Está en la página 1de 9

La astronomía griega

y la tradición
árabe medieval
Los astrónomos islámicos de la Edad Media
no se limitaron a traducir los textos clásicos.
Podrían haber incluso desempeñado un papel
clave en la revolución copernicana

George Saliba

E
n 1957, dos brillantes historiadores se reunie- creación de su teoría astronómica. Para unos, Copérnico
ron para estudiar un manuscrito astronómico había llegado al mismo punto de Ibn al-Sha-t. ir por un
de un autor árabe del siglo XIV. El documento, camino propio; el asunto constituía un caso más de
cuyo contenido parecía increíble, era desco- convergencia, de “descubrimiento independiente”. Sin
nocido para la mayoría de los historiadores de embargo, con el tiempo resultó claro que había algún
la ciencia. Lo había escrito Ibn al-Sha-t. ir, muwaqqit de tipo de conexión entre los trabajos de Copérnico y los
la mezquita Umayyad central de Damasco. El texto re- de los astrónomos islámicos medievales, que había pa-
dactado por el encargado del cómputo del tiempo, así sado inadvertida. La revelación del trabajo de Ibn al-
debe entenderse el oficio de al-Sha-t. ir, adelantaba ideas Sha- t. ir evidenciaba asimismo que el Renacimiento,
de la teoría de Copérnico. Y ello, más de cien años inspirado en parte en la revolución copernicana, no
antes del nacimiento del astrónomo polaco. era un fenómeno europeo exclusivo.
Cuando los dos historiadores presentaron el escrito Se ponía en cuestión lo que, en el mejor de los ca-
de Ibn al-Sha-t. ir, las respuestas que recibieron oscila- sos, no es más que una caricatura de la historia: la en-
ron entre la incredulidad absoluta y el rechazo no me- trega de la “antorcha” del saber de las manos de los
nos absoluto. Los hubo que abandonaban la sala de griegos de la antigüedad clásica a la Europa cristiana
conferencias si el ponente mencionaba el manuscrito. medieval a través de los árabes. De acuerdo con esa
La razón del desasosiego residía en que abría la puerta visión esquemática, los intermediarios se limitarían a
a la hipótesis de que Copérnico no estuvo sólo en la transcribir y traducir los textos de astronomía, filo-
sofía y medicina griegos hasta que Europa despertó de
su letargo, asimiló los libros y enarboló de nuevo la
El autor antorcha. Semejante cuadro del pasado no concede a
la civilización islámica el papel que le corresponde en
GEORGE SALIBA, profesor de ciencia árabe e islámica en la revolución científica; subestima, además, la relación,
la Universidad de Columbia, ha centrado su interés inves- a menudo profunda, que se establece entre culturas y
tigador en el desarrollo de las teorías planetarias y su trans-
misión a la Europa del Renacimiento.
movimientos intelectuales distintos.
© American Scientist Magazine. ¿Qué aportaron los astrónomos islámicos? ¿Qué parte
de su saber se transmitió a Europa, sin que ésta reco-

42 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003


THE BODLEIAN LIBRARY, UNIVERSIDAD DE OXFORD, MS Hunt 547, folio 32 recto

1. TRAYECTORIA DE LA LUNA a través del firmamento, que introdujo en su cosmología heliocéntrica. La esfera
según el modelo propuesto por Ibn al-Sha- t. ir, astrónomo de la Luna se halla sobre la circunferencia rotante del
árabe del siglo XIV . Es idéntico al ofrecido por Copérnico círculo menor. Se la muestra en ocho posiciones a lo
casi dos siglos más tarde. El astrónomo polaco no atri- largo de su trayectoria orbital alrededor de la Tierra. El
buyó el origen de este modelo a Ibn al-Sha- t. ir, ni tampoco modelo de Ibn al-Sha- t. ir mejoró la descripción que Ptolomeo
reconoció que otros árabes le habían precedido en deter- había dado del movimiento de la Luna, en el siglo segundo
minados conceptos sobre el movimiento de los planetas de nuestra era.

