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Calderón, S. (2019) - Vínculo de Pareja de Ayer y Hoy. Una Mirada Desde El Psicoanálisis PDF
Calderón, S. (2019) - Vínculo de Pareja de Ayer y Hoy. Una Mirada Desde El Psicoanálisis PDF
1. Introducción
Este documento a la vez, pretende mostrar cómo esta configuración vincular ha ido
modificándose en el transcurso de la historia a la par de las modificaciones del macrocontexto y sus
particularidades epocales.
En líneas generales se puede decir que los vínculos o lazos entre los sujetos en la actualidad se
nos presentan en diversidad de formas y con realidades distintas a las de la época moderna. Algunos
cayendo en la nostalgia de “todo tiempo pasado fue mejor” intentan comparar, categorizar e incluso
patologizar lo que se presenta y vivencia en la actualidad de una forma diferente, pero con la misma
argamasa: el amor, el deseo y lo pulsional, inherente a lo humano y a los vínculos.
Hoy estamos frente a una multiplicidad de formas de armar pareja y también frente a un gran
sufrimiento por no poder lograr o sostener una. Paradójicamente en la era de la conectividad el gran
síntoma epocal es la soledad y la increencia en el amor. Pilar fundamental en todos los tiempos para
enlazarse al otro.
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Sin duda las parejas de hoy no son las de antaño, pero tampoco lo son los paradigmas que
sostienen los lazos y los conjuntos sociales. Por ello se intentará aportar algunas ideas que sirvan
para pensar las coordenadas de los vínculos de pareja.
Entre los principales textos Freudianos debemos mencionar algunos centrales, Proyecto de
Psicología para Neurólogos, Introducción al Narcicismo, Tres ensayos de una teoría sexual,
Psicología de las masas y análisis del yo, entre otros.
Si bien éstos son sólo algunos de los artículos en donde Freud despliega aspectos clínicos y
teóricos de la constitución subjetiva, elección de objeto y el desarrollo de la vida anímica y pulsional
del sujeto, sólo se intentará tomar aquello que nos sirva de marco para la comprensión del vínculo
de pareja.
Si bien en la actualidad podemos pensar que los vínculos se presentan de una forma
diferente en relación a la época moderna en la que hizo sus desarrollos, existen aspectos de sus
aportes que resultan atemporales y con una vigencia invariable.
Tal es así que desde la cátedra tomamos sus desarrollos como punto de partida,
entendiendo además que toda la praxis psicoanalítica tiene como eje el discurso del amor y el deseo,
así como los obstáculos con que se topan en la cura y en la vida.
Al igual que con los aportes de Freud, se tomarán algunas elucidaciones que vayan
permitiendo la articulación con el tema en cuestión.
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El proyecto
Para Freud el amor siempre fue un tema central, pero, sobre todo, quien encarne ese lugar
en la vida del sujeto. Para ello piensa en dos factores biológicos de suma importancia que
predisponen al sujeto a la necesidad de que alguien ocupe ese lugar: el desvalimiento y la
dependencia del ser humano durante su prolongada infancia a de ese Otro de los cuidados ajenos y
la acometida en dos tiempos de la vida sexual, debido al hecho psicológico del complejo de Edipo.
Estos dos factores están íntimamente ligados entre sí.
En cuanto a la primera de las cuestiones, debemos tener en cuenta que el bebé o cachorro
humano nace en un estado de indefensión y prematurez que le impide valerse por sí mismo y
satisfacer sus necesidades. Es por esto que se hace necesaria la presencia de un Otro, que pueda
correr a su auxilio. Depende por completo de este Otro para la satisfacción de la necesidad.
Este “Otro de los cuidados ajenos”, este prójimo, tiene un poder auxiliador, ya que opera
realizando una acción específica que el niño es incapaz de realizar. Dice Freud en el Proyecto de
psicología: “El organismo humano es al comienzo incapaz de llevar a cabo la acción específica. Esta
sobreviene mediante auxilio ajeno: por la descarga sobre el camino de la alteración interior, un
individuo experimentado advierte el estado del niño.” (Freud, 2003, pág. 362)
Esto último hace referencia a cómo la descarga, que puede ser el llanto o el pataleo es
convertida en un llamado al que el Otro acude y da sentido. De esta manera la experiencia llamada
por Freud “vivencia de satisfacción”, “cobra así la función secundaria importante en extremo, del
entendimiento (o comunicación) y el inicial desvalimiento del ser humano es la fuente primordial de
todos los motivos morales” (Freud, 2003, pág. 362)
Si bien en esta primera vivencia la presencia del Otro marca la diferencia en cuanto al estado
inicial de la necesidad, el problema surge debido a que, a pesar de ello, la necesidad no se cancela
por completo, si bien algo se satisface, quedará algo que no lo hace que actuará en el aparato
psíquico como una fuerza constante, lo pulsional.
De esta manera notamos que en el ser humano existe desde el comienzo una ruptura entre
el sujeto y el objeto de la necesidad. Esto significa que no hay complementariedad sujeto-objeto. El
objeto está perdido por estructura.
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Lacan retoma esto en su famosa frase: No hay relación sexual o proporción sexual, que, para
aclarar, no hace referencia a la relación sexual en cuanto encuentro sexual erótico, sino en un
sentido más amplio en torno al encuentro y la no correspondencia sujeto-objeto. No hay nada de
instintual en lo humano.
Por qué tomamos estas referencias se preguntan, porque permite pensar no solo a la pareja
sino a los vínculos en general. La ilusión de complementariedad sin fallas siempre los ronda, ya lo
veremos en el enamoramiento.
Esta búsqueda resultará siempre fallida, ese otro inolvidable jamás volverá a reencontrarse.
Sin embargo, en esa búsqueda incesante nace el deseo inconsciente, motor constante que inaugura
al aparato psíquico. Este movimiento forma parte del proceso primario del aparato psíquico
(desplazamiento y condensación). Que Lacan tomando a la lingüística como referencia dice que ese
proceso es metonímico, de ahí que el deseo sea siempre deseo de otra cosa.
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La contracara de esta experiencia es lo que Freud llama experiencia de dolor o vivencia de
terror y no es más que el otro polo del objeto. De este costado queda la imagen mnémica, pero del
objeto hostil. Se relaciona con eso que no llegó y que no pudo ser satisfecho. Como saldo de esta
experiencia el afecto, el dolor, asociado a eso que no se puede satisfacer y que irrumpe en al aparato
psíquico como no ligado, sin la articulación deseante.
El objetivo es mantener desinvestida esa la huella hostil, hay una repulsión a mantenerla
cargada, por ello se reprime. La represión primordial es entonces el saldo de la experiencia de dolor.
Narcisismo
El yo del sujeto no existe desde el comienzo, tiene que desarrollarse, ¿cómo se logra esto?
En un primer momento las pulsiones van invistiendo diferentes zonas erógenas del cuerpo, que se
encuentran desconectadas entre sí y que producen lo que se llama placer de órgano (autoerotismo).
En un segundo momento esta libido puede desplazarse e investir al cuerpo como un todo, y esto es
lo que va a posibilitar el desarrollo del yo. De esta forma el cuerpo es tomado como objeto de amor
dando lugar al narcisismo.
La posibilidad de libibidinizar al cuerpo como totalidad se produce gracias a esa nueva acción
psíquica que nombra Freud y que viene de la mano de otro, es decir que el niño necesita de la
presencia y el auxilio de un otro para constituir su narcisismo.
Este Otro con mayúscula, a la vista del niño aparece como omnipotente, sin fallas, y
justamente es esa supuesta imagen de completud y unidad la que lo fascina y captura, porque le
permite vivenciar una unidad ilusoria, que no posee.
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algunas frases que nos permiten pensar lo antes dicho. En la actualidad se redobla la contundencia
de la imagen, pensemos en las aplicaciones y rede sociales diversas en donde con lo que primero se
toma contacto del otro es con la imagen.
Lacan denomina a esta nueva acción psíquica como estadio del espejo, el otro le devuelve
al niño una imagen unificada de sí mismo con la cual se identifica. Es una imagen anticipadora que
organiza la libidinización del cuerpo como totalidad. ¿Qué le anticipa? Algo que no tiene, un cuerpo,
un cuerpo unificado.
Esta imagen de completud que nace en esa mítica primera vez va a cumplir la función de
muleta al permitirle al sujeto protegerse de la fragmentación propia del ser humano. Se trata de
una identificación primaria con una imagen especular. Lo especular remite al registro de lo
imaginario y a la ilusión, el otro es el quien colma su falta.
