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TELEGRAMA ZIMMERMANN

El Telegrama Zimmermann tal y como fue enviado por el embajador alemán en Washington al
embajador en México. Cada palabra cifrada fue enviada en un grupo de cuatro o cinco números,
usando un libro de códigos.

El Telegrama Zimmermann es un telegrama enviado por el Secretario de Asuntos Exteriores del


Imperio Alemán, Arthur Zimmermann, el 16 de enero de 1917, al embajador alemán en México,
Heinrich von Eckardt, durante la Primera Guerra Mundial. En ese telegrama se instruía al embajador
para que se acercara al Gobierno mexicano con una propuesta para formar una alianza contra los
Estados Unidos. Fue interceptado por los británicos, y su contenido aceleró la entrada de los Estados
Unidos en la guerra.

El mensaje inicial de Zimmermann incluía propuestas de alianza entre México y Alemania, mientras
que Alemania aún trataría de permanecer neutral ante Estados Unidos. En el caso de que ésta
política fallara, la nota sugería que el Gobierno mexicano debería unirse a la causa alemana, y tratar
de persuadir al Gobierno Mexicano de unirse a la nueva alianza y atacar a los Estados Unidos.
Alemania se comprometía a ofrecer asistencia económica y a devolverle a México los territorios de

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Texas, Nuevo México y Arizona, que México había perdido en la Guerra México-Estados Unidos
debido a los Tratados de Guadalupe-Hidalgo en 1848.

Traducción al Castellano: Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina,


sin restricción. No obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos
de América.

En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer
juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el entendimiento
por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Texas y
Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción [de Von Eckardt].

Queda usted encargado de informar al presidente [de México] de todo lo antedicho, de la forma más
secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados Unidos de América sea un
hecho seguro. Debe además sugerirle que tome la iniciativa de invitar a Japón a adherirse de forma
inmediata a este plan, ofreciéndose al mismo tiempo como mediador entre Japón y nosotros.

Haga notar al Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que
Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses.

Intercepción Británica: El Telegrama Zimmermann fue interceptado y descifrado lo suficiente como


para poder leer un esbozo de su contenido, por los criptógrafos Nigel de Grey y William Montgomery
de la unidad de la Inteligencia Naval Británica conocida como Room 40, a cargo del almirante William
R. Hall. Esto fue posible porque el código de cifrado utilizado por la Oficina de Asuntos Exteriores
alemana (llamado 0075) había sido analizado y parcialmente descifrado, se dice que utilizando
mensajes ya descifrados y un libro de códigos anterior capturado por Wilhelm Wassmus, un agente
alemán que trabajaba en el Oriente Medio.

El Gobierno británico, que quería exponer el contenido incriminatorio del telegrama, estaba en un
dilema: si publicaba el telegrama, los alemanes supondrían (con razón) que su código había sido
roto; si no publicaban el telegrama, perderían una oportunidad de oro para que los estadounidenses
se unieran a la guerra e inclinaran la balanza hacia el lado aliado – el mensaje fue enviado durante
un período en que los sentimientos antialemanes se vivían con particular intensidad: los alemanes
habían torpedeado, "por error", el RMS Lusitania un barco de pasajeros inglés, con la pérdida de
varios cientos de vidas estadounidenses que viajaban a bordo (Gracias a grandes intereses
bancarios de los Rockefeller y esencialmente bajo sugerencia de Sir Edward Grey, el Lusitania fue
enviado intencionalmente a aguas controladas por Alemania, donde se sabia había barcos militares
alemanes. La Primera Guerra Mundial causó 323 000 muertes americanas. JD Rockefeller ganó
alrededor de 200 millones de dólares (3 mil millones actuales)).