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003 43


distintos centros y bajo el auspicio
de varios mecenas; por encima de
todos destacó la Casa de la Sabiduría,
fundada en Bagdad con ese propó-
sito. A su debido tiempo, algunas
de esas traducciones al árabe llega-
ron de nuevo a Europa a través de
España; se tradujeron al latín, posi-
bilitando su estudio en el mundo
occidental cristiano. Algunos textos
griegos (el Almagesto, por ejemplo)
se conservaron a través de la Edad
Media, pero otros se hubieran per-
dido para siempre de no haber sido
por las traducciones al árabe. Merced
a esas versiones se salvó una parte
importante del legado clásico. Pero,
desde el propio principio, los tra-
ductores árabes no se limitaron a la
traslación escueta. Corregían erro-
res y comentaban textos. Algunos fa-
llos —transcripciones equivocadas
de los textos griegos— carecían de
2. LAS TRADUCCIONES ARABES del Almagesto de Ptolomeo, tal como lo mues- mayor trascendencia; otros errores,
tran los comentarios escritos en los márgenes de estas páginas, aparecían den- sin embargo, resultaban más in-
samente comentadas. Los escritos de Ptolomeo se sometieron a una crítica se- quietantes.
vera desde los inicios de su introducción en el mundo islámico en el siglo IX. Si se pretendía aplicar esas obras
a cuestiones prácticas, algunos de
esos errores debían ser corregidos.
nociera tal deuda? No es tarea fá- ló la astronomía de su tiempo en tres Ocurría así con la frecuencia del
cil reunir todas las piezas de la his- obras que ejercerían una influencia movimiento de precesión. El eje
toria. Hay miles de textos árabes perdurable: el Almagesto, las Hipó- de la Tierra oscila a lo largo del
sobre ciencia en las bibliotecas im- tesis sobre los planetas y las Tablas transcurso del tiempo; se comprueba
portantes de casi todo el mundo, de Mano. Transcurrieron siete siglos por los cambios de la eclíptica, el
desde Dublín hasta Madrás. En su antes de que los escritos de Ptolomeo movimiento aparente del Sol sobre
mayoría, lo mismo que el manus- llegaran al mundo islámico, un in- el fondo de las estrellas. Para un
crito de al-Sha-t. ir, ignorados por los tervalo temporal bastante gris para arco temporal de setecientos años,
expertos. Mas de lo recuperado emer- la historia de la ciencia. las investigaciones de Ptolomeo pre-
ge una nueva imagen: frente a la El interés repentino que su obra decían un desplazamiento de unos
tesis tradicional (la civilización is- despierta en el siglo IX cabe atribuir- siete grados; los astrónomos de
lámica aceptó a pies juntillas el lo, en parte al menos, a la rápida Bagdad midieron, en cambio, una
pensamiento astronómico griego en expansión del Islam. Los territorios variación de unos diez u once gra-
bloque), se ha de afirmar que los recién conquistados generaron ne- dos. Ptolomeo tampoco acertó en
astrónomos islamistas cuestionaron cesidades administrativas de unas la inclinación precisa de la Tierra,
numerosos puntos del legado clá- proporciones sin precedentes, que, es decir, la inclinación del plano
sico y se esforzaron en crear una a su vez, requerían elevados niveles ecuatorial en relación con la eclíp-
nueva astronomía propia. Algunas de desarrollo científico y técnico. tica. Los astrónomos del siglo IX
de tales innovaciones serían, an- Los escritos de Ptolomeo ofrecían a calcularon un valor que se acerca
dando el tiempo, adoptadas por los pueblos islámicos una geometría más al hoy aceptado. Por último,
Copérnico. Otro autor que empren- que les servía para predecir los mo- Ptolomeo determinó una posición
dió su propia revolución contra la vimientos del Sol, de la Luna y de fija para el “apogeo solar”, la dis-
astronomía griega. los planetas en relación con las es- tancia máxima entre el Sol y la
trellas “fijas”. Se trataba de herra- Tierra en su “órbita geocéntrica”.
mientas muy útiles para, entre otras (Ptolomeo y los astrónomos árabes
Problemas
CORTESIA DE THE BRITISH MUSEUM

cosas, confeccionar un calendario lu- suponían que el centro del univer-


de la visión ptolemaica nar preciso, fijar los horarios de las
plegarias diarias y, por supuesto, de-
so lo ocupaba la Tierra.) Pero los
astrónomos islámicos observaron
terminar la orientación sagrada (la que el apogeo solar en realidad se

C uando hablamos de astronomía


griega nos viene a la mente el
nombre de Ptolomeo de Alejandría.
qibla) hacia La Meca desde tierras
lejanas.
Se embarcaron en un gigantesco
había desplazado unos diez grados
a lo largo de siete siglos; su mo-
vimiento era más o menos similar
Este autor del siglo II d. C., compi- trabajo de traducción, acometido en al movimiento de precesión.