Lacan formaliza con sus esquemas ópticos la constitución del yo, en donde expone que ante
la desintegración (pulsiones parciales e inconexas), la mirada del otro le permite tener de forma
ilusoria un cuerpo. El sujeto “tiene un cuerpo”.
Siguiendo con lo que se desarrolla anteriormente, el yo ideal es ese lugar donde uno tiene
la certeza de poder completar al otro. Cuando se hacía referencia a la pregnancia de la imagen se
estaba enunciando que gracias a esa imagen que se adquiere anticipadamente se posibilita al niño
ocupar ese lugar tan preciado donde se es alojado y sostenido
Por ello Freud lo llamó “His majesty de baby”, su majestad el bebé. Esa primera huella,
traza, en donde el bebé es el objeto de amor para los padres tiene una trascendencia importantísima
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ya que le da al sujeto la noción de un primer lugar ocupado: ser objeto de amor, en el mejor de los
casos, también las consecuencias de no serlo muestra su reverso.
Ese pequeño entonces, viene a ocupar un lugar valioso para los padres, incluso se lo espera
antes de su llegada al mundo y se entretejen a su alrededor una serie de ideales familiares,
parentales y también socioculturales. Si bien podemos pensar que en actualidad se han modificado
los modos en que se conciben o traen los hijos al mundo, gracias a los avances tecno-científicos y
legales, hay algo que más allá de la configuración que lo espere, persiste y continua, y es el deseo
de un hijo, así como el deseo de estar con otro, desde la legalidad que fuere, pareja, novio, amante,
marido/esposo etc.
El yo ideal implica una posición puramente narcisista, ya que hay un solo lugar posible: ser
ese o la nada. Lacan ubica esta relación narcisista a- a` en el eje imaginario de su esquema L, desde
aquí trabaja su concepto de agresividad ya que lo imaginario tiene esta contracara: la tensión
agresiva propia de la relación en donde hay sólo un lugar.
Es por ello que este lugar puede resultar atrapante y mortífero ya que es imposible sostener
el lugar de ser el yo ideal del ideal del yo de los padres. Se trata de un lugar atrapante en el sentido
que hace creer al sujeto que el todo es posible. Esto puede conducir a una paralización del deseo
propio, y en los vínculos a la imposibilidad de sostenerlo cuando el otro comienza a presentificarse
en su pura diferencia.
La realidad poco a poco va a ir abriendo una brecha entre lo que el niño realmente es y lo
que los padres creen o desean que sea. Es por esto que el desarrollo del yo consiste en un
distanciamiento respecto del narcisismo primario, pero va a persistir una intensa aspiración a
recobrarlo durante toda la vida.
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Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido narcisista a un
ideal del yo impuesto desde afuera y la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de este
ideal. Ese ideal sigue siendo ajeno, ya que se trata del ideal de los padres.
El Ideal del yo propio del sujeto tendrá más que ver con la salida del complejo de Edipo, ya
que la represión entierra aquello relacionado con ser el yo ideal de los padres y abre paso a las
identificaciones secundarias, que posibilitan grados de libertad para el sujeto. No obstante, las
identificaciones primarias quedarán como marcas imperecederas.
El ideal del yo abre camino a una dimensión simbólica a través del pasaje de un yo idealizado
a aquello que el sujeto espera poder llegar a lograr. Gracias a la castración y a la noción de que al
sujeto estructuralmente siempre algo le va a faltar puede deslizarse en una búsqueda incesante en
donde ya no hay un solo lugar posible, sino muchos.
Esto se relaciona con dos lógicas muy diferentes: lógica del ser (yo ideal- narcisismo
primario) y lógica del tener (ideal del yo - postedípico)
Elección de Objeto
Un vía para el estudio del Narcisismo es la vida amorosa de los sexos dice Freud en
Introducción al Narcisismo y expone al respecto: “Las primeras satisfacciones sexuales autoeróticas
son vivenciadas a remolque de funciones vitales que sirven a la autoconservación (…) ese
apuntalamiento sigue mostrándose en el hecho de que las personas encargadas de la nutrición, el
cuidado y la protección del niño devienen los primeros objetos sexuales: son, sobre todo, la madre o
su sustituto.” (Freud, 2003, pág. 84)
A esto llama Freud elección de objeto del tipo del apuntalamiento (tipo anaclítica). Y agrega
que se encuentra además otro tipo de elección, tomando como ejemplos clínicos a la perversión y
homosexualidad en donde no eligen su posterior objeto de amor en base a la madre o su sustituto,
sino en base al de su propia persona.
En conclusión, todo ser humano tendrá dos vías para la elección de objeto, la mencionada
en la cita y la elección narcisista. En la elección según el tipo de apuntalamiento se elige:
- A la mujer nutricia
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- Al hombre protector
Es decir, los modelos parentales encargados de los primeros cuidados, y agrega, y a las
personas que se alinean formando serie en cada uno de esos caminos. Y en la elección según el tipo
Narcisista a:
El amor en Psicoanálisis
Por otro lado, El Banquete, también es tomado por Lacan para seguir trabajando sobre el
concepto de transferencia, uno de los conceptos fundamentales de la obra Freudiana que da origen
a discurso analítico. Discurso que no puede pensarse sin el amor. “Tiene que ver con el amor porque,
en primer lugar, en la medida en que Freud descubrió que el secreto de la cura analítica es la
transferencia, y la transferencia no es solo el amor, pero la base de la transferencia es el amor; si no
hay amor de transferencia, el análisis, por lo menos, no puede comenzar” (Dessal, 2018)
Dice Miller al respecto, “Lo que Freud ha inventado es un nuevo tipo de Otro al cual dirigir
el amor: un nuevo Otro que da nuevas respuestas al amor y, tal vez, respuestas más adecuadas que
aquellas que se encuentran en la vida cotidiana” (Miller J. A., 2015, pág. 153)
En Freud se puede decir que el amor tiene un fuerte matiz narcisístico, resultado de la
proyección de una imagen ideal que uno siente no poseer pero que cree encontrarla en otro.
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Pensemos en lo que plantea Freud en torno a su majestad el bebé: “Debe cumplir los sueños, los
irrealizados deseos de sus padres; el varón será un gran hombre y héroe en lugar del padre, y la niña
se casará con un príncipe como tardía recompensa para la madre. El punto más espinoso del sistema
narcisista, esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia duramente ha ganado
seguridad refugiándose en el niño. El conmovedor amor parental, tan infantil en el fondo, no es otra
cosa que el narcisismo redivivo de los padres, que en sus transmudación al amor de objeto revela
inequívoca su prístina naturaleza” (Freud, 2003, pág. 88)
Esta cita marca que lo espinoso del narcisismo es su inmortalidad y la posibilidad de que las
elecciones posteriores de un sujeto estén comandadas, esperable que así sea, pero muchas veces
entronadas en esta vertiente.
La idea central es que hay una huella que nos hace creer que podemos completarnos con y
a través del otro. Esa díada perfecta en donde los hijos a la manera de una prolongación completan
a sus padres y estos vía su posición de Otro omnipotente y garante de sus cuidados al hijo, permite
a ambos sortear la fragilidad y la inermidad propia de lo humano.
Esta aspiración imaginaria nunca cesa, y cumple un papel primordial en el armado del
vínculo de pareja desde una concepción del amor más del lado del enamoramiento.
En 1921 en Psicología de las masas y análisis del yo, Freud dice que: “En el marco de este
enamoramiento, nos ha llamado la atención desde el comienzo el fenómeno de la sobrestimación
sexual: el hecho de que el objeto amado goza de cierta exención de la crítica, sus cualidades son
mucho más estimadas que en las personas a quienes no se ama o que en ese mismo objeto en la
época en que no era amado (…) se produce este espejismo: se ama sensualmente al objeto sólo en
virtud de estas excelencias anímicas (…) (Freud, 2003, pág. 106)
Plantea ahí mismo que el mecanismo que permite falsear el juicio es la idealización, el objeto
es tratado como al yo propio, sirviendo el mismo como satisfacción sustituta de un ideal del yo
propio no alcanzado.
Dice Freud, el objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo, por ello ubica al enamorado
como siervo en relación a un amo o como un hipnotizado en relación al hipnotizador: “La misma
sumisión humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto
amado” (Freud, 2003, pág. 108)
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Podemos apreciar que Freud toma al amor también como del orden de la repetición. A partir
de la acometida en dos tiempos de la vida sexual, debido al hecho psicológico del complejo de Edipo,
la consumación del hallazgo de objeto en la pubertad tal como lo describe en Tres ensayos es
propiamente un re-encuentro. El Complejo de Edipo y su sepultamiento garantizan la renuncia al
objeto de amor incestuoso, prohibido y sabemos que perdido y e introduce vía la ley paterna al
sujeto en la circulación deseante.
