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3.

LOS FILÓSOFOS Grandes Pensadores de


la Época Clásica

PRESOCRÁTICOS Jorge Otín Gavín


INTRODUCCIÓN

(a) El problema de las fuentes: Fragmentos y testimonios


(b) La cuestión de la denominación: ¿”Presocráticos” o “Preplatónicos”?
(c) La clasificación de los presocráticos:
i. La escuela jónica: Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Jenófanes y Heráclito.
ii. La escuela pitagórica: Pitágoras, Filolao, etc.
iii. La escuela eleática: Parménides y Zenón.
iv. Los físicos posteriores: Empédocles y Anaxágoras
v. Los atomistas: Leucipo y Demócrito.
(d) “Realistas”, “Idealistas” y “Creacionistas”

Jorge Otín Gavín


Grandes Pensadores de la Época Clásica 2
1. TALES DE MILETO
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1.1. VIDA Y
ACTIVIDAD
CIENTÍFICA
1. Nació en Mileto (Asia Menor) hacia el 624
a.C.
2. Se le atribuye la predicción de un eclipse 2 4
que tuvo lugar en 585 a.C.
3. Contribuyó a mejorar las mediciones y las
técnicas de navegación. 5
4. Se le atribuyen varios teoremas
matemáticos.
5. Habría tratado de establecer un calendario
solar.

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1.2. «TODO ES AGUA»

«La filosofía griega parece iniciarse con una ocurrencia extravagante, con la
tesis de que el agua es el origen y la matriz de todas las cosas. ¿Es realmente
necesario mantener la calma y la seriedad ante semejante afirmación? Sí, y por
tres razones: la primera, porque la tesis enuncia algo acerca del origen de las
cosas; la segunda, porque lo enuncia sin imagen o fabulación alguna; y,
finalmente, la tercera razón, porque en ella se incluye, aunque sólo en estado
de crisálida, el pensamiento «Todo es uno». La primera de las razones
enunciadas deja aún a Tales en compañía de la religión y la superstición,
mientras que la segunda, sin embargo, lo excluye ya de tal compañía y nos lo
muestra como un investigador de la Naturaleza; pero, a causa de la tercera
razón, puede considerarse a Tales el primer filósofo griego […] Tales intuyó
la unidad absoluta del ser, y cuando la quiso comunicar, ¡habló del agua!».
(F. Nietzsche, Los filósofos preplatónicos)
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1.2. «TODO ES AGUA»

Lo más seguro es que la creencia de que todo


está compuesto de agua se deriva de la idea de
que la Tierra descansa sobre agua. Este
principio cosmológico podría haber sido
recogido durante alguno de los hipotéticos
viajes de Tales a Egipto, pues no existía en
Grecia una idea semejante.
Aristóteles cuestionará las conclusiones de
Tales al preguntarse por aquello que sostiene al
agua subterránea.

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1.3. EL «HÁLITO VITAL»

Además de la idea del agua como principio


constituyente de la realidad material, también se
le atribuye a Tales una suerte de animismo
según el cual todos los objetos de este mundo,
incluidos los inertes, albergarían en su interior
una suerte de vida.
La principal prueba empírica de este hecho
sería el movimiento de los imanes magnéticos y
también del ámbar, que por frotación obtiene
magnetismo.

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CONCLUSIONES

Ya sea como agua, como un hálito vital o bajo


cualquier otra forma, puede concluirse que la
relevancia de Tales dentro de la historia de la
filosofía reside en su intento por establecer un
principio explicativo universal que diera cuenta
de todos los fenómenos del —entonces
estrecho— universo.
Tales se alejó del pensamiento mítico que
predominaba en su época y se esforzó por dar
explicaciones proto-científicas a los fenómenos
que observaba a su alrededor.

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2. ANAXIMANDRO DE
MILETO
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2.1. VIDA Y
ACTIVIDAD
CIENTÍFICA
1. Nació en Mileto unos veinte años después que
Tales y es considerado el primer filósofo que
practicó la escritura.
2. Se le atribuye la invención del gnomon, aunque tal
vez fuera Tales quien lo llevó a Mileto después de 2 4
uno de sus viajes.
3. Es probable que trazara una suerte de mapamundi
a partir de los testimonios de comerciantes y 5
viajeros.
4. Postuló una teoría de la evolución según la cual
provendríamos de una especie de cieno.
5. Fundamentó su cosmología en el equilibrio y
centralidad de la Tierra.

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2.2. EL «ÁPEIRON»

Anaximandro estableció el ápeiron (“lo indefinido”) como principio


cósmico universal —ya fuera arkhé u otra la palabra que utilizara
para hablar de este principio—.
esta “indefinición” hace referencia a que el ápeiron no designa
ninguno de los elementos fundamentales —agua, aire, tierra o
fuego—.
Es muy probable que Anaximandro razonara de la siguiente manera:
si consideramos uno de los elementos básicos como elemento
constitutivo de la materia, éste habría sido contrarrestado por su
opuesto y el universo no podría haberse desarrollado.

