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Anemia Infantil
Anemia Infantil
Si notas a tu hijo pálido, apático o más cansado de lo habitual mantén la alerta ante un posible
caso de anemia infantil, un problema más común de lo que creemos. Te contamos cómo
contrarrestarla.
Para prevenir la anemia infantil es muy importante que la alimentación de los niños sea rica
en hierro. Es un mineral que tiene unas propiedades muy beneficiosas para el desarrollo y el
crecimiento de los más pequeños
Tratamiento y prevención de la anemia infantil
El tratamiento de la anemia infantil siempre debe ser dirigido a atajar las causas que la originan,
de ahí que en los casos más frecuentes, provocados por la deficiencia de hierro en el organismo,
“basta con seguir una dieta rica en hierro apoyada con suplementos de hierro durante al menos
tres meses para que las reservas de este mineral en sangre se recuperen totalmente”, aconseja el
hematólogo pediátrico.
Para que estos suplementos de hierro cumplan su función es importante que se administren
entre unos 10 y 15 minutos antes de la comida, a ser posible junto a zumos con alto potencial
de vitamina C o frutas cítricas, como kiwis, mandarinas o pomelos, ya que permiten una mejor
absorción de este mineral.
Además, los especialistas recomiendan que si se administran suplementos de hierro se limite la
ingesta de lácteos, fundamentalmente en forma de leche, ya que, al contrario que la vitamina C,
provoca una mala absorción del hierro, lo que da al traste con el tratamiento de la anemia
infantil.
Dieta de hierro contra la anemia infantil
Llevar una dieta rica en hierro es la mejor herramienta para atajar el problema de la
anemia, pero también para prevenirlo en el futuro. “Los requerimientos diarios de hierro
son entre ocho y diez miligramos por día. Para obtenerlos de forma natural se
aconsejan alimentos ricos en hierro, como los proteicos de origen animal, principalmente
carnes rojas”.
Por el contrario, se recomienda evitar la leche de vaca, ya que puede producir
hemorragias digestivas ocultas por hipersensibilidad a la proteína de la leche de vaca,
por lo que en estos casos aconsejamos cambiar a una leche apropiada y no dar más de
medio litro de leche al día y tomar más cantidad de otros alimentos ricos en hierro”,
matiza el doctor.
Aunque son muchos los alimentos ricos en hierro, es importante distinguir entre los de
origen animal y los de origen vegetal, ya que el hierro de estos últimos se absorbe mucho
peor por parte de nuestro organismo, por lo que no resulta tan eficaz. En cualquier caso,
es importante saber lo que no debe faltar en nuestra despensa:
Carnes rojas. Son las más ricas en hierro animal y, por tanto, el de mejor absorción
para nuestro cuerpo, por lo que deben tomarse tres o cuatro veces a la semana.
Yema de huevo.
Mariscos de concha. En el caso de los menores de tres años, los más aconsejables
son los mejillones
Legumbres. Aunque su origen es vegetal y, por tanto, su alto nivel de hierro no se
absorbe tan bien, las legumbres no deben faltar en la dieta semanal. De hecho, lo
más aconsejable es tomarlas dos veces a la semana.
Verduras de hoja verde. Las espinacas, el brócoli o las acelgas son un buen aliado
de las dietas ricas en hierro.
Pescados azules pequeños. Las sardinas y las anchoas son los pescados que más
hierro contienen. Es importante comerlos al menos dos veces por semana.
LA ANEMIA
Se produce cuando la sangre no tiene suficiente hemoglobina. La hemoglobina es una proteína
dentro de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno desde los pulmones hacia el resto del
cuerpo. Al no haber suficiente hemoglobina, el transporte del oxígeno por el cuerpo no se
efectúa correctamente y produce sensaciones de cansancio.
La causa más común de la anemia es la falta de hierro en el cuerpo.