Ahora bien, en Lacan la idea del amor muestra una cara más simbólica y real si se quiere.
No hecha por tierra esta vertiente Imaginaria, especular y narcisistica. En la entrevista realizada por
Deinconcientes a Gustavo Dessal sobre ¿Qué es el amor? Este dice que con Lacan “hay otro amor,
que no es solamente el amor que tiene que ver con la capacidad restringida de amar solamente a
aquello con lo que nos sentimos reflejados” habla de que Lacan nos trae un amor más verdadero,
un amor que es capaz de amar en el otro, precisamente en ese rasgo que nos hace diferentes y que
este es el amor más difícil de sostener.
Por ello el autor plantea que no sólo tambalea en este discurso el hacer pareja, sino el lazo
social, los vínculos humanos en general. Ya que los mismos parten de un vínculo amoroso.
(sublimado o desde una vertiente tierna)
En el seminario 8 Lacan partiendo del análisis del Banquete de Platón plantea al amor desde
la sustitución de significantes y la metáfora del amor. El sujeto que ocupa lugar de amado, objeto,
tiene que ser sustituido por el de amante, sujeto que se dirige a ese objeto. Y por ende plantea que
el amor es movido por una falta, ya que sólo a partir de que el sujeto es un sujeto barrado se pone
en juego una búsqueda.
Amar decía Lacan, “es dar lo que no se tiene, es reconocer su falta y darla al otro, ubicarla
en el otro, no es dar lo que se posee (…) es dar algo que no se posee, que va más allá de sí mismo”
(Miller J. A., 2008)
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Por ello ubica la posición de amar más del lado de lo femenino, porque la mujer, trayendo
a Freud, se asume como castrada, reconoce su falta. También dice Miller, que amar feminiza y desde
lo masculino es más difícil el tema del amor, justamente, porque él es poseedor (del Falo) y amar
implica una posición incompleta e incluso de dependencia. Se le presentan dificultades para amar y
desear. Es lo que se trae a colación en el siguiente apartado.
En la entrevista realizada a Miller “Acerca del amor”, habla que ese encuentro con otro en
donde algo del amor aparece, no se produce por azar, hay “condiciones” que de forma inconsciente
nos conducen a ese encuentro. Condición que domina la elección de objeto, la determina.
Freud llama a esto Liebsbedingun: la condición de amor, es decir la causa del deseo en Lacan.
Miller dice que la condición de amor es el equivalente freudiano de la causa del deseo.
Miller dice al respecto, es un rasgo particular, o un conjunto de ellos que tiene en cada uno
una función determinante para elegir. Es algo propio de cada uno (no hay receta ni horóscopo que
guíe), rasgos íntimos, relacionados con la historia, pero también con lo pulsional. A veces el objeto
de la pulsión y el deseo llegan a estar relacionados. Y trae como ejemplo un caso Freudiano en donde
lo que causaba el deseo era “un brillo de luz en la nariz de una mujer”. Ese detalle era necesario,
hacía falta la nariz, pero también el brillo. Era la condición sine qua non.
En la clínica cuando los sujetos hablan de lo que del otro los atrajo, suelen mencionar estos
recortes singulares del otro que causan el deseo. La mirada, la sonrisa, pelo, mueca al reír, brillo en
los ojos, etc.
En otro libro “Los divinos detalles” del mismo autor, aborda esos detalles, a veces nimios,
pero significativos, sobre los que se fundan y construyen lo humano, el psicoanálisis y el amor. “El
poder del pequeño detalle quizá nos indique que vale más que el todo” (Miller J. A., 2017, pág. 11)
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Contribuciones de Freud a la Psicología de la vida amorosa
¿Qué desarrolla en estas contribuciones? Cómo se relacionan los hombres y las mujeres,
cómo se eligen (entendamos que son formulaciones propias de la modernidad por ello habla desde
el binarismo) cómo pensar la relación sexual, con el esfuerzo que eso implica dado el impasse que
la caracteriza (no complementariedad).
Miller dice, en estas contribuciones habla del objeto de amor, que en ningún caso es el
objeto “a”. El equivalente lacaneano al objeto de amor freudiano es lo que Lacan llama i(a) la imagen
de otro ser humano, en donde el “a” esta velado.
¿Qué quiere decir velado? Que hay una imagen que recubre al otro de la falta, permitiéndole
al sujeto suponerle poseedor de atributos y características que ese otro no posee. Es lo que
Alcibíades muestra en su discurso dirigido a Sócrates, a quien atribuye múltiples encantos. Supone
en su interior la existencia de algo que lo cautiva.
Imaginen si todo encuentro nos llevase de entrada a toparnos con aquello del otro que no
queremos anoticiarnos, su ajenidad, su otredad, su misma falta en ser, sin ese velo que lo recubre.
Esa imagen permite soslayar la angustia. Nunca nos enlazaríamos a otro sin ese i(a). Es decir, que es
de vital importancia, por ejemplo, en el enamoramiento, ya que nos permite sortear la angustia de
castración creyendo que “ese” nos va a completar.
Siguiendo con las contribuciones freudianas, se plantea que en los hombres hay un tipo
particular de elección de objeto, y dice, o se elige en relación a la imago materno o a la puta (Dirne).
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No se trata de hombre o mujer desde lo anatómico sino de posiciones, por lo cual una mujer
desde lo anatómico, pueden adoptar esta posición masculina. Dice Miller, y lo vemos en la clínica
de parejas y en la individual también, que cada vez más en la mujer aparece esta posición.
Desde la posición masculina es más frecuente la aparición de estas condiciones y/o fetiches,
ya que la forma femenina del amor es más erotómana que fetichista: quiere ser amada, recibir
atención, que se le demuestre interés, ser hablada con palabras de amor. Todo ello suele ser a
menudo la condición sine qua non de amor.
“Los estereotipos de la feminidad y masculinidad están en plena mutación. Los hombres son
invitados a alojar sus emociones, a amar, a feminizarse, las mujeres por el contrario conocen un
cierto “empuje al hombre”: en nombre de la igualdad jurídica se ven conducidas a repetir “yo
también” (Miller J. A., 2008)
El amor se vuelve líquido como dice Zigmunt Bauman y cada uno es conducido a inventar su
propio “estilo de vida” y por ende un propio modo de gozar, amar y estar con otro (marinovi@s,
chong@s, amig@s con derechos, y la lista puede seguir…)
Freud despliega los trabajos antes mencionados todo aquello que le permite acercarse a la
comprensión de los vínculos amorosos; cómo es que las personas se emparejan y las condiciones
necesarias para que esto suceda. Sabemos que introduce el factor de la “elección” en la sexualidad,
ya que, en los animales, por ejemplo, sólo basta que el otro de la misma especie se le presente y se
reconozcan, como condición suficiente para que se produzca la cópula, no existe en ellos tales
“condiciones de amor”
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de pareja y sociales. En gran medida los grandes relatos que ordenaban el mundo brindaban una
orientación y orden a los sujetos, había roles bien definidos y con responsabilidades muy concretas.1
Podemos ver entonces, que estas fórmulas, modalidades, tradiciones y mandatos que la
vida moderna utilizaba como brújulas orientadoras de los vínculos y los reaseguraban, también
oprimían y segregaban. Las leyes formuladas en nuestro país, en torno a la violencia de género
(2009), matrimonio igualitario (2010) e Identidad de género (2012) son un gran paso para visibilizar
la diversidad sexual, los lazos de amor que no entran en la “norma” y lo desregulado de la violencia
misma, naturalizada, aceptada y encubierta desde tiempos remotos.
1
Este devenir histórico en la construcción de los lugares “femenino” y “masculino” se desarrollan exhaustivamente en
un texto de Mabel Burín: “La construcción Social del género” que se aborda en la cátedra
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3. Recorridos teóricos para pensar el vínculo de pareja
Puget y Berenstein han sido los psicoanalistas argentinos que más han elaborado desarrollos
teóricos en torno al vínculo de pareja. En el momento en que ellos se ocupaban de la temática el
modelo de referencia era el de la pareja heterosexual, monogámica y unida legalmente o en
sacramento matrimonial. Muestra de ello es el título de su libro Psicoanálisis de la pareja
matrimonial.