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2.2. EL «ÁPEIRON»

Parece que el filósofo milesio le otorgó los mismos


atributos que Homero le asignó a sus dioses, esto es,
la inmortalidad y un poder ilimitado.
Basándose en los textos de Aristóteles, los
comentaristas vinculan este poder a una fuerza
motriz que regiría el universo, algo así como un
principio rector que atravesaría la totalidad de los
seres —vivientes y no vivientes— y a partir de la
cual, desde un principio, se habrían instituido el
cambio y el movimiento.

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2.3. LA ESTRUCTURA DEL
MUNDO

Anaximandro creía que el mundo tenía forma cilíndrica, que su altura era
un tercio de su anchura y que los seres humanos habitaban una de las dos
caras de esta “moneda” —no cabe inferir que Anaximandro considerara
que también la otra cara estaba habitada—.
La idea más original en lo que se refiere a la estructura terrestre es su
estado de equilibrio: a diferencia de Tales, que pensaba que la Tierra
“flotaba” en una gran masa de agua, Anaximandro afirma que el planeta
terrestre se mantiene en equilibrio debido a su equidistancia con respecto
al resto del universo, lo cual abrió seguramente un importante camino en
el desarrollo de las matemáticas y la astronomía.

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2.4. LOS MUNDOS
INNUMERABLES

Una de las ideas más extraordinarias que le han


sido atribuidas a Anaximandro es la de los mundos
infinitos.
Se ha discutido mucho si del análisis que hace
Teofrasto se deriva la idea de mundos sucesivos o
mundos coexistentes, pero los helenistas modernos
parecen haber concluido que de las palabras de
Teofrasto no puede deducirse la existencia
simultánea de diferentes mundos, sino la creación y
destrucción de mundos sucesivos.

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2.5. LA EVOLUCIÓN
NATURAL
De acuerdo con los testimonios de Plutarco, Hipólito y otros,
Anaximandro habría pensado que la vida animal surgió de una suerte de
cieno o limo, las primeras especies estarían rodeadas de una escama
protector exterior y, cuando esta corteza cayó, éstas habrían colonizado el
planeta Tierra.
Especialmente perspicaz es la observación por parte del filósofo milesiode
que el ser humano necesita de un periodo de crianza extraordinariamente
extenso, lo cual lo habría llevado a pensar que, en su origen, las personas
habríamos surgido del interior de algún tipo de pez, del cual habrían salido
los primeros miembros de nuestra especie que fueron capaces de
alimentarse y reproducirse por sí mismos.

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3. ANAXÍMENES DE
MILETO
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3.1. VIDA Y OBRA

Muy poco se sabe de la vida de este


filósofo milesio, más que fue unos
veinte años más joven que
Anaximandro —hay quien dice que
fue su discípulo— y que escribió al
menos un libro en un estilo «simple y
conciso», en contraste con la
«terminología un tanto poética» de su
predecesor.

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3.2. «TODO ES AIRE»

En correspondencia con la tradición jonia a la cual pertenece,


Anaxímenes estableció que el aire es el principio cósmico fundamental,
origen y esencia material de todas las cosas.
La diferenciación de la materia en objetos y seres se habría llevado a
cabo, de acuerdo con esta teoría, a través de procesos de condensación
y rarefacción, así como su origen mismo, salvando de esta forma la
objeción hecha por Anaximandro al principio de Tales: ningún
elemento se contrapone al principio fundamental —el aire— porque
todos ellos son resultado de la condensación o la rarefacción del
mismo.

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3.2. «TODO ES AIRE»

La importancia que Anaxímenes otorga a la condensación y


rarefacción del aire es de extraordinaria relevancia dentro de la
historia de la ciencia, pues presupone que existen
transformaciones cualitativas derivadas de cambios
estrictamente cuantitativos.
La argumentación de Anaxímenes podría hacer que nos
preguntásemos por qué el agua tendría que ser una versión
densificada del principio material y no, al contrario, como
quizá podría haber pensado Tales, el aire una versión
rarificada de dicho principio.

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3.3. INTERPRETACIONES

Por un lado, algunos comentaristas han querido ver en los procesos de


condensación y rarefacción una dinámica, más bien, de calentamiento y
enfriamiento. De acuerdo con esta perspectiva, las cosas se enfriarían
conforme se condensase la materia de la que están compuestas, mientras
que se calentarían con el proceso inverso.
Por otra parte, también ha querido verse en el aire de Anaxímenes un
carácter divino en el sentido de que los dioses están compuestos de aire,
lo cual anticiparía las críticas de Jenófanes y Heráclito a la religión
tradicional griega. No obstante, es improbable que Anaxímenes plantease
una crítica de este tipo y es mucho más plausible que esta divinidad fuera
análoga a la que se atribuía al agua de Tales.

