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y la tradición
árabe medieval
Los astrónomos islámicos de la Edad Media
no se limitaron a traducir los textos clásicos.
Podrían haber incluso desempeñado un papel
clave en la revolución copernicana
George Saliba
E
n 1957, dos brillantes historiadores se reunie- creación de su teoría astronómica. Para unos, Copérnico
ron para estudiar un manuscrito astronómico había llegado al mismo punto de Ibn al-Sha-t. ir por un
de un autor árabe del siglo XIV. El documento, camino propio; el asunto constituía un caso más de
cuyo contenido parecía increíble, era desco- convergencia, de “descubrimiento independiente”. Sin
nocido para la mayoría de los historiadores de embargo, con el tiempo resultó claro que había algún
la ciencia. Lo había escrito Ibn al-Sha-t. ir, muwaqqit de tipo de conexión entre los trabajos de Copérnico y los
la mezquita Umayyad central de Damasco. El texto re- de los astrónomos islámicos medievales, que había pa-
dactado por el encargado del cómputo del tiempo, así sado inadvertida. La revelación del trabajo de Ibn al-
debe entenderse el oficio de al-Sha-t. ir, adelantaba ideas Sha- t. ir evidenciaba asimismo que el Renacimiento,
de la teoría de Copérnico. Y ello, más de cien años inspirado en parte en la revolución copernicana, no
antes del nacimiento del astrónomo polaco. era un fenómeno europeo exclusivo.
Cuando los dos historiadores presentaron el escrito Se ponía en cuestión lo que, en el mejor de los ca-
de Ibn al-Sha-t. ir, las respuestas que recibieron oscila- sos, no es más que una caricatura de la historia: la en-
ron entre la incredulidad absoluta y el rechazo no me- trega de la “antorcha” del saber de las manos de los
nos absoluto. Los hubo que abandonaban la sala de griegos de la antigüedad clásica a la Europa cristiana
conferencias si el ponente mencionaba el manuscrito. medieval a través de los árabes. De acuerdo con esa
La razón del desasosiego residía en que abría la puerta visión esquemática, los intermediarios se limitarían a
a la hipótesis de que Copérnico no estuvo sólo en la transcribir y traducir los textos de astronomía, filo-
sofía y medicina griegos hasta que Europa despertó de
su letargo, asimiló los libros y enarboló de nuevo la
El autor antorcha. Semejante cuadro del pasado no concede a
la civilización islámica el papel que le corresponde en
GEORGE SALIBA, profesor de ciencia árabe e islámica en la revolución científica; subestima, además, la relación,
la Universidad de Columbia, ha centrado su interés inves- a menudo profunda, que se establece entre culturas y
tigador en el desarrollo de las teorías planetarias y su trans-
misión a la Europa del Renacimiento.
movimientos intelectuales distintos.
© American Scientist Magazine. ¿Qué aportaron los astrónomos islámicos? ¿Qué parte
de su saber se transmitió a Europa, sin que ésta reco-
1. TRAYECTORIA DE LA LUNA a través del firmamento, que introdujo en su cosmología heliocéntrica. La esfera
según el modelo propuesto por Ibn al-Sha- t. ir, astrónomo de la Luna se halla sobre la circunferencia rotante del
árabe del siglo XIV . Es idéntico al ofrecido por Copérnico círculo menor. Se la muestra en ocho posiciones a lo
casi dos siglos más tarde. El astrónomo polaco no atri- largo de su trayectoria orbital alrededor de la Tierra. El
buyó el origen de este modelo a Ibn al-Sha- t. ir, ni tampoco modelo de Ibn al-Sha- t. ir mejoró la descripción que Ptolomeo
reconoció que otros árabes le habían precedido en deter- había dado del movimiento de la Luna, en el siglo segundo
minados conceptos sobre el movimiento de los planetas de nuestra era.
DEFERENTE
TIERRA TIERRA
SOL
SOL
o
ESFERA CELESTE
ESFERA CELESTE 45 (ESTRELLAS FIJAS)
TRAYECTORIA DEL SOL (ESTRELLAS FIJAS)
EPICICLO
TRAYECTORIA
o
45 DEL SOL
TIERRA
DEFERENTE
TIERRA
SOL
4. PTOLOMEO PROPUSO DOS MODELOS GEOCENTRICOS que arrastraba la esfera deferente. Es más fácil entender
para explicar el movimiento del Sol, que, durante parte la acción del modelo epicíclico (derecha abajo) si consi-
del año, parecía disminuir velocidad, lo que hacía pensar deramos el movimiento del deferente y el del epiciclo en
que, en esos períodos, el Sol se encontraba más alejado dos pasos. En primer lugar, imaginemos que el deferente
de la Tierra. En su modelo “excéntrico” (izquierda) pre- arrastra el epiciclo 45 grados en sentido antihorario. A
supuso que el centro de la Tierra no coincidía con el cen- continuación el epiciclo gira, en sentido horario, los mis-
tro de la esfera que arrastraba al Sol. En su modelo mos grados. Cuando el deferente haya dado una vuelta
“epicíclico” (derecha) imaginó la existencia de una esfera completa, la combinación de esos dos movimientos habrá
portadora, el deferente, cuyo centro coincidía con el de descrito la trayectoria del Sol alrededor de la Tierra (lí-
la Tierra, pero colocó el Sol en otra esfera, epiciclo, a la nea marrón).
los astrónomos islámicos y sus pre- luego resolverlos. Así fue forján- que explicase tanto del universo ob-
decesores griegos. dose una astronomía distinta, de la servable y tan sistemáticamente.