44 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003


Al tratarse de una cuestión prác-
tica, los árabes encararon esos erro-
res elaborando unas tablas astronó-
micas (efemérides) que resolviesen
las necesidades cotidianas. Sin em-
bargo, el reconocimiento de que
Ptolomeo había cometido errores tan
fundamentales propició que se plan-
tearan preguntas de mayor calado a
propósito del legado astronómico de
los griegos. ¿Fueron responsables TIERRA
de los errores de Ptolomeo los ins- EQUINOCCIO SOLSTICIO
trumentos que empleó? ¿Siguió tal DE PRIMAVERA SOL DE INVIERNO
vez métodos de observación equi-
vocados? ¿O quizás había algo más? SOLSTICIO EQUINOCCIO
DE VERANO DE OTOÑO
Estas preguntas generaron un clima
que propiciaba la criba rigurosa de
cada detalle de la tradición as-
tronómica griega.

Las grandes preguntas ECLIPTICA

L os astrónomos teóricos consi-


guieron librarse de algunos de
los problemas que condujeron a los
errores ptolemaicos. Descubrieron,
por ejemplo, que las técnicas de 3. TRAYECTORIA DE LA TIERRA alrededor del Sol. Su curso provoca ilusiones
observación del alejandrino dejaban ópticas que deben explicarse en un universo geocéntrico. A lo largo de un año,
mucho que desear. Los cálculos de el Sol parece moverse por el cielo como si siguiese un camino, la eclíptica, que
Ptolomeo de la excentricidad del Sol pasa por las doce constelaciones del zodíaco (figuras blancas). Los dos solsti-
(una forma de caracterizar su “ór- cios señalan los momentos del año en que el eje de la Tierra se inclina más
bita” aparente) y de la posición del hacia el Sol o en sentido opuesto. Los equinoccios señalan los dos puntos en
apogeo solar no eran correctos por- que el ecuador celeste (la proyección del plano del ecuador de la Tierra en el
que observó el Sol en los dos equi- espacio) corta la eclíptica. Los astrónomos griegos y los árabes del Medievo
noccios y los dos solsticios. El in- intentaron explicar esos fenómenos con modelos en los que se suponía que el
conveniente estriba aquí en lo universo era geocéntrico.
siguiente: en la segunda mitad de
junio y de diciembre el Sol, du-
rante algunos días, sale y se pone ponía que esferas y cuerpos celes- reflexionó sobre la novena esfera
en el mismo punto del horizonte, tes estaban hechos del mismo “ele- ptolemaica y se dio cuenta de que,
de modo que es muy difícil deter- mento” simple: el éter. A diferen- lisa y llanamente, no podía haber
minar con exactitud cuándo se pro- cia de los demás elementos —la tal cubierta. ¿Cómo iba a mover una
duce el solsticio. Los astrónomos tierra, el fuego, el agua y el aire—, esfera sin fricción a otra esfera sin
islámicos se dieron cuenta de que el éter era perfecto y divino; carecía fricción, si ambas giraban alrede-
podían realizarse observaciones más de propiedades terrestres tales como dor del mismo centro?
exactas a mitad de las estaciones, la fricción. A primera vista todo eso Se desencadenó un debate fi-
cuando el Sol pasa por los puntos parecía coherente. Ptolomeo aceptó losófico entre los estudiosos islá-
intermedios de Tauro, Leo, Escor- los elementos de Aristóteles sin cues- micos. ¿En qué consistía el éter?
pión y Acuario. De un solo golpe, tionarlos. ¿Cuál era la verdadera naturaleza de
superaron a Ptolomeo y resolvieron Los problemas empezaban cuando las esferas? ¿Era posible que los
los problemas del apogeo y la ex- el alejandrino abordaba la mecá- cuerpos celestes tuvieran propieda-
centricidad del Sol. nica celeste dentro del marco de la des que contradecían la naturaleza
Los teóricos mostraron también cosmología aristotélica. Ptolomeo que originalmente los definía? En
un profundo interés por los cimientos propuso que una novena esfera, la cierto modo, la búsqueda de la co-
cosmológicos de la astronomía pto- más exterior, era la responsable del herencia entre la definición origi-
lemaica. El alejandrino adoptó la movimiento diario de su vecina, la nal de los cuerpos celestes y sus
cosmología de Aristóteles, que de- octava esfera, sustentadora de las propiedades aparentes se convirtió
fendía la incrustación de planetas y estrellas fijas; de ese modo expli- en la principal preocupación de la
estrellas en esferas celestes concén- caba el fenómeno de la precesión. astronomía islámica. Tal vez resida
tricas en torno a la Tierra. Se su- Muh. ammad b. Mu-sa-, en el siglo IX, ahí la diferencia fundamental entre

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003 45


ESFERA DEL SOL

DEFERENTE

TIERRA TIERRA
SOL
SOL

o
ESFERA CELESTE
ESFERA CELESTE 45 (ESTRELLAS FIJAS)
TRAYECTORIA DEL SOL (ESTRELLAS FIJAS)
EPICICLO
TRAYECTORIA
o
45 DEL SOL
TIERRA
DEFERENTE
TIERRA

