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j
1
LA TRANSFORMACIÓN
DEL JUSTICIALISMO. DEL PARTIDO
SINDICAL AL PARTIDO CLIENTELISTA,
1983-1999

por
STEVEN LEVITSK'Y

Traducción
Leandro Wolfson

SIGLO
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ÍNDICE

SIGLO

)l(I
Siglo XXI de España Editores S.A.
Siglo XXI Editora Iberoamericana S.A.

Levitsky, Steven
La transformación del justicialismo : del partido sindical al partido clientelista :
1933-1999 - la ed. - Buenos Aires: Siglo XXI Editora Iberoamericana, 2005.
384 p. ; 21xl5 cm.
ISBN 987-1013-38-8
RECONOCIMIENTOS IX
l. Partidos Políticos. 2. Justicialismo. l. Wolfson, Leandro, trad. !l. Título
CDD 324.2
I. LA ADAPTACIÓN DE LOS PARTIDOS DE BASE
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra SINDICAL EN LA ERA NEO LIBERAL:
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magnéticos, sonoros, visuales o de cualquier otro tipo sin permiso expreso del editor. ORGANIZACIONES PARTIDARIAS
Una nueva coyuntura crítica: El doble desafío
© Steven Levirsky, 2003 que enfrentan en América Latina los partidos
Primera edición en inglés de base sindical .................................................................... 6
© Cambridge Universiry Press, 2003 Adaptación partidaria y democracia en América
Tír.ulo original: Transforming Labor-Based Parties in Latin American Argentine Latina ................................................................................ 10
Peronism in Comparative Perspective
Cómo explicar la adaptación partidaria: Un enfoque
centrado en la organización ............................................... 13
Primera edición argentina, 2005 Adaptación y supervivencia de un partido populista
© SIGLO XXI EDITORA IBEROAMERICANA S.A. de ·base sindical: El caso del peronismo .............................. 28
Av. Independencia 1860
1.225 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina II. ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DE UN PARTIDO
Telefax: 4381-5708 I 5878
POPULISTA DE MASAS ..................................................... 43

Traducción: Leandro Wolfion Orígenes populistas: El nacimiento de un partido


Revisión: J..fariana Bozetti carismático de base sindical ( 1943-19 5 5) .......................... 46
Diseño de rapa: Alejandra Cortez
Del partido carismático a la organización
Diagramación: Mari Suárez
Corrección: Raquel Villagra movimientista: El peronismo en la -Oposición
(1955-1983) ........................................................................ 52
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 La transición hacia la polírica electoral: "Partidización"
Impreso en Argentina I Prinrcd in Argenrina sin run111zación 62
V DEL SINDICALISMO AL CLIENTELISMO:
LA TRANSFORMACIÓN DE LOS VÍNCULOS
PARTIDO-SINDICATOS EN EL PERONISMO
ARGENTINO

Derrotamos a los sindicatos. Les quitamos el partido.


José Luis Manzano,
dirigente de la Renovación peronista 1

¿Dónde está el peronismo si no es en los sindicatos?

dirigente sindical peronista 2

A partir de 1983, el PJ sufrió un notable cambio coalicional y, en


menos de una década, se. transformó de un partido de base sindical
de facto en un partido clientelista. En el orden nacional, los reforma-
dores removieron de sus cargos en la conducción partidaria a los
sindicalistas de la vieja guardia, desmantelaron los mecanismos tra-
dicionales de participación sindical y ampliaron la convocatoria del
partido a fin de atraer a votantes de clase media e independientes.
En el nivel de las bases, los políticos justicialistas utilizaron su acceso
a cargos públicos para construir redes clientelistas de apoyo al mar-
gen de los sindicaros, redes que, con el tiempo, reemplazaron a éstos
como vínculo primordial del PJ con la clase obrera y los sectores
populares. Corno resultado de estos cambios, la influencia del movi-
miento obrero organizado en el partido decayó abruptamente. Este
proceso de desindicalización fue un factor importante en el éxito
electoral del partido en un entorno que presentaba características

1
Entrevista del aucor, 5/12/1997.
2
Citado en Clarín, 251811985.


....
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148 Steven Levitsky Del sindicalismo al clientilismu: La tmnsformaciún de los vínrnlos... 14':1

cada vez más posindustriales. Le permitió apelar a un nuevo electo- gresistas, caudillos provinciales y el sector sindical centro-izquierdis-
rado (la nueva clase media y los independientes) y, a la vez, mante- ta de los "25" 3 . Los dirigentes renovadores convergieron en torno de
ner al antiguo (los pobres urbanos) con una nueva táctica: el cliente- dos objetivos centrales que entrañaban un ataque a los sindicatos.
lismo. Además, al debilitar a los principales opositores a las reformas Primero, pretendían ampliar la convocatoria electoral del PJ. Con-
neoliberales y erosionar la base clasista de la identidad peronista ur- vencidos de que éste había perdido las elecciones porque "confundió
bana, la desindicalización favoreció el giro programático del PJ ha- el país de 1983 con el país de 1946" 4 y de que el "peronismo plebe-
cia la derecha, bajo el liderazgo de Carlos Menem. yo" y el "autoritarismo primitivo" del partido habían ahuyentado a
En este capítulo, examinaremos la transición del peronismo los votantes de clase media (Abós, 1986, pp. 82-84}, los renovadores
urbano del laborismo de facto al clientelismo. Argumentaremos advertían que "el peronismo no volverá a ser mayoría [... ] si no abre
que -como ya señalamos-la rapidez y amplitud de la desindicaliza- sus brazos a otros sectores de la vida nacional" 5 • Para conquistar al
ción del PJ obedeció a dos factores: la débil rutinización de los vín- electorado de clase media, decían, el PJ debía aflojar sus lazos con el
culos partido-sindicatos y un cambio sustancial en el equilibrio de sindicalismo, abstenerse de hacer hincapié en los símbolos y la retó-
recursos entre el partido y los dirigentes sindicales. Pese al papel rica tradicionales del partido, hacer un mejor uso de los medios téc-
central que tuvo el sindicalismo en la coalición peronista, los meca- nicos de la comunicación de masas y abandonar su imagen autorita-
nismos tradicionales de participación de los sindicatos no habían ria y conservadora en lo social en favor de una plataforma más pro-
sido formalizados en los estatutos del partido ni eran, en general, gresista. Segundo, los renovadores procuraron democratizar inter-
dados por sentados. Esto hizo que el vínculo partido-sindicatos se namente al PJ y fortalecer su estructura territorial. Esto implicaba
tornara vulnerable a la distribución de poder y a las preferencias reemplazar la estructura corporativista tradicional por una "pura
dentro del partido. Este cambio tuvo lugar en los primeros años de organización territorial" (Abós, 1986, pp. 86-87). Así, el sistema del
la transición democrática posterior a 1983. El acceso del PJ a cargos tercio debía ser sustituido por elecciones primarias de los dirigentes
públicos alteró de modo fundamental la dependencia entre el parti- y candidatos. Esta "territorialización" del peronismo permitiría al PJ
do y los dirigentes sindicales en materia de recursos. A medida que "diferenciarse institucionalmente del movimiento obrero" (Álvarez,
los dirigentes partidarios asumían cargos en los gobiernos provincia- 1987, p. 19) y desarrollar un "proyecto global" en el cual las deman-
les y locales, reemplazaban los recursos sindicales por recursos del das sindicales serían "redefinidas aplicando la lógica partidaria'' (Pa-
Estado, construyendo organizaciones clientelistas al margen de los lermo, 1986b, p. 84).
sindicatos. Las redes de patronazgo brindaron las bases organizativas
para el ataque reformista a las posiciones privilegiadas que ocupaban Bases organizativas de la Renovaci6n: cargos públicos,
los sindicalistas en el partido. Cuando los reformistas obtuvieron el patronazgo y construcci6n informal del partido
control del partido en 1987, los mecanismos de participación sindi-
cal del peronismo, débilmente rutinizados, se vinieron abajo como El surgimiento y posterior triunfo de la Renovación suelen interpre-
un mazo de cartas. El desmantelamiento de las "62" y del "tercio" tarse en términos de una política elitista. Según esta perspectiva, di-
dejó al PJ sin mecanismo alguno de participación sindical, lo cual alla-
nó el camino para la consolidación del clientelismo en los años noventa.
; El grup¿ de los "25" incluía, entre otros, los ferroviarios, los trabajadores de la
industria farmacéurica, los trabajadores de la industria automocriz, los empicados pú-
SURGIMIENTO DE LA RENOVACIÓN Y COLAPSO DE LOS
blicos, los docentes, los mineros, los trabajadores de la industria del caucho, los ca-
VÍNCULOS TRADICIONALES PARTIDO-SINDICATOS
mioneros, los obreros navales y los obreros de astilleros.
·1 Entrevista a Carlos Grosso, en García y Montenegro ( 1986, pp. 63-64).
La derrota del PJ en 1983 marcó el surgimiento de la Renovación, 5 Ibídem.
un movimiento heterogéneo que abarcaba a políticos urbanos pro-
1

150 Steven Levitsky


J Del sindimlismo ni clientilismo: Ln trnnsfarmncirín de los vínculos ... 151

rigentes renovadores como Antonio Cafiero, José Manuel de la Sota, cuales podrían competir por el poder dentro del propio peronismo.
Carlos Grosso y Carlos Menem desafiaron, a partir de 1984, el con- J Y cuando estas entidades informales obtuvieron el control de los
trol del partido por parte del sector ortodoxo, respaldado por las partidos locales, se convirtieron, en la práctica, en la organización
"62", y, tras superar en 1985y1986 los esfuerzos autoritarios de los partidaria misma y sustituyeron por completo a los sindicatos.
dirigentes de la vieja guardia por aferrarse al poder, en °1987 logra- 1 La construcción de estas redes clientelistas de apoyo fue más sen-
ron el control de la conducción nacional. Sin embargo, este desenla- .,1 cilla para los gobernadores recientemente elegidos, que tenían a su
1
ce en el nivel de las elites fue posible gracias a los importantes cam- 1 disposición los recursos de sus respectivos distritos. Gobernadores
:
bios que habían sobrevenido en el nivel de las bases. Cuando los como Carlos Juárez en Santiago del Estero, Rubén Marín en La Pam-
renov..Jores no pudieron asumir la conducción nacional en los pa, Carlos Menem en La Rioja y Adolfo Rodríguez Saá en San Luis
congresos partidarios de 1984 y 1985, se vieron forzados a librar generaron al poco tiempo aparatos clientelistas que fueron reduciendo
batalla por el poder provincial y local. Sólo accedieron a la conduc- su dependencia de los sindicatos. No es de sorprender, entonces,
ción nacional luego de que Cafiero, De la Sota, Grosso y otros refor- que, a fines de 1983 y comienzos de 1984, Juárez, Marín y Menem
mistas derrotasen a las facciones ortodoxas en los principales distri- estuvieran entre los primeros en desafiar a la conducción del parti-
tos urbanos. do, que contaba con el respaldo de las "62". En los distritos indus-
Estas victorias locales fueron posibilitadas por un cambio funda- triales, donde los sindicato~ eran más fuertes y (a excepción de Santa
mental enla distribución de recursos entre las ramas política y sindi- Fe) el PJ no había ganado la gobernación, la construcción de estas
cal del partido. Reintegrados a la política electoral en 1983, los diri- organizaciones territoriales fue un proceso más lento y descentrali-
gentes del PJ comenzaron a buscar otras fuentes de recursos que no zado. En esos distritos, la Renovación surgió como una amalgama
fueran las sindicales y la más importante fue el Estado 6• Si bien en de organizaciones más pequeñas compuestas por los concejales, in-
1983 el PJ perdió.la elección presidencial, ganó doce gobernaciones, tendentes y legisladores provinciales y nacionales. En la Capital Fe-
centenares de bancas legislativas e intendencias, y miles de bancas en deral, por ejemplo, la Renovación fue al comienzo una laxa red de
·~ las legislaturas municipales. Estos cargos brindaron un acceso inme- concejales y de punteros a la que se denominó Cabildo Abierto.
diato a recursos de patronazgo. Los punteros locales, qu_e antes se Muchos integrantes del Cabildo Abierto no compartían el estilo ur-
dirigían a los sindicatos en busca de recursos, se volvían ahora hacia bano ni la ideología centro-izquierdista del dirigente renovador Carlos
los funcionarios del PJ y creaban con éstos alianzas llamadas "agru- Grosso, pero como jefes territoriales no podían sino beneficiarse de
paciones", cuya base principal era el patronazgo. Las agrupaciones un sistema de selección de los candidatos basado en las cifras electo-
pasaron a ser organizaciones partidarias alternativas, creadas al mar- rales. Así pues, durante todo el año 1984, se opusieron a la conduc-
gen de los sindicatos y de la burocracia del partido. Al reunirlas para ción dominada por las "62""y sentaron las bases de la Renovación
dar lugar a facciones mayores de base territorial, los dirigentes crea- en la Capital. Otra fuente de la Renovación fue el Concejo Delibe-
ron de hecho "partidos colaterales" o entidades informales con las rante de Quilmes, donde concejales como Eduardo Camaño, Fede-
rico Scarabino y Tránsito Saucedo crearon estructuras territoriales
clientelistas para oponerse al dirigente ortodoxo Roberto Marguen.
"Los dirigenres de la Renovación accedieron también a fuenres de financiamiento En 1987 ya habían ganado para su causa al grueso de los punteros de
externas. Por ejemplo, el apoyo económico de cierras destacados empresarios (en par- esa zona y transformado la conducción formal del partido en una
ticular, del industrial Francisco Macri) fue decisivo para los esfuerzos organizativos "cáscara vacía" 7 .
emprendidos por Grosso, De la Sora y José Ocravio Bordón. Por añadidura, algunos
líderes renovadores (como Cafiero, )Je la Sora, Grosso y José Luis Manzano) estable-
cieron lazos con entidades panidarias extranjeras y organizaciones ideológicas interna- ' Entrevista del amor con José Luis Salnzzi, -direcror de organismos públicos de
cionales como la Democraci~1 Crisriana Internacional y la Internacional Socialista. Quilmes, 4/9/1997.

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Del sindicalismo al clienti/ismo; la transformación de los vínculos... 153

Junto con los gremios pertenecientes al sector de los "25", estas esto· no fue fruto de la rutinización, sino de la imposición directa o la
nuevas estructuras territoriales proporcionaron a los dirigentes re- negociación de los caudillos sindicales. A medida que, entre 1983 y
novadores los recursos humanos y organi.zativos para competir con 1987, los sindicatos iban perdiendo poder, el frágil consenso que
los sectores ortodoxos respaldados por los sindicatos en los grandes sostenía a las "62" y al tercio se fue desgastando y el PJ se quedó sin
distritos industriales. En la Capital Federal, la campaña de la Reno- reglas acordadas para la participación sindical.
vación fue conducida por Grosso, quien, a mediados de 1985, re-
unió al Cabildo Abierto y a varias otras "agrupaciones" para formar
el frente Victoria Peronista (VP). Este frente se alineó con otra pode- Las "62 Organizaciones':· de rama sindical a sector sindical
rosa red de punteros, el Frente por la Unidad Peronista, y con los Entre 1983 y 1987, las "62" perdieron su estatus informal de "rama
"25", a fin de oponerse a las "62" en las elecciones internas de 1985. sindical" del PJ y pasaron a ser consideradas por los peronistas como
Los renovadores ganaron por una proporción de casi dos contra uno una entre varias corrientes sindicales. Las "62" hahian logrado con-
y Grosso fue elegido presidente del partido en la Capital Federal. En servar el monopolio del sindicalismo peronista en el orden nacional
la provincia de Buenos Aires, la Renovación fue liderada por diri- hasta 1983, ya que rodas las principales facciones sindicales, como la
gentes territoriales cuyos empeños reformistas habían sido violenta- centro-izquierdista de los "25", veían en ella la organización obrera
mente rechazados por el caudillo ortodoxo Herminio Iglesias. Im- madre. De ahí que, cuando los sindicatos colaboracionistas de la
posibilitados de obligar a Iglesias a convocar a elecciones internas, llamada "CGT de Azopardo" se apartaron temporariamente de las
~
los renovadores, conduódos por Cafiero, abandonaron temporaria- "62" de Lorenzo Miguel, en lugar de crear una nueva entidad sindi-
mente el partido en 1985 para crear el Frente de la Renovación. El cal, crearon una paralela a la que llamaron "62 de Azopardo" 8 •
poder organizativo de este Frente provenía de incipientes agrupacio- A parcir de 1983, las "62" perdieron rápidamente su condición
nes lideradas por intendentes como Eduardo Duhalde y Julio Carpi- de rama sindical oficial del PJ. Esto fue, en parte, fruto de la estrate-
netti, así como de los "25". El Frente de la Renovación derrotó en gia de la Renovación. En un principio, los renovadores operaron
una proporción de tres a uno al PJ de Iglesias; un año más tarde, dentro de las "62" 9 tratando de reemplazar a la conducción orto-
Cafiero era elegido presidente del partido en la provincia. En Cór- doxa por sus aliados de los "25" y del sector "Gestión y Trabajo"
doba y Río Negro, procesos similares permitieron a los renovadores (GyT), pero estos empeños fracasaron cuando Miguel forjó una alian.;.
vencer a las facciones ortodoxas y, merced a estos triunfos, conquis- za con GyT y se aseguró así su reelección como secretario general de
tar la conducción nacional en 1987. las "62" 1º. Al conservar intacto su control de las "62", los sindicatos

