanidad:

a) el Medioevo es la tesis,
b) el Renacimiento es la antítesis y
c) la Ilustración es la síntesis.

El Renacimiento es la superación del Medioevo y la


Ilustración es la superación del Renacimiento.
Características de la Dialéctica

• La dialéctica es un movimiento constante que se da


en la historia y en la naturaleza.
• La dialéctica tiene tres movimientos o partes
importantes: tesis, antítesis y síntesis.
• Estos movimientos o partes se repiten y superan
constantemente.
• La dialéctica es un proceso que tiene como fin conocer
el saber absoluto.
• El movimiento que hay en la naturaleza y en la historia
no es mecánico sino dialéctico.
• El movimiento dialéctico supera contradicciones en
la historia.
El Absoluto como síntesis donde se resuelve, sin
aniquilarse, toda dualidad.
Para comprender toda la realidad (toda la realidad y
cualquier realidad) hay que comprenderla en relación con lo
Absoluto.
Para comprender cualquier cosa finita, hay que ponerla en
relación con lo infinito. En seguida hablamos de ello, pero
antes recordaremos que lo real es para Hegel lo activo, lo
que tiene capacidad para desplegarse a partir de sí mismo.
Por eso lo real es un proceso u devenir o llegar a ser. La
realidad es sustancia pero también sujeto. Como sustancia es
lo permanente, lo esencial, lo que se objetiva o exterioriza
(en lenguaje religioso: El mundo como la objetivación o
exteriorización –o la negación- de Dios); como sujeto, es
conciencia, espíritu que conoce, capacidad de interiorización,
vuelta a sí mismo.
Pues bien, para Hegel el Absoluto es sustancia y es sujeto.

Su mejor definición es decir que es espíritu infinito (el buen


infinito, que no está separado de lo finito, sino que lo incluye
dentro de sí.

Pues, en efecto, lo finito no puede limitar o poner límites a lo


Absoluto).

Lo Absoluto es Dios o, como también lo llama Hegel, la Idea


(la Idea es el concepto adecuado del Absoluto).
Hay que darse cuenta de que para Hegel no conocemos de
verdad ninguna cosa si no es en su relación con el Absoluto
(saliendo, por así decir del Absoluto, como un momento –
finito pero necesario- del Absoluto).

La verdad es la totalidad. Por tanto, el Absoluto sólo existe


concretándose y encarnándose en todas las cosas (en la
naturaleza y el espíritu finitos).

Por eso no se puede definir el Absoluto, ni hay que pensar


que el Absoluto sea una cosa absoluta, sino el fundamento
absoluto de todas las cosas.
Decir que todo es espíritu absoluto, que todo es el absoluto,
quiere decir que nada tiene ser, ni es por tanto
verdaderamente conocido, repetimos, si no es entendido en
su última raíz, como un momento de la vida infinita.

Por eso dice Hegel que la verdad no se encuentra en la cosa,


nunca se encuentra en el resultado concreto, provisional
(esto es decisivo para entender la historia en Hegel).

El resultado sería como el cadáver que ha dejado en pos de


sí la tendencia que lo engendró. Lo verdadero –dice Hegel-
no es el resultado sino el todo; aquello que vincula el
resultado a su principio o fundamento.
El sistema hegeliano.
A esa relación o articulación que guarda cada cosa con
su fundamento absoluto lo llama Hegel sistema.

La filosofía ha de ser sistemática, ha de ser un sistema de


todos los conocimientos, si quiere ser un saber absoluto o
total del Absoluto.

Pues bien, el sistema hegeliano tiene tres partes:


LÓGICA,
FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA y
FILOSOFÍA DEL ESPÍRITU.
La Lógica, que es como la Metafísica hegeliana, pues
expone y desarrolla las determinaciones conceptuales del
Ser (los modos en que se puede y debe pensar lo real), del
Absoluto.

Sería la Idea estudiada en sí misma (Dios antes de crear el


mundo, dice Hegel).

[Esto correspondería al momento abstracto del


entendimiento. Tesis, en el proceso dialéctico].
La Filosofía de la Naturaleza o estudio del mundo en
diferentes niveles (mecánica, química, física, biología,
geología, etc.), pero del mundo o naturaleza como lo otro
del espíritu, como la autonegación o alienación de Dios.

Sería la Idea fuera de sí misma (el resultado de la creación,


como algo finito).

[Momento negativo-racional. Antítesis].


La Filosofía del Espíritu o la exposición de la toma de
conciencia que hace el espíritu de sí propio, desde su
emerger en y desde la naturaleza hasta convertirse en
espíritu absoluto.

Es la parte más importante, sin despreciar la primera, del


sistema hegeliano. Sería la Idea para sí, o mejor, en sí y para
sí (Dios realizado y realizándose en y más allá de su
Creación).

[Momento positivo-racional o especulativo. Síntesis].


El concepto de Espíritu.

Hegel define el Espíritu como libertad. Esta es la esencia


del espíritu. Bien entendido que la libertad supone o implica
la autoconciencia, el conocimiento de sí mismo, pues, para
Hegel, somos lo que de verdad conocemos.

La voluntad racional que quiere la libertad, para uno mismo y


para todos los demás, porque sabe que todos somos
esencialmente libres, libres por derecho propio, es la
expresión cabal del espíritu.

Ese querer racional es la unión de teoría y praxis, de


conocimiento y acción, de esencia y existencia, de ser y
deber-ser.
El Espíritu es la Razón que sabe que no hay oposición
insuperable entre lo que existe y lo que debe existir, entre lo
imperfecto y lo perfecto, entre lo que nos exige la conciencia
moral y lo que de hecho pasa en el mundo, en la historia.

Ahora bien, la Razón que sabe esto es la Razón o Espíritu


Absoluto, síntesis del Espíritu subjetivo y del espíritu
objetivo.
Espíritu El espíritu subjetivo comienza siendo alma y luego conciencia. El alma
Subjetivo siente, pero no conoce; la conciencia se desdobla (es conciencia de algo)
para llegar a la autoconciencia universal. El espíritu es voluntad racional,
capaz de llegar al conocimiento perfecto o absoluto.

Espíritu Respecto al espíritu objetivo, importa fijarse en la noción o concepto del


Objetivo Estado, verdadera síntesis del derecho y la moralidad, lugar donde se
manifiesta plenamente la divinidad y donde se hace posible, real y
efectivamente, la libertad. Pero bien entendido que Hegel se refiere a la
idea del Estado y no sólo a los estados que han existido históricamente,
que son finitos e imperfectos.

Espíritu El espíritu absoluto comprende en Hegel el arte, la religión y la filosofía. La


Absoluto historia de estas disciplinas nos muestra un progreso dialéctico hasta
culminar en la perfecta toma de conciencia de lo que el Absoluto mismo es
y de lo que es todo (cualquier realidad) en relación al Absoluto. La
filosofía, no lo olvidemos, es saber absoluto del Absoluto.
La idea de la historia.

La concepción hegeliana de la historia no es difícil. Con


todo, no hay que perder de vista que la historia es un despliegue
necesario del Espíritu Universal o Espíritu del Mundo, que se
encarna en los Espíritus de los pueblos que han tenido un papel
relevante en la historia de la humanidad (son pueblos que se
han constituido en Estados).

La historia ha transcurrido racionalmente, los hechos históricos


tienen un sentido que desciframos, en última instancia, como un
esfuerzo poderoso y astuto del Espíritu divino por realizar la
libertad.

Pese a la insistencia de Hegel en señalar la libertad como el


propósito, la meta y el fin de la historia, no queda demasiado
claro el papel de la libertad individual en este sistema.
La idea de la historia.

La concepción hegeliana de la historia no es difícil. Con


todo, no hay que perder de vista que la historia es un despliegue
necesario del Espíritu Universal o Espíritu del Mundo, que se
encarna en los Espíritus de los pueblos que han tenido un papel
relevante en la historia de la humanidad (son pueblos que se
han constituido en Estados).

La historia ha transcurrido racionalmente, los hechos históricos


tienen un sentido que desciframos, en última instancia, como un
esfuerzo poderoso y astuto del Espíritu divino por realizar la
libertad.

Pese a la insistencia de Hegel en señalar la libertad como el


propósito, la meta y el fin de la historia, no queda demasiado
claro el papel de la libertad individual en este sistema.

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