Había otro problema más peliagudo: tampoco podía mostrársele el telegrama al Gobierno de los
Estados Unidos. Debido a su importancia, el mensaje había sido enviado desde Berlín al embajador
alemán en Washington, DC, Conde Johann Heinrich von Bernstorff, para ser retransmitido al
embajador en México, von Eckardt, por tres rutas separadas. Los británicos habían obtenido el
telegrama por una de éstas líneas: los estadounidenses le habían otorgado acceso a sus líneas
telegráficas diplomáticas privadas de los alemanes, en un esfuerzo para acelerar el proyecto pacifista
del Presidente Wilson. Los alemanes no estaban preocupados por su uso, dado que los mensajes
iban cifrados, que los Estados Unidos no tenían tecnología de cifrado, y que los estadounidenses no
leían (en ese tiempo) los mensajes diplomáticos de otras naciones. El telegrama había partido de la
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Embajada estadounidense en Berlín con rumbo a Copenhage, y de ahí, vía cable submarino con
rumbo a los Estados Unidos vía Gran Bretaña, donde fue interceptado. Si los británicos revelaban el
origen del telegrama, se hubiera cometido suicidio político, pues eso hubiera sido admitir que
también se monitoreaban las comunicaciones estadounidenses. Hay personas que indican que en
ese caso los Estados Unidos no hubieran declarado la guerra a Alemania, y posiblemente los
Gobiernos Centrales hubieran resistido más tiempo o inclusive ganado la Gran Guerra.

El Gobierno británico había estimado que la embajada alemana en Washington, D.C. enviaría el
mensaje hacia México usando el sistema telegráfico comercial, y que, por tanto, una copia podría
existir en la oficina de telégrafos en la Ciudad de México. De obtenerse una copia, esta podría ser
pasada al gobierno de los Estados Unidos bajo la excusa de que había sido obtenida por espionaje
en México, sin hacer referencia al origen del descubrimiento. Por tanto, se contactó a un agente en
México, conocido sólo como el Señor H, que obtuvo una copia del telegrama. Para delicia de los
agentes británicos, el telegrama al embajador en México había sido enviado utilizando un código
viejo, que podía ser descifrado en su totalidad, presumiblemente porque la embajada en México no
tenía los códigos más nuevos o porque no se consideró que los británicos pudieran interceptarlo en
Estados Unidos.

El telegrama fue entregado por el Almirante Hall al Ministro de Relaciones Exteriores británico, Arthur
James Balfour, quien a su vez se lo dio al embajador estadounidense en Gran Bretaña, Walter Page,
que a su vez se lo envió al presidente Woodrow Wilson.

EFECTOS

México: Mapa del territorio mexicano en 1917 (Gris Oscuro), mostrando el territorio prometido a
México en el telegrama Zimmermann en verde claro.

Al poco tiempo de recibirse el telegrama, el presidente Venustiano Carranza comisionó a uno de sus
generales para verificar la validez del proyecto; el resultado, como era de esperarse para una época
tan turbulenta, confirmaba que el resultado de una ofensiva mexicana para recuperar sus antiguos
territorios sería desastroso. Tratar de recuperar esas tres provincias (no se ha confirmado si el

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proyecto alemán contemplaba California) traería graves consecuencias políticas y sociales entre la
población y eventualmente terminaría en una nueva guerra con los Estados Unidos. México también
carecía de la capacidad para reubicar a la población angloparlante entre sus fronteras, ni para
movilizar colonos leales a México a esos territorios; además, Alemania no estaba en condiciones de
proveer armas en cantidad suficiente para las hostilidades que se avecinarían. Por otro lado, el
Gobierno Mexicano estaba más preocupado por la Expedición Punitiva al mando del General John J.
Pershing para capturar a Pancho Villa. En consecuencia, Carranza declinó la oferta de Zimmermann
el 14 de abril de ese mismo año, fecha para la cual Estados Unidos ya había entrado a la Guerra de
Guerras y retirado a sus tropas de suelo mexicano. De esta manera, Carranza ascendió al poder sin
asuntos complejos a sus espaldas y se pudo dedicar a reorganizar la política interna de México. Es
imprecindible no tomar en cuenta que el presidente Venustiano Carranza puso a consideración la
posibilidad de aliarse con el gobierno alemán para buscar la recuperación de los territorios perdidos.
Sin lugar a dudas, la invitación del gobierno alemán llegó en un momento verdaderamente crítico
para el país, puesto que acababa de salir de una revolución.