El hierro es fundamental en la alimentación de los niños, para su correcto desarrollo y
funcionamiento del organismo. Para prevenir la anemia en los niños es fundamental tener en
cuenta las siguientes indicaciones:
1. El primer paso para prevenir la anemia infantil es el correcto control prenatal. La futura
mamá, cuando está embarazada, debe controlar la ingesta correcta de las vitaminas que
necesita su cuerpo y consumir la cantidad de hierro recomendada por su médico.
2. Cuando el bebé nace, la lactancia materna le aportará el hierro necesario en sus primeros
meses de vida. En caso de lactancia artificial, debes consultar con el pediatra cuál es la
fórmula infantil más apropiada.
3. Al crecer, el niño debe seguir una correcta alimentación, base esencial para obtener un
aporte de hierro adecuado para su buen crecimiento y desarrollo. El hierro del organismo
proviene de la alimentación, por lo que resulta necesario tomar de forma habitual alimentos
ricos en hierro para mantener buenos depósitos del mineral.
Las principales fuentes de hierro son:
• Los alimentos de origen animal: las carnes rojas (cordero y ternera), el marisco (almejas,
mejillones y ostras), el hígado de cerdo, los huevos y la leche.
• Algunos vegetales, como legumbres (principalmente, lentejas, judías y garbanzos), cereales
integrales, frutos secos (sobre todo, almendras, avellanas y nueces) y verduras de hojas verde
oscuro, como las espinacas. També son ricas en hierro algunas frutas como la uva o el mango.
También es muy importante la forma de absorción del hierro, que es más efectiva cuando se
consume con el ácido ascórbico o ácido cítrico, que se encuentran en la naranja y en el limón.
En cambio, algunos alimentos pueden dificultar su absorción, como por ejemplo la leche de
vaca.
¿Cómo Prevenir la anemia infantil?
La anemia por deficiencia de hierro es un problema nutricional frecuente entre los niños y adolescentes
ya que la alimentación que reciben no aporta la cantidad de hierro que necesitan.
La anemia en los niños pequeños aumenta la susceptibilidad a las enfermedades prevalentes en esta
etapa de vida, las que pueden originar retardo en el crecimiento, problemas en el aprendizaje y en
el desarrollo psicomotor.
Comúnmente la anemia no presenta síntomas evidentes, razón por la que los padres de familia deben
estar atentos a si los menores presentan, entre las evidencias más frecuentes, fatiga y sueño excesivo,
falta de concentración, palidez de la piel y mucosas, bajo rendimiento en la escuela.
Se debe restringir el consumo de mates o café con las comidas, para evitar la ingesta de inhibidores
de la absorción del hierro, sobre todo los de origen vegetal.
• Para los niños menores de 6 meses, la lactancia materna exclusiva y lactancia materna continúa
como mínimo hasta los dos años de edad, así como iniciar la alimentación complementaria a partir de
los seis meses de edad.
1. Consumir alimentos variados de valor nutritivo, de origen animal, por lo menos tres veces por
semana, al igual que las menestras
2. Consumir alimentos ricos en calcio, verduras y frutas diariamente
3. Consumir jugos y refrescos de frutas naturales o agua hervida
4. Evitar enviar productos “chatarra” en las loncheras
5. Evitar la ingesta golosinas y gaseosas.
La talasemia es una alteración en la producción de una parte fundamental del glóbulo rojo:
las cadenas de globina. En España y en toda la cuenca mediterránea es frecuente ser
portador de esta alteración, lo que conocemos como rasgo talasémico. Esto provoca que
los glóbulos rojos sean algo más pequeños de lo normal pero no llega a causar anemia ni
enfermedad en quien lo tiene. Y es mucho menos frecuente el tener una afectación
completa y, por tanto, una anemia severa que requiera tratamiento por este motivo, lo que
llamaríamos una talasemia mayor.
"Hay autores que cifran la incidencia de anemia ferropénica en torno al 20 por ciento en lactantes (de 6 meses a dos
años), luego baja al 5 por ciento durante la edad preescolar y escolar hasta los 8 años. De 8 a 11 años la incidencia es aún
más baja (2,5 por ciento) y vuelve a aumentar al 20-25 por ciento durante la pubertad y adolescencia", apunta la doctora
Aleo, pediatra especialista en digestivo del Hospital Clínico San Carlos. Aunque "realmente no hay cifras exactas, ya que es
cambiante según las condiciones socioeconómicas y culturales, especialmente de la anemia más frecuente, la
ferropénica".