Si bien estos desarrollos a la luz de los avances socioculturales, legales y teóricos resultan
desactualizados, es importante leer estos aportes como antecedentes y marcos que sirvieron para
entender el vínculo de pareja y como nociones que, si bien algunas se han desdibujado, reformulado
y flexibilizado, en la clínica de pareja se siguen escuchando y observando.
En el acontecer de una pareja ésta puede ir organizándose de distintas maneras, dando lugar
a fenómenos, mecanismos, intercambios y vicisitudes particulares que hacen que el vínculo no
permanezca inmutable a lo largo del tiempo.
En líneas generales pueden describirse tres momentos constitutivos del vínculo que se
ponen en evidencia de manera sistemática y alternadamente. No se equipará la vida de una pareja
con una linealidad cronológica de etapas sucesivas y ordenadas, a la manera de 1, 2 y 3. Es decir son
“ritmos” que no obedecen a una cronológica secuencial.
Decimos que son tiempos lógicos, haciendo referencia no a la lógica tal y como la
conocemos, en donde tiene peso la “realidad objetiva” los hechos y su causalidad (lógica clásica:
nociones de causa- efecto/ lo observable y comprobable por los sentidos etc.) sino el tiempo
subjetivo e intersubjetivo comandado por la atemporalidad propia de los procesos inconscientes
que subyacen. El próximo apartado está dedicado a pensar en estos tiempos o momentos que
atraviesan las parejas.
La lógica amorosa y de los ritmos que comandan la vida con un partenaire responde a que,
en ese lazo, convergen diversos proyectos identificatorios: lo individual propio de la resolución
edípica, la significación fálica, la castración, y las identificaciones secundarias y también las
identificaciones o mandatos (cuando estas identificaciones no son claras y precipitan los actos y
elecciones de los sujetos) que derivan de la relación con las familias de origen y la cultura
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La salida del complejo de Edipo, relanza al sujeto al circuito deseante por fuera de lo familiar
(salida exogámica) y hace posible el intercambio entre dos familias, para constituir una relación de
alianza única y con una fantasmática singular.
En torno a este término hay que precisar que lo fantasmático hace referencia a la circulación
y puesta en juego de la fantasía de los sujetos del vínculo configurando intercambios emocionales
diversos.
Existen en todo vínculo fantasías que lo sostienen, contratos y las alianzas (Käes) Y lo
fantasmático, derivado del concepto Lacaniano de fantasma como velo de lo Real del objeto a. Este
fantasma marca un lugar fijo del sujeto en relación a otro, y del otro en relación al sujeto.
A colación de esto se trae una cita del documento de cátedra Claustrofobia en la Pareja del
Dr. Roberto González: “Parto de que el vínculo de pareja es “una realidad ficcional”, una realidad
porque se trata de sujetos que interactúan en un marco vincular particular y consciente que es el
vínculo de pareja, pero ficcional porque hay una significativa carga imaginaria aportada por el
fantasma subjetivo de cada partenaire, que en gran parte es inconsciente regulando la erótica de la
pareja y donde se despliega el goce singular incompartible de cada uno. Por supuesto que en la
fantasía ese goce puede considerárselo complementario y compartido (….) (González, 2020, pág. 2)
Para la construcción de esa ficción los sujetos se nutren además la cultura particular en la
cual transcurre la vida de pareja, ésta ofrece emblemas identificatorios que generan valores e
ideales con capacidad de impregnar el vínculo y actuar como condicionantes de la modalidad de una
pareja para resolver su cotidianeidad: crianza de los hijos, distribución del espacio-temporalidad,
circulación del dinero, etc. Por este motivo la pareja como “institución” es un modelo identificatorio
junto otros como la escuela, medio de comunicación etc.
Así los dos mundos que se conjugan al establecerse una pareja formarán un nuevo espacio
en el que se articulan modalidades, códigos y signos propios, pero también trasmitidos y fijados por
el sistema familiar y social de cada uno.
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Algunos autores centrados en la vertiente de la representación hablan de la introyección de
esto como la formación de un nuevo objeto-pareja. Objeto que deberá desinvestirse cuando la
separación acontece. Lo veremos más adelante.
Las diversas maneras de concebir el vínculo visto en la unidad 1 marcan que han habido
cambios sustanciales. Siguiendo el camino que va desde la consideración del otro como objeto, en
tanto ausente por fuera de la dimensión intrapsíquica, pero presente a modo de representación, a
la consideración de la presencia real y efectiva del otro en tanto sujeto.
La ultima perspectiva hace hincapié en que algo del otro se resiste a ser representado y eso
remite a su ajenidad. En la clínica con parejas lo que las trae a la consulta suele tener que ver con el
malestar, sufrimiento o síntoma en ésta dimensión. Parejas que viven acontecimientos que no
pueden significar o tramitar e insisten y se resisten a dar lugar a eso nuevo, poniendo en peligro la
continuidad del vínculo. Recuerdo el caso de una pareja que, estando muchos años juntos, con una
modalidad de vinculo dependiente donde él era el proveedor y ella quien se encargaba de lo
doméstico, la mujer decide iniciar una carrera y comienza lentamente el descubrimiento de
aspectos de su persona que habían quedado relegados. A partir de ese “despertar” como le llamaba
ella, él no logra modificar su posición y aceptar que algo ha cambiado. La relación tambalea por no
poder hacer algo con eso que irrumpió y vino a modificar el vínculo la forma habitual de sus
intercambios.
Resulta que esta ajenidad es lo más difícil de asimilar, sobre todo en la época actual en
donde se busca a un otro a imagen y semejanza, que no se interponga en la “realización personal”,
marca de la supremacía de lo individual sobre lo colectivo, familiar e incluso la pareja. En el caso de
la pareja del párrafo anterior, la posibilidad de que la mujer abandonara su función atada a lo
doméstico atentaba forma directa el desarrollo profesional de él, ya que su crecimiento laboral y
profesional dependió en gran medida de que ella se ocupara de toda la vida en común
Piera Aulagnier: sustenta el concepto de dependencia del ser humano en relación al otro.
Existe un estado de ligadura, de vínculo, al cual se le atribuye la cualidad de satisfacer el
deseo y las demandas de placer sexual, amor y reconocimiento narcisista. Sin embargo, el
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principio de realidad se impone y el sujeto debe conciliar las exigencias del yo, con su
cuerpo, con sus fantasías y con el otro.
Berenstein y Puget: vínculo como conector y ligadura, como el correlato interpersonal de
una estructura mental. Este vínculo va a estar organizado según el modelo de las zonas
erógenas: oral, anal y fálica. Y agregan una cuarta modalidad, que es el código lenguaje-
palabra-gestos compartidos. Las significaciones creadas dentro del contexto de ese vínculo.
Donald Fairbain: también toma a la dependencia como base de la modalidad vincular,
sustentada sobre una expectativa de dar y recibir, regida además por las leyes del deseo y
del intercambio. El vínculo posibilita inicialmente una complementariedad mediante la cual
resolver las ansiedades propias del desamparo originario y luego modalidades de
intercambio de mayor nivel de complejidad. (en relación a la estructura de la fantasía lo más
complejo hace referencia a más de un lugar, mientras que la dependencia, modalidad
favorecida por fantasías de fusión, implica un nivel de estructuración más simple, ya que
existe un solo lugar, lo narcisístico)
Roberto Losso: toma de referencia una cita freudiana en donde dice, “En la vida anímica
individual aparece invariablemente integrado el otro como modelo, objeto, auxiliar u
oponente (…) (Losso, 2001, pág. 113) y afirma que la pareja es una de las situaciones
prototípicas donde se da la presencia real y concreta del otro con esas características
mencionadas por Freud, no siempre juntas aunque a veces sí, dice el autor.
Silvia Lamovsky: propone pensar a éste lazo desde la articulación del orden simbólico, el
campo narcisista y el plano de la satisfacción pulsional. Muy sucintamente2, desde lo
Simbólico hace referencia a la circulación deseante mencionada anteriormente, regulada y
encauzada vía la ley de incesto. La sexualidad humana se ordena bajo la égida de lo
prohibido y con ella cobran forma las estructuras de parentesco. Desde este orden simbólico
se produce los intercambios entre las estructuras de parentesco. Desde el campo narcisista,
la relación amorosa puede oscilar fácilmente desde la investidura objetal (sujeto tomado
como objeto, como diferente) a la investidura narcisista (otro como extensión de sí mismo),
con las consecuencias que esto ocasiona. Por último, la satisfacción pulsional, que hunde
sus raíces en lo corporal y el otro entra en tanto objeto parcial, por lo que en esta dimensión
dice la autora, no hay intersubjetividad. Es ese recorte que se hace del otro en tanto objeto
2
Para profundizar el texto de esta autora, “Amor, deseo y pulsión en los destinos de la pareja” se encuentra
en la bibliografía complementaria
19
en sus diversas formas, oral, anal, mirada, voz. Son las modalidades que adopta la relación
según la localización del objeto. Un ejemplo simple de esto es cuando escuchamos a un
miembro de la pareja diciendo algo así: “siento que me mira todo el tiempo, lo que hago o
dejo de hacer, cómo lo hago, me siento observado, siento que espera que haga algo, como
que no me puede ver sentado, tranquilo” Algo del su partenaire encarna en su fantasmática
el objeto mirada.
