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Historiografía Del Siglo XIX
Historiografía Del Siglo XIX
01. ¿Por qué el siglo XIX se conoce historiográficamente como el siglo del triunfo de la historia?
02. ¿Por qué se sostiene que en el siglo XIX se produce en el mundo occidental una ruptura
generalizada con el modo en el que se venía investigando y enseñando la historia?
03. ¿Cuáles son las corrientes de pensamiento más difundidas a lo largo del siglo XIX que dan
forma a dichas etapas del conocimiento histórico y en qué marco se desarrollan?
04.
d) Señale la naturaleza positivista de las prácticas historiográficas del historicismo clásico y las
características propias que lo diferencian del mismo.
e) Analice las características que se desarrollan en las prácticas historiográficas del historicismo
clásico a partir de los herederos de Ranke y señale las particularidades de la conexión entre
Historia y política en la llamada “escuela historiográfica prusiana”
05.
06.
08. A partir de lo analizado en la práctica historiográfica que distingue al siglo XIX: señale lo que
tienen en común y lo que diferencia al historicismo clásico alemán y a la historiografía que se
expande en Inglaterra y Francia.
Bibliografía consultada:
- Pelai Pages, Introducción a la Historia. Epistemología, teoría y problemas de método en los
estudios histórico.
01. ¿Por qué el siglo XIX se conoce historiográficamente como el siglo del triunfo de la historia?
Se conoce al siglo XIX como el siglo del triunfo de la Historia porque los estudios históricos
alcanzaron su despegue definitivo debido a que la historia llega a constituirse como ciencia, lo cual
implica:
· La aparición de las grandes historias nacionales que pretenden fortalecer la concepción de nación
(Ranke, Macaulay, Michelet), lo cual refuerza la figura del historiador.
Todo esto es fomentado en los estados europeos por las clases gobernantes que comprendieron la
importancia de la educación popular como elemento de control social y de la enseñanza de la
historia particularmente para legitimación y la preservación del orden burgués, mediante la
construcción de comunidades imaginarias articuladas en torno a la idea de nación, que
identificada con el estado, busca lograr la lealtad al mismo coaccionando a los individuos y
logrando la preservación y el fortalecimiento del orden social surgente.
02. ¿Por qué se sostiene que en el siglo XIX se produce en el mundo occidental una ruptura
generalizada con el modo en el que se venía investigando y enseñando la historia?
Se sostiene que en el siglo XIX se produce una ruptura generalizada con el modo en que se venía
investigando los hechos históricos puesto que la historia convertida en ciencia del siglo XIX implica
una ruptura entre el discurso científico que corresponde a la nueva concepción de esta disciplina
respecto del discurso literario al que durante siglos había estado atada. Así es que el tratamiento
científico de la investigación histórica la distingue del concepto más antiguo de historiografía, pero
sin embargo sigue habiendo continuidades que vinculan a la ciencia histórica surgida en el siglo XIX
con la historiografía antigua, expresadas, por ejemplo, en la idea de realidad (diferenciación entre
la historia y el mito presente desde Heródoto hasta Ranke: se pretende narrar una historia
verídica), en la idea de progresión temporal (se sigue una sucesión diacrónica donde sólo se
reconoce un tiempo unidemensional y unilineal) y en la idea de acción intencional (se presupone
que las acciones humanas reflejan las intenciones de los que actúan).
Además, el historiador sigue haciendo su tarea vinculado con una posición dominante, y como
método de legitimación del orden instaurado.
03. ¿Cuáles son las corrientes de pensamiento más difundidas a lo largo del siglo XIX que dan
forma a dichas etapas del conocimiento histórico y en qué marco se desarrollan?