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3.4. COSMOLOGÍA

Basándose sin duda en la idea de Tales de


que la Tierra “flota” en una gran masa de
agua, Anaxímenes consideraba que era
ancha, plana, poco profunda y que “se
apoyaba” en una cantidad ilimitada de aire,
de manera análoga a como el viento
“sostiene” las hojas de los árboles cuando
caen —en este caso, Anaxímenes parece
haber obviado el hecho de que la Tierra es
considerablemente más densa que el aire—.

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4. JENÓFANES DE
COLOFÓN
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4.1. VIDA Y
COSMOLOGÍA

1. Jenófanes nació en Colofón hacia el año 570 a.C.,


pero muy pronto abandonó Jonia y emprendió
una vida errante que lo llevaría por diferentes
partes de Grecia.
2
2. Numerosos comentaristas lo han considerado el
fundador de la escuela eleática, pero ni siquiera se
sabe a ciencia cierta si visitó Elea en alguna
ocasión.
3. De acuerdo con algunos testimonios, el filósofo
de Colofón habría afirmado que las “raíces” de la
Tierra se extienden indefinidamente —tal y como
creían Homero y Hesíodo— y que todo cuanto
existe está compuesto de tierra y agua.

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4.2. CRÍTICAS A LA
RELIGIÓN

Jenófanes es generalmente reconocido por haber sido el


primer autor que cuestionó el antropomorfismo de los dioses
humanos. Sus argumentos al respecto son de sobra conocidos:
Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces
de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos
dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos y
los bueyes semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos tal como
cada uno tiene el suyo. (Clemente; citado en Kirk, Raven y Schofield,
2017: 228)

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4.3. RELATIVISMO
EPISTEMOLÓGICO

Jenófanes también adopta una perspectiva crítica en relación con el


conocimiento humano.
«Si dios no hubiese hecho a la miel amarilla», nos dice, «los hombres
dirían que los higos son mucho más dulces». Es decir, no solo criticó la
religiosidad popular de sus contemporáneos, sino que cuestionó la forma
general por la cual el ser humano cree acceder al conocimiento verdadero.
En este punto vuelve a relucir el contraste entre physis y nomos, y, aunque
quizá sea aventurarse demasiado, de algunos comentarios puede
deducirse que Jenófanes anticipó, al menos en parte, el relativismo
epistemológico que más tarde sería ampliamente desarrollado por los
sofistas.
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5. PITÁGORAS DE
SAMOS
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5.1. VIDA Y
OBRA
1. Al igual que Jenófanes, también Pitágoras emigró
desde su Jonia natal —la colonia marítima de
Samos— hacia el sur de Italia. Y de forma todavía
más significativa que en el caso del primero, sus
orientaciones religiosas se encuentran muy alejadas
de la preocupación física tan característica de los
pensadores jonios.
2. Influido quizá por el ambiente social, cultural e
intelectual del occidente griego, llegó a establecer una
suerte de secta que perduraría en el tiempo mucho
después de su muerte. Esta circunstancia, unida al
hecho de que el propio Pitágoras nunca escribió
nada, hace que resulte extremadamente difícil
distinguir los planteamientos pitagóricos originales de
aquellos que se desarrollaron posteriormente bajo la
bandera del “pitagorismo”.

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5.2. MÁXIMAS PITAGÓRICAS:
LOS ACUSMATA

Tal y como hemos visto, el pensamiento de Pitágoras nos ha llegado


de forma extremadamente imprecisa, pero podemos fijar la vista,
con un mínimo grado de seguridad, en los compendios de máximas
que, desde una época muy temprana, se recogieron y se atribuyeron
a este enigmático líder religioso.
Estas colecciones llevaban por nombre acusmata (“cosas oídas”), de
lo cual es legítimo inferir que eran transmitidas verbalmente y
posiblemente jugaron un papel fundamental en la organización, los
ritos iniciáticos y las dinámicas de las sociedades pitagóricas.

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5.2.1. REGLAS DE
ABSTINENCIA

La purificación del alma y la práctica de una vida virtuosa exigían una serie
de prohibiciones y reglas de abstinencia que los pitagóricos estaban
obligados a seguir de manera estricta. Entre estas prohibiciones se
encuentran las de no comer habas, no tocar un gallo blanco, no quebrar el
pan, etc.
A Pitágoras se le atribuye generalmente la imposición de una dieta
vegetariana, pero lo cierto es que todos los testimonios al respecto son
notablemente tardíos, de modo que no puede saberse con seguridad si el
propio Pitágoras era o no vegetariano.

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5.2.2. OTRAS
PROHIBICIONES

Además de las ya mencionadas, el


pitagorismo exigía respetar otro
conjunto de prohibiciones —no vivir en
ociosidad, no ser codicioso, no vejar a un
hombre iracundo, etc.— que se inscriben
dentro de la sabiduría proverbial griega,
de modo que no pueden ser creación
original de Pitágoras.