El sujeto sale a buscar otros objetos que respondan a sus demandas, ya que la organización
vincular anterior no puede hacerlo (familia), esta búsqueda de otro responde a la ley del incesto y
la salida exogámica. Por ello este primer momento es vital para toda la estructura.
20
Como dijimos, en el enamoramiento fundante, momentáneamente desaparece el
sentimiento de carencia o incompletud y en consecuencia se viven al unísono con el otro una serie
de particularidades:
La comunicación empática está en su apogeo: durante este periodo el uno y el otro saben y
sienten lo que el otro sabe y siente sin necesidad de palabras. Uno y otro se confunden.
Lo pulsional: importancia del objeto mirada, “con solo mirarnos ya nos entendemos”
Momento de atracción física y sexual. Registro de lo pasional.
Lo aspectos narcisistas e imaginarios comandan la situación: exigen el uno al otro placer y
reconocimiento. Querer y ser querido, tener- poseer al otro y ser poseído. Doble
enamoramiento, con el espejo, el otro y con el sentimiento de enamoramiento en sí mismo.
No se evidencian fallas en el otro ni en el vínculo. Sentimiento de haber encontrado la
media naranja, el alma gemela, etc. El otro me completa, sin fisuras.
Mecanismos de defensa que intervienen: Idealización (sobrestimación del objeto) y su
contracara, la negación de los aspectos no idealizables.
Dinámica vincular con fantasías e intercambios que giran en torno a la
dominación/rendición. Spivacow dice “ (…) en toda relación basada en el enamoramiento
se despliega una lucha por el poder entre el yo y el partenaire de modo tal que la prevalencia
de uno amenaza la existencia del otro, y ambos están en peligro de borramiento” (Spivacow,
2011, pág. 38) Las dependencias imperantes son primordialmente afectiva y sexual.
Sentido de la realidad: El enamorado se extravía un poco de las coordenadas del principio
de realidad, el mundo externo pierde valor, el tiempo se congela: el deseo es que nada
cambie nunca. Sin embargo, suele haber una tensión entre esta atemporalidad mágica y el
deseo de ubicar la relación en otros carriles, deseando poblar el espacio - tiempo
compartido con productos fecundos, hijos simbólicos (carriles del principio de realidad)
La temporalidad: el pasado y el futuro se extienden hacia adelante o hacia atrás en un
éxtasis amoroso, sienten que siempre estuvieron juntos y nunca se separaran. El tiempo no
existe. Esta ilusión funciona como estandarte ante la temida distancia, ausencia o
separación.
El objeto del enamorado viene a ocupar el lugar del Ideal del yo. El enamorado está a merced
de su objeto (como se planteó en torno a la relación hipnotizador/hipnotizado) es humilde
ante él. Se encuentra en una relación de incandescencia, ante él se rinde. “El objeto es
poseedor de todo y el enamorado carente de todo” por ello se dice que es una,
21
Experiencia bifronte: si bien en un momento desde la fantasía se imagina haber encontrado
el antídoto frente a la falta y el desamparo originario, a su vez al volcar toda la investidura
sobre el objeto, el sujeto queda expuesto, redescubre su inermidad y soledad. El sujeto se
pregunta contantemente acerca de la intención del objeto: “¿me quiere, no me quiere?”
“Me escribe, no me escribe’” “Me clava el visto” etc.
El sujeto se descentra de sí mismo, lo cual es germen de plenitud, pero también de dolor
(cara y contracara de esta experiencia bifronte)
Desde lo manifiesto suele haber una “queja” en cuanto a lo breve de este estado, e
inconscientemente suele buscarse borrar esa transitoriedad. De ahí su diferencia con el
Amor, que tiene características de mayor estabilidad y duración. En cambio, la cualidad del
enamoramiento es ser perecedero.
Ideal cultural: es posible sostener indefinidamente el estado de plenitud que localiza el
enamoramiento. En nuestra sociedad estar enamorado es considerado un bien, una virtud
(aunque cada vez más escaso)
Poco a poco, con el paso del tiempo el objeto dejará de ser único (todo bueno, desde la
teoría de Klein) y con esa cualidad omnipotente de suplir todas las demandas. La brecha entre
fantasía y realidad comienza a resquebrajar este estado. Los impasses de la presencia del otro
comienzan a registrarse. Aparecen las características propias del momento siguiente.
Sin embargo, con cada nuevo enamoramiento, o en vínculos en los que se vuelve a re-vivir
ese estado, reaparece la expectativa ilusoria que algo exterior remediará lo irremediable de esa
herida interna cuya marca es la castración. Esa ilusión no es abandonada nunca, ahí la inmortalidad
del narcicismo.
En este momento el vínculo tiende a la búsqueda activa y real del otro, ubicado en el mundo
exterior, “distinto a mi” y a lo que se percibía antes, se trata de ubicar a la relación objetal como
algo pasible de objetivarse. Se diferencia lo propio y singular del objeto- partenaire y la pareja
comienza a organizarse en torno a lo fáctico, a “lo que es”.
22
El reconocimiento de las cualidades del otro que previamente habían sido escindidas, la
ambivalencia y la necesidad de diferenciarse llevan a utilizar técnicas cargadas de agresión y
violencia.
El sentimiento que acompaña esta etapa es la desilusión, pérdida del sentimiento de fusión
y de la ilusión de unidad-completud.
Las diferencias son el eje de esta nueva etapa, algunas podrán asimilarse y otra serán
irreconciliables.
Por momentos existe una vivencia de duelo – pérdida, hay algo del otro y del vínculo que
cambió, esto deja un vacío, hay enojo y
Aparece el reproche, “el otro no es lo que era”, “está mostrando su verdadero rostro” “está
sacando las uñas” muy frecuente escuchar estas frases en la clínica. El reproche aparece
como el modo en que el sujeto se dirige a ese otro, que dejó de ser garante de las
satisfacciones brindadas en la etapa anterior. Le reclama su completud (quiere otro con
mayúsculas sin barradura) “quiero que me des lo que me falta”
El reconocimiento de la alteridad, de lo ajeno, de la dimensión desconocida (velada por la
idealización y negación) es vivida como una herida narcisista. El sujeto en esta posición lee
la realidad de una manera autorreferencial, “me hizo” “no me hizo”, “me usó”, “me mintió”,
“me engañó” etc.
Posibles respuestas a esto: violencia, recrudecimiento de la posesividad, control, y
dominación, actos tendientes a reasegurar la presencia, anular las diferencias y velar el
dolor de la separación yo-otro. También suele aparecer infidelidad como un intento ilusorio
de restituir la fusión (con otro por supuesto)
Concluido este proceso pueden abrirse dos alternativas, la primera que implica un mejor
conocimiento del otro y de la dinámica de la interacción, la posibilidad de ir incluyendo las
diferencias. Integración del objeto (Bueno y malo en términos Kleinianos) o la imposibilidad
de tramitar psíquicamente todo esto entendiendo y leyendo lo acontecido desde una
desidelización negativa, de corte francamente paranoide sustentada por un pensamiento
23
delirante. Por supuesto son dos extremos posibles, y hay tantas formas como parejas, pero
en el último polo es muy probable que acontezca la separación. Sin embargo, hay
modalidades de pareja que se quedan enquistados en este eje de reproche, aborrecimiento
de una manera muy marcada, como es el caso de las parejas violentas o comúnmente
llamadas “relaciones tóxicas”.
El “hay que hacer” comienza a dar lugar a un proyecto vital. A nivel fenomenológico los roles
fijos se configurarán más marcadamente como resultado de una primera discriminación. Aparece la
pregunta por el “¿Qué somos?, nominarse de alguna manera. Si bien en la actualidad podemos decir
que las parejas están más desatadas de esto, hay otros nombres que aparecen en escena que
marcan el lugar de los sujetos en el vínculo y de éste en el contexto: “Estamos bien así” “Somos
salientes” “Amigobios” (un tiempo atrás) “Touch and go” “no queremos títulos” son formas de ir
nombrando la realidad vincular.