La historiografía del siglo XIX surge en un período donde se rompe un orden feudal basado en el
Antiguo Régimen, en el marco de convulsiones sociales y políticas originadas por la Revolución
Francesa de 1789, que da origen a un período caracterizado por procesos revolucionarios que
envuelven a toda Europa hasta mediados de siglo y a la expansión napoleónica que compromete a
muchos países europeos, fenómenos que están seguidos de períodos de reacción y
contrarrevoluciones que originaron modificaciones en el panorama social y político de Europa. Se
produce la consolidación de un orden tradicional burgués en el marco de la paulatina
consolidación del capitalismo , donde se produce el avance de la burguesía industrial en el poder
político y la pérdida de poder de la aristocracia, que ya no podía monopolizar el poder ni mantener
intacta la estructura de la sociedad feudal, la agudización del carácter radical de las revueltas
llevadas a cabo por las clases populares donde el contenido pasaba a ser antiburgués, y la
búsqueda generalizada de tendencias capaces de frenar el avance de las ideas revolucionarias y de
lograr un consenso que legitime al nuevo orden social y económico vinculado al orden burgués.
· Historicismo clásico: Era la estrategia historiográfica dominante, producto del sincretismo entre
el romanticismo y el positivismo. Nacida de la conmoción europea de 1789 a 1814, al igual que el
romanticismo y el positivismo, tiene como objetivo la preservación del orden burgués.
El romanticismo fue un movimiento surgido a fines del siglo XVIII como reacción al racionalismo de
la Ilustración cuyas bases teóricas-filosóficas se formularon en Alemania. Era un movimiento
amplio y contradictorio que representaba las aspiraciones revolucionarias contrapuestas a
intereses conservadores y contrarrevolucionarios: en el terreno de la literatura se caracteriza por
la recuperación de lo popular y nacional (por la novela histórica, el costumbrismo o una poesía que
potencie el paisaje, símbolo de la individualidad nacional); en el campo histórico, se cobra interés
por las crónicas medievales y se produce la reivindicación de la individualidad frente a una
antigüedad clásica que representaba una cultura común del sentimiento frente a la razón.
A partir de mediados del siglo XIX se acabaron configurando dos grandes corrientes
irreconciliables: una corriente burguesa conservadora y una corriente socialista de objetivos
revolucionarios.
04.
A principios de siglo, tras la derrota militar a manos de Napoleón en la batalla de Jena en 1806 se
produjo en Alemania el surgimiento de un movimiento nacionalista fundamentado por Fichte y
Helder en el marco histórico del movimiento romántico, y la aparición de anhelos de unificación de
las tierras germanas: Alemania estaba caracterizada por su fragmentación política en una
multiplicidad de Estados donde se preservaban los privilegios y las formas de gobierno feudales,
diferentes en su carácter en el oeste (donde predominaba el Grunderrschaft, régimen basado en
una agricultura de pequeñas explotaciones familiares que pagaban derechos y rentas a los
señores) y en el este prusiano, más poderoso económica, política y militarmente (donde
predominaba el Gutherrschaft basado en grandes latifundios señoriales cultivados por campesinos
sometidos a la servidumbre).
Las frustradas aspiraciones de unificación política experimentadas desde principios del siglo XIX
por intelectuales y amplios sectores de la burguesía prusiana (los anhelos de unificación se
frustraron en el Congreso de Viena en 1815) recién encontraron respuesta a partir de 1833 cuando
debido a las necesidades de expansión industrial de la burguesía se inició la unidad aduanera entre
los estados alemanes, liderados por Prusia. Esta fue la primera forma de unificación, que recién se
lograría en el marco político tras la Guerra Franco-prusiana en 1871, con la asunción de Guillermo I
como Emperador. Mientras tanto, en el plano económico, tras el fracaso de la revolución de 1848
en Alemania del oeste se había iniciado el camino de la reforma agraria liberal y en el este
prusiano los señores fundaban el capitalismo agrario sobre sus viejos dominios feudales.
De modo que el historicismo surge en un clima de “reforma por reacción” donde tras la caída de
Napoleón se iniciaron intentos de reforma a fin de evitar los avances revolucionarios y el avance
de las ideas revolucionarias y progresistas a las capas populares. Esto se logra por las reformas
educativas y el papel de la universidad prusiana, que provee las armas ideológicas necesarias para
enfrentarse a la revolución. El historicismo clásico surgió, entonces, a fin de crear un consenso
cohesionador de la sociedad y las corrientes de pensamiento, que permitiera asegurar el orden
social burgués legitimándolo y consiguiera, mediante un mínimo de reformas, un crecimiento sin
revolución.
