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LIBROS • 231

Luis E. ALONSO
La era del consumo
Madrid, Siglo XXI, 2005

En este libro, compendio de diversos productivo han generado multiplicidad de


artículos sobre consumo que el autor ha posiciones y estratos en la estructura social
publicado en distintas revistas de Sociolo- contemporánea que enmarcan estrategias
gía en los últimos años (Revista Española de consumo con sentidos sociales muy
de Sociología, RIS y varias publicaciones divergentes.
del CIS, entre otras), Luis Enrique Alonso Si por algo se caracteriza la sociedad
aborda la cultura del consumo de una de consumo postfordista es por su vacío y
manera histórica, concreta, estudiando debilidad social. Se configura un modelo
las prácticas de los grupos sociales de crecimiento volcado en las rentas
reales. Desde esta perspectiva, analiza la altas, cosmopolitas y globalizadoras, que
cultura del consumo en su etapa actual, se separan progresivamente tanto de las
como corolario de un ciclo evolutivo que clases medias, cada vez más fragmen-
comienza en la segunda posguerra mun- tadas y vulnerables, como de las clases
dial, donde el modo de regulación fordista obreras y populares, precarizadas y des-
consigue establecer una norma de con- empleadas hasta convertirse, en muchos
sumo de masas coherente con el sistema de sus segmentos, en nuevas subclases o
de producción mercantil estandarizado; infraclases.
norma que funcionaba como forma parcial Por todo ello, el autor plantea que es
e inestable, pero efectiva, de resolución necesaria una auténtica política de con-
del conflicto distributivo que originaba el sumo: si bien el consumo se ha convertido
proceso mismo de trabajo. en una fuente de bienestar, los riesgos
La evolución, transformación y crisis del individuales y colectivos que produce
modelo de regulación fordista desemboca hacen necesario el control, seguimiento y
en la década de los 80 en el llamado postfor- vigilancia social y política de los procesos
dismo, caracterizado por la fragmentación, de consumo más allá de su dimensión
diferenciación y desinstitucionalización de estrictamente económica, ya que el con-
la fuerza de trabajo que, en muchos casos, sumo actual es un elemento fundamental
lleva aparejada la degradación sistemática en la construcción de identidades sociales
de los modos de consumo y los estilos de y estilos de vida.
vida. El postfordismo se presenta así como El libro se inicia con una primera parte
un modelo de regulación frágil y contradic- donde el autor realiza una revisión de
torio, en el que la base fordista sigue siendo esta era del consumo como ciclo del
el sustrato social mayoritario de los estilos funcionalismo al postmodernismo. Tras un
de vida actuales, pero donde los nuevos breve recorrido histórico por las distintas
mecanismos de flexibilización geográfica, posiciones teóricas tradicionales sobre
tecnológica, social y jurídica del proceso consumo (desde el utilitarismo marginalista

RIS, VOL. LXVI, Nº 49, ENERO-ABRIL, 227-242, 2008. ISSN: 0034-9712


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neoclásico de base individualista, hasta las que, en forma de crack financiero, eviden-
teorías críticas de raíz frankfurtiana), en las cia las necesidades de un ensanchamiento
que se deja sin espacio al sujeto social y social, generalización y socialización real
sus lógicas de confrontación, dominación, de la norma de consumo.
resistencia y cambio, plantea la necesidad En la reconstrucción del sistema pro-
de considerar el consumo como uso social; ductivo, la aplicación de las innovaciones
las formas de consumo son concretas tecnológicas derivadas de la Segunda
para cada colectivo en un marco espacial Guerra Mundial a los procesos de trabajo y
y periodo temporal determinado. Al consi- al diseño de objetos de consumo, desarrolla
derar el consumo como práctica social, se y potencia las bases productivas del for-
hace necesario enmarcarlo en el modo de dismo y la gama de productos y posibilida-
regulación que reproduce socialmente las des de fabricación, al tiempo que posibilita
condiciones para la producción de mercan- la sustitución del control patronal directo
cías y la acumulación de capital. de la mercancía trabajo por la desperso-
El fordismo como modo de regulación nalización técnica como forma de control.
surge a raíz de las transformaciones propi- Asimismo, los mercados, sostenidos por un
ciadas por la llamada segunda revolución entramado institucional tienden a crear el
tecnológica en el periodo que va desde modelo de la estandarización, uniformación
finales del XIX a principios del XX. Por y mesocratización formal como fórmula de
primera vez, se establece una norma de crecimiento.
consumo de masas que consigue sepa- En este fordismo maduro, el consumo
rar la pobreza del estatus del trabajador pasa a convertirse en la forma principal de
normalizado mediante la producción en integración social y de normalización; las
masa de mercancías destinadas a un mercancías sirven sobre todo para que, en
consumo mayoritario, empezando por el su uso particular, reproduzcan un estatus
de los propios obreros. Ello exige, por un general delimitado por grupos sociales dife-
lado, la fabricación en cadena de bienes de renciados. El conflicto se integra en forma
consumo bajo un estricto control patronal de pacto keynesiano, regulación normativa,
y, por otro, una remodelación de los siste- intercambio político o representación cor-
mas salariales para dar salida a la enorme poratista de intereses. Así el crecimiento
producción. De esta forma, el consumo económico hace funcionar una especie de
se normaliza y estandariza, siguiendo ascenso social generalizado que, mante-
las pautas que se derivan de las mismas niendo las distancias sociales, compone
necesidades técnicas del proceso de tra- una base ampliada para el acceso a la
bajo y de la estructura de la producción. adquisición de un conjunto de mercancías
Sin embargo, el orden social establecido privadas, sostenidas además por una red
por este primer fordismo en el periodo de de bienes públicos.
entreguerras, entra en crisis a finales de los La norma de consumo de masas
años 20. El creciente control patronal (en fordista, no obstante, se muestra insufi-
la producción, la habitación y el consumo) ciente para dar respuesta a los desajustes
acaba provocando una crisis de demanda provocados por la crisis generalizada que

