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Dengue

Qué es

El dengue es una enfermedad producida por un virus de la familia de los flavivirus. El


hombre es el hospedador y un mosquito del género Aedes es el vector que con su
picadura produce la transmisión.

Incidencia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en las últimas décadas ha
aumentado enormemente la incidencia de dengue en el mundo. Según las
estimaciones, se producen 390 millones de infecciones cada año, de los cuales se
manifiestan clínicamente (el resto son asintomáticos) 96 millones.
Las regiones del mundo en las que se registran más casos son Centroamérica, Caribe,
norte del Cono Sur, sudeste asiático y subcontinente indio.

Causas
El virus del dengue se propaga por mosquitos hembra, principalmente de la
especie Aedes aegypti y, en menor medida, A. albopictus. Además, estos mosquitos
también transmiten la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla y la infección por el virus
de Zika.
Se ha descrito algún caso de transmisión sexual, pero es muy poco frecuente. La forma
de contagio mayoritaria es a través de la picadura de mosquitos.
Síntomas
Fernando de la Calle, facultativo especialista en Medicina Tropical y del Viajero
del Hospital La Paz-Carlos III (Madrid), describe de la siguiente forma las principales
manifestaciones del dengue: "Es un cuadro febril con erupción cutánea y dolores
musculares, entre otras. Los síntomas del dengue se inician después de un período de
incubación que puede variar de cinco a ocho días tras la picadura y las personas suelen
presentar:
• Fiebre alta.

• Náuseas y vómitos.

• Erupción en la piel.

• Sangre en las encías y en la nariz.

• Debilidad general.

• Dolor muscular y articular.


• Tos.

• Dolor de garganta.

Prevención
Desde la OMS afirman que la única manera para controlar o prevenir la transmisión del
virus del dengue consiste en luchar contra los mosquitos vectores:
• Es fundamental mantener el ordenamiento del medio ambiente para evitar que los
mosquitos encuentren lugares donde depositar sus huevos.

• Eliminar correctamente los desechos sólidos y los posibles hábitats artificiales.

• Limpiar y vaciar cada semana los recipientes en los que se almacena agua para el uso
doméstico. Además, aplicar insecticidas adecuados a los depósitos en los que guarda
agua a la intemperie.

• Por otro lado, en las zonas más afectadas por los mosquitos transmisores se
deben utilizar mosquiteras en las ventanas y usar ropa de manga larga.

• Fumigaciones biológicas de zonas estancables y de los productos susceptibles de traer


mosquitos (maderas y neumáticos, por ejemplo).

Tipos
Existen dos tipos de dengue:
• El dengue clásico, que no suele presentar muchas complicaciones, ya que el organismo
tiende a recuperarse por completo con los cuidados adecuados.

• El dengue grave (conocido anteriormente como dengue hemorrágico), que está


causado por los sereotipos Den 1, Den 2, Den 3 y Den 4, cuyo período de incubación es
de entre cinco y ocho días. Es una manifestación grave y puede causar la muerte del
paciente porque pueden aparecer taquicardias, dolor en los huesos, hemorragias,
alteración de la presión arterial, insuficiencia circulatoria o deshidratación.

Diagnóstico
Existen varios exámenes que se pueden hacer para confirmar el diagnóstico de esta
enfermedad, como un examen de laboratorio para medir el nivel de anticuerpos a
través de una muestra de sangre, un hemograma completo o pruebas de la función
hepática.
Pero, aunque el diagnóstico definitivo se hace en el laboratorio, la detección inicial de
las personas infectadas depende de la evaluación clínica de los síntomas que
presenten. A este respecto, Fernando María Navarro Pellicer, máster en Medicina
Tropical y Enfermedades Parasitarias y miembro del Grupo de Enfermedades
Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG),
resalta que la sintomatología del dengue "es semejante a una gripe, pero se distingue
por un mayor dolor muscular, adenopatías sin aumento del bazo y sí del hígado, dolor
ocular, fotofobia y disociación del pulso (es decir, pulso poco elevado para una fiebre
alta". Además, agrega que "a los seis días puede aparecer un exantema ligero" y que la
convalecencia "es larga y con astenia".
Tratamientos
Los expertos afirman que no hay tratamiento específico para el dengue. No obstante,
es esencial la asistencia por parte de los médicos y enfermeras que tienen experiencia
con los efectos y la evolución de la enfermedad, para salvar vidas y reducir las tasas de
mortalidad.
En términos generales, el tratamiento para las formas benignas se hace
con antiinflamatorios, antipiréticos y reposo. En las formas graves se repone el
equilibrio electrolítico y si hay hemorragia puede precisarse una transfusión de sangre
y el control del número de plaquetas.

Otros datos
El mejor conocimiento del dengue, las medidas preventivas individuales y colectivas y,
en palabras de Navarro Pellicer, "la aplicación de una vacuna en zonas epidémicas",
son las principales bazas para atajar el avance de esta enfermedad.
En lo que se refiere a la vacuna, el experto de la SEMG precisa que la OMS "ha
autorizado una vacuna llamada Dengvaxia y hay otras en estudio. La vacuna se reserva
para zonas con índices epidémicos altos".
Neumonía en niños

¿Qué es la neumonía?
La neumonía es la inflamación de los pulmones provocada por bacterias, virus o
irritantes químicos. Es una infección o inflamación grave en la que los sacos de aire se
llenan de pus y de otros líquidos.
• Neumonía lobulillar. Afecta a una o más secciones (lóbulos) de los pulmones.
• Neumonía bronquial (o bronconeumonía). Afecta por zonas a ambos pulmones.

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¿Cuáles son los diferentes tipos de neumonía?
Los principales tipos de neumonía son los siguientes:
• Neumonía bacteriana. Provocada por diferentes bacterias. La Streptococcus
pneumoniae es la bacteria que con mayor frecuencia provoca la neumonía bacteriana.

Entre muchas otras bacterias que provocan esta enfermedad se incluyen:


o Estreptococo del grupo B
o Staphylococcus aureus
o Estreptococo del grupo A
La neumonía bacteriana puede tener un comienzo repentino, y puede presentar los
siguientes síntomas:
o Tos productiva (con moco)
o Dolor de pecho
o Vómitos o diarrea
o Disminución del apetito
o Fatiga
o Fiebre
• Neumonía viral. Provocada por diferentes virus, entre los que se incluyen:
o El virus sincitial respiratorio (más frecuente en los niños menores de 5 años)
o El virus parainfluenza
o Virus de la influenza (gripe)
o Adenovirus
Los primeros síntomas de la neumonía viral son los mismos que los de la neumonía
bacteriana. Sin embargo, ante la presencia de neumonía viral, el compromiso
respiratorio ocurre muy lentamente. Pueden producirse también sibilancias y la tos
puede empeorar.
Las neumonías virales predisponen al niño a contraer una neumonía bacteriana.
• Neumonía por micoplasma. Presenta síntomas y signos físicos un tanto diferentes a
los de los otros tipos de neumonía. Suelen causar una neumonía leve y generalizada
que afecta a personas de todas las edades, pero se presentan más casos en niños
mayores de 5 años.
En general, no comienzan como un resfrío, y los síntomas pueden incluir:
o Fiebre y tos, en primer lugar
o Tos persistente, que puede durar tres o cuatro semanas
o Tos intensa que puede producir flema
Otras neumonías menos frecuentes pueden ser provocadas por la aspiración de
alimentos, líquidos, gases o polvo, o por hongos.

¿Cuáles son los síntomas de la neumonía?