"Los grupos más afectados - explica- por la anemia ferropénica en los países industrializados son
las embarazadas (18 por ciento) y los preescolares (17 por ciento), mientras que en los países
en desarrollo quienes más sufren este tipo de anemio son las mujeres embarazadas (56 por
ciento), los escolares (53) y los preescolares (42)".
Síntomas de la anemia infantil
La anemia puede ser asintomática. Esto sucede cuando se padece como consecuencia de una infección, es decir,
es pasajera. En función de la gravedad se manifestará de una u otra manera. En las menos severas, el niño se
quejará de cansancio yfrío. También notarás palidez en los labios, las manos, la cara interna de los párpados y el
lecho ungueal (la piel que se encuentra debajo de las uñas).
Cuando es más grave, pierde totalmente el apetito, y tiene taquicardia, dificultad para respirar e irritabilidad. Si la
anemia proviene de una falta de hierro, el niño tiene más sueño, come menos y está fatigado, decaído y con falta
de concentración, lo que podría afectar a su rendimiento escolar. También podría ser síntoma de anemia cuando
el niño no se desarrolla acorde con su edad.
Prevención de la anemia
Cuando la anemia es ferropénica se previene con una alimentación adecuada. En los primeros seis meses de
vida debe tomarse la leche materna. A las artificiales de fórmula y a las papillas se les añaden suplementos de
minerales y cuentan con todos los nutrientes necesarios para el crecimiento saludable del bebé. Durante el
primer año de vida no puede tomar leche de vaca sin tratar.
• En los primeros años de vida, los niños deben ingerir una dieta variada que le aporte todo los nutrientes
necesarios para su crecimiento.
• Alimentos ricos en hierro son: almejas, cereales integrales, vísceras, legumbres, huevos, vegetales de hoja
verde y carnes. La vitamina C y las proteínas favorecen la absorción de este mineral. Por eso se
recomienda ingerir alimentos con estos nutrientes junto con los que contienen hierro. Por el contrario,
también hay alimentos que dificultan la absorción.
• Para prevenir carencias de hierro en los niños prematuros debes darle suplementos de este mineral a
partir de la segunda semana del nacimiento. En los niños no prematuros, cuando cumplen tres meses de
edad.
• Debes revisar de forma periódica que el niño no tiene parásitos intestinales. Los lactantes de siete a 12
meses deben ingerir 11 miligramos (mg) de hierro al día. Los niños de uno a 12 años necesitan entre 7 y 10
mg de hierro diarios. Los varones adolescentes 11 mg y 15 mg sin son chicas.
ANEMIA
Aunque pasa desapercibida en muchos casos por falta de información y comprobación
clínica, la anemia infantil afecta al 47,4% de los niños en edad preescolar, según datos
de la Organización Mundial de la Salud. La palidez, el cansancio, la apatía y la
somnolencia son los síntomas más evidentes que elevan la voz de alarma de este
problema que suele solucionarse con suplementos alimenticios y una dieta rica en hierro.
Sin embargo, en los casos más severos, puede esconder tras de sí otras patologías más
graves.
¿Qué es la anemia infantil?
Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno en sangre a los
diferentes tejidos de nuestro cuerpo, gracias, entre otras sustancias, a la hemoglobina,
una proteína rica en hierro. De hecho, para fabricar suficiente hemoglobina nuestro
organismo necesita tener sus depósitos de hierro bien repletos, de ahí que sea un
mineral clave en la salud. Sin embargo, su ausencia es un problema muy común en los
primeros años de vida de los niños. Es lo que se conoce como anemia infantil, una
afección definida “como la disminución en el número de hematíes o
hemoglobina respecto a los valores normales para la edad y el sexo”.