Esta concepción fue influida por la Escuela histórica del derecho, que proponía la creación de
cuerpos legislativos locales surgidos del “espíritu del pueblo”, opuestos a las legislaciones
cosmopolitas propuestos por la Ilustración e implantados por la Revolución Francesa.
· Ve al tiempo histórico como un proceso inmanente, causal, irreversible y racional, y no sólo como
una sucesión cronológica de acontecimientos: cristaliza la causalidad inmanente por buscar
explicaciones a los sucesos en el interior de las acciones humanas y no una acción externa divina;
es irreversible porque el tiempo se concibe como unilineal y no cíclico, y es racional porque sólo
puede ser explicado con la razón, no con figuras divinas (no se hace hincapié en una concepción
providencialista de la historia)
Los dos representantes más importantes de la historiografía clásica fueron Niebuhr y Ranke.
Su “Historia Romana “, fue pensada como una forma de enseñanza patriótica que podía ayudar a
frenar el avance de las ideas de la revolución. Dejando de lado la interpretación de Tito Livio,
intentó elaborar la historia de Roma a partir del análisis crítico. En esta obra refleja su modelo de
sociedad ideal, basado en las auto-gobernaciones de campesinos propietarios que tendrían un
espíritu cívico rudo que les pondría al servicio del Estado si ello llegase a ser necesario.
De modo que Ranke parte de un principio de objetividad vinculado a la imparcialidad: creía que el
uso fiel y contrastado de la documentación iba a permitir eliminar la subjetividad del historiador.
Sin embargo, este principio resulta contradictorio con su conservadorismo político (era hostil a las
ideas revolucionarias de la burguesía francesa, y su pensamiento histórico –político y social-
estaba comprometido con el Estado, la política y la clase dominante: la monarquía prusiana que le
asignara la posición de combate ideológico contra las ideas hegelianas y el pensamiento ilustrado)
y la manera en que aborda la historia en sus obras: en su producción historiográfica emite juicios
de valor, interpretaciones y valoraciones incompatibles con la imparcialidad. De modo que no se
puede concebir la historia de Ranke al margen de la política, la ideología y la teoría muy explícita
de la historia, según la cual la finalidad suprema de la misma es “la de abrir el camino a una
política sana y certera, disipando las sombras y los engaños que, en estos tiempos en que vivimos,
oscurecen y fascinan las mentes de los mejores hombre”
Para Ranke la actividad de los hombres se canaliza a través del Estado-Nación, el eje fundamental
de la sociedad y la encarnación de la potencia ética de los pueblos. Cada uno es singular y distinto,
por lo que se apunta a una historia particular y no a una general y universal: el desarrollo del
Estado viene determinado por leyes y principios internos de su propio crecimiento. Como Ranke
identifica a las naciones con el estado, se concentra principalmente en la historia política
diplomática, que funciona con exclusión de los aspectos populares relacionados con los hechos de
masa o elementos socioeconómicos de la historia: niega la posibilidad de historia comparada
porque según su análisis, analizar las conexiones con factores ajenos a los principios del Estado
resulta esteril, dado que el desarrollo del mismo se puede explicar mediante estas leyes y la
aproximación al tiempo histórico se puede realizar por fuentes primarias – Ranke sólo reconoce las
fuentes hermenéuticas como testimonio de la historia del peublo alemán.
Los Estados se apoyan en la conciencia de identidad nacional de los súbditos, que se cimienta
enseñando una historia relacionada con pueblos y unidades interclasistas cimentadas en el
sentimiento común de la nacionalidad. Y como, según Ranke, todo gran pueblo reclama una
posición internacional acorde con su dignidad, el historiador propone dirigir las energías
nacionales hacia un enemigo externo -que puede vivir en el mismo territorio pero ser externo al
pueblo, como los judíos o comunistas- para evitar una crisis interior y lograr cohesionar la
sociedad en torno al estado usando la represión y la fabricación de consenso. El historiador
prepara así el camino hacia la sumisión de los ciudadanos al poder, porque el estado encarna la
nación y esta sigue las pautas fijadas por el dedo de Dios, a cuyos designios divinos Ranke
subordina la evolución de la historia.