Además de los síntomas mencionados anteriormente, todos los tipos de neumonía
presentan los siguientes síntomas. Sin embargo, cada niño puede experimentar los
síntomas de manera diferente. Los síntomas pueden incluir:
• Fiebre
• Dolor en el pecho o en el estómago
• Disminución del apetito
• Escalofríos
• Respiración rápida o dificultad para respirar
• Vómitos
• Dolor de cabeza
• Malestar general
• Irritabilidad
Los síntomas de la neumonía pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas
médicos. Consulte siempre al proveedor de atención médica de su hijo para obtener
un diagnóstico.

¿Cómo se diagnostica la neumonía?


En general, el diagnóstico se basa en la época del año y en la gravedad de la
enfermedad. Sobre la base de estos factores, su proveedor de atención médica puede
realizar el diagnóstico simplemente con los antecedentes médicos y el examen físico
completos, pero también puede incluir algunos de los siguientes exámenes para
confirmar el diagnóstico:
• Radiografía de tórax: se trata de un examen de diagnóstico que utiliza rayos
electromagnéticos invisibles (rayos X) para producir imágenes de los tejidos internos,
los huesos y los órganos en una placa.
• Exámenes de sangre, hemograma para confirmar una infección; gasometría arterial
para analizar la cantidad de dióxido de carbono y oxígeno presentes en la sangre.
• Cultivo de esputo: una prueba de diagnóstico que se realiza en el material expulsado
en la tos desde los pulmones hacia la boca. El cultivo de esputo suele llevarse a cabo
para determinar la existencia de una infección. Esta prueba no es de rutina porque es
difìcil obtener muestras de esputo de los niños.
• Oximetría de pulso: un oxímetro es un dispositivo pequeño que mide la cantidad de
oxígeno en la sangre. Para obtener esta medición, se pega un pequeño sensor con una
cinta adhesiva en un dedo de la mano o del pie. Cuando el dispositivo está encendido,
se mostrará una luz roja en el sensor. El sensor no provoca dolor y la luz roja no se
calienta.
• TC de tórax: prueba donde se toma una imagen de las estructuras del pecho (se hace
con muy poca frecuencia).
• Broncoscopia: procedimiento que permite observar las vías respiratorias de los
pulmones (se hace con muy poca frecuencia).
• Cultivo de fluidos pleurales: consiste en el cultivo de una muestra de fluidos tomada
del espacio pleural (el espacio existente entre los pulmones y la pared torácica) para
identificar la bacteria causante de la neumonía.

Tratamiento para la neumonía


El proveedor de atención médica de su hijo determinará el tratamiento específico de la
neumonía según:
• La edad, el estado general de salud y la historia médica de su hijo
• La gravedad de la afección
• La causa de la afección
• La tolerancia que su hijo tenga a determinados medicamentos, procedimientos o
tratamientos
• Las expectativas de la evolución de la afección
• Su opinión o preferencia
El tratamiento para la neumonía bacteriana y por micoplasma puede incluir
antibióticos. No existe un tratamiento claramente eficaz para la neumonía viral, que
suele curarse por sí misma.
Otros tratamientos pueden incluir los siguientes:
• Dieta adecuada
• Aumentar el consumo de líquidos
• Humidificador de vapor frío en la habitación de su hijo
• Paracetamol, conocido como acetaminofén, (para la fiebre y el malestar general)
• Medicamentos para la tos
Es posible que algunos niños con problemas respiratorios graves deban ser
hospitalizados y someterse a un tratamiento que puede incluir:
• Antibióticos por vía oral o intravenosa (IV) si hay una infección bacteriana
• Administración de líquidos por vía intravenosa (IV), si su hijo tiene dificultades para
beber
• Terapia con oxígeno
• Succión reiterada de la nariz y la boca de su hijo (para ayudarlo a eliminar las
secreciones espesas)
• Tratamientos respiratorios, según lo ordene el proveedor de atención médica de su
hijo
Gastroenteritis en niños

La gastroenteritis es la inflamación del tubo digestivo, que se manifiesta mediante


vómitos, diarrea o ambos y a veces se acompaña de fiebre o cólicos.

• La gastroenteritis está causada normalmente por una infección vírica,


bacteriana o parasitaria.

• La infección produce una combinación de vómitos, diarrea, cólicos, fiebre e


inapetencia, que deriva en deshidratación.

• Los síntomas del niño y los antecedentes de exposición ayudan al médico a


confirmar el diagnóstico.

• La gastroenteritis se evita animando a los niños y sus cuidadores a lavarse las


manos y enseñándoles a evitar alimentos en mal estado de conservación y
agua contaminada.

• Se les proporciona líquidos y soluciones de rehidratación, pero a veces los


niños necesitan atención médica y incluso de ser hospitalizados.

(Para gastroenteritis en adultos, véase Introducción a las gastroenteritis.)


La gastroenteritis, a veces denominada incorrectamente «gripe estomacal», es el
trastorno digestivo más frecuente en niños. La gastroenteritis grave
provoca deshidratación y un desequilibrio del contenido químico de la sangre
(electrólitos) debido a la pérdida de líquidos corporales por el vómito y las heces.
Cada año se producen cerca de 5000 millones de casos, la mayoría en países en
desarrollo y entre los niños menores de 5 años de edad. En los países en desarrollo,
donde los niños son más vulnerables y no es tan fácil el acceso a la atención
sanitaria, fallecen cerca de 2 millones de niños cada año por la diarrea causada por
gastroenteritis. En países desarrollados, donde los niños están bien alimentados y
tienen acceso a una excelente atención sanitaria (y lo que es más importante, tienen
acceso a la hidratación intravenosa siempre que es necesaria), las consecuencias no
son tan graves. Sin embargo, la gastroenteritis aguda sigue siendo un problema
frecuente en Estados Unidos. Cada año, la gastroenteritis es responsable de
aproximadamente 3 a 5 millones de consultas médicas, 200 000 ingresos
hospitalarios y varios centenares de muertes.

Causas

La mayoría de las gastroenteritis tienen su origen en

• Virus (causas más comunes)


• Bacterias

• Parásitos

Otras causas muy poco frecuentes de gastroenteritis son

• Toxinas químicas

• Fármacos o sustancias

En muy pocas ocasiones la gastroenteritis se produce por un trastorno alérgico


(gastroenteritis eosinofílica) o una alergia alimentaria.

Virus
Los virus son la causa más frecuente de gastroenteritis en los países desarrollados.
Los virus que causan con más frecuencia la gastroenteritis son

• Norovirus (más frecuente en Estados Unidos).

• Rotavirus (más frecuente a nivel mundial)

• Astrovirus

• Adenovirus

Los niños, por lo general, contraen la gastroenteritis vírica por contagio de otros
niños que la han tenido o que han estado expuestos a ella, como en guarderías,
escuelas y otros lugares concurridos. La gastroenteritis vírica es muy contagiosa y se
transmite con especial facilidad de niño a niño.