La edad más susceptible para padecer anemia por disminución de hierro es la comprendida entre
los 6 y los 24 meses de vida
Sin duda la anemia es la afectación hematológica más frecuente en la edad pediátrica.
En concreto, “la edad más susceptible para padecer anemia por disminución de hierro es
la comprendida entre los 6 y los 24 meses de vida, ya que es ahí cuando las reservas de
hierro pueden reducirse en caso de no absorber la cantidad necesaria de mineral para
suplir las altas demandas”, explica José Hernández Flores, hematólogo pediátrico del
Hospital Sur Quironsalud de Alcorcón, Madrid.
Tipos de anemia infantil
La anemia se produce cuando el organismo no cuenta con la cantidad necesaria de glóbulos rojos
sanos en la sangre, los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno que recogen los
pulmones a través de la respiración al resto del cuerpo. La falta de glóbulos rojos tiene como
consecuencia que el cuerpo no reciba suficiente oxígeno.
Existen varios tipos de anemia, a veces suceden por déficit de ácido fólico, otras por males
congénitos, la que se da con más frecuencia y que trataremos a continuación se origina por la
deficiencia de hierro en la alimentación.
Para asegurar la buena salud de la madre durante la gestación y un buen desarrollo del niño en su
primera infancia, la gestante debe consumir hierro en cantidades necesarias a través de la
alimentación o suplementos vitamínicos.
En los primeros días de su vida el bebé debe ser alimentado con leche materna, esto lo mantendrá
con los requerimientos de hierro necesarios para su adecuado desarrollo.
Los bebés no deben consumir leche de vaca. Según varios estudios los lactantes que toman leche
de vaca absorben una cantidad mínima de hierro de ésta, el 1% aproximadamente, a diferencia de la
cantidad absorbida de hierro a través de la leche materna que es el 50%.
El consumo de leche de vaca sólo es recomendable en niños mayores de un año(1) (la leche de
vaca no está recomendada en niños menores de un año), en lactantes si se da leche de vaca junto
con otro alimento, la leche de vaca interfiere con la absorción del hierro.
Si por alguna razón no se puede amamantar al bebé, la leche materna debe reemplazarse con una
fórmula que proporcione las cantidades de hierro necesarias.
Recuerde:
Luego de los seis meses de edad además de la leche materna el bebé debe recibir alimentos
ricos en hierro.
Ofrecerle a los niños comidas en forma de papillas o purés. Las papillas deben ser de
verduras, cereales, como carne de res, pollo o pavo sin grasa, evitar la sal.
A los 8 meses puede darle lentejas o frejoles licuados una o dos meses por semana.
A los 10 meses se puede incorporar el huevo y pescado teniendo precaución con las alergias.
Al año puede consumir lo mismo que la familia, evitando demasiados condimentos o picantes.
Los alimentos ricos en hierro son el atún, la espinaca, la avena, albaricoque, pollo, pasas, frejoles,
pavo, hígado, uvas, ciruelas, albaricoques, brócoli, leche materna, fórmula enriquecida con hierro.
En anemias leves no se suelen presentar síntomas, en casos más agudos se pueden presentar los
siguientes síntomas:
Palidez
Sangre en heces
Uñas quebradizas
Disminución del apetito
Fatiga
Dolor de cabeza
Dificultad para respirar
Dolor en la lengua
Pica (comer tierra)
Debilidad
“Los dos primeros años de vida y el periodo puberal son una época clave para el desarrollo de la anemia”, apunta
el doctor Carlos Sierra, pediatra gastroenterólogo del hospital Materno Infantil de Málaga. Son dos periodos
de rápido crecimiento en los que el cuerpo echa mano de todas sus reservas. La alimentación que ha tenido el
niño hasta ese momento es clave para desarrollar anemia, o no.
Los bebés prematuros o de bajo peso corren más riesgo de desarrollar anemia en los primeros meses de vida
porque nacen con muy pocos depósitos de hierro.
La leche de vaca, fundamental para el desarrollo del niño, favorece la anemia cuando es consumida en exceso,
por varias razones: es un alimento que dificulta la absorción del hierro en el organismo; si el niño toma mucha
leche deja de tomar otros alimentos fuente de hierro; además se ha descubierto que puede provocar pequeñas
pérdidas de sangre en el intestino.
Más del 50% de los niños en el Perú menores de un año de edad son anémicos o padecen de
anemia ferropénica por deficiencia de hierro, según Erika Katiuska Noriega Cabrera, hemato-
oncólogo pediatra de la Universidad Cayetano Heredia. ¿Sabe por qué ocurre esto? Dos razones
sustentan esta realidad.
“Por lo general, las madres embarazadas en nuestro país tienen deficiencia de anemia. En el último
trimestre de la gestación el hierro de la madre se va fijando en el hígado del feto, pero cuando no
hay hierro los chicos nacen con anemia”, explicó la especialista.
Además, dijo que “la mayor causa de anemia en los niños por deficiencia de hierro es por falta
de aporte, es decir, por no darle los alimentos que debería recibir el niño”. Por ello, señaló que
antes del año del bebé la madre debe procurar alimentarlos con leche materna.
Noriega explicó que si bien la leche de fórmula tiene 120 mg. de hierro, su biodisponibilidad o
capacidad de absorción es apenas de un 4 o 5%, mientras que la leche materna tiene 80 o 90 mg.
de hierro, pero su biodisponibilidad está por encima del 60 o 70%.
Recomendó que los niños menores de un año no tomen leche entera y que consuman leche de
fórmula solo cuando las madres no puedan alimentarlos con leche materna, que es lo más
beneficioso durante el primer año del menor.
¿Cómo reconocer a un niño anémico?
Para la experta, el signo más precoz de un niño con anemia es la palidez de la piel y de las
mucosas; también pueden padecer de astenia o ser niños que realizan poca actividad física o
se quedan dormidos con facilidad. Otros síntomas a evaluar según recientes estudios son la
hiperactividad y la pobre atención escolar.
Además del consumo de leche materna durante el primer año, el niño después del año debe
consumir ciertos alimentos ricos en hierro como carnes rojas, vegetales verdes de
preferencia brócoli y espinaca, y los cereales o luminosas como lentejas, alverjas verdes,
etcétera.
“Lo mejor es combinar el hierro animal y vegetal, pues la biodisponibilidad del hierro vegetal es muy
pobre y difícil de absorber”, indicó tras agregar que la vitamina C ayuda a fijar el hierro. “Si un niño
de diez meses toma hierro en gotas es mejor dárselo con algún tipo de cítrico porque va a ayudar a
su absorción”, precisó.
El pediatra es quien establece el tratamiento de un niño con anemia ferropénica o deficiencia
de hierro, el cual consiste en administrarle al menor sales o compuestos ferrosos y debe
durar como mínimo tres meses hasta uno o dos años para obtener resultados favorables.
“Cuando el niño nace prematuro debe recibir suplemento de hierro desde los dos meses hasta los
dos años y si nace normal en un país donde la anemia es prevalente desde el sexto mes hasta los
dos años, advirtió la experta y dijo que además es recomendable disminuir el consumo puro de leche
entera o de fórmula.
Noriega Cabrera explicó que “está demostrado que los niños menores de un año que toman 700
ml. o tres vasos de leche entera o de fórmula tienen mayor propensión de padecer anemia
ferropénica” y además destacó dos periodos de crecimiento rápido en que los niños suelen tener
anemia.
“Todo niño tiene anemia durante las etapas de crecimiento rápido, entre uno y cinco años y
diez a trece años. Es cuando el menor debe consumir suplementos de hierro para evitar tener
anemia”, destacó tras advertir que una anemia no tratada puede traer secuelas lamentables.
La anemia produce “bajo rendimiento escolar, niños que no desarrollan su capacidad
cognitiva, retardo en el crecimiento o niños más pequeños que no logran un desarrollo
adecuado, niños con pensamiento más lento. Estos síntomas van a permanecer hasta
adultos”, concluyó.