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Opinión

JULIÁN DE ZUBIRÍA* | 2019/08/12 19:00

¿Por qué es equivocado evaluar a las


universidades mediante pruebas Saber Pro?
El pedagogo propone cambiar el sistema de evaluación de la
calidad de la educación superior, de manera que el país pase a
utilizar pruebas de valor agregado. Estos son sus argumentos.

Colombia tiene el sistema de evaluación más robusto de toda América Latina.


Desde el año 2000 el país cuenta con un modelo diseñado a partir del concepto
de competencia, el cual permite un seguimiento de cada uno de los ciclos, ya
que incluye evaluaciones censales en los grados 3º, 5º, 9º, 11 y los realizados
al culminar la universidad. Muy acertadamente han sido seleccionadas algunas
de las competencias genéricas más importantes para trabajar en la educación:
lectura crítica, argumentación, deducción y competencias ciudadanas. Así
mismo, incluyen las principales competencias específicas, tanto para la
educación básica, como para la superior. Han sido aplicadas de manera
consistente en las últimas dos décadas, lo que permite concluir que el avance
en la calidad de la educación ha sido ínfimo y que, a medida que aumentan los
grados, los resultados satisfactorios son menores. Dicho en un lenguaje
coloquial: estamos muy mal y hemos avanzado muy poco en la calidad desde el
año 2000. Tal vez, antes tampoco, pero las pruebas aplicadas hasta 1999 no
eran comparables porque evaluaban informaciones y estaban organizadas bajo
norma y no a partir de criterios.

Sin embargo, el objeto de esta nota es reflexionar sobre el beneficio que ha


alcanzado el país al poseer un sistema tan robusto de seguimiento y evaluación
de la calidad de la educación. En este caso me concentraré en el equivocado uso
que se está dando a los resultados en las pruebas que se practican a todos los
egresados de la educación superior en Colombia: las pruebas Saber Pro.

Publicar los resultados de las pruebas Saber Pro sin ponderaciones y ajustes a
los niveles alcanzados al ingreso a la universidad, sería similar a que se revelaran
los resultados de una carrera de 10 kilómetros, pero sin informar que algunos
corredores arrancaron 9 kilómetros adelante de la meta, algunos salieron desde
la raya y no faltaron los que tuvieron que recorrer algunos kilómetros para llegar
al punto de partida. Es un acto de injusticia totalmente inadmisible, que se repite
cada semestre, cuando se divulgan los resultados de las pruebas y que, a través
del silencio, ha sido avalado por el Estado y el Ministerio de Educación Nacional
(MEN).

Nos han hecho creer que las mejores universidades son las privadas que
trabajan con estudiantes de estratos 5 y 6, lo cual no es cierto. Lo que sucede
es que los estudiantes que ellas admiten provienen de colegios privados de muy
alta calidad y con familias que presentan notables ventajas económicas, sociales
y culturales; lo que les permite alcanzar excelentes resultados en las pruebas
Saber11. Por tanto, en estas universidades los estudiantes arrancan la carrera
de 10 kilómetros con 9 kilómetros de ventaja. Es cierto que llegan a la meta
antes, pero de allí no se infiere que sean las universidades que brindan educación
de más alta calidad

Para saber cuáles son las mejores universidades, el país cuenta con toda la
información necesaria: las pruebas de ingreso y egreso de todas las
universidades del país, organizadas por programas y con la ponderación del
estrato promedio para cada una de las facultades. Con esta información, la
solución al problema de la evaluación de la calidad es elemental: se trata de
descontar al valor alcanzado en Saber Pro, el valor de ingreso en las pruebas
Saber 11. Eso se puede hacer, en especial, para las pruebas de Lectura crítica,
Razonamiento numérico, Competencias Ciudadanas, Inglés y Comunicación
Escrita; es decir, para las competencias genéricas. Todos esos datos están en
poder del ICFES desde 2013, para todas las universidades, facultades, sedes y
programas.

El Icfes está trabajando en una solución parcial al problema previamente


señalado. Mediante un trabajo sistemático y muy profundo, han logrado estimar
el aporte relativo que viene realizando cada uno de los programas, respecto a
todos aquellos que admitieron estudiantes con un resultado muy similar en sus
pruebas Saber 11. Es un problema mucho más complejo de resolver que el que
estoy planteando en esta columna. Con satisfacción, debo informar que ya lo
tienen prácticamente resuelto y lo están validando ante expertos, para ver si es
necesario hacerle algunos ajustes. El cálculo que han hecho, le permitirá a cada
programa y facultad compararse con otros que presentan características
similares en sus resultados iniciales de Saber 11 y de estrato socioeconómico.
De esta manera, los directivos podrán determinar en qué competencias están
trabajando mejor que otros programas de condiciones muy similares. El trabajo
que han adelantado es notable y será de muy buena ayuda para decanos y
directivos para saber qué ajustes deberán llevar a cabo a futuro. Es una
excelente utilización de la evaluación con una finalidad formativa. Felicito al
Icfes por la iniciativa, por el esfuerzo y por la información que va a compartir
para ayudar a trabajar en el mejoramiento de la calidad de la educación
superior.