La transmisión fecal-oral es la forma habitual de transmisión de la gastroenteritis


vírica. Fecal-oral significa que los virus de las heces diarreicas de una persona
infectada pasan a la boca de otra persona. Por supuesto, la persona no ingiere heces
directamente. En lugar de ello, los niños con diarrea y/o sus cuidadores pueden tener
algunas heces infectadas en las manos (especialmente cuando éstas no se lavan
cuidadosamente). Luego, cualquier objeto que tocan (como un pañal, un juguete o
un alimento) también se contamina con heces infectadas. Otros niños que tocan ese
objeto y luego se ponen las manos y los dedos en la boca o sus alrededores pueden
infectarse con el virus. La gastroenteritis vírica también puede propagarse al
estornudar y al escupir.
En Estados Unidos, el norovirus se ha convertido en la causa más frecuente de
gastroenteritis en niños pequeños desde la introducción de las vacunas contra el
rotavirus. Las infecciones se pueden producir durante todo el año, pero el 80%
ocurren de noviembre a abril. La mayoría de las personas se infectan tras ingerir
algún alimento o agua contaminados. Debido a que el norovirus es muy contagioso,
la infección puede propagarse fácilmente de persona a persona.
El rotavirus es la causa más frecuente de diarrea deshidratante grave en lactantes y
niños de todo el mundo. La frecuencia ha disminuido desde la introducción
de vacunas contra rotavirus. Generalmente afecta a lactantes y niños pequeños. Los
rotavirus son altamente contagiosos. La mayoría de las infecciones se propagan por
transmisión fecal-oral. Los lactantes infectados pueden transmitir la infección a los
adultos. En climas templados, las infecciones por rotavirus son más frecuentes en los
meses de otoño e invierno y menos frecuentes en verano. En climas tropicales,
pueden ocurrir durante todo el año.
El astrovirus puede infectar a personas de todas las edades, aunque es mucho más
frecuente en bebés y niños pequeños. También es mucho más frecuente en invierno
y se propaga por transmisión fecal-oral.
El adenovirus afecta más comúnmente a niños menores de 2 años. Las infecciones se
producen a lo largo de todo el año y aumentan ligeramente en verano. La
transmisión es fecal-oral.
Bacterias
Las bacterias que causan gastroenteritis de forma más habitual son

• Escherichia coli [E. coli]


• Salmonella
• Campylobacter
• Shigella
• Yersinia
• Clostridium difficile
Los niños pueden contraer gastroenteritis bacteriana por

• Tocar o comer alimentos contaminados, especialmente carnes o huevos crudos


o poco cocidos

• Comer mariscos contaminados

• Beber la leche y los zumos no pasteurizados

• Tocar animales que portan ciertas bacterias

• Ingerir agua contaminada, como agua de pozos, arroyos y piscinas

Las bacterias proliferan en muchos tipos de alimentos que no se han conservado en


condiciones de refrigeración adecuadas (son situaciones potencialmente
problemáticas los bufés y los picnics). Cuando la bacteria estafilococo
(Staphylococcus) contamina un alimento, secreta una toxina que produce vómitos y
diarrea repentinos. La gastroenteritis contraída por el consumo de alimentos
contaminados por microorganismos o toxinas bacterianas se denomina a veces
intoxicación alimentaria.
Los niños pueden contraer Salmonella al tocar reptiles (tortugas o lagartijas), aves o
anfibios (ranas o salamandras) y rara vez pueden contraer E. coli al tocar animales en
zoológicos de animales dóciles. En algunos casos, las bacterias las transmiten perros
o gatos con diarrea.
Los niños pueden contraer gastroenteritis por el hecho de ingerir o tragar agua
contaminada, como la de pozos, arroyos, parques acuáticos y piscinas (denominada
enfermedad de las aguas [recreational water illness] recreativas).
La infección por la bacteria Clostridium difficile puede ocurrir en niños que han
tomado antibióticos o que han terminado un tratamiento de antibióticos en las
últimas 6 a 10 semanas (ver Colitis por Clostridium difficile). Algunos niños pueden
desarrollar infección por Clostridium difficile después de estar hospitalizados.
Parásitos
La gastroenteritis causada por parásitos (como Giardia intestinalis y Cryptosporidium
parvum) se suele contraer por el consumo de agua contaminada o por transmisión
fecal-oral (que se sabe que ocurre en guarderías). El parásito Entamoeba
histolytica es una causa frecuente de diarrea sanguinolenta en países en desarrollo,
pero es rara en Estados Unidos.
Toxinas químicas
La gastroenteritis puede producirse por la ingestión de sustancias químicas tóxicas.
Estas toxinas se pueden encontrar en plantas, como las setas venenosas, o en ciertos
tipos de mariscos exóticos. Los niños que comen estas sustancias pueden desarrollar
gastroenteritis. Los niños también pueden desarrollar gastroenteritis después de
ingerir agua o alimentos contaminados por sustancias químicas como arsénico,
plomo, mercurio o cadmio.
Fármacos o sustancias
Muchos fármacos causan diarrea. Los niños que reciben (o que ingieren
accidentalmente) ciertos medicamentos (como antibióticos o antiácidos) pueden
desarrollar gastroenteritis (ver La gastroenteritis como efecto secundario de
fármacos).
Síntomas

Los síntomas de la gastroenteritis suelen ser una combinación de

• Vómitos

• Diarrea

• Calambres (cólicos) abdominales

• Fiebre
• Inapetencia

Los síntomas más frecuentes de gastroenteritis, con independencia de la causa, son


vómitos y diarrea. La gastroenteritis consecuencia de una infección también puede
causar fiebre. El dolor abdominal también es común.
Gastroenteritis vírica
Los virus provocan diarrea acuosa. Las heces casi nunca contienen mucosidad o
sangre.

En lactantes y niños muy pequeños, el rotaviruspuede durar entre 5 y 7 días. La


mayoría de los niños sufren vómitos, y algunos tienen fiebre.
El norovirus provoca más vómitos que diarrea y dura sólo de 1 a 3 días.
El adenovirus causa vómitos leves de 1 a 2 días después del inicio de la diarrea. La
diarrea puede durar de 1 a 2 semanas.
Los síntomas del astrovirus son similares a los de una infección leve por rotavirus.
Gastroenteritis bacterianas
Es probable que las bacterias causen fiebre, y pueden causar diarrea con sangre.

Gastroenteritis causada por parásitos


Los parásitos suelen causar una diarrea que puede durar mucho tiempo, y pueden
provocar diarrea intermitente. La diarrea es, por lo general, no sanguinolenta.
Cuando el niño sufre una diarrea persistente causada por una infección parasitaria,
puede estar muy cansado y perder peso.

Complicaciones de la gastroenteritis
La complicación más frecuente de la gastroenteritis grave es
la deshidratación (cantidad insuficiente de líquido en el cuerpo), que se produce por
la pérdida de una gran cantidad de líquidos a través de los vómitos y las heces. Los
niños con deshidratación leve tienen sed, pero los gravemente deshidratados están
apáticos, irritables o adormilados (aletargados).
Los lactantes son mucho más propensos que los niños mayores a deshidratarse y
desarrollar complicaciones graves. Los lactantes que están deshidratados precisan
atención médica inmediata.

Las señales de peligro de deshidratación en los lactantes que requieren atención


médica inmediata son las siguientes:
• Si la zona blanda de la parte superior de la cabeza (fontanela) está hundida.

• Si tienen los ojos hundidos.

• Lloran sin lágrimas.


• La boca está seca.

• Si la producción de orina es escasa.

• Si han reducido el estado de alerta y la energía (letargo).

Sin embargo, puede ser difícil estimar la diuresis en los niños que usan pañales y que
están teniendo evacuaciones acuosas frecuentes. Es más fácil identificar una
disminución del paso de orina (diuresis) y una sed excesiva en los niños mayores.

Diagnóstico

• Síntomas, antecedentes médicos del niño y exploración física

• A veces, análisis de heces

El médico basa el diagnóstico de gastroenteritis en los síntomas del niño y en las


respuestas de los padres a las preguntas sobre los agentes causantes a los que el
niño ha estado expuesto.