Entonces, hay un primado de la política exterior: se considera que los Estado-Nación y sus clases
dirigentes son los principales agentes del devenir histórico y por ello sus relaciones, conflictos y
negociaciones con otros estados (es decir, la historia política, bélica y diplomática) constituyen la
materia esencial de la investigación histórica.
El Barón vom und zum Stein (1757-1831), reformista estadista prusiano, también es incluido
dentro del movimiento por su nacionalismo romántico y su academicismo, evidentes en la
publicación de los “Monumenta Germaine Historica” en 1819, compilación de fuentes de la
historia medieval alemana que es considerada la obra cumbre del nacionalismo romántico alemán.
Stein busca en el pasado –en particular el medieval- la justificación histórica de su proyecto
nacionalista del presente.
d) Señale la naturaleza positivista de las prácticas historiográficas del historicismo clásico y las
características propias que lo diferencian del mismo.
Sin embargo, mientras el positivismo busca dotar de un método científico objetivo a la historia y
descubrir por el uso combinado del razonamiento y la observación sus leyes efectivas y universales
(es decir, aquello general y recurrente en la historia), el enfoque de la historia historizante busca la
singularidad y lo irrepetible del hecho histórico y rechaza la idea de un desarrollo encauzado por la
razón hacia un objetivo como el progreso. Para el historicismo los hechos son resultado de una
razón histórica, y su método se basa en una lógica de la investigación y de la comprensión de las
conexiones humanas diferente a la de las ciencias naturales. En cambio, en el positivismo los
hechos son resultado de una atemporal razón ilustrada que concebía al tiempo histórico como un
tiempo equivalente al tiempo físico y vinculado al de las ciencias naturales
e) Analice las características que se desarrollan en las prácticas historiográficas del historicismo
clásico a partir de los herederos de Ranke y señale las particularidades de la conexión entre
Historia y política en la llamada “escuela historiográfica prusiana”
Se considera a Theodor Mommsen (1817-1903) y a los integrantes de la Escuela Histórica prusiana
como sucesores de Ranke. De él tomaron la rigurosidad del método histórico.
Mommsen recoge los principios metodológicos de Ranke, como el análisis exhaustivo de las
fuentes, e introduce una diferencia fundamental en la concepción rankiana expresada en el
establecimiento de una vinculación explícita entre la historia y la política, con la cual el historiador
tiene un deber: hay un pragmatismo, pues ni historia ni política pueden separarse. En sus obras la
erudición y el nacionalismo se desvinculan de la admiración hacia la nobleza y el autoritarismo
bismarckiano propia de los pensadores pertenecientes a la escuela histórica germana para abrazar
la causa del liberalismo.
De esta manera, los pensadores de la escuela historiográfica prusiana continúan la obra que
empezara Ranke de sacralizar al estado nacional identificándolo con el pueblo. Trietschke
identifica al pueblo, potencia soberana independiente unida por la ley, con el estado, y de esa
vinculación surge el derecho que tiene el estado de hacer valer su voluntad mediante las armas,
pues el fin de las naciones–estado es la guerra, donde se asegura su existencia contra enemigos
internos y externos. Así, se produce un culto a las virtudes militares, hecho que va a encontrar eco
e influencia en la Alemania posterior a la unificación, donde las ideas serán adoptadas por estados
autoritarios, expansionistas y nacionalistas cuya principal obsesión era contener el avance de la
democratización política y con ello impedir el avance del movimiento obrero.
05.
La primera mitad del siglo XIX es en Gran Bretaña una época sin grandes historiadores, puesto que
la teoría del progreso que prometía la felicidad dentro de un orden estable en el que bastaba con
una tecnología social -papel asumido por la economía- desarrollada por A. Smith inhibió el
desarrollo de la historia.
La historiografía inglesa del siglo XIX busca legitimar el orden establecido tras la Gloriosa
Revolución en 1688 y evitar los alzamientos populares.