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5.2.3. NÚMERO Y
HARMONÍA

Pitágoras también ha pasado a la historia por habérsele atribuido


la afirmación de que «los números son la esencia y el origen de las
cosas» (Alegre, 2004: 56). En efecto, las sociedades pitagóricas
otorgaron al número y a las proporciones —matemáticas y
musicales— una importancia central en el funcionamiento y la
organización del mundo, pero no está claro hasta qué punto esta
idea se inspira en las teorías cosmológicas jonias.
Lo que sí es seguro es que la música fue también un importante
medio a través del cual purificar el alma.

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5.2.4. EL DESTINO
DEL ALMA

¿Por qué tenían los pitagóricos tanto interés en purificar el alma y en


practicar una vida virtuosa? De los acusmata y otras fuentes antiguas se
extrae que Pitágoras creía en la inmortalidad del alma, que se separaría del
cuerpo en el momento de la muerte y sería sometida a un juicio cuyo
resultado dependería de sus actos en vida.
De no haber seguido las prescripciones pitagóricas, sería enviada al
Tártaro —el “infierno”— y allí redimiría sus actos. De haberlo hecho, se
reencarnaría en un nuevo cuerpo —no está claro si necesariamente
humano— y después de tres ciclos virtuosos alcanzaría finalmente «la isla
de los bienaventurados».

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CONCLUSIONES

En conclusión, puede decirse que Pitágoras no fue un


filósofo típico e incluso hay quien no lo considera un
filósofo en absoluto, sino más bien un «líder
carismático religioso».
En cualquier caso, sus reflexiones matemáticas y
musicales, así como su concepción del alma humana,
ocupan un lugar privilegiado dentro de la historia de la
filosofía por su influencia en los autores posteriores y,
con especial relevancia, en la filosofía de Platón.

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6. HERÁCLITO DE
ÉFESO
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6.1. VIDA Y
OBRA
1. Se sabe que Heráclito desarrolló su vida unos
años después que Jenófanes y Pitágoras y algo
antes que Parménides. No obstante, no
conocemos demasiados detalles de su vida más
allá de la constancia de que vivió en Éfeso
(Jonia), que provenía de una familia aristocrática
y que mantuvo una relación extremadamente
conflictiva con sus conciudadanos.
2. Como a la mayoría de aquellos que Aristóteles y
los peripatéticos denominaron “filósofos
naturales”, a Heráclito se le atribuye una obra
titulada Sobre la naturaleza, pero no es seguro que
llegara a escribir un libro completo y es más
probable que su producción se limitara a
sentencias cortas y enigmáticas.

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6.2. INTERPRETACIÓN

Estas particularidades expresivas hicieron que su filosofía resultara


especialmente difícil de interpretar, y lo cierto es que tanto Platón como
Aristóteles, las dos principales fuentes de citas y testimonios, no pusieron
demasiado empeño en desentrañar el significado último de sus aforismos.
La versión popular que en la Antigüedad se estableció con respecto al
pensamiento de Heráclito, en suma, quedaba reducido a un par de ideas
relacionadas con el fuego como “principio cósmico” y con la idea de que
«todo fluye» («panta rei»), cuando en realidad, en comparación con sus
predecesores jonios, no se interesó tanto por las dinámicas y mecanismos
del cambio como por la realidad subyacente que los unifica.

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6.3. EL PRINCIPIO
UNIFICADOR

Heráclito designó al principio que unifica al cosmos con el nombre de


logos y le otorgó un significado que podría traducirse como “medida” o
“proporción”. Esta proporción ejercería como principio rector de un
equilibrio cósmico que unificaría todo aquello que en apariencia se nos
muestra en oposición.
El logos conserva la coherencia y el orden en el mundo a través de la
relación equilibrada entre los opuestos. Es decir, mantiene una tensión
entre ellos que, sin embargo, no permite que se decante hacia ninguno
de los dos, de manera análoga a cómo el brazo sostiene en tensión la
cuerda de un arco.

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6.4. PANTA REI

Esta tensión o «discordia» estaría expresada en el continuo cambio que


las personas percibimos en el mundo que nos rodea y es la razón por la
cual Heráclito ha sido comúnmente conocido como el “filósofo del
cambio”. «Heráclito dice en alguna parte que […] no te podrías
sumergir dos veces en el mismo río». Tal es la sentencia más conocida
del filósofo efesio y en la cual se centran buena parte de sus
interpretaciones posteriores.
La cita sugiere que “todo cambia”, pero algunos comentaristas le
dieron una vuelta de tuerca y lo interpretaron de la siguiente manera: es
necesario que “todo cambie” y que el río fluya para que se mantenga la
unidad, el orden y la coherencia del cosmos.