Generalmente, el diagnóstico de gastroenteritis es obvio solo por los síntomas, pero


su causa no suele serlo. A veces, otros miembros de la familia han estado
recientemente enfermos con síntomas similares. En otros casos, la gastroenteritis
puede provenir de aguas contaminadas o alimentos cocinados inadecuadamente,
estropeados o contaminados, como puede ocurrir con los mariscos crudos o la
mayonesa dejada fuera de la nevera demasiado tiempo. Los viajes recientes,
especialmente a ciertos países donde la probabilidad de la infección es mayor, y el
uso reciente de antibióticos también pueden proporcionar a los médicos algunas
pistas sobre la causa.

Por lo general, no se requieren pruebas diagnósticas, ya que la mayoría de las formas


de gastroenteritis se resuelven en poco tiempo. Sin embargo, si los síntomas son
intensos o duran más de 48 horas, pueden examinarse muestras de heces en el
laboratorio para valorar la presencia de glóbulos blancos (leucocitos) y de bacterias,
virus o parásitos. También se pueden hacer análisis de sangre para detectar signos de
complicaciones.

Prevención

Se dispone de dos vacunas para prevenir la infección por rotavirus como parte
del plan de vacunación infantil recomendado. Las vacunas actuales contra el
rotavirus no se asocian a la invaginación intestinal (un grave problema del intestino),
como ocurría con la vacuna original. Las vacunas contra el rotavirus han disminuido
las infecciones por rotavirus en un 60 a 90%.
Se debe enseñar a los niños con edad suficiente a lavarse las manos y evitar
alimentos almacenados de forma inadecuada y agua contaminada. Una buena
recomendación general es mantener fríos los alimentos que se consumen fríos y
calientes los que se consumen calientes. La comida preparada para su consumo se
debe ingerir en el intervalo de una hora.

La lactancia materna es otra manera simple y eficaz de ayudar a prevenir la


gastroenteritis en los lactantes. Los lactantes alimentados con lactancia materna
presentan tasas significativamente más bajas de gastroenteritis en comparación con
los lactantes alimentados con fórmula. Los cuidadores de lactantes alimentados con
biberón deben lavarse bien las manos con agua y jabón antes de prepararlos. Los
cuidadores también deben lavarse a fondo las manos después de cambiar pañales.
Las áreas de cambio de pañales deben ser desinfectadas regularmente con una
solución de lejía de uso doméstico recién preparada (¼ de taza de lejía diluida en
unos 4 litros de agua). Los niños con diarrea no deberían asistir a la guardería hasta
la desaparición de los síntomas. Los niños infectados con Shigella o E. coli que causa
diarrea sanguinolenta deben tener 2 análisis de heces con resultados negativos antes
de reincorporarse al centro.
Los padres contribuyen a evitar la deshidratación animando a su hijo a beber líquidos
aunque sea en cantidades pequeñas pero frecuentes.

Los lactantes y los niños con inmunodeficiencia no deben tocar reptiles, aves o
anfibios porque estos animales habitualmente son portadores de la
bacteria Salmonella y la infección en estos niños es más grave.
Los padres pueden prevenir enfermedades transmitidas por aguas recreativas al no
permitir a sus hijos nadar en aguas públicas si tienen diarrea. Si el niño usa pañales,
estos se deben revisar con frecuencia para ver si contienen heces y se deben cambiar
en un área que no esté cerca del agua. Los padres deben enseñar a sus hijos a evitar
tragar agua cuando nadan.

¿Sabías que...?

• Cerca de 2 millones de niños mueren cada año de diarrea causada por una
gastroenteritis.

Tratamiento

• Líquidos y soluciones de rehidratación

• Con muy poca frecuencia, antibióticos para determinadas infecciones

• Con muy poca frecuencia, fármacos para reducir el vómito o la diarrea


Habitualmente, el único tratamiento necesario para la gastroenteritis es reposar en
cama y tomar una cantidad adecuada de líquidos.

Cuando un niño tiene gastroenteritis, los padres deben supervisar el estado de


hidratación de su hijo. Se pueden administrar fármacos que detengan la diarrea o
antibióticos, pero sólo en determinadas situaciones y bajo prescripción médica.

Rehidratación
Hay que animar a los niños a beber líquidos, aunque sea en cantidades pequeñas y
frecuentes. Los lactantes deben continuar con la lactancia materna o con la lactancia
artificial además de administrárseles una solución electrolítica oral (solución de
rehidratación oral, disponible en polvo o en líquido en farmacias y en algunas tiendas
de alimentación). No deben administrarse a los lactantes y niños pequeños zumos,
refrescos, bebidas carbonatadas, tés, bebidas deportivas y bebidas que contengan
cafeína. Estas bebidas pueden contener demasiado azúcar, que puede empeorar la
diarrea, y contener muy pocas sales (electrólitos), que son necesarias para reponer
las que ha perdido el cuerpo. Para los adolescentes, las bebidas deportivas son
preferibles a los zumos y refrescos por su menor contenido en azúcar, aunque tienen
menor cantidad de electrólitos que las soluciones electrolíticas orales. El agua
corriente no es ideal para tratar la deshidratación en niños de cualquier edad, ya que
no contiene sales.
En el niño con vómitos deben administrarse frecuentemente pequeñas cantidades
de líquido para contribuir a evitar la deshidratación. Los padres deben ofrecer al niño
unos sorbos de líquido. Si no lo vomita, se repiten los sorbos cada 10 o 15 minutos,
aumentando la cantidad hasta unos 30 o 60 mL tras una hora o más y de forma
creciente según su tolerancia. Estas cantidades mayores se le dan con menor
frecuencia, aproximadamente cada hora. Los líquidos se absorben muy rápidamente,
de modo que si el niño tarda en vomitar más de 10 minutos después de beberlos, la
mayor parte de los mismos han sido absorbidos y debe continuarse su
administración. La cantidad de líquido que se debe dar al niño en un periodo de 24
horas depende de su edad y su peso, pero generalmente debe ser más o menos
entre unos 100 mL y unos 170 mL de líquido por cada kilogramo de peso del niño. Si
el vómito y la diarrea del niño disminuyen, los padres pueden intentar alimentarle
con una dieta normal al día siguiente. No se deben administrar las soluciones de
electrólitos solas durante más de 24 horas debido a los posibles problemas asociados
a una insuficiente ingestión de nutrientes.
Los niños que tienen diarrea pero con pocos vómitos deben ingerir más líquidos
para compensar la cantidad de líquido perdida con la diarrea. Pero, a diferencia de
los niños con vómitos, se les puede administrar una mayor cantidad de líquido de
una vez y se les alimenta con una dieta normal. Sin embargo, si el niño sufre una
diarrea importante, probablemente habrá que reducir el consumo de productos
lácteos (que contienen lactosa). La gastroenteritis grave disminuye la capacidad del
niño para la absorción de la lactosa, resultando incluso en una intensificación de la
diarrea.
Los niños que no pueden tolerar ni siquiera pequeños sorbos de líquido o que tienen
signos de deshidratación grave (como sopor, boca seca, falta de lágrimas y ausencia
de orina durante 6 horas o más) están en peligro y deben ser examinados por un
médico inmediatamente. Los niños que no presentan estos signos pero cuyos
síntomas duran más de 1 o 2 días deben acudir al médico. Si la deshidratación es
grave, el médico puede administrar al niño líquidos por vía intravenosa (IV).