· Macaulay (1800-1859)
En su obra Historia de Inglaterra realiza una apologeta de la revolución de 1688 y del sistema
liberal establecido en Inglaterra a partir de la Revolución Gloriosa, para mostrar que el acuerdo
establecido entre la monarquía y el parlamento en 1688 había permitido evitar el radicalismo y la
anarquía y había hecho posible construir un sistema político estable, condición del progreso
británico. Así, Macaulay consideraba que la revolución de 1688 había unido los privilegios de la
dinastía gobernante con los derechos del pueblo respetando la propiedad y el prestigio de las
leyes, la libertad y la acción individuales, gracias a lo había crecido la prosperidad , la riqueza y el
bienestar y la historia de Inglaterra podía ser entendida como la historia del progreso material,
moral e intelectual.
... En nuestra isla, no se ha interrumpido, ni por un solo día, el curso regular del gobierno. Los
pocos malvados que ansiosamente deseaban la licencia y el pillaje que no han tenido el valor de
arrostrar, ni por un momento, la fuerza de una nación fiel, reunida en actitud firme en derredor de
un trono paternal. Y si se pregunta por qué nos diferenciamos de los otros pueblos, la respuesta es
que nunca hemos perdido lo que ellos loca y ciegamente tratan de recobrar. Gracias a haber
tenido una revolución conservadora en el siglo XVII, no hemos tenido una revolución destructora
en el XIX. (Lord Macaulay, Historia de la revolución en Inglaterra, Madrid, 1908)
La obra de Macaulay ofreció en el siglo XIX el tipo de análisis del pasado que se requería para
apuntalar la economía política de Gran Bretaña y sus promesas para el futuro.
Luego Acton se dedicó al desarrollo de la historia científica en el siglo diecinueve bajo la influencia
de Ranke, aplicando métodos de investigación de archivos, crítica de las fuentes, y resaltando la
necesidad de la imparcialidad del historiador.
Nuestro esquema requiere que nada revele el país, la religión o el partido a que
pertenecen los escritores. Ello es esencial, no solo sobre la base de que la imparcialidad es la
característica de la historia legítima, sino porque el trabajo es realizado por hombres que se han
reunido con el solo objeto de aumentar el conocimiento exacto. (Lord Acton, Lección inaugural
sobre el estudio de la historia, Cambridge, 1895)
06.
Tras 1989 tuvo origen en Francia la historiografía liberal, que era heredera de las características de
la ilustración: hay un interés por la política que implica extraer lecciones de la historia porque es
una escuela de enseñanza permanente para los políticos y la sociedad, mas desaparece el carácter
cosmopolita que tuvo la historia para los ilustrados. Comprometida con la lucha antifeudal y con el
movimiento liberal–burgués que animó a todos los movimientos revolucionarios que se
produjeron hasta 1830, la historiografía liberal era antimonárquica y antiaristócrata y se hallaba
vinculada a la política de la burguesía liberal, por lo cual interpretaba el curso de la historia en
función de la nueva hegemonía burguesa buscando legitimarla.
Las corrientes dominantes en la historiografía clásica del siglo XIX son el romanticismo, que en
Francia entroncó con los ideales liberales característicos de la primera mitad del siglo XIX, y el
positivismo; ambas representaban una ruptura con respecto al pasado ilustrado y revolucionario.
· Guizot (1787-1874)
Nadie ignora el papel que el Estado llano ha desempeñado en Francia; ha sido el elemento más
activo y decisivo de la civilización francesa, el que ha determinado, en última instancia, su
dirección y carácter. (...) Cualquiera sea el aspecto bajo el que se considere, tanto si se estudia la
formación progresiva de la sociedad en Francia como la del gobierno, el Estado llano significa, en
nuestra historia, un hecho inmenso. Es la más poderosa de todas las fuerzas que han precidido
nuestra civilización. (Guizot, Francois, Historia de la civilización en Europa, Madrid, 1935)
Guizot señaló el carácter de enfrentamiento social que se dio en la revolución inglesa y la comparó
con la francesa, destacando la importancia que el espíritu protestante había tenido en Inglaterra
en la configuración de los ideales de libertad. Esta libertad culmina con el triunfo de la Revolución
liberal de 1830, que según este autor consagró los principios de 1789 y señaló el fin de la lucha de
clases, puesto que la burguesía había alcanzado el poder y después de ese momento carecía de
sentido la revolución.