Debilidad institucional de los mecanismos


tradicionales de participaci6n sindical ' La CGT-Azopardo, de corra exiscencia, representaba a un grupo de sindicacos
que habían mantenido estrechos lazos con el gobierno militar durance. el Proceso. Sin
Si el desafío renovador fue posible gracias a un giro fundamental en embargo, la hegemonía de las "62" fue cuescionada en algunas provincias. En Mcndo-
el equilibrio de recursos dentro del PJ, la tajante desindicalización za, verbigracia, el sector sindical llamado Grupo del Este rompió con las "62" y, luego
del partido fue producto de la débil rutinización de los vínculos de al¡arse a un sector provincial llamado Lista Verde, derrotó en las elecciones internas
a la lista Unidad Peronisca, respaldada por aquéllas.
partido-sindicatos. Como sostuvimos en el Capítulo 3, los mecanis-
''El congreso cclebrad0 por la Renovación en Río Hondo en 1985 admitió que las
mos i,nformales que tradicionalmente habían ligado al partido y los "62" constiruían "la representación instirucional" de los trabajadores. Los dirigentes
sindicatos peronistas -las "62" y el tercio- nunca fueron formaliza- renovadores declararon que era "el único brazo polícico de los crabajadores peronistas,
dos en los estatutos ni contaron con aceptación general dentro del y por esa razón queremos su normalización sin exclusiones, a fin de lograr la participa-
movimiento. Si bien en 1983 se respetó en gran medida el tercio, ción orgánica plena del movimienco" (Clarín, 1O/l /1986, p. 10; y 19/3/1985, p. 1O).
'" Clarín, 22/511985, p. 8.
154 Steven LeiJitsky Del 1indicalismo al cLientilismo: La transformación de los vínmlm ... 155

ortodoxos consiguieron, en el congreso partidario celebrado en julio yo de las "62", reconoció formalmente a esta entidad como "la re-
de 1985, el monopolio de la representación sindical en el PJ. La . presentante política exclusiva" del movimiento obrero peronista y el
propuesta de los "25" de permitir que cada corriente sindical nom- presidente del partido, Vicente Saadi, ordenó a las filiales provincia-
brara sus representantes para la conducción del partido fue rechaza- les "garantizar" la "representación tradicional" de las "62" en las lis-
da y los 18 representantes del Consejo Nacional fueron designados tas partidarias 16, pero estas instrucciones fueron en gran medida ig-
por las "62" 11 • Excluidos de éstas, los renovadores optaron por opo- noradas y las filiales del partido conducidas por la Renovación nom-
nérseles como institución y considerar que los "25" constituían una braron a sus candidatos entre los integrantes de los "25" 17 • En este
rama sindical alternativa. Por ejemplo, en las elecciones de 1985 en marco, surgieron nuevas facciones sindicalistas, como la de Jos
la Capital Federal y Buenos Aires, los dirigentes renovadores nom- "ubaldinistas" que apoyaban al ex secretario general de la CGT, Saúl
braron para las listas de parlamentarios a hombres de los "25" y no Ubaldini, las cuales no hicieron sino minar más aún las pretensiones
de las "62". En la Capital, donde la Renovación derrotó al sector de las "62" de ser la única representante del sindicalismo peronista.
respaldado por las "62" en las elecciones primarias, Grosso hizo caso Hacia 1987, pues, las "62" habían dejado de funcionar como "rama
omiso de la pretensión de los ortodoxos de que "las 62 Organizacio- sindical del PJ" y quedaron reducidas a ser una de las varias faccio-
nes tenían el derecho de nombrar a los candidatos [sindicales]" 12 y nes sindicales en pugna. Como consecuencia, los sindicatos se que-
designó para la lista de legisladores del PJ a Roberto Digón, de los daron sin siquiera un órgano informal que los representara en la
"25". Hechos similares acontecieron en la provincia de Buenos Ai- conducción del partido.
res. Obligados por las tácticas autoritarias de Herminio Iglesias a
operar por fuera del PJ, los renovadores concedieron a los "25" el Desgaste del tercio sindical
derecho de nombrar a los candidatos sindicales.
Las victorias de los renovadores en 1985 fueron "el golpe de gra- El tercio sindical, cuyos orígenes fueron la noción corporativista de
cia de la hegemonía tradicional de las 62 Organizaciones" 13 • Los "25" que los dirigentes sindicales tenían derecho a cierto número de can-
declararon que las "62" ya estaban "acabadas como brazo político didaturas partidarias y puestos de conducción, ya había sido cues-
del sindicalismo peronista'' 14 y crearon un comité asesor, lanzaron tionado en 1983. Si bien ciertos líderes del partido, como Cafiero,
un periódico y establecieron entidades regionales en todo el país. defendían el tercio y lo consideraban "inmodificable" 18 , otros, como
Los renovadores adoptaron una postura semejante, declararon que Ángel Robledo, Raúl Matera y el grupo llamado Convergencia Pe-
las "62" eran un "artificio histórico" que "ya no representa entera- ronista, exigían su reemplazo por un sistema de elección directa 19 •
mente al movimiento obrero peronista" 15 y eligieron como vicepre- En general, en el pasado se había acatado el tercio, aunque estuvo
sidente del sector de legisladores renovadores a Roberto Digón, de
los "25", en lugar de elegir a un miembro de las "62". Los dirigentes
ortodoxos hicieron un postrer esfuerzo por prolongar el monopolio 16
Clarln, 18/3/1986, p. 1O; 20/3/I 986,. pp. 14-15; 25/311986, pp. 8-9.
de las "62" en la conducción de 1986-87 y en el proceso de selección .' 1En la Capital Federal, por ejemplo, Grosso rechazó el pedido de las "62" de
de los candidatos. Así, el Consejo Nacional, que contaba con el apo- reconocer su derecho a nombrar los candidatos sindicales y designó en la lista de
legisladores del partido a Roberto García, dirigente de los "25". En Mendoza, donde
las "62" anunciaron que boicotearían las elecciones primarias para protestar porque la
11
Clarín, 5/7/1985, p. 6; 8/7/1985, pp. 2-3; 9/711985, p. 8. Lista Naranja no·reconocía su monopolio, un grupo de sindicatos autodenominado
12
Clarín, 29/8/1985, p. 6. Bloque de la Renovación ignoró d anuncio y se alineó con la Lista Naranja (Los Andes,
i; Clarín, 26/8/1985, p. 7. 21/10/1986, p. 16; 1511111986, p. 8; 23/I 111986, p. 11.
14
Clarín, 20/12/1985, p. 11; 23/12/1985, p. 17; 2/7/1986, p. 7. " Clarín, 11/411983, p. 7.
15
Amonio Cafiero, citado en Clarín, 19/6/1986. p. 12, y 22/6/1986, p. 7. '''Clarín, 12/4/1983, p. 6; 14/4/1983, p. 10; 261411983, pp. 6-7; 9/6/1983, p. 12.

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156 Steven Levitsky Del sindicalismo al clientilismo: La transformación de los vínculos... 157

lejos de ser un procedimiento universalmente aceptado; más bien "una creación de Perón" 25 y una costumbre que se insertaba "en las
era tomado como un producto de imposición directa de los sindica- reglas del justicialismo" 26 . Los dirigentes sindicales ortodoxos se opu-
tos o como el resultado de sus negociaciones con los dirigentes del sieron a la elección directa de dirigentes y candidatos del partido,
partido. Como dijo un dirigente sindical, "el tercio era una conce- consideraron que era una "ficción liberal" que violaría la "tradición
sión, no algo que los políticos quisieran" 20 • En ciertos distritos, como movimientista" del peronismo y "convertiría al peronismo en un
la Capital Federal, Santa Fe y Santa Cruz, el tercio había sido im- partido político más" 27 .
puesto por la facción respaldada por las "62"; en otros había sido Las propuestas iniciales de la Renovación respecto del tercio ha-
efectivamente la consecuencia de negociaciones y, en algunos, casos bían sido ambiguas. Al mismo tiempo que exigían elecciones direc-
los dirigentes partidarios lo habían aceptado luego de mucha pre- tas, se comprometían a preservar el "carácter movimientista" del pe-
sión por parte de las "62". En Tucumán, por ejemplo, el dirigente ronismo28. Por ejemplo, el congreso celebrado en Río Hondo bajo la
partidario Fernando Riera se negó en un principio a incluir un sin- conducción de los renovadores exigió la elección directa de los diri-
dicalista en la lista de legisladores del PJ y sólo aceptó poner a Julio gentes, pero incluyó la estipulación de que uno de los cuatro repre-
Miranda luego de fuertes presiones de la conducción nacional de las sentantes elegidos por cada distrito fuera un sindicalista (Gutiérrez,
"62" 21 . También los mendocinos rechazaron el tercio, aduciendo que 1998, p. 18). Pero, a medida que fueron cobrando fuerza, los reno-
sólo había tenido sentido mientras Perón vivió 22 . Cuando la Lista vadores se volvieron cada vez más críticos del tercio. Sus victorias en
Verde dominante hizo caso omiso de las demandas sindicales de in- la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires en 1985 los con-
cluir representantes en la conducción partidaria, los jefes nacionales vencieron, no sólo de que las elecciones directas eran su vía hacia el
de las "62" enviaron a un emisario para que negociase la inclusión poder dentro del partido, sino también de que constituían una fuen-
de tres sindicalistas en el consejo provincial del partido, compuesto te primordial de legitimidad en su batalla contra las huestes orto-
por nueve miembros 23 . En las provincias periféricas, donde los sin- doxas. De ahí que comenzaran a proponer que el partido "acabase
dicatos eran débiles, el respeto por el tercio dependía de la buena con el absurdo porcentaje sindical" (Bárbaro, 1985, p. 151), -.:on el
29
voluntad de los caudillos del partido; los de Catamarca, Formosa y argumento de que "impide la libre decisión de los afiliadc~" . Por
-La Rioja lo acataron, no así los de Corrientes y Santiago del Estero. añadidura, la primera gran asamblea renovadora reunida luego de la
El desafío de la Renovación acabó con los últimos vestigios de elección de 1985 produjo un documento en el que se proponían las
legitimidad que tenía el tercio. Los renovadores veían en el sistema elecciones directas sin ninguna cláusula relativa a asegurar la repre-
corporativista de las tres ramas un velado mecanismo para conservar sentación sindical (Gutiérrez, 1998, pp. 22/3).
la hegemonía sindical (Palermo, l 986b, pp. 83-84) y procuraron Los dirigentes ortodoxos del partido y los sindicatos respondie-
reemplazarlo por elecciones directas. De la misma manera, los "25" ron a estos ataques contra el tercio tratando de ratificar formalmente
demandaron "que se ponga fin a los porcentajes en la distribución el viejo sistema. En marzo de 1986, el Consejo Nacional avalado por
de las candidaturas" (Movimiento Sindical Peronista Renovador, las "62" reconoció oficialmente la vigencia del tercio y el presidente
1986, p. 15), con el argumento de que los sindicatos tendrían que del partido, Saadi, declaró que éste era "un derecho consuerudina-
lograr poder "en el campo político compitiendo en elecciones inter-
nas"24. Las "62", por su parte, defendían el tercio diciendo que era 25 Lorenzo Miguel, citado en El Litoral, 1/10/1988, p. l.
26 Clarín, l 5/7/1986, p. 13.
"'Entrevista del aucor con Roberco García, ex dirigente de los "25", 231611997. 27 Diego Ibáñez, dirigente de los obreros pecroleros, citado en Clarín, 201711986, p. 7.
" Encrevisca dd auror con Julio Miranda, 4/12/J 997. "Clarí11, 21/1111984, p. 11; 1112/1985, pp. 2-3. Según Grosso, los renovadores
22
Clarín. 27 /4ll 983, p. 8. querían convertir al PJ en un "partido polícico corporacivo, al estilo de los partidos
' 3 Los Andes, J(J/411983, p. 8. alemanes" (encrevisca del· aucor, 28/11/1997). "
24
Enrrevista del aucor con José Luis Castillo, ex dirigente de los "25", 21711997. 29 José Manuel de la Soca, cicado en Clarín, 1117/1986, p. 12.
159
Del .rindimlismo rrl clientilismo: Lt1 rmn.ifórmilcirin de Íos vi11c11los ...
15S Steven Levitsky

siguieran los lineamientos vigentes en la socialdemocracia europea,


rio, allí donde lo consuetudinario es ley" 30 • Apelando a su poder de en !a que los sindicatos tenían un papel, a la vez, importante y su-
intervenir los partidos provinciales, el Consejo pretendió, sin éxito, bordinado. El renovador Guido Di Tella sostuvo gue un partido así
imponer el tercio como medida legal en los distritos principales. En sería "comparable con [... ] el laborismo británico, el Partido Social
Córdoba, la conducción ortodoxa del partido modificó los estatutos Demócrata alemán y el Partido Socialista Obrero Español" • De
35

a fin de reservar ocho de los 26 cargos directivos para las ramas sin- hecho, los "25" siguieron constituyendo una parte importante de la
dical y femenina 31 , pero meses más carde los renovadores lograron el coalición que pasó a dominar el PJ con los renovadores. Roberto
control del partido y sustituyeron el sistema de las cuotas por las García, dirigente de los "25'', fue designado vicepresidente del parti-
elecciones directas. En Mendoza, donde la filial renovadora del par- do y muchos integrantes de ese sector sindical intervinieron en la
tido se negó a aplicar el tercio, la conducción nacional envió a un mayoría de los procesos decisorios en el orden nacional. Además, en
"observador" oficial, quien amenazó con tomar las riendas de la fi- 1987 los renovadores respetaron el tercio sindical en todos los distri-
lial "si no aseguraba la participación institucional de las ramas sindi- tos electorales importanres36 • Sin embargo, como señaló el intelec-
cal y femenina" 32 • No obstante, los dirigentes locales ignoraron estas tual renovador Hugo Chumbita (1987, p. 70), ert el proceso de re-
amenazas e insistieron en gue "mantendrían el principio del voto forma y democratización del partido los renovadores estaban "arro-
directo para todos los cargos partidarios" 33 • Así pues, los esfuerzos jando al bebé junco con el agua sucia de la bañadera" en lo relativo a
destinados a rarificar el tercio fracasaron y, hacia 1987, virtualmente
la relación del partido con los sindicatos37 • Al prescindir de las "62"
había sido dejada de lado la idea de gue los sindicaros tenían un y del tercio sin crear ningún dispositivo institucional alternativo que
derecho legítimo a nombrar sus propios candidatos. los sustituyese, la Renovación dejó al sindicalismo sin mecanismo
alguno, formal o informal, de par~icipación.
Triunfo renovador y ruptura de los vínculos partido-sindicatos

Los renovadores obtuvieron el control de la conducción partidaria


en noviembre de 1987 e inauguraron un breve período que podría-
¡; Lrt Prensa, 13/9/1987, p. 4.
mos denominar "social-democracia de facto". Pese a su oposición 36 De acuerdo con Cafiero, los renovadores "seguían respetando el tercio. Tal vez
tanto a los líderes de la vieja guardia como a los mecanismos corpo- no fuera un tercio, pero lo cierto es que poníamos a dirigentes sindicales en nuesu;1s
rativistas de participación sindical, los renovadores no pretendían la listas de candidaros. La carta orgánica del partido no nos obligaba a hacerlo, pero lo
desindicalización del peronismo ni se empeñaron, en lo inmediato, hacíamos" (entrevista del auror, 3/10/1997). De hecho, en la Capital Federal. García
obtuvo el. segundo lugar en la lista de diputados del PJ, en tanto que en la provincia de
por lograrla34 • Más bien querían gue los vínculos partido-sindicatos
Buenos Aires hubo cinco legisladores sindicales y José Luis Castillo, dirigente de los
"25", fue elegido presidente del congreso del partido. En Santa Fe, Rubén Cardozo,
3
" Clarín, 18/3/ 1986, p. 1O; l 9/3/ 1986, p. 7; 20/311986, pp. 14-1 5; 25/311986, p. 8. dirigente de los trabajadores de la indusrria automotriz, fue elegido como rqHesentan-
.ii Clnrín, 10/7/1986, p. 8; 11/7/1986, p. 12.
te ame el Congreso nacional y los sindicalistas obruvieron cargos claves en el gabinete
·"Los Andes, 21/9/1986, p. 5; 29/911986, p. 5; Clarín, 6/10/1986, p. 10. del nuevo gobernador, Vícror Reviglio. En Mendoza, se eligió para la Címara de Di-
JJ Los Andes, 29/9/1986, p. 5.
. putadas nacional al dirigente petrolero Amonio Cassia y, en Córdoba, ocho sindicalis-
34
Grosso, por ejemplo, afirma que los renovadores nunca buscaron tener "un tas figuraron en las listas de legisladores provinciales. Sólo en San Juan se pro<lujn una
partido puramente político, que csruviera en manos de políticos profesionales. [ ... ] ruprura enuc los dirigentes renovadores y los sindicalistas.
F Según Chumbit:t (1987, pp. 70-7 l ), el desplazamiento de la influencia sin<lic:d
No es que no quisiéramos a los sindicalistas en el peronismo, lo que ocurre es que no
queríamos ser empleados de los dirigentes sindicales" (entrevista del auror, 28/l 11 causado por Jos renovadores "fue demasiado lejos, y [se lo realizó] sin construir canales
1997). Análogamente, José Manuel de la Sota declara: "No creo en un partido dirigi- alternativos de comunicación con los trabajadores. [... ] En su afán de echar a los ma-
do por los sindicaros, pero tampoco creo en un partido sin sindicaros. [ ... ] Nunca fue rones, echaron a los sindicalistas; al remover a la vieja guardia, excluyeron virtualmen-
nuestra intención eliminar a los si~dicatos" (entrevista del autor, 17/l 111997). te a rndo el movimiento obrero".