Una vez establecida esta línea de que se beneficiaría la copernicana.
ESFERA CELESTE
(ESTRELLAS
FIJAS)
ECUANTE
TIERRA ECUANTE TIERRA
EPICICLO
PLANETA
SUPERIOR
6. EL MODELO CON QUE PTOLOMEO explicaba el movimiento (más tarde llamado “ecuante”). Ese movimiento es física-
de los planetas superiores implicaba una construcción sin mente imposible, y no se llegó a una solución del problema
sentido físico que inquietó profundamente a los astróno- hasta el siglo XIII, gracias al astrónomo Mu’ayyad al-D n al-
mos árabes. Ptolomeo proponía que una esfera portadora, ’Urd. . Copérnico empleó el teorema de ’Urd. en sus mo-
o deferente (azul claro), giraba sin cambiar de lugar al- delos explicativos del movimiento de los planetas. En este
rededor de un eje que pasaba, no por el centro de la es- gráfico el planeta está incrustado en un epiciclo que se
fera, sino por “el centro de la ecualización del movimiento” mueve por el interior del deferente.
Argumentaba que, si ese tipo de curio revisten incluso mayor com- alrededor de sus centros. Según
compuesto podía aceptarse en el fir- plejidad.) Ptolomeo, giraban uniformemente,
mamento, entonces los epiciclos tam- En esos modelos combinados, sin desplazarse, en torno a un eje
bién debían tolerarse, puesto que in- Ptolomeo supuso, para cada planeta, que atravesaba “el centro de la ecua-
cluso el tamaño del mayor de los la existencia de una esfera excén- lización del movimiento”, lo que
epiciclos planetario no podía com- trica (el deferente) cuyo grosor po- en tiempos medievales recibió el
pararse con la estrella fija más in- sibilitara transportar, en el interior nombre de ecuante. La noción de
significante. Al incluir los epici- de su estructura, similar a un ca- ecuante fue “la gota que colmó el
clos, Ibn al-Sha-.tir consiguió construir parazón, a un epiciclo sólido. A su vaso” para algunos astrónomos islá-
modelos totalmente geocéntricos vez, el planeta estaba engastado en micos: carecía de todo sentido fí-
compatibles con su nueva visión de la superficie del epiciclo. El ale- sico. Intentemos imaginar una es-
la cosmología aristotélica, con las jandrino no se pronunció tampoco fera que, sin moverse de sitio, gira
observaciones de Ptolomeo y con sobre estas violaciones, pese a que sobre sí misma alrededor de un eje
las de astrónomos posteriores, más la situación era todavía peor desde que no pasa por su centro (véase la
refinadas. el punto de vista cosmológico. A figura 6).
Si los modelos ptolemaicos so- diferencia de lo que ocurría en su Muchos astrónomos se esforza-
bre el curso del Sol pueden pare- modelo sobre el curso del Sol, el ron por resolver el problema del
cernos forzados, lo son todavía más epiciclo y el deferente ya no se ecuante, entre ellos un alumno de
sus configuraciones planetarias. movían a la misma velocidad. Era Avicena, médico y filósofo famoso
Saturno, Júpiter, Marte y Venus si- el movimiento del epiciclo el que del siglo XI. Sólo lo consiguió, dos
guen trayectorias extrañas: en oca- daba cuenta del movimiento del pla- centurias después, Mu’ayyad al-D n
siones parecen moverse más des- neta. Puesto que la trayectoria se- al-’Urd. , astrónomo de Damasco.
pacio, de vez en cuando se detienen guida por el planeta era indepen- Su teorema, conocido hoy por lema
o incluso emprenden un movimiento diente del movimiento descrito por de ’Urd. , reproducía los movimien-
retrógrado en relación con las es- el deferente, ya no podía usarse para tos aparentes de los planetas con
trellas. Para explicar esos movi- esconder la violación de la excen- la ayuda de un deferente que se
mientos Ptolomeo se vio obligado tricidad, como se había hecho en el movía uniformemente y sin despla-
a abandonar la simplicidad y a in- caso del Sol. zarse alrededor de un eje que atra-
corporar la esfera excéntrica y la Quizás el aspecto más enojoso vesaba su centro. Siglos más tar-
epicíclica. (Sus descripciones del de ese modelo era que los deferen- de, Copérnico empleó ese teorema
movimiento de la Luna y de Mer- tes de los planetas no se movían para explicar las trayectorias pla-
¿Coincidencia?
glo XIII. (En buena medida, el cam- teamiento distinto de la astronomía
bio hacia una cosmología helio- ptolemaica, seguían aferrados a la
céntrica sólo reorienta el vector que cosmología aristotélica? ¿Por qué