· Thierry (1795-1856)
La historia de Francia, tal como la han hecho los escritores modernos, no es la verdadera historia
del país, la historia nacional, la historia popular: esta historia yace todavía sepultada bajo el polvo
de las crónicas contemporáneas, de donde nuestros elegantes académicos no han cuidado de
sacarla. La mejor parte de nuestros anales, la más seria e instructiva, está por escribir; nos hace
falta la historia de los ciudadanos, de los súbditos, la historia del pueblo. Esta historia nos
presentaría, por un tiempo, ejemplos de conducta y ese interés y simpatía que buscamos en vano
en las aventuras de ese pequeño número de personajes privilegiados que ocupan solos la escena
histórica. Nuestras almas se sentirían atraídas por el destino de las masas de hombres que han
vivido y sentido como nosotros (...); el progreso de las masas populares hacia la libertad y el
bienestar nos parecería más imponente que la marcha de los conquistadores y sus miserias, más
conmovedoras que las de los reyes destronados. (Thierry, Agustín, Première leerte sur l’historie de
France, París,
1846)
Thierry introdujo entonces en sus estudios la figura del pueblo, la nación, colocándola en el primer
plano de su análisis, en el centro de la historia: intentó escribir la historia del pueblo en su Ensayo
sobre la formación y progresos del Tercer Estado, donde identificó al tercer estado no sólo con la
burguesía, sino con el pueblo entero, con la única exclusión de la aristocracia y el clero. Thierry
identifica la historia de este tercer estado con la del desarrollo y los procesos de la sociedad civil
francesa.
· Tocqueville (1805-1859)
En estos días memorables se hizo una gran luz y divisé a Francia. Tenía anales y no una historia.
Hombres eminentes la habían estudiado, sobre todo, desde el punto de vista político. Ninguno
había penetrado en el infinito detalle de los desarrollos diversos de su actividad (religiosa,
económica, artística, etc.) Ninguno la había abrazado con la mirada en la unidad viviente de los
elementos naturales y geográficos que la constituían. Yo fui el primero en verla como un alma y
con una persona. (Michelet, Jules, Historia de Francia, París, 1876)
Creo haber encontrado, por concentración y reverberación, una llama lo suficientemente intensa
como para fundir todas las diferencias aparentes y devolverles en la historia la unidad que
tuvieron en vida... Para interpretar el más insignificante hecho social me ha resultado
imprescindible la ayuda de todo el conjunto, dándome cuenta cada vez más de que nuestras
clasificaciones, por lo general, son poco serias (...) Nunca hasta ahora había movido una masa tan
grande, combinando en una unidad viva tantos elementos aparentemente discordantes... Estoy
tratando de entrelazar aquellos hilos que nunca habían sido entretejidos en la ciencia: el derecho,
el arte, etc.; de mostrar cómo una escultura o pintura es un acontecimiento en la historia del
derecho; de seguir el movimiento social desde el corpulento siervo que sostiene los nichos de los
santos feudales hasta fantasía de la corte (la Diana de Guojon), hasta Véranger. Este doble cabo
está trenzado con los hilos de la industria y la religión. Es fácil para la imaginación entrever algo de
esta acción recíproca; pero determinar con exactitud la manera la cantidad de esa acción, a fin de
fundar científicamente una teoría tan nueva, no es un esfuerzo pequeño. (Michelet, Jules)
· Coulanges (1830-1889)
Era un historiador académico y docente francés cuya herencia racionalista se mezcla con un
legado romántico. Su positivismo se vincula a una concepción conservadora del mundo.
Consideraba que la historia consistía, como ciencia, en exponer hechos, analizarlos, cotejarlos e
indicar los lazos que los unen, conservando el historiador, que “no tiene más pretensión que la de
apreciar bien los hechos y comprenderlos con exactitud” objetividad e imparcialidad.