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·.¡

Del si11dimlisr11u al climlilúmo: La tm11sjiJTr11t1cúi11 de Los vínculos ... 161


!CiO Stevrn Levitsky

Uno de los motivos principales de este desenlace fue la imposibi- No pretendíamos una institución especial, al estilo de
lidad de los dirigentes del partido y de los sindicatos para converger los partidos laboristas, que garantizara la participación
en torno de nuevas reglas que estructuraran la participación sindi- sindical en el partido. [... ] Confiábamos en que si nues-
cal. Por un lado, los ortodoxos seguían atados a las viejas reglas cor- tros dirigentes tenían w1 lugar en la conducción renova-
porativistas y declaraban que dora, no habría problemas. [... ] No pensamos en lo que
pasaría si perdíamos, o si nuestros dirigentes no estuvieran
Las 62 Organizaciones van a hacer cumplir las resolu- ahí. Tendríamos que haber buscado alguna clase de meca-
ciones de la carta orgánica del Partido Justicialista que nismo para la participación sindical, como en Venezuela o
establece que es ésta y no otra organización gremial la en la democracia social europea, pero en la lucha por la
que tiene que designar el tercio de representación gre- 41
democracia interna nos olvidamos de rodo eso.
mial dentro del partido 38 •
Antes del congreso partidario de 1987, las "62" fueron revitali-
Por otro lado, los dirigentes de los "25" no pretendían ningún zadas, en lo que fue, tal vez, la última oportunidad de restablecer un
vínculo institucional con el partido. De acuerdo con su dirigente cuerpo sindical preponderante en la conducción del partido. En oc-
José Pedraza, dentro del grupo no había ningún "debate serio" para tubre de ese aúo, los sindicalistas ortodoxos organizaron un congre-
fijar nuevas reglas a la participación sindical y los "25" "ni siquiera so de las "62" para elegir a quienes los representarían en esa conduc-
discutieron nunca la posibilidad de exigir el tercio" 39 • Confiados en ción. En el afán de evitar lo que veían como "la anarquización del
que si el poder estaba en manos de la Renovación, ellos tendrían un movimiento obrero" 42 , convocaron a todos los sectores, incluidos los
lugar seguro en la conducción partidaria, los "25" no se preocupa- "25'', para que asistieran a ese congreso y trabajaran dentro de las
ron por elaborar acuerdos institucionales que garantizaran la partici- "62". A los dirigentes renovadores también les interes·aba que hubie-
pación sindical en el futuro 40 • En las palabras de Gustavo Morato, ex se un órgano sindical unificado, pero insistían en que debía estar
integrante de los "25", bajo el control de la Renovación43 • Sin embargo, los "25" rechazaron
la propuesta y declararon que las "62" "habían pasado a la historia y
44
ya no tenían relevancia alguna en la sociedad actual" • Por lo tanto,
;' Lesjo Romero, dirigenre de los rrabajadores de la indusrria frigorífica, citado en se negaron a concurrir al congreso y se opusieron a que las "62"
La Pre nsti, 17/ 1O/1987, p. 4. Amén de ser empíricamenre inexacto, el sistema del fueran incluidas en la conducción del partido 45 • Seis meses más tar-
tercio no congeniaba con los sentimienros prevalecienres en el parrido. Como recono-
de, los "25" y los sindicaros ubaldinistas constituirían la Mesa de
ció más carde Juan José Zanola. miembro de las "62": "Nuestro error consistió en no
darnos cuenra de que era necesario un cambio. [... ] Las amiguas características que pudo Enlace Sindical, la cual, según confiaban, sería la "rama sindical del
6
haber tenido el PJ en la era de Perón ya no eran aplicables. [... ) Seguíamos operando con peronismo" en un PJ conducido por la Renovación,¡ •
una visión vandorista según la cual el secwr político tenía que subordinarse al poder sindi- Dividido·s y carentes de un proyecto común, los sindicatos ejer-
cal ... una concepción cerrada y corporacivisca que generó oposición interna. Éste fue cieron escasa influencia en el congreso de noviembre de 1987. En él
el mayor error que cometimos" (entrevista del auwr, 22/10/1997). la Renovación prescindió del tercio y lo sustituyó por las elecciones
9
J En mvisrn del auwr, 10/7I1997.
4
" Según García, ex dirigente de los "25 ", "No nos dimos cuenta de que no siem-

pre íbamos a ser poderosos. No nos dimos cuenra de que podíamos perder el enorme ' 1Enuevista del autor, l 3/6/ 1997.
poder qu< mvimos duranre tanrn tiempo. Así que no nos preocupamos por crear nada ·ilArmando Cavalieri, citado en La Prema, 221111l987, p. 5.
que asegurase nuesua panicipación. Es como cuando uno recibe una herencia del abuelo: "' Enrrevista del autor con Anwnio Cafiero, 3110/1997.
gasta y gasta, y anres de caer en la cuenta de lo que hizo ya no le queda ni un peso. Eso fue 44 La Prensa, 25/JU/1987, p. 5.
lo que nos sucedió. Creíamos que los sindicatos seguirían siendo poderosos y capaces de 45 La Prensa, 22/J0/1987, p. 4; 2511111987, p. 11.
ubicar candidatos, pero no fue así" (entrcvim1 del autor, 23/6/1997). "' Clarín. 30/5/ 1988, p. 9; 4/6/1988, p. 8.
](1 ~
St~11t·n Lel'itsky Del sindicalimto f1Í climtili.0110: La tmn>fi1rn1dció11 de los 11ínrnÍ11• ...
162

directas, que ponían el poder en manos de quienes controlaran los vo- electoral del PJ con vistas a atraer a los votantes de clase media e
tos. No se creó ningún mecanismo alternativo para asegurarles a los independientes. Esta estrategia tenía diversos componentes. Prime-
sindicaros un papel en la selección de dirigentes y candidatos. El congre- ro, aunque el PJ no rompió con los sindicatos, puso cierta distancia
so no pudo tampoco establecer un organismo que representara colecti- respecto de ellos y, tal vez más importante, trató de que pasaran a un
vamente a los sindicatos en el partido. Aunque la nueva carta orgánica segundo plano. Así, si bien los "25" continuaron siendo un aliado
del partido reservaba 17 de las 11 O bancas del Consejo Nacional a los central del PJ con la Renovación, ninguna de las figuras protagóni-
sindicatos, no especificaba quién elegiría a esos representantes ni cómo cas en la nueva conducción era sindicalista. Segundo, los renovado-
se lo haría. En ausencia de un cuerpo semejante a las "62" que escogiera res abandonaron la orientación hacia adentro prevaleciente en el PJ,
a esos representantes, la selección cayó en manos de caudillos políricos, en favor de una estrategia de ca.mpaña abierta a todo el mundo, lo
cual implicó moderar el lenguaje y el uso de los símbolos peronistas
que fueron quienes confeccionaron las listas de la conducción partida-
ria. El nuevo ordenamiento institucional significó, pues, que los sindi- tradicionales y dirigirse expresamente a la clase media y a los indepen-
calistas "aceptaron, deJacto, el derecho de los dirigentes políticos a elegir dientes. En los distritos donde predominaba la clase media, como la
[...] qué dirigentes sindicales figurarían en las listas" 17 • Capital Federal, Córdoba y Mendoza, los dirigentes del PJ procuraron
La debilidad sindical frente al sector político se advirtió en las nego- darle al partido una imagen más profesional, lo que les valÍó el rótulo de
ciaciones tendientes a escoger los 17 representantes sindicales para el "peronistas de saco y corbata''. Esta estrategia, orientada hacia el exterior
del partido, fue acompañada por nuevas técnicas proselitistas para atraer
nuevo Consejo Nacional. Las "62" insistían en que tales representantes
debían provenir de un congreso realizado por ellas18 , en tanto que los a los independientes, como encuestas de opinión, consultas a expertos
sectores ubaldinistas proclamaron su derecho a nombrarlos, debido a la en marketing y propaganda en los medios de comunicación masivos
alianza que habían sellado con la Renovación49 • En definitiva, esos re- (Waisbord, 1995, pp. 68/9, 87). Además, el PJ adoptó un perfil políti-
presentantes fueron escogidos por la conducción del partido y no por camente liberal y socialmente progresista; asumió una clara posición de
ninguno de los bandos sindicales. Los renovadores decidieron conceder defensa de la democracia y los derechos humanos, respaldó fuertemente
diez cargos (incluida una vicepresidencia) a los sindicalistas que los apo- el juicio a los jefes militares responsables de la represión durante la dic-
yaban y siete alas "62" (Béliz, 1988, p. 211). tadura y se opuso a leyes como las de "punto final" y "obediencia debi-
da'', que limitaban los alcances de tales juicios. Mientras que algunos
dirigentes ortodoxos reaccionaron de manera ambigua ante el levanta-
Éxito electoral del peronismo renovador miento militar de abril de 1987, los de la Renovación lo condenaron
Los dirigentes de la Renovación aprovecharon su nueva autonomía duramente y aparecieron en público junto al presidente Alfonsín en
respecto de los sindicatos, para reformular la imagen y estrategia defensa del régimen democrático. Además, se cuidaron de presentar
una imagen democrática de la política interna del partido, oponien-
do lo que denominaron el "nuevo peronismo democrático'"º a la
47 51
Encrevisca del autor con José Pedraza, ex dirigenre de los "25", 10/7/l 997. "prepotencia'' de los antiguos dirigentes •
Aunque los dirigcnccs de los "25" apoyaban el varo directo, muchos de ellos (incluido
Roberro García} concluyeron más adelance que esta esrracegia fue "un tremendo error.
Tendríamos •¡ue haber luchado por el tercio legal. Nos quedamos sin nada" (encrevista José Manuel de la Sot1 c-: ..1do rn O.trí11. 31/3/1987, p. 9.
50
" Conducido por los '' ;, Nadores. d PJ adoptó asimismo posturas más liberales o
<le! amor, 23/6/1997). De mndo similar, el ex dirigence de los "25" Gustavo Morato
progresistas en lo relativo :1 '..1s cuesciones sociales o culcuralcs. Por ejemplo, los pern-
sosricne que "las elecciones directas nos quebraron. Te dejan sin un medio de partici-
nisras orcodoxos se unieron a la Iglesia Carólica para oponerse a la legalización <le!
pación. Quedamos roralmenrc separados del partido. Fue un grave error de nuestra
divorcio, en canco que los principales dirigentes renovadores apoy,1ron el proyecro y
parre, que ahora estamos pagando con Menen( (entrevisca del auror, 13/6/1997).
cobboraron para que se conviniera en ley (Clarfn. 22/6/1986, p. 7; 25/611986, p. 6;
"'Lorenw Migud, cirado en La Prensa, 17/l Oll 987, p. 4.
'"!.a l'rmstl, 26/9/l 987, p. 4; 9/l 0/1987, p. 3. 3/7/l 986. I'· 21; 12/8/l 'rnó, p. 14; 1~/8/1986, p. 3; 20/8/l <J86, PI' 2/3).

1;
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l<i4 Steven Leuitsky Dd si11dicalim10 al c!ientilúm(}: La trt111,jrJYmación de los uincul(}s ... l ())

Sin embargo, la apelación de los renovadores a la clase media no Cuadro 5.1. Resultados de las elecciones presidenciales y legislativas,
fue acompañada de un cambio sustancial en su ubicación en el eje 1983-89 (porcentajes del total de votos válidos)
izquierda-derecha. Decían de sí mismos que eran de "centro-izquier-
da" y "socialdemócraras" 52 y, en las principales cuestiones socioeco-
nómicas planteadas en 1987 y 1988, se alinearon püblicamente con
Partido 1983 1983 1985 1987 1989 1989
el movimiento obrero organizado. Por ejemplo, rechazaron el pro- (P) (L) (L) (L) (P) (L)
grama heterodoxo de estabilización de Alfonsín por "monetarista" 53 ,
se opusieron a las rímidas propuestas de privatización del gobierno Panido Justicialista (PJ) 40,l 38,6 34,9 41,5 47,3 44,7
radical porque era una "entrega de nuestro patrimonio nacional" 54 y Unión Cívica Radical (UCR) 51,7 48 43,6 37,2 32,4 28,8
le exigieron a las autoridades que "se enfrentaran al FMI" 55 y decla-
Unión del Centro Democrático
raran una moratoria sobre el pago de la deuda externa 56 • Por último, (UCeDe) o, 1 1,2 2,9 6,2 9,6
5,8
apoyaron todas las huelgas generales lanzadas por la CGT, y sus re-
presentantes en el Parlamento trabajaron en conjumo con ésta para Partido Imransigente (Pl) 2,3 2,8 6,1 2
proponer una nueva legislación laboral y leyes que devolvieran a los Panidos provinciales y otros 5,8 9,4 12,5 13,5 14, 1 16,9
sindicatos el manejo de las obras sociales 57 • TOTAL 100 100 100 100 100 100
Los cambios estratégicos introducidos por la Renovación tuvie-
ron éxito. Como muestra el Cuadro 5.1, en 1987 y 1989, el desem- Notas: (P) = Elección presidencial
peño electoral del PJ mejoró marcadamente. Ganó con un buen (L) = Elección para la Cámara de Diputados
margen las elecciones parciales de 1987, en las que obtuvo 17 de las Fuentes: Fraga (1995), McGuire (1995), Jones (1997) y W\VW.mivoto.com.
22 gobernaciones. Su avance fue notable en las provincias de mayor
tamaño y más industrializadas; ganó la gobernación en Buenos Aires
y Mendoza, la retuvo en Santa Fe y estuvo a punto de quitarle al
Partido Radical su bastión de Córdoba. Dos años más tarde, Carlos En estos triunfos electorales de 1987 y 1989, fue decisivo el au-
Menem era elegido Presidente y el porcentaje de votos para legisla- mento de los votos de la clase media. Los estudios indican que, si en
dores del PJ se elevó al 45%. 1983 la UCR había derrotado al PJ en una proporción de dos a uno
entre los empleados y casi de tres a uno entre los estudiantes, en
1989 el PJ obtuvo la mitad de los votos de los primeros y casi la
mitad de los de los segundos (Catterberg y Braun, 1989, p. 372; Ger-
52
vasoni, 1998b, pp. 27, 29). Según Catterberg y Braun (1989, p. 372),
Entrevistas del autor con los ex dirigemes de los renovadores José Ocravio Bor-
dón, Amonio Cafiero, José Manuel de la Sora, Carlos GrcJSSo, José Luis Manzano y
su apoyo entre los estudiantes pasó del 19 al 36% y emre los emplea-
Miguel Ángel Toma. dos, del 30 al 40%. Además, mientras que en 1983 la UCR había
55
Clarín, 17/3/1986, p. 11; 21/7/1987, pp. 2-3; 24/811988, p. 4. triunfado fácilmente sobre el PJ entre las amas de casa y los trabaja-
"Carlos Grosso, citado en Clarín, 231211986, p. 6. En agosw de 1988, los diri- dores autónomos o "cuentapropistas", en 1989 el PJ obtuvo un fuer-
gentes de la Renovación participaron en una marcha comra las privatizaciones organi- te apoyo de estos dos sectores (Catterberg y Braun, 1989, p. 372). El
zada por el!') de la Capital Federal (C!arÍll, 18/8/1988, p. 6). peronismo se benefició, por cierro, de la aguda declinación de la
" Cfarí11, 25/2/1986, p. 6; 6/l 0/1986, p. 1O; 17 / I 0/1986, p. 16.
51 popularidad del gobierno radical, pero, además, sus vicrorias electo-
' Clarín, l 0/7/1987, p. 8; 9/3/1987, p. 7.
5
' Clar!n, 91211987. pp. 2-3; 16/2/l'J87, pp. 2-3; 13/111988. p. 4; 14/l/
rales fueron posibles gracias a su renovada capacidad de apelar a los
l '!88, p. 6. votantes de clase media e independientes. El hecho de que el PJ
166 Stevt•JI Levitsk_y Del sindicalismo al clienrilim10: L.1 tmwfi1rrnación de los vínculos ... 167