SOL

MODELO SOLAR EXCENTRICO DE PTOLOMEO MODELO SOLAR EPICICLICO DE PTOLOMEO

4. PTOLOMEO PROPUSO DOS MODELOS GEOCENTRICOS que arrastraba la esfera deferente. Es más fácil entender
para explicar el movimiento del Sol, que, durante parte la acción del modelo epicíclico (derecha abajo) si consi-
del año, parecía disminuir velocidad, lo que hacía pensar deramos el movimiento del deferente y el del epiciclo en
que, en esos períodos, el Sol se encontraba más alejado dos pasos. En primer lugar, imaginemos que el deferente
de la Tierra. En su modelo “excéntrico” (izquierda) pre- arrastra el epiciclo 45 grados en sentido antihorario. A
supuso que el centro de la Tierra no coincidía con el cen- continuación el epiciclo gira, en sentido horario, los mis-
tro de la esfera que arrastraba al Sol. En su modelo mos grados. Cuando el deferente haya dado una vuelta
“epicíclico” (derecha) imaginó la existencia de una esfera completa, la combinación de esos dos movimientos habrá
portadora, el deferente, cuyo centro coincidía con el de descrito la trayectoria del Sol alrededor de la Tierra (lí-
la Tierra, pero colocó el Sol en otra esfera, epiciclo, a la nea marrón).

los astrónomos islámicos y sus pre- luego resolverlos. Así fue forján- que explicase tanto del universo ob-
decesores griegos. dose una astronomía distinta, de la servable y tan sistemáticamente.
Una vez establecida esta línea de que se beneficiaría la copernicana.

Todo son esferas...


reflexión, los árabes se dieron cuenta No deberíamos precipitarnos en
de que la astronomía griega estaba calificar de ingenuos a Ptolomeo y
preñada de disparates cosmológicos. a sus discípulos por no haberse li-
Debían, pues, reformar esa astro-
nomía y crear una nueva, exenta de
contradicciones. Las cuestiones cos-
berado de las ideas aristotélicas
sobre las esferas y el universo geo-
céntrico. Los resultados observa-
E n algún grado, Ptolomeo tenía
que ser consciente de las difi-
cultades que conllevaba una adhe-
mológicas que más preocupaban a cionales que proporcionaba esa cos- sión estricta a la cosmología aris-
los astrónomos islámicos admitían mología, equivocada o no, eran totélica. No le era posible explicar
un enunciado sencillo. Resolverlas excelentes y permitían predecir las ni los movimientos planetarios más
era harina de otro costal. Se nece- posiciones de los planetas en cual- simples sin incumplir alguna de las
sitaron, en primer lugar, generacio- quier momento y en cualquier lu- restricciones de Aristóteles. Consi-
nes de astrónomos para articular gar. Antes de la ley de gravitación deremos el movimiento del Sol. Si
los problemas de la forma adecuada universal de Newton, en el si- la Tierra ocupase el centro de la
y todavía más generaciones para glo XVII, no había otra cosmología esfera celeste, entonces el Sol se