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atraviesa el modelo industrial en la década identidades sociales y estilos de vida. El


de los 70, provocando un auténtico debilita- llamado nuevo consumidor parece que,
miento del Estado keynesiano. Los meca- con su pragmatismo y conocimiento,
nismos del sistema político se manifiestan tiende hoy a reemplazar cualquier figura
incapaces de ajustar los desequilibrios eco- esteriotipada de un consumidor absolu-
nómicos, produciendo todo los contrario: la tamente dominado o absolutamente libre.
transmisión, expansión y amplificación de Pero este nuevo consumidor (ciudadano,
las luchas por la distribución. responsable, interesado en la seguridad,
Tras la crisis, un fuerte proceso de la simplicidad, los efectos sobre la salud,
remercantilización, privatización y desregu- la buena relación calidad-precio, la informa-
lación acaba creando un marco institucio- ción el aprendizaje de los códigos ya muy
nal, ideológico y convencional de gestación complejos de los mercados de productos)
de la fuerza de trabajo, dominado por la es imposible de manera individual y aislada,
idea de máxima movilidad y adaptación a sólo si es pensado y construido desde
las necesidades estrictamente mercantiles el ámbito de lo político, puede tener una
y de máxima rentabilidad a corto plazo realidad consistente.
de capitales que se mueven en un marco Con esta idea, en el capítulo segundo,
mundial. En este contexto, la “desregula- el autor pone en tela de juicio el diagnóstico
ción” se convierte, paradójicamente, en el excesivamente optimista de las actuales
soporte del nuevo modelo postfordista. La teorizaciones sobre el nuevo consumidor.
norma de consumo nacional se fragmenta Según estas teorías, en el actual capitalismo
y diversifica, estructurándose, por un lado, tardío postmoderno, asistimos a una nueva
en normas internacionales y cosmopolitas dinámica en la que la relación de fuerzas se
y, por otro, en estilos de vida y consumo reinvierte en detrimento del productor/ ven-
cada vez más defensivos y retraídos sobre dedor y en beneficio del cliente/consumidor.
lo convencional y lo local. El consumidor percibe mejor los cambios
A diferencia de lo que ocurría en el de la situación económica, analiza mejor la
fordismo, este conjunto disperso de normas oferta de productos y ajusta más rápido su
de consumo, habitus y estilos de vida se comportamiento (compra, aplazamiento de
han construido sin el desarrollo paralelo compra, ahorro, etc.).Es un actor social y
de nuevas formas de ciudadanía social, no simplemente económico que, de alguna
capaces de institucionalizar formas de manera, recupera cierto poder y busca su
vida, prácticas de de consumo o normas de expresión de la identidad en el consumo;
convivencia más allá de las que se derivan sin convertirse en completamente racional,
del puro individualismo y particularismo sí busca estrategias de movilización de sus
adquisitivo. Por ello, Alonso considera que poderes sociales, informativos y económi-
la reflexión política, la participación de los cos. Por tanto, ya no nos encontraríamos
actores sociales y la educación para el con- ante una sociedad de consumo, sino en una
sumo son fundamentales en una sociedad sociedad de consumidores concretos, indi-
en la que el consumo se constituye como vidualizados y empresarios de su tiempo y
elemento primordial en la construcción de decisiones (Rocherfort).