compitiera por esos votos con el Partido Intransigente (PI) de cen- Los sindicalistas orrodoxos, marginados por la Renovación, aflu-
tro-izquierda y con la UCeDe conservadora -que habían surgido en yeron en tropel en torno de Menemw. Los recursos financieros y
los años ochenta como "terceros partidos" viables- demuestra que organizativos provistos por las "62" y otros sindicatos ortodoxos fue-
para los votanres de clase media era algo más que la opción menos ron fundamentales para la victoria de aquél en las primarias, ya que
mala. compensaron el control que ejercía Cafiero sobre la mayor parte del
aparato partidario (Wainfeld, 1988, p. 19). Alentados por el triunfo
de Menem, los sindicatos ortodoxos convocaron a un congreso de
El legado de la Renovación
las "62" con el fin de lograr que fueran declaradas "la única expre-
Entre 1985 y 1989, los renovadores lograron democratizar el PJ y sión totalizadora" del sindicalismo peronista61 •
ampliar su base electoral. En gran medida, estos éxitos se alcanzaron No obstante, Menem no necesitaba ni intentó restaurar los anti-
al precio de atenuar sus vínculos tradicionales con los sindicaros. guos mecanismos de participación sindical. En lugar de operar a
Paradójicamente, los renovadores no intentaron suprimir el papel través de las "62'', creó una entidad alternativa: la Mesa Sindical
de los sindicalistas en el partido: ni lo desindicalizaron ni hicieron Menem Presidente. Fundada en marzo de 1988 por el dirigente del
un viraje radical en favor de un programa orientado al mercado. sindicato de trabajadores gastronómicos Luis Barrionuevo, esta en-
Durante los últimos años de la década de 1980, los sindicatos perte- tidad "actuó como una '62' de facto, aportando vastos recursos fi-
necientes a los "25" siguieron siendo socios importantes (aunque nancieros y organizativos a la campaña de Menem" 62 • En febrero de
menores) de los dirigentes del PJ. Pero los renovadores y sus aliados 1989, los sindicatos menemistas la reemplazaron por la Mesa de
sindicales no lograron crear nuevos mecanismos para la participa- Enlace Sindical, el principal órgano mediador entre Menem y los
ción sindical y, como consecuencia, la posición de los sindicalistas sindicatos durante el primer año de su mandato y Barrionuevo ex-
·en el PJ continuó estando a merced de los cambios en la distribución presó que llegaría a "desempeñar el papel que tuvieron en el pasado
del poder y las preferencias dentro del partido. las 62 Organizaciones" 63 •
Un cambio de esta índole se produjo cuando Menem derrotó a
Cafiero en las elecciones primarias para elegir candidato a presiden-
te, realizadas en julio de 1988. Al principio se pensó que la victoria "''Clarín. 131311988, p. 19; 14/3/1988, p. 13; 6/4/l988, p. 6. La ruptura enrre
las "62" y los renovadores se produjo cuando Cafiero eligió corno compaílero de fór-
de Menem fortalecería a los sindicalistas ortodoxos. Menem había
mula al rcnov:1dor De la Sora en lugar de elegir a José María Vernet, aliado de las "62".
desarrollado una campaña expresamenre "movimienrista", en la que Según Gusravo Morato, ex dirigencc de los "25", los inregrantes de este grupo no
sostuvo que las "62" eran "la columna vertebral del movimiento jus- estaban dispuesros a renunciar al poder que habían logr:ido gracias al predominio de la
ticialista''58. Declaró lo siguiente: Renovación y enronces "presionaron a muerte en favor de una fórmula ultrarrcnova-
dora que eliminase las '62'. [ ... j Fuimos nosotros los responsables de De la Sora, con-
"No queremos convertir al peronismo en otro partido vencimos a Caficro de que con él podíamos !'.""lr. Y si ganábamos con De la Sora,
de la democracia liberal. [... ] No queremos renunciar a ¡bingo!, sería el fin de las '62"' (entrevista "'el autor, 13/6/1997).
1
nuestra concepción movimientista. [... ] En la conduc- '· Clarín,1117/1988, p. 6; J7/7/l98S. p. 13; 2/8/l988, p. 18; 26/8/1988, p. 10.
61
ción partidaria tienen que estar representadas las cuatro Clarín, 81811988, p. 13; 17/IO/l988, p. 15. Por ejemplo, la Mesa de Enlace fue
la principal responsable de que el mirin de Menem realizado en el estadio del club
ramas principales: la política, la sindical, la femenina y
River Place resulrara roda un éxiro (C/,1rín. 10/7/1988, p. 4; 26/6/1988, p. 5; 30/6/
la de la juvenrud" 59 • 1988,p.17).
"'La Prensa, 28/I O/ l ')89, p. 5. Sin embargo, b Mesa de Enlace Sindical tampoco
logró reunir a rodo el movimiento obrero, ya que varios sectores opositores Je los "25"
" Clarín. 23/3/1988. p. 8. )' del ubaldinismo, así como un grupo de sindicaros orrodoxos ligados a Miguel, se
'''Citado en McGuire (1997, p. 212). negaron a Formar parre de dla.

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168 Ste1,e11 Leuitsky Del sindict1Lúmo al cliemilim10: Lt1 tmnsjiJrmt1cid11 de los vinmfos ... 169

La aparición de la Mesa Sindical primero y de la Mesa de Enlace cido a un sindicalista, fue ocupado por un político menemista67 • En
Sindical después completó el proceso de desrutinización iniciado Mendoza, tanto las "62" como los "25" y el Grupo del Este negocia-
con el surgimiento de los "25". Pese a sus reiterados esfuerzos para ron alianzas con la Lista Naranja dominante y, aunque todos obtu-
un "relanzamiento", las "62" nunca volvieron a acoger en su seno al vieron alguna representación en las listas partidarias, los dirigentes
grueso de los sindicatos peronistas. Aunque la mayoría de los diri- sindicales se quejaron de que el partido "no respetó lo que histórica-
gentes sindicales decían pertenecer aún a ella, la organización se con- mente nos ha correspondido" 68 •
virtió en un "nombre vacío"G 4 al que "nadie le presta atención" 65 . A En síntesis, el peronisrno renovador podría describirse corno un
mediados de los años noventa, la otrora hegemónica enridad obrera partido socialdemócrata de facto. Los renovadores nunca tuvieron en
representaba apenas a un puñado de sindicatos 66 • Ninguna otra enti- la mira desindicalizar al PJ; mientras ellos controlaron el partido, los
dad la sustituyó como representante del movimiento obrero organi- "25" siguieron siendo un aliado importante en la coalición domi-
zado en su conjunto; más bien, los sindicatos se fragmentaron en nante. Si la Renovación y los dirigentes sindicales hubieran llegado a
facciones rivales, lo cual minó su poder de negociación frente a los un acuerdo sobre el nuevo papel que les incumb~a cumplir a los
jefes del partido. Al carecer de una rama sindical con derecho a nom- sindicalistas, tal vez habrían convertido este "momento socialdemó-
brar candidatos y no poder actuar en forma conjunta para sentarse a crata" en un partido de base sindical rutinizado. Pero como ocurría
la mesa a la hora de conformar las listas, los sindicatos cedieron de en la estructura partidaria anterior, dominada por el sindicalismo, la
hecho a los jefes políticos la facultad de designar a los candidatos alianza entre el partido de los renovadores y los sindicatos era total-
sindicales. mente de facto. Al acabar con los últimos vestigios de los antiguos
Este cambio se apreció claramente en la selección de candidatos lazos partido-sindicatos sin reemplazarlos por nuevos mecanismos,
para las elecciones de 1989. En la Capital Federal, tanto las "62" los renovadores crearon las condiciones para que la desindicaliza-
corno los "25" y los ubaldinistas respaldaron la lista de legisladores ción fuera, no sólo posible, sino probable. De ahí que, si bien
presentada por Grosso, lo cual le permitió a éste enfrentar a estos ellos no pusieron en práctica la desindicalización del PJ en el
sectores entre sí. El apoyo que le brindaron las "62" hizo quemen- período 1987-89, allanaron el camino para que esto sucediera en
guara su dependencia de los "25" y "traicionó" a éstos, sus aliados la década del noventa.
hasta entonces, cuando nombró en la lista del PJ a Roberto Monte-
verde, de las "62", y no a Roberto Digón, de los "25". Una situación
semejante se dio en Córdoba, donde tanto los "25" como las "02" 7
" Lt1 Voz del Interior, 15/10/1988, p. 4; 16/10/1988, p. 6; 18/10/1988, p. 4.
respaldaron la lista única encabezada por De la Sota. Los sindicalis- "'Los Andes, 51611988, p. 15. Sólo dos dirigentes sindicales fueron designados
tas obtuvieron pocos cargos en la conducción provincial del partido para ocupar cargos en el panido provincial y, por primera vez, ninguno en la lis¡a de
y el cuarto lugar en la lista de legisladores, que se suponía sería ofre- legisladores del PJ. En la provincia de Buenos Aires, se creó un comité conjunto de los
menemis¡as y la Renovación que prese111,'1 1111a lista única en la que no había ningún
reprcsenrante sindical. Si bien se asignó a los sindicalistas cinco de los primeros veinte
14
puesws de la lista, éstos se dividieron entre los "25", la Mesa de Enlace y los ubaldinis-
' Emrevis¡a del amor con Lorenzo Minichido, sccre¡ario general de la filial de
tas (las "62" fueron excluidas [Oralmente), y los dirigentes sindicales ejercieron poca
Quilmes del sindicaw de b industria automorriz (SMATA), l 5/5/ 1997.
influencia en el proceso de selección (C!t1rín, 6191! 988, p. 9, y 23/I 1/1988, p. 9).
'" En¡revis¡a del all[or con Osear Lescano, ex secretario general de la CGT, 27 / I O/
Sólo en la provincia de Sanra Fe los sindicaws tuvieron un papel importame en el
1997. proceso de designaciones. En esa provincia, el impopular gobetnador Vícrnr Reviglio
'''' En 1996, sólo sie¡c sindicaros ¡enían una panicipación acriva en las "62": la
no logró controlar el partido y fue desafiado en una elección inrern:i por el vicegober-
UOM y los de los ¡:ixistas, peones rurales, rrabajadorcs de es¡acioncs de servicio, ua-
nador menemisra, Antonio Vanrcll. La oposición Je Vanrell obligó a Reviglio a apo-
bajadores Je la industria alimcnricia, rrabajadorcs de los cementerios y rrabajadores de
yarse en mayor medida en los sindicarns, lo cual llevó a que ésws tuvieran cinco pues-
la industria de la cerámica. tos en la lisra Jd ¡unido para la Cámara de Dipu¡ados.
170 Steven Levir;/q
/Jei sindicalismo ni ciientilismo: La trnnsfarmnció11 ele los vínculos ... 171

LA CONSOLIDACIÓN DEL PARTIDO CLIENTELISTA


Un segundo legado de la Renovación que contribuyó a la conso-
EN LA DÉCADA DEL NOVENTA
lidación del partido clientelista fue la fragmentación político-orga-
La influencia de los sindicatos en el PJ decayó en forma abrupta nizativa de los trabajadores. Las facciones sindicales nacionales se
durante la década del noventa. Si con la Renovación los sindicatos desintegraron y cada sindicato comenzó a "jugar su propio juego" 7º
aún cumplían un papel importante, aunque menor, después de 1989 en la arena política, ya sea estableciendo alianzas individuales con
fueron excluidos en gran medida de la conducción partidaria. El los j~:.fes del partido o creando sus propias agrupaciones políticas.
desgaste de la influencia sindical fue acompañado por la consolida- Por ejemplo, los gremios pertenecientes a los "25" siguieron actuan-
ción del clientelismo [machine politics] 69 , al que puede definirse como do políticamente, pero en forma individual y no conjunta71 • En la
un patrón informal de organización política, en el cual los recursos Capital Federal, los sindicatos de los obreros de la industria del taba-
del Estado, en especial los empleos públicos, son la principal mone- co, los telefónicos, los empleados públicos, los fideeros y los encar-
da en el intercambio político entre los actores partidarios de mayor gados de edificios crearon todos ellos sus propias agrupaciones, en
y menor nivel. tanto que en la provincia de Buenos Aires lo hicieron los de los obre-
Este fortalecimiento del clientelismo se vio favorecido por dos ros del caucho, los conductores de embarcaciones y los de la indus-
legados de la Renovación: I) un mecanismo puramente electoral tria automotriz. Luego del colapso de las "62", uno tras otro, fraca-
para la selección de dirigentes y candidatos, y 2) la fragmentación saron todos los esfuerzos realizados para reconstruir una organiza-
político-organizativa del sindicalismo. Ante todo, al reemplazar el ción sindical abarcadora, como la Convocatoria de los Trabajadores
sistema del tercio por las elecciones internas y no generar un proce- Peronistas (1994) y la Mesa Sindical Duhalde Presidente (1996).
dimiento alternativo para la participación sindical o una burocracia Dado que no existía ninguna autoridad central capaz de imponerse
partidaria eficaz, los renovadores dejaron un vacío organizativo que a todos los sindicatos, estas entidades intersectoriales nunca logra-
fue llenado por el clientelismo. Para triunfar en las elecciones inter- ron atraer a más de un sector del sindicalismo.
nas se requería una infraestructura capaz de conquistar votos, lo cual La ausencia de una organización obrera de alcance nacional limi-
promovía que tanto los dirigentes como los militantes se organiza- tó el margen de maniobras de los sindicatos ante los jefes partida-
ran en torno de la distribución de los favores menudos típicos de la rios, lo cual les permitió a estos últimos promover el enfrentamiento
política de patronazgo. Debido a su acceso a los recursos del Estado, entre los sindicaros que rivalizaban por ocupar puestos en las listas
quienes ocupaban cargos públicos tenían gran ventaja en el juego de candidatos. Un dirigente local del sindicato de trabajadores texti-
cliemelista. A medida que se consolidaban los liderazgos basados en les de La Matanza lo expresó de este modo:
el patronazgo, los recursos públicos pasaron a ser el vínculo princi-
Cada sindicato busca la mejor solución para su propia
pal entre el PJ y sus activistas. Si durante la década del ochenta esas
organización y los dirigentes van con el jefe político
organizaciones habían actuado como "partidos colaterales" ayudan-
que paga más. [... ] Para los dirigentes políticos es más
do a los miembros del PJ a independizarse de los sindicatos, en la del
fácil negociar con sindicatos separados que con el mo-
noventa se convirtieron en el único camino viable.
vimiento obrero en su conjunto. Les ofrecen un cargo a
los metalúrgicos aquí, a los trabajadores municipales

,,.,He tomado el ¡érmino "machine politid' [dienrelismoJ de Wolfinger ( 1972, pp.