Fármacos o sustancias
Los medicamentos antidiarreicos (como la loperamida) no se suelen recomendar
para los niños a menos que sean recetados por un médico porque existen pocas
pruebas de que sean beneficiosos y, en cambio, pueden causar complicaciones.

A los niños con vómitos graves se les pueden administrar ciertos medicamentos que
alivian el vómito (como ondansetrón) por vía oral o intravenosa.

Los antibióticos no son eficaces cuando la causa de la gastroenteritis es una infección


vírica. Los médicos prescriben tratamiento antibiótico sólo cuando la gastroenteritis
está causada por ciertas bacterias (como Shigella) que se sabe que responden a los
antibióticos.
En caso de infección parasitaria se pueden administrar ciertos fármacos (como
metronidazol y nitazoxanida).

Probióticos
Los probióticos son microorganismos como las bacterias que se encuentran de forma
natural en el cuerpo humano y que estimulan el crecimiento de las llamadas
"bacterias buenas". Los probióticos también se encuentran en los alimentos y se
pueden tomar como complementos. El consumo de probióticos, como el
Lactobacillus (presente de forma habitual en el yogur), puede reducir ligeramente la
duración de la diarrea (incluso en 1 día) si se empiezan a tomar poco después del
inicio de la enfermedad. Sin embargo, es probable que los probióticos no prevengan
las consecuencias más graves de la gastroenteritis, como la necesidad de líquidos por
vía intravenosa o la hospitalización.
EL AUTISMO: DEFINICIÓN, SÍNTOMAS E INDICIOS
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del
desarrollo que ya se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que
perdurará a lo largo de todo el ciclo vital.

Los síntomas fundamentales del autismo son dos:


• Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social.
• Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o
actividades.

Los indicios que pueden ser indicativos del TEA en los niños son:
• En el parvulario y en la escuela, hay falta de interés por los otros niños.
• No comparten intereses (no acostumbran a señalar con el dedo aquello
que les llama la atención para compartirlo con los demás).
• Ausencia de juego simbólico (dar de comer a muñecas, hacer cocinitas,
jugar a coches como si fueran de verdad, etc.).
• Se establece poco contacto visual y no observan la expresión de la cara del
interlocutor cuando juntos están viendo alguna cosa inusual. No
acostumbran a realizar la sonrisa social.
• Su lenguaje, si existe, es literal (no entienden las bromas, los chistes, los
dobles sentidos ni las metáforas).
• Evitan el contacto físico o les gusta más bien poco. Acostumbran a tener
hipersensibilidad táctil, olfativa, gustativa y auditiva. Frecuentemente existe
poca sensibilidad al dolor.
• Reaccionan poco ante la voz de sus padres, lo que puede hacer sospechar
de un déficit auditivo.
• Presentan intereses inusuales. Además, son repetitivos y no compartidos.
• Pueden mostrar comportamientos extraños, repetitivos y auto
estimulantes como el balanceo, el movimiento de aleteo de manos o
caminar de puntillas entre otros.
• Los que presentan más nivel intelectual, notan que son diferentes y no
entienden qué les pasa. Son la pieza del puzle que no sabe acoplarse ni
encajar en el tablero social.

Cuáles son los signos y los síntomas de este trastorno?

Los niños con TEA tienen problemas en:

• el lenguaje corporal y el contacto visual


• las interacciones sociales
• crear amistades y mantenerlas
• las percepciones sensoriales
• el comportamiento rígido
• intereses intensos y poco habituales

En los niños de 1 a 3 años, los padres pueden notar:


• retrasos en el habla
• usar solo muy pocos gestos (saludar, dar palmas, señalar)
• no responder cuando alguien los llama por su nombre
• evitar el contacto ocular
• no compartir la diversión ni los intereses con otras personas
• formas inusuales de mover las manos, los dedos o el cuerpo entero
• estar muy centrados o unidos a objetos inusuales
• incapacidad para imitar o simular (o muy poca capacidad)
• intereses sensoriales inusuales
• rituales, tales como repetir algo una y otra vez o alinear objetos

Es posible que los síntomas leves no se reconozcan hasta que el niño sea mayor o
tenga problemas:

• al formar amistades
• en el juego simbólico o de simulación (jugar a ser otra persona)
• en saber cómo actuar en distintas situaciones sociales
• por intereses inusuales e intensos en temas o actividades específicos

No hay dos personas con TEA que tengan los mismos signos y síntomas. Hay muchas
cosas que pueden influir, como los retrasos en el lenguaje, los problemas de
razonamiento y de aprendizaje y los desafíos en su forma de comportarse. Por este
motivo, el autismo se describe como un "espectro."

¿Cómo se diagnostica el trastorno del espectro autista?


La mayor conciencia social sobre los signos del autismo que existe en la actualidad y las
nuevas herramientas de cribado facilitan la identificación precoz (temprana) del
autismo. Los médicos se fijan en los signos y los síntomas del TEA en cada
nueva revisión médica, hacen preguntas a los padres sobre lo que les preocupa de sus
hijos y hacen pruebas de cribado a los niños en las visitas de los 18-meses y de los 2
años.

Si detectan en el niño rasgos que les preocupan, sugerirán la evaluación completa del
niño. Esta suele implicar la participación de un equipo de expertos. El equipo puede
incluir a:

• médicos que tratan trastornos del desarrollo


• psicólogos
• terapeutas ocupacionales y terapeutas del habla (terapeutas del habla)

Ellos observarán y evaluarán al niño para entender cómo se comunica, su lenguaje, su


forma de pensar, sus emociones, su nivel de desarrollo, su salud física, sus habilidades
sociales y sus habilidades para ayudarse a sí mismo. También preguntarán a la familia
sobre lo que les preocupa, así como sobre el nacimiento, el crecimiento y el
comportamiento del niño y los antecedentes médicos de la familia.

¿Cuál es la causa del TEA?


Nadie sabe exactamente cuál es la causa del TEA. Lo más probable es que se trate de
una combinación de muchas cosas diferentes que conducen a cambios en la forma en
que se desarrolla el cerebro antes de que nazca el bebé. Existen evidencias
incuestionables que apoyan el papel que desempeñan los genes de la persona.

Otras cosas, como los problemas que ocurren durante el embarazo o en el parto,
también podrían desempeñar un papel. Muchos niños con TEA también tienen
discapacidades intelectuales.

Las vacunas no causan el autismo.

¿Cómo se trata el trastorno del espectro autista?


Cuanto antes se inicie el tratamiento en un niño con TEA, mucho mejor. En función de
las necesidades del niño, su tratamiento puede incluir terapia de conducta, terapia del
habla (logopedia), terapia ocupacional, medicación y ayudas adicionales en el
aprendizaje escolar. La meta del tratamiento consiste en ayudar a los niños a:
• comunicarse mejor
• jugar con los demás y desarrollar sus habilidades sociales
• reducir comportamientos como las conductas agresivas o repetitivas
• mejorar el aprendizaje
• saber estar seguros y cuidar de su propio cuerpo

Antes de los 3 años

Hasta los 3 años de edad, algunos niños se pueden beneficiar del tratamiento a través
del programa de intervención precoz de su estado. Las familias trabajan junto con un
equipo de expertos en un Plan de Servicio Familiar Individualizado (IFSP, por sus siglas
en inglés). Este plan define las metas del tratamiento y desarrolla un plan de
tratamiento.

Un equipo de terapeutas puede proporcionar terapia a domicilio a aquellas familias


que cumplan los requisitos para beneficiarse de este servicio.