46 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003


movería por el cielo a una veloci-
dad uniforme durante todo el año,
porque no variaría la distancia que
nos separaría del astro. Pero eso no
3 4
es lo que ocurre: en los meses de 2 1
primavera y verano, en el hemisfe- 5
rio norte, el Sol parece avanzar más OESTE
lentamente de lo que lo hace du-
rante el otoño y el invierno. (Sa-
bemos ahora que la primavera y el ESTE
verano son más largos que el otoño
o el invierno porque la Tierra está
más lejos del Sol durante esos me-
ses, de modo que tarda más en via-
jar de un equinoccio al otro.)
Ptolomeo aborda este problema MARTE
en el Almagesto III (el tercero de
trece libros), donde da a elegir a
sus lectores entre dos modelos que
pretenden explicar la razón por la
que unas estaciones duran más que
las otras. En su modelo excéntrico LINEAS
DE
proponía que el centro de la Tierra VISION
no coincidía con el centro de la es-
TIERRA
fera que arrastraba al Sol en su curso
anual. Puesto que el Sol orbitaba al- 3
rededor de la Tierra, parecía, en con-
secuencia, estar más lejos (y mo- 4 2
verse más lentamente) durante parte
del año. En su modelo epicíclico,
supuso la existencia de una “esfera
portadora”, posteriormente llamada
deferente, que era concéntrica con
5 1
el centro de la Tierra; colocó el
Sol en otra esfera, llamada epici-
clo, a la que arrastraba la esfera 5. EL MOVIMIENTO APARENTE (línea amarilla) de un “planeta superior”, como
deferente y cuyo radio era igual a Marte, en relación con las “estrellas fijas” incluye un movimiento retrógrado
la excentricidad del primer modelo. (del este al oeste) cuando la Tierra sobrepasa al “planeta superior” en la “vía
Como epiciclo y deferente se movían interna” de sus respectivas órbitas en torno al Sol. Ptolomeo inventó extraños
a la misma velocidad, aunque en modelos geocéntricos para explicar ese comportamiento (véase la figura 6).
sentido opuesto, el Sol, situado so-
bre la superficie del epiciclo, des-
cribía un círculo cuyo diámetro igua- que tenía su propio centro de pe- predicciones de una precisión acep-
laba la diferencia entre la posición santez y que no se movía por sí table.
del Sol más cercana a la Tierra y misma, sino arrastrada por el mo- Ese silencio se rompió el siglo XIV.
la más lejana. vimiento de la esfera deferente. Todo Ibn al-Sha-t.ir afirmó en Damasco que
Ambos modelos permitían por esto entraba en conflicto con la sim- el modelo excéntrico violaba la cos-
igual explicar el curso aparente del plicidad del éter y creaba un cen- mología de Aristóteles y debía aban-
Sol. Al elegir, Ptolomeo optó por tro de pesantez a extramuros de la donarse. Ibn al-Sha-t. ir, tras desterrar
el axioma clásico de simplicidad y Tierra. todos esos modelos de su propia
se inclinó por el modelo excén- Ptolomeo no entraba en la jus- astronomía geocéntrica, tomó un
trico; por una razón de economía: tificación de tales violaciones y rumbo interesante: cuestionó la na-
sólo requería una esfera. Lo que no dejaba entender al lector que se turaleza del éter de Aristóteles. Si
dijo, sin embargo, es que ambos vio- trataba de transgresiones sin re- el firmamento entero estaba hecho
laban la cosmología aristotélica. En levancia. A finales del siglo XII , de éter —las esferas, los planetas y
el modelo excéntrico, la Tierra no algunos árabes andalusíes aborda- las estrellas—, ¿cómo explicar que
era el centro de la “pesantez”, y ron el problema, en particular las las estrellas emitieran luz y no bri-
eso contradecía la tesis aristotélica transgresiones en cuestión. El res- llaran las esferas que las portaban?
de una Tierra en el mismo centro to del mundo islámico, sin embar- Ibn al-Sha-.tir concluyó que el éter te-
del universo. Por otro lado, en el go, secundó el silencio de Ptolomeo. nía que ser un compuesto (tark bun
modelo del epiciclo se admitía la Al fin y al cabo, los modelos del ma-); no podía ser tan simple como
existencia de una esfera epicíclica alejandrino permitían establecer se había admitido hasta entonces.

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003 47


CASCARA
DEL DEFERENTE
CASCARA
DEL DEFERENTE

ESFERA CELESTE
(ESTRELLAS
FIJAS)
ECUANTE
TIERRA ECUANTE TIERRA

EPICICLO

PLANETA
SUPERIOR

MODELO DE PTOLOMEO PARA LOS PLANETAS SUPERIORES

6. EL MODELO CON QUE PTOLOMEO explicaba el movimiento (más tarde llamado “ecuante”). Ese movimiento es física-
de los planetas superiores implicaba una construcción sin mente imposible, y no se llegó a una solución del problema
sentido físico que inquietó profundamente a los astróno- hasta el siglo XIII, gracias al astrónomo Mu’ayyad al-D n al-
mos árabes. Ptolomeo proponía que una esfera portadora, ’Urd. . Copérnico empleó el teorema de ’Urd. en sus mo-
o deferente (azul claro), giraba sin cambiar de lugar al- delos explicativos del movimiento de los planetas. En este
rededor de un eje que pasaba, no por el centro de la es- gráfico el planeta está incrustado en un epiciclo que se
fera, sino por “el centro de la ecualización del movimiento” mueve por el interior del deferente.