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6.5. EL FUEGO CÓSMICO

El “principio cósmico” en el que Heráclito centró su filosofía es el fuego,


pero no por ello debería pensarse inmediatamente que posee el mismo
significado que el agua o el aire en las teorías de Tales y Anaxímenes,
respectivamente. Heráclito, por ejemplo, consideraba que en buena parte
del mundo se encuentra el fuego “extinguido”, como en los casos de la
tierra y del mar.
En consonancia con su teoría del logos y de la “discordia”, pensaba que la
cantidad de fuego que existe en el mundo en relación con la cantidad de
tierra o de mar mantiene siempre una proporción constante. Si se prende
un fuego en alguna parte de la Tierra, se extinguirá otra equivalente en
otro lugar.

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EJERCICIO 3.1
Estructuras y Procesos

Estructura y creatividad Estructura e historia

¿Cuál es la relación entre la estructura ¿Cuál es la relación entre la


social determinada —clase, cultura, contingencia histórica y la aparente
habitus, etc.— y la creatividad necesidad lógica y lineal de los
determinante del sujeto individual? O procesos históricos? Sin ser un
dicho de otro modo: ¿la sociedad sociólogo determinista, Norbert Elias
determina al individuo o es éste quien detectó una línea evolutiva en el
produce a la sociedad? comportamiento humano desde el
siglo VII hasta nuestros días. ¿Hasta
qué punto estamos determinados por
la tradición?
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EJERCICIO 3.2
Naturaleza y Cultura
7. PARMÉNIDES DE
ELEA
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7.1. VIDA Y
OBRA

1. Parménides nació a finales del siglo VI a.C.


en Elea —sur de Italia— y pocos detalles
más conocemos de su vida, salvo que, junto
a su discípulo Zenón, pudo haber realizado
un viaje hasta Atenas donde un joven
Sócrates habría conocido a ambos.
2. Parménides representa un caso bastante
extraordinario dentro del grupo de los
grandes filósofos presocráticos, pues
fragmentos importantes de su,
presumiblemente, única obra, un poema
hexamétrico, han llegado a nosotros gracias
a los testimonios de algunos comentaristas.

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7.2. EL POEMA

El poema está dividido en un proemio y dos partes subsiguientes, cada


una de ellas dedicada al «corazón sin temblar de la Verdad persuasiva» y a
«las opiniones de los mortales», respectivamente.
En el proemio, Parménides relata el viaje del investigador, en un carro
tirado por yeguas, hasta «la puerta de los caminos de la Noche y del Día».
Allí es recibido por «la diosa», que lo congratula por su llegada y le
advierte de que su deber es conocer tanto el «imperturbable corazón de la
Verdad bien redonda» como «las opiniones de los mortales».
Al investigador, por lo tanto, se le presentan dos “vías” excluyentes de
estudio.

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7.3. LA VÍA DE LA
VERDAD

La vía de la Verdad es descrita por la diosa como la


investigación de «lo que es» —el “Ser”—, es decir, de todo
cuanto existe.
Esta afirmación, ciertamente, no sería demasiado útil para
el investigador si no se limitara más la definición de «lo que
es», pues las cosas que estudia ya son siempre algo que
existe. Pero la diosa, más adelante, define con mayor
precisión el objeto de estudio propio de la vía de la Verdad.
¿Cuáles son los atributos característicos del Ser?

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7.3.1. INGÉNITO E
IMPERECEDERO

«Lo que no es» —el “No-Ser”—, nos


dice Parménides, no es, no ha sido nunca
ni jamás será.
Por lo tanto, el Ser no puede tener un
origen ni tampoco un final, pues en tales
casos provendría del No-Ser o bien se
convertiría en él, respectivamente.

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7.3.2. UNO Y
CONTINUO

El Ser tiene que ser único y


homogéneo, pues de lo
contrario estaría compuesto
por parcelas de No-Ser, el
cual ni existe ni puede llegar a
existir.

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7.3.3. INVARIABLE

El Ser no solo es ingénito e imperecedero, sino que tampoco admite


movimiento ni cambio ninguno. Las palabras de Parménides son
tremendamente elocuentes:
Mas inmutable dentro de los límites de poderosas cadenas existe sin comienzo
ni fin, puesto que el nacimiento y la destrucción han sido apartados muy lejos y
la verdadera creencia los rechazó. Igual a sí mismo y en el mismo lugar está por
sí mismo y así quedará firme donde está; pues la poderosa Necesidad lo
mantiene dentro de las cadenas de un límite que por todas partes lo aprisiona.
(Simplicio; citado en Kirk, Raven y Schofield, 2017: 333)

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7.3.4. PERFECTO

El último rasgo que Parménides


atribuye al ser, en parte como
consecuencia de todos los anteriores,
es el de la perfección. En un oscuro
pasaje, el eléata nos dice que «es
correcto que lo que es no sea
imperfecto; pues no es deficiente —si
lo fuera, sería deficiente en todo».