Luego de esta etapa, se podrá virar hacia una estructura de mayor nivel de complejidad,
mayor riqueza de lenguaje, mayor amor y comprensión sustentado por el principio de realidad.
Dando lugar al pasaje a la etapa siguiente.
A modo de síntesis existe un tercer momento que incluye y supera los dos tiempos,
momentos anteriores, que se presentan como antagónicos, pero a la vez interrelacionados uno con
otro dentro de la dialéctica del amor y el odio.
24
Tiempo de la creatividad: la pareja tendrá que inventar pautas nuevas que posibiliten
superar el amor y el odio. Cuando se hace referencia a la creatividad se plantea desde la
posibilidad de dar lugar a lo inédito, a la invención, es decir a algo más allá de la repetición
Hay dos sujetos: yo y el otro ambos comprendiendo y aceptando ser seres en falta.
No se pierde el entendimiento empático, este se enrique y transforma.
Adquisición de un marco conceptual relativamente estable cuyo referente temporo-
espacial (hábitat, horarios, ciclos) permite sortear la alternancia de los encuentros. Este
marco delimita un afuera y un adentro.
La pareja tiene una representación simbólica y espacial, se instalan modalidades para el
compartir, ponerse de acuerdo y resolver las diferencias o coincidir.
El proyecto vital tiene un pasado de realización, una historia, un futuro.
También será depositario de todo aquello que falta, de la insatisfacción y de las dificultades
engendradas por las diferencias y la ambivalencia. Pero cualitativamente ya no es más el mismo
espacio individual vacío al que aludimos como propulsor de la búsqueda de un objeto nuevo. Ya es
una pertenencia de la pareja que actúa como tercero simbólicamente depositario de todo aquello
excluido de la interacción que lo triangulariza.
Una pareja que sigue un proceso en el que desarrolla nuevas cualidades y aptitudes,
consigue ampliar los significados y su representación mental y actualiza su proyecto vital.
25
Disolución del vínculo: separación o divorcio
Tenemos que pensar que este momento forma parte de un tiempo más dentro del devenir
de una pareja. La ruptura del vínculo de pareja puede suceder en cualquier ocasión, debido a
múltiples factores, pero como se mencionó más arriba, puede suceder al momento del reproche,
como la única posibilidad frente a eso que acontece y no puede tramitarse, las diferencias.
Veremos dos maneras posibles de transitar este proceso, entendiendo que hay tantas
separaciones y modos como vínculos de pareja.
Spivacow en su libro “La pareja en conflicto” menciona que las parejas llegan a consulta en
momentos en donde la disolución del vínculo está en el horizonte, como fantasía o decisión. Y que
éste representa muchas veces a posibilidad de parar con un sufrimiento y realizar una vida más
placentera.
El término “separar” derivado del latín separare y de parare “disponer” hace referencia a
“poner un cierto orden”, discriminar y con ello lograr mayor complejidad vincular, bastante distinto
a lo que acontece en una separación de pareja. En realidad, en la separación o divorcio hay una
disolución de la trama vincular. “La disolución del vínculo implica que cada yo cambia de posición es
y deja de ser objeto de privilegiado de la mirada del otro” (Puget, 1996, pág. 149)
Si bien la separación o divorcio puede ser el destino más favorable para la vida de una pareja,
no puede negarse que ocasiona sufrimiento. Separarse es un acto que suscita conmoción subjetiva,
ya que implica en cierta forma una pérdida.
Una compleja gama de emociones y vivencias se irán sucediendo, las cuales podrán ser
tramitadas de diversa manera según los sujetos y el vínculo que éstos hayan tenido. Para algunos
será sumamente doloroso afectando directamente toda su vida y otros lo harán sin demasiado costo
emocional. Quiere decir cada sujeto tendrá diferentes herramientas psíquicas para dar respuesta.
26
Se debe tener en cuenta que además el vínculo se enmarca en un contexto familiar y social,
es decir que tanto consciente como inconscientemente los sujetos sostienen acuerdos con la cultura
y los vínculos suelen sellarlos. Este es el concepto de contrato narcisista desarrollado por René Käes
para decir que el sujeto a cambio de ser reconocido narcisísticamente en su pertenencia a la cultura
se compromete a trasmitir los enunciados del discurso social dominante.
Por ello las separaciones pueden afectar a todo el contexto en el que ella se encuentra. Es
más, muchas parejas suelen sostener el vínculo exclusivamente por este apuntalamiento social y
familiar, ejemplo de ello son las siguientes frases que se suelen escuchar en la clínica, “Estamos
juntos por los chicos”, “voy a tener renunciar a todo” “La familia es más importante que nuestra
felicidad” “qué van a decir….o qué van a pensar….” La mirada del otro no sin condicionamientos.
Por ello se entiende que sea un proceso que dada su complejidad produzca los siguientes
correlatos psíquicos y emocionales:
Incertidumbre
Tristeza
Vulnerabilidad emocional
Fuertes sentimientos de fracaso: el imaginario social sigue sosteniendo en gran medida la
idea que si el amor es verdadero es “eterno”
Contra-idealización: desamor y desvalorización del otro. Puede descubrirse que el otro es
“un monstruo”
Se suelen “descubrir” características del otro y del vínculo que habían sido desconocido
hasta el momento, gracias a la represión, desmentidas, interdeterminación y alianzas
inconscientes.
Necesidad de discriminarse, recuperación de lo propio que se percibía como robado. En
torno a esto, muchas veces en terapia de pareja se puede apreciar que en realidad la idea
de separación o disolución del vínculo responde a una necesidad de discriminare del otro.
Alivio
Rotura del homeostasis vincular
Esfuerzo psíquico para poder diferenciar la función de pareja de la parental: esta escisión
supone una reorganización familiar y en la economía libidinal.
27
Volvamos al trabajo de duelo que acontece en una separación y a lo descripto por Freud en
torno a este proceso en 1917. Roberto Losso en su libro “Psicoanálisis de la familia” plantea que
“se trata del trabajo elaborado por el psiquismo frente a la pérdida o muerte de un objeto
significativo, a efectos de que el sujeto reintroyecte en su yo las diversas modalidades de vínculo con
el objeto perdido y renuncie, con mayor o menor éxito, a lo que ya no podrá suceder” (Losso, 2001,
págs. 235-236) Recuerdo a un sujeto que luego de efectivizarse la separación con su pareja
planteaba que los domingos era el día en que “el mundo se le venía abajo” se había dado cuenta
que ya no habrían más “domingos de asado en familia”.
Losso plantea que en la separación de una pareja se está ante un duelo intersubjetivo ya que
cada una de las partes comprometida condiciona parcialmente la posibilidad de elaborar o no el
duelo en la otra. En el contexto vincular cada miembro deberá llevar a cabo el proceso de retirar las
catexis depositadas en el otro, en el vínculo y en la estructura familiar y reintroyectarlas en el propio
yo, para posteriormente poder reinvestir algo nuevo. En el ejemplo antes citado el paciente pudo
comprender que los “domingo de asado en familia” podían seguir existiendo, pero no con la misma
configuración familiar.
A diferencia del duelo que se realiza por la pérdida/muerte de un ser querido en donde se
tiende a aumentar al mutuo apoyo y sostén emocional, en la separación de pareja “se pone
distancia” con el otro e incluso las familias pueden entrar en pelas y litigios. Puede pensarse que
estos casos se reavivan experiencias precoces de abandono.
28
La transformación vincular
Podremos afirmar que cuando la pareja logra esa transformación estamos dentro de lo que
el autor llama divorcio “terminable”3. Divorcio es el término jurídico que avala la separación, pero
debemos tomarlo a la luz de la actualidad como si el proceso termina o no. Cuando esto no acontece
se trata de un divorcio “interminable”
Swinger
Los swinger conforman una comunidad con una ideología de base, el intercambio
consentido de parejas. Si bien es una práctica que data desde tiempo, lo inédito de la actualidad es
que se ha transformado en un “estilo de vida”.
3
Término que toma de Freud y de su artículo “Análisis terminable e interminable”
29
y azar mediante intercambiaban las parejas en función de la llave que sacaran. De ahí que las
cerraduras y las llaves formen parte de la simbología del movimiento.
En los años 60´comenzaron a organizarse las primeras fiestas, a principio de los 70´se
formaron los primeros clubes swingeres y ya en 1979 se consolidó la mayor organización swinger
del planeta. En los años 80´ llega el movimiento a nuestro país.