Alemania: En un movimiento impredecible, Zimmermann confirmó la autenticidad de su telegrama el


3 de marzo, y lo repitió en un discurso el 29 de marzo. El discurso intentaba explicar su visión de la
situación. Indicó diciendo que no había escrito una carta a Carranza, sino que le había dado
instrucciones a su embajador por una vía que le "parecía segura". También dijo que a pesar de la
ofensiva submarina, él esperaba que los Estados Unidos permanecieran neutrales. Su propuesta al
Gobierno Mexicano sólo sería entregada si los Estados Unidos declaraban la guerra, y creía que sus
instrucciones eran absolutamente leales para con los Estados Unidos. De hecho, reclamó al
presidente Wilson el haber roto relaciones con Alemania con excesiva rudeza después de que el
telegrama hubiera sido interceptado, y por tanto el embajador alemán no tuvo oportunidad para
explicar la actitud alemana, y que el Gobierno estadounidense había declinado negociar.

Se puede apreciar que había honestidad en su discurso, ya que tuvo ocasión para reflexionar sobre
el impacto del telegrama y sus efectos, y aún así Zimmermann estuvo preparado para presentar su
plan original. Sin embargo, también se reveló que Zimmermann estaba seriamente desinformado
sobre la verdadera fuerza de los Estados Unidos y México, además de las delicadas relaciones cara
a cara entre los dos países vecinos. No cabe duda que muchos de los mexicanos apoyaban la simple
idea de atacar a los Estados Unidos, entonces como ahora un vecino poderoso con grandes
ambiciones.

Estados Unidos: El sentir popular entre los estadounidenses era tanto antimexicano como
antialemán. El general John "Black Jack" Pershing había pasado ya mucho tiempo tratando de
capturar a Pancho Villa, quien era el responsable de muchos robos ganaderos en Estados Unidos,
además de ser el autor intelectual del ataque a Columbus. Esta Expedición Punitiva, que había
tenido gran costo tanto monetario como político para el Gobierno de los Estados Unidos, dejó como
resultado final un desgaste desastroso para el Ejército estadounidense y grandes ganancias
monetarias para los habitantes de las zonas que patrullaban en México. Inclusive las fuerzas de
Pancho Villa lograron apropiarse de un avión norteamericano y lo utilizaron para espiar al enemigo.
El presidente Wilson, por tanto, estaba inconforme con los resultados y prefería detener la búsqueda
en tanto que se celebraran las nuevas elecciones en México, que se instalara un nuevo gobierno, y
que se promulgara una nueva constitución (la Convención Constitucional se encontraba reunida). Las
noticias del telegrama tuvieron reacciones encontradas en el Gobierno de ambos países, dado que
dicho tratado, en caso de realizarse, implicaba que México debería tener un Gobierno más amistoso
para con los intereses de Estados Unidos. El 1 de marzo el Gobierno estadounidense publicó el
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contenido íntegro del telegrama en la prensa. Inicialmente el público estadounidense prefirió creer
que el telegrama era un fraude diseñado para llevarlos a la guerra en el bando aliado. Esta creencia
fue alimentada por los diplomáticos alemanes, mexicanos y japoneses, e incluso por los pacifistas
americanos y pro-alemanes, que llamaban al telegrama una falsificación.

Aunque el Telegrama Zimmermann destacaba que lo que más le importaba a Alemania era que los
Estados Unidos permanecieran neutrales mientras se atacaban sus envíos, ésta confirmación de su
enemistad básica evocó un flujo de sentimientos antialemanes. Wilson respondió a ésta
manifestación de hostilidad hacia los Estados Unidos solicitándole al Congreso que se armaran las
naves estadounidenses para que se pudieran defender de potenciales ataques submarinos
alemanes. Unos cuantos días después, el 2 de abril, Wilson solicita al Congreso que le declare la
Guerra a Alemania. El 6 de abril el Congreso acepta, llevando a los estadounidenses hacia la Gran
Guerra.

Los submarinos alemanes habían atacado previamente naves estadounidenses cerca de las islas
británicas, así que el Telegrama Zimmermann no fue la única causa de la entrada de los Estados
Unidos en la Guerra; sin embargo, desempeñó un papel crítico al cambiar la opinión pública sobre el
conflicto. Fue percibido como especialmente traicionero que el telegrama tuviera que pasar de la
embajada estadounidense en Berlín a la embajada alemana en Washington antes de pasar a México.
En cuanto se convenció al público de que el telegrama era real, se hizo inevitable que los Estados
Unidos entraran a la Primera guerra mundial.

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