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7.4. LA VÍA DE LA
OPINIÓN

En el discurso sobre la segunda vía, dedicada a la «opinión de


los mortales», la diosa no ofrece argumentos cuya falsedad es
evidente e innegable, sino que, de hecho, desarrolla una
cosmogonía y una cosmología propias de la época y que
recuerdan a Hesíodo e incluso a Anaximandro.
Lo que pretende Parménides en este punto es mostrar cómo
algo que la primera vía ha demostrado que es falso —la
generación, el cambio, la imperfección, etc.— puede ser
presentado bajo una forma creíble y aceptable.

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8. ZENÓN DE ELEA
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8.1. VIDA Y
OBRA

1. Conocemos pocos detalles de la vida


de Zenón, más que nació hacia 490-
485 a.C., probablemente vivió toda su
vida en Elea y es posible que fuera
discípulo de Parménides.
2. Lo que sí es seguro es que escribió —
al menos— un tratado compuesto de
distintos argumentos lógicos
orientados a negar la posibilidad, por
un lado, de la pluralidad de los seres y,
por otro, del movimiento en general.

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8.2. NEGACIÓN DE
LA PLURALIDAD

Para negar la pluralidad de los seres,


Zenón ofrece una serie de antinomias que
llevan al absurdo la posibilidad de que
existan muchas cosas reales y no una sola,
como creía Parménides. Estas antinomias
no han llegado a ser realmente
convincentes —al menos para los
comentaristas modernos—.

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8.3. NEGACIÓN DEL
MOVIMIENTO

Más conocidas —y
turbadoras— son sus célebres
paradojas del movimiento,
destinadas a fortalecer los
argumentos de Parménides con
relación al Ser.

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8.3.1. EL ESTADIO

Un atleta se dispone a recorrer la distancia que lo separa de la meta de


carrera. Zenón parte de la premisa de que esta distancia es infinitamente
divisible y llega a la conclusión de que, por lo tanto, el atleta nunca será
capaz de recorrerla en un tiempo finito. Es decir, antes de llegar a la meta
a, deberá pasar por el estadio a/2 y después por 3a/4, 7a/8, 15a/16 y así
indefinidamente.

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8.3.2. AQUILES Y LA
TORTUGA

La paradoja de Aquiles y la tortuga es posiblemente la más conocida de


las que imaginó Zenón. Esta aporía es básicamente una versión más
teatralizada de la paradoja del estadio. Imaginemos que Aquiles se
propone disputar una carrera con una tortuga, a la cual concede unos
metros de distancia. Cuando haya llegado al punto desde el que partió la
tortuga, ésta se encontrará un poco más adelante. Cuando Aquiles llegue
a este segundo punto, la tortuga se encontrará todavía algo más
adelantada. La imagen que propone Zenón es que la distancia entre
Aquiles y la tortuga es cada vez más corta, pero la infinita divisibilidad del
espacio provoca que aquél nunca llegue a alcanzarla.

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8.3.2. AQUILES Y LA
TORTUGA

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8.3.3. LA FLECHA

Esta última paradoja describe la situación de una flecha que está en


movimiento. De acuerdo con la argumentación de Zenón, la
flecha, analizada en un momento determinado, se encuentra
realmente en reposo. Es decir, el movimiento de la flecha estaría
compuesto por una serie de “ahoras” sucesivos, en los cuales se
encontraría en situación de reposo.
Aunque esta aporía fue resuelta por Aristóteles con su distinción
entre el ser “en acto” y el ser “en potencia”, lo cierto es que resultó
muy impactante para los contemporáneos de Zenón y potenció su
imaginación para definir el tiempo con mayor precisión.

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CONCLUSIONES

La obra de Zenón está orientada a negar


lógicamente, mediante la reducción al
absurdo, la existencia de la pluralidad y del
movimiento. Teniendo en cuenta el
contexto en el que Zenón escribió su(s)
tratado(s), es legítimo pensar que su
objetivo último habría sido refrendar las
tesis parmenídeas acerca del Ser único,
inmóvil e indivisible.

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9. EMPÉDOCLES DE
ACRAGAS
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9.1. VIDA Y
OBRA

1. Se estima que Empédocles, nacido en Acragas, habría


vivido aproximadamente entre los años 495-435 a.C.
2. Se dice que se habría arrojado al cráter del Etna, donde
1 2
habría querido encontrar la comunión con la naturaleza.
3. Se sabe con bastante seguridad que fue un gran orador
4. Hoy se dispone de una pequeña parte de dos obras
escritas por Empédocles en verso hexamétrico —Sobre la
naturaleza y Purificaciones—, pero en su conjunto representa
el mayor volumen de fragmentos conservados dentro del
grupo de los filósofos presocráticos.

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9.2. LAS «CUATRO RAÍCES»

De acuerdo con los fragmentos que nos han llegado


de su obra física, la composición de todas las cosas de
este mundo podría reducirse a cuatro elementos
básicos mezclados en diferentes proporciones: el
agua, el fuego, la tierra y el aire.
Más adelante, Empédocles nos dice que estos cuatro
elementos atraviesan continuamente un proceso
cíclico que los une en una totalidad única —y
esférica— y, sucesivamente, los vuelve a descomponer
por separado.