En La ciudad antigua trató de buscar las leyes que explican la evolución histórica de Grecia y Roma
y para ello partió de la inteligencia del hombre como motor que fundamenta las transformaciones
sociales. (A causa de nuestra inteligencia, que progresa, las instituciones y leyes se encuentran
sujetas a cambio, es decir que a partir de los cambios de inteligencia de los hombres deben
explicarse las transformaciones sociales.)
Para Coulanges, que abogó por una historia patriótica y conservadora por el estilo del historicismo
prusiano, la familia y la religión nacían desde el principio en estrecha asociación a la propiedad, y
la evolución de la estructura de las sociedades antiguas se explican por la religión.
· Taine (1828-1893)
· Comte (1798-1857)
El positivismo de Comte consideraba que la marcha progresiva del espíritu humano como algo
autónomo bastaba para explicar el cambio histórico, y que dicha evolución independiente del
pensamiento se ilustra con una ley fundamental del desarrollo intelectual de la humanidad que
consiste en afirmar que cada rama del conocimiento pasó por tres estados teóricos diferentes: el
estado teológico o ficticio, en el que las explicaciones se buscan en la acción directa y continua de
agentes sobrenaturales; el estado metafísico donde los agentes sobrenaturales son reemplazados
por fuerzas abstractas, y el estado cientifico o positivo en el que el espíritu humano renuncia a
conocer las causas íntimas de los fenómenos para concentrarse en descuibrir las leyes efectivas
mediante el uso bien combinado del razonamiento y la observación.
Se podría comenzar señalando las diferencias entre la Revolución Inglesa y la Francesa: mientras
que en Inglaterra encontramos una conducta reformista altamente ligada a la economía política,
en Francia es la Revolución la que marca el camino, aunque la historiografía de la revolución no
será la corriente dominante de la historiografía francesa del siglo XIX, sino que serán el
romanticismo y el positivismo.
Además, el liberalismo inglés, que halló su base de fundamentación ideológica entre las ideas de la
escuela escocesa basadas en el progreso, tiene un carácter más conservador por el mismo carácter
de la revolución ocurrida en el siglo XVII -revolución conservadora inglesa que derivó al
establecimiento de un poder compartido por la alta burguesía en alianza con la aristocracia, como
consecuencia del terror que ambas sentían al radicalismo popular- mientras que el hecho de que
se produjeran revoluciones liberales en Francia que implicaron la destrucción del Antiguo Régimen
le otorga a la historiografía francesa, que obtuvo su fundamentación ideológica entre los
Ilustrados del siglo XVIII, un carácter más liberal.
08. A partir de lo analizado en la práctica historiográfica que distingue al siglo XIX: señale lo que
tienen en común y lo que diferencia al historicismo clásico alemán y a la historiografía que se
expande en Inglaterra y Francia.
- Mientras que en Inglaterra se admitió la doctrina del progreso que prometía felicidad para todos
dentro de un orden estable y con la historiografía de la revolución surge en Francia la introducción
de los conceptos de clase y la lucha de clases -que dan una dimensión política a la interpretación
economicista y pasiva de la teoría de los cuatro estadios de Adam Smith-, el historicismo clásico
enseña una nueva historia en al que no se habla de estadios o progreso, modo de subsistencia o
luchas de clases – dado que estos argumentos conducen a una visión crítica y debilitan la cohesión
social-, sino que se relaciona con pueblos y unidades interclasistas cimentadas en el sentimiento
común de la nacionalidad.
- En Francia e Inglaterra han aparecido historiadores que integran análisis económicos al estudio
de la historia, mientras que en Alemania se niega la posibilidad de historia comparada porque se
sostiene que el desarrollo del Estado se puede explicar mediante los principios internos de su
propio crecimiento sin necesidad de atender a los elementos socioeconómicos.
- En Francia, Guizot y Thierry señalan a la nación – al pueblo, al estado llano- como artífice de la
historia, mientras que desde el historicismo clásico se identifica a la Nación con el Estado, y los
relatos históricos siguen estando vinculados a las clases gobernantes.