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Estas teorías, según Alonso, no subra- de evolución.


yan suficientemente las diferencias sociales El modelo de la sociedad postmoderna,
y la dualización de las culturas de consumo el capitalismo de consumo, se constituye
ya que el modelo McDonalizado, masi- como un orden lúdico e irónico, cuya mejor
ficado y normalizado de consumo sigue encarnación sería el gran centro comercial.
siendo dominante. Señala que las nuevas Además de circunstancias macroeconómi-
élites ascendentes y los movilizados han cas y macrosociales (industrialización del
podido crear subculturas del consumo sector servicios, McDonalización) una serie
mientras que las clases medias, en crisis, de dispositivos sociológicos, simbólicos, y
tienen que soportar la precarización de los psicológicos asociados al acto de compra,
servicios públicos, la degradación publicita- han favorecido que estas formas comercia-
ria y cultural de los medios de comunicación les se incrusten rápidamente en nuestros
generalistas, la artificialización y riesgo modos y estilos de vida. El triunfo social
sanitario de los productos alimentarios mundial de los grandes centros comerciales
baratos, la imposición por parte de los es precisamente el de condensar en un
grandes distribuidores de sus productos y espacio y un tiempo reducido, una enorme
marcas o la ineficiencia real de las legisla- cantidad de símbolos culturales, muchas
ciones sobre consumo. veces contradictorios (ocio, gasto, sen-
Ante este panorama, la importancia sación de ahorro, de libertad y seguridad,
de los movimientos de consumidores etc.) pero que atraen las prácticas de los
crece teniendo ahora un mayor espacio consumidores, creando el contexto de su
de actuación, denunciando el poder de las normalidad social. El gran centro comercial
marcas y la oferta para conformar estilos es, por tanto, mucho más que un modo de
de vida absolutamente dependientes de los compra; es un modo de vida o, si se quiere,
dictados y planteamientos de rentabilidad una forma de integración o un lenguaje de
de las empresas transnacionales. comunicación con el mundo social.
El consumo se ha convertido, pues, en En el momento actual, si bien los modelos
una esfera de la ciudadanía. Los nuevos convencionales masificados y estandariza-
movimientos de consumidores son, asi- dos de consumo son, y seguirán siendo, los
mismo, nuevos movimientos sociales elementos de referencia mayoritaria para
cívicos, que creen en una ciudadanía y la planificación comercial en la sociedad
una igualdad complejas y las defienden. de consumo, también es necesario tomar
Es conveniente, por tanto, la creación de conciencia de la aparición de hábitos que
programas mediante los que los gobiernos se comportan con lógicas mucho más
actúen, indirectamente, para apoyar a los contextuales y locales. Estos hábitos
ciudadanos que trabajan y se movilizan en representan estilos que tarde a temprano
comunidades y acciones locales. pueden modificar la conciencia colectiva
Finalmente, esta primera parte del y las instituciones sociales, sean estas
libro se cierra con un último capítulo que formales o informales.
el autor dedica al análisis de la actual Entramos así en la mezcla de dos
sociedad de consumo y sus perspectivas modelos culturales de la sociedad de

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consumo postmoderna. Por una parte, de reciclados. En estos fenómenos el


el modelo mayoritario y normalizado y, consumo es toda una forma de vida, donde
por otra, los múltiples submodelos de los parámetros clásicos del consumidor
consumos de identidad, unificados porque mercantilmente racional se convierten en
suponen percepciones mucho más per- la imagen a atacar.
sonalizadas del acto de compra, y que se En definitiva, la sociedad aumenta su
desarrollan según lógicas más relacionadas potencial de consumo al mismo tiempo
con valores derivados de la pertenencia a que su diversidad cultural, lo que hace
una comunidad. necesario un diálogo entre ambas: por otro
Hay que reseñar una línea de diferen- lado, esta nueva concepción del consumo
ciación neoelitista en los modos de con- como ocio requiere de una reorientación
sumo donde nuevo estamento de grupos de los hábitos del consumidor a través de
de alto poder adquisitivo y alto dinamismo una educación que limite la actual lógica
social (yuppies, dinks, brokers, etc.) han perversa. El papel que, por tanto, debería
consolidado en su entorno un segmento de garantizar el Estado a través de políticas al
consumo ostentoso. Asimismo, surgen tam- respecto, es el de proteger a los ciudada-
bién otras formas de consumo defensivo y nos para que el consumo sirva a los mismos
local, basadas de la aparición de segmen- y viceversa.
tos especialmente vulnerables. Minorías El libro concluye con una segunda parte
étnicas, grupos de edad no convencionales donde el autor estudia los fundamentos
(jóvenes y ancianos) grupos adquisitivos teóricos que con más fuerza han influido
medio-bajos y no motorizados (amas de en la elaboración de su análisis. Teorizacio-
casa de edad avanzada) se entrelazan y nes sobre consumo realizadas por autores
combinan en el nuevo tejido urbano, desa- de la talla de P. Bourdieu, R. Barthes, Z.
rrollando desde un nuevo comercio étnico Bauman, así como la del no tan reputado
hasta un comercio de proximidad asentado E. Goblot, son aquí analizadas de manera
sobre patrones de consumo tradicionales. exhaustiva, dedicando a cada una de ellas
Otro elemento a tener en cuenta son las un capítulo.
formas de vida y comercio impulsadas por
nuevos movimientos sociales: feminismo
y ecologismo, comercio justo y comercio AROA MONTES CEBALLOS
IESA - CSIC

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