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9.3. EL «AMOR» Y LA
«DISCORDIA»

Empédocles creía que el cambio y el


movimiento —que no se
circunscriben únicamente al ámbito
cosmológico, sino que domina todos
los órdenes de la realidad— están
regidos por lo que él denominaba el
Amor y la Discordia, que provocaría
respectivamente la unión y la
descomposición de los elementos.

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9.4. LA EVOLUCIÓN DE
LAS ESPECIES
De acuerdo su teoría evolutiva, una vez que la Discordia ha descompuesto
los elementos fundamentales de la Esfera primigenia, el Amor los va
componiendo progresivamente hasta conformar los seres naturales.
En este proceso, largo y penoso, brotaron al principio «numerosas cabezas
sin cuellos, erraban brazos sueltos faltos de hombros y vagaban ojos solos
desprovistos de frentes». Más tarde, con la unión amorosa, estos
miembros se componían aleatoriamente y «nacían numerosos seres con
dos cabezas y dos pechos, seres bovinos con rostros humanos y viceversa,
creaturas, mezcla de elementos masculinos y femeninos».
Finalmente, a través de un proceso de selección natural regido por el azar
—no hace falta señalar los paralelismos con la teoría de la evolución
darwiniana—, se desarrollaron las especies animales tal y como hoy las
conocemos.
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9.5. LA REENCARNACIÓN
DE LOS SERES

En Las purificaciones, Empédocles adopta un tono


mucho más místico y religioso que en Sobre la naturaleza.
Este poema, posiblemente el último escrito por
Empédocles, constituye un relato del penoso ciclo de
reencarnaciones que el protagonista, como cualquier
otro ser pecaminoso —aquel que confía «en la furiosa
Discordia»—, debe atravesar en sus vidas sucesivas.
Por ello aparecen el sacrificio y el consumo de carne
animal como los peores de los pecados, pues nunca se
sabe si podría uno estar comiéndose a un familiar.

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10. ANAXÁGORAS DE
CLAZOMENE
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10.1. VIDA Y
OBRA

1. Los testimonios disponibles no


clarifican totalmente la cronología vital
de Anaxágoras, pero parece legítimo
aceptar que su actividad filosófica fue
desarrollada principalmente en Atenas
a lo largo del siglo V a.C.
2. Todo indica que Anaxágoras fue autor
de una sola obra, más bien breve, que
nos ha llegado fragmentada gracias a
las citas de Simplicio.

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10.2. LA RESPUESTA JONIA
AL DESAFÍO PARMENÍDEO

La filosofía jonia del siglo V a.C. estuvo


obsesionada por responder adecuadamente a
los desafíos planteados por Parménides:
lograr explicar el mundo que nos rodea
partiendo de la premisa de que el Ser no
puede proceder de lo que no es.
Entre los representantes de esta «respuesta
jonia» suelen aparecer especialmente
destacados tanto Anaxágoras como los
atomistas Leucipo y Demócrito.

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10.3. LA RESPUESTA DE
ANAXÁGORAS
¿Cuál fue la posición de Anaxágoras con respecto a las tesis parmenídeas? En
las primeras líneas de su libro encontramos ya dos posicionamientos muy
explícitos.
Por un lado, admite la idea de que nada nace ni perece, sino que cada cosa «se
compone y se disuelve a partir de las [cosas] existentes». Pero, por otro lado, se
opone frontalmente a la unidad del Ser de Parménides, asumiendo una
pluralidad infinita de seres.
Anaximandro y Heráclito habían dibujado esta multiplicidad como una lucha
entre los opuestos; Empédocles la perfiló con la consideración de cuatro
elementos básicos; Anaxágoras, finalmente, llevó esta tradición al grado más
extremo posible y afirmó la infinita pluralidad —y divisibilidad— del Ser.

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10.4. LA MENTE

En cuanto al movimiento, trató de explicarlo mediante la noción de


“mente”, una instancia semi-corpórea que habría impulsado e impulsaría
el cambio en nuestro mundo.
La Mente, como la materia, es corpórea y debe su
poder sobre la materia a su sutileza y pureza. La
misma materia, lejos de ser pura, es, al menos en
su origen, una mezcla infinitamente divisible de
cualquier forma de sustancia que ha de terminar
por contener el mundo. (Kirk, Raven y Schofield,
2017: 472-473)

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10.5. LAS «SEMILLAS»

Resulta llamativo que, a pesar de la defensa a ultranza que realiza de la


infinita divisibilidad del Ser, Anaxágoras afirma que todas las sustancias
naturales —denominadas significativamente “semillas”— contienen una
porción del resto de cosas existentes.
Es decir, la realidad sería plural en el máximo grado posible, pero “todas
las cosas” contendrían, en un cierto sentido, a “todas las cosas”. De esta
forma, existiría una suerte de nexo común que vincularía a la infinita
pluralidad de los seres — este nexo, cabe señalar, no podría ser en ningún
caso la Mente de la que habla Anaxágoras, pues afirma que «en cada cosa
hay una porción de todo salvo de la Mente»—.