Argumentaba que, si ese tipo de curio revisten incluso mayor com- alrededor de sus centros. Según
compuesto podía aceptarse en el fir- plejidad.) Ptolomeo, giraban uniformemente,
mamento, entonces los epiciclos tam- En esos modelos combinados, sin desplazarse, en torno a un eje
bién debían tolerarse, puesto que in- Ptolomeo supuso, para cada planeta, que atravesaba “el centro de la ecua-
cluso el tamaño del mayor de los la existencia de una esfera excén- lización del movimiento”, lo que
epiciclos planetario no podía com- trica (el deferente) cuyo grosor po- en tiempos medievales recibió el
pararse con la estrella fija más in- sibilitara transportar, en el interior nombre de ecuante. La noción de
significante. Al incluir los epici- de su estructura, similar a un ca- ecuante fue “la gota que colmó el
clos, Ibn al-Sha-.tir consiguió construir parazón, a un epiciclo sólido. A su vaso” para algunos astrónomos islá-
modelos totalmente geocéntricos vez, el planeta estaba engastado en micos: carecía de todo sentido fí-
compatibles con su nueva visión de la superficie del epiciclo. El ale- sico. Intentemos imaginar una es-
la cosmología aristotélica, con las jandrino no se pronunció tampoco fera que, sin moverse de sitio, gira
observaciones de Ptolomeo y con sobre estas violaciones, pese a que sobre sí misma alrededor de un eje
las de astrónomos posteriores, más la situación era todavía peor desde que no pasa por su centro (véase la
refinadas. el punto de vista cosmológico. A figura 6).
Si los modelos ptolemaicos so- diferencia de lo que ocurría en su Muchos astrónomos se esforza-
bre el curso del Sol pueden pare- modelo sobre el curso del Sol, el ron por resolver el problema del
cernos forzados, lo son todavía más epiciclo y el deferente ya no se ecuante, entre ellos un alumno de
sus configuraciones planetarias. movían a la misma velocidad. Era Avicena, médico y filósofo famoso
Saturno, Júpiter, Marte y Venus si- el movimiento del epiciclo el que del siglo XI. Sólo lo consiguió, dos
guen trayectorias extrañas: en oca- daba cuenta del movimiento del pla- centurias después, Mu’ayyad al-D n
siones parecen moverse más des- neta. Puesto que la trayectoria se- al-’Urd. , astrónomo de Damasco.
pacio, de vez en cuando se detienen guida por el planeta era indepen- Su teorema, conocido hoy por lema
o incluso emprenden un movimiento diente del movimiento descrito por de ’Urd. , reproducía los movimien-
retrógrado en relación con las es- el deferente, ya no podía usarse para tos aparentes de los planetas con
trellas. Para explicar esos movi- esconder la violación de la excen- la ayuda de un deferente que se
mientos Ptolomeo se vio obligado tricidad, como se había hecho en el movía uniformemente y sin despla-
a abandonar la simplicidad y a in- caso del Sol. zarse alrededor de un eje que atra-
corporar la esfera excéntrica y la Quizás el aspecto más enojoso vesaba su centro. Siglos más tar-
epicíclica. (Sus descripciones del de ese modelo era que los deferen- de, Copérnico empleó ese teorema
movimiento de la Luna y de Mer- tes de los planetas no se movían para explicar las trayectorias pla-

