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Poco después de someter el trabajo a la revista, una de las autoras sugirió a sus colegas
enviarlo también a una revista de alcance nacional, con el propósito de darle “mayor
difusión”. Las demás aceptaron la sugerencia y le encargaron el envío del mismo
manuscrito a esa otra revista, permitiéndole aparecer en la posición de primera autora
(pues en el trabajo inicial era la segunda).
Algunos meses después, el trabajo apareció publicado en las dos revistas. El profesor no
sabía que el manuscrito había sido sometido a una nueva revista, pero tampoco hizo
mayor comentario cuando lo supo.
Al año siguiente, una de las colaboradoras del artículo, quien aparecía como tercera
autora, planteó a sus colegas la idea de traducirlo al inglés para enviarlo a una revista
estadounidense. Todas estuvieron de acuerdo, y solicitaron la ayuda de un estudiante
norteamericano de Medicina que se encontraba en el Perú para realizar la traducción,
ofreciéndole incluirlo entre los autores. El trabajo fue aceptado y publicado en aquella
revista internacional.
Poco después, la colaboradora que figuraba en el cuarto lugar como coautora del estudio
publicado inicialmente se inscribió en el programa de Maestría que habían llevado sus
colegas. Como parte de su proyecto de tesis, decidió aplicar el mismo cuestionario
empleado en aquel estudio a más mujeres usuarias del servicio de Planificación Familiar
en el que se había trabajado previamente. Luego, la obstetriz pidió a sus antiguas
colaboradoras que le faciliten la base de datos original del estudio que hicieron juntas,
para agregar los datos obtenidos de 50 nuevos casos de mujeres, apelando a la amistad y
comprometiéndose a incluirlas como coautoras en un nuevo paper que planeaba publicar
después de presentar su tesis. En efecto, sus colegas le enviaron la base de datos. Ella
incorporó la nueva información y realizó un análisis basado en 280 casos.
Eventualmente, el profesor que aparecía como autor senior en los artículos previos supo
del trabajo de la obstetriz, y le manifestó que no le parecía conveniente publicar
nuevamente el trabajo. No obstante, ella consideró que se trataba de una versión
“actualizada”, y decidió someterlo de todas formas a otra revista distinta de las anteriores,
pero con una variación en el título, e incluyendo a sus antiguas colegas como coautoras.
Este trabajo también fue publicado en una revista médica. Sin embargo, pocos meses
después, el editor principal tomó conocimiento del artículo que las obstetrices habían
publicado en la revista estadounidense, notando en él claras similitudes con el que
acababa de publicar su propia revista. El editor buscó entonces los apellidos de las autoras
en las principales bases de datos de literatura científica nacional e internacional,
encontrando así que tenían un mismo artículo publicado tres veces en distintas revistas, y
que el cuarto artículo era también muy similar, salvo por los nuevos casos agregados, que
no aportaban una novedad sustancial respecto a los anteriores. Frente a esta situación,
decidió publicar una retractación del artículo en el próximo número de su revista, escribir
a la autora principal comunicándole las razones de esa decisión, e informar sobre el hecho
a los editores de las otras tres revistas involucradas.
Eventualmente, el profesor que aparecía como autor senior en los artículos previos supo
del trabajo de la obstetriz, y le manifestó que no le parecía conveniente publicar
nuevamente el trabajo. No obstante, ella consideró que se trataba de una versión
“actualizada”, y decidió someterlo de todas formas a otra revista distinta de las anteriores,
pero con una variación en el título, e incluyendo a sus antiguas colegas como coautoras.
Este trabajo también fue publicado en una revista médica. Sin embargo, pocos meses
después, el editor principal tomó conocimiento del artículo que las obstetrices habían
publicado en la revista estadounidense, notando en él claras similitudes con el que
acababa de publicar su propia revista. El editor buscó entonces los apellidos de las autoras
en las principales bases de datos de literatura científica nacional e internacional,
encontrando así que tenían un mismo artículo publicado tres veces en distintas revistas, y
que el cuarto artículo era también muy similar, salvo por los nuevos casos agregados, que
no aportaban una novedad sustancial respecto a los anteriores. Frente a esta situación,
decidió publicar una retractación del artículo en el próximo número de su revista, escribir
a la autora principal comunicándole las razones de esa decisión, e informar sobre el hecho
a los editores de las otras tres revistas involucradas.
Para reflexionar: