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Iglesia Evangélica Alcance Victoria, Caracas - Venezuela

Instituto Bíblico - VETI

Cátedra: Teología sistemática II


1° Trimestre del 2020
Clase N° 6
Profesor: David Casas

MYER PEARLMAN: “TEOLOGÍA BÍBLICA SISTEMÁTICA”

RESUMEN DEL CAPÍTULO 6:

“EL SEÑOR JESUCRISTO”

Realizado por: José Belisario

Caracas, Julio de 2020


INTRODUCCIÓN

¿Quién es Jesucristo? Es la pregunta que por más de dos mil años se han planteado

hombres, mujeres, y niños, y han sido confrontados al no encontrar una respuesta

satisfactoria en cuanto a su personalidad. En Mateo 16:15, Jesús lo dijo de esta manera: “Y

vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Uno de sus discípulos, Simón Pedro, respondió: “Tú

eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente”.

Vemos que Jesucristo es el Hijo unigénito de Dios, aunque vino desde el trono de

Su Padre al vientre de una mujer, se convirtió en el Hijo de Hombre para que nosotros

pudiéramos volvernos hijos de Dios. Fue concebido por el Espíritu Santo, y nació de una

virgen.

Él vivió en la pobreza, y era desconocido fuera de Nazaret. No tuvo ni riquezas, ni

influencias. Él dejó sus vestiduras púrpura por un vestido de campesino. Era rico, pero por

nosotros se hizo pobre. Durmió en el establo de otro, cabalgó el asno de otro y fue

sepultado en la tumba de otro.

Gobernó sobre los elementos y calmó el mar embravecido. Sanó sin medicinas, y

alimentó a miles. Hasta los demonios le obedecían, y Él le dio de nuevo la vida a aquellos

que estaban muertos.

Mediante Su sufrimiento y muerte, Él pagó completamente los pecados de todos los

que crean en Él. Nos libró del juicio certero y de la condenación eterna de Dios que iba a

caer sobre todos nosotros.

Veremos a continuación un breve resumen de los aspectos fundamentales sobre la

vida y obra de nuestro Señor Jesucristo.


La naturaleza de Cristo

Cuando Jesús les preguntó a sus discípulos qué opinión tenían los hombres sobre su

personalidad, le estaba interrogando en torno al conocimiento que ellos tenían del papel que

él venía a jugar en la redención de la humanidad. Por eso fue necesario precisar entre sus

más allegados qué creían ellos de él, de allí la pregunta: "¿Quién dicen los hombres que es

el Hijo del hombre?" (Mateo 16:13). Después de una serie de conjeturas Simón Pedro,

revelado por el Espíritu Santo concretó con una frase lapidaria: "Tú eres el Cristo, el Hijo

del Dios viviente". Observamos entonces que la frase “hijo de hombre” significa nacido de

hombre. Así también "Hijo de Dios" significa nacido de Dios, de aquí que este título

anuncie la deidad de Cristo, y nos ayuda a comprender que Jesús mantiene con el Padre una

relación única que no es compartida con ninguna otro ser.

La conciencia que Cristo tenía de sí mismo

Una interrogante que quizás rondaba en la cabeza de Jesús era ¿quién era él? Tal

vez en un principio no tenía conciencia de sí mismo, de su procedencia y de sus habilidades

sobrenaturales. Aunque la Biblia relata que Jesús a los doce años estaba consciente, por lo

menos, de su relación especial con el Padre y de que tenía una importante misión en la

tierra, como era velar por los negocios de su Padre. Más tarde Jesús al escudriñar las

Escrituras relacionadas con el Mesías, se percata que él como hijo de María, no era otro

que el Hijo eterno de Dios. La conciencia de su divinidad lo llevó a identificarse

plenamente con las actividades divinas, cuando dijo: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo

trabajo" (Juan 5:17). Afirmó revelar el ser del Padre mediante sí mismo. Asumió

prerrogativas divinas: omnipresencia, poder para perdonar pecados, poder para resucitar a

los muertos y se proclamó a sí mismo el Juez y Árbitro del destino del hombre.
Los discípulos dieron testimonio de Jesús

Jesús demandó una rendición y fidelidad que solamente Dios podía reclamar con

derecho. Insistió en la rendición o sumisión absoluta de parte de sus seguidores. En

consecuencia, Jesús era lo que afirmaba ser: el Hijo de Dios en sentido único.