48 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003


netarias en su cosmología helio- 7. EL PAR de T. u- s genera un movimiento lineal (línea blanca) a partir de un
céntrica. movimiento circular uniforme (círculo rosa y círculo azul). Con ello resuelve
El modelo de Ptolomeo expli- muchos de los problemas que tanto preocupaban a los astrónomos de la an-
caba el movimiento en “longitud” tigüedad. Aquí el círculo azul arrastra el círculo rosa en sentido horario, mien-
de los planetas por el cielo. El mo- tras que el círculo rosa gira en el sentido contrario a las agujas del reloj en
vimiento en “latitud” requería otro torno a su eje central. De los dos movimientos circulares resulta el movimiento
mecanismo. En el caso de Venus, lineal (flecha blanca) de un objeto (bola roja) a lomos del círculo rosa. El me-
por ejemplo, Ptolomeo supuso que canismo, ideado por el astrónomo del siglo XIII Nas. r al D n al-T. u- s , se empleó
el “plano ecuatorial” del deferente para explicar el movimiento en latitud de los planetas en las cosmologías geo-
oscilaba arriba y abajo, en un mo- céntricas, y cuenta todavía con un amplio abanico de aplicaciones.
vimiento de vaivén. Propuso un me-
canismo consistente en dos círcu-
los pequeños, perpendiculares al bre cuestiones de tamaña impor- lada tangencialmente en su interior
plano ecuatorial y que reposaban so- tancia...” (véase la figura 7). El mecanismo
bre su circunferencia. La medida Al final fue T. u-s quien aportó una de T. u-s generaba un movimiento li-
de los circulitos se correspondía solución para el problema del mo- neal a partir de un movimiento cir-
con la amplitud del movimiento en vimiento en latitud. Su brillante teo- cular uniforme; acababa, pues, con
latitud del planeta; así, cuando el rema consistía en dos esferas, una la división de Aristóteles, durante
plano ecuatorial giraba sobre esos un semidiámetro de la otra e insta- tanto tiempo defendida, entre los mo-
círculos describía un movimiento
oscilante.
Pero ese mecanismo no funciona.
Al sujetar los círculos a los extre-
mos del diámetro ecuatorial del
deferente se generaría un tambaleo
que afectaría a los movimientos en
longitud (que, si no fuera por ello,
resultarían precisos). Huelga decir,
además, que no hay modo de en-
cajar todo esto en una cosmología
aristotélica que propugna que to-
dos los movimientos celestes son
uniformemente circulares. En el fir-
mamento no cabían oscilaciones. En
palabras de Nas. r al D n al-T. u-s ,
astrónomo del siglo XIII: “Ese modo
de hablar resulta ajeno a nuestro
oficio”, una forma sutil de decir que
la descripción de Ptolomeo carecía
de sentido. Y parece que Ptolomeo
se dio cuenta de ello. En su propia
defensa, recurrió a la debilidad de 8. LA PRUEBA DE COPERNICO del par de T. u- s (izquierda) es idéntica a la que
los mortales que osaban intentar en- empleó el propio T. u- s (derecha), incluyendo los signos alfabéticos que dan nom-
tender la mente de Dios: “No per- bre a los correspondientes puntos del diagrama. Copérnico recurrió también el
mitamos ahora que nadie, al con- par de T. u- s para justificar el movimiento de Mercurio del mismo modo en que
siderar la complicada naturaleza lo hizo Ibn al-Sha- t. ir. ¿Cómo llegó a conocer Copérnico los trabajos de los astró-
de nuestros mecanismos, repute ar- nomos islámicos? Los historiadores han propuesto muchas posibilidades, pero
tificiosas tales hipótesis. Porque se resuelva o no el misterio, está claro que hay conexiones profundas entre la
no es adecuado comparar las [cons- tradición astronómica de los griegos de la Antigüedad, la de los árabes de la
trucciones] humanas con las divi- Edad Media y la de la Europa del Renacimiento. (Imagen del De Revolutionibus
nas, ni fundamentar en analogías de Copérnico, cortesía de la American Philosophical Society. La imagen del
tan dispares nuestras creencias so- texto árabe es cortesía de la Biblioteca del Vaticano.)

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003 49


vimientos lineales del mundo su- de un universo heliocéntrico, puesto tre ellos, una copia de la crítica de
blunar y los movimientos circulares que Copérnico admitía que el movi- T. u-s a Ptolomeo. Parece que esos
de los cielos. Ese mecanismo, de- miento de los cuerpos celestes era manuscritos pertenecieron a estu-
nominado ahora par de T. u-s , ofrece circular, no elíptico. Precisaba, pues, diosos contemporáneos de Copérni-
una amplia gama de aplicaciones po- del ecuante para describir trayecto- co que entendían muy bien el árabe
sibles, entre ellas la transformación rias que, en realidad, eran elípticas. escrito, tal como lo evidencian las
del movimiento lineal de un pistón (Al incorporar la órbita de la Tierra notas en latín añadidas al margen.
en el movimiento circular de una dejó de necesitar los epiciclos.) La ¿Le hicieron partícipe de su conte-
rueda. Quedó constancia de su ori- lectura atenta de las investigaciones nido a Copérnico? Noel Swerdlow,
gen astronómico en su designación de Copérnico muestra que sólo em- de la Universidad de Chicago, y
metafórica, “el mecanismo del Sol pleó dos teoremas que no se halla- Neugebauer incluso han sugerido
y los planetas”, cuando se aplicó a sen ya en las fuentes griegas; a sa- que las enseñanzas de muchos de
la máquina de vapor. Copérnico lo ber: el lema de ’Urd. y el par de los escritos árabes eran de domi-
utilizó para explicar el movimiento T. -us . Y los utilizó en el siglo XVI para nio público en la Italia del siglo XVI.
de los planetas en el marco de su resolver precisamente los mismos Quedan cuestiones pendientes.
cosmología heliocéntrica. problemas a los que se enfrentaron ¿Por qué los astrónomos árabes, que
los astrónomos islámicos en el si- tanto se esforzaban en hacer un plan-

¿Coincidencia?
glo XIII. (En buena medida, el cam- teamiento distinto de la astronomía
bio hacia una cosmología helio- ptolemaica, seguían aferrados a la
céntrica sólo reorienta el vector que cosmología aristotélica? ¿Por qué