También puede haber servicios disponibles en clínicas asociadas a hospitales o en


centros de la comunidad. Los seguros médicos pueden reembolsar muchos de estos
servicios.
A partir de los 3 años

Los niños de entre 3 y 5 años con TEA que cumplan los requisitos, se pueden beneficiar
de servicios de educación preescolar gratuitos gracias a la ley de educación para
individuos con discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés). Los servicios de terapia y
educación adicional se ofrecen a través de los distritos escolares de cada localidad o de
otros centros educativos, sea en el domicilio del niño o en el aula.

Una vez que los niños comienzan Kindergarten, los padres pueden solicitar un cambio
a un programa educativo individualizado (IEP, por sus siglas en inglés) a través del
distrito escolar de su localidad. Un IEP puede incluir objetivos educativos, así como
objetivos sociales, de comportamiento y de cuidado personal. Existen servicios de
educación especial hasta que la persona cumple 21 años.

Los hospitales, los centros médicos y las clínicas que ofrecen servicios de salud a la
población infantil suelen disponer de servicios para niños con TEA. Tanto las clínicas de
salud conductual públicas como las privadas pueden disponer de servicios específicos
para niños con TEA. Centros independientes para tratar el autismo ofrecen servicios de
los que se pueden beneficiar los niños con TEA.

A veces se usan medicamentos para tratar síntomas como la agresividad,


la hiperactividad, la falta de atención, la ansiedad, la depresión y los problemas
relacionados con el sueño.

No hay muchas investigaciones que muestren los efectos beneficiosos de muchos


enfoques para tratar el TEA, como los cambios en la dieta; los suplementos; la música,
el arte y las terapias con animales.

Informe al médico y a otros miembros del equipo de su hijo sobre cualquier otro tipo
de terapia o tratamiento que esté siguiendo o que se esté planteando seguir para
comentar con ellos sus riesgos y sus posibles efectos beneficiosos.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

Si su hijo recibe el diagnóstico de TEA, hay muchos recursos y servicios de apoyo que lo
pueden ayudar. El médico y el resto del equipo que trata a su hijo los pueden orientar
en la dirección adecuada.
MALTRATO INFANTIL

Cualquier daño o maltrato intencional infligido a niños menores de 18 años se


considera maltrato infantil. El maltrato infantil adopta distintas formas, que suelen
presentarse al mismo tiempo.

• Maltrato físico. El maltrato físico infantil se produce cuando alguna persona, de


manera deliberada, daña o pone en riesgo la integridad física de un niño.

• Abuso sexual. El abuso sexual infantil es toda actividad sexual con un niño, como
tocar, tener contacto oral-genital, mantener relaciones sexuales, explotarlo
sexualmente o exponerlo a material pornográfico.

• Maltrato emocional. El maltrato emocional infantil supone atacar la autoestima


o el bienestar emocional del niño. Comprende los ataques verbales y
emocionales, como desvalorizar y reprender continuamente al niño, al igual que
aislarlo, ignorarlo o rechazarlo.

• Maltrato médico. El maltrato médico infantil se produce cuando alguien brinda


información falsa sobre una enfermedad en el niño que requiera atención
médica, sometiéndolo a un riesgo de sufrir lesiones y recibir atención médica
innecesaria.

• Abandono. El abandono infantil consiste en no proporcionar alimentos, refugio,


afecto, supervisión, educación o atención médica o dental adecuados.

En muchos casos, el maltrato infantil es perpetrado por una persona conocida y de


confianza del niño; a menudo es uno de los padres u otro familiar. Si tienes sospechas
de que un niño puede ser víctima de maltrato, infórmalo a las autoridades
correspondientes.

Síntomas

Los niños maltratados quizás se sientan culpables, avergonzados o confundidos. Es


posible que teman contar a los demás sobre el maltrato, en especial si quien los
maltrata es uno de los padres, otro familiar o un amigo de la familia. Es por ello que
hay que estar atento a las señales de alarma, tales como las siguientes:

• Aislamiento de los amigos o las actividades de rutina

• Cambios en el comportamiento, como agresión, enojo, hostilidad e


hiperactividad, o cambios en el rendimiento escolar
• Depresión, ansiedad o miedos inusuales, o una pérdida repentina de la confianza
en sí mismo

• Aparente falta de supervisión

• Ausencias frecuentes en la escuela

• Rechazo a irse de las actividades escolares, como si no quisiera ir a casa

• Intentos de huir de casa

• Comportamiento rebelde o desafiante

• Daño a sí mismo o intento de suicidio

Los signos y síntomas específicos dependen del tipo de maltrato y pueden variar. Ten
en cuenta que los signos de alarma son solamente eso, signos. La presencia de tales
signos de alarma no implica necesariamente que exista el maltrato.

Signos y síntomas de abuso físico

• Lesiones inexplicables, como moretones, fracturas o quemaduras

• Lesiones que no coinciden con la explicación dada


Signos y síntomas de abuso sexual

• Comportamiento o conocimiento sexual inapropiado para la edad del niño

• Embarazo o una infección de transmisión sexual

• Sangre en la ropa interior del niño

• Declaraciones de que sufrió abuso sexual

• Contacto sexual inapropiado con otros niños


Signos y síntomas de maltrato emocional

• Desarrollo emocional tardío o inapropiado

• Pérdida de la confianza en ti mismo o de la autoestima

• Aislamiento social o pérdida del interés o el entusiasmo

• Depresión

• Evitar ciertas situaciones, como negarse a ir a la escuela o tomar el autobús


escolar
• Búsqueda desesperada de afecto

• Bajo desempeño escolar o pérdida de interés en la escuela

• Pérdida de las habilidades de desarrollo previamente adquiridas


Signos y síntomas de la negligencia

• crecimiento deficiente, o aumento de peso o sobrepeso;

• higiene deficiente;

• falta de ropa o suministros para satisfacer las necesidades físicas;

• tomar alimentos o dinero sin permiso;

• ocultar alimentos para más tarde;

• registro de asistencia escolar deficiente;

• falta de atención adecuada de problemas médicos, dentales o psicológicos o falta


de una atención de seguimiento necesaria;
Comportamiento parental

A veces, el comportamiento o la conducta de los padres envía señales de advertencia


sobre el abuso infantil. Las señales de advertencia incluyen a un padre que:

• Muestra poca preocupación por el niño

• Parece incapaz de reconocer la angustia física o emocional del niño

• Culpa al niño por los problemas

• Constantemente menosprecia o reprende al niño, y describe al niño con términos


negativos, como “inútil” o “malvado”

• Espera que el niño le brinde atención y cuidado, y parece estar celoso de que
otros miembros de la familia reciban atención del niño

• Ejerce una disciplina física dura

• Exige un nivel inadecuado de rendimiento físico o académico

• Limita duramente el contacto del niño con los demás

• Ofrece explicaciones conflictivas o no convincentes para las lesiones del niño o


no ofrece ninguna explicación en absoluto
Los expertos en salud infantil condenan el uso de la violencia en cualquier forma, pero
algunas personas siguen utilizando el castigo corporal, como los azotes, como una
forma de disciplinar a los hijos. Cualquier castigo corporal puede dejar cicatrices
emocionales. Los comportamientos de los padres que causan dolor, lesiones físicas o
traumas emocionales, incluso cuando estos tienen lugar en nombre de la disciplina,
pueden ser abuso infantil.

Cuándo debes consultar con un médico

Si crees que tu hijo u otro niño sufrió maltrato, busca ayuda de inmediato. Según la
situación, comunícate con el médico o el profesional de salud del niño, una agencia
local de protección de menores, el departamento de policía o una línea de atención
telefónica disponible las 24 horas
Dermatitis del pañal

¿Qué es la dermatitis del pañal?