374-75). Como señalan Ansdl y Burris (1997. p. 4), Jebe Jiferenciársdu de "pulitical
machines" [aparatos partidarios], ya que en ésros el poJer est:Í rclarivamemc conccn- '" Enrrevisra del autor cort Hugo Benítez, dirigente del sindicato de obreros tcxri-
rraJo en una conducción ünica, mienrras que en el clienrclismo hay siruacioncs en les, ex secrerario general de la filial de La Maranza, l l /4/1997.
que el poJer está relarivamenre fragmenraJo y descenrralizaJo. -, Enrrcvisra Jd amor con José Luis Castillo, ex dirigcme de los "25", 2/7/1997.

t
'-}

172 Stel'l'lt Levirsky Del siudica!ismo al cfie11tilis11Jo: La trt1n,jim11acúí11 efe Íos vi11c11los. 173

allá, y así tienen a los obreros divididos y no los moles- Los sindicatos poco tenían para ofrecer a cambio de las candida-
tan más. Sería distinto si el movimiento obrero estuvie- turas o los puestos directivos 75 • Al carecer de una organización na-
ra unido, por ejemplo, en las 62 Organizaciones, y pu- cional, se vieron obligados a competir entre sí para aspirar a ocupar
diera negociar como una entidad única72 . posiciones en las listas del partido. No es casual que en los tres casos
que estamos analizando fueran los peronistas renovadores quienes
Combinada con la concentración del poder en manos de los cau- lograron establecer estos aparatos clientelistas. A mediados de la dé-
dillos provinciales y locales del partido, esta fragmentación del mundo cada del ochenta, en su empeño por derrotar a los sectores orto-
sindical hizo que, de hecho, los sindicatos quedaran excluidos del doxos, los renovadores Eduardo Duhalde (Buenos Aires), Carlos
proceso de selección de dirigentes y candidatos. Los sindicalistas que Grosso (Capital Federal) y Alberto Pierri (La Matanza) desarrolla-
pasaban a integrar las listas lo hacían cada vez más "gracias a la bue- ron sofisticadas técnicas organizativas, como el uso de las encuestas
na voluntad de los políticos que tenían poder" 73 • De acuerdo con de opinión, de los medios de comunicación de masas y de consulto-
Saúl Ubaldini, ex secretario general de la CGT, res externos, pero, además, recurrieron a mecanismos de financia-
Nosotros sólo participamos si los gobernadores dicen miento clientelistas que diferían, tanto cuantitativa como cualitati-
que podemos participar. [... ] Las 62 desaparecieron. El vamente, de los empleados por sus rivales ortodoxos. Durante la
tercio desapareció. Y lógicamente, después de su des- proscripción del peronismo, se había tornado imposible la distribu-
aparición nadie va a venir a buscarnos. [... ] Hoy los ción regular de cargos y de otros recursos materiales como retribu-
sindicatos ni siquiera tienen el poder para decir "quere- ción de favores políticos; si bien los sindicalistas y los dirigentes or-
mos imponer algunos candidatos". Publicamos un co- todoxos que dominaron el partido en 1983-85 utilizaron, por cier-
to, esta clase de patronazgo, esos intercambios no fueron sistemáti-
municado [con sus demandas] el día anterior a que se
cos. Los dirigentes ortodoxos confiaban tanto en los militantes sin-
conformaran las listas de candidatos, pero ningún go-
dicales y en la solidaridad de los gremios como en la distribución de
bernador nos tomó en cuenta74 •
favores. Le tocó en verdad a los renovadores, necesitados como esta-
ban de medios para competir con los sindicatos ortodoxos, rutinizar
Tres casos de consolidación del clientelismo estas prácticas.

L consolidación del partido clientelista y la posterior declinación Capital Federal: auge y decadencia del "Sistema"
de la influencia sindical pueden apreciarse en los dos grandes muni-
cipios industriales, la Capital Federal y el partido de La Matanza, y La política clientelista surgió en la Capital Federal en torno de la
en la provincia de Buenos Aires, la mayor y la más industrializada figura de Carlos Grosso. Elegido presidente del PJ capitalino luego
del país. En todos estos casos, los jefes partidarios que ocupaban de que la Renovación alcanzara el control del partido en 1985, Grosso
cargos públicos aprovecharon su control de recursos del Estado para fue designado intendente de la ciudad por Menem en 1989. Duran-
cooptar a la vasta mayoría de los punteros municipales y vecinales, y
asegurar así su victoria en las elecciones internas.
-, Según Juan Carlos Chumen, dirigente de la Uü1v! y concejal de Quilrnes, ··ya
no nos necesitan. El sectur político hace y deshace. El gobernador prepara las listas del
pc1nido como se le .uuoja, y ¿qui~n va a enfrentarlo?[ ... ] ¿Cómo podemos formJ.r una
-, Entrevista del autor con Hugo Benítez, 111411997.
3 .1lianza si no tenemos 11.1da que dar a cambio~ Se reirícm de nosotros. Todo Jo que
' Entrevista del autor con Juan José Zanola. secretario general de la asociación de
podemos h;icer es apoyar al candidaro Jcl pani,lo en b próxima elección"' (et1trl"vist.1
empleados bancarios, 22/1O!1997.
' Entrevista del autor, 3/10/1 ')')7
del auror, 15/5/ l 'J<J7).
174 Steven Levitsky Del sindicalismo al clientili.<mo: La tranrfi>rmación de los /!Ínmlos ... 175

te su mandato, que duró hasta que en 1992, debió renunciar por dirigentes de VP y del FUP. Las agrupaciones que se oponían al
acusaciones de corrupción, Grosso consolidó un aparato clientelista Sistema fueron marginadas, ya que las listas confeccionadas por Gros-
conocido como "el Sistema". Tuvo sus orígenes en la coalición reno- so ganaron las elecciones internas de 1988 y 1991 con más del 70%
vadora que derrotó a las "62" en 1985, liderada por dos poderosas de los votos. Si bien Grosso fue obligado a renunciar en 1992, entre
redes de punteros: Victoria Peronista (VP) y Frente de Unidad Pero- esa fecha y 1995, bajo las sucesivas intendencias de Saúl Bouer y
nista (FUP). El Sistema comenzó a cobrar forma en 1987, cuando Jorge Domínguez, el Sistema se mantuvo en gran medida intacto.
ocho integrantes de VP fueron elegidos concejales. Estos nuevos La corrupción echó un manto de sombra sobre las posibilidades elec-
miembros del Concejo Deliberante se convirtieron en "profesiona- torales del PJ en el plano local 80 ; no obstante, hasta 1996 el Sistema
les del patronazgo" y crearon una red de partidarios mediante el fue imbatible en las internas. Sólo pudo ser suprimido luego del
sistema de la "militancia paga" 76 • La creciente disponibilidad de pues- triunfo del senador radical Fernando de la Rúa en las elecciones de
tos clientelistas (a cada concejal se le asignaban veinte) produjo una intendente de 1996, y de la intervención de las autoridades locales
"explosión de unidades básicas" a medida que los militantes iban del partido por parte de la conducción nacional al año siguiente.
confluyendo hacia las incipientes agrupaciones. A fines de la década La consolidación del Sistema fue acompañada de la marginación
del ochenta, "los barrios, antes controlados por los sindicatos, esta- del movimiento obrero organizado. La década del noventa asistió a
ban dominados por los concejales"77 • la fragmentación de este último; algunos sindicatos, como el de los
Cuando Grosso fue nombrado intendente en 1989, VP y FUP petroleros (que antes respondía a las "62"), el de los empleados pú-
se dividieron el gobierno de la ciudad y aumentaron enormemente blicos (ex ubaldinista), el de los encargados de edificios, los obreros
la cantidad de militantes en su nómina de empleados78 • Las agrupa- y empleados de la industria del tabaco y los fideeros (todos los cuales
c_iones "municipalizaron al peronismo, convirtiendo a los activistas habían pertenecido a los "25"), crearon agrupaciones individuales,
del partido en empleados públicos de la ciudad" 79 • Otra fuente im- en tanto que la UOM (ex "62") y los trabajadores municipales nego-
portante de patronazgo fue el Concejo Deliberante, controlado por ciaban, en gran medida, por su cuenta. Como consecuencia, el po-
el PJ en 1989; su personal pasó de 1.771 individuos en 1985 a más der de negociación de los trabajadores frente a Grosso se debilitó y se
de cinco mil en 1991 (Camota yTalpone, 1995, pp. 54-55). Tam- redujo la cantidad de candidatos sindicales a ocupar altos cargos.
bién hubo favores clientelistas dispensados desde el gobierno nacio- Los sindicalistas obtuvieron dos puestos en la lista de diputados del
nal, particularmente en el Ministerio del Interior. A comienzos de partido en 1989, uno solo en 1991y1993, y posteriormente fueron
los años noventa, de las aproximadamente cuatrocientas unidades excluidos por completo.
básicas de la ciudad, la mayoría eran conducidas por militantes que
tenían cargos públicos. A medida que los punteros se fueron unien- La Matanza: el "peronismo empresarial"
do a las agrupaciones pro Sistema en busca de favores, el poder se
concentró cada vez más en las manos de Grosso y de los principales Durante la década del noventa, el peronismo de La Matanza estuvo
dominado por Alberto Pierri, presidente de la Cámara de Diputa-
dos nacional. Pierri era un empresario que jamás se había dedicado a
7
" Enrrevista del autor con Juan Carlos Castro, mili can re del PJ, 30/9/1997. la política hasta que, en 1985, se sumó al PJ, aparentemente por
'' Enuc\•isra del amor con Carlos Racedo, milirame del PJ. 15/3/1997. habérsele concedido un lugar en la lista de parlamentarios extrapar-
., De acuerdo con Edu:Irdo Rollano, dirigemc del FUP, tan pronto el Sistema tidarios de la Renovación a cambio de una contribución económica
asumió rl gobierno municipal hubo una "masiva distribución de cargos" (enrrevisra
Jcl aurnr, 24/6/1997).
-,, Entrevista del amor con Salvador Corra ro, ex concejal y presidente del congreso "' Los vorns por el PJ cayeron del 32% en Lis chxciones legislativas de 1993 al
del l'J Je la Capiral l:'e<lcral, 13/10/1997. 17% en las elecciones para senadores de 1995.

1,
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l 76 Stcuen Leuitsky iJel ,.¡Jl(jjcilfis11111 a! clirntifismf/: /.a trr111.rjiir111t1ci!Í11 de/,,,. uinrnfos ... 177

sustancial a la campaña de Menem (López Echagüe, 1996, pp. 87- do por los "25'', pero lo cierto es que los sindicatos nunca constitu-
89). Pierri estableció su búnker político en La Matanza, donde era yeron una pieza vital en la coalición pierrista. Por otra parte, en los
propietario de una fábrica de papel, y creó la agrupación Militancia años noventa, estaban tan fragmentados que no tenían verdadera
y Renovación Peronista (MyRP). A la sazón, en ese partido del Gran capacidad de negociación con la maquinaria de Pierri. Varios sindi-
Buenos Aires, la polícica estaba bajo el control del intendente Fede- catos, como los de los obreros del caucho y de la industria automo-
rico Russo, un caudillo tradicional respaldado por sectores ortodoxos triz y los empleados de comercio, establecieron sus propias agrupa-
y sindicales. Pierri introdujo en el distrito una forma totalmente ciones. Otros dos, los de los trabajadores de la industria de la made-
distinta de hacer política. El estilo de gobierno de Russo se había ra y del plástico, se sumaron a la agrupación Trabajo y Producción.
fundado en lealtades personales y redes de antiguas amistades, en Por último, hubo algunos, como la UOM, los de la industria auto-
tanto que Pierri "trató al peronisrno corno si fuera una ernpresa'' 81 , motriz y los de los obreros y empleados municipales, que negocia-
pagando a los militantes estipendios regulares y "repartiendo pues- ron con Pierri alianzas individuales. Estas negociaciones fueron, en
tos entre quienes siempre habían trabajado en los barrios sin recibir gran medida, inútiles: a partir de 1991, ningún sindicalista accedió
nada" 82 • En las primarias para intendente de 1987, Russo derrotó a a cargos en el Concejo Deliberante del distrito. En 1995, el ex diri-
Pierri, pero éste fue edificando una base de apoyo poderosa y, en gente de los "25 ", Osvaldo Borda, no pudo ser reelecto para el Con-
1989, se lo eligió presidente de la Cámara de Diputados nacional, lo greso nacional y la filial local de la UOM no consiguió tampoco que
cual le permitió acceder a centenares de cargos clientelistas. Recu- su secretario general, Carlos G 'Dansh.7, fuera incluido en la lista de
rriendo a estos puestos y a su propio peculio, Pierri compró a dece- legisladores del PJ.
nas de punteros de Russo y, en 1991, le quitó el control del partido
en La Matanza e impuso como intendente a un ex contador suyo, La provincia de Buenos Aires: el aparato duhaldista
Héctor Cozzi. Una vez que dominó el gobierno local, Pierri utilizó
los puestos municipales y una partida presupuestaria anual de "fon- Cuando Eduardo Duhalde dejó la vicepresidencia de la República
dos reservados" por valor de 12,5 millones de pesos 83 para transfor- para presentarse como candidato a gobernador de la provincia de
mar el MyRP en una empresa poderosa, capaz de financiar 480 uni- Buenos Aires, comenzó a crear en ésta un poderoso aparato político.
dades básicas. Su control de los fondos públicos le permitió cooptar Empezó por fundar la Liga Federal, basada en una red de dirigentes
a las principales agrupaciones para formar "listas de unidad" en las locales y sindicales que se oponían a Cafiero. Esta Liga, muy bien
elecciones de 1993 y 1995. financiada, le quitó a Cafiero un buen número de partidarios y debi-
En la época de Pierri, la influencia de los sindicaros disminuyó litó hasta tal punro·su Frente Peronisra Bonaerense (FREPEBO) que
considerablemente. En 1983 y 1987, la UOM, los trabajadores finalmente Cafiero renunció a sus aspiraciones de conservar la go-
municipales y otros sindicaros importantes se alinearon con Russo y bernación y respaldó a Duhalde. Éste selló la alianza entre la Liga
consiguieron, en ambas ocasiones, que fueran elegidos sindicalistas Federal y el FREPEBO, ofreciendo la vicegobernación al candidato
para el Concejo Deliberante local 81 . Al principio Pierri fue respalda- cafierista Rafael Romá. Esta coalición le dio a Duhalde la mayoría
que necesitaba para controlar el partido.
"' Entrevisra del autor con Nedda Abcl!J, secretaria femenina del .:: .... ~jo del par- Tras ganar la gobernación, Duhalde fue creando una amplia coa-
tido en La M:nanza, 1Cí/5/l997. lición fundada en una alianza entre la Liga y algunos ex cafieristas
" Entrevista del autor con Gloria Rodríguez, secretaria de Cultura de La Matanza, que habían gestado la Liga Peronista Bonaerense (LIPEBO). Esta
8/4/1997. última incluía a un gran número de intendentes progresistas renova-
3
' Enrrevista del :mtor con el concejal Abraham Delgado, 21/ 11/ 1997. dores y le permitió a Duhalde conservar el apoyo de muchos pero-
'' Entre1·ista del auror con Carlos C. Dansky, secrc¡ario general de b UOM en L:i
nistas tradicionales y de centro-izquierda. La coalición se cimentó
Maranza, 2/1211996.
179
Del sindicalismo al clientilismo: La tramformación de los vínculos...
178 Steven. Levitsky
t
merced al patronazgo. A la Liga Federal se le dio el control del Mi- realización de las elecciones primarias para gobernador y legislado-
nisterio de Obras Públicas (cargo que ocupó Hugo Toledo) y este res, y autorizó a Duhalde para que confeccionara él mismo las lis-
puesto, junto con la presidencia del Congreso nacional (a cargo de tas90. En 1997, Duhalde volvió a imponer una lista única, esta vez
1
Pierri, integrante de la Liga), sirvieron de base para la distribución encabezada por su esposa.
Durante la década del noventa, la influencia: de los sindicatos en
de favores clientelistas por parte de ese sector. LIPEBO dominó la
legislatura provincial y se decía que esto le dejaba a Osvaldo Mercu- el peronismo de la provincia de Buenos Aires declinó en forma sig-
ri, presidente de la asamblea, noventa millones de pesos anuales y nificativa. En 1991, cuando Duhalde nécesitó el apoyo sindical para
centenares de cargos públicos con los cuales mantener su organiza- su candidatura a la gobernación, cuatro sindicalistas formaron parte
ción85. Por otro lado, Duhalde aprovechó en su beneficio político el de la lista de legisladores del PJ; en 1993, Duhalde colocó tres; en
il
Fondo Conurbano de Reparación, un organismo que recibía el diez 1995, tras insinuar que tal vez no ,pusiera ninguno, al fin nombró
por ciento de los impuestos recaudados en la provincia para desti- dos 91 ; en 1997, hubo nuevamente dos sindicalistas; y en 1999, sólo
narlos a obras públicas en el Gran Buenos Aires. Entre 1992 y 1995, uno. Así pues, si bien en la segunda mitad de esta década Duhalde
1 continuó nombr..ndo sindicalistas, la naturaleza del proceso de su
el Fondo invirtió 1.600 millones de pesos en más de una docena de
proyectos (López Echagüe, 1996, pp. 173-75), dinero que fue dis- designación había cambiado radicalmente. Como dijo el ex dirigen-
tribuido según una clara lógica política, de modo tal que los inten- te de los ferroviarios José Pedraza, del grupo de los "25",
dentes· duhaldistas ·recibieron la mayor porción (López Echagüe, Si hay dos sindicalistas en la lista es porque Duhalde lo
1996, pp. 167-73). Por último, Duhalde creó el Consejo de la Fami- dice. Él decide quiénes son los candidatos sindicales y
lia, puso al frente a su esposa y le asignó como misión encargarse de cuántos habrá. A esto se ha reducido la participación
la mayoría de los programas sociales de la provincia. El más impor-
sindical en la política92 •
tante de estos programas, llamado Plan de Vida, contaba con un
presupuesto anual de doscientos millones de pesos y recurrió a los Desde fines de los años ochenta y comienzos de los noventa,
servicios de diez mil voluntarias, llamadas "manzaneras", para entre- fueron surgiendo aparatos clientelistas semejantes en otras provin-
gar leche, huevos y otros artículos de primera necesidad a más de cias. En Santa Fe, por ejemplo, los gobernadores José María Vernet y
medio millón de personas86 . Víctor Reviglio crearon una coalición clientelista a la que se dio en
El control del patronazgo hizo que Duhalde alcanzara una "he- llamar la "Cooperativa", que dominó el partido provincial hasta que,
gemonía total" del peronismo bonaerense87 • Si bien las dos principa- a raíz de una serie de escándalos por corrupción, fue deshecha en
les organizaciones partidarias provinciales, la Liga Federal y LIPE- 1991. En Mendoza, durante las gobernaciones de José Octavio Bor-
BO, competían entre sí localmente, ambas apoyaban a Duhalde en dón, Rodolfo Gabriellí y A,rturo Lafalla, la Lista Naranja organizó
el plano provincial 88 • En las elecciones primarias de 1993, la coali- ) una poderosa estructura de patronazgo. En La Pampa, San Luis y
ción que formaron derrotó a la facción menemista con un sorpren- Santa Cruz, los gobernadores se mantuvieron en el poder durante
dente 93% de los votos 89 . En 1995, el congreso del partido anuló la varios períodos y establecieron aparatos poderosos que dominaron
la política de. sus respectivas provincias a lo largo de toda la década.
También surgieron redes clientelistas estables en Formosa, Misiones
5
'Clarín. 14/J 111997, p. 24.
"'Página 12, 30/8/1996, pp. 12-13; El Bonaerense, enero de 1997, p. 14.
'' Entrevista dd autor con José María Rocca, ex senador provincial, 19/5/J 997.
''" Clarín. 1811211994, pp. 12/3.
""Duhalde dijo que la Liga Federal y la LIPEBO eran "dos piernas. Una pierna no
'' 1 Clarín, 8/11/1994~ p. 17.
ludia contra la otra' (N.C.O., 16/5/1997, p. 5).
'" Entrevisra del autor, 10/7/1997.
"'' Clarín. 71611993, P·' 5.

~· .
_;.¡,

180 Steven Levitsky Dtl sindicalismo al clientilismo: La tramformación de los víncídos... 181

y Salta. Incluso en las provincias no gobernadas por el PJ (como unidades básicas y le permitió acceder a una banca nacional en 199 3.
Chubut, Córdoba, Neuquén y Río Negro), el clientelismo tuvo gran El dirigente del sindicato de encargados de edificios, José María San-
difusión y, en todos estos casos, fue acompañado por la declinación tamaría, "territorializó" su sindicato estableciendo locales en cada
de la influencia sindical. uno de los 28 distritos de la ciudad. En las campañas electorales,
estos locales sindicales actuaron a manera de unidades básicas y se
Reacción de los sindicatos ante la política clientelista transformaron en la agrupación 2 de Octubre, que conquistó para
Santamaría dos mandatos consecutivos en el Concejo Deliberante.
Como respuesta a la consolidación de la política clientelista, los sin- Otro ex integrante de los "25'', Juan Manuel Pico, de los fideeros,
dicatos adoptaron tres estrategias diferentes. En primer lugar, la UOM creó un grupo de apoyo poderoso en el distrito 25º, que luego em-
y unos pocos sindicatos ortodoxos más mantuvieron su estrategia pleó como plataforma de lanzamiento para obtener la presidencia
corporativista93 • No se empeñaron en establecer una política territo- del cuerpo. En el Gran Buenos Aires, Osvaldo Borda, de los trabaja-
rial y evitaron en lo posible competir en las elecciones internas. En dores de la industria del caucho, y José Luis Castillo, de los conduc-
lugar de ello, procuraron lograr influencia por vía de tratativas di- tores de embarcaciones, crearon agrupaciones en La Matanza y Ave-
rectas con los jefes partidarios, ofreciéndoles recursos sindicales a llaneda, respectivamente; ambos fueron elegidos para tres períodos
cambio de candidaturas. Si bien la UOM consiguió incorporar hom- consecutivos en el Congreso y Castillo fue nombrado presidente del
bres de sus filas al Congreso nacional en todas las elecciones hasta la partido en su zona. En esta década, también gestaron agrupaciones
de 1993, al finalizar la década, la fuerza de los aparatos políticos otros varios dirigentes sindicales que no pertenecían a los "25", como
locales había reducido mucho su poder de riegociación. En 1995 y Luis Barrionuevo, dirigente de los gastronómicos, quien utilizó los
1997, la UOM no tuvo representantes y, cuando a fines de 1997 recursos de su sindicato a fin de construir una fuerte organización
expiró el mandato de Naldo Brunelli, quedó sin representación le- política en el Gran Buenos Aires, mediante la cual logró llevar al
gislativa por primera vez desde la dictadura militar.. Congreso a su esposa y su cuñado. En Tucumán, Julio Miranda, de
Una segunda estrategia consistió en utilizar los recursos sindica- los petroleros, originalmente elegido para ocupar una banca en el
les para financiar las agrupaciones territoriales. Esta táctica fue vas- Congreso como integrante de las "62'', creó en 1992 la agrupación
tamente desarrollada en los años noventa por los gremios que inte- Peronismo de la Esperanza, la cual pasó a ser uno de los sectores
graban los "25" 94 • En la Capital Federal, por ejemplo, el líder de los preponderantes en la provincia y le facilitó a Miranda conseguir una
obreros tabacaleros, Roberto Digón, creó una agrupación llamada banca de senador en 1992 y la gobernación en 1999. El éxito de
Solidaridad, financiada por su sindicato, que patrocinó decenas de estas iniciativas instó a otros dirigentes sindicales a seguir su ejemplo
y, en los últimos años de la década, aparecieron decenas de otras
agrupaciones basadas en los sindicatos95 •
93
Puede decirse que también siguieron esta estrategia los textiles, los obreros mu- Si bien las agrupaciones territoriales cumplieron, a veces, su co-
-nicipales de la Capital Federal, los trabajadores de las compañías de servicios eléctri-
metido de llevar a los altos cargos públicos a los dirigentes sindica-
cos, los trabajadores de ccmenrerios y, en menor medida, los bancarios.
94
Según Argentino Geneiro, dirigente del sindicato de los gastronómicos y conce-
les, esta estrategia enfrentaba dos importantes limitaciones. En pri-
jal de Berazategui, "la época de las cuotas sindicales quedó atrás. Los políticos no van
a venir a buscarnos: ya no nos necesitan. Tenemos que competir en el terreno político.
[... ]Tenemos que formar agrupaciones y presentarnos en las elecciones. Si no lo hace-
mos, nos dejarán afuera" (entrevista del autor, 22/5/ 1997). Análogamente, Antonio '' 5 Entre ellas, la denominada Peronismo Blanco, de la Capital Federal, que tenla el
Cortés, dirigente tabacalero, sostuvo: "Nos dábamos cuenta de que ser dirigente sindi- grueso de sus activistas en la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), y Com-
cal ya no era suficiente para influir en la política y de que teníamos que profundizar promiso Peronista, de Quilmes, condu~ida por Alberto García, del sindicato de los
nuestro trabajo en los barrios" (entrevista del autor, 13/ l 0/ 1997). agentes de seguridad privados.
182
Steven Levitsky Del sindicalismo al clientilismo: La transformación de los vínculos ... 183

mer término, como las agrupaciones casi siempre se apoyaban en de origen territorial fuese similar al de los no sindicales. De hecho,
sindicatos aislados (con frecuencia en las filiales locales de esos sindi- muchos de aquéllos abandonaron con el tiempo sus sindicatos y se
catos), tendían a estar muy fragmentadas, lo que debilitaba el poder dedicaron de lleno a la política partidaria. Tal fue el caso de Ángel
de negociación conjunto de los sindicatos y permitía que los jefes Abasto, legislador elegido originalmente para el Concejo Deliberan-
del partido las opusieran entre sí. Hugo Benítez, dirigente del sindi- te de Quilmes, en su carácter de dirigente sindical de los trabajado-
cato de trabajadores textiles de La Matanza, lo expresó de este modo: res textiles de la Zona, así como de Lorenzo Pepe y Oraldo Britos,
dirigentes ferroviarios que renunciaron a sus respectivos gremios para
No nos sirve que los metalúrgicos hagan tratos por su iniciar una prolongada carrera política en el Congreso nacional.
cuenta, los trabajadores de la industria automotriz por
La tercera estrategia de los años noventa fue la creación de "me-
su cuenta y los textiles por su cuenta. Tal vez a los diri-
sas de enlace sindicales" destinadas a reducir la fragmentación y ha-
gentes esto pueda serles útil, pero para el movimiento
cer que los sindicalistas elegidos rindieran cuentas ante el movimiento
obrero en su conjunto no lo es 96 •
obrero en su conjunto. Siguiendo el modelo de la Mesa Sindical
Las agrupaciones financiadas por los sindicatos se habían con- Menem Presidente, reunían a varios sindicatos en un cuerpo único,
vertido en inversiones fijas, así consolidaron la fragmentación de la por lo general, en a.poyo de una facción o candidato en particular.
política sindical y tornaron más difícil aún la construcción de pro- Esto les permitía a los sindicatos negociar como bloque y evitar que
yectos políticos intersectoriales en los sindicatos. los jefes partidarios los enfrentaran entre sí. A mediados de la déca-
En segundo término, para conformar bases territoriales y com- da, surgieron numerosas mesas de enlace provinciales y municipales.
petir en las elecciones internas, los dirigentes sindicales se veían obli- En La Matanza, por ejemplo, entre los preparativos para las eleccio-
.gados a aplicar la misma lógica que sus pares no sindicales. Sus obje- ne~ legi~lativas de 1997, los sindicatos crearon la Mesa de Fnlace de
tivos fundamentales pasaron a ser derrotar a los punteros y negociar LIPEBO y la Mesa de Enlace de la Liga Federal. La primera fue
alianzas con los caudillos locales97; cuando eran elegidos, su deuda formada por oc~o síndicatos que pretendían "recobrar la influencia
con las bases territoriales y con los caudillos era mayor que con sus perdida" y "ubicar a uno o dos de nuestros compañeros" en el go-
sindicatos. De este modo, el diputado nacional Juan José Chica Ro- bierno municipal 99 • Reuniendo los recursos humanos y organizati-
dríguez, secretario general de la filial sanjuanina del sindicato de Luz vos de los sindicatos que lo integraban, el grupo confiaba en derro-
y Fuerza, afirmó que "no me presenté al cargo como representante tar al intendente del PJ, Héctor Cozzi, a quien consideraba "antio-
sindical" sino "como ciudadano y miembro del partido" 98 • No cabe brero". También comenzó a elaborar una agenda programática para
extrañarse de que el comportamiento de los legisladores sindicales el movimiento obrero local, incluido un plan para desarrollar un
parque industrial 100 • A su vez, las 27 entidades integrantes de la Mesa

96
Entrevista del aucor, 11/4/1997. Según Roberto García, ex dirigente de los
"25 ", los sindicaros "tenían derecho a abrir unidades básicas, como los políticos, pero ''"Entrevista del autor con Mario Ortiz, secretario general de la filial de La Maran-
tendríamos que haberlo hecho entre todos, como una organización única. No hicimos za del sindicato de obreros textiles, 8/4/ 1997. Entre los sindicaros que participaron en
caso y el cosco fue tremendo" (entrevista del aucor, 23/6/1997). esta enrid.ad, estaban el de los trabajadores de la industria aucomorriz, los textiles, los
7
" José Cascillo, ex dirigente de los "25", manifestó: "Yo rengo mis propios punte- _em:argados de edificios, los de la industria de la madera, los de la industria química y
ros, como todo el mundo" (entrevista del aucor, 2/7/1997).
los de la industria del plástico.
""Entrevista del aucor, 231911997. De la misma manera, Amonio Cortés, dirigen- ""' Entrevista del auror con Carlos Coma, secretario general del sindicara de traba-
te de los tabacaleros y concejal por la Capital Federal, afirma que "en escos momentos jadores de la industria del plástico, 4/4/1997, y Ricardo Pignanelli, secretario general
no me eligen como sindicalista, me eligen por mi apoyo político" (entrevista del auror, de la filial de La Matanza del sindicato de tr·abajadores de la industria automotriz, 71
13/10/1997).
5/1997.

:41-·
'i~

184 Steven Levitsky Del sindicalismo al clientilismo: La transformación de los vínrnLm ... 185

de Enlace de la Liga Federal, que respaldaba a Cozzi, querían crear conducción nacional del PJ y en la Cámara de Diputados nacional.
"una organización sindical permanente" y "recuperar una banca para En el Cuadro 5.2 se da cuenta de la disminución de la representa-
la Mesa" en la conducción local del PJ'º 1• En la provincia de Buenos ción sindical en el Consejo Nacional del PJ. Aunque los estatutos
Aires, un grupo de sindicatos dio origen en 1996 a la Mesa de Enla- partidarios de 1987 garantizaban a los sindicatos 17 representantes
ce Duhalde Presidente, en un esfuerzo por "reunir algo de fuerza en el Consejo Nacional, de 11 O miembros, la cantidad de sindicalis-
para influir en ciertas decisiones e incluir algunos de nuestros candi- tas que ocuparon cargos declinó en forma notoria. En la Mesa Eje-
datos en las listas" 1º2• Aunque esta coalición congregó al principio cutiva del Consejo Nacional, por ejemplo, la representación sindical
un grupo numerosísimo de sindicatos, más tarde se dividi6 en fac- cayó de más de un tercio (37,5%) en 1983 a una cuarta parte en
ciones y fue "captada" por la Liga Federal. Cuando Duhalde elaboró 1990, y a una octava parte (12,5%) en 1995.
la lista de legisladores del partido en 1997, hizo caso omiso de ella y
la organización se desf11embró. Cuadro 5.2. Disminución de los representantes sindicales en el Consejo
Las "mesas de enlace sindicales" no son entidades intersectoriales Nacional del Pj, 1983-1995
eficaces porque carecen de los recursos indispensables para imponer
disciplina a los sindicatos que las conforman o para exigirles que las 1983 1990 1995
apoyen. Los dirigentes sindicales quedan en libertad de otorgar prio- Conducción del partido• Presidente Primer Ninguno
ridad a sus propios intereses y no a los de las mesas de enlace; como en ejercicio vicepresidente
consecuencia, inician tratativas individuales con los dirigentes parti- Mesa Ejecuriva del Consejo
NacionaJb 37,5 25 12,5
darios y aquéllas se desintegran. En el mejor de los casos, funcionan (porcentaje del rora!)
como coaliciones de sindicatos para el corto plazo, que convergen
Toral del Consejo Nacional 30,8 15,5 15,5
en torno de una candidatura y luego se disuelven.
(porcentaje del rotal)
Notas
La pérdida de influencia sindical ' Incluye la presidencia del partido y las vicepresidencias.
"Incluye la conducción del partido y sus secretarías. La Mesa Ejecutiva del Consejo
La consolidación del PJ como partido clientelista provocó una abrupta Nacional tenía ocho integrantes en 1983; 24, en 1990; y 32, en 1995.
caída de la influencia sindical. Debido a que los caudillos locales y
provinciales del partido controlaban poderosas organizaciones fun-
dadas en el patronazgo, ya no necesitaban los recursos de los sindica- Cuadro 5.3. Sindicalistas elegidos para la Cdmara de Diputados de la
tos para las campañas electorales, ya fueran internas o generales, y Nación por el PJ en los cinco distritos industriales más grandes del país,
los sindicalistas fueron excluidos cada vez más de los puestos de con- 1983-2001
ducción del partido. La pérdida de la influencia sindical puede apre-
ciarse en la disminución del número de sindicalistas presentes en la Distriro 1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001
Capital Federal 3 1 1 2 1 1 o o o o
1111Entrevista del autor con Pablo González, secretario adjunto de la filial de La Buenos Aires 10 3 6 4 4 3 2 2 1 1
Matanza de la Unión de Obretos de la Construcción y miembro de la Mesa de Enlace Córdoba 1 1 o 1 o o o o o o
de la Liga Federal, l !16/1997. Participaron en esta entidad los obreros de la construc- Mendoza 1 o 1 o o o o o o o
ción, los gastronómicos, los ferroviarios, los de la industria del caucho y los de las Santa Fe 4 2 1 2 o o o o o o
compañías de servicios eléctricos. Total 19 7 9 9 5 4 2 2 1 1
1112 Entrevista del autor con Carlos West Ocampo, dirigente de los trabajadores de
fi1ente: Cómputo del autor.
la sanidad, 13/1O/1997.
186
Steven Levitsky
Del si11dicalismo al clientilim10: La transformación de los vínrnlos... 187

