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Lectura 2.

LA LEY MORAL, LA LEY CIVIL Y LA DEONTOLOGIA


Por SAUL Ernesto García Serrano

Tomado del Libro Formación Profesional en Bioética (2008)

La tradición ética distingue la ley natural o moral y la ley civil. “La ley natural es la luz de
la inteligencia infusa en nosotros por Dios. Gracias a ella, conocemos que es lo que se debe
cumplir y lo que se debe evitar. Esta luz o ley, Dios la ha donado en la creación y consiste en
la participación en su ley eterna, la cual se identifica con el mismo Dios. Esta ley es llamada
natural porque la razón que la promulga es propia de la naturaleza humana. Esta ley es
universal, se extiende a todos los hombres, en cuanto que está establecida en la razón” 1.
Culturalmente, “en la diversidad de las culturas, la ley natural, une a los hombres entre si,
imponiéndoles principios comunes. Esta ley es inmutable aun requiera para su aplicación a
condiciones de vida, según el lugar y la circunstancia” 2; “Esta ley no puede ser cancelada por
la maldad humana”3; esta ley o ley moral universal es la que siempre la Iglesia le recuerda a
la humanidad y a los gobernantes para tenerla en cuenta en sus decisiones, como faro para
afrontar las situaciones de injusticia, progreso, así como para dirimir los dilemas morales y
bioéticos. Bien afirma Benedicto XVI: “La preocupante expansión del desorden social, de la
guerra, de la injusticia y de la violencia en nuestro mundo sólo pueden afrontarse con un
nuevo aprecio y respeto por la ley moral universal, cuyos principios derivan del mismo
Creador. El reconocimiento del rico patrimonio de valores y principios que forman parte de
esta ley es esencial para la construcción de un mundo que reconozca y promueva la dignidad,
la vida y la libertad de cada persona humana, creando las condiciones de justicia y paz en las
que individuos y comunidades puedan verdaderamente crecer”4.
En cuanto a la ley civil, “Es importante recordar que la ley civil y la moral no se identifican
pero tampoco son ajenas una a la otra” (Pbro Gonzalo Miranda). La ley civil puede
representar la ley de la mayoría, pero no siempre es ética, no siempre favorece las buenas
costumbres, no siempre favorece a los mas débiles, no siempre se armoniza con los derechos
humanos, y con la fe del creyente.
El impacto de la ley civil y su alcance ha generado que organismos políticos y tutores de una
cierta moral internacional como la UNESCO, si a bien así lo puedo llamar; busquen dar
solución al tema de la ley civil con los problemas bioéticos5.

1
PONTIFICIO CONSIGLIO DELLA GIUSTIZIA E DELLA PACE, Compendio della Dottrina Sociale della
Chiesa, Editrice Vaticana, 2004, n.140
2
Ibid, n.141
3
Ibid, n.142
4
Benedicto XVI exhortaba en este contexto al nuevo embajador de Estados Unidos en su discurso en el
segundo semestre del 2005.
5
El observador del Vaticano ante este organismo afirmaba en el año 2004: “En este sentido, el texto de la
UNESCO, mientras tiene en cuenta y respeta las diversas visiones culturales, éticas y bioéticas, no debería
proponer, aprobar o avalar cualquier tipo de práctica que contradiga los derechos fundamentales proclamados
en aquella Declaración. Y tratándose de cuestiones que tienen que ver con la salud y la vida, debería tener en
cuenta de manera especial el derecho a la vida proclamado en el artículo 3 de la Declaración. En la defensa de
ese derecho, como de todos los demás, se debería aplicar el principio de no discriminación solemnemente
proclamado en el artículo 2, donde dice que los derechos y libertades enunciados en la Declaración
La Encíclica Evangelium Vitae en el numeral 72 citando a Santo Tomás nos brinda una luz
importante para saber relacionar el tema de ley humana o civil con la ley moral, eterna o
natural: “La ley humana es tal en cuanto está conforme con la ley eterna. En cambio, cuando
una ley esta en contraste con la razón, se le denomina ley inicua; sin embargo, en este caso
deja de ser ley y se convierte mas bien en un acto de violencia. Toda ley puesta por los
hombres tiene razón de ley en cuanto deriva de la ley natural: Por el contrario, si contradice
en cualquier cosa a la ley natural, entonces no será ley, sino corrupción de la ley”.
Por cuanto hace referencia a la deontología, el profesional debe obrar conforme a ella en
nombre de su profesión6. La adquisición de un título o diploma, hace vincular a una persona
a un gremio. Por eso, la deontología apunta al <deber ser del profesional>, a sus competencias
profesionales cuando obra en su profesión a partir de su vocación, de su misión y del código
ético que lo orienta.
Con la palabra deontología, se hace referencia a los deberes propios que un profesional debe
cumplir en el desempeño de su profesión, guiado por los códigos de su profesión, de su
gremio y en concordancia con la ley civil.
Lo deontológico es una ayuda que tiene el profesional para que pueda afrontar los dilemas
éticos que le aparecen en su labor profesional. El código deontológico es la ley que debe
seguir un profesional para obrar dignamente según la esencia de su profesión. Cumpliéndolo
y acatándolo le favorece su pertenencia al gremio, y le evita caer en problemas con la justicia
civil. Por eso bien han dicho la asociación de médicos católicos latinoamericanos: “El médico
católico no se puede desentender de las propuestas y reformas que se debaten en su entorno
social y político y que puedan tener una repercusión importante en la salud pública. Es un
derecho y un deber profesional ofrecer su diagnóstico veraz y contrastado en estas cuestiones
que además pueden incidir directamente en el bien común. Actuar así es un deber como
profesional de la medicina y como ciudadano comprometido con el bien común”7.

corresponden "a todo individuo... sin distinción ninguna por motivos de raza... o de otra condición". Sabemos
bien que hay diferencias en la interpretación de estos principios universales y en su aplicación al campo de la
bioética. Pero por ello mismo, un documento de la UNESCO debería evitar proponer, aprobar o avalar un
comportamiento que sea visto razonablemente por algunos grupos humanos como radicalmente contrario a los
derechos humanos. En temas profundamente conflictivos, como el aborto, la eutanasia, la utilización de
embriones para la experimentación, etc. la UNESCO no debería permitirse pronunciarse a favor de una visión
que es vista por muchos como la negación de derechos humanos fundamentales. Sería una traición al sentido
mismo de las Naciones Unidas y a la carta magna de los derechos humanos”.
6
SANDRO SPINSANTE ETICA bio-medica, Paoline, 1988, Milano, pp.9-27.
7
Conclusiones del IV Congreso de Asociaciones Médicas Católicas Latinoamericanas , FAMCLAM Chile,
Abril.2005.

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