En el Nuevo Testamento los discípulos de Jesús dieron testimonio de él, de su

existencia, pues caminaron y le vieron en todos los aspectos característicos de su

humanidad. Reconocieron su divinidad al adorarlo, predicaron que en su nombre había

poder para la salvación, e invocaron su nombre en oración. Vemos que Juan le reconoció

como el eterno Hijo de Dios. Tomás le llamó "¡Señor mío, y Dios mío!" (Juan 20:28). Y

Pedro, que había conocido más de cerca de las vivencias de Jesús, que había estado

consciente del hambre y la sed sufridas por el Señor, que le había escuchado orar, llorar y

que había sido testigo de su humanidad toda, posteriormente afirma delante de los judíos

que Jesús está a la mano derecha de Dios, de que posee la prerrogativa divina de impartir el

Espíritu Santo, de que es el único camino de la salvación, el perdonador de pecados y el

Juez de los muertos.

Cristo es La Palabra, el Verbo hecho carne

La Biblia declara en el libro de Juan (1:1), refiriéndose a Jesús, que en el principio

ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Y en el

versículo 14 afirma: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria,

como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.

En función de estos pasajes bíblicos entendemos que la Palabra de Dios es aquélla

por la cual el Padre se comunica con sus hijos, trata con ellos y es el medio por el cual
expresa su poder, inteligencia y voluntad. Cristo es esa Palabra, el Verbo, puesto que por

intermedio de él ha revelado su actividad, voluntad y propósito, y porque por él, Dios

establece contacto con el mundo. Dios se expresa a sí mismo por medio de su Hijo que es la

"misma imagen de su sustancia". Cristo es la Palabra de Dios porque revela a Dios

demostrándole en persona. Maravillosamente, no solo trae el mensaje de Dios, sino que es

en sí mismo el mensaje de Dios. La Palabra eterna de Dios tomó sobre sí la naturaleza

humana y se hizo hombre, con el objeto de revelar al eterno Dios por medio de la

personalidad humana. Dios es como Cristo, pues Cristo es la Palabra.

Algunos títulos que designan a Cristo

Jesús es nombrado con diferentes títulos que designan parte de sus atributos.

Algunos de ellos los definimos a continuación: A) Señor: implica soberanía y es uno de los

títulos más comunes de Jesús. Este título muestra su deidad, exaltación, y soberanía. B)

Deidad: Jesucristo es Dios, uno con el Padre. Siendo Dios el Señor de todas las cosas y

formando una unidad con su Hijo Jesucristo, entonces la deidad del Padre es la misma de su

Hijo Jesús. En síntesis, el Señor Jesús es una atribución clara de su Deidad. C) Exaltación:

En la eternidad, Cristo posee el título de "Hijo de Dios", aunque por naturaleza era igual a

Dios, voluntariamente se sujetó a las limitaciones del hombre, pero sin pecado. Como

recompensa, fue exaltado y se le dio señorío sobre toda criatura. D) Soberanía: Tiene que

ver con el reconocimiento instintivo de todo cristiano de reconocer que el que lo redimió

del pecado y la destrucción tiene derecho a ser Señor de su vida, y que por tanto pertenece a

aquél que murió y resucitó por él, retribuyéndole adoración y servicio de todo corazón.
El Hijo del hombre: su humanidad

La frase “hijo de” es una expresión hebrea que denota relación y participación. Por

ejemplo, "los hijos del reino", se refiere a aquellos que comparten sus bendiciones. "Hijos

de la resurrección", son los que participan de la vida de resurrección. "hijo de paz", los que

gozan de una posición pacífica. "hijo de perdición", los que sufren destrucción y ruina.

"hijo del hombre" el que comparte la naturaleza humana y las cualidades humanas.

En relación a Jesucristo, la frase "hijo del hombre" le designa como participante de

la naturaleza y cualidades humanas. Significa, además, una persona celestial que se había

identificado en forma definida con la humanidad, como representante y Salvador. Es

importante resaltar que se trata del Hijo del hombre por excelencia, y no simplemente de un

Hijo del hombre. El título está relacionado con su vida terrenal, con sus sufrimientos en

bien de la humanidad, y con su exaltación y gobierno sobre la humanidad.