Sin embargo, hago pública la solicitud que hice ante la directora del Icfes, cuando
muy amablemente fui invitado a comentar sobre el proyecto en curso. Mi
solicitud a la Ministra de Educación y a la directora del Icfes, es que, divulguen
los resultados de las pruebas de valor agregado de todas las universidades según
programas. Si lo hacen, se podrá corregir una enorme injusticia que se ha
cometido en Colombia con las universidades que reciben a los estudiantes con
peores resultados en las pruebas Saber 11, pues los castigan en los rankings.
Estas universidades alcanzan menores niveles en las pruebas Saber Pro, porque
en ellas sus estudiantes arrancan la carrera de los 10 kilómetros con notable
desventaja frente a las otras: deben recorrer varios kilómetros antes de llegar
al punto de partida. La injusticia es doble si se tiene en cuenta que los castigan
por provenir de colegios de baja calidad educativa y de familias con menor
acervo cultural. Lo más grave es que el error cometido al divulgar las pruebas
Saber Pro sin ninguna ponderación, ha sesgado la política pública educativa del
país en beneficio de las universidades privadas que atienden estudiantes de
estratos altos, tal como quedó plenamente demostrado en el programa Ser Pilo
Paga.

Tengo en mi mano los resultados para el año 2015 y sé que el MEN tiene los
resultados para el año 2017. Pero no soy yo la persona que debe divulgarlos,
sino el propio Ministerio. Al divulgarlos, darían un paso para corregir la injusticia
que se ha cometido con universidades públicas regionales y algunas privadas
que atienden población de estratos medios y bajos. Algunas de estas
instituciones, pese a realizar un excelente trabajo, no logran ser visibles en los
rankings. Sé que el Icfes no quiere publicarlos, porque cree equivocado hacerlo.
La pregunta es si es preferible que con su silencio avale unos resultados falaces
sobre la calidad de la educación superior, que son los que actualmente
conocemos. Lo único que puedo decir es que el país se sorprendería al concluir
que la mejor educación superior no es, necesariamente, la privada de estratos
5 y 6 ¿Será por eso que no se divulgan en Colombia los resultados de las pruebas
de valor agregado?

Para que esta solicitud sea completamente viable es necesario que se garantice
que todas las universidades del país incluyan como criterio de admisión las
pruebas Saber 11. Muchos no lo saben, pero solo en el país del Sagrado Corazón
sucede que las universidades oficiales no utilizan como criterio de admisión las
pruebas elaboradas por el Icfes, sino que han construido otras. Al hacerlo,
cobran a los estudiantes una cifra adicional; pero lo que es más grave: las
pruebas aplicadas en las universidades oficiales son más tradicionales al evaluar
informaciones y no competencias. Es así como evalúan los conocimientos
matemáticos y no el razonamiento numérico y dejan de lado el nivel de
pensamiento, de lectura crítica, y de competencias ciudadanas, alcanzados hasta
el momento por los estudiantes. Sin duda, a las universidades oficiales ingresan
estudiantes de muy alto nivel, ya que tan solo son admitidos entre el 8 y el 10%
de los aspirantes. Lo ideal es que los admitidos fueran evaluados con las mismas
pruebas que utilizan las universidades privadas en su selección y las cuales son
elaboradas por el Icfes: Las pruebas Saber 11 que evalúan las competencias
argumentativas, interpretativas y propositivas de los estudiantes.

Las pruebas de valor agregado tienen la solución al problema señalado y el Icfes


tiene toda la información para calcularlas y divulgarlas. Esperamos que lo haga
pronto. Si lo logramos, fortaleceríamos la democracia, la calidad educativa y la
equidad.

De Zubiria (12 de agosto de 2019). ¿Por qué es equivocado evaluar a las


universidades mediante pruebas Saber Pro? Recuperado de
https://www.semana.com/opinion/articulo/por-que-es-equivocado-evaluar-a-las-universidades-
mediante-pruebas-saber-pro-por-julian-de-zubiria/627665

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