P ara entender bien los funda-


mentos de la astronomía mo-
derna, importa distinguir entre la as-
conecta la Tierra y el Sol, lo que no
obsta para que arruine de paso aspec-
tos de la cosmología de Aristóteles
Copérnico, que había dado los pa-
sos para ofrecer una versión ma-
temática coherente de la cosmología
tronomía griega y la árabe. De no que Copérnico intentaba preservar.) aristotélica, lo abandonó todo y si-
haber sido por las aportaciones de Había otras semejanzas entre los tuó al Sol en el centro del uni-
los astrónomos islámicos, la transi- trabajos de Copérnico y la astro- verso? No tenía ni el menor vis-
ción de la ciencia clásica griega a nomía árabe del Medievo. La re- lumbre de la existencia posible de
la europea del Renacimiento habría configuración con la que Copérnico un factor que, como la gravedad de
sido muy diferente. Los problemas describía el curso de la Luna, un Newton, pudiera explicar por qué
inherentes a la obra de Ptolomeo cuerpo celeste estrictamente geo- el universo se mantiene unido.
eran demasiado profundos y se ne- céntrico, resultó ser idéntica, vec- Basándonos en lo que sabía, podría-
cesitaron varias generaciones de tor a vector, a la configuración pro- mos incluso acusar a Copérnico del
astrónomos árabes para organizar- puesta por Ibn al-Sha-t. ir al menos mismo crimen de Ptolomeo: acep-
los y resolverlos. dos siglos antes. Y el modelo de Co- tar un recurso matemático sin tener
La dificultad principal residía en pérnico de la trayectoria de Mercurio una cosmología que lo respaldara.
el lenguaje matemático empleado empleaba el par de T. u-s de un modo Por lo menos los astrónomos ára-
por Ptolomeo para describir los idéntico, en cuanto a la colocación bes siempre fueron coherentes.
movimientos de los planetas, que y a la función, al modelo de Mercurio En resumidas cuentas, si quere-
socavaba los fundamentos físicos de Ibn al-Sha-t. ir. mos discernir lo que la ciencia euro-
de la cosmología geocéntrica de La pregunta resulta obligada: pea del Renacimiento debe a los ára-
Aristóteles. Si se hubiera tratado ¿Cómo llegó Copérnico a esos mis- bes y lo que éstos tomaron de los
de simples errores de observación mos conceptos? Según parece, no griegos, habrá que afinar nuestros
o incluso de método, la cuestión no leía árabe y, por lo que sabemos, los conceptos analíticos.
habría sido tan grave. Sin embargo, trabajos mencionados no se habían
al explicar la cosmología de Aris- traducido al latín.
tóteles mediante una descripción
matemática que obviaba sus pro-
Los historiadores disponen de va-
rias pistas. Otto Neugebauer abrió
Bibliografía complementaria
piedades básicas, Ptolomeo creó un un camino al hallar un manuscrito ASTRONOMY AND HISTORY: SELEC-
mundo artificioso y contrario al sen- griego bizantino, traducido del ára- TED E SSAYS . O. Neugebauer. Sprin-
tido común. El ecuante, por ejem- be, que contenía algunos de los re- ger Verlag; Nueva York, 1983.
plo, describía una esfera que no tenía sultados obtenidos por los astró- STUDIES IN THE ISLAMIC EXACT SCIEN-
CES . Dirigido por E. Kennedy, D.
las propiedades de las esferas. Este nomos islámicos. Copérnico conocía King y M. H. Kennedy. American
era el problema nuclear de la as- el griego y pudo haber tenido la University of Beirut; Beirut, 1983.
tronomía griega; demandaba una oportunidad de leer el texto a prin- MATHEMATICAL ASTRONOMY IN CO-
revisión en profundidad. cipios del siglo XVI, cuando estu- PERNICUS ’ S D E R EVOLUTIONIBUS . N.
En sus primeros trabajos, Copérni- diaba en Italia (donde se conserva Swerdlow y O. Neugebauer. Sprin-
co también se ocupó de las contra- el manuscrito). ger Verlag; Nueva York, 1984.
dicciones matemáticas del alejan- Más recientemente, he pondera- A HISTORY OF ARABIC ASTRONOMY:
drino. Pero el problema del ecuante do otra posibilidad. En mis visitas PLANETARY THEORIES DURING THE
GOLDEN AGE OF ISLAM. G. Saliba.
le preocupaba más que la cosmología a diversas bibliotecas europeas he New York University Press; Nueva
geocéntrica. Pese a todo, esa cues- descubierto algunos manuscritos ára- York, 1994.
tión no se resolvía con la hipótesis bes sobre astronomía planetaria; en-

50 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, junio, 2003

También podría gustarte