La dermatitis del pañal es una afección común que puede hacer que la piel del bebé
esté llagada, roja, escamada y dolorida. La mayoría de los casos se resolverán con
simples modificaciones en la forma de cambiar los pañales.

¿Cuál es la causa de la dermatitis del pañal?

Usualmente, la dermatitis de pañal es el resultado de una irritación, infección o alergia.

• Irritación. La piel del bebé puede irritarse cuando se deja un pañal puesto por mucho
tiempo y el excremento (o el pañal mismo) roza contra la piel reiteradamente.
• Infección. La orina (pis) cambia los niveles de pH de la piel y esto permite que las
bacterias y los hongos crezcan más fácilmente. Las sustancias que impiden las pérdidas
del pañal también previenen la circulación de aire y crean un ambiente cálido y
húmedo, donde las bacterias y los hongos pueden prosperar y causar una dermatitis.
• Alergias. En los bebés con piel sensible también puede aparecer un sarpullido
(erupción). Algunos tipos de detergentes, jabones, pañales (o el tinte de los pañales) o
las toallitas húmedas pueden afectar la piel sensible y provocar un sarpullido.
Además, incorporar alimentos nuevos puede cambiar el contenido del excremento y la
frecuencia en la que el bebé mueve el vientre. A veces, esto produce una dermatitis
del pañal. Y la diarrea puede empeorar un caso de dermatitis del pañal existente.
La dermatitis del pañal que dura más que unos pocos días, incluso después de
modificar la rutina de cambiar el pañal, podría ser causada por un hongo
llamado Candida albicans. Este sarpullido suele ser rojo, ligeramente elevado y tiene
pequeños puntos rojos que se propagan más allá de la parte principal de la erupción. A
menudo comienza en los pliegues profundos de la piel y puede propagarse a la piel del
frente y la espalda del bebé. Los antibióticos que reciben los bebés o una madre que
está amamantando pueden causar esto, ya que matan a la bacteria "buena" que evita
que la Candida se desarrolle.
¿Cómo se trata una dermatitis del pañal?
Para ayudar a eliminar una dermatitis de pañal, controle el pañal de su bebé a menudo
y cámbielo apenas esté mojado o sucio. Limpie suavemente el área del pañal con agua
y jabón, y séquela sin frotar. Las cremas o ungüentos que contienen óxido de zinc o
vaselina ayudan a aliviar la piel y protegerla de la humedad. Se deben untar en capas
gruesas (como la cobertura de una torta) en cada cambio de pañal.
Algunos expertos recomiendan dejar al bebé sin pañales por varias horas todos los
días, para darle la posibilidad a la piel irritada de secarse y "respirar". Esto es más fácil
si coloca a su bebé en una cuna con sábanas resistentes al agua o sobre una toalla
grande en el piso.
La dermatitis del pañal normalmente desaparece en 2 o 3 días con cuidado en el hogar,
aunque puede durar más tiempo.
¿Cómo puedo prevenir la dermatitis del pañal?
Para prevenir la dermatitis del pañal, mantenga la piel de su bebé tan seca y limpia
como sea posible y cámbiele los pañales a menudo, de manera que el excremento y la
orina no le irriten la piel.
Ponga en práctica estos consejos:
• Cambie los pañales sucios o húmedos tan pronto sea posible y limpie bien la zona.

• Ocasionalmente, remoje las nalgas del bebé con agua tibia entre cambios de pañal.
Puede tirar suavemente el agua sobre las nalgas del bebé con la mano o verterla con
una botella plástica.

• Deje que la piel del bebé se seque completamente antes de colocarle otro pañal.

• Seque la piel suavemente con un paño suave y sin frotarla; el roce puede irritar la piel.

• No le coloque el pañal demasiado ajustado para prevenir una irritación por roce.

• Cambie los pañales a menudo (lo ideal es hacerlo aproximadamente cada 2 horas) y
luego de cada movimiento de vientre.

Colocar una crema o ungüento en cada cambio de pañal puede ayudar a algunos bebés
con piel sensible, pero no todos los bebés lo necesitan.

Si utiliza pañales de tela, verifique las instrucciones del fabricante sobre la mejor
manera de limpiarlos. Solo utilice detergentes en la cantidad recomendada y realice un
enjuague extra luego de lavarlos para eliminar los restos de jabón o detergente que
puedan irritar la piel del bebé. Evite usar suavizantes para la ropa y toallitas para la
secadora, incluso estos productos pueden irritar la piel.

Algunos bebés pueden tener una erupción en la piel después de cambiar a un nuevo
tipo de pañal. Si bien los expertos no recomiendan ninguna marca en particular, si su
hijo es sensible, busque pañales sin tintes ni fragancias. Algunos bebés son sensibles a
las toallitas húmedas; el agua y un paño cumplen la misma función y pueden ser una
opción más inocua.

¿Cuándo debería llamar al médico?


Si la dermatitis no desaparece, empeora, o si aparecen llagas en la piel del bebé,
contacte a su médico. También solicite ayuda médica si su bebé tiene fiebre, supura
por la erupción o si su hijo está más quisquilloso de lo habitual.
Según el tipo de erupción que tenga su bebé, el médico puede indicar el uso de una
crema antihongos o una crema antibiótica, o quizás le recomiende otras
modificaciones en la rutina de cambio del pañal. A veces, si estos cambios no ayudan
en una dermatitis causada por una reacción alérgica, el médico puede recetar una
crema esteroide suave durante algunos días hasta que la erupción desaparezca.
OTITIS

Qué son las infecciones del oído medio?


Las infecciones de oído ocurren cuando los virus o las bacterias entran en el oído
medio, el espacio que hay detrás del tímpano. Cuando un niño desarrolla una infección
de oído (también llamada otitis media), el oído medio se le llena de pus (un líquido
infectado). El pus ejerce presión sobre el tímpano, lo que puede ser muy doloroso.

¿Cuáles son los signos de una infección del oído medio?


El dolor de oído es el principal signo de una infección del oído medio. Los niños
también pueden tener fiebre y problemas para comer, beber o dormir, porque
masticar, succionar y estar acostado pueden provocar cambios dolorosos en la presión
el oído medio.

Los niños mayores se pueden quejar de dolor de oído, pero los niños pequeños se
pueden limitar a tocarse o a estirar de la oreja y/o bien estar inquietos y llorar más de
lo habitual.

Si la presión ejercida por el líquido acumulado en el oído medio es lo bastante alta,


el tímpano se puede llegar a perforar, produciéndose un derrame de líquido hacia el
exterior. Esta es una causa frecuente de ruptura de tímpano en los niños. Un niño con
ruptura o perforación de tímpano puede estar mareado o tener náuseas y tener
zumbidos en el oído afectado.

¿Cómo ocurren las infecciones de oído?

Las infecciones de oído suelen ocurrir debido a la inflamación en una o ambas trompas
de Eustaquio (que conectan el oído medio con la parte posterior de la garganta). Las
trompas de Eustaquio permiten el drenaje de las mucosidades del oído interno hacia la
garganta.

Un catarro o resfriado, una infección de garganta, el reflujo ácido, o


las alergias también pueden hacer que se hinchen las trompas de Eustaquio. Esto
obstruye el drenaje de las mucosidades. Entonces, pueden crecer virus o bacterias en
las mucosidades y fabricar pus, que se acumulará en el oído medio.
Cuando los médicos hablan de una infección de oído, se suelen referir a una otitis
media en mayor medida que al oído de nadador (u otitis externa). Otitis media con
efusión o derrame es cuando un líquido no infectado se acumula dentro del oído.
Puede no provocar ningún síntoma, pero en algunos niños el líquido crea una
sensación de oído tapado o de que se destapa el oído.