Daniel Bracamonte, teórico de la cultura swinger dice “No sólo se goza por estar con otra
persona individualmente, sino que uno se deleita al ver a su pareja gozar con otra; hay una simbiosis
del placer. Y no solo ser swinger no es ser infiel, sino que es una verdadera vacuna contra la
infidelidad” Agrega, “El placer está en ver a nuestra pareja tener sexo frente a nosotros, con nuestra
aceptación y somos parte de ellos” (Ons, 2011, pág. 21)
En el libro de Silvia Ons, “Comunismo sexual” la autora aborda esta y otras temáticas que se
encuadran en lo que denomina “prácticas de goce”, en donde las prácticas sexuales se transforman
en movimientos propios, con consignas, modalidades de vida, páginas de internet, pretendiendo la
creación de subculturas.
No sólo habla de los swingers, sino también de otras comunidades, como los gays, las
lesbianas, los travetis, masoquistas, anoréxicas, etc. Y plantea que estas clasificaciones llevan a los
sujetos a convertirse en lo que representan sus inclinaciones y pierden con ello su singularidad. Se
arma una comunidad en función del modo de gozar (siempre es singular) y los sujetos se uniformizan
por decirlo de alguna manera, para pertenecer a dicha comunidad, dice la autora, una especie de
domesticación del goce.
30
veces es para saber “todos los detalles”. La condición es que luego se anoticien mutuamente
de todo lo acontecido, con lo cual se opone a las premisas antes mencionadas, sí hay control
asociado a algo que es “propio”
La palabra swinger deriva del verbo inglés “to swing” que significa “balance”, “libertad de
movimiento” “oscilación”. Entonces ¿se trata de una amplitud o un nuevo dispositivo de
control?
Ventaja de esta práctica: vivir la sexualidad separada del amor, seguir manteniendo la
fidelidad, no asumir ningún compromiso afectivo que ponga en riesgo el vínculo de pareja.
Ejercitar una sexualidad sin consecuencia, refrenar, aunque en apariencias se vea como
contrapuesto a ello, lo incontrolable del cuerpo de otro.
En síntesis, se cree que se puede domesticar el goce (inconsciente y singular) y confinarlo a
una experiencia grupal. Bajo esta idea,
Los sujetos se tornan idénticos a sus inclinaciones pulsionales, llevan el nombre de la
inclinación. Pierden la singularidad para formar parte de una clase.
Lugar central de la mirada, se trata de ver. La autora relaciona esto con la sociedad del
espectáculo y con la desaparición de la vergüenza (era indicio de lo íntimo, lo propio y el
encuentro con ello)
La autora se pregunta ¿se tratará del intento de evitar la contingencia propia de los
encuentros amorosos? Ya que el encuentro amoroso quiebra los cálculos, excede al control, a los
programas y planes. Su naturaleza es contingente. En una época donde no sólo, tiene que saberse
todo sino verse, es complejo tolerar la incertidumbre y los desaciertos en temas de amor.
31
Living apart together (L.A.T))
A este tipo de parejas se las conoce hoy como "LAT", Living Apart Together, según su sigla
en inglés, son sujetos que eligen compartir su vida con otra persona pero que no están dispuestos
a vivir bajo un mismo techo, o incluso, luego de pasar por años de matrimonio y/o convivencia en
pareja deciden de común acuerdo dejar se hacerlo y recuperar sus espacios individuales.
Una forma un tanto hibrida de esta modalidad que tiene como base preservar la
individualidad y también a la pareja, ya que los desgastes de la cotidianidad pueden deteriorar el
vínculo e incluso disolverlo, es la de dormir en habitaciones separadas en el mismo hogar o la de
disponer lugares propios para cada partenaire del vínculo,
Hoy ya no hablamos de pareja sino de parejas, en plural: las llamadas living apart together
responden a esta pluralización. La diversidad de formas, implica que ya no es posible pensar la
pareja desde las coordenadas de la “Pareja Matrimonial” y los lugares estipulados desde esa lógica
de lo universal.
Es preciso entender que si hay diversidad de respuestas es porque ninguna ficción alivia al
sujeto del hecho que es él quien debe constituir e inventar su modo de hacer lazos con el otro. Otras
nuevas formas de estar en pareja las aborda Franco Rinaldi en su tesis ¿Fidelidad al
narcisismo? Una lectura psicoanalítica sobre las relaciones abiertas, que forma parte de la
bibliografía obligatoria.
En la actualidad la intimidad prácticamente forma parte del espacio público. Paula Sibila
sostiene que dentro de la vida que transcurre en la Web 2.0 ser célebre, famoso, reconocido es la
máxima a la que todos aspiran en mayor o menor medida.
32
Las nuevas herramientas tecnológicas (redes sociales, App, Páginas) permiten registrar todo
tipo de escenas de la vida privada de forma rápida, fácil y casi sin costo. Existe lo que la autora
denomina “Show del yo” es decir cierta espectacularización de la intimidad (real y ficcional).
Muchas veces las parejas suelen reclamarse el hecho de que uno de los partenaires no da
cuenta en las redes de la relación a través de la publicación de fotos o la actualización de su “estado”.
La visibilización del vínculo en las redes hoy para algunos es indicio del nivel de compromiso,
seriedad, del estatuto del partenaire en el espacio de lo público. Lo que antes acontecía en la esfera
de lo privado, como presentar al partenaire a la familia, que visitara su casa o conociera a sus amigos
hoy se juega en otros escenarios.
En el terreno del amor y lo sexual, las plataformas como tinder y otras semejantes
responden a este cometido. Silvia Ons llama a esto “casting amoroso” parafraseando a una de sus
consultantes que ante una mala experiencia en un encuentro con un hombre refiere que se
equivocó en el “casting”.
Este neologismo deriva de la palabra anglosajona Stalker que significa “acosador”, sin
embargo, sin llegar a esos extremos de acosar al otro, se utiliza para referirse al hecho de buscar
información sobre los estados y movimientos del otro en las redes sociales. Lo que antes podía
obtenerse vía la irrupción en la intimidad (espiar, por ejemplo) hoy accesible y está disponible.
También el hecho de no tener redes o movimientos visibles suele ser motivo de desconfianza y
sospecha.
La autora hace un recorrido interesante por el vocablo casting que proviene del inglés,
molde, forma, elenco, el enyesado y el vaciamiento. En función de estas referencias plantea que las
aplicaciones de citas ofrecen una búsqueda personalizada a medida, podemos pensar si es a imagen
33
y semejanza, pero en función de un molde previo, con determinadas características que se desean
y priorizan por sobre otras. El problema está con que luego en el encuentro que acontece en la
realidad aparece, tarde o temprano aquello que el molde no contiene y deja fuera, la alteridad
misma.
La misma autora en otro de sus libros, “El cuerpo pornográfico”, en el capítulo denominado
“Control digital” dice que muchas de las desavenencias en el encuentro entre los sexos de deben a
los malentendidos, pero sobre todo a los sobreentendidos digitales.
Para llevar esto al plano de la pareja, pensemos en múltiples ejemplos en donde este ideal
se trasforma en imperativo, “nosotros tenemos el pacto de mostrarnos el celular, no hay nada que
esconder”, “si confías en mí y no tenes nada que esconder ¿por qué tu celular tiene clave?” “no
quiero que borre la opción de donde figura la última conexión” “por qué no tiene fotos de nosotros
juntos en face” y la lista podría seguir. Dice Ons, “Trasparencia e instantaneidad se conjugan así
para borrar el misterio de las cosas” (Ons, 2011, pág. 90)
Podemos pensar a través de los ejemplos expuestos que el valor de la palabra no alcanza,
hay que poder ver. La palabra pierde valor para devenir apariencia (Lacan habla de estas apariencias
como semblantes) y se supone que detrás de esas apariencias hay certezas: la certeza en la
contemporaneidad va de la mano de pensar que el otro es un enemigo, adversario por lo que
cualquier indicio basta para sospechar, “el mundo paranoico exige trasparencia, se sirve de la
tecnología como Otro… que sí existe” (Ons, 2018, pág. 66)
34
7. La violencia en lo vínculos de pareja
Violencia
Debemos leer a la violencia desde su complejidad y sus diversas aristas, lo contextual, epocal
y las subjetividades en juego, desde lo vincular, es decir lo construido entre dos o más y desde la
óptica del sujeto y su fantasmática.
No se pretende ahondar en semejante tarea, pero sí localizar algunas ideas que nos
permitan hacer una apreciación de un observable en los vínculos de pareja, la violencia y el
sufrimiento concomitante.