¿De qué manera se convirtió Jesús, el “Hijo del hombre” en el “Hijo de Dios”? La

respuesta es que el Hijo de Dios entró en el mundo como Hijo del hombre al ser concebido

por el Espíritu Santo. De manera que nació milagrosamente, vivió milagrosamente y

resucitó milagrosamente, y dejó este mundo milagrosamente. Puesto que Jesucristo es Dios

y hombre, es evidente que Dios de alguna manera, es hombre también. Es decir, Dios se

hizo hombre adoptando la naturaleza humana.

¿Cuál fue el propósito de la encarnación del Hijo de Dios en


el Hijo del hombre?

1) El Hijo de Dios vino a este mundo para ser un revelador de Dios. Afirmó que sus

obras y palabras estaban guiadas por Dios. 2) Tomó nuestra naturaleza humana con el

objeto de glorificarla, y adoptarla de esa forma para un destino celestial. Se convirtió en el


Hijo del hombre con el objeto de que los hijos de los hombres pudieran convertirse en hijos

de Dios. 3) Con el objeto de librarnos del poder y la culpabilidad del pecado, el hijo de

Dios murió en la cruz, realizando de esta manera el sacrificio expiatorio.

Elementos de convicción de la existencia de Jesucristo

La profecía: Los profetas anunciaron la promesa de la venida del rey de la casa de

David y sobre él reposaría el Espíritu del Señor. Su reino sería eterno, y todas las naciones

quedarían bajo su cetro.

El cumplimiento: Es el testimonio consecuente del Nuevo Testamento que Jesús

afirmó ser el Mesías, o Cristo, prometido en el Antiguo Testamento. Jesucristo fue

eternamente elegido para ser el Mesías o Cristo, y luego investido públicamente de su

dignidad mesiánica en el Jordán. En todo esto el Señor Jesucristo cumplió la profecía de

Isaías en el sentido de que el Ungido de Dios debía ser el proclamador de la verdad divina.

Jesús el Hijo de David: La profecía

La redención de Israel y de las naciones estaba relacionada con la venida de un rey

de la casa se David. "Y saldrá un brote del tronco del árbol de Isaí (padre de David) y una

rama verde crecerá de sus raíces". (Isaías 11:1). Más del tronco saldrá un brote, y de las

raíces del tronco nacerá una rama: el Rey Mesías.

Más tarde mediante la intervención milagrosa de Dios, la Rama brotó del tronco

cortado, y creció hasta ser un árbol grande. Por el milagro del nacimiento virginal

Jesucristo nació de Dios y también de María. Fue así el Hijo de Dios e Hijo del hombre.
Las Preeminencias de Cristo

Jesucristo posee tres prerrogativas o cargos. Jesús es el Cristo- Profeta, que ilumina

a las naciones; el Cristo-Sacerdote que se ofrece como sacrificio de las naciones; el Cristo-

Rey, que gobierna a todas las naciones.

En cuanto a su función de profeta: Al igual que los profetas de Israel ejercieron el

ministerio más importante en épocas de crisis, y les proporcionaban la solución de sus

dificultades, diciendo: "Este es el camino, andad en él". El Señor Jesucristo apareció en una

época cuando la nación judía se encontraba en un estado de intranquilidad, causado por su

anhelo de liberación nacional. El Señor señaló la senda de escape de la culpabilidad del

pecado. No solamente señaló, sino que abrió la senda de la salvación por su muerte en la

cruz.

En calidad de profeta, Cristo previó el triunfo de su causa y reino en medio de los

cambios efímeros de la historia humana. Cristo continúa su ministerio profético por medio

de su cuerpo que es la iglesia. Por medio de ella el Espíritu Santo sigue impartiendo el don

de profecía e inspirando mensajes de edificación, exhortación y consuelo.

Como Sacerdote, Cristo se ofreció a sí mismo en sacrificio con el objeto de asegurar

el perdón del hombre y la aceptación ante Dios. En sentido típico o simbólico, el sacerdote

era el salvador que aparecía en la presencia de Dios para obtener el perdón. Aunque Cristo

ofreció un sacrificio perfecto una vez por todas, su obra sacerdotal continúa todavía.

En cuanto a Cristo como Rey, vemos que de acuerdo al Antiguo Testamento, el

Mesías iba a ser el gran Rey de la casa de David, que debía de gobernar a Israel y a las

naciones. Jesús afirmó ser ese Rey de lo cual testificó que había nacido para ser Rey,
aunque explicó que su reino no era de este mundo. Después de su ascensión, fue coronado y

elevado al trono con el Padre. Esto significa que a la vista de Dios el Señor Jesucristo es

Rey.

