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ARTEsanal - Celendín, tierra de sombreros

La ciudad de Celendín es conocida por sus sombreros de paja toquilla, los chocolates y las
menestras. Los sombreros de Celendín son un arte popular que representa a toda la región,
reconocida por la técnica artesanal y además por los materiales propios de la zona que se
utilizan.

El sombrero está basado en los originarios de Ecuador donde se ha desarrollado toda una
industria al respecto. En Perú, específicamente Celendín, es toda una tradición y es parte
del trabajo artesanal de decenas de familias, que realizan esta labor de generación en
generación.

Los tipos de sombreros son conocidos, dentro del mismo Celendín, como el tacho, el
redondo y el cowboy. Los que salen a nivel nacional son sombreros borsalinos y chalán. En
el extranjero le dicen el jen boom.

Todos los domingos desde las 7 am. En la plazuela Juan Basilio Cortegana o La Alameda,
los visitantes y pobladores pueden obtener uno de estos tradicionales sombreros “shilicos”.
Además estos productos forman parte del programa “Sierra Exportadora” desde el 2007,
con ello la artesanía de Celendín es reconocida internacionalmente.

La Creación
Para producir los sombreros utilizan goma de canaquil, que se obtiene de la sangre de
árboles del valle, es dejada secar por tres meses para que obtenga consistencia.

La paja viene de rioja; cuando está en su estado de extracción es conocida como


bombonaje, el tallo obtenido tiene la forma de una palmera que se corta, se abre el talle y
se peina, luego se lo hierbe. Luego de este proceso es conocida como paja toquilla.

Las mujeres del lugar forman el telar con esta paja toquilla. Los hombres del lugar son
quienes les dan el enfrenado, procedimiento que consiste en encarrujar el sombrero e ir
formándolo hebra por hebra y para finalizar emparejarlo.
Una vez que el sombrero está cortado, es lavado con detergente e inicia el proceso de
blanqueamiento. Por cinco o seis horas es sumergido un cajón conocido como “La
Blanqueadora” en ella utilizan azufre, albayal o litopón. Luego es dejado a secar y una vez
seco se lo golpea con piedras para poder suavizarlo. Se utiliza carbón para plancharlo y
obtener una textura lisa y es sacado a la venta.

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