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La figura del psicólogo clínico es una de las más conocidas socialmente.

Quizás
por eso mismo su conocimiento es limitado, estereotipado. El psicólogo clínico es
ese que está en la consulta, con bata blanca y sentado en una silla cercano a sus
pacientes. Ya los más clásicos lo imaginan en esa misma silla solo que el paciente
está en un desván.

La construcción social de un rol profesional generalmente es incompleta y la del


psicólogo clínico no podía ser menos. Porque, al fin y al cabo ¿qué hace en la silla
ese señor de bata blanca? (si es que lleva bata, que en realidad no todos lo
hacen) Hablar, dirá la mayoría. Claro, hablar habla, pero ¿sobre qué? ¿qué
persigue? ¿un psicólogo clínico solo está en una consulta?

Si estás interesado en convertirte algún día en psicólogo clínico, hoy venimos a


decirte que las funciones de este profesional van mucho más allá de una consulta
y que incluso, en ese mismo espacio terapéutico, el psicólogo debe desempeñar
más de una función ¿Cuáles? Sigue leyendo.

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¿Qué es la Psicología Clínica?
Para la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA, 2003) la
Psicología Clínica es un campo de especialización dentro de la Psicología que se
ocupa del psicodiagnóstico, tratamiento y llegado el punto, prevención del
comportamiento anómalo, que es aquel que causa un daño a la propia persona o
a quienes le rodean.

Como psicólogo clínico tu objeto de interés serán aquellas personas con


alteraciones que le provocan un sufrimiento que tú intentarás eliminar y prevenir
en el futuro. Esa intervención se puede producir a nivel individual o grupal, puedes
trabajar con cualquier grupo de edad; por ejemplo, hay psicólogos clínicos que se
especializan en la atención a los niños. También puedes elegir trabajar desde un
paradigma específico; el cognitivista, por ejemplo, o ser más ecléctico.

Ya hasta aquí seguro te van siendo más evidentes tus roles dentro del complejo
mundo de las . Pero hay muchas más áreas dónde tu rol como psicólogo clínico es
necesario.

Esto harás si te conviertes en un psicólogo clínico.


Evaluación: antes de llegar a transformar la vida de alguien, hay un largo proceso
que implica evaluar para saber qué tiene, por qué situación está pasando tu
paciente (tendrás pacientes y ese término debe implicar mucha responsabilidad). 
Para ese propósito te valdrás de todo el arsenal de instrumentos psicodiagnósticos
que hay creado, pero también de la más antigua y valiosa herramienta de un
psicólogo; la entrevista.

Diagnóstico: Llegado un punto en el proceso de evaluación tocará poner nombre


y apellidos a la situación por la que está pasando la persona o la familia que tienes
delante. No te apresures, recuerda que es una etiqueta que puede pesar mucho
durante toda la vida. Manuales diagnósticos como el CIE-10 o el DSM V los
tendrás que tener siempre a mano.

Tratamiento: La parte que más gusta, ofrecer una solución, al menos aliviar el
sufrimiento por el que está pasando el otro. Técnicas terapéuticas dentro de la
psicología hay muchas, tantas que seguramente optes por especializarte en
algunas específicamente. Recuerda que el fin no es solo resolver un problema
puntual, sino dotar a la persona de herramientas para evitar más problemas en el
futuro.

Investigación: esta función es menos conocida que las anteriores, pero con una
importancia cardinal. Muchos psicólogos clínicos se dedican a investigar y gracias
a ellos tenemos todo el conocimiento acumulado en el que nos apoyamos en la
actualidad. Para ejercer esta función deberás formarte especialmente en los
métodos de investigación científica.

Docencia: mis mejores profesores fueron precisamente los que ejercían como
psicólogos clínicos y también como docentes. Sus clases eran las que más nos
acercaban a la realidad de una consulta. Y decimos docencia en el sentido más
amplio, no solo en la educación reglada, sino que en el ámbito privado muchas
instituciones pueden requerir tus conocimientos.

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