La obra suprema de cristo

La obra suprema de nuestro Señor Jesucristo puede caracterizarse por las siguientes

acciones: su muerte por el pecado, su resurrección, la ascensión espiritual, su soberanía.

La muerte de Cristo: es la característica única de la religión cristiana. Se trata ésta

de una característica que hace del cristianismo la religión por excelencia. El problema es el

del pecado y Jesús es el autor de la "salvación eterna", es decir, de la salvación final. Todo

lo que la salvación puede significar está representado fundamentalmente por la muerte de

Jesucristo.

Dios envió a su Hijo del cielo a la tierra para remover los obstáculos y hacer de esa

manera posible la reconciliación del hombre con su Dios. Al morir por nuestros pecados,

quitó la barrera de separación.

La resurrección de Cristo: es el milagro sobre el que se sustenta toda la fe cristiana.

Es la corona de nuestras creencias, dado que por fe creemos que Cristo resucitó y afirma ser

quien es. Creemos también que su muerte expiatoria fue una realidad y de que el hombre

podrá hallar el perdón por sus pecados pasados, y así hallar paz con Dios. La resurrección

es realmente el completamiento de la muerte expiatoria de Cristo.

La ascensión de Cristo: significó línea divisoria de dos períodos de su vida: desde el

nacimiento hasta la resurrección es el Cristo de la historia humana, el que vivió una vida
perfecta bajo condiciones terrenas. Desde la ascensión, es el Cristo de la experiencia

espiritual, que vive en el cielo y toca a los hombres por medio del Espíritu Santo.

El Cristo soberano: significa que Dios "sometió todas las cosas debajo de sus pies, y

lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia". En un sentido especial, por lo tanto,

Cristo es la cabeza de la iglesia. El Cristo ascendido no es solamente el poder gobernante y

dirigente de la iglesia, sino también la fuente de su vida.

Jesucristo el intercesor: En virtud de haber asumido nuestra naturaleza, y muerto por

nuestros pecados, Jesús es el Mediador entre Dios y el hombre. Pero el Mediador es

también un Intercesor, y la intercesión va un paso más allá de la mediación: El Mediador se

encuentra entre los dos bandos, pero el Intercesor, además de estar en el centro aboga por la

persona a quien representa. La intercesión constituye el punto culminante de la obra

salvadora de Jesús. Él Murió por nosotros, resucitó por nosotros, ascendió por nosotros, y

hace intercesión por nosotros.


CONCLUSIÓN

Hablar de Jesucristo, es hablar del hombre más grande de la historia que la

humanidad haya conocido. Muchos escépticos de su obra redentora han tratado de

descalificar su participación en la construcción de la historia. Pues Él partió el devenir

histórico del hombre en dos: el antes y el después de su aparición.

Ahora bien, no se trata de afirmar que Jesús es el hijo de Dios, eso sería muy fácil

de decir, lo importante es demostrar con argumentos sólidos su existencia y obra. ¿Existió

realmente Jesucristo? ¿Provino de una concepción sobrenatural? ¿Hizo efectivamente

milagros? ¿Realmente resucitó? ¿Forma una trinidad con Dios? ¿Gobierna con el Padre de

manera celestial? ¿Más aún, vive todavía?

Estas son interrogantes que a la luz del siglo XXI todavía se plantean algunas

sociedades. Algunas de esas preguntas tienen sus respuestas, otras evidentemente, son

respondidas por un actos de fe, pues solo sus respuestas corresponden a la absoluta

soberanía de Dios de darlas a conocer.

Ahora no se trata de caer en la disyuntiva de si existió o existe Jesucristo. Lo cierto

es que hoy por hoy la vida de millones de personas, han sido transformadas cuando creen

en el poderoso nombre de Jesús de Nazaret. Millones de personas han salido de la miseria

humana, la droga, el alcoholismo, la indigencia, la delincuencia. Otros han sido levantados

del lecho de muerte, etc., porque simplemente han creído que hay un Jesús que se levantó

de entre los muertos, resucitó y que gobierna al lado del Dios todo poderoso. Porque han

experimentado en sus propias vidas el poder transformador y edificador del Cristo

resucitado.

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