¿Por qué los niños contraen infecciones de oído?


Los niños (sobre todo en sus primeros dos a cuatro años de vida) contraen infecciones
de oído más a menudo que los adultos por varios motivos:

• Sus trompas de Eustaquio, más cortas y más horizontales, permite que bacterias y
virus accedan más fácilmente al oído medio. Sus trompas de Eustaquio también son
más estrechas, lo que favorece su obstrucción.

• Sus adenoides o vegetaciones, unas estructuras de tejido glandular ubicadas en la


parte posterior de la garganta, son de mayor tamaño, de modo que pueden bloquear
parcialmente la abertura de esas trompas.
Hay otros factores que también aumentan el riesgo de que los niños desarrollen
infecciones de oído, como la exposición al humo del tabaco fumado por otras
personas, la alimentación con biberón y el hecho de relacionarse con otros niños en
guarderías y centros de preescolar. Las infecciones de oído son más frecuentes en los
niños que en las niñas.

Las infecciones de oído no son contagiosas, pero los resfriados que a veces las
provocan lo pueden ser. Las infecciones de oído son frecuentes en los meses de
invierno, cuando la gente contrae infecciones de las vías altas o resfriados (un niño con
una infección de oído también puede tener síntomas catarrales, como nariz tapada o
moqueo nasal y/o tos).

¿Cuánto tiempo dura una infección de oído?

Las infecciones del oído medio suelen remitir por si solas en dos o tres días, incluso sin
tratamiento alguno.

En algunos casos, la infección puede durar más (con líquido dentro del oído medio
durante 6 semanas o más), incluso después de un tratamiento con antibióticos.

¿Cómo se diagnostican las infecciones de oído?


Los médicos hacen una exploración física al paciente y le examinan el oído. Utilizan
un otoscopio, un instrumento de tamaño reducido similar a una linterna, que les
permite ver el tímpano.

¿Cómo se tratan las infecciones de oído?

Para tratar una infección de oído, los profesionales de la salud tienen en cuenta
muchos factores, incluyendo:

• el tipo y la gravedad de la infección de oído.


• la frecuencia con que el niño contrae este tipo de infecciones
• cuánto tiempo hace que tiene esta infección
• la edad del niño y cualquier factor de riesgo que presente el niño
• si la infección de oído afecta o no a la audición

El tipo de otitis afecta a las opciones de tratamiento. No todas las otitis se tratan con
antibióticos. Puesto que la mayoría de las infecciones de oído remiten por si solas,
muchos médicos recomiendan el enfoque de "esperar y ver". Los niños reciben
medicamentos para aliviar el dolor (o analgésicos) sin antibióticos durante unos pocos
días para ver si la infección mejora.

Los antibióticos no se recetan de forma sistemática en las infecciones de oído porque:

• no sirven para tratar infecciones provocadas por virus


• no eliminan el líquido acumulado en el oído medio
• pueden tener efectos secundarios adversos
• no suelen aliviar el dolor durante las primeras 24 horas y solo tienen un efecto mínimo
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Asimismo, el abuso de los antibióticos puede favorecer la proliferación de bacterias
resistentes a los antibióticos, que son mucho más difíciles de tratar.

Si el médico receta antibióticos, se suele recomendar un tratamiento de unos 10 días.


Los niños de seis años en adelante que no padecen una infección grave pueden seguir
cursos de tratamiento más breves, de un total de 5 a 7 días de duración.

Algunos niños, como los que tienen infecciones de oído recurrentes y pérdidas
auditivas duraderas o retraso del habla, pueden necesitar una intervención quirúrgica
que consiste en implantar unos tubitos en el oído. Un médico especializado en el oído,
la nariz y la garganta inserta quirúrgicamente unos tubos (llamadas tubos de
timpanostomía) en la membrana timpánica, que permiten drenar el líquido acumulado
en el oído medio. Esto ayuda a igualar la presión dentro del oído medio.

¿Cuándo son necesarios los antibióticos?

Los antibióticos pueden ser el tratamiento adecuado para aquellos niños que
contraigan muchas infecciones de oído. Sus médicos les pueden recetar antibióticos,
que deberán tomar diariamente, para ayudar a prevenir futuras infecciones. Y los
niños pequeños, así como aquellos que tengan síntomas más graves, pueden necesitar
antibióticos desde el principio.

El enfoque de "esperar y ver" puede no ser aplicable a aquellos niños que tengan otros
problemas de salud asociados, como paladar hendido, afecciones genéticas, como
el síndrome de Down, u otras enfermedades, como trastornos del sistema inmunitario.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a encontrarse mejor?
Con o sin tratamiento antibiótico, puede ayudar a su hijo a encontrase mejor
administrándole paracetamol o ibuprofeno para aliviarle el dolor y bajarle la fiebre en
caso necesario. Es posible que el pediatra también le recomiende administrarle gotas
para los oídos analgésicas siempre y cuando el niño no tenga el tímpano perforado.

¿Las infecciones de oído pueden afectar a la audición?


La acumulación de líquido detrás del tímpano puede impedir el paso del sonido, lo que
puede provocar problemas auditivos de carácter temporal. Los niños con un problema
auditivo pueden:
• no responder a sonidos tenues
• necesitar subir el volumen de la televisión o de la radio
• hablar más alto
• parecer que no atienden en la escuela

En los niños con otitis media con derrame (o efusión) el líquido acumulado detrás del
tímpano puede impedir el paso del sonido, lo que puede provocar pérdidas auditivas
leves de carácter temporal, que pueden pasar desapercibidas.

Un niño con perforación del tímpano puede tener acúfenos o zumbidos de oído y no
oír tan bien como de costumbre.

¿Se pueden prevenir las infecciones de oído?

Algunas elecciones relacionadas con el estilo de vida pueden proteger a los niños de
las infecciones de oído:

• Amamantar al bebé durante por lo menos seis meses puede ayudar a prevenir los
episodios de otitis durante los primeros meses de vida. Si se le da el biberón, es mejor
dárselo mientras está semiincorporado en vez de acostado.
• Evitar exponer a los niños al humo de tabaco fumado por otras personas, algo que
aumenta la frecuencia y la gravedad de las otitis.

• Tanto los padres como sus hijos se deben lavar las manos a conciencia y a menudo.
Esta es una de las formas más importantes de impedir que se propaguen
los gérmenes que, al provocar resfriados, favorecen el desarrollo de infecciones de
oído.
• Llevar al día el calendario de vacunaciones sistemáticas del niño, porque que hay
ciertas vacunas que pueden ayudar a prevenir las infecciones de oído.

¿Cuándo debería llamar al médico?


Aunque se trata de algo muy poco frecuente, las infecciones de oído que no remiten o
las que afectan al oído medio y son graves o repetidas pueden tener complicaciones.
Por lo tanto, los niños que tengan dolor de oído o la sensación de tener los oídos
tapados, sobre todo si estos síntomas van acompañados de fiebre, deberían ir al
médico si no mejoran en un par de días.

Hay otras afecciones que también pueden causar dolor de oído, como la salida de los
dientes (o dentición), el hecho de tener un objeto extraño dentro del oído y
los tapones de cera. El médico de su hijo puede encontrar la causa de las molestias de
su hijo y tratarlas.

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