Se puede partir del término “violencia” que no es un concepto psicoanalítico, así como
tampoco un “diagnóstico”. La violencia es algo que en su esencia se distancia de la palabra, ahí
donde la cadena simbólica se desarticula, emerge.
Podemos decir que lo que emerge es del orden de lo pulsional en su vertiente más tanática.
Freud se ocupa de lo pulsional y lo lazos en su artículo el “Malestar en la cultura”. Aquí erige la
hipótesis clínica sobre la civilización, el hombre aspira a la felicidad gobernado por el principio de
placer, sin embargo, ese programa fracasa. La violencia en los vínculos es muestra de ello.
“Freud plantea que este malestar es el precio que paga el sujeto hablante por ser parte de
la cultura y por vivir en comunidad con los otros semejantes que le rodean” (Calderón, 2010, pág.
42)
Freud afirma que “la inclinación agresiva es una disposición pulsional, autómata, originaria
del ser humano” (Freud, 2005, pág. 117) es decir que existe en los seres humanos una tendencia a
agredirse unos a otros, por lo cual es necesario llevar a cabo una serie de acciones que logren
inhibirla o si es posible erradicarla.
En nuestro país, la ley 26.4854, ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia de género, una de las violencias más visibles en los últimos años, se propone firmemente
4
Ley de protección integral para las mujeres. http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/150000-
154999/152155/norma.htm
35
lograr algo de esa inhibición y/o erradicación, pero lo cierto, es que se aprecia un recrudecimiento
de las formas en que esa violencia se presenta.
A continuación, la autora del capítulo Violencia contra el cuerpo de una mujer y la era del
consumo masificado, Marisa Morao, del mismo libro agrega, “Dado que el goce no se domestica ni
se educa no somos demasiados optimistas con respecto al alcance de la ley en la erradicación de la
violencia contra las mujeres. Sin embargo la ley posee el valor de inscribir el problema en el discurso
de la civilización contemporánea en contra de los conformismos” (Sawicke, P y Stillo, B., 2014, pág.
62)
Con estos ejemplos actuales vemos plasmado lo que Freud planteaba, la creación de una
cultura se consolida como aquello que promete asegurar la dicha y felicidad de los hombres, aunque
fracase en ese cometido. Entonces se está frente a un malestar estructural y por lo tanto incurable.
Donde se espera Eros acude Tánatos.
En el mismo artículo Freud menciona las tres fuentes de sufrimiento a las que se enfrenta
el hombre:
- La hiperpotencia de la naturaleza
- Y la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos entre los hombres.
Dice Freud que, en cuanto a las dos primeras, no hay mucho para hacer, pero en cuanto a
la tercera, surge una contradicción, cómo entender que aquellas normas que nosotros mismos
hemos creado, puedan acarrear el mal y el sufrimiento entre los hombres. Concluyendo que la culpa
de nuestra miseria humana la tiene la cultura misma.
La cultura -los lazos- encuentran en ella misma su obstáculo más poderoso, la pulsión de
muerte vía la agresión/violencia (no son sinónimos) es la responsable más directa de la ruptura del
“programa de la cultura”.
36
Lacan aborda este tema desde sus primeros escritos. En su escrito “La agresividad en
psicoanálisis” localiza a la pulsión muerte desde la perspectiva imaginaria. Posteriormente esboza
una definición en forma de pregunta “¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra
dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?”
(Sawicke, P y Stillo, B., 2014, pág. 15)
Con respecto a la contemporaneidad, Guilles Lipovestky plantea que se está en la era del
consumo masificado. El hedonismo y el consumo son los valores imperantes en esta fase del
individualismo occidental. Ante la ausencia de referentes, estas son las nuevas coordenadas que
orientan la vida y los lazos con los otros, también los de pareja.
La violencia puede aparecer en este sentido cuando el otro se distancia del circuito de
satisfacción. Se trata de una modalidad de pareja-estrago, ante la ausencia del otro/objeto se
responde con furia o cólera, incluso con ataques directos al cuerpo del otro.
Otra hipótesis en torno a cómo entender la violencia entre los sexos es lo que plantea Silvia
Ons en su libro “Amor, locura y violencia en el siglo XXI”, allí expone lo siguiente: “La decadencia de
37
los antiguos valores, los cambios vinculados con las constelaciones familiares, la declinación del
padre, el estado actual del capitalismo, los avances tecnológicos, etc. inciden en las estructuras
clínicas. Muchas veces se presentan sujetos que han perdido la brújula, esa que daban los ideales, el
padre y los caminos que parecían certeros. Algunas mujeres encuentran en su golpeador su relevo”
(Ons, 2016, pág. 23)
Según esta autora, “La no equivalencia entre los sexos se revela en esta diferencia: una mujer
es un síntoma para un hombre, mientras que un hombre para una mujer es algo peor que un
síntoma, es una aflicción, incluso un estrago” (Ons, 2016, pág. 18)
Pone a la mujer como síntoma, por su semejanza con eso desconocido que habita en todo
síntoma, volviéndolo a la vez lo más íntimo, propio y ajeno a la vez, capaz de revelar algo de la
verdad del sujeto.
El Estrago tiene un carácter de destrucción, devastación, ruina, a diferencia del síntoma que
es algo localizado y acotado. Si bien los síntomas pueden ocasionar un sufrimiento, no posee el
carácter demoledor del estrago.
La otra forma, la aflicción, remite a sentires profundos como la pena, tristeza, la desazón,
amargura, desesperación, sufrimiento. Es la cara del amor asociado a lo femenino en donde el
sufrimiento es el condimento principal, “mientras más duele, más amor hay”
Sin intenciones de ahondar más sobre este basto campo que es la sexualidad femenina en
el que Freud quedó sin respuestas, pero en el que Lacan sí logró profundizar bastante más, podemos
decir que, en los hombres, por su relación más directa con lo fálico el objeto orienta su relación al
partenaire, mientras que en la posición femenina cobra relevancia el amor, dice Lacan, las palabras
de amor.
Para relacionar esto con la violencia, en la mujer el “ser hablada”, con palabras de amor,
cobra vital importancia en su relación con el partenaire. Muchas veces esto permite entender por
qué algunas mujeres no se separan del partenaire golpeador tan fácilmente.
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Dice Silvia Ons, “(…) los golpes son opuestos al amor, pero algunas mujeres experimentan
en ellos la pruebas de ser únicas para él. El hombre violento es en general, aquel que les habla, que
la nombra, que las separa de la familia, quien se presenta, en suma, como el Otro absoluto en la
época del Otro que no existe”
Desde la perspectiva del psicoanálisis vincular, la mirada apunta a los intercambios entre los
partenaires. Las violencias, múltiples y de distinto tipo, emocionales, físicas, unilaterales y
bilaterales, comparten la característica de sostenerse en una relación de poder sobre el otro, al que
se intenta anular como interlocutor, para despojarlo de su autonomía y dejarlo en una situación de
dominación y minusvalía.
La violencia emocional, según Miguel Spivacow, es aquella que no sale del terreno psíquico.
Un hecho clínico muy significativo de la violencia de este tipo es que los miembros suelen desmentir
la propia violencia y simultáneamente denunciar al partenaire.
Las parejas que llegan a las consultas vinculares suelen ser protagonistas de este tipo de
violencia. Diversas las formas en las que puede presentarse y escenificarse en los consultorios,
peleas en donde predomina un “vale todo verbal”, catarata confusional en donde el único objetivo
es destruir al interlocutor. La palabra y la lógica dice Spivacow, se desarticulan. El clima emocional
es de una intensa rivalidad narcisista en donde si culminan los intercambios es por cansancio y
agotamiento.
Este tipo de intercambio manifiesto responde a una dinámica latente en donde se deposita
todo lo malo en el otro. El partenaire se transforma en un “tacho de residuos”. Existe una
imposibilidad concreta de poner punto final y realizar un corte, lo que se relaciona con
funcionamientos omnipotentes muy primitivos. No se puede aceptar que ese otro es otro, este es
un límite vivido por el sujeto como impotencia.
En torno al trabajo con parejas en donde circulan intercambios de este tipo es importante
entender que, a diferencia de otras disciplinas, no se puede suponer, comprender y ubicar con
claridad de forma anticipada los lugares de víctima y victimario.
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Un primer acercamiento es captar la interdeterminación y retroalimentación entre los
partenaires más allá de las presentaciones de orden manifiesto. Un segundo acercamiento es en
torno a los móviles del o los violentos, ya que suele ser de diversa índole:
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