Un segundo indicador del deterioro de la influencia sindical es la


constante caída del número de sindicalistas elegidos para la Cámara También se produjo un cambio cualitativo en la relación entre
de Diputados de la Nación. En el Cuadro 5.3, se aprecia esta ten- los trabajadores organizados y sus representantes legislativos. La de-
dencia para los principales distritos industriales 103 • A mediados de la clinación de las "62" y la consolidación de los aparatos partidarios
década del Óchenta, se eligieron sindicalistas en todos esos distritos, urbanos hicieron que los sindicalistas elegidos para ocupar bancas
en tanto que una década más tarde sólo se los eligió en la provincia en el Congreso se las debieran cada vez más a los jefes del partido y
no a los trabajadores. Como resultado, la CGT "no tenía control
de Buenos Aires. El Cuadro 5.4 muestra la disminución general de
la representación sindical en la Cámara de Diputados. A pesar de alguno sobre ellas" 1º6• Osear Lescano, secretario general de la CGT
que, entre 1985 y 1995, el bloque del PJ experimentó un aumento en 1992 y 1993, declaró lo siguiente:
de la cantid<td de integrantes, los representantes sindicales disminu- En el pasado, la CGT y "las 62" colocaban a sus hom-
yeron en forma constante. Si, a mediados de los años ochenta, los sindi- bres en las listas del partido, de modo que esos hom-
calistas constituían más de una cuarta parre del bloque, un decenio más bres dependían del movimiento obrero. Ahora, los sin-
tarde no llegaban al ci~co por ciemo 104 • Hacia fines de la década del dicalistas [... ] son designados por los jefes políticos. [... ]
ochenta, el porcentaje de·sindicalistas en el bloque del PJ era menor que No hay ningún control centralizado de la CGT ni de
en el opositor Frente para un País Solidario (FREPAS0) 1º5, al que difí- las 62 Organizaciones 1º7 •
cilmente se lo pueda considerar un panido de base sindical.
. La incapacidad de la CGT para controlar a los diputados sindi-
Cuadro 5.4. Disminución de la representación sindical peronista cales se torno más manifiesta aún en la segunda mitad de 1991,
en la Cámara de Diputados de la Nación, 1983-2001 cuando las corrientes sindicalistas dominantes comenzaron a sus-
traer su apoyo incondicional al gobierno de Menem y adoptaron
1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 una estrategia de apoyo crítico o negociado. En junio de 1991, cuando
Número de sindicalistas
los diputados sindicales bloquearon la sanción de un proyecto de ley
29 28 22 24 I8 1O 6 5 4 3
en el bloque del PJ del gobierno de Menem-Duhalde destinado a postergar el pago del
aguinaldo de fin de año, diecisiete de los veinticuatro diputados sin-
Númerococaldemiembros 111 101 105 120 120 128 130 119 99 118 dicales se sumaron a la oposición de la CGT, en tanto que siete
del bloque dd PJ sindicalistas respaldaron el proyecto 108 • En el siguiente período de
sesiones, la influencia de la CGT sobre los legisladores sindicalistas
Porcencaje de sindicalistas 26, 1 27,7 21 20 15 7,8 4,6 4,2 · 4 2,5
en el bloque del PJ mermó más. En septiembre de 1992, cuando Osear Lescano amena-
zó con ordenar a los diputados sindicales que boicotearan (impi-
Fuente: Gmiérrez (1998, pp. 41-44) y cómpuco del auror.
diendo que hubiera quórum) una sesión en la que se iba a aprobar la
privatización de YPF, la compañía petrolera estatal, como una ma-
1113 nera de ejercer presión en las negociaciones tendientes a aprobar los
La cifra correspondicnre a 1983 es mayor que las otras, debido a que ese año
fueron renovadas rodas las bancas de la Cámara, m'ienrras que en las elecciones si-
convenios colectivos de trabajo, sólo cinco de quince diputados sin-
guientes sólos~ renovó 1a mirad.
1 4
"En 1994 no hubo un solo sindicafora prescnre en el bloque del PJ que partici-
pó en la Asamblea Constiruyente, mienrras que el bloque oposiror del Frente Grande '"''Entrevista del ;1.uror con Naldo Brunelli, ex secretario general de la CG1~ 22171
incluyó a tres.
1997.
iu; En 1997, eran sindicalistas cuatro de los 38 diputados del FREPASO en el 17
" Entrevista del auror, 27/10/1997.
Congreso nacional (el .J0,5%).
""Clarín, 2116/1991. p. 10.

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188 Steven Levitsky Del sindicalismo al clientilismo: La transformación de los vínculos... 189

dicales acataron la orden 109 • Tras una reunión con los funcionarios Aunque la CGT continuó apoyando al PJ durante toda la década, su
del gobierno, los otros diez optaron por asistir a la sesión y votar en relación con el partido era más bien la de un grupo de presión leal
favor del proyecto 110 • Al año siguiente, el ministro de Trabajo, Enri- que la de un socio 116 • Cuando los sindicalistas podían gravitar en la
que Rodríguez, consiguió que seis de los diez diputados sindicalistas política oficial -como sucedió con la desregulación de las obras so-
respetasen la "disciplina partidaria" y actuaran con independencia ciales, las reformas introducidas en la legislación laboral y las pro-
de la CGT al votar las leyes destinadas a flexibilizar el mercado labo- puestas en materia de seguridad social-, lo hacían mediante nego-
ral 111 • A la postre, esos diputados se dividieron y una leve mayoría ciaciones directas con el gobierno o bien en negociaciones tripartitas
votó en favor de las medidas moderadas de flexibilización que eran auspiciadas por éste (Etchemendy y Palermo, 1998). Rara vez los
apoyadas por la CGTy que fueron sancionadas en 1995 112 • Durante sindicatos pudieron canalizar sus demandas a través del partido. Por
el período legislativo 1995-97, cuatro de los seis legisladores (Alfre- ejemplo, cuando en 1992 los dirigentes sindicales presionaron sobre
do Atanasoff, Osvaldo Borda, José Luis Castillo y Juan José Chica la conducción del PJ para oponerse al plan del gobierno de desregu-
Rodríguez) votaron habitualmente tal como lo habían dictaminado lar el sistema de obras sociales, administradas por los sindicatos, el
sus respectivos gobernadores, mientras que sólo uno (Naldo Brune- cuerpo ni siquiera aceptó debatir la cuestión 117• Cuando, en noviem-
lli, de la UOM) siguió en forma congruente los lineamientos esta- bre de ese mismo año, la CGT convocó a su primer paro general
blecidos por su sindicato 113 • · contra el gobierno, el PJ se opuso públicamente a la medida por
También declinó la influencia sindical sobre la estrategia del par- primera vez desde el retorno de la democracia, ·con el argumento de
tido. Mientras que en 1983 los sindicatos habían dictaminado en que "no había motivos" para llevarla a cabo 118 •
gran medida esa estrategia, y durante el período de la Renovación La influencia sindical en el PJ siguió siendo escasa aun después
los dirigentes sindicales y partidarios convergieron en torno de las de que Menem abandonara el cargo. En el período posterior a 1999,·
cuestiones programáticas, a comienzos de los años noventa, el perió- los principales dirigentes del partido, como los gobernadores José
dico Clarín se refirió a ellos diciendo que eran "meros espectadores" Manuel de la Sota, Carlos Reutemann y Carlos Ruckauf, mantuvie-
dentro del partido 114 • Según José Azcurra, dirigente del sindicato de ron escasos vínculos con los sindicatos y muy pocas veces los consul-
los empleados de farmacias y ex integrante del Consejo Nacional del taron para formular su posición acerca de cuestiones claves. En 2000,
PJ, "nadie escuchó" a los sindicalistas que, como él, se opusieron en por ejemplo, pese a la intensa oposición de los sectores obreros pero-
las reuniones del Consejo a las políticas económicas de Menem 115 • nistas, De la Sota, Reutemann y otros gobernadores juscicialistas
apoyaron al presidente radical Fernando de la Rúa en su intento de
111
" Enrrevisra del autor con Osear Lescano, 2711011997; ver también Clarín, 17/ liberalizar el mercado laboral y se opusieron a la primera huelga
911992, pp. 4-5; 24/9/J 992, p. 4. general que declaró la CGT contra su gobierno.
1111
Clarín, 241911992, p. 4. Según un dirigente de la CGT, "en mi presencia, uno El deterioro de la influencia· sindical generó en el movimiento
de ellos [los dipurados sindicalistas] le habló por teléfono a [el secretario de la Presi- obrero un debate sin precedentes sobre la conveniencia de mantenér.
dencia, Eduardo] Bauzá para decirle que si resolvían el problema de su sindicato, él
la alianza partido-sindicatos. A mediados de la década de 1990, los
hablaría en d recinto" (Clarín, 28/9/1997, pp. 8-9).
111
Ámbito Financiero, 15/9/1993, p. 3
dirigentes de la CGT discutieron si correspondía o no "romper con
11
' Clarín, 8/3/1995, p. 8; 9/311995, p. 2.
11 ; Entrevistas del auror con Naldo Brunelli, 22/711997, y con Rodolfo Daer,
11 " De hecho, Carlos West Ocampo, dirigente de la CGT y miembro del Consejo
secretario general de la CGT, 2110/ 1997. Otro sindicalista, Roberto Digón, mantenía
una base territorial en la Capital Federal, distrito que carecía de un jefe partidario Nacional, declaró en 1997 que el PJ "está hoy más cerca de las grandes empresas qlle
fuerte y era, por lo tanto, relativamenrc independiente. de la CGT" (entrevista del auror, 13/10/1997).
114 117 Clarín, 231111992, p. 3; 1.9/2/ 1992, p. 13.
Clarín, 28/9/1991, p. 14.
115 118 Clarín, 5111I1992, p. Ú.
Entrevista del amor, 20/ l 011997.
190
Steven Levirsky Del sindicnlismo 11/ clientilismo: La trnnsfiirmacitín de lus ví11rnlos ... l 91

el partido gobernante, como en España"' ' Un puñado de sindica-


9•

tos de "trabajadores de cuello blanco", como los de la administra- Cuadro 5.5. Participación de los sindicatos locales en el Pj durante la
década de 1990
ción pública (ATE) y los docentes (CTERA), crearon el Congreso
de los Trabajadores Argentinos (CTA), que rompió con el PJ y, de
ahí en adelante, se mantuvo· al margen de los partidos políticos; otros Pregunta Respuesta Cantidad Porcentaje
sindicaros, entre ellos el de los obreros papeleros, el de los trabajado-
res de la industria cervecera, el de los trabajadores de la industria ¿Participó el sindicato en la Sí, activamente 25 69.4
actividad política del PJ en Sí, mínimamente 8 22,2
farmacéutica y el de los conductores de los transportes públicos de
1997? No 3 8,3
pasajeros, siguieron siendo peronistas pero se apartaron, en gran
medida, de la actividad partidaria durante esa década. Muchos de
éstos se agruparon en el Movimiento de los Trabajadores Argentinos ¿Apoyó el sindicato a algún Sí 31 86,l
(MTA), grupo disidente dentro de la CGT. sector del PJ en 1997? No 5 13,9
Sin embargo,
120 la mayoría de los sindicaros siguieron pertenecien-
¿Ocupó algún sindicalista un Sí 15 41,7
do al P] • Apoyaban a determinados sectores en las elecciones pri- cargo en el partido local en No 21 58,3
marias internas, contribuían con sus recursos financieros, organiza- el gobierno desde 1990? ·
tivos y humanos a las elecciones generales y presionaban para ubicar
a sindicalistas en las listas de candidatos y en los cargos partidarios y ¿Cómo ha cambiado la Aumentó 3 9,7
oficiales. En una encuesta realizada en 1997 entre 36 sindicatos lo- participación sindical en el PJ No se modificó 15 48,4
cales (de la Capital Federal, La Matanza y Qµilmes), se comprobó en los últimos diez años? Di.sminuyó 13 41,9
que 33 de ellos (el 92%) habían participado de algún tipo de activi- ¿Está el sindicato a favor de Sí 30 83,3
dad partidaria en el curso de ese año y 31 habían colaborado con que se siga participando en Sí, si el PJ cambia 2 5,6
recursos financieros u organizativos en las elecciones primarias o en el PJ? No 4 1 1, 1
las campañas previas a las elecciones generales (ver el Cuadro 5.5).
Al preguntárseles a los dirigentes sindicales si pensaban seguir perte- Nota
'Cifras basadas en una encuesta realizada por el aucor en 1997entre los dirigentes de
neciendo al PJ, treinta respondieron que sí y sólo cuatro que no.
36 sindicatos locales de la Capital Federal, La Matanza y Quilmes.
Una encuesta entre los sindicatos de alcance nacional arrojó resulta- h Cifras basadas en una encuesta realizada por el autor en l 997en 39 sindicacos
dos similares (ver el Cuadro 5.6). De un total de 39 sindicatos, 33 nacionales.
informaron haber participado ese año en actividades del partido y
24 manifestaron haber logrado que un miembro de su conducción
fuera elegido o designado para un cargo en el partido desde 1990. Si
bien la mayoría declaraba que su participación en la política sindical Estos datos indican que puede carecer de fundamento la tesis de
había decrecido en el último decenio, sólo 3 de los 39 eran contra- McGuire (1995, pp. 237/8; 1997, p. 281) de que la permanente
rios a seguir vinculados al partido. ·: · falta de institucionalización del PJ durante esa década reforzó su
fracaso histórico para lograr la adhesión de los sindicatos a la políti-
ca partidaria y a la democracia. Los dirigentes sindicales siguieron
119 sumamente involucrados en la política justicialista durante todos los
12
Enrrcvista del autor con Rodolfo Daer, 2/ 10/1997. años noventa, en especial, en los niveles provincial y municipal. Por
" En Levitsky y Way 0998), se hallará un análisis de los morivos por los cuales la
CGT pcrn1aneció en la alianza del PJ. ende, es presumible que hayan tenido mucho interés en que el parti-
do continuara existiendo.