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11. LOS ATOMISTAS:
LEUCIPO Y
DEMÓCRITO
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11.1. VIDA

No conocemos demasiados detalles fidedignos sobre la vida de los


filósofos atomistas. De Leucipo llegó a decirse en la Antigüedad que ni
siquiera habría existido, pero estos testimonios parecen más un intento
por agrandar la originalidad de aquellos que suscribían esta opinión —
Epicuro, fundamentalmente— que por aportar una información histórica
veraz.
Sobre Demócrito se escribieron muchos más detalles, pero la inmensa
mayoría de ellos no dejan de ser anécdotas falsas sobre su vida.
En cualquier caso, puede afirmarse con bastante seguridad que Leucipo
fue mayor que Demócrito y es posible que éste, en algún sentido, fuera
discípulo del primero.

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11.2. LA RESPUESTA
ATOMISTA

Al igual que Anaxágoras, los atomistas trataron


de reconciliar la metafísica eleática con las
evidencias empíricas que percibían a través de los
sentidos, esto es: la pluralidad y el movimiento.
Pero, para ello, trataron de demostrar dos
postulados habían sido radicalmente descartados
por Parménides, Zenón y compañía y que,
significativamente, nadie antes se había atrevido a
defender: la existencia del vacío y la
indivisibilidad de las partículas últimas.

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11.2. LA RESPUESTA
ATOMISTA

Difícilmente podrían haberse dado dos soluciones más diferentes a un mismo


problema. Mientras que Anaxágoras hizo a la materia, al igual que a la magnitud,
infinitamente divisible, los atomistas sostuvieron que estaba compuesta de
mínimos indivisibles; y mientras que aquél eliminó tanto la llegada al ser como la
derivación de la pluralidad a partir de la unidad, postulando ab initio una ilimitada
variedad de sustancias, los atomistas consideraron a toda sustancia absolutamente
homogénea y explicaron la aparente variedad de los fenómenos mediante simples
diferencias de forma, tamaño, posición y orden. Las dos soluciones están llenas
de ingeniosidad, tanto en sus líneas generales como en sus detalles. A pesar de
ello y a de todas sus diferencias, son cada una de ellas el resultado tanto de la
paradoja eleática como de la capacidad inventiva de sus respectivos autores.
(Kirk, Raven y Schofield, 2017: 488-489)

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11.3. EL VACÍO

Los cuerpos que percibimos los seres


humanos serían seres compuestos de
átomos y vacío —en diferentes
proporciones y/o de naturalezas diversas—,
el cual garantizaría la posibilidad de que
existan la pluralidad y el movimiento —el
vacío separa a los átomos al tiempo que es
susceptible de ser ocupado por ellos, con lo
cual estos varían su posición—.

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11.4. EL AZAR Y LOS
ENCUENTROS

¿De qué manera se componen y se disuelven los cuerpos


físicos? Al parecer, los átomos circularían en el vacío
hasta que llegaran a colisionar con otros átomos “afines”
en tamaño y forma, momento en el cual se vincularían
para conformar un cuerpo compuesto más grande. Al
contrario, una colisión desafortunada provocaría la
descomposición de los cuerpos nuevamente en átomos,
los cuales volverían a circular a través del vacío hasta que
se diera un nuevo “encuentro”.

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11.5. LA ÉTICA
ATOMISTA
Preciso es, pues, ocuparse de lo que se puede y contentarse con lo que se tiene, mostrar
escaso interés por los que son envidiados o admirados y no estar cerca de ellos con el
pensamiento; uno debería dirigir su mirada hacia los desgraciados y pensar en la
fortaleza con la que sufren, de modo que lo que uno tiene a su alcance le parezca
grande y envidiable y no le ocurra que sufre en su alma por la apetencia de más cosas.
Pues, quien admira a los que tienen y son considerados felices por los demás hombres y
los tiene presentes constantemente en su recuerdo se ve siempre obligado a emprender
novedades y a lanzarse, por causa del deseo, a acciones irremediables que las leyes
prohíben. Por esta razón no se deben buscar las apetencias de éstos, sino que uno debe
tener buen ánimo, al comparar su propia vida con la de los que lo pasan peor. Debe uno
congratularse a sí mismo con la reflexión sobre cómo obra y soporta mejor que los
otros sus sufrimientos. Si te adhieres a este parecer, vivirás con mejor ánimo y evitarás
no pocas calamidades en la vida: la envidia, los celos y la malevolencia. (Estobeo; citado
en Kirk, Raven y Schofield, 2017: 554)

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Grandes Pensadores de la Época Clásica 78
CARL SAGAN, COSMOS
Del mito al logos
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