1'

i~
.~

192
Steven Levitsky Del sindicalismo aL cLientiLismo: La transformación de Los vínrnLos... 193

Cuadro 5.6. Par,,t_i_cipación de los sindicatos nacionales en el PJ durante


Esta generación, gran parte de la cual había padecido fuertes perse-
la década de 1990 "
cuciones por su actividad política, no era muy proclive a abandonar
Pregunta Respuesta Cantidad Porcentaje
el partido. Otra razón era que, pese a Íos magros resultados que les
dejaba su actividad política, los sindicalistas seguían creyendo que la
¿El sindicato participó en la Sí, a nivel local 14 35,9 pertenencia al partido tenía sentido. Los sindic;;atos continúan sien-
actividad política del PJ en y nacional do hoy una importante plataforma de lanzamiento para hacer carre-
1997? Sí, sólo a 19 48,7 ra política en el PJ, ~obre todo, en el plano local. La mayoría de ellos
nivel local
No poseen aún sustanciales recursos financieros y organizativos, que los
6 15,4
dirigentes más ambiciosos pueden aprovechar para su avance perso-
¿Algún sindicalista ocupó un Sí 24 61,.'5 nal. Quienes se dedican a la política tienen razonables posibilidades
cargo en' el partido local o en No 15' 38,5 de ser elegidos para formar parte de algún Concejo Deliberante o
el gobierno desde 1990? . L ¡~JI"
alguna Legislatura provincial, a partir de los cuales pueden crear más
¿Cuántos afiliados a la filial local Más de 10
tarde sus propias organizaciones clientelistas.
6 16,7
del sindicato, aproximadamente, Entre 3y10 14 38,9
tienen cargos en las conducciones Entre 1y3 3 8,3 EVALUACIÓN DEL CAMBIO COALICIONAL DEL PJ: ¿PUEDE SER lA
provinciales del partido o en los Ninguno 13 36,1 DESINDICALIZACIÓN UN BUEN MÉTODO PARA ADAPTARSE?
gobiernos?
En menos de una década, el PJ dejó de ser un partido laborista de
¿Cómo varió la Aumentó 7 20 Jacto y se convirtió en un partido predominantemente clientelista,
participación sindical en el PJ No se modificó 8 22,9
en los últimos diez años?
en el cual el movimiento obrero organizado ejercía una influencia
Disminuyó 20 57,l apenas marginal. Si en 1983 los sindicaros ter.ían una posición casi
¿El sindicato está a favor de . Sí 31 79,5
hegemóuica en la conducción partidaria y en 1987 fueron asociados
que se siga participando en Sí, si el PJ cambia 5 12,8 menores de los líderes de la Renovación, a principios de los años
el PJ? No 3 7,7 noventa habían sido excluidos de la coalición partidaria dominante.
Por otra parte, dejaron de ser el principal nexo organizativo entri: los
Nota
dirigentes justicialistas y sus bases urbanas 121 •
'Cifras basadas en una encuesta realizada por el aucor en 1997entre los dirigentes de
39 sindicaros nacionales. Si bien la transición del sindicalismo al clientelismo comportó
grandes costos para el movimiento obrero organizado, cabe sost;ener
que benefició al PJ, al menos, en dos aspectos. Primero, favoreció su
adaptación a un entorno electoral cada vez más "posindustrial" al
permitirle apelar a un nuevo electorado (la nueva clase media) y
Dada la clara decadencia de la influencia sindical, ¿por qué mo- encontrar nuevos fundamentos para retener al antiguo (la clase obrera
tivo tantos sindicatos continuaron participando activamente en la y los.sectores populares). Por un lado, la disminución de la influen-
política peronista durante los años noventa? Un factor fue la larga cia sindical habilitó a los dirigentes justicialistas a ampliar el atracti-
historia de participación sindical en la política peronista, sumada a vo electoral del parcido, haciendo significativas incursiones entre los
la persistencia de fuertes lealtades partidarias e interpersonales. La
mayor parte de los sindicatos argentinos estaban dominados todavía
121 De las unidades básicas encuestadas para este estudio, sólo el 14% aún mante-
por dirigentes que se habían formado en los años sesenta y setenta.
nía siquiera mínimos vínculos con un sindicaco. .
1

¡
l
!1
1':14
Steven Levitsky Del sindicalismo al clientilismo: La transformación de los vínrnlos ... 195

votantes de clase media e independientes. En 1987 y 1989, estos


te una importante fuente de posible oposición intrapartidaria al pro-
votantes eran en su mayoría progresistas, de centro-izquierda, en
grama de Menem. Los dirigentes sindicales peronistas fueron más
tanto que, como luego veremos, en la década del noventa fueron en
su mayoría conservadores. críticos de este programa que los dirigentes partidarios no sindicales.
A la vez, el sistema de las agrupaciones territoriales generó nue~
El Cuadro 7. 5 indica las respuestas de miembros no sindicales y
sindicales del Consejo Nacional, así como de los dirigentes sindica-
vas instancias para que el PJ pudiera sustentar sus vínculos con la
les peronistas, a una encuesta sobre el programa económico de Me-
clase obrera y los sectores populares urbanos. Los lazos clientelistas
nem, llevada a cabo en 1997. Se les pidió a los entrevistados que
son mejores que los sindicatos a la hora de organizar (y obtener sus
respondieran cuál de los cuatro enunciados siguientes se aproxima-
votos) a los estratos fragmentados y heterogéneos de los desocupa-
ba mejor a su concepción de la política económica del gobierno: 1)
dos, los cuentapropistas y los trabajadores del sector informal de las
Las reformas neoliberales eran necesarias y deben continuar. 2) Las
ciudades, hijos todos ellos de la desindustrialización. En las zonas
reformas fueron necesarias al principio, pero debieron ser modifica-
urbanas caracterizadas por un alto desempleo estructural, los sindi-
das una vez que pasó la crisis. 3) Algún tipo de reforma económica
catos son marginales o inexistentes, y es probable que los canales
era necesaria, pero el gobierno de Menem la hizo demasiado rápido
corporativos de representación no resulten eficaces. En ese contexto,
y demasiado a fondo. 4) Las reformas no deberían haberse realizado.
puede ser mucho más provechosa una organización territorial, sobre
Los que adherían al primer enunciado fueron rotulados neoliberales;
todó si se basa en la distribución de beneficios clientelistas. Como
al segundo, pragmáticos; ·al tercero, críticos; y al cuarto, opositores.
mostraremos en el Capítulo 7, las redes de punteros territoriales brin-
Como muestra el Cuadro 5.7, la probabilidad de que los dirigentes
daron acceso a puestos de trabajo, servicios barriales y artículos bási-
sindicales fueran neoliberales era menor y la de que fueran críticos u
cos como comida y medicamentos a personas que habían quedado
opositores, mayor. Sólo alrededor de un tercio de los miembros del
.al margen de la economía formal. Así fueron el eje de la actividad
peronista de los años noventa. Consejo Nacional podían clasificarse como críticos u opositores, en
tanto que pertenecían a esas categorías alrededor de dos tercios de
El pasaje del partido laborista al clientelismo favoreció también el
los dirigentes sindicales nacionales.
cambio programático emprendido por el gobierno de Menem en los
El Cuadro 5.8 presenta las respuestas a esa misma pregunta de
noventa. Desde luego, un cambio coalicional no exige un cambio pro-
los dirigentes sindicales y partidarios de la Capital Federal, La Ma-
gramático. Más aún, como ha mostrado Martín Shefter (1986, p. 267)
tanza y Quilmes 123 . Se puede apreciar que, si bien los dirigenteg. lo-
para el aparato municipal de la ciudad de Nueva York, el clientelismo
cales son, en general, más críticos de las reformas que los dirigentes
puede ser perfectamente compatible con políticas favorables a los sindi-
nacionales -con lo cual merma la diferencia entre los dirigentes po-
catos122. Sin embargo, las organizaciones basadas en el patronazgo sue-
líticos y los sindicales-, sigue siendo algo menos probable que los
len ser más pragmáticas que las clasistas (Scorr, 1969; Wilson, 1973/
dirigentes sindicales sean neoliberales y algo más probable que sean
1995, pp. 37-38). Ocupados primordialmente de las necesidades parti-
críticos u opositores. De hecho, casi un tercio (31,4%) de los sindi-
culares locales, los partidos clientelistas son más proclives que los clasis-
calistas locales se oponían totalmente al programa de reformas eco-
tas, en general, a acomodarse a los intereses de las elites económicas.
nómicas, en tanto que sólo lo hacía un 16,7% de los dirigentes polí-
El tránsito del PJ del laborismo al clientelismo facilitó en dos
ticos locales. La desindicalización puede haber hecho que mengua-
sentidos el giro neoliberal del partido. Primero, eliminó en gran par-
ra, por consiguiente, una fuente importante de posible oposición
intrapartidaria al programa menemista.
122

De acuerdo con Shefrer (1986, p. 267), el apararo político del municipio llegó
a un "arreglo" con el movimiento obrero organizado y en verdad impulsó imporranrcs 123
La muesrra incluyó a integrames del consejo local del partido, concejales y
leyes favorables a los trabajadores a rravés de la Legislarura.
dirigentes de las principales agrupaciones.


·~

196 Steven Lev ·csky Del sindicalismo al clientilúmo: La transformación de los vínculos... 197

Cuadro 5.7. Opiniones de dirigentes partidarios y sindicales nacionáles Cuadro 5.8. Opiniones de dirigentes partidarios y sindicales locales sobre
sobre el programa económico del gobierno de Menem el programa económico del gobierno de Menem
(porcentajes) (porcentajes)

Categoría Miembros no
sindicales del

(n = 25)
Miembros
sindicales del
Consejo Nacional Consejo Nacional
(n = 14)
Dirigentes de
sindicatos
nacionales
(n = 37) 1
r-"·
'Neo/ibera/es
1Las reformas de Menem
Dirigentes no
sindicales
(n = 48)
Dirigentes
sindicales
(n = 27)
Dirigentes
de sindicatos
(n = 35)

Neo liberales
Las reformas de Menem eran _necesarias y debe.n
eran necesarias y 1 contmuar. 25 (12) 11,1 (3) 8,6 (3)
deben continuar. 20 (5) 21,4 (3) 8, 1 (3) 1
'Pragmáticos
Pragmáticos Las reformas fueron necesarias
Las reformas fueron en un comienw pero, una vez
necesarias en un superada la crisis económica,
comu:nzo pero, una vez tendrían que haber sido
~ modificadas. 14,6 (7) 25,9 (7) 17,l (6)
superada la crisis
económica, tendrían
que haber sido modificadas. 48 (12) 28,6 (4) 21,6 (8) 1Críticos
1 Algunas reformas eran
necesarias, pero Menem
Críticos 1],,rápido
llnpbn<ó do'"""d"
o en una medida
Algunas reformas eran
necesarias, pero Menem 1 exagerada. . · 43,8 (21) 59,3 (16) 42,9 (15)
las implantó demasiado
rápido o en una medida
exagerada. 32 (8) 35,7 (5) 48,6 (18) 1Opositores
1 Las reformas no tendrían
Opositores 1 . ¡que haberse efectuado. 16,7 (8) 3,7 (1) 31,4 (11)
Las reformas no tendrían
O (O) 14,3 (2) 21,6 (8) 1 !TOTAL 100 (25) 100 (14) 100 (37)
que haberse efectuado.

TOTAL 100 (25) 100 (14) 100 (37) Fuente: Cifras basadas en un estudio realizado en 1997 por el autor.
1
Fuente: Cifras basadas en un estudio realizado en 1997 por el autor.
198 Steven Levitsky
Del sindicalismo al clientilismo: La transformación de los vínmlos ... 199

En segundo lugar, el pasaje del sindicalismo al dientelismo qui-


El peronismo se ocupa de ayudar a los pobres y es eso lo
zás haya contribuido a amortiguar la oposición de los sectores popu-
que estamos haciendo. La situación económica es terri-
lares al neoliberalismo. Los estudios efectuados por Javier Auyero
ble y la gente pasa muchas necesidades, así que les da-
(1998, 2000) indican que la consolidación de los vínculos clientelis-
mbs bolsas de alimentos, medicamentos, quizás inclu-
tas tuvo una notoria repercusión en los vínculos de la clase obrera y
so les conseguimos trabajo. Eso es el perohismo 125 •
los sectores populares con el partido. Durante las décadas del sesenta
y el setenta, cuando el Partido Peronista estuvo proscripto, los sindi- Pocas dudas caben de que esta identidad es más compatible con
catos representaron económica y políticamente a los trabajadores, un programa neoliberal que la identidad "opositora" asociada con
así desempeñaron un papel esencial en la formación y reproducción las organizaciones peronistas del pasado, de origen clasista 126 •
de la identidad peronista, al infundirle al movimiento un carácter En suma, el PJ que ingresó en la década del noventa era profun-
clasista (Torre, 1983; James, 1988, p. 18). Esta identidad cambió en damente distinto del que surgió en 1983 del régimen autoritario. El
forma notoria en las décadas siguientes. Como señala Auyero (2000), movimiento obrero organizado era un actor comparativamente mar-
en las zonas urbanas pobres los que se identifican con el peronismo ginal en la coalición peronista, y las organizaciones clientelistas ha-
ya no son los "trabajadores" sino los "clientes". Si bien la identidad bían reemplazado, en gran parre, a los sindicatos como vínculo prin-
peronista siempre fue ambigua y cuestionada, y el "asistencialismo" cipal del PJ con la clase obrera y los sectores populares. Si, en el
y las "dádivas" siempre formaron parte de esta subcultura (Auyero, pasado, la base peronista urbana estuvo compuesta fundamental-
2000, pp. 140-48), durante la década de 1990 estos elementos pasa- mente de trabajadores, en los años noventa estaba compuesta cada
ron a predominar, a todas luces, sobre la "cultura opositora" o "heré- vez más de clientes. Estos cambios facilitaron la adaptación progra-
tica'' que había caracterizado antaño al peronismo urbano (James, mática emprendida por el gobierno de Menem. Los sindicatos, que
1988; Auyero, 2000, pp. 188-200). Según Auyero, cuestionaban muchos aspectos de su programa neolibéral, tenían
menos influencia en las decisiones partidarias, eran menos necesa-
... en el contexto de la desproletarización, la privación
rios en términos de recursos y de votos, y carecían del peso de anta-
material generalizada y el rechazo simbólico [... ] el pe-
ño sobre las masas peronistas.
ronismo ya no es una voz herética, un desafío a las fron-
Si bien el gobierno de Menem se benefició de este deterioro del
teras socioculturales, sino una promesa de alimento que
poder de los sindicatos dentro del partido, hay que destacar que la
no responsabiliza a nadie por su escasez. En .medio de
desindicalización del PJ no fite un producto del menemismo. Los cam-
una guerra no declarada contra los pobres, las redes [pe-
bios de políticas asociados al neoliberalismo suelen estimular a los
ronistas] de solución de problemas son hoy la trama
dirigentes de los partidos de base sindical a aflojar sus lazos con el
más importante de relaciones que mantienen vivos los
movimiento obrero organizado (Taylor, 1993; McCarrhy, 1997;
restos de la fuerte identidad peronista de antaño (2000,
p. 204). Burgess, 1999, p. 2000). No obstante, en el caso peronista hay pocas
pruebas de que Menem procurase activamente reducir la influencia
A fines de los años noventa, los militantes tendían a considerar al
PJ un "partido basado en la asistencia social" 124 más que un partido
de los trabajadores. Como manifestó un activista del partido de La 125
Entrevista del amor, 26/8/ 1997.
1'1atanza: 1
"·En las palabras de arra militante, "En esta época[ ... ] lo que hacemos es tratar
de resolverle problemas a la gente, de cumplir con sus necesidades. Necesitan ropa,
medicamentos, un trabajo. Eso es hoy el peronismo. Seamos sinceros, el idealismo ha
1 terminado" (entrevista del autor con Juan Carlos Scirica, milirante del PJ de la Capital
'.< Entrevista del autor con un militante del PJ, 8/4/I 997.
Federal, 3/7 /1997).

1'·
,•.
·.~

200 Steven Levitsky


VI. MENEMISMO Y NEO LIBERALISMO: ADAPTACIÓN
PROGRAMÁTICA EN LA DÉCADA DE 1990
del movimiento obrero. Más bien, como hemos intentado demos-
trar en este capítulo;'los cambios institucionales y organizativos que
más provocaron el desgasté de la influencia sindical· ~como el des- ·.·1

mantelamiento de las "62" y del tercio y el auge d~l clientelismo-


fueron anteriores al acceso de Menem al poder. La desindicaliza-
ción no fue, entori:ces; una consecuencia del giro a la derecha del
PJ, sino que precedió al giro neoliberal del partido -y, casi con
seguridad, lo favoreció-. Esta transformación programática será
el tema del Capítulo 6. ·' Lo coyuntural, Lo que se dice en Las plataformas electorales, no sirve.
Carlos Menem 1

A partir de 1989, bajo la conducción de Carlos Menem, el PJ sufrió


un vuelco sorprendente. A pesar de haber sido elegido Presidente
por su plataforma populista, Menem aband<;inó el programa tradi-
cional del PJ y se embarccS en una serie de reformas neoliberales que
han sido consideradas las de mayores.alcances en América latina du-
rante la década del noventa (Gwartney et al., 1996, p. 113; lnter-'
American Bank of Development, 1997, p. 96). Estas reformas fue-
ron efectuadas con un notable éxitopolítico. Aunque muchos diri-
gentes y militantes del PJ criticaron este giro neoliberal, Menem
enfrentó escasas resistencias dentro del partido.
En este capítulo, procuraremos explicar cómo fue que Menem
pudo "venderle" al PJ un proyecto rotundamente neoliberal. Varios
factores, entre ellos la profundidad de la crisis económica y el hábil
liderazgo de Menem, contribuyeron a este éxito, pero argumentare-
mos que el proceso se vio sumamente facilitadcr por la estructura
partidaria peronísta. Si bien muchos dirigentes y militantes tenían
serias dudas sobre la estrategia neoliberal, la escása rutinización or-
ganizativa del PJ les dejó pocas opciones y escasos incentivos para
desafiar a Menem. La estructura organizativa del partido jugó en
tres sentidos en favor de la autonomía estratégica de Menem. Prime-
ro, en ausencia de una burocracia estable con carreras políticas segu-
ras y permanencia en los cargos, muchos dirigentes partidarios no
menemistas se pasaron al bando del menemismo para preservar o

1
Cirado en La Prensa, 24/9/1989, p. 4.
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